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  • Gálatas (Epístola)
    Carta dirigida por Pablo a las iglesias de Galacia (Gá. 1:2). 

    Gálatas 1:2

    2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

    (a) Destinatarios y fecha: Está bien establecido que el autor de esta carta es el apóstol Pablo, no poniéndose en duda su unidad. En cambio, aparecen problemas acerca de los destinatarios, de la ocasión y fecha de la epístola. Sobre este extremo hay dos teorías. 

    (A) Si por Galacia (véase) se entiende toda la provincia romana de este nombre englobando las iglesias fundadas por Pablo durante su primer viaje misionero en el año 47 d.C. (Hch. 13:14), esta epístola hubiera sido redactada antes del Concilio de Jerusalén (Hch. 15). 

    Hechos 13:14

    14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.

    Hechos 15

    El concilio en Jerusalén

    1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.

    2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.

    3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

    4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

    5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

    6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.

    7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.

    8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;

    9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

    10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

    11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

    12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.

    13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

    14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.

    15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

    16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,

    17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

    18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

    19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,

    20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.

    21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

    25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

    26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

    30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;

    31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.

    32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.

    33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.

    34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.

    35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

    36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

    37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

    38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

    39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

    40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    Este Concilio trataba precisamente el problema de la circuncisión, y es digno de señalar que Pablo no hace alusión en esta carta a una tal confirmación de su posición (cp. Hch. 16:4). 

    Hechos 16:4

    4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.

    Es tan sólo después de esta conferencia que se habla en Hechos de un viaje al norte de Galacia (Hch. 16:6). 

    Hechos 16:6

    6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;

    Según esta hipótesis, la epístola a los Gálatas sería la más antigua de las cartas de Pablo. 

    (B) Si se entiende por Galacia tan sólo el distrito propiamente gálata, que no fue evangelizado hasta el segundo viaje de Pablo, la epístola no hubiera podido ser escrita antes de la visita del apóstol Pablo a Éfeso; Hechos 18:23 mencionaría su segunda visita a esta región (cp. Gá. 4:13). 

    Hechos 18:23

    23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.

    Gálatas 4:13

    13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

    Por otra parte, las alusiones a la acogida que recibe Pablo, y la omisión del nombre de Bernabé (Gá. 4:13-20) no parecen concordar con lo que sabemos del primer viaje (en el que Bernabé tomó parte). La semejanza de la epístola a los Gálatas con la de Romanos ha dado ocasión a sostener que las dos fueron redactadas en la misma época, hacia el año 56 o 57 d.C. 

    Gálatas 4:13-20

    13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

    14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

    15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.

    16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?

    17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.

    18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.

    19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

    20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.

    (b) Contenido. Esta carta fue ocasionada por las intrigas de ciertos maestros judaizantes, que se enfrentaban a la autoridad de Pablo, enseñando que era necesario observar la ley de Moisés. Estos judaizantes afirmaban que Pablo, por cuanto no era uno de los doce, no había recibido directamente el conocimiento del Evangelio. Estos adversarios aparentemente acusaban a Pablo de inconsecuencia, por cuanto predicaba a los gentiles que no tenían que observar la ley, en tanto que los judíos convertidos lo seguían haciendo, e incluso él mismo ocasionalmente (Hch. 21:20-26). 

    Hechos 21:20-26

    20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.

    21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.

    22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.

    23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.

    24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.

    25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.

    26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.

    Por otra parte, atacaban abiertamente las enseñanzas del apóstol, persuadiendo a sus conversos a que asumieran las prescripciones judaicas. Así, se ponía en juego la esencia misma del Evangelio. Movido por una intensa emoción, Pablo escribió la epístola usando enérgicos argumentos. La epístola a los Gálatas es la carta magna de la libertad cristiana. Después de la introducción (Gá. 1:1-10), en la que el apóstol habla de la complacencia de los gálatas hacia los falsos maestros, afirma vigorosamente la inspiración divina de la buena nueva que ha proclamado, defendiendo su autoridad apostólica (Gá. 1:1-2). 

    Gálatas 1:1-10

    Salutación

    1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

    2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

    3 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo,

    4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,

    5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

    No hay otro evangelio

    6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.

    7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.

    8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

    9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.

    10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

    Gálatas 1:1-2

    Salutación

    1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

    2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

    Cristo se la ha conferido directamente. El apóstol no depende de los hombres. Muestra asimismo que la iglesia de Jerusalén y los doce habían admitido su apostolado (Gá. 2:1-10). 

    Gálatas 2:1-10

    1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.

    2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.

    3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse;

    4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud,

    5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.

    6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.

    7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión

    8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles),

    9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

    10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

    En cuanto a su enseñanza, ésta no había variado nunca (Gá. 2:11-21), ni siquiera cuando Pedro, en Antioquía, parecía oponerse con su comportamiento. 

    Gálatas 2:11-21

    Pablo reprende a Pedro en Antioquía

    11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.

    12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.

    13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.

    14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?

    15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles,

    16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

    17 Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.

    18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.

    19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.

    20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

    21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

    En el cap. 3 Pablo defiende la doctrina de la justificación por la sola fe, experiencia que los mismos gálatas habían tenido (Gá. 3:1-5); se refiere a las Escrituras para demostrar que éste fue el camino que había seguido el mismo Abraham para alcanzar la salvación (Gá. 3:6-9). 

    Gálatas 3:1-5

    El Espíritu se recibe por la fe

    1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?

    2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

    3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?

    4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.

    5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

    Gálatas 3:6-9

    El pacto de Dios con Abraham

    6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

    7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

    8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

    9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.

    Pablo destaca asimismo algunas verdades escriturales con respecto a la ley: por cuanto demanda una obediencia perfecta como condición de salvación, la ley solamente arroja maldición y castigo (Gá. 3:10-12). 

    Gálatas 3:10-12

    10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

    11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;

    12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.

    Cristo, hecho maldición en nuestro lugar, nos ha liberado de la maldición (Gá 3:13, 14). 

    Gálatas 3:13, 14

    13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),

    14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

    Dios había ratificado el pacto de salvación por la fe celebrado con Abraham y su descendencia. Por ello, la ley, venida posteriormente, no podía anular el pacto hecho anteriormente (Gá. 3:15- 18); la ley tenía como objeto ser una disciplina temporal, obligando a los hombres a que se dieran cuenta de que el pecado es transgresión a los mandamientos de Dios (Gá. 3:19, 20). 

    Gálatas 3:15-18

    15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

    16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

    17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

    18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

    Gálatas 3:19, 20

    El propósito de la ley

    19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.

    20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.

    La ley, así, hizo el papel de pedagogo, para conducir a los pecadores a Cristo (Gá. 3:21-24). 

    Gálatas 3:21-24

    21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

    22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

    23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

    24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

    En el cap. 4, el apóstol da a sus lectores razones adicionales para mostrar la genuinidad de su Evangelio: la adopción y herencia del hijo de Dios (Gá. 4:1-11); el afecto de los gálatas hacia Pablo (Gá. 4:12-20); el paralelismo que presenta la historia de Agar, Sara, y los hijos de ellas, con el pacto de Sinaí y el pacto de la gracia (Gá. 4:21-31). De Gá. 5:1-6:10 el apóstol ilustra la doctrina de la libertad acerca de la ley: exhorta a los gálatas a que salvaguarden esta libertad, y a practicar «la ley de Cristo», que es la del amor y de la ayuda mútua. 

    Gálatas 4:1-11

    1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;

    2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.

    3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.

    4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

    5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

    6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

    7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

    Exhortación contra el volver a la esclavitud

    8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;

    9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?

    10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.

    11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.

    Gálatas 4:12-20

    12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho.

    13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

    14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

    15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.

    16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?

    17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.

    18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.

    19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

    20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.

    Gálatas 4:21-31

    Alegoría de Sara y Agar

    21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?

    22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.

    23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.

    24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.

    25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.

    26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.

    27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de las desolada, que de la que tiene marido.

    28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

    29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.

    30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.

    31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

    Gálatas 5:1-26

    Estad firmes en la libertad

    1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

    2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.

    3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley.

    4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

    5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;

    6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

    7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?

    8 Esta persuasión no procede de aquel que os llama.

    9 Un poco de levadura leuda toda la masa.

    10 Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.

    11 Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz.

    12 ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!

    13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.

    14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

    15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.

    Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

    16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

    17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

    18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

    19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,

    20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,

    21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

    22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

    23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

    24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

    25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

    26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

    Gálatas 6:1-10

    1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

    2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

    3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

    4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro;

    5 porque cada uno llevará su propia carga.

    6 El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.

    7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

    8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

    9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

    10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

    El pasaje de Gá. 6:11-18, que Pablo probablemente escribió de su puño y letra, es la conclusión; recapitula allí la esencia de su enseñanza. 

    Gálatas 6:11-18

    Pablo se gloría en la cruz de Cristo

    11 Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano.

    12 Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.

    13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne.

    14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

    15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.

    16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

    17 De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.

    Bendición final

    18 Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

    (c) Importancia de la epístola a los Gálatas: 

    (1) A causa de los detalles que ofrece sobre la vida del apóstol. La concordancia que presenta con el relato que se halla en Hechos de la vida de Pablo y de su relación con la iglesia ha sido fuertemente combatida, pero puede ser totalmente demostrada. Véase PABLO para las menciones cronológicas de la visita de Pablo a Jerusalén después de su conversión (Gá. 1:18, 19; Hch. 9:26-29), y la conferencia de Jerusalén (Gá. 2:2-10; Hch. 15). 

    Gálatas 1:18, 19 

    18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;

    19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.

    Hechos 9:26-29

    Saulo en Jerusalén

    26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.

    27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.

    28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía,

    29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle.

    Gálatas 2:2-10 

    2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.

    3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse;

    4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud,

    5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.

    6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.

    7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión

    8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles),

    9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

    10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

    Hechos 15

    El concilio en Jerusalén

    1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.

    2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.

    3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

    4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

    5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

    6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.

    7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.

    8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;

    9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

    10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

    11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

    12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.

    13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

    14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.

    15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

    16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,

    17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

    18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

    19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,

    20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.

    21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

    25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

    26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

    30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;

    31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.

    32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.

    33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.

    34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.

    35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

    36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

    37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

    38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

    39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

    40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    (2) La epístola demuestra además que los doce estaban de acuerdo con Pablo, quedando para él la comisión de evangelizar a los gentiles. 

    (3) Con mayor concisión que la epístola a los Romanos, que es más detallada y menos vehemente, y por medio de ejemplos particulares, la epístola a los Gálatas da el mismo plan de salvación y la misma estimación de la dispensación hebrea. Todos los hombres, por lo que respecta a la Ley, se hallan bajo condenación como transgresores; por ello es imposible la salvación por las obras de la ley. Solamente Cristo puede salvar, por cuanto Él, por su muerte, ha dado satisfacción a las exigencias de la ley con respecto a aquellos que creen. 

    La ley no fue nunca destinada a salvar, sino a ser un tutor o pedagogo (que entre los griegos era un esclavo que llevaba los niños a la escuela) para llevarnos a Cristo. Ahora ya no estamos bajo este pedagogo. Es por la fe que fue salvado Abraham, es por la fe, y solamente por la fe, que venimos a ser hijos de Abraham, participantes de la bendición, y herederos de la promesa. 

    El judaísmo, como método de salvación, constituye una interpretación errónea del AT. La distinción entre judíos y gentiles ha quedado abolida. La proclamación de estas verdades pone de manifiesto que el cristianismo es una fe de alcance universal, y no una secta del judaísmo. 

    Los primeros escritores cristianos se sirvieron mucho de esta epístola a los Gálatas; durante la primera mitad del siglo II la usó Policarpo en la epístola a Diognetes; en la segunda mitad del mismo siglo, Justino Mártir, obispo de Sardis, y después Ireneo, Clemente de Alejandría, y Tertuliano, que la mencionan expresamente en sus citas. 

    Figura en la versión Vetus Latina, y en el fragmento de Muratori. 

    Bibliografía: 

    E. F. Harrison: «Galatians», en The Wycliffe Bible Commentary (Moody Press, Chicago, Illinois, 1962); 

    M. Lutero: «Commentary on Galatians» (Kregel Pub., Grand Rapids, Michigan, 1979); 

    S. J. Mikolaski, «Gálatas», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1977); 

    H. Rossier: «Reflexiones sobre la epístola a los Gálatas» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, California, s/f); 

    M. C. Tenney: «Gálatas, la carta de la libertad cristiana» (Clíe, Terrassa, 1973); 

    H. F. Vos: «Gálatas, una llamada a la libertad cristiana» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1981).

    VÉASE: Galacia , Pablo
  • DICCIONARIO
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  • Gálatas (Epístola)
    Carta dirigida por Pablo a las iglesias de Galacia (Gá. 1:2). 

    Gálatas 1:2

    2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

    (a) Destinatarios y fecha: Está bien establecido que el autor de esta carta es el apóstol Pablo, no poniéndose en duda su unidad. En cambio, aparecen problemas acerca de los destinatarios, de la ocasión y fecha de la epístola. Sobre este extremo hay dos teorías. 

    (A) Si por Galacia (véase) se entiende toda la provincia romana de este nombre englobando las iglesias fundadas por Pablo durante su primer viaje misionero en el año 47 d.C. (Hch. 13:14), esta epístola hubiera sido redactada antes del Concilio de Jerusalén (Hch. 15). 

    Hechos 13:14

    14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.

    Hechos 15

    El concilio en Jerusalén

    1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.

    2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.

    3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

    4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

    5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

    6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.

    7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.

    8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;

    9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

    10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

    11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

    12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.

    13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

    14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.

    15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

    16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,

    17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

    18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

    19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,

    20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.

    21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

    25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

    26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

    30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;

    31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.

    32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.

    33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.

    34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.

    35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

    36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

    37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

    38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

    39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

    40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    Este Concilio trataba precisamente el problema de la circuncisión, y es digno de señalar que Pablo no hace alusión en esta carta a una tal confirmación de su posición (cp. Hch. 16:4). 

    Hechos 16:4

    4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen.

    Es tan sólo después de esta conferencia que se habla en Hechos de un viaje al norte de Galacia (Hch. 16:6). 

    Hechos 16:6

    6 Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia;

    Según esta hipótesis, la epístola a los Gálatas sería la más antigua de las cartas de Pablo. 

    (B) Si se entiende por Galacia tan sólo el distrito propiamente gálata, que no fue evangelizado hasta el segundo viaje de Pablo, la epístola no hubiera podido ser escrita antes de la visita del apóstol Pablo a Éfeso; Hechos 18:23 mencionaría su segunda visita a esta región (cp. Gá. 4:13). 

    Hechos 18:23

    23 Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos.

    Gálatas 4:13

    13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

    Por otra parte, las alusiones a la acogida que recibe Pablo, y la omisión del nombre de Bernabé (Gá. 4:13-20) no parecen concordar con lo que sabemos del primer viaje (en el que Bernabé tomó parte). La semejanza de la epístola a los Gálatas con la de Romanos ha dado ocasión a sostener que las dos fueron redactadas en la misma época, hacia el año 56 o 57 d.C. 

    Gálatas 4:13-20

    13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

    14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

    15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.

    16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?

    17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.

    18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.

    19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

    20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.

    (b) Contenido. Esta carta fue ocasionada por las intrigas de ciertos maestros judaizantes, que se enfrentaban a la autoridad de Pablo, enseñando que era necesario observar la ley de Moisés. Estos judaizantes afirmaban que Pablo, por cuanto no era uno de los doce, no había recibido directamente el conocimiento del Evangelio. Estos adversarios aparentemente acusaban a Pablo de inconsecuencia, por cuanto predicaba a los gentiles que no tenían que observar la ley, en tanto que los judíos convertidos lo seguían haciendo, e incluso él mismo ocasionalmente (Hch. 21:20-26). 

    Hechos 21:20-26

    20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.

    21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.

    22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.

    23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.

    24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.

    25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.

    26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.

    Por otra parte, atacaban abiertamente las enseñanzas del apóstol, persuadiendo a sus conversos a que asumieran las prescripciones judaicas. Así, se ponía en juego la esencia misma del Evangelio. Movido por una intensa emoción, Pablo escribió la epístola usando enérgicos argumentos. La epístola a los Gálatas es la carta magna de la libertad cristiana. Después de la introducción (Gá. 1:1-10), en la que el apóstol habla de la complacencia de los gálatas hacia los falsos maestros, afirma vigorosamente la inspiración divina de la buena nueva que ha proclamado, defendiendo su autoridad apostólica (Gá. 1:1-2). 

    Gálatas 1:1-10

    Salutación

    1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

    2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

    3 Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo,

    4 el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre,

    5 a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

    No hay otro evangelio

    6 Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.

    7 No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.

    8 Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.

    9 Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.

    10 Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo.

    Gálatas 1:1-2

    Salutación

    1 Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos),

    2 y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:

    Cristo se la ha conferido directamente. El apóstol no depende de los hombres. Muestra asimismo que la iglesia de Jerusalén y los doce habían admitido su apostolado (Gá. 2:1-10). 

    Gálatas 2:1-10

    1 Después, pasados catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también conmigo a Tito.

    2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.

    3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse;

    4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud,

    5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.

    6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.

    7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión

    8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles),

    9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

    10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

    En cuanto a su enseñanza, ésta no había variado nunca (Gá. 2:11-21), ni siquiera cuando Pedro, en Antioquía, parecía oponerse con su comportamiento. 

    Gálatas 2:11-21

    Pablo reprende a Pedro en Antioquía

    11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.

    12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión.

    13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.

    14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?

    15 Nosotros, judíos de nacimiento, y no pecadores de entre los gentiles,

    16 sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.

    17 Y si buscando ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.

    18 Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago.

    19 Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios.

    20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

    21 No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo.

    En el cap. 3 Pablo defiende la doctrina de la justificación por la sola fe, experiencia que los mismos gálatas habían tenido (Gá. 3:1-5); se refiere a las Escrituras para demostrar que éste fue el camino que había seguido el mismo Abraham para alcanzar la salvación (Gá. 3:6-9). 

    Gálatas 3:1-5

    El Espíritu se recibe por la fe

    1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?

    2 Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe?

    3 ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?

    4 ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano.

    5 Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

    Gálatas 3:6-9

    El pacto de Dios con Abraham

    6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.

    7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham.

    8 Y la Escritura, previendo que Dios había de justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas todas las naciones.

    9 De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham.

    Pablo destaca asimismo algunas verdades escriturales con respecto a la ley: por cuanto demanda una obediencia perfecta como condición de salvación, la ley solamente arroja maldición y castigo (Gá. 3:10-12). 

    Gálatas 3:10-12

    10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.

    11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá;

    12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.

    Cristo, hecho maldición en nuestro lugar, nos ha liberado de la maldición (Gá 3:13, 14). 

    Gálatas 3:13, 14

    13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),

    14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

    Dios había ratificado el pacto de salvación por la fe celebrado con Abraham y su descendencia. Por ello, la ley, venida posteriormente, no podía anular el pacto hecho anteriormente (Gá. 3:15- 18); la ley tenía como objeto ser una disciplina temporal, obligando a los hombres a que se dieran cuenta de que el pecado es transgresión a los mandamientos de Dios (Gá. 3:19, 20). 

    Gálatas 3:15-18

    15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

    16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

    17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

    18 Porque si la herencia es por la ley, ya no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.

    Gálatas 3:19, 20

    El propósito de la ley

    19 Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.

    20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero Dios es uno.

    La ley, así, hizo el papel de pedagogo, para conducir a los pecadores a Cristo (Gá. 3:21-24). 

    Gálatas 3:21-24

    21 ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

    22 Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

    23 Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

    24 De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

    En el cap. 4, el apóstol da a sus lectores razones adicionales para mostrar la genuinidad de su Evangelio: la adopción y herencia del hijo de Dios (Gá. 4:1-11); el afecto de los gálatas hacia Pablo (Gá. 4:12-20); el paralelismo que presenta la historia de Agar, Sara, y los hijos de ellas, con el pacto de Sinaí y el pacto de la gracia (Gá. 4:21-31). De Gá. 5:1-6:10 el apóstol ilustra la doctrina de la libertad acerca de la ley: exhorta a los gálatas a que salvaguarden esta libertad, y a practicar «la ley de Cristo», que es la del amor y de la ayuda mútua. 

    Gálatas 4:1-11

    1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;

    2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.

    3 Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.

    4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,

    5 para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.

    6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!

    7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.

    Exhortación contra el volver a la esclavitud

    8 Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses;

    9 mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?

    10 Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.

    11 Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros.

    Gálatas 4:12-20

    12 Os ruego, hermanos, que os hagáis como yo, porque yo también me hice como vosotros. Ningún agravio me habéis hecho.

    13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié el evangelio al principio;

    14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

    15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos.

    16 ¿Me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?

    17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis celo por ellos.

    18 Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros.

    19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,

    20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a vosotros.

    Gálatas 4:21-31

    Alegoría de Sara y Agar

    21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?

    22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.

    23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.

    24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.

    25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.

    26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.

    27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de las desolada, que de la que tiene marido.

    28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

    29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.

    30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.

    31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

    Gálatas 5:1-26

    Estad firmes en la libertad

    1 Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.

    2 He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo.

    3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a guardar toda la ley.

    4 De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.

    5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;

    6 porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.

    7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?

    8 Esta persuasión no procede de aquel que os llama.

    9 Un poco de levadura leuda toda la masa.

    10 Yo confío respecto de vosotros en el Señor, que no pensaréis de otro modo; mas el que os perturba llevará la sentencia, quienquiera que sea.

    11 Y yo, hermanos, si aún predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? En tal caso se ha quitado el tropiezo de la cruz.

    12 ¡Ojalá se mutilasen los que os perturban!

    13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.

    14 Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

    15 Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.

    Las obras de la carne y el fruto del Espíritu

    16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.

    17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

    18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.

    19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,

    20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,

    21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

    22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

    23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

    24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

    25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

    26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

    Gálatas 6:1-10

    1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.

    2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

    3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

    4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro;

    5 porque cada uno llevará su propia carga.

    6 El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye.

    7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.

    8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.

    9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.

    10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

    El pasaje de Gá. 6:11-18, que Pablo probablemente escribió de su puño y letra, es la conclusión; recapitula allí la esencia de su enseñanza. 

    Gálatas 6:11-18

    Pablo se gloría en la cruz de Cristo

    11 Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano.

    12 Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo.

    13 Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne.

    14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

    15 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.

    16 Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios.

    17 De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús.

    Bendición final

    18 Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.

    (c) Importancia de la epístola a los Gálatas: 

    (1) A causa de los detalles que ofrece sobre la vida del apóstol. La concordancia que presenta con el relato que se halla en Hechos de la vida de Pablo y de su relación con la iglesia ha sido fuertemente combatida, pero puede ser totalmente demostrada. Véase PABLO para las menciones cronológicas de la visita de Pablo a Jerusalén después de su conversión (Gá. 1:18, 19; Hch. 9:26-29), y la conferencia de Jerusalén (Gá. 2:2-10; Hch. 15). 

    Gálatas 1:18, 19 

    18 Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días;

    19 pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.

    Hechos 9:26-29

    Saulo en Jerusalén

    26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.

    27 Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.

    28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía,

    29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos procuraban matarle.

    Gálatas 2:2-10 

    2 Pero subí según una revelación, y para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles.

    3 Mas ni aun Tito, que estaba conmigo, con todo y ser griego, fue obligado a circuncidarse;

    4 y esto a pesar de los falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad que tenemos en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud,

    5 a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros.

    6 Pero de los que tenían reputación de ser algo (lo que hayan sido en otro tiempo nada me importa; Dios no hace acepción de personas), a mí, pues, los de reputación nada nuevo me comunicaron.

    7 Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión

    8 (pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles),

    9 y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión.

    10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

    Hechos 15

    El concilio en Jerusalén

    1 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.

    2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión.

    3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

    4 Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

    5 Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

    6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto.

    7 Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.

    8 Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;

    9 y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

    10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

    11 Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.

    12 Entonces toda la multitud calló, y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.

    13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme.

    14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre.

    15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

    16 Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar,

    17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

    18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

    19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios,

    20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.

    21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

    25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

    26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

    27 Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

    30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;

    31 habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación.

    32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras.

    33 Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.

    34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.

    35 Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

    Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

    36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

    37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

    38 pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

    39 Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre,

    40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    (2) La epístola demuestra además que los doce estaban de acuerdo con Pablo, quedando para él la comisión de evangelizar a los gentiles. 

    (3) Con mayor concisión que la epístola a los Romanos, que es más detallada y menos vehemente, y por medio de ejemplos particulares, la epístola a los Gálatas da el mismo plan de salvación y la misma estimación de la dispensación hebrea. Todos los hombres, por lo que respecta a la Ley, se hallan bajo condenación como transgresores; por ello es imposible la salvación por las obras de la ley. Solamente Cristo puede salvar, por cuanto Él, por su muerte, ha dado satisfacción a las exigencias de la ley con respecto a aquellos que creen. 

    La ley no fue nunca destinada a salvar, sino a ser un tutor o pedagogo (que entre los griegos era un esclavo que llevaba los niños a la escuela) para llevarnos a Cristo. Ahora ya no estamos bajo este pedagogo. Es por la fe que fue salvado Abraham, es por la fe, y solamente por la fe, que venimos a ser hijos de Abraham, participantes de la bendición, y herederos de la promesa. 

    El judaísmo, como método de salvación, constituye una interpretación errónea del AT. La distinción entre judíos y gentiles ha quedado abolida. La proclamación de estas verdades pone de manifiesto que el cristianismo es una fe de alcance universal, y no una secta del judaísmo. 

    Los primeros escritores cristianos se sirvieron mucho de esta epístola a los Gálatas; durante la primera mitad del siglo II la usó Policarpo en la epístola a Diognetes; en la segunda mitad del mismo siglo, Justino Mártir, obispo de Sardis, y después Ireneo, Clemente de Alejandría, y Tertuliano, que la mencionan expresamente en sus citas. 

    Figura en la versión Vetus Latina, y en el fragmento de Muratori. 

    Bibliografía: 

    E. F. Harrison: «Galatians», en The Wycliffe Bible Commentary (Moody Press, Chicago, Illinois, 1962); 

    M. Lutero: «Commentary on Galatians» (Kregel Pub., Grand Rapids, Michigan, 1979); 

    S. J. Mikolaski, «Gálatas», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1977); 

    H. Rossier: «Reflexiones sobre la epístola a los Gálatas» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Montebello, California, s/f); 

    M. C. Tenney: «Gálatas, la carta de la libertad cristiana» (Clíe, Terrassa, 1973); 

    H. F. Vos: «Gálatas, una llamada a la libertad cristiana» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1981).

    VÉASE:
    Galacia , Pablo
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