Diccionario
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  • Maná

    (gr. «manna», heb. «mãn»). 

    La expresión heb. «mãn hû» significa: «¿Qué es esto?» (Éx. 16:15), pregunta de dónde proviene el nombre de la sustancia. 

    Éxodo 16:15

    15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.

    El maná fue el principal alimento de los israelitas durante los cuarenta años de peregrinación por el desierto. Los israelitas lo conocieron por primera vez en el desierto de Sin, cuando se quejaron de falta de alimento. El descenso del maná se compara con una lluvia de pan celestial (Éx. 16:1-4, 12; Sal. 78:24; 105:40). 

    Éxodo 16:1-4, 12 

    Dios da el maná

    1 Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto.

    2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;

    3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

    4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.

    12 Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios.

    Salmos 78:24 

    24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos.

    Salmos 105:40

    40 Pidieron, e hizo venir codornices; Y los sació de pan del cielo.

    Por la mañana, cuando se disipó el rocío, quedaron pequeños granos en el suelo, parecidos a la escarcha. Los hijos de Israel, no sabiendo de qué se trataba, preguntaron: «¿Mãn hû?» Moisés les dijo: «Es el pan que Jehová os da para comer» (Éx. 16:13-15; Nm. 11:9). 

    Éxodo 16:13-15 

    13 Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana descendió rocío en derredor del campamento.

    14 Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra.

    15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.

    Números 11:9

    9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.

    El maná recordaba la semilla del culantro blanco; era blanco, y tenía un sabor como de hojuelas con miel o de aceite fino (Éx. 16:31); la gente lo molía en molinos o lo majaba en morteros, cociéndolo o haciendo tortas (Nm. 11:7-8). 

    Éxodo 16:31

    31 Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.

    Números 11:7-8

    7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

    8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.

    Moisés ordenó a los israelitas, de parte del Señor, que recogieran cada mañana un gomer por persona (entre 3,5 y 4 l.), y que no guardaran nada para el día siguiente. 

    Los gusanos atacaron el maná de los desobedientes. El día sexto, el Señor envió dos gomers de maná por persona; no hubo nada en sábado (Éx. 16:22-30). 

    Éxodo 16:22-30

    22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.

    23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

    24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.

    25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.

    26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.

    27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.

    28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

    29 Mirad que Jehová os dió el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.

    30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

    Aarón conservó un gomer de maná, evidentemente incorruptible, para que sus sucesores después de él lo fueran guardando para generaciones sucesivas, para que vieran el alimento de sus antecesores en el desierto (Éx. 16:32-34). 

    Éxodo 16:32-34

    32 Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.

    33 Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.

    34 Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.

    Un año después de la primera aparición del maná, en la misma época, se específica que el pueblo seguía recibiendo este pan del cielo, que siguió cayendo hasta el final de los 40 años en el desierto. Los israelitas menospreciaron esta bendición (Nm. 11:4-9; 21:5), a pesar de lo cual Dios no les privó de él (Éx. 16:35; Dt. 8:3, 16; Neh. 9:20; Sal. 78:24). 

    Números 11:4-9

    4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

    5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;

    6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.

    7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

    8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.

    9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.

    Números 21:5

    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

    Éxodo 16:35 

    35 Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.

    Deuteronomio 8:3, 16 

    3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

    16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;

    Nehemías 9:20 

    20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.

    Salmos 78:24

    24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos.

    El maná no cesó hasta el día después de la Pascua celebrada en Gilgal, tras haber atravesado Canaán, y después de que el pueblo hubo comido del fruto de la tierra (Jos. 5:10-12). 

    Josué 5:10-12

    10 Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó.

    11 Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas.

    12 Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.

    Se ha planteado frecuentemente la cuestión de si el maná era un producto creado especialmente para socorrer a los israelitas, o si se trataba de una sustancia natural, multiplicada de una manera milagrosa. Hay diversas plantas que exudan una especie de sustancia análoga al maná, de manera espontánea, o bien debido a la picadura de un insecto. 

    Éste es el caso del «Tamarix nainnifera» (variedad del «Tamarix gallica»), y que crece en la península del Sinaí; esta planta es picada por un hemíptero, «Chermes», o «Coccus manniparus». 

    El producto, de un color amarillento, se vuelve blanco al caer sobre las piedras y quedar al sol; se encuentra durante 6 a 10 semanas, sobre todo en junio. El «Alhagi maurorum» y el «Alhagi desertorum» exudan asimismo una especie de escarcha, y hay también más plantas de este género. 

    Su producto es usado como miel y mantequilla por los árabes; tomado en dosis más fuertes, tiene efectos purgantes. Es evidente, sin embargo, que todas estas sustancias no tienen las características del maná. 

    El maná fue producido milagrosamente, en cantidad suficiente para toda una nación; esta cantidad era doblada al sexto día y no aparecía en el séptimo; dejó de existir cuando dejó de ser necesaria. Sentido tipológico. Cristo compara el maná con el Pan viviente descendido del cielo. 

    En tanto que el maná nutría el cuerpo por un poco de tiempo, Jesús, el verdadero pan de vida, ofrece su carne y su sangre como alimento y salvación eterna de nuestras almas (Jn. 6:31-35, 45-48). 

    Juan 6:31-35, 45-48

    31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.

    32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

    33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.

    34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

    35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

    45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.

    46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre.

    47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

    48 Yo soy el pan de vida.

    Todo israelita tenía que buscar el maná cada día, por la mañana, en cantidad suficiente, tomándose simplemente el trabajo de recoger este don de lo Alto. 

    De la misma manera, cada creyente busca en Cristo su alimento, cada día antes de toda otra actividad, a fin de quedar plenamente provisto, apropiándose por la fe del don celestial. 

    El que venza recibirá hasta en el cielo este maná espiritual y escondido (Ap. 2:17), por cuanto Cristo será nuestro Pan vivo hasta la eternidad.

    Apocalipsis 2:17

    17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

  • DICCIONARIO
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  • Maná

    (gr. «manna», heb. «mãn»). 

    La expresión heb. «mãn hû» significa: «¿Qué es esto?» (Éx. 16:15), pregunta de dónde proviene el nombre de la sustancia. 

    Éxodo 16:15

    15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.

    El maná fue el principal alimento de los israelitas durante los cuarenta años de peregrinación por el desierto. Los israelitas lo conocieron por primera vez en el desierto de Sin, cuando se quejaron de falta de alimento. El descenso del maná se compara con una lluvia de pan celestial (Éx. 16:1-4, 12; Sal. 78:24; 105:40). 

    Éxodo 16:1-4, 12 

    Dios da el maná

    1 Partió luego de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, y vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del segundo mes después que salieron de la tierra de Egipto.

    2 Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto;

    3 y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta multitud.

    4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.

    12 Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios.

    Salmos 78:24 

    24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos.

    Salmos 105:40

    40 Pidieron, e hizo venir codornices; Y los sació de pan del cielo.

    Por la mañana, cuando se disipó el rocío, quedaron pequeños granos en el suelo, parecidos a la escarcha. Los hijos de Israel, no sabiendo de qué se trataba, preguntaron: «¿Mãn hû?» Moisés les dijo: «Es el pan que Jehová os da para comer» (Éx. 16:13-15; Nm. 11:9). 

    Éxodo 16:13-15 

    13 Y venida la tarde, subieron codornices que cubrieron el campamento; y por la mañana descendió rocío en derredor del campamento.

    14 Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra.

    15 Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.

    Números 11:9

    9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.

    El maná recordaba la semilla del culantro blanco; era blanco, y tenía un sabor como de hojuelas con miel o de aceite fino (Éx. 16:31); la gente lo molía en molinos o lo majaba en morteros, cociéndolo o haciendo tortas (Nm. 11:7-8). 

    Éxodo 16:31

    31 Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.

    Números 11:7-8

    7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

    8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.

    Moisés ordenó a los israelitas, de parte del Señor, que recogieran cada mañana un gomer por persona (entre 3,5 y 4 l.), y que no guardaran nada para el día siguiente. 

    Los gusanos atacaron el maná de los desobedientes. El día sexto, el Señor envió dos gomers de maná por persona; no hubo nada en sábado (Éx. 16:22-30). 

    Éxodo 16:22-30

    22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.

    23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

    24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.

    25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.

    26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.

    27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.

    28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

    29 Mirad que Jehová os dió el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.

    30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

    Aarón conservó un gomer de maná, evidentemente incorruptible, para que sus sucesores después de él lo fueran guardando para generaciones sucesivas, para que vieran el alimento de sus antecesores en el desierto (Éx. 16:32-34). 

    Éxodo 16:32-34

    32 Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenad un gomer de él, y guardadlo para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.

    33 Y dijo Moisés a Aarón: Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.

    34 Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.

    Un año después de la primera aparición del maná, en la misma época, se específica que el pueblo seguía recibiendo este pan del cielo, que siguió cayendo hasta el final de los 40 años en el desierto. Los israelitas menospreciaron esta bendición (Nm. 11:4-9; 21:5), a pesar de lo cual Dios no les privó de él (Éx. 16:35; Dt. 8:3, 16; Neh. 9:20; Sal. 78:24). 

    Números 11:4-9

    4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

    5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;

    6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.

    7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

    8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.

    9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.

    Números 21:5

    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

    Éxodo 16:35 

    35 Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán.

    Deuteronomio 8:3, 16 

    3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

    16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;

    Nehemías 9:20 

    20 Y enviaste tu buen Espíritu para enseñarles, y no retiraste tu maná de su boca, y agua les diste para su sed.

    Salmos 78:24

    24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos.

    El maná no cesó hasta el día después de la Pascua celebrada en Gilgal, tras haber atravesado Canaán, y después de que el pueblo hubo comido del fruto de la tierra (Jos. 5:10-12). 

    Josué 5:10-12

    10 Y los hijos de Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la pascua a los catorce días del mes, por la tarde, en los llanos de Jericó.

    11 Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas.

    12 Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.

    Se ha planteado frecuentemente la cuestión de si el maná era un producto creado especialmente para socorrer a los israelitas, o si se trataba de una sustancia natural, multiplicada de una manera milagrosa. Hay diversas plantas que exudan una especie de sustancia análoga al maná, de manera espontánea, o bien debido a la picadura de un insecto. 

    Éste es el caso del «Tamarix nainnifera» (variedad del «Tamarix gallica»), y que crece en la península del Sinaí; esta planta es picada por un hemíptero, «Chermes», o «Coccus manniparus». 

    El producto, de un color amarillento, se vuelve blanco al caer sobre las piedras y quedar al sol; se encuentra durante 6 a 10 semanas, sobre todo en junio. El «Alhagi maurorum» y el «Alhagi desertorum» exudan asimismo una especie de escarcha, y hay también más plantas de este género. 

    Su producto es usado como miel y mantequilla por los árabes; tomado en dosis más fuertes, tiene efectos purgantes. Es evidente, sin embargo, que todas estas sustancias no tienen las características del maná. 

    El maná fue producido milagrosamente, en cantidad suficiente para toda una nación; esta cantidad era doblada al sexto día y no aparecía en el séptimo; dejó de existir cuando dejó de ser necesaria. Sentido tipológico. Cristo compara el maná con el Pan viviente descendido del cielo. 

    En tanto que el maná nutría el cuerpo por un poco de tiempo, Jesús, el verdadero pan de vida, ofrece su carne y su sangre como alimento y salvación eterna de nuestras almas (Jn. 6:31-35, 45-48). 

    Juan 6:31-35, 45-48

    31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.

    32 Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

    33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.

    34 Le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

    35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

    45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.

    46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre.

    47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.

    48 Yo soy el pan de vida.

    Todo israelita tenía que buscar el maná cada día, por la mañana, en cantidad suficiente, tomándose simplemente el trabajo de recoger este don de lo Alto. 

    De la misma manera, cada creyente busca en Cristo su alimento, cada día antes de toda otra actividad, a fin de quedar plenamente provisto, apropiándose por la fe del don celestial. 

    El que venza recibirá hasta en el cielo este maná espiritual y escondido (Ap. 2:17), por cuanto Cristo será nuestro Pan vivo hasta la eternidad.

    Apocalipsis 2:17

    17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

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