Diccionario
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  • Juicio

    (a) Juicio penal. 

    Puede ser administrado en la tierra en el gobierno que Dios ejerce sobre los hombres o sobre su pueblo, de acuerdo con los principios de la economía que esté entonces en vigor (véase DISPENSACIÓN); o en el más allá para la eternidad, en conformidad con los decretos de Dios. 

    Los cuatro gravosos juicios de Dios sobre los vivientes cayeron sobre Jerusalén y han caído en general sobre la humanidad. Caerán todavía sobre la tierra en el futuro, como se muestra en Apocalipsis (véase APOCALIPSIS [LIBRO DE]): 

    (A) Guerra, muerte por espada, sea de parte de un enemigo exterior, o en guerra civil. 

    (B) Hambre, que puede provenir de escasez en la tierra o de un asedio. 

    (C) Plagas de animales, que pueden incluir las devastaciones de langostas, debido a que asolan la tierra, destruyendo sus frutos. 

    (D) Pestilencia, que a menudo ha provocado la muerte en grandes proporciones de las poblaciones (Ez. 14:13- 21). 

    Ezequiel 14:13-21

    13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias,

    14 si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor.

    15 Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren, y quedare desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,

    16 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada.

    17 O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; e hiciere cortar de ella hombres y bestias,

    18 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados.

    19 O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias,

    20 y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.

    21 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?

    Aparte de éstos, se dan conflagraciones en diversas partes de la tierra: terremotos, erupciones, ciclones, avalanchas, inundaciones, heladas, naufragios, maremotos, etc., que se suceden con frecuencia. 

    Todo ello tiene lugar en los juicios providenciales de Dios, y mediante ellos Él se hace oír de continuo, manifestando su poder (cfr. Jb. 37:13). 

    Job 37:13

    13 Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, Otras por misericordia las hará venir.

    Pero, además de este gobierno providencial, hay a menudo juicios directos, y por ello el profeta dijo: «luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia» (Is. 26:9). 

    Isaías 26:9

    9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

    Sin embargo, tales juicios son muy frecuentemente considerados como fenómenos naturales, meros accidentes o calamidades, sin reconocimiento alguno de Dios, y son pronto olvidados. Debieran servir para advertir a los hombres; así como a menudo caen lluvias ligeras antes de una tormenta, estos frecuentes juicios son sólo los heraldos de la gran tormenta de la ira de Dios que ciertamente caerá sobre este mundo culpable cuando se derramen las copas de su indignación (cfr. Ap. 6-20). 

    Todo juicio, esto es, el acto de juzgar (gr. «krisis»), sea de muertos o de vivos, ha sido dado al Señor Jesús. Él es presentado como viniendo de Edom, con vestidos teñidos en Bosra, cuando Él pisoteará en su ira a las gentes, y la sangre de ellos manchará todas sus ropas (Is. 63:1-3). 

    Isaías 63:1-3

    El día de la venganza de Jehová

    1 ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.

    2 ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?

    3 He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.

    Sus juicios caerán sobre las naciones vivientes; asimismo, antes de que Israel sea restaurado a la bendición, el juicio de Dios caerá también sobre ellos (véase TRIBULACIÓN [GRAN]). Dios también ejecutará juicios sobre la Cristiandad profesante (véase BABILONIA-b). 

    El castigo eterno de los malvados recibe el nombre de «juicio eterno» (He. 6:2). 

    Hebreos 6:2

    2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

    Los ángeles caídos están reservados para juicio (2 P. 2:4), y el fuego eterno está preparado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25:41). 

    2 Pedro 2:4

    4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;

    Mateo 25:41

    41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

    (b) Juicio en sesión formal. 

    La común expresión «Juicio final» no se halla en las Escrituras. Mediante esta expresión se entiende, generalmente, que toda la humanidad en «el día del Juicio», comparecerá ante Dios, el Señor Jesús, para ser juzgada por sus obras y para oír cada uno la decisión acerca de su destino eterno. Pero esto no es conforme a las Escrituras. 

    En todos los pasajes (excepto 1 Jn. 4:17 donde se dice que el cristiano tiene confianza «en el día del juicio»), el término es «día de juicio»; y no «el día del juicio» como refiriéndose a un día específico. 

    1 Juan 4:17

    17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

    Además del juicio sesional de los imperios en Dn. 7:9-14, hay otros dos de estos juicios en las Escrituras, revelados con mayor o menor detalle, y que no deben ser confundidos, no teniendo lugar al mismo tiempo ni con respecto a la misma categoría de personas. 

    Daniel 7:9-14

    9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.

    10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.

    11 Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.

    12 Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.

    13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.

    14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.

    El Señor Jesús ha sido designado el juez tanto de los vivos como de los muertos (Hch. 10:42). 

    Hechos 10:42

    42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.

    En Mt. 25 se da el juicio de vivos, en tanto que en Ap. 20 son los muertos los juzgados. El contraste se puede expresar así: en Mt. 25 se trata de las naciones vivientes, sin mención de los muertos; la escena donde se desarrolla es en esta tierra, a la que viene el Hijo del hombre. 

    En Ap. 20 se trata de los muertos, sin mención de los vivos; la tierra ha desaparecido de delante de Aquel que se sienta sobre el Gran Trono Blanco. En Mt. 25, unos son salvados y otros perdidos. 

    En Ap. 20 no se menciona ningún salvo: todos son perdidos. En Mt. 25 el juicio se refiere al trato dado a los hermanos del Señor, sin mención de pecados generales. En Ap. 20 el juicio tiene como base los pecados generales, sin mención alguna de su tratamiento de los santos. Es evidente que se trata de juicios distintos y separados en el tiempo y en el espacio. 

    El juicio de los «vivos» será en el comienzo del reinado del Señor. Después de que la Iglesia sea recogida a la gloria, Cristo tendrá sin embargo siervos suyos haciendo su voluntad sobre la tierra, como sus dos testigos en Ap. 11:3 (cfr. también Mt. 10:23). 

    Apocalipsis 11:3

    3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

    Mateo 10:23

    23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre.

    Cuando vuelva a reinar, las naciones serán juzgadas en base al trato dado a aquellos a los que llama sus «hermanos». 

    El juicio de los «muertos» malvados tendrá lugar después del milenio, y abarcará a todos los que han muerto en sus pecados; todos los secretos de los hombres serán entonces juzgados. Surge, así, la cuestión en cuanto a los creyentes que puedan estar aún vivos en la venida del Señor y de la multitud de aquellos que ya han muerto. 

    No pueden ser incluidos ni en el juicio de Mt. 25 ni en el de Ap. 20. En cuanto a su suerte personal, por lo que toca a su salvación, tenemos la clara afirmación de Jn. 5:24, acerca de que los tales no vendrán a juicio en absoluto. «El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación (gr. «krisis»: juicio), mas ha pasado de muerte a vida». Cfr. el uso de «krisis» en los vv. 22, 27, 30, y cfr. v. 29, donde debería ser «resurrección de juicio». 

    Juan 5:24

    24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

    También aparece la misma palabra en He. 9:27: «... está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio... Cristo... aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan». 

    Hebreos 9:27

    27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

    (c) El tribunal de Cristo. 

    Todo quedará manifestado ante el tribunal de Cristo, a fin de que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o malo (2 Co. 5:10). 

    2 Corintios 5:10

    10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

    Esto no entra en colisión con la anterior afirmación de que el creyente «no vendrá a juicio». El Señor Jesús se sentará en el tribunal. Es Él el que murió por los pecados de los creyentes y resucitó nuevamente para su justificación; y Él es la justicia del creyente: Él no va a juzgar su propia obra. 

    Los creyentes, habiendo sido justificados por el mismo Dios, no pueden ser juzgados. En Jn. 5:24 se afirma taxativamente que Él no viene en absoluto a juicio. 

    Juan 5:24

    24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

    Pero será manifestado: las cosas llevadas a cabo en el cuerpo serán revisadas, todo será examinado por Él en su verdadera luz, tanto lo bueno como lo malo, y esto destacará la gracia de Aquel que ha dado la salvación. 

    Se requerirá entonces del creyente que dé cuenta de cómo ha servido al Señor. ¿Ha usado el talento que le ha sido confiado? Habrá aquellos que habrán trabajado con materiales impropios, y tal obra será quemada, con lo que el obrero perderá su recompensa, aunque el obrero mismo será salvo, pero como a través de fuego. 

    Para otros, su obra permanecerá, y los tales conseguirán recompensa por su labor (1 Co. 3:14). 

    1 Corintios 3:14

    14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

    Cada uno recibirá recompensa conforme a la obra realizada (v. 8). 

    El apóstol Juan exhortó a los creyentes a permanecer en Cristo a fin de que él mismo, como obrero, no tuviera que avergonzarse ante el Señor en su venida (1 Jn. 2:28; cfr. 2 Jn. 8). 

    1 Juan 2:28

    28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.

    2 Juan 1:8

    8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.

    Estos pasajes tienen relación con el servicio de los cristianos, los cuales reciben uno o varios talentos. (Véanse DÍA DE JEHOVÁ, ESCATOLOGÍA, GRACIA, MILENIO, TRIBULACIÓN.)

    VÉASE: Dispensación , Apocalipsis (Libro) , Tribulación (Gran) , Babilonia , Día , Escatología , Gracia , Milenio , Día de Jehová , Tribulacion
  • DICCIONARIO
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  • Juicio

    (a) Juicio penal. 

    Puede ser administrado en la tierra en el gobierno que Dios ejerce sobre los hombres o sobre su pueblo, de acuerdo con los principios de la economía que esté entonces en vigor (véase DISPENSACIÓN); o en el más allá para la eternidad, en conformidad con los decretos de Dios. 

    Los cuatro gravosos juicios de Dios sobre los vivientes cayeron sobre Jerusalén y han caído en general sobre la humanidad. Caerán todavía sobre la tierra en el futuro, como se muestra en Apocalipsis (véase APOCALIPSIS [LIBRO DE]): 

    (A) Guerra, muerte por espada, sea de parte de un enemigo exterior, o en guerra civil. 

    (B) Hambre, que puede provenir de escasez en la tierra o de un asedio. 

    (C) Plagas de animales, que pueden incluir las devastaciones de langostas, debido a que asolan la tierra, destruyendo sus frutos. 

    (D) Pestilencia, que a menudo ha provocado la muerte en grandes proporciones de las poblaciones (Ez. 14:13- 21). 

    Ezequiel 14:13-21

    13 Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias,

    14 si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice Jehová el Señor.

    15 Y si hiciere pasar bestias feroces por la tierra y la asolaren, y quedare desolada de modo que no haya quien pase a causa de las fieras,

    16 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, ni a sus hijos ni a sus hijas librarían; ellos solos serían librados, y la tierra quedaría desolada.

    17 O si yo trajere espada sobre la tierra, y dijere: Espada, pasa por la tierra; e hiciere cortar de ella hombres y bestias,

    18 y estos tres varones estuviesen en medio de ella, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a sus hijos ni a sus hijas; ellos solos serían librados.

    19 O si enviare pestilencia sobre esa tierra y derramare mi ira sobre ella en sangre, para cortar de ella hombres y bestias,

    20 y estuviesen en medio de ella Noé, Daniel y Job, vivo yo, dice Jehová el Señor, no librarían a hijo ni a hija; ellos por su justicia librarían solamente sus propias vidas.

    21 Por lo cual así ha dicho Jehová el Señor: ¿Cuánto más cuando yo enviare contra Jerusalén mis cuatro juicios terribles, espada, hambre, fieras y pestilencia, para cortar de ella hombres y bestias?

    Aparte de éstos, se dan conflagraciones en diversas partes de la tierra: terremotos, erupciones, ciclones, avalanchas, inundaciones, heladas, naufragios, maremotos, etc., que se suceden con frecuencia. 

    Todo ello tiene lugar en los juicios providenciales de Dios, y mediante ellos Él se hace oír de continuo, manifestando su poder (cfr. Jb. 37:13). 

    Job 37:13

    13 Unas veces por azote, otras por causa de su tierra, Otras por misericordia las hará venir.

    Pero, además de este gobierno providencial, hay a menudo juicios directos, y por ello el profeta dijo: «luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia» (Is. 26:9). 

    Isaías 26:9

    9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.

    Sin embargo, tales juicios son muy frecuentemente considerados como fenómenos naturales, meros accidentes o calamidades, sin reconocimiento alguno de Dios, y son pronto olvidados. Debieran servir para advertir a los hombres; así como a menudo caen lluvias ligeras antes de una tormenta, estos frecuentes juicios son sólo los heraldos de la gran tormenta de la ira de Dios que ciertamente caerá sobre este mundo culpable cuando se derramen las copas de su indignación (cfr. Ap. 6-20). 

    Todo juicio, esto es, el acto de juzgar (gr. «krisis»), sea de muertos o de vivos, ha sido dado al Señor Jesús. Él es presentado como viniendo de Edom, con vestidos teñidos en Bosra, cuando Él pisoteará en su ira a las gentes, y la sangre de ellos manchará todas sus ropas (Is. 63:1-3). 

    Isaías 63:1-3

    El día de la venganza de Jehová

    1 ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.

    2 ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?

    3 He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas.

    Sus juicios caerán sobre las naciones vivientes; asimismo, antes de que Israel sea restaurado a la bendición, el juicio de Dios caerá también sobre ellos (véase TRIBULACIÓN [GRAN]). Dios también ejecutará juicios sobre la Cristiandad profesante (véase BABILONIA-b). 

    El castigo eterno de los malvados recibe el nombre de «juicio eterno» (He. 6:2). 

    Hebreos 6:2

    2 de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

    Los ángeles caídos están reservados para juicio (2 P. 2:4), y el fuego eterno está preparado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25:41). 

    2 Pedro 2:4

    4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;

    Mateo 25:41

    41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

    (b) Juicio en sesión formal. 

    La común expresión «Juicio final» no se halla en las Escrituras. Mediante esta expresión se entiende, generalmente, que toda la humanidad en «el día del Juicio», comparecerá ante Dios, el Señor Jesús, para ser juzgada por sus obras y para oír cada uno la decisión acerca de su destino eterno. Pero esto no es conforme a las Escrituras. 

    En todos los pasajes (excepto 1 Jn. 4:17 donde se dice que el cristiano tiene confianza «en el día del juicio»), el término es «día de juicio»; y no «el día del juicio» como refiriéndose a un día específico. 

    1 Juan 4:17

    17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.

    Además del juicio sesional de los imperios en Dn. 7:9-14, hay otros dos de estos juicios en las Escrituras, revelados con mayor o menor detalle, y que no deben ser confundidos, no teniendo lugar al mismo tiempo ni con respecto a la misma categoría de personas. 

    Daniel 7:9-14

    9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.

    10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.

    11 Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego.

    12 Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo.

    13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.

    14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.

    El Señor Jesús ha sido designado el juez tanto de los vivos como de los muertos (Hch. 10:42). 

    Hechos 10:42

    42 Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.

    En Mt. 25 se da el juicio de vivos, en tanto que en Ap. 20 son los muertos los juzgados. El contraste se puede expresar así: en Mt. 25 se trata de las naciones vivientes, sin mención de los muertos; la escena donde se desarrolla es en esta tierra, a la que viene el Hijo del hombre. 

    En Ap. 20 se trata de los muertos, sin mención de los vivos; la tierra ha desaparecido de delante de Aquel que se sienta sobre el Gran Trono Blanco. En Mt. 25, unos son salvados y otros perdidos. 

    En Ap. 20 no se menciona ningún salvo: todos son perdidos. En Mt. 25 el juicio se refiere al trato dado a los hermanos del Señor, sin mención de pecados generales. En Ap. 20 el juicio tiene como base los pecados generales, sin mención alguna de su tratamiento de los santos. Es evidente que se trata de juicios distintos y separados en el tiempo y en el espacio. 

    El juicio de los «vivos» será en el comienzo del reinado del Señor. Después de que la Iglesia sea recogida a la gloria, Cristo tendrá sin embargo siervos suyos haciendo su voluntad sobre la tierra, como sus dos testigos en Ap. 11:3 (cfr. también Mt. 10:23). 

    Apocalipsis 11:3

    3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

    Mateo 10:23

    23 Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre.

    Cuando vuelva a reinar, las naciones serán juzgadas en base al trato dado a aquellos a los que llama sus «hermanos». 

    El juicio de los «muertos» malvados tendrá lugar después del milenio, y abarcará a todos los que han muerto en sus pecados; todos los secretos de los hombres serán entonces juzgados. Surge, así, la cuestión en cuanto a los creyentes que puedan estar aún vivos en la venida del Señor y de la multitud de aquellos que ya han muerto. 

    No pueden ser incluidos ni en el juicio de Mt. 25 ni en el de Ap. 20. En cuanto a su suerte personal, por lo que toca a su salvación, tenemos la clara afirmación de Jn. 5:24, acerca de que los tales no vendrán a juicio en absoluto. «El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación (gr. «krisis»: juicio), mas ha pasado de muerte a vida». Cfr. el uso de «krisis» en los vv. 22, 27, 30, y cfr. v. 29, donde debería ser «resurrección de juicio». 

    Juan 5:24

    24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

    También aparece la misma palabra en He. 9:27: «... está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio... Cristo... aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan». 

    Hebreos 9:27

    27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

    (c) El tribunal de Cristo. 

    Todo quedará manifestado ante el tribunal de Cristo, a fin de que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o malo (2 Co. 5:10). 

    2 Corintios 5:10

    10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.

    Esto no entra en colisión con la anterior afirmación de que el creyente «no vendrá a juicio». El Señor Jesús se sentará en el tribunal. Es Él el que murió por los pecados de los creyentes y resucitó nuevamente para su justificación; y Él es la justicia del creyente: Él no va a juzgar su propia obra. 

    Los creyentes, habiendo sido justificados por el mismo Dios, no pueden ser juzgados. En Jn. 5:24 se afirma taxativamente que Él no viene en absoluto a juicio. 

    Juan 5:24

    24 De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

    Pero será manifestado: las cosas llevadas a cabo en el cuerpo serán revisadas, todo será examinado por Él en su verdadera luz, tanto lo bueno como lo malo, y esto destacará la gracia de Aquel que ha dado la salvación. 

    Se requerirá entonces del creyente que dé cuenta de cómo ha servido al Señor. ¿Ha usado el talento que le ha sido confiado? Habrá aquellos que habrán trabajado con materiales impropios, y tal obra será quemada, con lo que el obrero perderá su recompensa, aunque el obrero mismo será salvo, pero como a través de fuego. 

    Para otros, su obra permanecerá, y los tales conseguirán recompensa por su labor (1 Co. 3:14). 

    1 Corintios 3:14

    14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

    Cada uno recibirá recompensa conforme a la obra realizada (v. 8). 

    El apóstol Juan exhortó a los creyentes a permanecer en Cristo a fin de que él mismo, como obrero, no tuviera que avergonzarse ante el Señor en su venida (1 Jn. 2:28; cfr. 2 Jn. 8). 

    1 Juan 2:28

    28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.

    2 Juan 1:8

    8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo.

    Estos pasajes tienen relación con el servicio de los cristianos, los cuales reciben uno o varios talentos. (Véanse DÍA DE JEHOVÁ, ESCATOLOGÍA, GRACIA, MILENIO, TRIBULACIÓN.)

    VÉASE:
    Dispensación , Apocalipsis (Libro) , Tribulación (Gran) , Babilonia , Día , Escatología , Gracia , Milenio , Día de Jehová , Tribulacion
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