Diccionario
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  • Habacuc
    Nombre de significado incierto: podría significar «abrazar» o designar «una planta de jardín» (cfr. el ac. «hambakûkû»). 

    Profeta de Judá. Por su salmo (Hab. 3), y por las instrucciones dadas a su director de coro (Hab. 3:19), se ha llegado a la conclusión de que Habacuc pertenecía a la tribu de Leví; pero este pasaje no constituye demostración de ello de una manera absoluta (cfr. los títulos de los Sal. 3 y 5). 

    Podría ser por esto que el escrito apócrifo de «Bel y el Dragón» lleve el encabezamiento «Habacuc, hijo de Josué, de la tribu de Leví».

    Habacuc 3

    1 Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot.

    2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.

    3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza.

    4 Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder.

    5 Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos.

    6 Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.

    7 He visto las tiendas de Cusán en aflicción; Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.

    8 ¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar Cuando montaste en tus caballos, Y en tus carros de victoria?

    9 Se descubrió enteramente tu arco; Los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah Hendiste la tierra con ríos.

    10 Te vieron y tuvieron temor los montes; Pasó la inundación de las aguas; El abismo dio su voz, A lo alto alzó sus manos.

    11 El sol y la luna se pararon en su lugar; A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente lanza.

    12 Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las naciones.

    13 Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah

    14 Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros, Que como tempestad acometieron para dispersarme, Cuyo regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente.

    15 Caminaste en el mar con tus caballos, Sobre la mole de las grandes aguas.

    16 Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.

    17 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales;

    18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

    19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.

    Habacuc 3:19

    19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.

    Salmos 3

    1 ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí.

    2 Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Selah

    3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.

    4 Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Selah

    5 Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.

    6 No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí.

    7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.

    8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah

    Salmos 5

    1 Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir.

    2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré.

    3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.

    4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti.

    5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad.

    6 Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.

    7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.

    8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino.

    9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad, Sepulcro abierto es su garganta, Con su lengua hablan lisonjas.

    10 Castígalos, oh Dios; Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, Porque se rebelaron contra ti.

    11 Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre.

    12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.

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  • Habacuc
    Nombre de significado incierto: podría significar «abrazar» o designar «una planta de jardín» (cfr. el ac. «hambakûkû»). 

    Profeta de Judá. Por su salmo (Hab. 3), y por las instrucciones dadas a su director de coro (Hab. 3:19), se ha llegado a la conclusión de que Habacuc pertenecía a la tribu de Leví; pero este pasaje no constituye demostración de ello de una manera absoluta (cfr. los títulos de los Sal. 3 y 5). 

    Podría ser por esto que el escrito apócrifo de «Bel y el Dragón» lleve el encabezamiento «Habacuc, hijo de Josué, de la tribu de Leví».

    Habacuc 3

    1 Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot.

    2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí. Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.

    3 Dios vendrá de Temán, Y el Santo desde el monte de Parán. Selah Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza.

    4 Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder.

    5 Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos.

    6 Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.

    7 He visto las tiendas de Cusán en aflicción; Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.

    8 ¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar Cuando montaste en tus caballos, Y en tus carros de victoria?

    9 Se descubrió enteramente tu arco; Los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah Hendiste la tierra con ríos.

    10 Te vieron y tuvieron temor los montes; Pasó la inundación de las aguas; El abismo dio su voz, A lo alto alzó sus manos.

    11 El sol y la luna se pararon en su lugar; A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente lanza.

    12 Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las naciones.

    13 Saliste para socorrer a tu pueblo, Para socorrer a tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah

    14 Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros, Que como tempestad acometieron para dispersarme, Cuyo regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente.

    15 Caminaste en el mar con tus caballos, Sobre la mole de las grandes aguas.

    16 Oí, y se conmovieron mis entrañas; A la voz temblaron mis labios; Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.

    17 Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales;

    18 Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

    19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.

    Habacuc 3:19

    19 Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar. Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.

    Salmos 3

    1 ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí.

    2 Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. Selah

    3 Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.

    4 Con mi voz clamé a Jehová, Y él me respondió desde su monte santo. Selah

    5 Yo me acosté y dormí, Y desperté, porque Jehová me sustentaba.

    6 No temeré a diez millares de gente, Que pusieren sitio contra mí.

    7 Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.

    8 La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah

    Salmos 5

    1 Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir.

    2 Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré.

    3 Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré.

    4 Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti.

    5 Los insensatos no estarán delante de tus ojos; Aborreces a todos los que hacen iniquidad.

    6 Destruirás a los que hablan mentira; Al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.

    7 Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor.

    8 Guíame, Jehová, en tu justicia, a causa de mis enemigos; Endereza delante de mí tu camino.

    9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son maldad, Sepulcro abierto es su garganta, Con su lengua hablan lisonjas.

    10 Castígalos, oh Dios; Caigan por sus mismos consejos; Por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, Porque se rebelaron contra ti.

    11 Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre.

    12 Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor.

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