San Lucas / Capítulo 8
Leyendo el subtítulo La Biblia RVR1960
San Lucas / Capítulo 8
    • La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús - San Lucas
    • 40 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban.
      41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
      42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.
      43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
      44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
      45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
      46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
      47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
      48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
      49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
      50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
      51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.
      52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
      53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta.
      54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.
      55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
      56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
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  • La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús - San Lucas
  • 40 Cuando volvió Jesús, le recibió la multitud con gozo; porque todos le esperaban.
    41 Entonces vino un varón llamado Jairo, que era principal de la sinagoga, y postrándose a los pies de Jesús, le rogaba que entrase en su casa;
    42 porque tenía una hija única, como de doce años, que se estaba muriendo. Y mientras iba, la multitud le oprimía.
    43 Pero una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada,
    44 se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.
    45 Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?
    46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.
    47 Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.
    48 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz.
    49 Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al Maestro.
    50 Oyéndolo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente, y será salva.
    51 Entrando en la casa, no dejó entrar a nadie consigo, sino a Pedro, a Jacobo, a Juan, y al padre y a la madre de la niña.
    52 Y lloraban todos y hacían lamentación por ella. Pero él dijo: No lloréis; no está muerta, sino que duerme.
    53 Y se burlaban de él, sabiendo que estaba muerta.
    54 Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.
    55 Entonces su espíritu volvió, e inmediatamente se levantó; y él mandó que se le diese de comer.
    56 Y sus padres estaban atónitos; pero Jesús les mandó que a nadie dijesen lo que había sucedido.
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