INTRODUCCIÓNEL TEXTOSe ha dicho que el mejor comentario sobre la Escritura es la Escritura misma. Este es particularmente el caso del libro de Hageo. Los eventos del libro tuvieron lugar durante el segundo año del rey Darío (1:1), que es también la ocasión de los primeros capítulos de Zacarías y parte de Esdras (Zac. 1:1, 7; Esdras 4:24–6:15). Por eso, para tener un cuadro más completo podemos leer esos tres pa sajes lado a lado. Además, nos ayudará leer acerca de la actitud de Dios ante la desobediencia de su pueblo en Deut. 28 y Amós 4.
No se sabe quién puso por escrito el libro de Hageo. Pudo haber sido Hageo mismo. El interés en la autoría es un concepto moderno; los libros del AT rara vez mencionan quién escribió el texto. En contraste, el nombre de cualquier persona que daba profecías casi siempre era registrado. Todas las profecías de este libro se atribuyen a Hageo (1:1, 13, 2:1, 10, 20).
El texto del libro está en buena condición. Algunos han propuesto que la repetición de la frase "en el día 24" (1:15; 2:10) es una señal de que el texto fue adulterado, pero no hay necesidad de crear dificultades. El texto tiene sentido como está.
LOS EVENTOSEl trasfondo de Hageo puede verse en Esd. 1–4. Los desterrados que regresaban habían empezado a reconstruir el templo en 536 a. de J.C. (Esd. 3:8), pero habían detenido el trabajo como resultado de oposición local (Esd. 4:1–5, 24). En el segundo año del rey Darío (520 a. de J.C.) empezaron a construir de nuevo, movidos por la palabra de Dios por medio de Hageo (1:14, 15). La construcción se terminó en 516 (Esd. 6:15), como 70 años después de que el primer templo había sido destruido en la caída de Jerusalén en 587 (ver Jer. 25:11, 29:10; Dan. 9:2). (Ver también la gráfica en la pág. 656 y el mapa en la pág. 457.)
El futuro también está en mente. Dios promete que los cambios ambientales y políticos harán que su templo se llene, y que su dirigente será mantenido seguro en el próximo disturbio (2:6, 7, 22, 23).
LA GENTE MENCIONADA EN EL LIBROA Hageo simplemente se le menciona como "el profeta". No se da ninguna historia familiar y su nombre no aparece en ninguna lista de los desterrados que regresaron. En vista de este silencio, pa rece inútil especular acerca de sus orígenes. La idea de que él no conocía los asuntos sacerdotales por sus preguntas a los sacerdotes en 2:11–13 no es convincente. Dado que su palabra fue puesta por obra prontamente, podemos concluir que él ya había sido aceptado como verdadero profeta.
Darío (1:1) es conocido como Darío I, hijo de Histaspes, que gobernó Babilonia de 522–486 a. de J.C. El siguió a Cambises (530–522), que había seguido a su padre Ciro (539–530; ver. Esd. 1).
Zorobabel, el gobernador de Judá era un miembro de la línea real. Era descendiente de Joaquín, que fue llevado al exilio en 597 a. de J.C. (2 Rey. 24:15; cf. Mat. 1:11–13). El era hijo de Salatiel, según 1:1. No es fácil relacionar esto con 1 Crón. 3:18, 19, donde dice que era hijo de Pedaías. Tal vez hubo una adopción o hasta un matrimonio de levirato que no ha sido registrado (Deut. 25:5, 6). Tal vez la corona no pasó en línea directa, como sucedió en el Reino Unido en el siglo XVIII.
Josué el sumo sacerdote (también llamado Jesúa en Esdras y Nehemías), era hijo de Josadac, que había sido llevado al destierro en 587 (1 Crón. 6:15). El era un sacerdote importante, si no ya el sumo sacerdote, desde 537 en adelante (Esd. 2:2, 36, 40; 3:2). Dios tuvo palabra especial para él en Zac. 3 y 6:11–13. Su nombre sugiere "Dios salva", y es la forma heb. detrás del gr. "Jesús".
Los descritos en el libro como "el pueblo" eran el remanente de los que habían ido al destierro en Babilonia, y que ahora regresaron a Judea (1:14; Esd. 4:1). Su primer intento de reconstruir el templo había encontrado oposición de la gente que entonces vivía en Samaria (Esd. 4:17–24).
Aunque no hay referencia explícita al Mesías venidero, por mucho tiempo se ha pensado que las promesas hechas a Zorobabel (2:23) y a Josué (Zac. 6:11–13) eran de tal naturaleza que encontrarían su cumplimiento final en el Mesías prometido. Ver también el comentario sobre 2:7.
Podemos señalar que además de los breves "sí" y "no" de los sacerdotes, nadie más habla en el libro excepto Hageo. Ellos sencillamente actúan en res puesta a la palabra de Dios mediante Hageo. Esto resalta el hecho de que la palabra de Dios alcanza su propósito (cf. Isa. 55:10, 11).
LAS PROFECIASHubo cinco profecías, en tres días, durante cuatro meses en 520 a. de J.C. Todas ellas vinieron a través de Hageo, y fueron dirigidas a gente específica en cada caso. En esas palabras de profecía, Dios deseaba abrir los ojos del pueblo, alentándolos a arrepentirse y a obedecer, y les prometía que resultaría en bendición.
Un rasgo de la palabra de Dios es su relevancia recurrente en generaciones sucesivas. El cumplimiento de la profecía no está limitada necesariamente a una sola aplicación. Puede compararse a la habilidad de lanzar una piedra plana saltando sobre el agua de un lago. En lugar de hundirse cuando toca por primera vez el agua (como sugeriría la ley de gravedad), la piedra se eleva y toca la superficie del agua en numerosos lugares por causa de la energía giratoria que lleva (cf. 1. Sam. 3:19–20).
Un ejemplo de esto en las Escrituras es el tema recurrente de la liberación por medio del agua. Noé fue salvado en el arca (Gén. 7:1); más tarde Moisés fue preservado en su arquilla (la misma palabra en heb.; Exo. 2:3); más tarde la gente fue librada en el mar Rojo (Exo. 14:21–29). Este tema se repite en un número de pasajes y llegó a ser parte del simbolismo del bautismo cristiano (p. ej. Jue. 5:21; Isa. 43:2; 51:10; 1 Cor. 10:1, 2).
Por eso, en el libro de Hageo podemos esperar que las palabras de Dios tengan más de un nivel de aplicación. También, como un cumplimiento anticipado de las profecías dentro de unos cuantos meses o años, es útil mirar adelante a períodos posteriores, especialmente en la vida de Jesús y de la iglesia y, de hecho, en nuestro propio tiempo también.
Esto nos lleva a la frase "dentro de poco" (2:6). Aunque esto puede darnos la impresión de un período corto, cuando es visto desde una perspectiva humana, desde la perspectiva de Dios puede ser un corto tiempo, pues para él mil años son como un día (2 Ped. 3:8). Si este es el caso, discernir entonces cumplimientos adicionales de las palabras de Hageo centenares de años después no sería una dificultad.
Esto nos trae finalmente a la posible aplicación de las palabras de Hageo a nuestro propio tiempo. Algunos encontrarían esperanza para la paz en el monte del templo en Jerusalén, y protección para el moderno Israel en las palabras de Hageo (2:9, 21–23). Otros verían una aplicación espiritual de estas promesas en la iglesia, argumentando que el reino de Jesús no es de este mundo (Juan 18:36; véase 1 Cor. 3:26; 6:19; Apoc. 21:22). Otros, por su parte, anticiparían el cumplimiento de ambas maneras. Hacemos bien en ser precavidos; pocas personas esperaban que Jesús cumpliera la profecía en la manera en que lo hizo. Es más fácil reconocer el cumplimiento de la profecía después del evento que antes.
LA MALDICIONAunque la palabra "maldición" no aparece en el libro de Hageo, la descripción de lo que estaba sucediendo al pueblo corresponde muy de cerca a las "maldiciones" del Pentateuco, a lo que Dios había prometido hacer a su pueblo si no obedecían o escuchaban su voz (Deut. 28). El pueblo había estado bajo la maldición de Dios en el destierro (Zac. 8:13) y evidentemente todavía lo estaban, a pesar del hecho de que habían regresado a la patria (1:6, 11).
Tal lenguaje puede parecernos extraño, pero necesitamos tener en mente que en la Escritura Dios no solamente bendice; él también maldice. Esto no terminó con la venida de Cristo, el cual maldijo la higuera. Esta historia se desarrolla antes y después de una visita al templo (Mar. 11:12–21), y la acción de Jesús puede verse como un comentario sobre lo que sucedería después a la comunidad del templo del pueblo de Dios. El templo, que había sido reconstruido desde el tiempo de Hageo (Juan 2:20), fue destruido en 70 d. de J.C., y el pueblo fue dispersado entre las naciones (Mar. 13:1, 2; Luc. 21:24).
La maldición de Dios todavía está en operación hoy en día, puesto que solamente será quitada en el mismo fin, en la era de los nuevos cielos y la nueva tierra (Apoc. 22:3). Los creyentes hacemos bien en captar el efecto dañino y continuo que el pecado tiene en nuestras vidas. Podemos ser librados de cualquier maldición ahora por el arrepentimiento verdadero y completo de cualquier cosa que haya permitido que la maldición opere, pidiéndole a Dios que aplique los efectos de la cruz a nuestras vidas (Prov. 26:2; Gál. 3:12–14).
REPETICIONEl uso de la repetición en los textos del AT es digno a menudo de tomarse en cuenta. En el libro de Hageo las palabras que Dios dice tienden a ser repetidas. A la gente se le pide cuatro veces reflexionar cuidadosamente en sus caminos (1:5, 7; 2:15, 18); el estado de la casa de Dios y sus casas se compara dos veces (1:4, 9); dos veces se les dice: "Yo estoy con vosotros" (1:13; 2:4); y la instrucción de "esforzarse" aparece tres veces (2:4). Las listas de desastres que han azotado al país se repiten (1:6, 10, 11; 2:16, 17, 19). De igual manera, la profecía acerca de que las naciones serán zarandeadas se repite (2:6, 21, 22).
En vista de la cantidad de repeticiones en tan pocos versículos, podemos preguntar cuál podría ser el propósito. Tal vez fue para añadir énfasis; la gen te necesitaba escuchar las cosas más de una vez para que el mensaje pudiera penetrar (2 Ped. 1:12, 13). Otra posibilidad la sugiere la interpretación de José a los sueños del faraón. Los sueños vinieron dos veces para mostrar que Dios estaba firmemente decidido, y que "pronto" haría lo que se había propuesto (Gén. 41:32). Sobre cuánto tiempo podría ser "pronto", véase bajo "Las profecías" arriba.
ESTRUCTURA Y TEMALos contenidos de la primera mitad del libro se repiten en miniatura en la segunda mitad, como se muestra en el diagrama debajo.
Un tema que surge de esto es que cuando el pueblo de Dios se arrepiente y se vuelve a Dios, y adopta sus requisitos, Dios no solamente responderá con bendiciones para su pueblo, sino que también habrá efectos tormentosos en la sociedad y más allá.
BOSQUEJO DEL CONTENIDO1:1-11 El mensaje de Dios a los dirigentes de Judá: "Mi casa y vuestras vidas están en ruinas."1:12-15 La respuesta del pueblo: "Empieza la reconstrucción"2:1-9 El mensaje de Dios acerca del nuevo templo: "Yo transformaré vuestras vidas."2:10-19 Palabra de Dios sobre la maldición: "La cambiaré en bendición."2:20-23 Las promesas de Dios a Zorobabel: "Mantendré seguro a mi dirigente."