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HIMNOS DE GLORIA Y TRIUNFO
Edición en español publicada por Editorial Vida 1961 Miami, Florida
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CAPÍTULO: 9
Jesús sana a un paralítico - San Mateo
Mr. 2:1-12 ; Lc. 5:17-26 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Marcos 2
1 Entró Jesús otra vez en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa.
2 E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra.
3 Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro.
4 Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
5 Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.
6 Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones:
7 ¿Por qué habla éste así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
8 Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?
9 ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda?
10 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico):
11 A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
12 Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios, diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.
San Lucas 5
17 Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar.
18 Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban llevarle adentro y ponerle delante de él.
19 Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús.
20 Al ver él la fe de ellos, le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados.
21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?
22 Jesús entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
24 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados(dijo al paralítico):A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.
25 Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios.
26 Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.
1 Entonces, entrando Jesús en la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad.
2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.
3 Entonces algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
4 Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?
6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete a tu casa.
7 Entonces él se levantó y se fue a su casa.
8 Y la gente, al verlo, se maravilló y glorificó a Dios, que había dado tal potestad a los hombres.
Llamamiento de Mateo
Mr. 2:13-17 ; Lc. 5:27-32 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Marcos 2
13 Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba.
14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió.
15 Aconteció que estando Jesús a la mesa en casa de él, muchos publicanos y pecadores estaban también a la mesa juntamente con Jesús y sus discípulos; porque había muchos que le habían seguido.
16 Y los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a los discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y pecadores?
17 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
San Lucas 5
27 Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme.
28 Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.
29 Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con ellos.
30 Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
31 Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.
10 Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.
11 Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Porqué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?
Lc. 15:1-2 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Lucas 15
1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle,
2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.
12 Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.
13 Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.
Mt. 12:7 ; Os. 6:6 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Mateo 12
7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes;
Oseas 6
6 Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.
La pregunta sobre el ayuno - San Mateo
Mr. 2:18-22 ; Lc. 5:33-39 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Marcos 2
18 Y los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunaban; y vinieron, y le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y tus discípulos no ayunan?
19 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas ayunar mientras está con ellos el esposo? Entre tanto que tienen consigo al esposo, no pueden ayunar.
20 Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces en aquellos días ayunarán.
21 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera, el mismo remiendo nuevo tira de lo viejo, y se hace peor la rotura.
22 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.
San Lucas 5
33 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben?
34 El les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?
35 Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán.
36 Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo.
37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán.
38 Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan.
39 Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.
14 Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
15 Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
16 Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús - San Mateo
Mr. 5:21-43 ; Lc. 8:40-56 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Marcos 5
21 Pasando otra vez Jesús en una barca a la otra orilla, se reunió alrededor de él una gran multitud; y él estaba junto al mar.
22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies,
23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá.
24 Fue, pues, con él; y le seguía una gran multitud, y le apretaban.
25 Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,
26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,
27 cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
28 Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva.
29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.
30 Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?
31 Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado?
32 Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto.
33 Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.
34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote.
35 Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro?
36 Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente.
37 Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan hermano de Jacobo.
38 Y vino a casa del principal de la sinagoga, y vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho.
39 Y entrando, les dijo: ¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no está muerta, sino duerme.
40 Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña.
41 Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate.
42 Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente.
43 Pero él les mandó mucho que nadie lo supiese, y dijo que se le diese de comer.
San Lucas 8
40 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban.
41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.
43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.
52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta.
54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.
55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
18 Mientras él les decía estas cosas, vino un hombre principal y se postró ante él, diciendo: Mi hija acaba de morir; mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
19 Y se levantó Jesús, y le siguió con sus discípulos.
20 Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto;
21 porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.
22 Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.
23 Al entrar Jesús en la casa del principal, viendo a los que tocaban flautas, y la gente que hacía alboroto,
24 les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él.
25 Pero cuando la gente había sido echada fuera, entró, y tomó de la mano a la niña, y ella se levantó.
26 Y se difundió la fama de esto por toda aquella tierra.
Dos ciegos reciben la vista - San Mateo 9
27 Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David!
28 Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor.
29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.
30 Y los ojos de ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
31 Pero salidos ellos, divulgaron la fama de él por toda aquella tierra.
Un mudo habla
32 Mientras salían ellos, he aquí, le trajeron un mudo, endemoniado.
33 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.
34 Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
Mt. 10:25 ; 12:24 ; Mr. 3:22 ; Lc. 11:15 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Mateo 10
25 Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzeb, ¿cuánto más a los de su casa?
San Mateo 12
24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.
San Marcos 3
22 Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.
San Lucas 11
15 Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.
La mies es mucha
35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Mt. 4:23 ; Mr. 1:39 ; Lc. 4:44 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Mateo 4
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
San Marcos 1
39 Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.
San Lucas 4
44 Y predicaba en las sinagogas de Galilea.
36 Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
1 R. 22:17 ; 2 Cr. 18:16 ; Zac. 10:2 ; Mr. 6:34 
REFERENCIAS (Cap. 9)
I Reyes 22
17 Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz.
II Crónicas 18
16 Entonces Micaías dijo: He visto a todo Israel derramado por los montes como ovejas sin pastor; y dijo Jehová: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno en paz a su casa.
Zacarías 10
2 Porque los terafines han dado vanos oráculos, y los adivinos han visto mentira, han hablado sueños vanos, y vano es su consuelo; por lo cual el pueblo vaga como ovejas, y sufre porque no tiene pastor.
San Marcos 6
34 Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor;y comenzó a enseñarles muchas cosas.
37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.
Lc. 10:2 
REFERENCIAS (Cap. 9)
San Lucas 10
2 Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
SUBTÍTULOS
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   · Nacimiento de Jesucristo
   · La visita de los magos
   · Matanza de los niños
   · Predicación de Juan el Bautista
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   · Tentación de Jesús
   · Jesús principia su ministerio - San Mateo
   · El Sermón del monte: Las bienaventuranzas
   · La sal de la tierra
   · La luz del mundo
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   · Jesús y la ira
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   · La oración, y la regla de oro
   · La puerta estrecha - San Mateo
   · Por sus frutos los conoceréis
   · Nunca os conocí
   · Los dos cimientos
   · Jesús sana a un leproso - San Mateo
   · Jesús sana al siervo de un centurión - San Mateo
   · Jesús sana a la suegra de Pedro - San Mateo
   · Los que querían seguir a Jesús
   · Jesús calma la tempestad - San Mateo
   · Los endemoniados gadarenos
   · Jesús sana a un paralítico - San Mateo
   · Llamamiento de Mateo
   · La pregunta sobre el ayuno - San Mateo
   · La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús - San Mateo
   · Dos ciegos reciben la vista - San Mateo 9
   · Un mudo habla
   · La mies es mucha
   · Elección de los doce apóstoles - San Mateo
   · Misión de los doce
   · Persecuciones venideras
   · A quién se debe temer - San Mateo
   · Jesús, causa de división - San Mateo
   · Recompensas
   · Los mensajeros de Juan el Bautista
   · Ayes sobre las ciudades impenitentes - San Mateo
   · Venid a mí y descansad
   · Los discípulos recogen espigas en el día de reposo
   · El hombre de la mano seca - San Mateo
   · El siervo escogido
   · La blasfemia contra el Espíritu Santo - San Mateo
   · La generación perversa demanda señal - San Mateo
   · El espíritu inmundo que vuelve - San Mateo
   · La madre y los hermanos de Jesús - San Mateo
   · Parábola del sembrador
   · Propósito de las parábolas
   · Jesús explica la parábola del sembrador
   · Parábola del trigo y la cizaña
   · Parábola de la semilla de mostaza
   · Parábola de la levadura
   · El uso que Jesús hace de las parábolas - San Mateo
   · Jesús explica la parábola de la cizaña
   · El tesoro escondido
   · La perla de gran precio
   · La red
   · Tesoros nuevos y viejos
   · Jesús en Nazaret - San Mateo
   · Muerte de Juan el Bautista
   · Alimentación de los cinco mil - San Mateo
   · Jesús anda sobre el mar - San Mateos
   · Jesús sana a los enfermos en Genesaret - San Mateo
   · Lo que contamina al hombre - San Mateo
   · La fe de la mujer cananea
   · Jesús sana a muchos
   · Alimentación de los cuatro mil - San Mateo
   · La demanda de una señal - San Mateo
   · La levadura de los fariseos - San Mateo
   · La confesión de Pedro - San Mateo
   · Jesús anuncia su muerte - San Mateo
   · La transfiguración - San Mateo
   · Jesús sana a un muchacho lunático
   · Jesús anuncia otra vez su muerte - San Mateo
   · Pago del impuesto del templo
   · ¿Quién es el mayor?
   · Ocasiones de caer
   · Parábola de la oveja perdida
   · Cómo se debe perdonar al hermano
   · Los dos deudores
   · Jesús enseña sobre el divorcio - San Mateo
   · Jesús bendice a los niños - San Mateo
   · El joven rico - San Mateo
   · Los obreros de la viña
   · Nuevamente Jesús anuncia su muerte
   · Petición de Santiago y de Juan
   · Dos ciegos reciben la vista - San Mateo 20
   · La entrada triunfal en Jerusalén - San Mateo
   · Purificación del templo
   · Maldición de la higuera estéril
   · La autoridad de Jesús - San Mateo
   · Parábola de los dos hijos
   · Los labradores malvados
   · Parábola de la fiesta de bodas
   · La cuestión del tributo - San Mateo
   · La pregunta sobre la resurrección - San Mateo
   · El gran mandamiento - San Mateo
   · ¿De quién es hijo el Cristo?
   · Jesús acusa a escribas y fariseos
   · Lamento de Jesús sobre Jerusalén - San Mateo
   · Jesús predice la destrucción del templo - San Mateo
   · Señales antes del fin
   · La venida del Hijo del Hombre - San Mateo
   · Parábola de las diez vírgenes
   · Parábola de los talentos
   · El juicio de las naciones
   · El complot para prender a Jesús - San Mateo
   · Jesús es ungido en Betania - San Mateo
   · Judas ofrece entregar a Jesús - San Mateo
   · Institución de la Cena del Señor - San Mateo
   · Jesús anuncia la negación de Pedro - San Mateo
   · Jesús ora en Getsemaní - San Mateo
   · Arresto de Jesús - San Mateo
   · Jesús ante el concilio - San Mateo
   · Pedro niega a Jesús
   · Jesús ante Pilato - San Mateo
   · Muerte de Judas
   · Pilato interroga a Jesús
   · Jesús sentenciado a muerte - San Mateo
   · Crucifixión y muerte de Jesús - San Mateo
   · Jesús es sepultado - San Mateo
   · La guardia ante la tumba
   · La resurrección - San Mateo
   · El informe de la guardia
   · La gran comisión
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