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  • Proverbios (Libro)

    Libro poético que trata de la moral y de la piedad aplicada a la vida diaria. 

    Tanto en el canon hebreo como en las versiones griegas, latinas y castellanas, etc., sigue al libro de los Salmos. 

    El término heb. «mãshãl», traducido proverbios, denota también una máxima, enigma, sátira, parábola (Nm. 23:7; Is. 14:4; Ez. 17:2). 

    Números 23:7 

    7 Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, Rey de Moab, de los montes del oriente; Ven, maldíceme a Jacob, Y ven, execra a Israel.

    Isaías 14:4 

    4 pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro!

    Ezequiel 17:2

    2 Hijo de hombre, propón una figura, y compón una parábola a la casa de Israel.

    A. Esquema del libro: 

    (A) Título e introducción (Pr. 1:1-16), que recapitula el contenido de la obra, cuyo objetivo es el de dar sabiduría y discernimiento. La atribución de la paternidad de Proverbios a Salomón, hijo de David y rey de Israel, no significa que todo el libro sea de Salomón (cfr. Pr. 30-31). 

    Proverbios 1:1-16

    Motivo de los proverbios

    1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.

    2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes,

    3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad;

    4 Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura.

    5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo,

    6 Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

    7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

    Amonestaciones de la Sabiduría

    8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

    9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello.

    10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.

    11 Si dijeren: Ven con nosotros; Pongamos asechanzas para derramar sangre, Acechemos sin motivo al inocente;

    12 Los tragaremos vivos como el Seol, Y enteros, como los que caen en un abismo;

    13 Hallaremos riquezas de toda clase, Llenaremos nuestras casas de despojos;

    14 Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos una bolsa,

    15 Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas,

    16 Porque sus pies corren hacia el mal, Y van presurosos a derramar sangre.

    Proverbios 30

    Las palabras de Agur

    1 Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.

    2 Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.

    3 Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.

    4 ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

    5 Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él esperan.

    6 No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.

    7 Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera:

    8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario;

    9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

    10 No acuses al siervo ante su señor, No sea que te maldiga, y lleves el castigo.

    11 Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice.

    12 Hay generación limpia en su propia opinión, Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.

    13 Hay generación cuyos ojos son altivos Y cuyos párpados están levantados en alto.

    14 Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.

    15 La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡dame! Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta!

    16 El Seol, la matriz estéril, La tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!

    17 El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila.

    18 Tres cosas me son ocultas; Aun tampoco sé la cuarta:

    19 El rastro del águila en el aire; El rastro de la culebra sobre la peña; El rastro de la nave en medio del mar; Y el rastro del hombre en la doncella.

    20 El proceder de la mujer adúltera es así: Come, y limpia su boca Y dice: No he hecho maldad.

    21 Por tres cosas se alborota la tierra, Y la cuarta ella no puede sufrir:

    22 Por el siervo cuando reina; Por el necio cuando se sacia de pan;

    23 Por la mujer odiada cuando se casa; Y por la sierva cuando hereda a su señora.

    24 Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, Y las mismas son más sabias que los sabios:

    25 Las hormigas, pueblo no fuerte, Y en el verano preparan su comida;

    26 Los conejos, pueblo nada esforzado, Y ponen su casa en la piedra;

    27 Las langostas, que no tienen rey, Y salen todas por cuadrillas;

    28 La araña que atrapas con la mano, Y está en palacios de rey.

    29 Tres cosas hay de hermoso andar, Y la cuarta pasea muy bien:

    30 El león, fuerte entre todos los animales, Que no vuelve atrás por nada;

    31 El ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; Y el rey, a quien nadie resiste.

    32 Si neciamente has procurado enaltecerte, O si has pensado hacer mal, Pon el dedo sobre tu boca.

    33 Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla, Y el que recio se suena las narices sacará sangre; Y el que provoca la ira causará contienda.

    Proverbios 31

    Exhortación a un rey

    1 Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.

    2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?

    3 No des a las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.

    4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la sidra;

    5 No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los afligidos.

    6 Dad la sidra al desfallecido, Y el vino a los de amargado ánimo.

    7 Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no se acuerden más.

    8 Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos.

    9 Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.

    Elogio de la mujer virtuosa

    10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

    11 El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.

    12 Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida.

    13 Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos.

    14 Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.

    15 Se levanta aun de noche Y da comida a su familia Y ración a sus criadas.

    16 Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.

    17 Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.

    18 Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.

    19 Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.

    20 Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso.

    21 No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.

    22 Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.

    23 Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.

    24 Hace telas, y vende, Y da cintas al mercader.

    25 Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.

    26 Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.

    27 Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.

    28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba:

    29 Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.

    30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

    31 Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.

    (B) Cuerpo del libro: 

    (1) Elogio de la sabiduría (Pr. 1:7-9:18). 

    Se trata de un poema didáctico, bajo la forma de un discurso de un padre a su hijo. 

    (2) Proverbios específicamente asignados a Salomón (Pr. 10:1-22:16). 

    Se trata de unas máximas sin un orden riguroso, y presentadas principalmente bajo una forma de antítesis. 

    (3) Sección de Pr. 22:17-24:22. La comparación de Pr. 22:17 con Pr. 24:23 permite titular esta sección como «Las palabras de los sabios»: incorpora un poema en el que se ataca la intemperancia (Pr. 23:29-35). 

    Proverbios 22:17

    Preceptos y amonestaciones

    17 Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, Y aplica tu corazón a mi sabiduría;

    Proverbios 24:23

    23 También estos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.

    Proverbios 23:29-35

    29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

    30 Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.

    31 No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;

    32 Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.

    33 Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.

    34 Serás como el que yace en medio del mar, O como el que está en la punta de un mastelero.

    35 Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

    A esta sección se añaden otras palabras de los sabios (Pr. 24:23-34), que contienen la oda al perezoso. 

    Proverbios 24:23-34

    23 También estos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.

    24 El que dijere al malo: Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones;

    25 Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad, Y sobre ellos vendrá gran bendición.

    26 Besados serán los labios Del que responde palabras rectas.

    27 Prepara tus labores fuera, Y disponlas en tus campos, Y después edificarás tu casa.

    28 No seas sin causa testigo contra tu prójimo, Y no lisonjees con tus labios.

    29 No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra.

    30 Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;

    31 Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y su cerca de piedra estaba ya destruida.

    32 Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo.

    33 Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;

    34 Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre armado.

    (4) Otros proverbios de Salomón, transcritos por «los varones de Ezequías» (Pr. 25-29). 

    Estos pensamientos, con el propósito de enseñar sabiduría al pueblo, se presentan bajo la forma de paralelos en 2, 3, 4 y hasta 5 miembros. 

    (C) Tercera parte, compuesta de tres apéndices: 

    (1) Palabras de Agur (Pr. 30), en ocasiones enigmáticas, y entre las que los proverbios numéricos ocupan un lugar importante. 

    (2) Consejos dados al rey Lemuel por su madre (Pr. 31:1-9). 

    Proverbios 31:1-9

    Exhortación a un rey

    1 Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.

    2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?

    3 No des a las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.

    4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la sidra;

    5 No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los afligidos.

    6 Dad la sidra al desfallecido, Y el vino a los de amargado ánimo.

    7 Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no se acuerden más.

    8 Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos.

    9 Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.

    (3) Elogio de la mujer virtuosa (Pr. 31:10-31). 

    Proverbios 31:10-31

    Elogio de la mujer virtuosa

    10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

    11 El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.

    12 Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida.

    13 Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos.

    14 Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.

    15 Se levanta aun de noche Y da comida a su familia Y ración a sus criadas.

    16 Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.

    17 Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.

    18 Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.

    19 Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.

    20 Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso.

    21 No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.

    22 Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.

    23 Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.

    24 Hace telas, y vende, Y da cintas al mercader.

    25 Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.

    26 Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.

    27 Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.

    28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba:

    29 Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.

    30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

    31 Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.

    Se trata de un poema acróstico, en el que cada uno de sus doce versículos comienza con una de las letras del alefato hebreo, siguiendo su orden habitual. 

    B. Autor: El libro es atribuido sólo en parte a Salomón: el hecho es que no lo escribió íntegramente. 

    La sección de los caps. 25 a 29 lleva el encabezamiento: «También éstos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá», lo que da prueba de que este libro no tuvo su forma actual hasta la época de Ezequías. 

    La introducción (Pr. 1:1-6) da la recapitulación; el elogio a la sabiduría (Pr. 1:7-9:18) constituye una especie de prefacio a los proverbios específicamente atribuidos a Salomón; sin embargo, no se puede descartar que estas primeras páginas no le pertenezcan a él (cfr. 1 R. 4:32). 

    Proverbios 1:1-6

    Motivo de los proverbios

    1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.

    2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes,

    3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad;

    4 Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura.

    5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo,

    6 Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

    1 Reyes 4:32

    32 Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.

    Los capítulos de Pr. 10:1-22:16 y 25-29, esto es, casi 2/3 del libro, son atribuidos de manera expresa a Salomón. 

    Los ataques contra la idolatría no figuran en esta sección, por lo que se ha querido deducir que estos proverbios fueron compuestos o reunidos después de la gran lucha de los profetas contra la influencia del paganismo en su época. 

    Sin embargo, este razonamiento carece de base, por cuanto no es menos lógico que provengan de antes de esta lucha. 

    El lenguaje de los capítulos 10 a 22:16 y de 25 a 29 está en un heb. notablemente puro, lo que apoya la postura de que Salomón fue su autor. Las obras escritas inmediatamente antes del exilio, o las posteriores, dan evidencia de influencias extranjeras en el lenguaje, que nunca se ve en la ortografía ni estilo de las secciones tratadas. 

    Además, los argumentos lingüísticos han llevado a los críticos a unas opiniones tan contrapuestas que se anulan mutuamente. 

    Así, Eicchorn fecha este libro en el siglo X a.C., Hitzig en el IX, y Ewald en el VI. El uso literario de los proverbios apareció muy tempranamente entre los hebreos, así como entre otras naciones (1 S. 24:14; 2 S. 12:1; Jue. 9:7). 

    1 Samuel 24:14 

    14 ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?

    2 Samuel 12:1 

    Natán amonesta a David

    1 Jehová envió a Natán a David;y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.

    Jueces 9:7

    7 Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios.

    Textos muy antiguos dan testimonio de que Salomón redactó y recopiló tres mil máximas y proverbios (Pr. 25:1; 1 R. 4:32; 10:1; Eclo. 47:12-17). 

    Proverbios 25:1 

    Comparaciones y lecciones morales

    1 También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá:

    1 Reyes 4:32 

    32 Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.

    1 Reyes 10:1 

    La reina de Sabá visita a Salomón

    1 Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles.

    Los dos encabezamientos que atribuyen estas secciones al rey Salomón deben ser considerados como auténticos, sin descartar por ello que él fuera el autor de otras secciones, como ya se ha mencionado anteriormente. En el NT se dan citas de varios pasajes importantes de Proverbios (cfr. Ro. 3:15; 12:16, 20; Stg. 4:6; 1 P. 4:18; 2 P. 2:22). 

    Romanos 3:15 

    15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;

    Romanos 12:16, 20 

    16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

    20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.

    Santiago 4:6 

    6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

    1 Pedro 4:18 

    18 Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

    2 Pedro 2:22

    22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

    Este libro contiene una gran cantidad de observaciones prácticas acerca de la conducta y de la educación. 

    Bajo términos simbólicos tales como «el impío» y «la mujer extraña», las grandes formas del mal en el mundo, el voluntarismo violento y la necedad corruptora son reveladas en cuanto a su curso y fin. De manera detallada, este libro se refiere al mundo, mostrando las cosas a evitar y a seguir, poniendo en evidencia el gobierno de Dios, en el que cada uno recoge lo que sembró, con independencia de las bendiciones de Dios dadas en gracia más allá y por encima de este mundo. 

    Sostiene la integridad en las relaciones terrenas, que no pueden ser violadas con impunidad. Es verdaderamente la sabiduría de Dios para el caminar diario de la vida humana. 

    Si bien las sentencias se suceden sin orden aparente, es muy provechoso intentar agrupar las que tratan de un mismo tema: el temor de Jehová, fuente de la verdadera sabiduría y del recto proceder; la sabiduría y la necedad; el rico y el pobre; el diligente, el perezoso, el borracho; los padres y los hijos, los jóvenes; la mujer corrompida y la virtuosa, el matrimonio; la lengua; la cólera, las pendencias, la bondad, la humildad, el carácter, el corazón, la salud, la oración, el testimonio, el gobierno, etc. 

    El capítulo 8 presenta una impresionante personificación de la sabiduría eterna, que presenta las mismas características que la Palabra divina mencionada en Jn. 1:1-18; 17:5; Col. 1:15-17; 2:2-3

    Juan 1:1-18 

    El Verbo hecho carne

    1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

    2 Este era en el principio con Dios.

    3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

    4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

    5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

    6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

    7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

    8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

    9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

    10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

    11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

    12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

    13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

    14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

    15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.

    16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

    17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

    18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

    Juan 17:5 

    5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

    Colosenses 1:15-17 

    Reconciliación por medio de la muerte de Cristo

    15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

    Colosenses 2:2-3

    2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,

    3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

    Bibliografía: 

    Darby, J. N.: «Proverbs», en Synopsis of the books of the Bible (Bibles and Publications, Montreal, 1970); 

    Feliz, G.: «¿Qué es lo mejor?» (Clíe, Terrassa, 1977); 

    Kidner, D.: «Proverbios» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1975); 

    Walls, A. F.: «Proverbios», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977).

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  • Proverbios (Libro)

    Libro poético que trata de la moral y de la piedad aplicada a la vida diaria. 

    Tanto en el canon hebreo como en las versiones griegas, latinas y castellanas, etc., sigue al libro de los Salmos. 

    El término heb. «mãshãl», traducido proverbios, denota también una máxima, enigma, sátira, parábola (Nm. 23:7; Is. 14:4; Ez. 17:2). 

    Números 23:7 

    7 Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, Rey de Moab, de los montes del oriente; Ven, maldíceme a Jacob, Y ven, execra a Israel.

    Isaías 14:4 

    4 pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro!

    Ezequiel 17:2

    2 Hijo de hombre, propón una figura, y compón una parábola a la casa de Israel.

    A. Esquema del libro: 

    (A) Título e introducción (Pr. 1:1-16), que recapitula el contenido de la obra, cuyo objetivo es el de dar sabiduría y discernimiento. La atribución de la paternidad de Proverbios a Salomón, hijo de David y rey de Israel, no significa que todo el libro sea de Salomón (cfr. Pr. 30-31). 

    Proverbios 1:1-16

    Motivo de los proverbios

    1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.

    2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes,

    3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad;

    4 Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura.

    5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo,

    6 Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

    7 El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

    Amonestaciones de la Sabiduría

    8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

    9 Porque adorno de gracia serán a tu cabeza, Y collares a tu cuello.

    10 Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.

    11 Si dijeren: Ven con nosotros; Pongamos asechanzas para derramar sangre, Acechemos sin motivo al inocente;

    12 Los tragaremos vivos como el Seol, Y enteros, como los que caen en un abismo;

    13 Hallaremos riquezas de toda clase, Llenaremos nuestras casas de despojos;

    14 Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos una bolsa,

    15 Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas,

    16 Porque sus pies corren hacia el mal, Y van presurosos a derramar sangre.

    Proverbios 30

    Las palabras de Agur

    1 Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal.

    2 Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.

    3 Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.

    4 ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

    5 Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él esperan.

    6 No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.

    7 Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera:

    8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario;

    9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

    10 No acuses al siervo ante su señor, No sea que te maldiga, y lleves el castigo.

    11 Hay generación que maldice a su padre Y a su madre no bendice.

    12 Hay generación limpia en su propia opinión, Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.

    13 Hay generación cuyos ojos son altivos Y cuyos párpados están levantados en alto.

    14 Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.

    15 La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: ¡Dame! ¡dame! Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: ¡Basta!

    16 El Seol, la matriz estéril, La tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!

    17 El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila.

    18 Tres cosas me son ocultas; Aun tampoco sé la cuarta:

    19 El rastro del águila en el aire; El rastro de la culebra sobre la peña; El rastro de la nave en medio del mar; Y el rastro del hombre en la doncella.

    20 El proceder de la mujer adúltera es así: Come, y limpia su boca Y dice: No he hecho maldad.

    21 Por tres cosas se alborota la tierra, Y la cuarta ella no puede sufrir:

    22 Por el siervo cuando reina; Por el necio cuando se sacia de pan;

    23 Por la mujer odiada cuando se casa; Y por la sierva cuando hereda a su señora.

    24 Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, Y las mismas son más sabias que los sabios:

    25 Las hormigas, pueblo no fuerte, Y en el verano preparan su comida;

    26 Los conejos, pueblo nada esforzado, Y ponen su casa en la piedra;

    27 Las langostas, que no tienen rey, Y salen todas por cuadrillas;

    28 La araña que atrapas con la mano, Y está en palacios de rey.

    29 Tres cosas hay de hermoso andar, Y la cuarta pasea muy bien:

    30 El león, fuerte entre todos los animales, Que no vuelve atrás por nada;

    31 El ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; Y el rey, a quien nadie resiste.

    32 Si neciamente has procurado enaltecerte, O si has pensado hacer mal, Pon el dedo sobre tu boca.

    33 Ciertamente el que bate la leche sacará mantequilla, Y el que recio se suena las narices sacará sangre; Y el que provoca la ira causará contienda.

    Proverbios 31

    Exhortación a un rey

    1 Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.

    2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?

    3 No des a las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.

    4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la sidra;

    5 No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los afligidos.

    6 Dad la sidra al desfallecido, Y el vino a los de amargado ánimo.

    7 Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no se acuerden más.

    8 Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos.

    9 Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.

    Elogio de la mujer virtuosa

    10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

    11 El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.

    12 Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida.

    13 Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos.

    14 Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.

    15 Se levanta aun de noche Y da comida a su familia Y ración a sus criadas.

    16 Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.

    17 Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.

    18 Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.

    19 Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.

    20 Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso.

    21 No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.

    22 Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.

    23 Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.

    24 Hace telas, y vende, Y da cintas al mercader.

    25 Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.

    26 Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.

    27 Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.

    28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba:

    29 Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.

    30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

    31 Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.

    (B) Cuerpo del libro: 

    (1) Elogio de la sabiduría (Pr. 1:7-9:18). 

    Se trata de un poema didáctico, bajo la forma de un discurso de un padre a su hijo. 

    (2) Proverbios específicamente asignados a Salomón (Pr. 10:1-22:16). 

    Se trata de unas máximas sin un orden riguroso, y presentadas principalmente bajo una forma de antítesis. 

    (3) Sección de Pr. 22:17-24:22. La comparación de Pr. 22:17 con Pr. 24:23 permite titular esta sección como «Las palabras de los sabios»: incorpora un poema en el que se ataca la intemperancia (Pr. 23:29-35). 

    Proverbios 22:17

    Preceptos y amonestaciones

    17 Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, Y aplica tu corazón a mi sabiduría;

    Proverbios 24:23

    23 También estos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.

    Proverbios 23:29-35

    29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

    30 Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.

    31 No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;

    32 Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.

    33 Tus ojos mirarán cosas extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.

    34 Serás como el que yace en medio del mar, O como el que está en la punta de un mastelero.

    35 Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; Me azotaron, mas no lo sentí; Cuando despertare, aún lo volveré a buscar.

    A esta sección se añaden otras palabras de los sabios (Pr. 24:23-34), que contienen la oda al perezoso. 

    Proverbios 24:23-34

    23 También estos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.

    24 El que dijere al malo: Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones;

    25 Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad, Y sobre ellos vendrá gran bendición.

    26 Besados serán los labios Del que responde palabras rectas.

    27 Prepara tus labores fuera, Y disponlas en tus campos, Y después edificarás tu casa.

    28 No seas sin causa testigo contra tu prójimo, Y no lisonjees con tus labios.

    29 No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra.

    30 Pasé junto al campo del hombre perezoso, Y junto a la viña del hombre falto de entendimiento;

    31 Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, Ortigas habían ya cubierto su faz, Y su cerca de piedra estaba ya destruida.

    32 Miré, y lo puse en mi corazón; Lo vi, y tomé consejo.

    33 Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;

    34 Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre armado.

    (4) Otros proverbios de Salomón, transcritos por «los varones de Ezequías» (Pr. 25-29). 

    Estos pensamientos, con el propósito de enseñar sabiduría al pueblo, se presentan bajo la forma de paralelos en 2, 3, 4 y hasta 5 miembros. 

    (C) Tercera parte, compuesta de tres apéndices: 

    (1) Palabras de Agur (Pr. 30), en ocasiones enigmáticas, y entre las que los proverbios numéricos ocupan un lugar importante. 

    (2) Consejos dados al rey Lemuel por su madre (Pr. 31:1-9). 

    Proverbios 31:1-9

    Exhortación a un rey

    1 Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.

    2 ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?

    3 No des a las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.

    4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la sidra;

    5 No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los afligidos.

    6 Dad la sidra al desfallecido, Y el vino a los de amargado ánimo.

    7 Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no se acuerden más.

    8 Abre tu boca por el mudo en el juicio de todos los desvalidos.

    9 Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.

    (3) Elogio de la mujer virtuosa (Pr. 31:10-31). 

    Proverbios 31:10-31

    Elogio de la mujer virtuosa

    10 Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.

    11 El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.

    12 Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida.

    13 Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos.

    14 Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.

    15 Se levanta aun de noche Y da comida a su familia Y ración a sus criadas.

    16 Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.

    17 Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.

    18 Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.

    19 Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.

    20 Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso.

    21 No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.

    22 Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.

    23 Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.

    24 Hace telas, y vende, Y da cintas al mercader.

    25 Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.

    26 Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.

    27 Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.

    28 Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba:

    29 Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.

    30 Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

    31 Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.

    Se trata de un poema acróstico, en el que cada uno de sus doce versículos comienza con una de las letras del alefato hebreo, siguiendo su orden habitual. 

    B. Autor: El libro es atribuido sólo en parte a Salomón: el hecho es que no lo escribió íntegramente. 

    La sección de los caps. 25 a 29 lleva el encabezamiento: «También éstos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá», lo que da prueba de que este libro no tuvo su forma actual hasta la época de Ezequías. 

    La introducción (Pr. 1:1-6) da la recapitulación; el elogio a la sabiduría (Pr. 1:7-9:18) constituye una especie de prefacio a los proverbios específicamente atribuidos a Salomón; sin embargo, no se puede descartar que estas primeras páginas no le pertenezcan a él (cfr. 1 R. 4:32). 

    Proverbios 1:1-6

    Motivo de los proverbios

    1 Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.

    2 Para entender sabiduría y doctrina, Para conocer razones prudentes,

    3 Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, juicio y equidad;

    4 Para dar sagacidad a los simples, Y a los jóvenes inteligencia y cordura.

    5 Oirá el sabio, y aumentará el saber, Y el entendido adquirirá consejo,

    6 Para entender proverbio y declaración, Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

    1 Reyes 4:32

    32 Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.

    Los capítulos de Pr. 10:1-22:16 y 25-29, esto es, casi 2/3 del libro, son atribuidos de manera expresa a Salomón. 

    Los ataques contra la idolatría no figuran en esta sección, por lo que se ha querido deducir que estos proverbios fueron compuestos o reunidos después de la gran lucha de los profetas contra la influencia del paganismo en su época. 

    Sin embargo, este razonamiento carece de base, por cuanto no es menos lógico que provengan de antes de esta lucha. 

    El lenguaje de los capítulos 10 a 22:16 y de 25 a 29 está en un heb. notablemente puro, lo que apoya la postura de que Salomón fue su autor. Las obras escritas inmediatamente antes del exilio, o las posteriores, dan evidencia de influencias extranjeras en el lenguaje, que nunca se ve en la ortografía ni estilo de las secciones tratadas. 

    Además, los argumentos lingüísticos han llevado a los críticos a unas opiniones tan contrapuestas que se anulan mutuamente. 

    Así, Eicchorn fecha este libro en el siglo X a.C., Hitzig en el IX, y Ewald en el VI. El uso literario de los proverbios apareció muy tempranamente entre los hebreos, así como entre otras naciones (1 S. 24:14; 2 S. 12:1; Jue. 9:7). 

    1 Samuel 24:14 

    14 ¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?

    2 Samuel 12:1 

    Natán amonesta a David

    1 Jehová envió a Natán a David;y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre.

    Jueces 9:7

    7 Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios.

    Textos muy antiguos dan testimonio de que Salomón redactó y recopiló tres mil máximas y proverbios (Pr. 25:1; 1 R. 4:32; 10:1; Eclo. 47:12-17). 

    Proverbios 25:1 

    Comparaciones y lecciones morales

    1 También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá:

    1 Reyes 4:32 

    32 Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.

    1 Reyes 10:1 

    La reina de Sabá visita a Salomón

    1 Oyendo la reina de Sabá la fama que Salomón había alcanzado por el nombre de Jehová, vino a probarle con preguntas difíciles.

    Los dos encabezamientos que atribuyen estas secciones al rey Salomón deben ser considerados como auténticos, sin descartar por ello que él fuera el autor de otras secciones, como ya se ha mencionado anteriormente. En el NT se dan citas de varios pasajes importantes de Proverbios (cfr. Ro. 3:15; 12:16, 20; Stg. 4:6; 1 P. 4:18; 2 P. 2:22). 

    Romanos 3:15 

    15 Sus pies se apresuran para derramar sangre;

    Romanos 12:16, 20 

    16 Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.

    20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.

    Santiago 4:6 

    6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

    1 Pedro 4:18 

    18 Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

    2 Pedro 2:22

    22 Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.

    Este libro contiene una gran cantidad de observaciones prácticas acerca de la conducta y de la educación. 

    Bajo términos simbólicos tales como «el impío» y «la mujer extraña», las grandes formas del mal en el mundo, el voluntarismo violento y la necedad corruptora son reveladas en cuanto a su curso y fin. De manera detallada, este libro se refiere al mundo, mostrando las cosas a evitar y a seguir, poniendo en evidencia el gobierno de Dios, en el que cada uno recoge lo que sembró, con independencia de las bendiciones de Dios dadas en gracia más allá y por encima de este mundo. 

    Sostiene la integridad en las relaciones terrenas, que no pueden ser violadas con impunidad. Es verdaderamente la sabiduría de Dios para el caminar diario de la vida humana. 

    Si bien las sentencias se suceden sin orden aparente, es muy provechoso intentar agrupar las que tratan de un mismo tema: el temor de Jehová, fuente de la verdadera sabiduría y del recto proceder; la sabiduría y la necedad; el rico y el pobre; el diligente, el perezoso, el borracho; los padres y los hijos, los jóvenes; la mujer corrompida y la virtuosa, el matrimonio; la lengua; la cólera, las pendencias, la bondad, la humildad, el carácter, el corazón, la salud, la oración, el testimonio, el gobierno, etc. 

    El capítulo 8 presenta una impresionante personificación de la sabiduría eterna, que presenta las mismas características que la Palabra divina mencionada en Jn. 1:1-18; 17:5; Col. 1:15-17; 2:2-3

    Juan 1:1-18 

    El Verbo hecho carne

    1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

    2 Este era en el principio con Dios.

    3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

    4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

    5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

    6 Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

    7 Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él.

    8 No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz.

    9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.

    10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.

    11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

    12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;

    13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

    14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

    15 Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.

    16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.

    17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

    18 A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.

    Juan 17:5 

    5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

    Colosenses 1:15-17 

    Reconciliación por medio de la muerte de Cristo

    15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

    Colosenses 2:2-3

    2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo,

    3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

    Bibliografía: 

    Darby, J. N.: «Proverbs», en Synopsis of the books of the Bible (Bibles and Publications, Montreal, 1970); 

    Feliz, G.: «¿Qué es lo mejor?» (Clíe, Terrassa, 1977); 

    Kidner, D.: «Proverbios» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1975); 

    Walls, A. F.: «Proverbios», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977).

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