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  • Moisés (Escritos)

    Los escritos de Moisés fueron redactados en su mayor parte durante los cuarenta años del desierto. 

    Allí consignó las etapas del viaje (Nm. 33) registró los acontecimientos importantes como la batalla contra Amalec (Éx. 17:14 ss), escribió los estatutos dados en el Sinaí en el libro del Pacto (Éx. 24:4-7) y más tarde todas las prescripciones contenidas en sus últimos discursos (Dt. 31:24). 

    Números 33

    Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán

    1 Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón.

    2 Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas.

    3 De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios,

    4 mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses.

    5 Salieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot.

    6 Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto.

    7 Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante de Migdol.

    8 Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara.

    9 Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí.

    10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo.

    11 Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.

    12 Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca.

    13 Salieron de Dofca y acamparon en Alús.

    14 Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber.

    15 Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí.

    16 Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot- hataava.

    17 Salieron de Kibrot-hataava y acamparon en Hazerot.

    18 Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma.

    19 Salieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres.

    20 Salieron de Rimón-peres y acamparon en Libna.

    21 Salieron de Libna y acamparon en Rissa.

    22 Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata.

    23 Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer.

    24 Salieron del monte de Sefer y acamparon en Harada.

    25 Salieron de Harada y acamparon en Macelot.

    26 Salieron de Macelot y acamparon en Tahat.

    27 Salieron de Tahat y acamparon en Tara.

    28 Salieron de Tara y acamparon en Mitca.

    29 Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona.

    30 Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot.

    31 Salieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán.

    32 Salieron de Bene-jaacán y acamparon en el monte de Gidgad.

    33 Salieron del monte de Gidgad y acamparon en Jotbata.

    34 Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona.

    35 Salieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber.

    36 Salieron de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades.

    37 Y salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom.

    38 Y subió el sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes.

    39 Era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.

    40 Y el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían venido los hijos de Israel.

    41 Y salieron del monte de Hor y acamparon en Zalmona.

    42 Salieron de Zalmona y acamparon en Punón.

    43 Salieron de Punón y acamparon en Obot.

    44 Salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab.

    45 Salieron de Ije-abarim y acamparon en Dibón-gad.

    46 Salieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.

    47 Salieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo.

    48 Salieron de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.

    49 Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.

    Límites y repartición de Canaán

    50 Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:

    51 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán,

    52 echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos;

    53 y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.

    54 Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis.

    55 Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.

    56 Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.

    Éxodo 17:14

    14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

    Éxodo 24:4-7

    4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.

    5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.

    6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.

    7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.

    Deuteronomio 31:24

    Orden de guardar la ley junto al arca

    24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,

    El lenguaje de Moisés presenta la riqueza, vivacidad y profundidad que exige la poesía hebrea muy sencilla de estructura, y muy apropiada para la expresión del fervor. 

    Su poema más espontáneo es el cántico compuesto inmediatamente después del paso del mar Rojo, que refleja la exaltación del triunfo sobre Faraón (Éx. 15:1-18). 

    Éxodo 15:1-18

    Cántico de Moisés y de María

    1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

    2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.

    3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.

    4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.

    5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra.

    6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

    7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca.

    8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.

    9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

    10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

    11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

    12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó.

    13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.

    14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos.

    15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

    16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

    17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.

    18 Jehová reinará eternamente y para siempre.

    Moisés atribuye la gloria a Jehová (Éx. 15:1-3), describe esta victoria (Éx. 15:4-12), prevé su repercusión sobre los enemigos de Israel (Éx. 15:13-15), viendo en ello una garantía de que el Señor conducirá al pueblo a la Tierra Prometida (Éx. 15:16-18). 

    Éxodo 15:1-3

    Cántico de Moisés y de María

    1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

    2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.

    3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.

    Éxodo 15:4-12

    4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.

    5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra.

    6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

    7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca.

    8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.

    9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

    10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

    11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

    12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó.

    Éxodo 15:13-15

    13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.

    14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos.

    15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

    Éxodo 15:16-18

    16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

    17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.

    18 Jehová reinará eternamente y para siempre.

    Este cántico fue posiblemente compuesto en poco tiempo, en tanto que el Sal. 90 da evidencia de la calma de la meditación. El cántico de despedida de Moisés resume las lecciones de cuarenta años en el desierto; la intención es que fuera memorizado por el pueblo (Dt. 32; cfr. 31:19, 22). 

    Deuteronomio 32

    1 Escuchad, cielos, y hablaré; Y oiga la tierra los dichos de mi boca.

    2 Goteará como la lluvia mi enseñanza; Destilará como el rocío mi razonamiento; Como la llovizna sobre la grama, Y como las gotas sobre la hierba;

    3 Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios.

    4 El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto.

    5 La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, Generación torcida y perversa.

    6 ¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? El te hizo y te estableció.

    7 Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán.

    8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, Estableció los límites de los pueblos Según el número de los hijos de Israel.

    9 Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó.

    10 Le halló en tierra de desierto, Y en yermo de horrible soledad; Lo trajo alrededor, lo instruyó, Lo guardó como a la niña de su ojo.

    11 Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus pollos, Extiende sus alas, los toma, Los lleva sobre sus plumas,

    12 Jehová solo le guió, Y con él no hubo dios extraño.

    13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, Y comió los frutos del campo, E hizo que chupase miel de la peña, Y aceite del duro pedernal;

    14 Mantequilla de vacas y leche de ovejas, Con grosura de corderos, Y carneros de Basán; también machos cabríos, Con lo mejor del trigo; Y de la sangre de la uva bebiste vino.

    15 Pero engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); Entonces abandonó al Dios que lo hizo, Y menospreció la Roca de su salvación.

    16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos; Lo provocaron a ira con abominaciones.

    17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; A dioses que no habían conocido, A nuevos dioses venidos de cerca, Que no habían temido vuestros padres.

    18 De la Roca que te creó te olvidaste; Te has olvidado de Dios tu creador.

    19 Y lo vio Jehová, y se encendió en ira Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.

    20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su fin; Porque son una generación perversa, Hijos infieles.

    21 Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; Me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los provocaré a ira con una nación insensata.

    22 Porque fuego se ha encendido en mi ira, Y arderá hasta las profundidades del Seol; Devorará la tierra y sus frutos, Y abrasará los fundamentos de los montes.

    23 Yo amontonaré males sobre ellos; Emplearé en ellos mis saetas.

    24 Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente Y de peste amarga; Diente de fieras enviaré también sobre ellos, Con veneno de serpientes de la tierra.

    25 Por fuera desolará la espada, Y dentro de las cámaras el espanto; Así al joven como a la doncella, Al niño de pecho como al hombre cano.

    26 Yo había dicho que los esparciría lejos, Que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,

    27 De no haber temido la provocación del enemigo, No sea que se envanezcan sus adversarios, No sea que digan: Nuestra mano poderosa Ha hecho todo esto, y no Jehová.

    28 Porque son nación privada de consejos, Y no hay en ellos entendimiento.

    29 ¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y se dieran cuenta del fin que les espera!

    30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil, Y dos hacer huir a diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, Y Jehová no los hubiera entregado?

    31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca, Y aun nuestros enemigos son de ello jueces.

    32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, Y de los campos de Gomorra; Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, Racimos muy amargos tienen.

    33 Veneno de serpientes es su vino, Y ponzoña cruel de áspides.

    34 ¿No tengo yo esto guardado conmigo, Sellado en mis tesoros?

    35 Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura.

    36 Porque Jehová juzgará a su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no queda ni siervo ni libre.

    37 Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, La roca en que se refugiaban;

    38 Que comían la grosura de sus sacrificios, Y bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden Y os defiendan.

    39 Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano.

    40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano, Y diré: Vivo yo para siempre,

    41 Si afilare mi reluciente espada, Y echare mano del juicio, Yo tomaré venganza de mis enemigos, Y daré la retribución a los que me aborrecen.

    42 Embriagaré de sangre mis saetas, Y mi espada devorará carne; En la sangre de los muertos y de los cautivos, En las cabezas de larga cabellera del enemigo.

    43 Alabad, naciones, a su pueblo, Porque él vengará la sangre de sus siervos, Y tomará venganza de sus enemigos, Y hará expiación por la tierra de su pueblo.

    44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.

    45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel;

    46 y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley.

    47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

    Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

    48 Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo:

    49 Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;

    50 y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo;

    51 por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.

    52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.

    Deuteronomio 31:19, 22

    19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

    22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

    La bendición de las tribus se expresa, lo mismo que la despedida de Jacob a sus hijos, en poesía (Dt. 33). 

    Deuteronomio 33

    Moisés bendice a las doce tribus de Israel

    1 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.

    2 Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha.

    3 Aun amó a su pueblo; Todos los consagrados a él estaban en su mano; Por tanto, ellos siguieron en tus pasos, Recibiendo dirección de ti,

    4 Cuando Moisés nos ordenó una ley, Como heredad a la congregación de Jacob.

    5 Y fue rey en Jesurún, Cuando se congregaron los jefes del pueblo Con las tribus de Israel.

    6 Viva Rubén, y no muera; Y no sean pocos sus varones.

    7 Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh Jehová, la voz de Judá, Y llévalo a su pueblo; Sus manos le basten, Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.

    8 A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso, A quien probaste en Masah, Con quien contendiste en las aguas de Meriba,

    9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto; Y no reconoció a sus hermanos, Ni a sus hijos conoció; Pues ellos guardaron tus palabras, Y cumplieron tu pacto.

    10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, Y tu ley a Israel; Pondrán el incienso delante de ti, Y el holocausto sobre tu altar.

    11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren, Y recibe con agrado la obra de sus manos; Hiere los lomos de sus enemigos, Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.

    12 A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; Lo cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará.

    13 A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo.

    14 Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna,

    15 Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos,

    16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.

    17 Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés.

    18 A Zabulón dijo: Alégrate, Zabulón, cuando salieres; Y tú, Isacar, en tus tiendas.

    19 Llamarán a los pueblos a su monte; Allí sacrificarán sacrificios de justicia, Por lo cual chuparán la abundancia de los mares, Y los tesoros escondidos de la arena.

    20 A Gad dijo: Bendito el que hizo ensanchar a Gad; Como león reposa, Y arrebata brazo y testa.

    21 Escoge lo mejor de la tierra para sí, Porque allí le fue reservada la porción del legislador. Y vino en la delantera del pueblo; Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.

    22 A Dan dijo: Dan es cachorro de león Que salta desde Basán.

    23 A Neftalí dijo: Neftalí, saciado de favores, Y lleno de la bendición de Jehová, Posee el occidente y el sur.

    24 A Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser; Sea el amado de sus hermanos, Y moje en aceite su pie.

    25 Hierro y bronce serán tus cerrojos, Y como tus días serán tus fuerzas.

    26 No hay como el Dios de Jesurún, Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, Y sobre las nubes con su grandeza.

    27 El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El echó de delante de ti al enemigo, Y dijo: Destruye.

    28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola En tierra de grano y de vino; También sus cielos destilarán rocío.

    29 Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.

    Moisés fue un gran escritor. Usa formas conocidas en la literatura egipcia que lo habían precedido. 

    Sus concepciones literarias e históricas, el entusiasmo suscitado por el arranque de la vida nacional de los hebreos, los extraordinarios acontecimientos que vivió, prepararon a Moisés para redactar la historia de su pueblo tal como la encontramos en el Pentateuco (véase PENTATEUCO). 

    Bajo la dirección de Jehová, Moisés dotó a su pueblo de instituciones civiles y religiosas que los contemporáneos apreciaron como oportunas, normales y necesarias para la nación. 

    Se correspondía con unos ideales de la época, y representaban la cumbre de la verdad sobre el plan moral y religioso. Esta legislación, que descansaba sobre la base del Decálogo, no era enteramente nueva. Israel ya había sabido por mucho tiempo que Dios aborrecía la idolatría, que quedaba prohibida por el segundo mandamiento (Gn. 35:2). 

    Génesis 35:2

    2 Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos.

    Parece que el día de reposo (sábado) había estado en vigor mucho antes de la promulgación del cuarto mandamiento en Sinaí (cfr. Éx. 16:22-30). 

    Éxodo 16:22-30

    22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.

    23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

    24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.

    25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.

    26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.

    27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.

    28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

    29 Mirad que Jehová os dió el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.

    30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

    De la misma manera, el adulterio, el homicidio y el falso testimonio estaban universalmente condenados mucho tiempo antes de las leyes del Sinaí; constituían crímenes castigados en todas partes. La característica principal de la constitución de Israel fue la de poner en la base de la teocracia las obligaciones morales. P. ej., el décimo mandamiento mira más allá del acto del pecado, y va a la raíz, el malvado deseo del corazón. 

    Los estatutos unidos al Decálogo forman la mayor parte del libro del Pacto (Éx. 21:1-23:19). 

    Éxodo 21

    Leyes sobre los esclavos

    1 Estas son las leyes que les propondrás.

    2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.

    3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

    4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

    5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre;

    6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

    7 Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.

    8 Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.

    9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

    10 Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

    11 Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.

    Leyes sobre actos de violencia

    12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

    13 Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

    14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

    15 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.

    16 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.

    17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.

    18 Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama;

    19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

    20 Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;

    21 mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

    22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces.

    23 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

    24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

    25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

    Leyes sobre responsabilidades de amos y dueños

    26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.

    27 Y si hiciere saltar un diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.

    28 Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto.

    29 Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño.

    30 Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto.

    31 Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él.

    32 Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.

    33 Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,

    34 el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.

    35 Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto.

    36 Mas si era notorio que el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.

    Éxodo 22

    Leyes sobre la restitución

    1 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.

    2 Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.

    3 Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.

    4 Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.

    5 Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

    6 Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.

    7 Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble.

    8 Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.

    9 En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.

    10 Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie;

    11 juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.

    12 Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño.

    13 Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

    14 Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla.

    15 Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.

    Leyes humanitarias

    16 Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer.

    17 Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.

    18 A la hechicera no dejarás que viva.

    19 Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.

    20 El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.

    21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

    22 A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.

    23 Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;

    24 y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

    25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

    26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás.

    27 Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

    28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

    29 No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

    30 Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

    31 Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

    Éxodo 23:1-19

    1 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

    2 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;

    3 ni al pobre distinguirás en su causa.

    4 Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.

    5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.

    6 No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.

    7 De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.

    8 No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.

    9 Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

    10 Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha;

    11 mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.

    12 Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.

    13 Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.

    Las tres fiestas anuales

    14 Tres veces en el año me celebraréis fiesta.

    15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.

    16 También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo.

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    18 No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana.

    19 Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.

    Con respecto al código de Hammurabi y la pretendida dependencia de Moisés de este código según algunos eruditos, véase HAMMURABI. Las leyes litúrgicas de Moisés fueron igualmente adecuadas. Instituían un santuario central y único. 

    Se trataba de un edificio de tipo inmutable, simétrico, lleno de simbolismos y permitiendo la celebración de sacrificios y de un ritual único. Se estableció en Israel un sacerdocio organizado, por el que una tribu, la de Leví, asumía la representación de todos los primogénitos que, de otra manera, hubieran debido ser consagrados al servicio del Señor (cfr. Éx. 13:11-16 y 32:26-29; Nm. 3:9, 11-13, 40, 41, 45 ss; 8:16-18 y cfr. artículo LEVITAS). 

    Éxodo 13:11-16 

    11 Y cuando Jehová te haya metido en la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando te la hubiere dado,

    12 dedicarás a Jehová todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los machos serán de Jehová.

    13 Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos.

    14 Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre;

    15 y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos.

    16 Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.

    Éxodo 32:26-29 

    26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.

    27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.

    28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.

    29 Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.

    Números 3:9, 11-13, 40, 41, 45 

    9 Y darás los levitas a Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel.

    11 Habló además Jehová a Moisés, diciendo:

    12 He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas.

    13 Porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová.

    Rescate de los primogénitos

    40 Y Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres.

    41 Y tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel. Yo Jehová.

    45 Toma los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová.

    Números 8:16-18

    16 Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel.

    17 Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí.

    18 Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel.

    El tabernáculo y su culto eran expresión de un cúmulo de verdades espirituales y sombras de cosas por venir, de Cristo y su obra en sacrificio y de su sacerdocio e intercesión por los suyos en su actividad mediadora presente (véanse HEBREOS y LEVÍTICO, y respectivas Bibliografías). 

    Las prohibiciones mosaicas ponían a los hebreos en un terreno de separación del resto de las naciones, al hacer incompatibles sus costumbres con las de los gentiles. 

    Por otra parte, siendo como era diferente de las leyes de los cultos paganos por su monoteísmo y espiritualidad, era inteligible tanto para israelitas como para gentiles; mostraba al pecador el camino de acceso a un Dios santo. Moisés fue ciertamente inspirado como profeta, pero Dios no le reveló un código y una religión nueva en todos sus aspectos. 

    La Ley proclamada por su mediación tenía que concordar forzosamente con las revelaciones anteriores dadas a Adán y Eva acerca de la necesidad del sacrifico para estar cubiertos ante Dios (Gn. 3:21) su aborrecimiento de la violencia e iniquidad (Gn. 6:5; 11-12 etc. ), el otorgamiento de la carne de los animales sin su sangre (Gn. 9:3-4), entre muchos otros aspectos. Moisés pasó largos días en comunión con Dios. 

    Génesis 3:21

    21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

    Génesis 6:5 

    5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

    Génesis 11

    La torre de Babel

    1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.

    2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se estabecieron allí.

    3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.

    4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.

    5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.

    6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.

    7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.

    8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.

    9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.

    Los descendientes de Sem

    10 Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio.

    11 Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas.

    12 Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala.

    13 Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.

    14 Sala vivió treinta años, y engendró a Heber.

    15 Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.

    16 Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg.

    17 Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.

    18 Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu.

    19 Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas.

    20 Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug.

    21 Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.

    22 Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor.

    23 Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas.

    24 Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré.

    25 Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas.

    26 Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán.

    Los descendientes de Taré

    27 Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot.

    28 Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.

    29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca.

    30 Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo.

    31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.

    32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.

    Génesis 12

    Dios llama a Abram

    1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

    2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

    3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

    4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

    5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

    6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

    7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

    8 Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.

    9 Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev.

    Abram en Egipto

    10 Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.

    11 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto;

    12 y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.

    13 Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.

    14 Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera.

    15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón.

    16 E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos.

    17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.

    18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?

    19 ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete.

    20 Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía.

    Génesis 9:3-4

    3 Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.

    4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.

    Él iluminó su espíritu, y le dio además sus comunicaciones personales, revelándole la naturaleza de su reino, las leyes que eran más adecuadas en base a las enseñanzas que quería dar a los israelitas y a nosotros a través de las experiencias de ellos y que serían apropiadas para disciplinarlos espiritualmente. Así, inspirado por Dios, Moisés forjó la constitución de Israel con todas sus instrucciones complementarias. 

    Es cierto que las leyes transmitidas por Moisés tienen ciertas correspondencias con leyes humanas ya existentes entonces, pero ello es de esperar en tanto que tales leyes surgían, por una parte, de una distorsión de una revelación conocida por el hombre, transmitida a través de una línea justa, y posteriormente adaptada y modificada por el hombre en su apostasía, y por otra parte de provisiones dadas por hombres ante diversas circunstancias, con una naturaleza y conciencia dadas por Dios que, aunque muy imperfectamente, podían conducir a legisladores de naciones paganas a emitir leyes con una semejanza incompleta y sin la elevación moral de la Ley dada por Dios. 

    La Ley mosaica pone al hombre en una posición de responsabilidad hacia Dios, y no hace una división clara entre vida civil y religiosa; en realidad, la totalidad de la existencia está orientada teocéntricamente, siendo la Ley el instrumento legal del estado teocrático. 

    Moisés mostraba la sabiduría consustancial a un hombre de estado. Sus dones le hicieron susceptible a los celos de ciertos miembros de su propia familia (Nm. 12), a los celos de las tribus en general, y a los de la misma tribu de Leví, la suya propia, por cuanto disgustaba a otros líderes la gran autoridad ejercida por Moisés y por Aarón (Nm. 16). 

    Números 12

    María y Aarón murmuran contra Moisés

    1 María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita.

    2 Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.

    3 Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.

    4 Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres.

    5 Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos.

    6 Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.

    7 No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.

    8 Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?

    9 Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue.

    10 Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.

    11 Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah! señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado.

    12 No quede ella ahora como el que nace muerto, que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio consumida su carne.

    13 Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora.

    14 Respondió Jehová a Moisés: Pues si su padre hubiera escupido en su rostro, ¿no se avergonzaría por siete días? Sea echada fuera del campamento por siete días, y después volverá a la congregación.

    15 Así María fue echada del campamento siete días; y el pueblo no pasó adelante hasta que se reunió María con ellos.

    16 Después el pueblo partió de Hazerot, y acamparon en el desierto de Parán.

    Números 16

    La rebelión de Coré

    1 Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente,

    2 y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre.

    3 Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?

    4 Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro;

    5 y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerque a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí.

    6 Haced esto: tomaos incensarios, Coré y todo su séquito,

    7 y poned fuego en ellos, y poned en ellos incienso delante de Jehová mañana; y el varón a quien Jehová escogiere, aquel será el santo; esto os baste, hijos de Leví.

    8 Dijo más Moisés a Coré: Oíd ahora, hijos de Leví:

    9 ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles,

    10 y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el sacerdocio?

    11 Por tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová; pues Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis?

    12 Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: No iremos allá.

    13 ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?

    14 Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos.

    15 Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: No mires a su ofrenda; ni aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal.

    16 Después dijo Moisés a Coré: Tú y todo tu séquito, poneos mañana delante de Jehová; tú, y ellos, y Aarón;

    17 y tomad cada uno su incensario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno con su incensario.

    18 Y tomó cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos incienso, y se pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión con Moisés y Aarón.

    19 Ya Coré había hecho juntar contra ellos toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión; entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación.

    20 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:

    21 Apartaos de entre esta congregación, y los consumiré en un momento.

    22 Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?

    23 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:

    24 Habla a la congregación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y Abiram.

    25 Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y a Abiram, y los ancianos de Israel fueron en pos de él.

    26 Y él habló a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis en todos sus pecados.

    27 Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos.

    28 Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad.

    29 Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió.

    30 Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.

    31 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos.

    32 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes.

    33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación.

    34 Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra.

    35 También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

    36 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:

    37 Di a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, que tome los incensarios de en medio del incendio, y derrame más allá el fuego; porque son santificados

    38 los incensarios de estos que pecaron contra sus almas; y harán de ellos planchas batidas para cubrir el altar; por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová, son santificados, y serán como señal a los hijos de Israel.

    39 Y el sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce con que los quemados habían ofrecido; y los batieron para cubrir el altar,

    40 en recuerdo para los hijos de Israel, de que ningún extraño que no sea de la descendencia de Aarón se acerque para ofrecer incienso delante de Jehová, para que no sea como Coré y como su séquito; según se lo dijo Jehová por medio de Moisés.

    41 El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová.

    42 Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová.

    43 Y vinieron Moisés y Aarón delante del tabernáculo de reunión.

    44 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:

    45 Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros.

    46 Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.

    47 Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo,

    48 y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.

    49 Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré.

    50 Después volvió Aarón a Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado.

    Moisés sufrió a causa del materialismo exhibido por los israelitas (Nm. 32), por su falta de fe en el Señor por la inclinación de ellos hacia la idolatría. 

    Números 32

    Rubén y Gad se establecen al oriente del Jordán

    1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado.

    2 Vinieron, pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a los príncipes de la congregación, diciendo:

    3 Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón,

    4 la tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos tienen ganado.

    5 Por tanto, dijeron, si hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos hagas pasar el Jordán.

    6 Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?

    7 ¿Y por qué desanimáis a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová?

    8 Así hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades- barnea para que viesen la tierra.

    9 Subieron hasta el torrente de Escol, y después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no viniesen a la tierra que Jehová les había dado.

    10 Y la ira de Jehová se encendió entonces, y juró diciendo:

    11 No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí;

    12 excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová.

    13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová.

    14 Y he aquí, vosotros habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir aún a la ira de Jehová contra Israel.

    15 Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.

    16 Entonces ellos vinieron a Moisés y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños;

    17 y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los moradores del país.

    18 No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad.

    19 Porque no tomaremos heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente.

    20 Entonces les respondió Moisés: Si lo hacéis así, si os disponéis para ir delante de Jehová a la guerra,

    21 y todos vosotros pasáis armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de delante de sí,

    22 y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová.

    23 Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará.

    24 Edificaos ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha declarado vuestra boca.

    25 Y hablaron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: Tus siervos harán como mi señor ha mandado.

    26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad;

    27 y tus siervos, armados todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la manera que mi señor dice.

    28 Entonces les encomendó Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes de los padres de las tribus de los hijos de Israel.

    29 Y les dijo Moisés: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, armados todos para la guerra delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado delante de vosotros, les daréis la tierra de Galaad en posesión;

    30 mas si no pasan armados con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en la tierra de Canaán.

    31 Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron diciendo: Haremos lo que Jehová ha dicho a tus siervos.

    32 Nosotros pasaremos armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra heredad será a este lado del Jordán.

    33 Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor.

    34 Y los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer,

    35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha,

    36 Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas; hicieron también majadas para ovejas.

    37 Y los hijos de Rubén edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim,

    38 Nebo, Baal-meón (mudados los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron.

    39 Y los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y echaron al amorreo que estaba en ella.

    40 Y Moisés dio Galaad a Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella.

    41 También Jair hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair.

    42 Asimismo Noba fue y tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme a su nombre.

    Evaluó las debilidades que amenazaban la existencia misma de la nación. Su discurso de despedida (Dt. 29:30; 31) insiste en la ley del altar único y sobre el aspecto espiritual de la religión. 

    Deuteronomio 29

    Pacto de Jehová con Israel en Moab

    1 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

    2 Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra,

    3 las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas.

    4 Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.

    5 Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.

    6 No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios.

    7 Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón y Og rey de Basán delante de nosotros para pelear, y los derrotamos;

    8 y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.

    9 Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis.

    10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel;

    11 vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua;

    12 para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo,

    13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

    14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento,

    15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.

    16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado;

    17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo.

    18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,

    19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.

    20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo;

    21 y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley.

    22 Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar

    23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);

    24 más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira?

    25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto,

    26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado.

    27 Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro;

    28 y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.

    29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

    Deuteronomio 30 

    Condiciones para la restauración y la bendición

    1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,

    2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,

    3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.

    4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;

    5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.

    6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

    7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.

    8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.

    9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,

    10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

    11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.

    12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?

    13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?

    14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.

    15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;

    16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

    17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,

    18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.

    19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

    20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.

    Deuteronomio 31

    Josué es instalado como sucesor de Moisés

    1 Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel,

    2 y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha dicho: No pasarás este Jordán.

    3 Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho.

    4 Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó.

    5 Y los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.

    6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.

    7 Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar.

    8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.

    9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.

    10 Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,

    11 cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.

    12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley;

    13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

    14 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión.

    15 Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo.

    16 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;

    17 y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?

    18 Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.

    19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

    20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto.

    21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles.

    22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

    23 Y dio orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.

    Orden de guardar la ley junto al arca

    24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,

    25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo:

    26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

    27 Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto?

    28 Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.

    29 Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos.

    Cántico de Moisés

    30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.

    Moisés veía en ella un medio de elevar el nivel espiritual de la nación para llevarla a un andar más estrecho con Dios, y para mantener la pureza de culto y de doctrina y de cimentar la unidad nacional, dando además provisión para unas fiestas religiosas mucho más grandiosas que las de los paganos (véanse ALTAR, DEUTERONOMIO). 

    Todos reconocieron la grandeza de Moisés después de su muerte (Jer. 15:1; He. 3:2). 

    Jeremías 15:1 

    La implacable ira de Dios contra Judá

    1 Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan.

    Hebreos 3:2

    2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

    En la Transfiguración tuvo el honor de estar al lado de Cristo, y de hablar con Él acerca de su muerte en Jerusalén, que sería el cumplimiento de tantos tipos que él había presentado en sus escritos prefigurando a Cristo (Mt. 17:3, 4). 

    Mateo 17:3, 4

    3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

    4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

    En cuanto a la alusión en Jud. 9, véase MIGUEL. 

    Bibliografía: 

    Véanse las bibliografías correspondientes a GÉNESIS, ÉXODO, LEVÍTICO, NÚMEROS, DEUTERONOMIO, CREACIÓN, DILUVIO, EGIPTO, ÉXODO (artículo específico no sobre el libro, sino sobre la marcha de Egipto), PENTATEUCO.

  • DICCIONARIO
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  • Moisés (Escritos)

    Los escritos de Moisés fueron redactados en su mayor parte durante los cuarenta años del desierto. 

    Allí consignó las etapas del viaje (Nm. 33) registró los acontecimientos importantes como la batalla contra Amalec (Éx. 17:14 ss), escribió los estatutos dados en el Sinaí en el libro del Pacto (Éx. 24:4-7) y más tarde todas las prescripciones contenidas en sus últimos discursos (Dt. 31:24). 

    Números 33

    Jornadas de Israel desde Egipto hasta el Jordán

    1 Estas son las jornadas de los hijos de Israel, que salieron de la tierra de Egipto por sus ejércitos, bajo el mando de Moisés y Aarón.

    2 Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas.

    3 De Ramesés salieron en el mes primero, a los quince días del mes primero; el segundo día de la pascua salieron los hijos de Israel con mano poderosa, a vista de todos los egipcios,

    4 mientras enterraban los egipcios a los que Jehová había herido de muerte de entre ellos, a todo primogénito; también había hecho Jehová juicios contra sus dioses.

    5 Salieron, pues, los hijos de Israel de Ramesés, y acamparon en Sucot.

    6 Salieron de Sucot y acamparon en Etam, que está al confín del desierto.

    7 Salieron de Etam y volvieron sobre Pi-hahirot, que está delante de Baal-zefón, y acamparon delante de Migdol.

    8 Salieron de Pi-hahirot y pasaron por en medio del mar al desierto, y anduvieron tres días de camino por el desierto de Etam, y acamparon en Mara.

    9 Salieron de Mara y vinieron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí.

    10 Salieron de Elim y acamparon junto al Mar Rojo.

    11 Salieron del Mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.

    12 Salieron del desierto de Sin y acamparon en Dofca.

    13 Salieron de Dofca y acamparon en Alús.

    14 Salieron de Alús y acamparon en Refidim, donde el pueblo no tuvo aguas para beber.

    15 Salieron de Refidim y acamparon en el desierto de Sinaí.

    16 Salieron del desierto de Sinaí y acamparon en Kibrot- hataava.

    17 Salieron de Kibrot-hataava y acamparon en Hazerot.

    18 Salieron de Hazerot y acamparon en Ritma.

    19 Salieron de Ritma y acamparon en Rimón-peres.

    20 Salieron de Rimón-peres y acamparon en Libna.

    21 Salieron de Libna y acamparon en Rissa.

    22 Salieron de Rissa y acamparon en Ceelata.

    23 Salieron de Ceelata y acamparon en el monte de Sefer.

    24 Salieron del monte de Sefer y acamparon en Harada.

    25 Salieron de Harada y acamparon en Macelot.

    26 Salieron de Macelot y acamparon en Tahat.

    27 Salieron de Tahat y acamparon en Tara.

    28 Salieron de Tara y acamparon en Mitca.

    29 Salieron de Mitca y acamparon en Hasmona.

    30 Salieron de Hasmona y acamparon en Moserot.

    31 Salieron de Moserot y acamparon en Bene-jaacán.

    32 Salieron de Bene-jaacán y acamparon en el monte de Gidgad.

    33 Salieron del monte de Gidgad y acamparon en Jotbata.

    34 Salieron de Jotbata y acamparon en Abrona.

    35 Salieron de Abrona y acamparon en Ezión-geber.

    36 Salieron de Ezión-geber y acamparon en el desierto de Zin, que es Cades.

    37 Y salieron de Cades y acamparon en el monte de Hor, en la extremidad del país de Edom.

    38 Y subió el sacerdote Aarón al monte de Hor, conforme al dicho de Jehová, y allí murió a los cuarenta años de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en el mes quinto, en el primero del mes.

    39 Era Aarón de edad de ciento veintitrés años, cuando murió en el monte de Hor.

    40 Y el cananeo, rey de Arad, que habitaba en el Neguev en la tierra de Canaán, oyó que habían venido los hijos de Israel.

    41 Y salieron del monte de Hor y acamparon en Zalmona.

    42 Salieron de Zalmona y acamparon en Punón.

    43 Salieron de Punón y acamparon en Obot.

    44 Salieron de Obot y acamparon en Ije-abarim, en la frontera de Moab.

    45 Salieron de Ije-abarim y acamparon en Dibón-gad.

    46 Salieron de Dibón-gad y acamparon en Almón-diblataim.

    47 Salieron de Almón-diblataim y acamparon en los montes de Abarim, delante de Nebo.

    48 Salieron de los montes de Abarim y acamparon en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.

    49 Finalmente acamparon junto al Jordán, desde Bet-jesimot hasta Abel-sitim, en los campos de Moab.

    Límites y repartición de Canaán

    50 Y habló Jehová a Moisés en los campos de Moab junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:

    51 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado el Jordán entrando en la tierra de Canaán,

    52 echaréis de delante de vosotros a todos los moradores del país, y destruiréis todos sus ídolos de piedra, y todas sus imágenes de fundición, y destruiréis todos sus lugares altos;

    53 y echaréis a los moradores de la tierra, y habitaréis en ella; porque yo os la he dado para que sea vuestra propiedad.

    54 Y heredaréis la tierra por sorteo por vuestras familias; a los muchos daréis mucho por herencia, y a los pocos daréis menos por herencia; donde le cayere la suerte, allí la tendrá cada uno; por las tribus de vuestros padres heredaréis.

    55 Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis.

    56 Además, haré a vosotros como yo pensé hacerles a ellos.

    Éxodo 17:14

    14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

    Éxodo 24:4-7

    4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.

    5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.

    6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.

    7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.

    Deuteronomio 31:24

    Orden de guardar la ley junto al arca

    24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,

    El lenguaje de Moisés presenta la riqueza, vivacidad y profundidad que exige la poesía hebrea muy sencilla de estructura, y muy apropiada para la expresión del fervor. 

    Su poema más espontáneo es el cántico compuesto inmediatamente después del paso del mar Rojo, que refleja la exaltación del triunfo sobre Faraón (Éx. 15:1-18). 

    Éxodo 15:1-18

    Cántico de Moisés y de María

    1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

    2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.

    3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.

    4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.

    5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra.

    6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

    7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca.

    8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.

    9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

    10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

    11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

    12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó.

    13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.

    14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos.

    15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

    16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

    17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.

    18 Jehová reinará eternamente y para siempre.

    Moisés atribuye la gloria a Jehová (Éx. 15:1-3), describe esta victoria (Éx. 15:4-12), prevé su repercusión sobre los enemigos de Israel (Éx. 15:13-15), viendo en ello una garantía de que el Señor conducirá al pueblo a la Tierra Prometida (Éx. 15:16-18). 

    Éxodo 15:1-3

    Cántico de Moisés y de María

    1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

    2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.

    3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.

    Éxodo 15:4-12

    4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.

    5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra.

    6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

    7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca.

    8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.

    9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

    10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

    11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

    12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó.

    Éxodo 15:13-15

    13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.

    14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos.

    15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

    Éxodo 15:16-18

    16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

    17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.

    18 Jehová reinará eternamente y para siempre.

    Este cántico fue posiblemente compuesto en poco tiempo, en tanto que el Sal. 90 da evidencia de la calma de la meditación. El cántico de despedida de Moisés resume las lecciones de cuarenta años en el desierto; la intención es que fuera memorizado por el pueblo (Dt. 32; cfr. 31:19, 22). 

    Deuteronomio 32

    1 Escuchad, cielos, y hablaré; Y oiga la tierra los dichos de mi boca.

    2 Goteará como la lluvia mi enseñanza; Destilará como el rocío mi razonamiento; Como la llovizna sobre la grama, Y como las gotas sobre la hierba;

    3 Porque el nombre de Jehová proclamaré. Engrandeced a nuestro Dios.

    4 El es la Roca, cuya obra es perfecta, Porque todos sus caminos son rectitud; Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él; Es justo y recto.

    5 La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, Generación torcida y perversa.

    6 ¿Así pagáis a Jehová, Pueblo loco e ignorante? ¿No es él tu padre que te creó? El te hizo y te estableció.

    7 Acuérdate de los tiempos antiguos, Considera los años de muchas generaciones; Pregunta a tu padre, y él te declarará; A tus ancianos, y ellos te dirán.

    8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las naciones, Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres, Estableció los límites de los pueblos Según el número de los hijos de Israel.

    9 Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob la heredad que le tocó.

    10 Le halló en tierra de desierto, Y en yermo de horrible soledad; Lo trajo alrededor, lo instruyó, Lo guardó como a la niña de su ojo.

    11 Como el águila que excita su nidada, Revolotea sobre sus pollos, Extiende sus alas, los toma, Los lleva sobre sus plumas,

    12 Jehová solo le guió, Y con él no hubo dios extraño.

    13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra, Y comió los frutos del campo, E hizo que chupase miel de la peña, Y aceite del duro pedernal;

    14 Mantequilla de vacas y leche de ovejas, Con grosura de corderos, Y carneros de Basán; también machos cabríos, Con lo mejor del trigo; Y de la sangre de la uva bebiste vino.

    15 Pero engordó Jesurún, y tiró coces (Engordaste, te cubriste de grasa); Entonces abandonó al Dios que lo hizo, Y menospreció la Roca de su salvación.

    16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos; Lo provocaron a ira con abominaciones.

    17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios; A dioses que no habían conocido, A nuevos dioses venidos de cerca, Que no habían temido vuestros padres.

    18 De la Roca que te creó te olvidaste; Te has olvidado de Dios tu creador.

    19 Y lo vio Jehová, y se encendió en ira Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.

    20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su fin; Porque son una generación perversa, Hijos infieles.

    21 Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; Me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los provocaré a ira con una nación insensata.

    22 Porque fuego se ha encendido en mi ira, Y arderá hasta las profundidades del Seol; Devorará la tierra y sus frutos, Y abrasará los fundamentos de los montes.

    23 Yo amontonaré males sobre ellos; Emplearé en ellos mis saetas.

    24 Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre ardiente Y de peste amarga; Diente de fieras enviaré también sobre ellos, Con veneno de serpientes de la tierra.

    25 Por fuera desolará la espada, Y dentro de las cámaras el espanto; Así al joven como a la doncella, Al niño de pecho como al hombre cano.

    26 Yo había dicho que los esparciría lejos, Que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,

    27 De no haber temido la provocación del enemigo, No sea que se envanezcan sus adversarios, No sea que digan: Nuestra mano poderosa Ha hecho todo esto, y no Jehová.

    28 Porque son nación privada de consejos, Y no hay en ellos entendimiento.

    29 ¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y se dieran cuenta del fin que les espera!

    30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil, Y dos hacer huir a diez mil, Si su Roca no los hubiese vendido, Y Jehová no los hubiera entregado?

    31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca, Y aun nuestros enemigos son de ello jueces.

    32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos, Y de los campos de Gomorra; Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas, Racimos muy amargos tienen.

    33 Veneno de serpientes es su vino, Y ponzoña cruel de áspides.

    34 ¿No tengo yo esto guardado conmigo, Sellado en mis tesoros?

    35 Mía es la venganza y la retribución; A su tiempo su pie resbalará, Porque el día de su aflicción está cercano, Y lo que les está preparado se apresura.

    36 Porque Jehová juzgará a su pueblo, Y por amor de sus siervos se arrepentirá, Cuando viere que la fuerza pereció, Y que no queda ni siervo ni libre.

    37 Y dirá: ¿Dónde están sus dioses, La roca en que se refugiaban;

    38 Que comían la grosura de sus sacrificios, Y bebían el vino de sus libaciones? Levántense, que os ayuden Y os defiendan.

    39 Ved ahora que yo, yo soy, Y no hay dioses conmigo; Yo hago morir, y yo hago vivir; Yo hiero, y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano.

    40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano, Y diré: Vivo yo para siempre,

    41 Si afilare mi reluciente espada, Y echare mano del juicio, Yo tomaré venganza de mis enemigos, Y daré la retribución a los que me aborrecen.

    42 Embriagaré de sangre mis saetas, Y mi espada devorará carne; En la sangre de los muertos y de los cautivos, En las cabezas de larga cabellera del enemigo.

    43 Alabad, naciones, a su pueblo, Porque él vengará la sangre de sus siervos, Y tomará venganza de sus enemigos, Y hará expiación por la tierra de su pueblo.

    44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.

    45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras a todo Israel;

    46 y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley.

    47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

    Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán

    48 Y habló Jehová a Moisés aquel mismo día, diciendo:

    49 Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel;

    50 y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu pueblo, así como murió Aarón tu hermano en el monte Hor, y fue unido a su pueblo;

    51 por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin; porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.

    52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de Israel.

    Deuteronomio 31:19, 22

    19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

    22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

    La bendición de las tribus se expresa, lo mismo que la despedida de Jacob a sus hijos, en poesía (Dt. 33). 

    Deuteronomio 33

    Moisés bendice a las doce tribus de Israel

    1 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.

    2 Dijo: Jehová vino de Sinaí, Y de Seir les esclareció; Resplandeció desde el monte de Parán, Y vino de entre diez millares de santos, Con la ley de fuego a su mano derecha.

    3 Aun amó a su pueblo; Todos los consagrados a él estaban en su mano; Por tanto, ellos siguieron en tus pasos, Recibiendo dirección de ti,

    4 Cuando Moisés nos ordenó una ley, Como heredad a la congregación de Jacob.

    5 Y fue rey en Jesurún, Cuando se congregaron los jefes del pueblo Con las tribus de Israel.

    6 Viva Rubén, y no muera; Y no sean pocos sus varones.

    7 Y esta bendición profirió para Judá. Dijo así: Oye, oh Jehová, la voz de Judá, Y llévalo a su pueblo; Sus manos le basten, Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.

    8 A Leví dijo: Tu Tumim y tu Urim sean para tu varón piadoso, A quien probaste en Masah, Con quien contendiste en las aguas de Meriba,

    9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto; Y no reconoció a sus hermanos, Ni a sus hijos conoció; Pues ellos guardaron tus palabras, Y cumplieron tu pacto.

    10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, Y tu ley a Israel; Pondrán el incienso delante de ti, Y el holocausto sobre tu altar.

    11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren, Y recibe con agrado la obra de sus manos; Hiere los lomos de sus enemigos, Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.

    12 A Benjamín dijo: El amado de Jehová habitará confiado cerca de él; Lo cubrirá siempre, Y entre sus hombros morará.

    13 A José dijo: Bendita de Jehová sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo.

    14 Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna,

    15 Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos,

    16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud; Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José, Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus hermanos.

    17 Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés.

    18 A Zabulón dijo: Alégrate, Zabulón, cuando salieres; Y tú, Isacar, en tus tiendas.

    19 Llamarán a los pueblos a su monte; Allí sacrificarán sacrificios de justicia, Por lo cual chuparán la abundancia de los mares, Y los tesoros escondidos de la arena.

    20 A Gad dijo: Bendito el que hizo ensanchar a Gad; Como león reposa, Y arrebata brazo y testa.

    21 Escoge lo mejor de la tierra para sí, Porque allí le fue reservada la porción del legislador. Y vino en la delantera del pueblo; Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos de Jehová.

    22 A Dan dijo: Dan es cachorro de león Que salta desde Basán.

    23 A Neftalí dijo: Neftalí, saciado de favores, Y lleno de la bendición de Jehová, Posee el occidente y el sur.

    24 A Aser dijo: Bendito sobre los hijos sea Aser; Sea el amado de sus hermanos, Y moje en aceite su pie.

    25 Hierro y bronce serán tus cerrojos, Y como tus días serán tus fuerzas.

    26 No hay como el Dios de Jesurún, Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, Y sobre las nubes con su grandeza.

    27 El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos; El echó de delante de ti al enemigo, Y dijo: Destruye.

    28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob habitará sola En tierra de grano y de vino; También sus cielos destilarán rocío.

    29 Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.

    Moisés fue un gran escritor. Usa formas conocidas en la literatura egipcia que lo habían precedido. 

    Sus concepciones literarias e históricas, el entusiasmo suscitado por el arranque de la vida nacional de los hebreos, los extraordinarios acontecimientos que vivió, prepararon a Moisés para redactar la historia de su pueblo tal como la encontramos en el Pentateuco (véase PENTATEUCO). 

    Bajo la dirección de Jehová, Moisés dotó a su pueblo de instituciones civiles y religiosas que los contemporáneos apreciaron como oportunas, normales y necesarias para la nación. 

    Se correspondía con unos ideales de la época, y representaban la cumbre de la verdad sobre el plan moral y religioso. Esta legislación, que descansaba sobre la base del Decálogo, no era enteramente nueva. Israel ya había sabido por mucho tiempo que Dios aborrecía la idolatría, que quedaba prohibida por el segundo mandamiento (Gn. 35:2). 

    Génesis 35:2

    2 Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos.

    Parece que el día de reposo (sábado) había estado en vigor mucho antes de la promulgación del cuarto mandamiento en Sinaí (cfr. Éx. 16:22-30). 

    Éxodo 16:22-30

    22 En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron y se lo hicieron saber a Moisés.

    23 Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo día de reposo, el reposo consagrado a Jehová; lo que habéis de cocer, cocedlo hoy, y lo que habéis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.

    24 Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según lo que Moisés había mandado, y no se agusanó, ni hedió.

    25 Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para Jehová; hoy no hallaréis en el campo.

    26 Seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es día de reposo; en él no se hallará.

    27 Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.

    28 Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?

    29 Mirad que Jehová os dió el día de reposo, y por eso en el sexto día os da pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él en el séptimo día.

    30 Así el pueblo reposó el séptimo día.

    De la misma manera, el adulterio, el homicidio y el falso testimonio estaban universalmente condenados mucho tiempo antes de las leyes del Sinaí; constituían crímenes castigados en todas partes. La característica principal de la constitución de Israel fue la de poner en la base de la teocracia las obligaciones morales. P. ej., el décimo mandamiento mira más allá del acto del pecado, y va a la raíz, el malvado deseo del corazón. 

    Los estatutos unidos al Decálogo forman la mayor parte del libro del Pacto (Éx. 21:1-23:19). 

    Éxodo 21

    Leyes sobre los esclavos

    1 Estas son las leyes que les propondrás.

    2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.

    3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

    4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

    5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre;

    6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

    7 Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.

    8 Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.

    9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

    10 Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

    11 Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.

    Leyes sobre actos de violencia

    12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

    13 Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

    14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

    15 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.

    16 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.

    17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.

    18 Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama;

    19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

    20 Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;

    21 mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

    22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces.

    23 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

    24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

    25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

    Leyes sobre responsabilidades de amos y dueños

    26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.

    27 Y si hiciere saltar un diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.

    28 Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto.

    29 Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño.

    30 Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto.

    31 Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él.

    32 Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.

    33 Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,

    34 el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.

    35 Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto.

    36 Mas si era notorio que el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.

    Éxodo 22

    Leyes sobre la restitución

    1 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.

    2 Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.

    3 Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.

    4 Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.

    5 Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

    6 Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.

    7 Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble.

    8 Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.

    9 En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.

    10 Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie;

    11 juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.

    12 Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño.

    13 Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

    14 Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla.

    15 Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.

    Leyes humanitarias

    16 Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer.

    17 Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.

    18 A la hechicera no dejarás que viva.

    19 Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.

    20 El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.

    21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

    22 A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.

    23 Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;

    24 y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

    25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

    26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás.

    27 Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

    28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

    29 No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

    30 Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

    31 Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

    Éxodo 23:1-19

    1 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

    2 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;

    3 ni al pobre distinguirás en su causa.

    4 Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.

    5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.

    6 No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.

    7 De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.

    8 No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.

    9 Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

    10 Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha;

    11 mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.

    12 Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.

    13 Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.

    Las tres fiestas anuales

    14 Tres veces en el año me celebraréis fiesta.

    15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.

    16 También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo.

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    18 No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana.

    19 Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.

    Con respecto al código de Hammurabi y la pretendida dependencia de Moisés de este código según algunos eruditos, véase HAMMURABI. Las leyes litúrgicas de Moisés fueron igualmente adecuadas. Instituían un santuario central y único. 

    Se trataba de un edificio de tipo inmutable, simétrico, lleno de simbolismos y permitiendo la celebración de sacrificios y de un ritual único. Se estableció en Israel un sacerdocio organizado, por el que una tribu, la de Leví, asumía la representación de todos los primogénitos que, de otra manera, hubieran debido ser consagrados al servicio del Señor (cfr. Éx. 13:11-16 y 32:26-29; Nm. 3:9, 11-13, 40, 41, 45 ss; 8:16-18 y cfr. artículo LEVITAS). 

    Éxodo 13:11-16 

    11 Y cuando Jehová te haya metido en la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando te la hubiere dado,

    12 dedicarás a Jehová todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los machos serán de Jehová.

    13 Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos.

    14 Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre;

    15 y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos.

    16 Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.

    Éxodo 32:26-29 

    26 se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví.

    27 Y él les dijo: Así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente.

    28 Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres.

    29 Entonces Moisés dijo: Hoy os habéis consagrado a Jehová, pues cada uno se ha consagrado en su hijo y en su hermano, para que él dé bendición hoy sobre vosotros.

    Números 3:9, 11-13, 40, 41, 45 

    9 Y darás los levitas a Aarón y a sus hijos; le son enteramente dados de entre los hijos de Israel.

    11 Habló además Jehová a Moisés, diciendo:

    12 He aquí, yo he tomado a los levitas de entre los hijos de Israel en lugar de todos los primogénitos, los primeros nacidos entre los hijos de Israel; serán, pues, míos los levitas.

    13 Porque mío es todo primogénito; desde el día en que yo hice morir a todos los primogénitos en la tierra de Egipto, santifiqué para mí a todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo Jehová.

    Rescate de los primogénitos

    40 Y Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres.

    41 Y tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel. Yo Jehová.

    45 Toma los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová.

    Números 8:16-18

    16 Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel.

    17 Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí.

    18 Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel.

    El tabernáculo y su culto eran expresión de un cúmulo de verdades espirituales y sombras de cosas por venir, de Cristo y su obra en sacrificio y de su sacerdocio e intercesión por los suyos en su actividad mediadora presente (véanse HEBREOS y LEVÍTICO, y respectivas Bibliografías). 

    Las prohibiciones mosaicas ponían a los hebreos en un terreno de separación del resto de las naciones, al hacer incompatibles sus costumbres con las de los gentiles. 

    Por otra parte, siendo como era diferente de las leyes de los cultos paganos por su monoteísmo y espiritualidad, era inteligible tanto para israelitas como para gentiles; mostraba al pecador el camino de acceso a un Dios santo. Moisés fue ciertamente inspirado como profeta, pero Dios no le reveló un código y una religión nueva en todos sus aspectos. 

    La Ley proclamada por su mediación tenía que concordar forzosamente con las revelaciones anteriores dadas a Adán y Eva acerca de la necesidad del sacrifico para estar cubiertos ante Dios (Gn. 3:21) su aborrecimiento de la violencia e iniquidad (Gn. 6:5; 11-12 etc. ), el otorgamiento de la carne de los animales sin su sangre (Gn. 9:3-4), entre muchos otros aspectos. Moisés pasó largos días en comunión con Dios. 

    Génesis 3:21

    21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

    Génesis 6:5 

    5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.

    Génesis 11

    La torre de Babel

    1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.

    2 Y aconteció que cuando salieron de oriente, hallaron una llanura en la tierra de Sinar, y se estabecieron allí.

    3 Y se dijeron unos a otros: Vamos, hagamos ladrillo y cozámoslo con fuego. Y les sirvió el ladrillo en lugar de piedra, y el asfalto en lugar de mezcla.

    4 Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.

    5 Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres.

    6 Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer.

    7 Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero.

    8 Así los esparció Jehová desde allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad.

    9 Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra.

    Los descendientes de Sem

    10 Estas son las generaciones de Sem: Sem, de edad de cien años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio.

    11 Y vivió Sem, después que engendró a Arfaxad, quinientos años, y engendró hijos e hijas.

    12 Arfaxad vivió treinta y cinco años, y engendró a Sala.

    13 Y vivió Arfaxad, después que engendró a Sala, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.

    14 Sala vivió treinta años, y engendró a Heber.

    15 Y vivió Sala, después que engendró a Heber, cuatrocientos tres años, y engendró hijos e hijas.

    16 Heber vivió treinta y cuatro años, y engendró a Peleg.

    17 Y vivió Heber, después que engendró a Peleg, cuatrocientos treinta años, y engendró hijos e hijas.

    18 Peleg vivió treinta años, y engendró a Reu.

    19 Y vivió Peleg, después que engendró a Reu, doscientos nueve años, y engendró hijos e hijas.

    20 Reu vivió treinta y dos años, y engendró a Serug.

    21 Y vivió Reu, después que engendró a Serug, doscientos siete años, y engendró hijos e hijas.

    22 Serug vivió treinta años, y engendró a Nacor.

    23 Y vivió Serug, después que engendró a Nacor, doscientos años, y engendró hijos e hijas.

    24 Nacor vivió veintinueve años, y engendró a Taré.

    25 Y vivió Nacor, después que engendró a Taré, ciento diecinueve años, y engendró hijos e hijas.

    26 Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán.

    Los descendientes de Taré

    27 Estas son las generaciones de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot.

    28 Y murió Harán antes que su padre Taré en la tierra de su nacimiento, en Ur de los caldeos.

    29 Y tomaron Abram y Nacor para sí mujeres; el nombre de la mujer de Abram era Sarai, y el nombre de la mujer de Nacor, Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca.

    30 Mas Sarai era estéril, y no tenía hijo.

    31 Y tomó Taré a Abram su hijo, y a Lot hijo de Harán, hijo de su hijo, y a Sarai su nuera, mujer de Abram su hijo, y salió con ellos de Ur de los caldeos, para ir a la tierra de Canaán; y vinieron hasta Harán, y se quedaron allí.

    32 Y fueron los días de Taré doscientos cinco años; y murió Taré en Harán.

    Génesis 12

    Dios llama a Abram

    1 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.

    2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

    3 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

    4 Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

    5 Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

    6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

    7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

    8 Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.

    9 Y Abram partió de allí, caminando y yendo hacia el Neguev.

    Abram en Egipto

    10 Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.

    11 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto;

    12 y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.

    13 Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.

    14 Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera.

    15 También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de él; y fue llevada la mujer a casa de Faraón.

    16 E hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas y camellos.

    17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.

    18 Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?

    19 ¿Por qué dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete.

    20 Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer, con todo lo que tenía.

    Génesis 9:3-4

    3 Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo.

    4 Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.

    Él iluminó su espíritu, y le dio además sus comunicaciones personales, revelándole la naturaleza de su reino, las leyes que eran más adecuadas en base a las enseñanzas que quería dar a los israelitas y a nosotros a través de las experiencias de ellos y que serían apropiadas para disciplinarlos espiritualmente. Así, inspirado por Dios, Moisés forjó la constitución de Israel con todas sus instrucciones complementarias. 

    Es cierto que las leyes transmitidas por Moisés tienen ciertas correspondencias con leyes humanas ya existentes entonces, pero ello es de esperar en tanto que tales leyes surgían, por una parte, de una distorsión de una revelación conocida por el hombre, transmitida a través de una línea justa, y posteriormente adaptada y modificada por el hombre en su apostasía, y por otra parte de provisiones dadas por hombres ante diversas circunstancias, con una naturaleza y conciencia dadas por Dios que, aunque muy imperfectamente, podían conducir a legisladores de naciones paganas a emitir leyes con una semejanza incompleta y sin la elevación moral de la Ley dada por Dios. 

    La Ley mosaica pone al hombre en una posición de responsabilidad hacia Dios, y no hace una división clara entre vida civil y religiosa; en realidad, la totalidad de la existencia está orientada teocéntricamente, siendo la Ley el instrumento legal del estado teocrático. 

    Moisés mostraba la sabiduría consustancial a un hombre de estado. Sus dones le hicieron susceptible a los celos de ciertos miembros de su propia familia (Nm. 12), a los celos de las tribus en general, y a los de la misma tribu de Leví, la suya propia, por cuanto disgustaba a otros líderes la gran autoridad ejercida por Moisés y por Aarón (Nm. 16). 

    Números 12

    María y Aarón murmuran contra Moisés

    1 María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita.

    2 Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.

    3 Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.

    4 Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres.

    5 Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos.

    6 Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él.

    7 No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.

    8 Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?

    9 Entonces la ira de Jehová se encendió contra ellos; y se fue.

    10 Y la nube se apartó del tabernáculo, y he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he aquí que estaba leprosa.

    11 Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah! señor mío, no pongas ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos pecado.

    12 No quede ella ahora como el que nace muerto, que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio consumida su carne.

    13 Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora.

    14 Respondió Jehová a Moisés: Pues si su padre hubiera escupido en su rostro, ¿no se avergonzaría por siete días? Sea echada fuera del campamento por siete días, y después volverá a la congregación.

    15 Así María fue echada del campamento siete días; y el pueblo no pasó adelante hasta que se reunió María con ellos.

    16 Después el pueblo partió de Hazerot, y acamparon en el desierto de Parán.

    Números 16

    La rebelión de Coré

    1 Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente,

    2 y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre.

    3 Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová?

    4 Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro;

    5 y habló a Coré y a todo su séquito, diciendo: Mañana mostrará Jehová quién es suyo, y quién es santo, y hará que se acerque a él; al que él escogiere, él lo acercará a sí.

    6 Haced esto: tomaos incensarios, Coré y todo su séquito,

    7 y poned fuego en ellos, y poned en ellos incienso delante de Jehová mañana; y el varón a quien Jehová escogiere, aquel será el santo; esto os baste, hijos de Leví.

    8 Dijo más Moisés a Coré: Oíd ahora, hijos de Leví:

    9 ¿Os es poco que el Dios de Israel os haya apartado de la congregación de Israel, acercándoos a él para que ministréis en el servicio del tabernáculo de Jehová, y estéis delante de la congregación para ministrarles,

    10 y que te hizo acercar a ti, y a todos tus hermanos los hijos de Leví contigo? ¿Procuráis también el sacerdocio?

    11 Por tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová; pues Aarón, ¿qué es, para que contra él murmuréis?

    12 Y envió Moisés a llamar a Datán y Abiram, hijos de Eliab; mas ellos respondieron: No iremos allá.

    13 ¿Es poco que nos hayas hecho venir de una tierra que destila leche y miel, para hacernos morir en el desierto, sino que también te enseñorees de nosotros imperiosamente?

    14 Ni tampoco nos has metido tú en tierra que fluya leche y miel, ni nos has dado heredades de tierras y viñas. ¿Sacarás los ojos de estos hombres? No subiremos.

    15 Entonces Moisés se enojó en gran manera, y dijo a Jehová: No mires a su ofrenda; ni aun un asno he tomado de ellos, ni a ninguno de ellos he hecho mal.

    16 Después dijo Moisés a Coré: Tú y todo tu séquito, poneos mañana delante de Jehová; tú, y ellos, y Aarón;

    17 y tomad cada uno su incensario y poned incienso en ellos, y acercaos delante de Jehová cada uno con su incensario, doscientos cincuenta incensarios; tú también, y Aarón, cada uno con su incensario.

    18 Y tomó cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, y echaron en ellos incienso, y se pusieron a la puerta del tabernáculo de reunión con Moisés y Aarón.

    19 Ya Coré había hecho juntar contra ellos toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión; entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congregación.

    20 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:

    21 Apartaos de entre esta congregación, y los consumiré en un momento.

    22 Y ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte contra toda la congregación?

    23 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:

    24 Habla a la congregación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán y Abiram.

    25 Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y a Abiram, y los ancianos de Israel fueron en pos de él.

    26 Y él habló a la congregación, diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos, y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis en todos sus pecados.

    27 Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las puertas de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñuelos.

    28 Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad.

    29 Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová no me envió.

    30 Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol, entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová.

    31 Y aconteció que cuando cesó él de hablar todas estas palabras, se abrió la tierra que estaba debajo de ellos.

    32 Abrió la tierra su boca, y los tragó a ellos, a sus casas, a todos los hombres de Coré, y a todos sus bienes.

    33 Y ellos, con todo lo que tenían, descendieron vivos al Seol, y los cubrió la tierra, y perecieron de en medio de la congregación.

    34 Y todo Israel, los que estaban en derredor de ellos, huyeron al grito de ellos; porque decían: No nos trague también la tierra.

    35 También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.

    36 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:

    37 Di a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, que tome los incensarios de en medio del incendio, y derrame más allá el fuego; porque son santificados

    38 los incensarios de estos que pecaron contra sus almas; y harán de ellos planchas batidas para cubrir el altar; por cuanto ofrecieron con ellos delante de Jehová, son santificados, y serán como señal a los hijos de Israel.

    39 Y el sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce con que los quemados habían ofrecido; y los batieron para cubrir el altar,

    40 en recuerdo para los hijos de Israel, de que ningún extraño que no sea de la descendencia de Aarón se acerque para ofrecer incienso delante de Jehová, para que no sea como Coré y como su séquito; según se lo dijo Jehová por medio de Moisés.

    41 El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová.

    42 Y aconteció que cuando se juntó la congregación contra Moisés y Aarón, miraron hacia el tabernáculo de reunión, y he aquí la nube lo había cubierto, y apareció la gloria de Jehová.

    43 Y vinieron Moisés y Aarón delante del tabernáculo de reunión.

    44 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:

    45 Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos se postraron sobre sus rostros.

    46 Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.

    47 Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo,

    48 y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.

    49 Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré.

    50 Después volvió Aarón a Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado.

    Moisés sufrió a causa del materialismo exhibido por los israelitas (Nm. 32), por su falta de fe en el Señor por la inclinación de ellos hacia la idolatría. 

    Números 32

    Rubén y Gad se establecen al oriente del Jordán

    1 Los hijos de Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado; y vieron la tierra de Jazer y de Galaad, y les pareció el país lugar de ganado.

    2 Vinieron, pues, los hijos de Gad y los hijos de Rubén, y hablaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, y a los príncipes de la congregación, diciendo:

    3 Atarot, Dibón, Jazer, Nimra, Hesbón, Eleale, Sebam, Nebo y Beón,

    4 la tierra que Jehová hirió delante de la congregación de Israel, es tierra de ganado, y tus siervos tienen ganado.

    5 Por tanto, dijeron, si hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos hagas pasar el Jordán.

    6 Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?

    7 ¿Y por qué desanimáis a los hijos de Israel, para que no pasen a la tierra que les ha dado Jehová?

    8 Así hicieron vuestros padres, cuando los envié desde Cades- barnea para que viesen la tierra.

    9 Subieron hasta el torrente de Escol, y después que vieron la tierra, desalentaron a los hijos de Israel para que no viniesen a la tierra que Jehová les había dado.

    10 Y la ira de Jehová se encendió entonces, y juró diciendo:

    11 No verán los varones que subieron de Egipto de veinte años arriba, la tierra que prometí con juramento a Abraham, Isaac y Jacob, por cuanto no fueron perfectos en pos de mí;

    12 excepto Caleb hijo de Jefone cenezeo, y Josué hijo de Nun, que fueron perfectos en pos de Jehová.

    13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová.

    14 Y he aquí, vosotros habéis sucedido en lugar de vuestros padres, prole de hombres pecadores, para añadir aún a la ira de Jehová contra Israel.

    15 Si os volviereis de en pos de él, él volverá otra vez a dejaros en el desierto, y destruiréis a todo este pueblo.

    16 Entonces ellos vinieron a Moisés y dijeron: Edificaremos aquí majadas para nuestro ganado, y ciudades para nuestros niños;

    17 y nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel, hasta que los metamos en su lugar; y nuestros niños quedarán en ciudades fortificadas a causa de los moradores del país.

    18 No volveremos a nuestras casas hasta que los hijos de Israel posean cada uno su heredad.

    19 Porque no tomaremos heredad con ellos al otro lado del Jordán ni adelante, por cuanto tendremos ya nuestra heredad a este otro lado del Jordán al oriente.

    20 Entonces les respondió Moisés: Si lo hacéis así, si os disponéis para ir delante de Jehová a la guerra,

    21 y todos vosotros pasáis armados el Jordán delante de Jehová, hasta que haya echado a sus enemigos de delante de sí,

    22 y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová.

    23 Mas si así no lo hacéis, he aquí habréis pecado ante Jehová; y sabed que vuestro pecado os alcanzará.

    24 Edificaos ciudades para vuestros niños, y majadas para vuestras ovejas, y haced lo que ha declarado vuestra boca.

    25 Y hablaron los hijos de Gad y los hijos de Rubén a Moisés, diciendo: Tus siervos harán como mi señor ha mandado.

    26 Nuestros niños, nuestras mujeres, nuestros ganados y todas nuestras bestias, estarán ahí en las ciudades de Galaad;

    27 y tus siervos, armados todos para la guerra, pasarán delante de Jehová a la guerra, de la manera que mi señor dice.

    28 Entonces les encomendó Moisés al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun, y a los príncipes de los padres de las tribus de los hijos de Israel.

    29 Y les dijo Moisés: Si los hijos de Gad y los hijos de Rubén pasan con vosotros el Jordán, armados todos para la guerra delante de Jehová, luego que el país sea sojuzgado delante de vosotros, les daréis la tierra de Galaad en posesión;

    30 mas si no pasan armados con vosotros, entonces tendrán posesión entre vosotros, en la tierra de Canaán.

    31 Y los hijos de Gad y los hijos de Rubén respondieron diciendo: Haremos lo que Jehová ha dicho a tus siervos.

    32 Nosotros pasaremos armados delante de Jehová a la tierra de Canaán, y la posesión de nuestra heredad será a este lado del Jordán.

    33 Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor.

    34 Y los hijos de Gad edificaron Dibón, Atarot, Aroer,

    35 Atarot-sofán, Jazer, Jogbeha,

    36 Bet-nimra y Bet-arán, ciudades fortificadas; hicieron también majadas para ovejas.

    37 Y los hijos de Rubén edificaron Hesbón, Eleale, Quiriataim,

    38 Nebo, Baal-meón (mudados los nombres) y Sibma; y pusieron nombres a las ciudades que edificaron.

    39 Y los hijos de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, y la tomaron, y echaron al amorreo que estaba en ella.

    40 Y Moisés dio Galaad a Maquir hijo de Manasés, el cual habitó en ella.

    41 También Jair hijo de Manasés fue y tomó sus aldeas, y les puso por nombre Havot-jair.

    42 Asimismo Noba fue y tomó Kenat y sus aldeas, y lo llamó Noba, conforme a su nombre.

    Evaluó las debilidades que amenazaban la existencia misma de la nación. Su discurso de despedida (Dt. 29:30; 31) insiste en la ley del altar único y sobre el aspecto espiritual de la religión. 

    Deuteronomio 29

    Pacto de Jehová con Israel en Moab

    1 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

    2 Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo: Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón y a todos sus siervos, y a toda su tierra,

    3 las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales y las grandes maravillas.

    4 Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.

    5 Y yo os he traído cuarenta años en el desierto; vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.

    6 No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra; para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios.

    7 Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de Hesbón y Og rey de Basán delante de nosotros para pelear, y los derrotamos;

    8 y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén y a Gad y a la media tribu de Manasés.

    9 Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo que hiciereis.

    10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos y vuestros oficiales, todos los varones de Israel;

    11 vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña hasta el que saca tu agua;

    12 para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo,

    13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho, y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

    14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento,

    15 sino con los que están aquí presentes hoy con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los que no están aquí hoy con nosotros.

    16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las naciones por las cuales habéis pasado;

    17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo.

    18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,

    19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed.

    20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo;

    21 y lo apartará Jehová de todas las tribus de Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito en este libro de la ley.

    22 Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos que se levanten después de vosotros, y el extranjero que vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá hecho enfermar

    23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada, ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna, como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra, de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó en su furor y en su ira);

    24 más aún, todas las naciones dirán: ¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra? ¿Qué significa el ardor de esta gran ira?

    25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová el Dios de sus padres, que él concertó con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto,

    26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían dado.

    27 Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro;

    28 y Jehová los desarraigó de su tierra con ira, con furor y con grande indignación, y los arrojó a otra tierra, como hoy se ve.

    29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

    Deuteronomio 30 

    Condiciones para la restauración y la bendición

    1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas estas cosas, la bendición y la maldición que he puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,

    2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,

    3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos, y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová tu Dios.

    4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te tomará;

    5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres.

    6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.

    7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.

    8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová, y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno hoy.

    9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó sobre tus padres,

    10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

    11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.

    12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y nos lo hará oír para que lo cumplamos?

    13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?

    14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas.

    15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal;

    16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

    17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,

    18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella.

    19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;

    20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había de dar.

    Deuteronomio 31

    Josué es instalado como sucesor de Moisés

    1 Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel,

    2 y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años; no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová me ha dicho: No pasarás este Jordán.

    3 Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como Jehová ha dicho.

    4 Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó.

    5 Y los entregará Jehová delante de vosotros, y haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.

    6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.

    7 Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová a sus padres que les daría, y tú se la harás heredar.

    8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.

    9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.

    10 Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,

    11 cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos.

    12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley;

    13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.

    14 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad en el tabernáculo de reunión para que yo le dé el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el tabernáculo de reunión.

    15 Y se apareció Jehová en el tabernáculo, en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta del tabernáculo.

    16 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará mi pacto que he concertado con él;

    17 y se encenderá mi furor contra él en aquel día; y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro, y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?

    18 Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día, por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto a dioses ajenos.

    19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

    20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán mi pacto.

    21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este cántico responderá en su cara como testigo, pues será recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra que juré darles.

    22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

    23 Y dio orden a Josué hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate, pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra que les juré, y yo estaré contigo.

    Orden de guardar la ley junto al arca

    24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,

    25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo:

    26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

    27 Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz; he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová; ¿cuánto más después que yo haya muerto?

    28 Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.

    29 Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente os corromperéis y os apartaréis del camino que os he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole con la obra de vuestras manos.

    Cántico de Moisés

    30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.

    Moisés veía en ella un medio de elevar el nivel espiritual de la nación para llevarla a un andar más estrecho con Dios, y para mantener la pureza de culto y de doctrina y de cimentar la unidad nacional, dando además provisión para unas fiestas religiosas mucho más grandiosas que las de los paganos (véanse ALTAR, DEUTERONOMIO). 

    Todos reconocieron la grandeza de Moisés después de su muerte (Jer. 15:1; He. 3:2). 

    Jeremías 15:1 

    La implacable ira de Dios contra Judá

    1 Me dijo Jehová: Si Moisés y Samuel se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan.

    Hebreos 3:2

    2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

    En la Transfiguración tuvo el honor de estar al lado de Cristo, y de hablar con Él acerca de su muerte en Jerusalén, que sería el cumplimiento de tantos tipos que él había presentado en sus escritos prefigurando a Cristo (Mt. 17:3, 4). 

    Mateo 17:3, 4

    3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.

    4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.

    En cuanto a la alusión en Jud. 9, véase MIGUEL. 

    Bibliografía: 

    Véanse las bibliografías correspondientes a GÉNESIS, ÉXODO, LEVÍTICO, NÚMEROS, DEUTERONOMIO, CREACIÓN, DILUVIO, EGIPTO, ÉXODO (artículo específico no sobre el libro, sino sobre la marcha de Egipto), PENTATEUCO.

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