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  • Macabeos

    vet, Nombre de una familia judía (también llamada Asmoneos, por su antecesor más o menos mítico), que liberó a su patria del cruel yugo de los sirios en el siglo II a.C. 

    El relato de sus hazañas se halla en el libro histórico de 1 Macabeos, y su continuación en el relato más legendario de 2 Macabeos. (Véase APÓCRIFOS.) 

    Antíoco Epifanes IV rey de Siria fue verdaderamente, según la profecía de Dn. 8:23, «un rey altivo de rostro». 

    Daniel 8:23

    23 Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas.

    Decidido a exterminar el judaísmo de una manera definitiva, saqueó el Templo de Jerusalén el año 167 a C., erigió una estatua de Zeus Olímpico en el recinto sagrado y ofreció cerdos sobre el altar (cfr. Dn. 11:31 «la abominación desoladora»). 

    Daniel 11:31

    31 Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.

    Matatías, el primero de los Macabeos, era un sacerdote anciano retirado en el pueblo de Modin, que tuvo el valor de levantar la bandera de la rebelión. 

    Dio muerte a un oficial sirio que quería imponer los decretos de Antíoco, y huyó con sus cinco hijos a los montes de Judea. Se organizó en el país un movimiento de resistencia nacional, y en diversos lugares se destruyeron los altares paganos, y se restableció el culto judaico. 

    Matatías murió el año 166 a.C., y confió a sus hijos la empresa de la guerra de liberación. Judas, llamado Macabeo (del heb. «maqqaba»: «martillo») tomó el mando. Consiguió una serie de victorias tanto más notables cuanto que los judíos no habían cosechado más que derrotas a lo largo de tres siglos. 

    En el año 165, el 25 de Quisleu, purificó el Templo profanado hacía tres años, y restableció en Jerusalén el sacrificio diario. En la época de Cristo se seguía celebrando la Fiesta de la Dedicación, que recordaba este acontecimiento (Jn. 10:22). 

    Juan 10:22

    Los judíos rechazan a Jesús

    22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

    Judas pereció en una batalla en el año 161 a.C. Jonatán, su hermano, le sucedió en un momento en que dos pretendientes se estaban disputando el trono de Siria; Demetrio y Alejandro Balas. 

    Este último trató de conseguir el apoyo de Jonatán, hasta entonces un proscrito, y le propuso el reconocimiento oficial como «sumo sacerdotes del pueblo» y gobernador general de Judea. Así fue puesta a un lado la línea de Aarón; se había desacreditado después de haber ejercido este ministerio a lo largo de 13 siglos. Jonatán concertó alianzas con Esparta y Roma y reforzó las fortificaciones de Jerusalén. 

    Fue asesinado traicioneramente por Trifón, general sirio, en el año 142 a.C., que quería apoderarse del trono. Simón, el último superviviente de los cinco hijos de Matatías, tomó entonces el poder. Consiguió el reconocimiento de la independencia de Judea a cambio de su alianza con Demetrio II, que todavía tuvo que luchar contra Trifón. Simón se apoderó de la ciudadela de Jerusalén, que habían ocupado los sirios durante 26 años. 

    El puerto de Jope quedó bajo el control de los judíos; el comercio se desarrolló y vino una etapa próspera. El sumo sacerdocio hereditario fue dado oficialmente a la familia de los Asmoneos. Simón murió de manera trágica, asesinado por su yerno Ptolomeo en el año 135 a.C. 

    El hijo y sucesor de Simón fue Juan Hircano (135-105 a.C.). Consiguió conquistar Samaria, destruyendo el templo erigido sobre el monte Gerizim (cfr. Jn. 4:20). 

    Juan 4:20

    20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

    También sometió Idumea, convirtiendo a sus moradores e imponiéndoles la circuncisión; estos descendientes de los edomitas llegaron a ser los más patriotas de los judíos (cfr., sin embargo, Nm. 20:14-21). 

    Números 20:14-21

    Edom rehúsa dar paso a Israel

    14 Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido;

    15 cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres;

    16 y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.

    17 Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.

    18 Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado.

    19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más.

    20 Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte.

    21 No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.

    Juan Hircano dejó de pagar el tributo a los reyes de Siria, que habían ido perdiendo más y más poder, y empezó a acuñar monedas. Por su política, los fariseos (que hasta entonces habían recibido el nombre de Hassidim, «piadosos») le retiraron su apoyo, lo que le hizo apoyarse sobre los saduceos. 

    Éstos provenían sobre todo de los grupos cercanos al sumo sacerdote; pertenecían a la clase noble, y pretendían descender del sacerdote Sadoc. Querían adaptarse a las circunstancias y alentaban las tendencias helenizantes. Los últimos Macabeos dieron el triste espectáculo de la decadencia de una noble familia. Aristóbulo I (105-104 a.C.), ambicioso y carente de escrúpulos, asumió el título de rey. 

    Dejó morir de hambre en la cárcel a su propia madre y dio muerte a uno de sus hermanos. Murió de enfermedad después de un año de reinado. Alejandro Janneo (104-78 a.C.) se mostró también cruel, disoluto y dominante. Hubo un momento en que su territorio abarcó más extensión que el de las antiguas Doce Tribus. Sostenido por los saduceos y aborrecido por los fariseos, tuvo que afrontar una cruenta guerra civil durante seis años. 

    Por primera vez los judíos aplicaron la crucifixión: Alejandro Janneo hizo crucificar a 800 de los principales fariseos en Jerusalén. Su viuda Alejandra (78-69 a.C.) le sucedió en el trono y reinó con prudencia. A su muerte, sus dos hijos se disputaron el poder: el primogénito, el débil Hircano II, había sido designado como rey y sumo sacerdote; el menor, Aristóbulo II, desencadenó una guerra civil para ponerse en su lugar. 

    El jefe idumeo Antipatro fue inducido a intervenir, y en el curso de esta lucha ambos hermanos recurrieron al arbitraje de Pompeyo y del poderío romano. Llegado ante Jerusalén en el año 63 a C., Pompeyo tomó partido por Hircano II. Se apoderó de la ciudad después de un sitio de tres meses, masacrando a continuación a 12.000 judíos, atreviéndose además a penetrar en el Templo hasta el Lugar Santísimo. Según Tácito, se quedó asombrado al no encontrar nada tras el velo: ni estatua ni objeto alguno de adoración («vacam sedem, inania arcana»: un santuario vacío, ausencia de misterios). 

    Hircano II, mantenido en su cargo de sumo sacerdote, tuvo que cambiar su título de rey por el de «etnarca», y contentarse con gobernar el pequeño territorio de Judea. Galilea y Samaria vinieron a ser provincias distintas: había terminado la independencia judía, y Pompeyo llevó a Roma, en su cortejo triunfal, a Aristóbulo II, rey de los judíos. Hircano II (63-40 a.C.) fue sólo un juguete en las manos de Antipatro, a quien Roma había designado como procurador. 

    Un hijo de Aristóbulo, Antígono (40-37 a.C.) consiguió imponerse por un cierto tiempo con la ayuda de un ejército parto, pero el senado romano había designado rey de Judea a Herodes (el Grande), hijo de Antipatro, que se había casado con Mariamne, nieta de Aristóbulo II. 

    Después de dos años de esfuerzos, Herodes consiguió apoderarse de Jerusalén en el año 37 a.C., e hizo decapitar a Antígono. Los tres últimos supervivientes de los Macabeos murieron también víctimas de la patológica desconfianza de Herodes, incluyendo su propia esposa Mariamne. Así halló su fin esta ilustre familia, que había rendido señalados servicios a la causa judía, y que se perdió principalmente por sus discordias.

    VÉASE: Apócrifos (Libros)
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  • Macabeos

    vet, Nombre de una familia judía (también llamada Asmoneos, por su antecesor más o menos mítico), que liberó a su patria del cruel yugo de los sirios en el siglo II a.C. 

    El relato de sus hazañas se halla en el libro histórico de 1 Macabeos, y su continuación en el relato más legendario de 2 Macabeos. (Véase APÓCRIFOS.) 

    Antíoco Epifanes IV rey de Siria fue verdaderamente, según la profecía de Dn. 8:23, «un rey altivo de rostro». 

    Daniel 8:23

    23 Y al fin del reinado de éstos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas.

    Decidido a exterminar el judaísmo de una manera definitiva, saqueó el Templo de Jerusalén el año 167 a C., erigió una estatua de Zeus Olímpico en el recinto sagrado y ofreció cerdos sobre el altar (cfr. Dn. 11:31 «la abominación desoladora»). 

    Daniel 11:31

    31 Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.

    Matatías, el primero de los Macabeos, era un sacerdote anciano retirado en el pueblo de Modin, que tuvo el valor de levantar la bandera de la rebelión. 

    Dio muerte a un oficial sirio que quería imponer los decretos de Antíoco, y huyó con sus cinco hijos a los montes de Judea. Se organizó en el país un movimiento de resistencia nacional, y en diversos lugares se destruyeron los altares paganos, y se restableció el culto judaico. 

    Matatías murió el año 166 a.C., y confió a sus hijos la empresa de la guerra de liberación. Judas, llamado Macabeo (del heb. «maqqaba»: «martillo») tomó el mando. Consiguió una serie de victorias tanto más notables cuanto que los judíos no habían cosechado más que derrotas a lo largo de tres siglos. 

    En el año 165, el 25 de Quisleu, purificó el Templo profanado hacía tres años, y restableció en Jerusalén el sacrificio diario. En la época de Cristo se seguía celebrando la Fiesta de la Dedicación, que recordaba este acontecimiento (Jn. 10:22). 

    Juan 10:22

    Los judíos rechazan a Jesús

    22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno,

    Judas pereció en una batalla en el año 161 a.C. Jonatán, su hermano, le sucedió en un momento en que dos pretendientes se estaban disputando el trono de Siria; Demetrio y Alejandro Balas. 

    Este último trató de conseguir el apoyo de Jonatán, hasta entonces un proscrito, y le propuso el reconocimiento oficial como «sumo sacerdotes del pueblo» y gobernador general de Judea. Así fue puesta a un lado la línea de Aarón; se había desacreditado después de haber ejercido este ministerio a lo largo de 13 siglos. Jonatán concertó alianzas con Esparta y Roma y reforzó las fortificaciones de Jerusalén. 

    Fue asesinado traicioneramente por Trifón, general sirio, en el año 142 a.C., que quería apoderarse del trono. Simón, el último superviviente de los cinco hijos de Matatías, tomó entonces el poder. Consiguió el reconocimiento de la independencia de Judea a cambio de su alianza con Demetrio II, que todavía tuvo que luchar contra Trifón. Simón se apoderó de la ciudadela de Jerusalén, que habían ocupado los sirios durante 26 años. 

    El puerto de Jope quedó bajo el control de los judíos; el comercio se desarrolló y vino una etapa próspera. El sumo sacerdocio hereditario fue dado oficialmente a la familia de los Asmoneos. Simón murió de manera trágica, asesinado por su yerno Ptolomeo en el año 135 a.C. 

    El hijo y sucesor de Simón fue Juan Hircano (135-105 a.C.). Consiguió conquistar Samaria, destruyendo el templo erigido sobre el monte Gerizim (cfr. Jn. 4:20). 

    Juan 4:20

    20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.

    También sometió Idumea, convirtiendo a sus moradores e imponiéndoles la circuncisión; estos descendientes de los edomitas llegaron a ser los más patriotas de los judíos (cfr., sin embargo, Nm. 20:14-21). 

    Números 20:14-21

    Edom rehúsa dar paso a Israel

    14 Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido;

    15 cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres;

    16 y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.

    17 Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.

    18 Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado.

    19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más.

    20 Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte.

    21 No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.

    Juan Hircano dejó de pagar el tributo a los reyes de Siria, que habían ido perdiendo más y más poder, y empezó a acuñar monedas. Por su política, los fariseos (que hasta entonces habían recibido el nombre de Hassidim, «piadosos») le retiraron su apoyo, lo que le hizo apoyarse sobre los saduceos. 

    Éstos provenían sobre todo de los grupos cercanos al sumo sacerdote; pertenecían a la clase noble, y pretendían descender del sacerdote Sadoc. Querían adaptarse a las circunstancias y alentaban las tendencias helenizantes. Los últimos Macabeos dieron el triste espectáculo de la decadencia de una noble familia. Aristóbulo I (105-104 a.C.), ambicioso y carente de escrúpulos, asumió el título de rey. 

    Dejó morir de hambre en la cárcel a su propia madre y dio muerte a uno de sus hermanos. Murió de enfermedad después de un año de reinado. Alejandro Janneo (104-78 a.C.) se mostró también cruel, disoluto y dominante. Hubo un momento en que su territorio abarcó más extensión que el de las antiguas Doce Tribus. Sostenido por los saduceos y aborrecido por los fariseos, tuvo que afrontar una cruenta guerra civil durante seis años. 

    Por primera vez los judíos aplicaron la crucifixión: Alejandro Janneo hizo crucificar a 800 de los principales fariseos en Jerusalén. Su viuda Alejandra (78-69 a.C.) le sucedió en el trono y reinó con prudencia. A su muerte, sus dos hijos se disputaron el poder: el primogénito, el débil Hircano II, había sido designado como rey y sumo sacerdote; el menor, Aristóbulo II, desencadenó una guerra civil para ponerse en su lugar. 

    El jefe idumeo Antipatro fue inducido a intervenir, y en el curso de esta lucha ambos hermanos recurrieron al arbitraje de Pompeyo y del poderío romano. Llegado ante Jerusalén en el año 63 a C., Pompeyo tomó partido por Hircano II. Se apoderó de la ciudad después de un sitio de tres meses, masacrando a continuación a 12.000 judíos, atreviéndose además a penetrar en el Templo hasta el Lugar Santísimo. Según Tácito, se quedó asombrado al no encontrar nada tras el velo: ni estatua ni objeto alguno de adoración («vacam sedem, inania arcana»: un santuario vacío, ausencia de misterios). 

    Hircano II, mantenido en su cargo de sumo sacerdote, tuvo que cambiar su título de rey por el de «etnarca», y contentarse con gobernar el pequeño territorio de Judea. Galilea y Samaria vinieron a ser provincias distintas: había terminado la independencia judía, y Pompeyo llevó a Roma, en su cortejo triunfal, a Aristóbulo II, rey de los judíos. Hircano II (63-40 a.C.) fue sólo un juguete en las manos de Antipatro, a quien Roma había designado como procurador. 

    Un hijo de Aristóbulo, Antígono (40-37 a.C.) consiguió imponerse por un cierto tiempo con la ayuda de un ejército parto, pero el senado romano había designado rey de Judea a Herodes (el Grande), hijo de Antipatro, que se había casado con Mariamne, nieta de Aristóbulo II. 

    Después de dos años de esfuerzos, Herodes consiguió apoderarse de Jerusalén en el año 37 a.C., e hizo decapitar a Antígono. Los tres últimos supervivientes de los Macabeos murieron también víctimas de la patológica desconfianza de Herodes, incluyendo su propia esposa Mariamne. Así halló su fin esta ilustre familia, que había rendido señalados servicios a la causa judía, y que se perdió principalmente por sus discordias.

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