San Lucas / Capítulo 9
Leyendo el subtítulo La Biblia RVR1960
San Lucas / Capítulo 9
    • La transfiguración - San Lucas
    • 28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
      29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
      30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
      31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.
      32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.
      33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía.
      34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.
      35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.
      36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.
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  • La transfiguración - San Lucas
  • 28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar.
    29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
    30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías;
    31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.
    32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.
    33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía.
    34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.
    35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.
    36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.
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