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  • Santiago (Epístola)
    El autor de esta epístola no se presenta como apóstol, sino que se denomina simplemente como Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo (Stg. 1:1). 

    Santiago 1:1

    1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

    Se supone que se trata de Jacobo, el hermano del Señor, lo que queda corroborado con las peculiaridades de esta epístola. 

    (a) Fecha. Los siguientes hechos dan testimonio de su antigüedad: El plan de reunión de los cristianos lleva aún el nombre de sinagoga (Stg. 2:2, texto gr. y V.M.); los cristianos no son tajantemente distinguidos de los judíos (Stg. 1:1); los pecados atacados y los errores corregidos evocan una comunidad judía; no se hace alusión alguna a la conferencia de Hch. 15 ni a la caída de Jerusalén; no se ve ninguna traza de las controversias que, ya a partir del año 60 d.C., ocuparon la atención de la Iglesia. Así, es lógico situar esta epístola hacia el año 45 d.C., y considerarla como el escrito más antiguo del NT. 

    Santiago 2:2

    2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

    Santiago 1:1

    1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

    Hechos 15

    El concilio en Jerusalén

    1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.

    2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.

    3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

    4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

    5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

    6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.

    7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.

    8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;

    9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

    10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

    11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

    12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.

    13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

    14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.

    15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

    16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,

    17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

    18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

    19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,

    20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.

    21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

    25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

    26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

    30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;

    31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.

    32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.

    33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.

    34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.

    35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

    36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

    37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

    38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

    39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

    40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    (b) Destinatarios. Esta epístola es dirigida a las doce tribus que están en la dispersión (gr.: «Diáspora», Stg. 1:1), lo que no significa ni el conjunto de la dispersión judía ni el conjunto de la iglesia cristiana vista como un «Israel espiritual», sino que se refiere a los cristianos (Stg. 2:1, 5, 7; 5:7) que constituían el residuo creyente en el Señor entre los judíos de la «Dispersión» fuera de la tierra de Israel (cfr. Jn. 7:35; 2 Mac. 1:27; véase RESTO [DE ISRAEL]). 

    Santiago 1:1

    1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

    Santiago 2:1, 5, 7 

    1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

    Santiago 5:7

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    Juan 7:35 

    35 Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos?

    (c) Contenido. Esta epístola se propone corregir de sus pecados y errores a los cristianos procedentes del judaísmo y alentarlos a soportar valientemente las duras pruebas que les amenazaban. Inmediatamente después de la mención de los destinatarios y del saludo, Santiago consuela a sus lectores expuestos a la adversidad; los exhorta a mantenerse con firmeza, y les muestra de dónde proviene la tentación a apostatar (Stg. 1:2-21). 

    Santiago 1:2-21

    La sabiduría que viene de Dios

    2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

    3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

    4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

    5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

    6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

    7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

    8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

    9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;

    10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.

    11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

    Soportando las pruebas

    12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

    13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;

    14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.

    15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

    16 Amados hermanos míos, no erréis.

    17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

    18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

    Hacedores de la palabra

    19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

    20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

    21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

    A continuación Santiago pone en guardia a los cristianos contra la superficialidad, que se contenta con palabras; explica a los hermanos en qué consiste la auténtica fe (Stg. 1:22-27), y qué frutos dará con respecto a la acepción de personas, pecado muy extendido (Stg. 2:1-13). 

    Santiago 1:22-27

    22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

    25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

    26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

    27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

    Santiago 2:1-13

    Amonestación contra la parcialidad

    1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

    2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

    3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;

    4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

    7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

    8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;

    9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.

    10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

    11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.

    12 Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.

    13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

    Expone cómo se manifiesta la verdadera fe, que está muerta en sí misma sin el fruto de las obras (Stg. 2:14-26). 

    Santiago 2:14-26

    La fe sin obras es muerta

    14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

    15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

    16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

    17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

    18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

    19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

    20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

    21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

    22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

    23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

    24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

    25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

    26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

    Reprende la presunción de los que, careciendo de cualidades para ello, asumen un ministerio de enseñanza religiosa, y desvela las raíces de los celos (Stg. 3). 

    Santiago 3

    La lengua

    1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.

    2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

    3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

    4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

    5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

    6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

    7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;

    8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.

    9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

    10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

    11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

    12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

    La sabiduría de lo alto

    13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

    14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;

    15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.

    16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.

    17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

    18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

    Reprende a los envidiosos y a otros con un espíritu mezquino (Stg. 4:1-12) y arroja un baldón sobre la confianza puesta en el dinero (Stg. 4:13- 5:6). 

    Santiago 4:1-12

    La amistad con el mundo

    1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?

    2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

    3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?

    6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

    7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

    8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

    9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.

    10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

    Juzgando al hermano

    11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.

    12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

    Santiago 4:13-5:6

    No os gloriéis del día de mañana

    13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;

    14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

    15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.

    16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;

    17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

    Santiago 5:1-6

    Contra los ricos opresores

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

    3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

    4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

    5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

    6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.

    La epístola acaba con exhortaciones a la paciencia en las pruebas (Stg. 5:7-12), y a la oración, recurso suficiente en toda circunstancia triste (Stg. 5:13-18). 

    Santiago 5:7-12

    Sed pacientes y orad

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

    10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

    11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

    12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.

    Santiago 5:13-18

    13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

    14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.

    15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.

    18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

    Finalmente, el autor expresa el gozo del cristiano que lleva a la fe al pecador extraviado (Stg. 5:19-20). 

    Santiago 5:19-20

    19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,

    20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.

    Esta epístola, cuyo lenguaje y redacción son destacables, está escrita en un excelente griego. Su estilo exaltado, pintoresco, se asemeja al de los profetas hebreos. Esta epístola contiene más imágenes sacadas de la naturaleza que todas las epístolas de Pablo (p. ej., Stg. 1:6, 23-24; 3:3-4, 10-12; 4:14; 5:7); estas comparaciones recuerdan los discursos del Señor en los Evangelios sinópticos. 

    Santiago 1:6, 23-24 

    6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

    Santiago 3:3-4, 10-12 

    3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

    4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

    10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

    11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

    12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

    Santiago 4:14 

    14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

    Santiago 5:7

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    Hay numerosos pasajes de la epístola que son análogos a pasajes evangélicos. Abunda el paralelismo (desarrollo del pensamiento en frases paralelas que van emparejadas). El tono y objeto didáctico de esta obra permiten situarla muy tempranamente, y es patente que sus destinatarios acababan de abrazar el cristianismo procedentes de un origen judaico. El pasaje acerca de la fe y las obras (Stg. 2:14-25) ha sido frecuentemente mal interpretado. 

    Santiago 2:14-25

    La fe sin obras es muerta

    14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

    15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

    16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

    17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

    18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

    19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

    20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

    21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

    22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

    23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

    24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

    25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

    Se ha querido ver en él una polémica contra la doctrina enseñada por Pablo de la justificación por la fe, o al menos un correctivo a conclusiones abusivas que algunos sacaban de las enseñanzas de Pablo. Sin embargo, este pasaje es, en realidad, la refutación de una idea muy extendida en el seno del judaísmo de aquella época, que pretendía que la mera adhesión intelectual a las enseñanzas divinas era suficiente para la salvación. Santiago proclama que el testimonio externo (cfr. Stg. 2:14, «si uno dice que tiene fe») debe ir justificado por una vida correspondiente; una profesión de fe sin unas obras que sean fruto de esta fe está carente de fundamento. 

    Santiago 2:14

    14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

    De ahí la conclusión de Santiago: «la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma» (Stg. 2:17); en otras palabras, la pretensión de tener fe sin unos frutos en la vida que lo pongan en evidencia es una pretensión totalmente vacía. 

    Santiago 2:17

    17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

    Con esto concuerda Pablo, que afirma enérgicamente que la salvación es por la fe, sin méritos de obras; pero que igual de enérgicamente afirma que el caminar del creyente evidenciará de una manera externa su fe salvadora y transformadora por medio de unos frutos acordes a la salvación recibida (cfr. Ef. 2:8-10; Gá. 5:6; Tit. 2:14; 3:1, 5, 8, 14, etc.). 

    Efesios 2:8-10 

    8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

    9 no por obras, para que nadie se gloríe.

    10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

    Gálatas 5:6 

    6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

    Tito 2:14 

    14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

    Tito 3:1, 5, 8, 14

    1 Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.

    5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

    8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

    14 Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.

    Santiago, así, no afirma que las obras sean necesarias para la salvación, como algunos han concluido, atribuyendo a Santiago una postura opuesta a la de Pablo. Lo que sí afirma es que la fe que salva llega a su plena madurez, a su plenitud, con aquellos frutos que la adornan y que hacen patente su existencia ante el mundo exterior (cfr. Stg. 2:22, etc.). 

    Santiago 2:22

    22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

    Pero sigue siendo importante mantener la distinción entre el fruto externo de las obras, que perfeccionan la fe, o le dan su plenitud, y la fuente de las buenas obras, que es la nueva naturaleza del creyente ya salvado. Esto es, las buenas obras son el resultado necesario de la salvación, no su medio, y justifican al creyente dando testimonio de su fe al mundo, adornando su testimonio y dando plenitud a su fe (cfr. Tit. 3:4-8; véase JUSTIFICACIÓN). 

    Tito 3:4-8

    4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,

    5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

    6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,

    7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

    8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

    Esta epístola refleja el ambiente palestino: su autor, alimentado con las enseñanzas evangélicas y con las palabras del Señor Jesús, nos ha dado un documento de origen netamente cristiano, en el que son evidentes las analogías literarias. Son muy interesantes las siguientes comparaciones: Stg. 1:2 con Mt. 5:10-12; Stg. 1:4; Mt. 5:48; Stg. 1:5, 17; Mt. 7:7-11; Stg. 1:22; Mt. 7:21-27; Stg. 2:10; Mt. 5:19; Stg. 3:18; Mt. 5:9; Stg. 4:4; Mt. 6:24; Stg. 4:12; Mt. 7:1 y 10:28; Stg. 5:1 ss.; Mt. 6:19 y Lc. 6:24; Stg. 5:10; Mt. 5:12; Stg. 5:12; Mt. 5:34-37; Stg. 1:6; Mr. 11:23 ss.; cfr. Stg. 1:9 ss.; 2:5 ss.; 4:4 ss.; 1:3 ss.; 5:1 ss. con Lc. 1:46 ss.; 6:20 ss., 24; 12:16 ss.; 16:19 ss. 

    Santiago 1:2

    2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

    Mateo 5:10-12 

    10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

    11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

    12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

    Santiago 1:4 

    4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

    Mateo 5:48 

    48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

    Santiago 1:5, 17 

    5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

    17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

    Mateo 7:7-11 

    La oración, y la regla de oro

    7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

    8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

    9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

    10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

    11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

    Santiago 1:22 

    22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

    Mateo 7:21-27 

    Nunca os conocí

    21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

    22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

    23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

    Los dos cimientos

    24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

    25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

    26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

    27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

    Santiago 2:10 

    10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

    Mateo 5:19 

    19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

    Santiago 3:18 

    18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

    Mateo 5:9 

    9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

    Santiago 4:4 

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    Mateo 6:24 

    24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

    Santiago 4:12 

    12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

    Mateo 7:1 

    1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.

    Mateo 10:28 

    28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

    Santiago 5:1

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    Mateo 6:19 

    19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;

    Lucas 6:24 

    24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.

    Santiago 5:10 

    10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

    Mateo 5:12 

    12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

    Santiago 5:12 

    12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.

    Mateo 5:34-37 

    34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

    35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

    36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

    37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

    Santiago 1:6 

    6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

    Marcos 11:23 

    23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

    Santiago 1:9 

    9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;

    Santiago 2:5 

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    Santiago 4:4 

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    Santiago 1:3 

    3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

    Santiago 5:1 

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    Lucas 1:46 

    46 Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor;

    Lucas 6:20, 24 

    20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

    24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.

    Lucas 12:16 

    16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.

    Lucas 16:19

    19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.

    Se hacen patentes la fuerte personalidad y las firmes convicciones del autor por su menosprecio de una profesión de fe no seguida de una vida honesta (Stg. 1:22-23); sus opiniones precisas sobre los peligros del mal uso de la lengua (Stg. 1:26; 3:2-12); su desconfianza hacia los ricos egoístas (Stg. 1:10-11; 2:2, 6; 5:1-6); su profunda simpatía para con los pobres (Stg. 2:5-6, 15-16; 5:4); su determinación a sufrir gozosamente por Cristo (Stg. 1:2; 5:10-11); su fe en la oración (Stg. 5:16) y su esperanza en la venida del Señor (Stg. 5:7-8). 

    Santiago 1:22-23

    22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    Santiago 1:26 

    26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

    Santiago 3:2-12

    2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

    3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

    4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

    5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

    6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

    7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;

    8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.

    9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

    10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

    11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

    12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

    Santiago 1:10-11 

    10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.

    11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

    Santiago 2:2, 6 

    2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

    6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

    Santiago 5:1-6

    Contra los ricos opresores

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

    3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

    4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

    5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

    6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.

    Santiago 2:5-6, 15-16 

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

    15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

    16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

    Santiago 5:4

    4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

    Santiago 1:2 

    2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

    Santiago 5:10-11

    10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

    11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

    Santiago 5:16

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    Santiago 5:7-8

    Sed pacientes y orad

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    (d) Hay algunas declaraciones de Santiago que merecen ser destacadas: «El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (Stg. 1:8); «la ira del hombre no obra la justicia de Dios» (Stg. 1:20); «la amistad con el mundo es enemistad contra Dios» (Stg. 4:4); «resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Stg. 4:7); «La oración eficaz del justo puede mucho» (Stg. 5:16). 

    Santiago 1:8

    8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

    Santiago 1:20

    20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

    Santiago 4:4

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    Santiago 4:7

    7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

    Santiago 5:16

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    Se tienen pruebas de que la Epístola de Santiago fue usada muy tempranamente por la Iglesia primitiva. Clemente de Roma cita frases suyas a fines del siglo I, y otros autores del siglo II hacen lo mismo. A principios del siglo III Orígenes la nombra de una manera explícita. Durante un cierto tiempo, los Padres latinos no parecen haberla usado; escrita para cristianos de origen judío, parece no haber calado mucho en los cristianos procedentes del paganismo. No figura en el fragmento (incompleto) de Muratori, pero Hermas la usa, y figura en la Vetus Siríaca. Un fragmento del libro de Santiago, correspondiente a Stg. 1:23, se halló en la Cueva 7 de Qumrán (7Q). 

    Santiago 1:23

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    Ello es de gran importancia, porque indica una fecha forzosamente anterior al año 70 a.C. (Véase QUMRÁN, V, Cueva 7 [7Q].) Este fragmento tiene la denominación 7Q8. (Véase también CANON.) 

    Bibliografía: 

    Darby, J. N.: «James», en Synopsis of the Books of ¡he Bible (Bibles and Publications, Montreal, 1970); 

    Darby, J. N.: «Brief Exposition of the Epistle of James», en The Collected Writings of J. N. 

    Darby, vol. 28, PP. 108-151 (Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-on-Thames, 1967); Darby, J. N. y Kelly, W.: «The Epistle of James», en The Bible Treasury, ene. 1896/dic. 1899 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda reimpr., 1969) Kelly, W.: «Lectures Introductory ¡n the Study of the Acts the Catholic Epistles and the Revelation» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970) O’Callaghan, J.: «Los papiros de la Cueva 7 de Qumrán (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1974) Wessel, W. W.: «Santiago» en Comentario Bíblico Moody - Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1965).

    VÉASE: Justificación , Qumrán , Canon , Resto (de Israel)
  • DICCIONARIO
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  • Santiago (Epístola)
    El autor de esta epístola no se presenta como apóstol, sino que se denomina simplemente como Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo (Stg. 1:1). 

    Santiago 1:1

    1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

    Se supone que se trata de Jacobo, el hermano del Señor, lo que queda corroborado con las peculiaridades de esta epístola. 

    (a) Fecha. Los siguientes hechos dan testimonio de su antigüedad: El plan de reunión de los cristianos lleva aún el nombre de sinagoga (Stg. 2:2, texto gr. y V.M.); los cristianos no son tajantemente distinguidos de los judíos (Stg. 1:1); los pecados atacados y los errores corregidos evocan una comunidad judía; no se hace alusión alguna a la conferencia de Hch. 15 ni a la caída de Jerusalén; no se ve ninguna traza de las controversias que, ya a partir del año 60 d.C., ocuparon la atención de la Iglesia. Así, es lógico situar esta epístola hacia el año 45 d.C., y considerarla como el escrito más antiguo del NT. 

    Santiago 2:2

    2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

    Santiago 1:1

    1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

    Hechos 15

    El concilio en Jerusalén

    1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.

    2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.

    3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

    4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

    5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

    6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.

    7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.

    8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;

    9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

    10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

    11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

    12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.

    13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

    14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.

    15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

    16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,

    17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

    18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

    19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,

    20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.

    21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

    25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

    26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

    30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;

    31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.

    32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.

    33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.

    34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.

    35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

    36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

    37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

    38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

    39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

    40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    (b) Destinatarios. Esta epístola es dirigida a las doce tribus que están en la dispersión (gr.: «Diáspora», Stg. 1:1), lo que no significa ni el conjunto de la dispersión judía ni el conjunto de la iglesia cristiana vista como un «Israel espiritual», sino que se refiere a los cristianos (Stg. 2:1, 5, 7; 5:7) que constituían el residuo creyente en el Señor entre los judíos de la «Dispersión» fuera de la tierra de Israel (cfr. Jn. 7:35; 2 Mac. 1:27; véase RESTO [DE ISRAEL]). 

    Santiago 1:1

    1 Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

    Santiago 2:1, 5, 7 

    1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

    Santiago 5:7

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    Juan 7:35 

    35 Entonces los judíos dijeron entre sí: ¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos?

    (c) Contenido. Esta epístola se propone corregir de sus pecados y errores a los cristianos procedentes del judaísmo y alentarlos a soportar valientemente las duras pruebas que les amenazaban. Inmediatamente después de la mención de los destinatarios y del saludo, Santiago consuela a sus lectores expuestos a la adversidad; los exhorta a mantenerse con firmeza, y les muestra de dónde proviene la tentación a apostatar (Stg. 1:2-21). 

    Santiago 1:2-21

    La sabiduría que viene de Dios

    2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

    3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

    4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

    5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

    6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

    7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.

    8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

    9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;

    10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.

    11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

    Soportando las pruebas

    12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

    13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;

    14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.

    15 Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.

    16 Amados hermanos míos, no erréis.

    17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

    18 El, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas.

    Hacedores de la palabra

    19 Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse;

    20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

    21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.

    A continuación Santiago pone en guardia a los cristianos contra la superficialidad, que se contenta con palabras; explica a los hermanos en qué consiste la auténtica fe (Stg. 1:22-27), y qué frutos dará con respecto a la acepción de personas, pecado muy extendido (Stg. 2:1-13). 

    Santiago 1:22-27

    22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

    25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

    26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

    27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.

    Santiago 2:1-13

    Amonestación contra la parcialidad

    1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas.

    2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

    3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;

    4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos?

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

    7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?

    8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis;

    9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.

    10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

    11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley.

    12 Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad.

    13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

    Expone cómo se manifiesta la verdadera fe, que está muerta en sí misma sin el fruto de las obras (Stg. 2:14-26). 

    Santiago 2:14-26

    La fe sin obras es muerta

    14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

    15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

    16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

    17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

    18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

    19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

    20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

    21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

    22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

    23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

    24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

    25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

    26 Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

    Reprende la presunción de los que, careciendo de cualidades para ello, asumen un ministerio de enseñanza religiosa, y desvela las raíces de los celos (Stg. 3). 

    Santiago 3

    La lengua

    1 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.

    2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

    3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

    4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

    5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

    6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

    7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;

    8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.

    9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

    10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

    11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

    12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

    La sabiduría de lo alto

    13 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

    14 Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad;

    15 porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.

    16 Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.

    17 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

    18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

    Reprende a los envidiosos y a otros con un espíritu mezquino (Stg. 4:1-12) y arroja un baldón sobre la confianza puesta en el dinero (Stg. 4:13- 5:6). 

    Santiago 4:1-12

    La amistad con el mundo

    1 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?

    2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.

    3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?

    6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

    7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

    8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.

    9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.

    10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

    Juzgando al hermano

    11 Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.

    12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

    Santiago 4:13-5:6

    No os gloriéis del día de mañana

    13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos;

    14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

    15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.

    16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala;

    17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.

    Santiago 5:1-6

    Contra los ricos opresores

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

    3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

    4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

    5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

    6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.

    La epístola acaba con exhortaciones a la paciencia en las pruebas (Stg. 5:7-12), y a la oración, recurso suficiente en toda circunstancia triste (Stg. 5:13-18). 

    Santiago 5:7-12

    Sed pacientes y orad

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

    10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

    11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

    12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.

    Santiago 5:13-18

    13 ¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

    14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.

    15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    17 Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.

    18 Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto.

    Finalmente, el autor expresa el gozo del cristiano que lleva a la fe al pecador extraviado (Stg. 5:19-20). 

    Santiago 5:19-20

    19 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver,

    20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.

    Esta epístola, cuyo lenguaje y redacción son destacables, está escrita en un excelente griego. Su estilo exaltado, pintoresco, se asemeja al de los profetas hebreos. Esta epístola contiene más imágenes sacadas de la naturaleza que todas las epístolas de Pablo (p. ej., Stg. 1:6, 23-24; 3:3-4, 10-12; 4:14; 5:7); estas comparaciones recuerdan los discursos del Señor en los Evangelios sinópticos. 

    Santiago 1:6, 23-24 

    6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.

    Santiago 3:3-4, 10-12 

    3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

    4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

    10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

    11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

    12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

    Santiago 4:14 

    14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.

    Santiago 5:7

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    Hay numerosos pasajes de la epístola que son análogos a pasajes evangélicos. Abunda el paralelismo (desarrollo del pensamiento en frases paralelas que van emparejadas). El tono y objeto didáctico de esta obra permiten situarla muy tempranamente, y es patente que sus destinatarios acababan de abrazar el cristianismo procedentes de un origen judaico. El pasaje acerca de la fe y las obras (Stg. 2:14-25) ha sido frecuentemente mal interpretado. 

    Santiago 2:14-25

    La fe sin obras es muerta

    14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

    15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

    16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

    17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

    18 Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.

    19 Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.

    20 ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?

    21 ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?

    22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

    23 Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.

    24 Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

    25 Asimismo también Rahab la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?

    Se ha querido ver en él una polémica contra la doctrina enseñada por Pablo de la justificación por la fe, o al menos un correctivo a conclusiones abusivas que algunos sacaban de las enseñanzas de Pablo. Sin embargo, este pasaje es, en realidad, la refutación de una idea muy extendida en el seno del judaísmo de aquella época, que pretendía que la mera adhesión intelectual a las enseñanzas divinas era suficiente para la salvación. Santiago proclama que el testimonio externo (cfr. Stg. 2:14, «si uno dice que tiene fe») debe ir justificado por una vida correspondiente; una profesión de fe sin unas obras que sean fruto de esta fe está carente de fundamento. 

    Santiago 2:14

    14 Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?

    De ahí la conclusión de Santiago: «la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma» (Stg. 2:17); en otras palabras, la pretensión de tener fe sin unos frutos en la vida que lo pongan en evidencia es una pretensión totalmente vacía. 

    Santiago 2:17

    17 Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.

    Con esto concuerda Pablo, que afirma enérgicamente que la salvación es por la fe, sin méritos de obras; pero que igual de enérgicamente afirma que el caminar del creyente evidenciará de una manera externa su fe salvadora y transformadora por medio de unos frutos acordes a la salvación recibida (cfr. Ef. 2:8-10; Gá. 5:6; Tit. 2:14; 3:1, 5, 8, 14, etc.). 

    Efesios 2:8-10 

    8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;

    9 no por obras, para que nadie se gloríe.

    10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

    Gálatas 5:6 

    6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

    Tito 2:14 

    14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

    Tito 3:1, 5, 8, 14

    1 Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.

    5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

    8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

    14 Y aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad, para que no sean sin fruto.

    Santiago, así, no afirma que las obras sean necesarias para la salvación, como algunos han concluido, atribuyendo a Santiago una postura opuesta a la de Pablo. Lo que sí afirma es que la fe que salva llega a su plena madurez, a su plenitud, con aquellos frutos que la adornan y que hacen patente su existencia ante el mundo exterior (cfr. Stg. 2:22, etc.). 

    Santiago 2:22

    22 ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

    Pero sigue siendo importante mantener la distinción entre el fruto externo de las obras, que perfeccionan la fe, o le dan su plenitud, y la fuente de las buenas obras, que es la nueva naturaleza del creyente ya salvado. Esto es, las buenas obras son el resultado necesario de la salvación, no su medio, y justifican al creyente dando testimonio de su fe al mundo, adornando su testimonio y dando plenitud a su fe (cfr. Tit. 3:4-8; véase JUSTIFICACIÓN). 

    Tito 3:4-8

    4 Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,

    5 nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,

    6 el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador,

    7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

    8 Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres.

    Esta epístola refleja el ambiente palestino: su autor, alimentado con las enseñanzas evangélicas y con las palabras del Señor Jesús, nos ha dado un documento de origen netamente cristiano, en el que son evidentes las analogías literarias. Son muy interesantes las siguientes comparaciones: Stg. 1:2 con Mt. 5:10-12; Stg. 1:4; Mt. 5:48; Stg. 1:5, 17; Mt. 7:7-11; Stg. 1:22; Mt. 7:21-27; Stg. 2:10; Mt. 5:19; Stg. 3:18; Mt. 5:9; Stg. 4:4; Mt. 6:24; Stg. 4:12; Mt. 7:1 y 10:28; Stg. 5:1 ss.; Mt. 6:19 y Lc. 6:24; Stg. 5:10; Mt. 5:12; Stg. 5:12; Mt. 5:34-37; Stg. 1:6; Mr. 11:23 ss.; cfr. Stg. 1:9 ss.; 2:5 ss.; 4:4 ss.; 1:3 ss.; 5:1 ss. con Lc. 1:46 ss.; 6:20 ss., 24; 12:16 ss.; 16:19 ss. 

    Santiago 1:2

    2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

    Mateo 5:10-12 

    10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

    11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

    12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

    Santiago 1:4 

    4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.

    Mateo 5:48 

    48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

    Santiago 1:5, 17 

    5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

    17 Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

    Mateo 7:7-11 

    La oración, y la regla de oro

    7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

    8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

    9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?

    10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?

    11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

    Santiago 1:22 

    22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

    Mateo 7:21-27 

    Nunca os conocí

    21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

    22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

    23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

    Los dos cimientos

    24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.

    25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.

    26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena;

    27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.

    Santiago 2:10 

    10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.

    Mateo 5:19 

    19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

    Santiago 3:18 

    18 Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.

    Mateo 5:9 

    9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

    Santiago 4:4 

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    Mateo 6:24 

    24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

    Santiago 4:12 

    12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?

    Mateo 7:1 

    1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.

    Mateo 10:28 

    28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

    Santiago 5:1

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    Mateo 6:19 

    19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;

    Lucas 6:24 

    24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.

    Santiago 5:10 

    10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

    Mateo 5:12 

    12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

    Santiago 5:12 

    12 Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no, para que no caigáis en condenación.

    Mateo 5:34-37 

    34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

    35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

    36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

    37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

    Santiago 1:6 

    6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

    Marcos 11:23 

    23 Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

    Santiago 1:9 

    9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;

    Santiago 2:5 

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    Santiago 4:4 

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    Santiago 1:3 

    3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

    Santiago 5:1 

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    Lucas 1:46 

    46 Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor;

    Lucas 6:20, 24 

    20 Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

    24 Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo.

    Lucas 12:16 

    16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.

    Lucas 16:19

    19 Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez.

    Se hacen patentes la fuerte personalidad y las firmes convicciones del autor por su menosprecio de una profesión de fe no seguida de una vida honesta (Stg. 1:22-23); sus opiniones precisas sobre los peligros del mal uso de la lengua (Stg. 1:26; 3:2-12); su desconfianza hacia los ricos egoístas (Stg. 1:10-11; 2:2, 6; 5:1-6); su profunda simpatía para con los pobres (Stg. 2:5-6, 15-16; 5:4); su determinación a sufrir gozosamente por Cristo (Stg. 1:2; 5:10-11); su fe en la oración (Stg. 5:16) y su esperanza en la venida del Señor (Stg. 5:7-8). 

    Santiago 1:22-23

    22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    Santiago 1:26 

    26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.

    Santiago 3:2-12

    2 Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.

    3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.

    4 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.

    5 Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

    6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

    7 Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana;

    8 pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.

    9 Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.

    10 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

    11 ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?

    12 Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.

    Santiago 1:10-11 

    10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.

    11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

    Santiago 2:2, 6 

    2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,

    6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

    Santiago 5:1-6

    Contra los ricos opresores

    1 ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

    2 Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla.

    3 Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros.

    4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

    5 Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza.

    6 Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia.

    Santiago 2:5-6, 15-16 

    5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?

    6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales?

    15 Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,

    16 y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha?

    Santiago 5:4

    4 He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

    Santiago 1:2 

    2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

    Santiago 5:10-11

    10 Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

    11 He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo.

    Santiago 5:16

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    Santiago 5:7-8

    Sed pacientes y orad

    7 Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    (d) Hay algunas declaraciones de Santiago que merecen ser destacadas: «El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (Stg. 1:8); «la ira del hombre no obra la justicia de Dios» (Stg. 1:20); «la amistad con el mundo es enemistad contra Dios» (Stg. 4:4); «resistid al diablo, y huirá de vosotros» (Stg. 4:7); «La oración eficaz del justo puede mucho» (Stg. 5:16). 

    Santiago 1:8

    8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

    Santiago 1:20

    20 porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.

    Santiago 4:4

    4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.

    Santiago 4:7

    7 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

    Santiago 5:16

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    Se tienen pruebas de que la Epístola de Santiago fue usada muy tempranamente por la Iglesia primitiva. Clemente de Roma cita frases suyas a fines del siglo I, y otros autores del siglo II hacen lo mismo. A principios del siglo III Orígenes la nombra de una manera explícita. Durante un cierto tiempo, los Padres latinos no parecen haberla usado; escrita para cristianos de origen judío, parece no haber calado mucho en los cristianos procedentes del paganismo. No figura en el fragmento (incompleto) de Muratori, pero Hermas la usa, y figura en la Vetus Siríaca. Un fragmento del libro de Santiago, correspondiente a Stg. 1:23, se halló en la Cueva 7 de Qumrán (7Q). 

    Santiago 1:23

    23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural.

    Ello es de gran importancia, porque indica una fecha forzosamente anterior al año 70 a.C. (Véase QUMRÁN, V, Cueva 7 [7Q].) Este fragmento tiene la denominación 7Q8. (Véase también CANON.) 

    Bibliografía: 

    Darby, J. N.: «James», en Synopsis of the Books of ¡he Bible (Bibles and Publications, Montreal, 1970); 

    Darby, J. N.: «Brief Exposition of the Epistle of James», en The Collected Writings of J. N. 

    Darby, vol. 28, PP. 108-151 (Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-on-Thames, 1967); Darby, J. N. y Kelly, W.: «The Epistle of James», en The Bible Treasury, ene. 1896/dic. 1899 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda reimpr., 1969) Kelly, W.: «Lectures Introductory ¡n the Study of the Acts the Catholic Epistles and the Revelation» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970) O’Callaghan, J.: «Los papiros de la Cueva 7 de Qumrán (Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 1974) Wessel, W. W.: «Santiago» en Comentario Bíblico Moody - Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1965).

    VÉASE:
    Justificación , Qumrán , Canon , Resto (de Israel)
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