Diccionario
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  • Lamentaciones (Libro)
    Figura entre Jeremías y Ezequiel en las Biblias españolas; en el canon hebreo se halla entre los hagiógrafos (escritos sagrados) entre Rut y Eclesiastés. 

    Los capítulos 1, 2, 4 y 5 de Lamentaciones tienen 22 versículos cada uno, en tanto que el capitulo 3 tiene tres veces este número, o 66. 

    En los capítulos 1, 2 y 4 cada versículo comienza sucesivamente por cada una de las veintidós letras del alfabeto hebreo. 

    En el capítulo 3, los tres primeros versículos comienzan por la alef; los tres siguientes por la bet, y así sucesivamente. 

    El capitulo 5 no presenta forma acróstica. 

    (a) Tema. Tema de las cinco elegías: la toma y destrucción de Jerusalén, los sufrimientos de todo tipo que soportaron los defensores. 

    El poeta canta la justicia de Jehová, y se lamenta de las iniquidades de la nación, por cuanto la catástrofe tiene por causa los pecados del pueblo, de los falsos profetas y de los sacerdotes. 

    La personificación de la nación gimiendo por su suerte trágica, figura en numerosos pasajes (Lm. 1:9, 11-22; 2:18-22); el profeta, representante de la colectividad, habla en primera persona (Lm. 2:11; 3:1-51; y asimismo vv 52-66). 

    Lamentaciones 1:9, 11-22 

    9 Su inmundicia está en sus faldas, y no se acordó de su fin; Por tanto, ella ha descendido sorprendentemente, y no tiene quien la consuele. Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.

    11 Todo su pueblo buscó su pan suspirando; Dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida. Mira, oh Jehová, y ve que estoy abatida.

    12 ¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; Porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor.

    13 Desde lo alto envió fuego que consume mis huesos; Ha extendido red a mis pies, me volvió atrás, Me dejó desolada, y con dolor todo el día.

    14 El yugo de mis rebeliones ha sido atado por su mano; Ataduras han sido echadas sobre mi cerviz; ha debilitado mis fuerzas; Me ha entregado el Señor en manos contra las cuales no podré levantarme.

    15 El Señor ha hollado a todos mis hombres fuertes en medio de mí; Llamó contra mí compañía para quebrantar a mis jóvenes; Como lagar ha hollado el Señor a la virgen hija de Judá.

    16 Por esta causa lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas, Porque se alejó de mí el consolador que dé reposo a mi alma; Mis hijos son destruidos, porque el enemigo prevaleció.

    17 Sion extendió sus manos; no tiene quien la consuele; Jehová dio mandamiento contra Jacob, que sus vecinos fuesen sus enemigos; Jerusalén fue objeto de abominación entre ellos.

    18 Jehová es justo; yo contra su palabra me rebelé. Oíd ahora, pueblos todos, y ved mi dolor; Mis vírgenes y mis jóvenes fueron llevados en cautiverio.

    19 Di voces a mis amantes, mas ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, Buscando comida para sí con que entretener su vida.

    20 Mira, oh Jehová, estoy atribulada, mis entrañas hierven. Mi corazón se trastorna dentro de mí, porque me rebelé en gran manera. Por fuera hizo estragos la espada; por dentro señoreó la muerte.

    21 Oyeron que gemía, mas no hay consolador para mí; Todos mis enemigos han oído mi mal, se alegran de lo que tú hiciste. Harás venir el día que has anunciado, y serán como yo.

    22 Venga delante de ti toda su maldad, Y haz con ellos como hiciste conmigo por todas mis rebeliones; Porque muchos son mis suspiros, y mi corazón está adolorido.

    Lamentaciones 2:18-22

    18 El corazón de ellos clamaba al Señor; Oh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyo día y noche; No descanses, ni cesen las niñas de tus ojos.

    19 Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

    20 Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno cuidado? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta?

    21 Niños y viejos yacían por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada; Mataste en el día de tu furor; degollaste, no perdonaste.

    22 Has convocado de todas partes mis temores, como en un día de solemnidad; Y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo; Los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó.

    Lamentaciones 2:11 

    11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

    Lamentaciones 3:1-51,52-66

    Esperanza de liberación por la misericordia de Dios

    1 Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.

    2 Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;

    3 Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.

    4 Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;

    5 Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.

    6 Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.

    7 Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;

    8 Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración;

    9 Cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.

    10 Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;

    11 Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.

    12 Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta.

    13 Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba.

    14 Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días;

    15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.

    16 Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza;

    17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien,

    18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová.

    19 Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;

    20 Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;

    21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

    22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

    23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

    24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

    25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.

    26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

    27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

    28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso;

    29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;

    30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.

    31 Porque el Señor no desecha para siempre;

    32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;

    33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

    34 Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra,

    35 Torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo,

    36 Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba.

    37 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?

    38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?

    39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.

    40 Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová;

    41 Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos;

    42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.

    43 Desplegaste la ira y nos perseguiste; mataste, y no perdonaste;

    44 Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra;

    45 Nos volviste en oprobio y abominación en medio de los pueblos.

    46 Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca;

    47 Temor y lazo fueron para nosotros, asolamiento y quebranto;

    48 Ríos de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

    49 Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio

    50 Hasta que Jehová mire y vea desde los cielos;

    51 Mis ojos contristaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad.

    52 Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por qué;

    53 Ataron mi vida en cisterna, pusieron piedra sobre mí;

    54 Aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.

    55 Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda;

    56 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros.

    57 Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.

    58 Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida.

    59 Tú has visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa.

    60 Has visto toda su venganza, todos sus pensamientos contra mí.

    61 Has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí;

    62 Los dichos de los que contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día.

    63 Su sentarse y su levantarse mira; yo soy su canción.

    64 Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos.

    65 Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos.

    66 Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová.

    Llama a los suyos al arrepentimiento; en medio de la peor de las tragedias, quiere esperar en Jehová a pesar de todo (Lm. 3:21-33). 

    Lamentaciones 3:21-33

    21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

    22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

    23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

    24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

    25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.

    26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

    27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

    28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso;

    29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;

    30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.

    31 Porque el Señor no desecha para siempre;

    32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;

    33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

    El patético clamor final «porque nos has desechado; te has airado contra nosotros en gran manera» (Lm. 5:22), recibe una respuesta consoladora a través de toda la Sagrada Escritura, mediante la venida y el triunfo del Mesías, el libertador de Israel. 

    Lamentaciones 5:22

    22 Porque nos has desechado; Te has airado contra nosotros en gran manera.

    (b) Autor. Este libro, anónimo en el canon judío, es solamente designado por su primera palabra: «Cómo.» 

    La LXX atribuye Lamentaciones a Jeremías, opinión seguida en la Vulgata, los Targumes, el Talmud, y la tradición en general. 

    La crítica moderna no considera a Jeremías como el autor de Lamentaciones, aunque las sitúa entre el año 586 a.C. (la destrucción de Jerusalén) y el 538 (el retorno del Exilio). 

    Este reconocimiento de su redacción en la época de Jeremías, junto con el rechazo a admitir a Jeremías como autor, es algo inexplicable. 

    Los argumentos de la crítica carecen de probabilidad, y conducen a una confusión total en cuanto a la identidad del verdadero autor. 

    Bien al contrario, por todo el libro, la situación histórica, el testimonio de un testigo ocular, así como el estilo y el vocabulario, todo ello postula la plena paternidad de Jeremías. 

    Parece que compuso las Lamentaciones sobre las ruinas humeantes de Jerusalén, hacia el año 585 a.C. 

    Bibliografía: 

    Jensen, I. J.: «Jeremías y Lamentaciones» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979); 

    Price, R.: «Lamentaciones», en Comentario Bíblico del Antiguo Testamento (Pub. Portavoz Evangélico, en preparación; hay edición en inglés, Moody Press, Chicago, 1962).

  • DICCIONARIO
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  • Lamentaciones (Libro)
    Figura entre Jeremías y Ezequiel en las Biblias españolas; en el canon hebreo se halla entre los hagiógrafos (escritos sagrados) entre Rut y Eclesiastés. 

    Los capítulos 1, 2, 4 y 5 de Lamentaciones tienen 22 versículos cada uno, en tanto que el capitulo 3 tiene tres veces este número, o 66. 

    En los capítulos 1, 2 y 4 cada versículo comienza sucesivamente por cada una de las veintidós letras del alfabeto hebreo. 

    En el capítulo 3, los tres primeros versículos comienzan por la alef; los tres siguientes por la bet, y así sucesivamente. 

    El capitulo 5 no presenta forma acróstica. 

    (a) Tema. Tema de las cinco elegías: la toma y destrucción de Jerusalén, los sufrimientos de todo tipo que soportaron los defensores. 

    El poeta canta la justicia de Jehová, y se lamenta de las iniquidades de la nación, por cuanto la catástrofe tiene por causa los pecados del pueblo, de los falsos profetas y de los sacerdotes. 

    La personificación de la nación gimiendo por su suerte trágica, figura en numerosos pasajes (Lm. 1:9, 11-22; 2:18-22); el profeta, representante de la colectividad, habla en primera persona (Lm. 2:11; 3:1-51; y asimismo vv 52-66). 

    Lamentaciones 1:9, 11-22 

    9 Su inmundicia está en sus faldas, y no se acordó de su fin; Por tanto, ella ha descendido sorprendentemente, y no tiene quien la consuele. Mira, oh Jehová, mi aflicción, porque el enemigo se ha engrandecido.

    11 Todo su pueblo buscó su pan suspirando; Dieron por la comida todas sus cosas preciosas, para entretener la vida. Mira, oh Jehová, y ve que estoy abatida.

    12 ¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino? Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido; Porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor.

    13 Desde lo alto envió fuego que consume mis huesos; Ha extendido red a mis pies, me volvió atrás, Me dejó desolada, y con dolor todo el día.

    14 El yugo de mis rebeliones ha sido atado por su mano; Ataduras han sido echadas sobre mi cerviz; ha debilitado mis fuerzas; Me ha entregado el Señor en manos contra las cuales no podré levantarme.

    15 El Señor ha hollado a todos mis hombres fuertes en medio de mí; Llamó contra mí compañía para quebrantar a mis jóvenes; Como lagar ha hollado el Señor a la virgen hija de Judá.

    16 Por esta causa lloro; mis ojos, mis ojos fluyen aguas, Porque se alejó de mí el consolador que dé reposo a mi alma; Mis hijos son destruidos, porque el enemigo prevaleció.

    17 Sion extendió sus manos; no tiene quien la consuele; Jehová dio mandamiento contra Jacob, que sus vecinos fuesen sus enemigos; Jerusalén fue objeto de abominación entre ellos.

    18 Jehová es justo; yo contra su palabra me rebelé. Oíd ahora, pueblos todos, y ved mi dolor; Mis vírgenes y mis jóvenes fueron llevados en cautiverio.

    19 Di voces a mis amantes, mas ellos me han engañado; Mis sacerdotes y mis ancianos en la ciudad perecieron, Buscando comida para sí con que entretener su vida.

    20 Mira, oh Jehová, estoy atribulada, mis entrañas hierven. Mi corazón se trastorna dentro de mí, porque me rebelé en gran manera. Por fuera hizo estragos la espada; por dentro señoreó la muerte.

    21 Oyeron que gemía, mas no hay consolador para mí; Todos mis enemigos han oído mi mal, se alegran de lo que tú hiciste. Harás venir el día que has anunciado, y serán como yo.

    22 Venga delante de ti toda su maldad, Y haz con ellos como hiciste conmigo por todas mis rebeliones; Porque muchos son mis suspiros, y mi corazón está adolorido.

    Lamentaciones 2:18-22

    18 El corazón de ellos clamaba al Señor; Oh hija de Sion, echa lágrimas cual arroyo día y noche; No descanses, ni cesen las niñas de tus ojos.

    19 Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, Que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles.

    20 Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno cuidado? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta?

    21 Niños y viejos yacían por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada; Mataste en el día de tu furor; degollaste, no perdonaste.

    22 Has convocado de todas partes mis temores, como en un día de solemnidad; Y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo; Los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó.

    Lamentaciones 2:11 

    11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad.

    Lamentaciones 3:1-51,52-66

    Esperanza de liberación por la misericordia de Dios

    1 Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.

    2 Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz;

    3 Ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.

    4 Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos;

    5 Edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.

    6 Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.

    7 Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas;

    8 Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración;

    9 Cercó mis caminos con piedra labrada, torció mis senderos.

    10 Fue para mí como oso que acecha, como león en escondrijos;

    11 Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.

    12 Entesó su arco, y me puso como blanco para la saeta.

    13 Hizo entrar en mis entrañas las saetas de su aljaba.

    14 Fui escarnio a todo mi pueblo, burla de ellos todos los días;

    15 Me llenó de amarguras, me embriagó de ajenjos.

    16 Mis dientes quebró con cascajo, me cubrió de ceniza;

    17 Y mi alma se alejó de la paz, me olvidé del bien,

    18 Y dije: Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová.

    19 Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la hiel;

    20 Lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí;

    21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

    22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

    23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

    24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

    25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.

    26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

    27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

    28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso;

    29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;

    30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.

    31 Porque el Señor no desecha para siempre;

    32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;

    33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

    34 Desmenuzar bajo los pies a todos los encarcelados de la tierra,

    35 Torcer el derecho del hombre delante de la presencia del Altísimo,

    36 Trastornar al hombre en su causa, el Señor no lo aprueba.

    37 ¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó?

    38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?

    39 ¿Por qué se lamenta el hombre viviente? Laméntese el hombre en su pecado.

    40 Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová;

    41 Levantemos nuestros corazones y manos a Dios en los cielos;

    42 Nosotros nos hemos rebelado, y fuimos desleales; tú no perdonaste.

    43 Desplegaste la ira y nos perseguiste; mataste, y no perdonaste;

    44 Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra;

    45 Nos volviste en oprobio y abominación en medio de los pueblos.

    46 Todos nuestros enemigos abrieron contra nosotros su boca;

    47 Temor y lazo fueron para nosotros, asolamiento y quebranto;

    48 Ríos de aguas echan mis ojos por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo.

    49 Mis ojos destilan y no cesan, porque no hay alivio

    50 Hasta que Jehová mire y vea desde los cielos;

    51 Mis ojos contristaron mi alma por todas las hijas de mi ciudad.

    52 Mis enemigos me dieron caza como a ave, sin haber por qué;

    53 Ataron mi vida en cisterna, pusieron piedra sobre mí;

    54 Aguas cubrieron mi cabeza; yo dije: Muerto soy.

    55 Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda;

    56 Oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros.

    57 Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas.

    58 Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida.

    59 Tú has visto, oh Jehová, mi agravio; defiende mi causa.

    60 Has visto toda su venganza, todos sus pensamientos contra mí.

    61 Has oído el oprobio de ellos, oh Jehová, todas sus maquinaciones contra mí;

    62 Los dichos de los que contra mí se levantaron, y su designio contra mí todo el día.

    63 Su sentarse y su levantarse mira; yo soy su canción.

    64 Dales el pago, oh Jehová, según la obra de sus manos.

    65 Entrégalos al endurecimiento de corazón; tu maldición caiga sobre ellos.

    66 Persíguelos en tu furor, y quebrántalos de debajo de los cielos, oh Jehová.

    Llama a los suyos al arrepentimiento; en medio de la peor de las tragedias, quiere esperar en Jehová a pesar de todo (Lm. 3:21-33). 

    Lamentaciones 3:21-33

    21 Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

    22 Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

    23 Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

    24 Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.

    25 Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca.

    26 Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová.

    27 Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud.

    28 Que se siente solo y calle, porque es Dios quien se lo impuso;

    29 Ponga su boca en el polvo, por si aún hay esperanza;

    30 Dé la mejilla al que le hiere, y sea colmado de afrentas.

    31 Porque el Señor no desecha para siempre;

    32 Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias;

    33 Porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.

    El patético clamor final «porque nos has desechado; te has airado contra nosotros en gran manera» (Lm. 5:22), recibe una respuesta consoladora a través de toda la Sagrada Escritura, mediante la venida y el triunfo del Mesías, el libertador de Israel. 

    Lamentaciones 5:22

    22 Porque nos has desechado; Te has airado contra nosotros en gran manera.

    (b) Autor. Este libro, anónimo en el canon judío, es solamente designado por su primera palabra: «Cómo.» 

    La LXX atribuye Lamentaciones a Jeremías, opinión seguida en la Vulgata, los Targumes, el Talmud, y la tradición en general. 

    La crítica moderna no considera a Jeremías como el autor de Lamentaciones, aunque las sitúa entre el año 586 a.C. (la destrucción de Jerusalén) y el 538 (el retorno del Exilio). 

    Este reconocimiento de su redacción en la época de Jeremías, junto con el rechazo a admitir a Jeremías como autor, es algo inexplicable. 

    Los argumentos de la crítica carecen de probabilidad, y conducen a una confusión total en cuanto a la identidad del verdadero autor. 

    Bien al contrario, por todo el libro, la situación histórica, el testimonio de un testigo ocular, así como el estilo y el vocabulario, todo ello postula la plena paternidad de Jeremías. 

    Parece que compuso las Lamentaciones sobre las ruinas humeantes de Jerusalén, hacia el año 585 a.C. 

    Bibliografía: 

    Jensen, I. J.: «Jeremías y Lamentaciones» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979); 

    Price, R.: «Lamentaciones», en Comentario Bíblico del Antiguo Testamento (Pub. Portavoz Evangélico, en preparación; hay edición en inglés, Moody Press, Chicago, 1962).

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