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  • Marcos (Evangelio)
    El segundo de los cuatro Evangelios, lo que no nos indica nada necesariamente acerca del orden de su redacción. Su brevedad (es el más corto de los cuatro) no proviene por lo general de su concisión, porque es abundante en detalles. Se desarrollan rápidamente una serie de escenas poderosamente evocadoras. El orden cronológico es más ajustado que en Mateo y Lucas. Marcos nos da más los gestos y actos de Cristo que sus discursos. No cita más que cuatro parábolas, pero relata dieciocho milagros, y solamente da íntegro uno de los más largos discursos de Jesús (Mr. 13). Marcos insiste en el poder de Cristo, el hijo de Dios (Mr. 1:11; 5:7; 9:7; 14:61; también Mr. 8:38; 12:1-11; 13:32; 14:36), el salvador triunfante. Los dos temas esenciales de este Evangelio son el ministerio en Galilea (Mr. 1:14-9:51) y la última semana en Jerusalén (Mr. 11:1-16:8). Estas dos secciones están conectadas con un breve relato acerca del período intermedio (Mr. 10:1-53). Plan del Evangelio: (a) Preludio del Evangelio de Jesucristo: ministerio de Juan el Bautista, bautismo y tentación de Jesús (Mr. 1:1- 13). (b) Inicio del ministerio galileo: lugar, mensaje, y vocación de los primeros cuatro apóstoles, milagros en Capernaum y Galilea (Mr. 1:14-45). (c) Triunfo de Cristo sobre la oposición que se iba articulando. Curación del paralítico, banquete de Leví, discurso sobre el ayuno, controversia acerca del sábado (Mr. 2:1-3:6). (d) A pesar de la creciente oposición, se va extendiendo la obra de Cristo entre las multitudes; elección de los doce; réplicas a los fariseos; intervención de la madre y de los hermanos de Jesús; parábolas del sembrador, de la semilla que crece secretamente, de la semilla de mostaza; grandes milagros: el apaciguamiento de la tormenta, la curación del endemoniado gadareno, de la mujer con flujo de sangre, resurrección de la hija de Jairo; segundo rechazamiento en Nazaret; misión de los doce; investigación de Herodes acerca de Jesús y ejecución de Juan el Bautista; primera multiplicación de panes; Jesús andando sobre las aguas; ataque de Jesús al tradicionalismo de los fariseos (Mr. 3:7-7:23). (e) Periodo de relativo retiro correspondiente al ministerio galileo posterior: curación de la hija de la mujer sirofenicia en las regiones de Tiro y de Sidón; de un sordomudo en Decápolis; segunda multiplicación de los panes, rechazo de dar una señal a los fariseos; advertencia a los discípulos de guardarse de ellos; curación de un ciego cerca de Betsaida; visitas a pueblos de la demarcación de Cesarea de Filipos; confesión de Pedro; anuncio de la pasión de Jesús; transfiguración; curación de un endemoniado; Jesús predice de nuevo su muerte; retorno a Capernaum; recomendaciones a los discípulos (Mr. 7:24-9:50). Este período queda particularmente detallado en Marcos. (f) En Perea; fin del ministerio de Cristo: pregunta de los fariseos sobre el divorcio; bendición de los niños; el joven rico; respuesta de Jesús a los discípulos; subida a Jerusalén; tercera predicción de su muerte; petición de Jacobo y Juan; restitución de la vista al ciego Bartimeo (Mr. 10). (g) La última semana: entrada triunfal en Jerusalén; maldición contra la higuera; segunda purificación del Templo; pregunta de los delegados del sanedrín; parábola de los viñadores; preguntas capciosas de los fariseos, herodianos, saduceos y de un escriba; Cristo los interroga a su vez acerca del tema del hijo de David; breve acusación contra las fariseos y los escribas (cfr. Mt. 23); la ofrenda de la viuda; discurso pronunciado sobre el monte de los Olivos; traición de Judas y cena en Betania; breve descripción de la última tarde con los discípulos e institución de la Cena; la agonía en Getsemaní; el arresto; la comparecencia nocturna de Jesús ante el sanedrín; negaciones de Pedro; Jesús ante Pilato; crucifixión; sepultura; un ángel anuncia a ciertas mujeres la resurrección de Cristo (Mr. 11:1-16:8). Los doce últimos versículos del Evangelio de Marcos han sido y son tema de controversia textual. Hay una parte de comentaristas que opina que no pertenecen al original final de Marcos. Sin embargo, no hay razones de verdadero peso para dudar de la genuinidad de Mr. 16:9-20, y sí buenas razones para aceptar la paternidad de marcana: (a) Aunque Eusebio de Cesarea omite el pasaje, y también los mss. Vaticanus y Sinaíticus, además de otras copias, aparece en los más antiguos y más acreditados mss., en todas las colecciones de Evangelios, y en todas las versiones clásicas de la Biblia (excepto en la edición romana del árabe). (b) Milita a su favor también una gran proporción de los Padres de la Iglesia más anteriores y más dignos de confianza. Como bien dice W. Kelly: «No hay dudas acerca del hecho de que esta sección ya era conocida en su lugar en el siglo II, o sea, antes de la existencia de ninguno de los testimonios que lo omita o que ponga en duda su paternidad» («The Bible Treasury», sept. 1887, p. 335). Lachmann lo acepta sin dudarlo un momento, en tanto que Tregelles reconoce que las pretendidas dificultades que presenta son en realidad pruebas de su genuinidad. Para un examen de las cuestiones lingüísticas generalmente presentadas en contra de la genuinidad de este pasaje, cfr. la anterior referencia de Kelly, loc. cit. Desde mediados del siglo II el Evangelio de Marcos era ya bien conocido y estaba muy difundido por las iglesias cristianas. Figura en el Diatessaron de Taciano (Armonía de los cuatro Evangelios). Ireneo, en el último cuarto del siglo II, cita este Evangelio en numerosas ocasiones, afirmando que Marcos era su autor. Al igual que otros antes que él (como Papías), hace de Marcos el discípulo e intérprete de Pedro. Hay un gran número de detalles entrañables que informa Marcos que dan evidencia de que, en efecto, el redactor estaba transcribiendo los recuerdos de un testigo ocular (Mr. 1:40; 2:1-4; 3:5; 5:4-6; 6:39, 40; 7:34; 8:33; 10:21; 11:20). Los hechos conocidos sólo por Pedro ocupan más extensión en este Evangelio que en los otros (cfr. las negaciones de Pedro). El silencio de Marcos acerca de lo que podía dar honor a Pedro (Mt. 16:17-19; Lc. 5:3-10) evidencia también la reserva propia debida a la modestia del testigo. Pero esta impronta de Pedro no excluye las otras fuentes. Marcos pudo conseguir relatos de testigos oculares como Bernabé, su tío, de Pablo, y de otros miembros de la comunidad primitiva, de discípulos que frecuentaban el hogar de su madre (Hch. 12:12, 17). La tradición afirma que Marcos redactó su evangelio en Roma, poco antes o poco después de la muerte de Pedro. Si éste es el caso, se sitúa entre el año 65 y 68 d.C. Hay exegetas que lo sitúan antes del año 60 d.C., ya que se piensa en la actualidad que el suyo fue el primero de los Evangelios Sinópticos redactado. Esto queda apoyado por el descubrimiento de antiguos fragmentos del Evangelio de Marcos en la cueva 7 de Qumrán (véanse EVANGELIOS y QUMRÁN). Marcos redactó evidentemente su Evangelio para los gentiles Entre otras evidencias se pueden dar las explicaciones que da acerca de los lugares, de las costumbres, de los vocablos (Mr. 1:9; 3:17; 5:41; 7:3, 4, 11, 34; 12:42; 14:12, 15; 22:42, etc.). Su gr. está salpicado de términos latinos, de donde se podría llegar a la conclusión, concordante con la tradición, que este Evangelio fue escrito en Roma. A diferencia de Mateo, Marcos no dice nada de la relación de Cristo con la ley mosaica. Hace sólo unas pocas alusiones al cumplimiento de las profecías, y apenas si cita el AT. (Para la cuestión de los Evangelios Sinópticos, véase EVANGELIO.) Bibliografía: Burdick, D. W.: «Marcos», en Comentario Moody del Nuevo Testamento (Editorial Moody, Chicago, 1965) Farmer, J. H.: «Mark», en ISBE (Wm. B. Eerdmans; Grand Rapids, Michigan, 1946); Fuller, D .O.: «Counterfeit or genuine, Mark 16? John 8?» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1984); Graham Swift, C. E.: «Marcos», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, 1977); Kelly, W.: «An Exposition of the Gospel of Mark» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1866, reimpr. 1971), Kelly, W.: «Lectures Introductory to the Gospels» (Bible Truth Publishers, 1866, reimpr. 1970); véase también la defensa de la genuinidad de Mr. 16:9-20 en The Bible Treasurv, sep. 1887, pp. 335-336 (reimpr. 1969, H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda). Otras obras de excepcional interés sobre la antigüedad del texto del segundo Evangelio son: O’Callaghan, S. I.: «Los papiros griegos de la Cueva 7 de Qumrán» (BAC, Madrid, 1974); Estrada, D. y White Jr., W.: «The First New Testament» (Nelson, Nashville y New York, 1978).

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  • Marcos (Evangelio)
    El segundo de los cuatro Evangelios, lo que no nos indica nada necesariamente acerca del orden de su redacción. Su brevedad (es el más corto de los cuatro) no proviene por lo general de su concisión, porque es abundante en detalles. Se desarrollan rápidamente una serie de escenas poderosamente evocadoras. El orden cronológico es más ajustado que en Mateo y Lucas. Marcos nos da más los gestos y actos de Cristo que sus discursos. No cita más que cuatro parábolas, pero relata dieciocho milagros, y solamente da íntegro uno de los más largos discursos de Jesús (Mr. 13). Marcos insiste en el poder de Cristo, el hijo de Dios (Mr. 1:11; 5:7; 9:7; 14:61; también Mr. 8:38; 12:1-11; 13:32; 14:36), el salvador triunfante. Los dos temas esenciales de este Evangelio son el ministerio en Galilea (Mr. 1:14-9:51) y la última semana en Jerusalén (Mr. 11:1-16:8). Estas dos secciones están conectadas con un breve relato acerca del período intermedio (Mr. 10:1-53). Plan del Evangelio: (a) Preludio del Evangelio de Jesucristo: ministerio de Juan el Bautista, bautismo y tentación de Jesús (Mr. 1:1- 13). (b) Inicio del ministerio galileo: lugar, mensaje, y vocación de los primeros cuatro apóstoles, milagros en Capernaum y Galilea (Mr. 1:14-45). (c) Triunfo de Cristo sobre la oposición que se iba articulando. Curación del paralítico, banquete de Leví, discurso sobre el ayuno, controversia acerca del sábado (Mr. 2:1-3:6). (d) A pesar de la creciente oposición, se va extendiendo la obra de Cristo entre las multitudes; elección de los doce; réplicas a los fariseos; intervención de la madre y de los hermanos de Jesús; parábolas del sembrador, de la semilla que crece secretamente, de la semilla de mostaza; grandes milagros: el apaciguamiento de la tormenta, la curación del endemoniado gadareno, de la mujer con flujo de sangre, resurrección de la hija de Jairo; segundo rechazamiento en Nazaret; misión de los doce; investigación de Herodes acerca de Jesús y ejecución de Juan el Bautista; primera multiplicación de panes; Jesús andando sobre las aguas; ataque de Jesús al tradicionalismo de los fariseos (Mr. 3:7-7:23). (e) Periodo de relativo retiro correspondiente al ministerio galileo posterior: curación de la hija de la mujer sirofenicia en las regiones de Tiro y de Sidón; de un sordomudo en Decápolis; segunda multiplicación de los panes, rechazo de dar una señal a los fariseos; advertencia a los discípulos de guardarse de ellos; curación de un ciego cerca de Betsaida; visitas a pueblos de la demarcación de Cesarea de Filipos; confesión de Pedro; anuncio de la pasión de Jesús; transfiguración; curación de un endemoniado; Jesús predice de nuevo su muerte; retorno a Capernaum; recomendaciones a los discípulos (Mr. 7:24-9:50). Este período queda particularmente detallado en Marcos. (f) En Perea; fin del ministerio de Cristo: pregunta de los fariseos sobre el divorcio; bendición de los niños; el joven rico; respuesta de Jesús a los discípulos; subida a Jerusalén; tercera predicción de su muerte; petición de Jacobo y Juan; restitución de la vista al ciego Bartimeo (Mr. 10). (g) La última semana: entrada triunfal en Jerusalén; maldición contra la higuera; segunda purificación del Templo; pregunta de los delegados del sanedrín; parábola de los viñadores; preguntas capciosas de los fariseos, herodianos, saduceos y de un escriba; Cristo los interroga a su vez acerca del tema del hijo de David; breve acusación contra las fariseos y los escribas (cfr. Mt. 23); la ofrenda de la viuda; discurso pronunciado sobre el monte de los Olivos; traición de Judas y cena en Betania; breve descripción de la última tarde con los discípulos e institución de la Cena; la agonía en Getsemaní; el arresto; la comparecencia nocturna de Jesús ante el sanedrín; negaciones de Pedro; Jesús ante Pilato; crucifixión; sepultura; un ángel anuncia a ciertas mujeres la resurrección de Cristo (Mr. 11:1-16:8). Los doce últimos versículos del Evangelio de Marcos han sido y son tema de controversia textual. Hay una parte de comentaristas que opina que no pertenecen al original final de Marcos. Sin embargo, no hay razones de verdadero peso para dudar de la genuinidad de Mr. 16:9-20, y sí buenas razones para aceptar la paternidad de marcana: (a) Aunque Eusebio de Cesarea omite el pasaje, y también los mss. Vaticanus y Sinaíticus, además de otras copias, aparece en los más antiguos y más acreditados mss., en todas las colecciones de Evangelios, y en todas las versiones clásicas de la Biblia (excepto en la edición romana del árabe). (b) Milita a su favor también una gran proporción de los Padres de la Iglesia más anteriores y más dignos de confianza. Como bien dice W. Kelly: «No hay dudas acerca del hecho de que esta sección ya era conocida en su lugar en el siglo II, o sea, antes de la existencia de ninguno de los testimonios que lo omita o que ponga en duda su paternidad» («The Bible Treasury», sept. 1887, p. 335). Lachmann lo acepta sin dudarlo un momento, en tanto que Tregelles reconoce que las pretendidas dificultades que presenta son en realidad pruebas de su genuinidad. Para un examen de las cuestiones lingüísticas generalmente presentadas en contra de la genuinidad de este pasaje, cfr. la anterior referencia de Kelly, loc. cit. Desde mediados del siglo II el Evangelio de Marcos era ya bien conocido y estaba muy difundido por las iglesias cristianas. Figura en el Diatessaron de Taciano (Armonía de los cuatro Evangelios). Ireneo, en el último cuarto del siglo II, cita este Evangelio en numerosas ocasiones, afirmando que Marcos era su autor. Al igual que otros antes que él (como Papías), hace de Marcos el discípulo e intérprete de Pedro. Hay un gran número de detalles entrañables que informa Marcos que dan evidencia de que, en efecto, el redactor estaba transcribiendo los recuerdos de un testigo ocular (Mr. 1:40; 2:1-4; 3:5; 5:4-6; 6:39, 40; 7:34; 8:33; 10:21; 11:20). Los hechos conocidos sólo por Pedro ocupan más extensión en este Evangelio que en los otros (cfr. las negaciones de Pedro). El silencio de Marcos acerca de lo que podía dar honor a Pedro (Mt. 16:17-19; Lc. 5:3-10) evidencia también la reserva propia debida a la modestia del testigo. Pero esta impronta de Pedro no excluye las otras fuentes. Marcos pudo conseguir relatos de testigos oculares como Bernabé, su tío, de Pablo, y de otros miembros de la comunidad primitiva, de discípulos que frecuentaban el hogar de su madre (Hch. 12:12, 17). La tradición afirma que Marcos redactó su evangelio en Roma, poco antes o poco después de la muerte de Pedro. Si éste es el caso, se sitúa entre el año 65 y 68 d.C. Hay exegetas que lo sitúan antes del año 60 d.C., ya que se piensa en la actualidad que el suyo fue el primero de los Evangelios Sinópticos redactado. Esto queda apoyado por el descubrimiento de antiguos fragmentos del Evangelio de Marcos en la cueva 7 de Qumrán (véanse EVANGELIOS y QUMRÁN). Marcos redactó evidentemente su Evangelio para los gentiles Entre otras evidencias se pueden dar las explicaciones que da acerca de los lugares, de las costumbres, de los vocablos (Mr. 1:9; 3:17; 5:41; 7:3, 4, 11, 34; 12:42; 14:12, 15; 22:42, etc.). Su gr. está salpicado de términos latinos, de donde se podría llegar a la conclusión, concordante con la tradición, que este Evangelio fue escrito en Roma. A diferencia de Mateo, Marcos no dice nada de la relación de Cristo con la ley mosaica. Hace sólo unas pocas alusiones al cumplimiento de las profecías, y apenas si cita el AT. (Para la cuestión de los Evangelios Sinópticos, véase EVANGELIO.) Bibliografía: Burdick, D. W.: «Marcos», en Comentario Moody del Nuevo Testamento (Editorial Moody, Chicago, 1965) Farmer, J. H.: «Mark», en ISBE (Wm. B. Eerdmans; Grand Rapids, Michigan, 1946); Fuller, D .O.: «Counterfeit or genuine, Mark 16? John 8?» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1984); Graham Swift, C. E.: «Marcos», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, 1977); Kelly, W.: «An Exposition of the Gospel of Mark» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1866, reimpr. 1971), Kelly, W.: «Lectures Introductory to the Gospels» (Bible Truth Publishers, 1866, reimpr. 1970); véase también la defensa de la genuinidad de Mr. 16:9-20 en The Bible Treasurv, sep. 1887, pp. 335-336 (reimpr. 1969, H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda). Otras obras de excepcional interés sobre la antigüedad del texto del segundo Evangelio son: O’Callaghan, S. I.: «Los papiros griegos de la Cueva 7 de Qumrán» (BAC, Madrid, 1974); Estrada, D. y White Jr., W.: «The First New Testament» (Nelson, Nashville y New York, 1978).

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