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  • Judá (Reino)

    «que Él (Dios) sea alabado». 

    Al separarse las diez tribus (véase ISRAEL), 

    Judá y Benjamín formaron un reino bajo el nombre de Judá. Al ser Benjamín una tribu pequeña, con frecuencia se habla del reino de Judá como de una sola tribu. Indudablemente, el territorio de Simeón quedó también incluido en el de Judá, al haber quedado su territorio totalmente rodeado por el de Judá. No es nombrada en la bendición de las tribus por Moisés (Dt. 33; cfr. Gn. 49:7). 

    Deuteronomio 33

    Moisés bendice a las doce tribus de Israel

    1 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.

    2 Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha.

    3 Aun amó a su pueblo; Todos los consagrados a él estaban en su mano; Por tanto, ellos siguieron en tus pasos, Recibiendo dirección de ti,

    4 Cuando Moisés nos ordenó una ley, Como heredad a la congregación de Jacob.

    5 Y fue rey en Jesurún, Cuando se congregaron los jefes del pueblo Con las tribus de Israel.

    6 Viva Rubén, y no muera; Y no sean pocos sus varones.

    7 Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh Jehová, la voz de Judá, Y llévalo a su pueblo; Sus manos le basten, Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.

    8 A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso, A quien probaste en Masah, Con quien contendiste en las aguas de Meriba,

    9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto; Y no reconoció a sus hermanos, Ni a sus hijos conoció; Pues ellos guardaron tus palabras, Y cumplieron tu pacto.

    10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, Y tu ley a Israel; Pondrán el incienso delante de ti, Y el holocausto sobre tu altar.

    11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren, Y recibe con agrado la obra de sus manos; Hiere los lomos de sus enemigos, Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.

    12 A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; Lo cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará.

    13 A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo.

    14 Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna,

    15 Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos,

    16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.

    17 Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés.

    18 A Zabulón dijo: Alégrate, Zabulón, cuando salieres; Y tú, Isacar, en tus tiendas.

    19 Llamarán a los pueblos a su monte; Allí sacrificarán sacrificios de justicia, Por lo cual chuparán la abundancia de los mares, Y los tesoros escondidos de la arena.

    20 A Gad dijo: Bendito el que hizo ensanchar a Gad; Como león reposa, Y arrebata brazo y testa.

    21 Escoge lo mejor de la tierra para sí, Porque allí le fue reservada la porción del legislador. Y vino en la delantera del pueblo; Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.

    22 A Dan dijo: Dan es cachorro de león Que salta desde Basán.

    23 A Neftalí dijo: Neftalí, saciado de favores, Y lleno de la bendición de Jehová, Posee el occidente y el sur.

    24 A Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser; Sea el amado de sus hermanos, Y moje en aceite su pie.

    25 Hierro y bronce serán tus cerrojos, Y como tus días serán tus fuerzas.

    26 No hay como el Dios de Jesurún, Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, Y sobre las nubes con su grandeza.

    27 El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El echó de delante de ti al enemigo, Y dijo: Destruye.

    28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola En tierra de grano y de vino; También sus cielos destilarán rocío.

    29 Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.

    Génesis 49:7

    7 Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel.

    Bet-el, originariamente perteneciente a Benjamín, quedó en poder del reino de Israel. Al estar el Templo en Jerusalén, con los sacerdotes y levitas, Judá representaba al pueblo de Dios y su gobierno sobre la tierra, en tanto que el reino de Israel se dio rápidamente a la idolatría. 

    Siguiendo sus promesas, Dios hizo que la lámpara de David siguiera brillando en Jerusalén. Muchos de sus reyes sirvieron a Dios de corazón, aunque otros abrazaron la idolatría. (Para la sucesión de los reyes, véase REY.) 

    El reino de Judá se mantuvo desde el año 931 hasta el 605 a.C., cuando muchos de sus nobles y artesanos fueron llevados a Babilonia, aunque Jerusalén no fue destruida hasta el año 586 a.C. Jeremías había predicho setenta años de cautiverio (Jer. 25:11, 12; 29:10); éstos empezaron en el año 605 a.C. y terminaron en el 536 cuando, bajo Ciro, los judíos volvieron a Jerusalén para reconstruir la casa de Jehová; sin embargo, el Templo no fue acabado y dedicado hasta el año 516 a.C. (Esd. 6:15). 

    Jeremías 25:11, 12 

    11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.

    12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.

    Jeremías 29:10

    10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.

    Esdras 6:15

    15 Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío.

    Esdras recibió permiso para hermosear el Templo y llevar a cabo los servicios (Esd. 7:12-26) en el año 457 a.C. 

    Esdras 7:12-26

    12 Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz.

    13 Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya.

    14 Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano;

    15 y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén,

    16 y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén.

    17 Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en Jerusalén.

    18 Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.

    19 Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.

    20 Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.

    21 Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prontamente,

    22 hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal sin medida.

    23 Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?

    24 Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni renta.

    25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.

    26 Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.

    Fue Nehemías quien, en el año 444 a.C., recibió la orden de reedificar la «ciudad» de Jerusalén (Neh. 2:1-9). 

    Nehemías 2:1-9

    Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén

    1 Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,

    2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.

    3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?

    4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

    5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.

    6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo.

    7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;

    8 y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.

    9 Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.

    No obstante, el territorio ya no podía ser llamado «reino de Judá». 

    Sólo volvió un residuo de las tribus de Judá y Benjamín, que quedaron primero sometidas al imperio de Persia, luego a Alejandro Magno y sus sucesores y, después de un breve período de independencia bajo Judas Macabeo y sus sucesores (véase MACABEOS), quedaron sometidas a Roma. (Véanse ISRAEL, JERUSALÉN, HISTORIA, JUDÍO.)

    VÉASE: Israel , Rey , Macabeos , Jerusalén , Historia Bíblica , Judio
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  • Judá (Reino)

    «que Él (Dios) sea alabado». 

    Al separarse las diez tribus (véase ISRAEL), 

    Judá y Benjamín formaron un reino bajo el nombre de Judá. Al ser Benjamín una tribu pequeña, con frecuencia se habla del reino de Judá como de una sola tribu. Indudablemente, el territorio de Simeón quedó también incluido en el de Judá, al haber quedado su territorio totalmente rodeado por el de Judá. No es nombrada en la bendición de las tribus por Moisés (Dt. 33; cfr. Gn. 49:7). 

    Deuteronomio 33

    Moisés bendice a las doce tribus de Israel

    1 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.

    2 Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha.

    3 Aun amó a su pueblo; Todos los consagrados a él estaban en su mano; Por tanto, ellos siguieron en tus pasos, Recibiendo dirección de ti,

    4 Cuando Moisés nos ordenó una ley, Como heredad a la congregación de Jacob.

    5 Y fue rey en Jesurún, Cuando se congregaron los jefes del pueblo Con las tribus de Israel.

    6 Viva Rubén, y no muera; Y no sean pocos sus varones.

    7 Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh Jehová, la voz de Judá, Y llévalo a su pueblo; Sus manos le basten, Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.

    8 A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso, A quien probaste en Masah, Con quien contendiste en las aguas de Meriba,

    9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto; Y no reconoció a sus hermanos, Ni a sus hijos conoció; Pues ellos guardaron tus palabras, Y cumplieron tu pacto.

    10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, Y tu ley a Israel; Pondrán el incienso delante de ti, Y el holocausto sobre tu altar.

    11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren, Y recibe con agrado la obra de sus manos; Hiere los lomos de sus enemigos, Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.

    12 A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; Lo cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará.

    13 A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo.

    14 Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna,

    15 Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos,

    16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.

    17 Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés.

    18 A Zabulón dijo: Alégrate, Zabulón, cuando salieres; Y tú, Isacar, en tus tiendas.

    19 Llamarán a los pueblos a su monte; Allí sacrificarán sacrificios de justicia, Por lo cual chuparán la abundancia de los mares, Y los tesoros escondidos de la arena.

    20 A Gad dijo: Bendito el que hizo ensanchar a Gad; Como león reposa, Y arrebata brazo y testa.

    21 Escoge lo mejor de la tierra para sí, Porque allí le fue reservada la porción del legislador. Y vino en la delantera del pueblo; Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.

    22 A Dan dijo: Dan es cachorro de león Que salta desde Basán.

    23 A Neftalí dijo: Neftalí, saciado de favores, Y lleno de la bendición de Jehová, Posee el occidente y el sur.

    24 A Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser; Sea el amado de sus hermanos, Y moje en aceite su pie.

    25 Hierro y bronce serán tus cerrojos, Y como tus días serán tus fuerzas.

    26 No hay como el Dios de Jesurún, Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, Y sobre las nubes con su grandeza.

    27 El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El echó de delante de ti al enemigo, Y dijo: Destruye.

    28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola En tierra de grano y de vino; También sus cielos destilarán rocío.

    29 Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.

    Génesis 49:7

    7 Maldito su furor, que fue fiero; Y su ira, que fue dura. Yo los apartaré en Jacob, Y los esparciré en Israel.

    Bet-el, originariamente perteneciente a Benjamín, quedó en poder del reino de Israel. Al estar el Templo en Jerusalén, con los sacerdotes y levitas, Judá representaba al pueblo de Dios y su gobierno sobre la tierra, en tanto que el reino de Israel se dio rápidamente a la idolatría. 

    Siguiendo sus promesas, Dios hizo que la lámpara de David siguiera brillando en Jerusalén. Muchos de sus reyes sirvieron a Dios de corazón, aunque otros abrazaron la idolatría. (Para la sucesión de los reyes, véase REY.) 

    El reino de Judá se mantuvo desde el año 931 hasta el 605 a.C., cuando muchos de sus nobles y artesanos fueron llevados a Babilonia, aunque Jerusalén no fue destruida hasta el año 586 a.C. Jeremías había predicho setenta años de cautiverio (Jer. 25:11, 12; 29:10); éstos empezaron en el año 605 a.C. y terminaron en el 536 cuando, bajo Ciro, los judíos volvieron a Jerusalén para reconstruir la casa de Jehová; sin embargo, el Templo no fue acabado y dedicado hasta el año 516 a.C. (Esd. 6:15). 

    Jeremías 25:11, 12 

    11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.

    12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre.

    Jeremías 29:10

    10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar.

    Esdras 6:15

    15 Esta casa fue terminada el tercer día del mes de Adar, que era el sexto año del reinado del rey Darío.

    Esdras recibió permiso para hermosear el Templo y llevar a cabo los servicios (Esd. 7:12-26) en el año 457 a.C. 

    Esdras 7:12-26

    12 Artajerjes rey de reyes, a Esdras, sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo: Paz.

    13 Por mí es dada orden que todo aquel en mi reino, del pueblo de Israel y de sus sacerdotes y levitas, que quiera ir contigo a Jerusalén, vaya.

    14 Porque de parte del rey y de sus siete consejeros eres enviado a visitar a Judea y a Jerusalén, conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano;

    15 y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén,

    16 y toda la plata y el oro que halles en toda la provincia de Babilonia, con las ofrendas voluntarias del pueblo y de los sacerdotes, que voluntariamente ofrecieren para la casa de su Dios, la cual está en Jerusalén.

    17 Comprarás, pues, diligentemente con este dinero becerros, carneros y corderos, con sus ofrendas y sus libaciones, y los ofrecerás sobre el altar de la casa de vuestro Dios, la cual está en Jerusalén.

    18 Y lo que a ti y a tus hermanos os parezca hacer de la otra plata y oro, hacedlo conforme a la voluntad de vuestro Dios.

    19 Los utensilios que te son entregados para el servicio de la casa de tu Dios, los restituirás delante de Dios en Jerusalén.

    20 Y todo lo que se requiere para la casa de tu Dios, que te sea necesario dar, lo darás de la casa de los tesoros del rey.

    21 Y por mí, Artajerjes rey, es dada orden a todos los tesoreros que están al otro lado del río, que todo lo que os pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, se le conceda prontamente,

    22 hasta cien talentos de plata, cien coros de trigo, cien batos de vino, y cien batos de aceite; y sal sin medida.

    23 Todo lo que es mandado por el Dios del cielo, sea hecho prontamente para la casa del Dios del cielo; pues, ¿por qué habría de ser su ira contra el reino del rey y de sus hijos?

    24 Y a vosotros os hacemos saber que a todos los sacerdotes y levitas, cantores, porteros, sirvientes del templo y ministros de la casa de Dios, ninguno podrá imponerles tributo, contribución ni renta.

    25 Y tú, Esdras, conforme a la sabiduría que tienes de tu Dios, pon jueces y gobernadores que gobiernen a todo el pueblo que está al otro lado del río, a todos los que conocen las leyes de tu Dios; y al que no las conoce, le enseñarás.

    26 Y cualquiera que no cumpliere la ley de tu Dios, y la ley del rey, sea juzgado prontamente, sea a muerte, a destierro, a pena de multa, o prisión.

    Fue Nehemías quien, en el año 444 a.C., recibió la orden de reedificar la «ciudad» de Jerusalén (Neh. 2:1-9). 

    Nehemías 2:1-9

    Artajerjes envía a Nehemías a Jerusalén

    1 Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia,

    2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera.

    3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego?

    4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos,

    5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.

    6 Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo.

    7 Además dije al rey: Si le place al rey, que se me den cartas para los gobernadores al otro lado del río, para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá;

    8 y carta para Asaf guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa, y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de mi Dios sobre mí.

    9 Vine luego a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.

    No obstante, el territorio ya no podía ser llamado «reino de Judá». 

    Sólo volvió un residuo de las tribus de Judá y Benjamín, que quedaron primero sometidas al imperio de Persia, luego a Alejandro Magno y sus sucesores y, después de un breve período de independencia bajo Judas Macabeo y sus sucesores (véase MACABEOS), quedaron sometidas a Roma. (Véanse ISRAEL, JERUSALÉN, HISTORIA, JUDÍO.)

    VÉASE:
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