San Lucas / Capítulo 2
Leyendo el subtítulo La Biblia RVR1960
San Lucas / Capítulo 2
    • Presentación de Jesús en el templo
    • 21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.
      22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor
      23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor),
      24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
      25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
      26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.
      27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley,
      28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
      29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra;
      30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
      31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
      32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.
      33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.
      34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha
      35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
      36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad,
      37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
      38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
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  • Presentación de Jesús en el templo
  • 21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.
    22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor
    23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor),
    24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos.
    25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
    26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.
    27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley,
    28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
    29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra;
    30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
    31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos;
    32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.
    33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él.
    34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha
    35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.
    36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad,
    37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones.
    38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.
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