Jeremías 36:6, 10, 12-15
6 Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.
10 Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del pueblo.
12 descendió a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes.
13 Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.
14 Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos.
15 Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc.
Estas reuniones no eran para ofrecer sacrificios, sino para el estudio de las Escrituras y la oración comunitaria. El término «sinagoga» no se encuentra en el AT. No obstante, en el Sal. 74:8 se menciona la destrucción del santuario y de «todos los lugares santos» o, más lit., «todos los lugares asignados (para el servicio) de Dios».
Salmos 74:8
8 Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.
En la Reina-Valera se traduce injustificadamente por «sinagogas». En el siglo I de la era cristiana se encuentran sinagogas en todos los lugares donde se hallaban los judíos. Incluso las comunidades israelitas de ciudades poco importantes fuera de Israel las tenían. Por ejemplo, Salamina, en Chipre (Hch. 13:5), Antioquía de Pisidia (Hch. 13:14), Iconio (Hch. 14:1), Berea (Hch. 17:10).
Hechos 13:5
5 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante.
Hechos 13:14
14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.
Hechos 14:1
1 Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos.
Hechos 17:10
10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
Las sinagogas eran frecuentemente numerosas en las grandes ciudades, como Jerusalén (Hch. 6:9) y Alejandría.
Hechos 6:9
9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.
Estas comunidades vivían con independencia del Estado, y administraban sus asuntos religiosos y civiles por sí mismas, sometiéndose sin embargo a la legislación del país (Ant. 19:5, 3). Un consejo de ancianos dirigía la sinagoga y la asociación religiosa que ella representaba (Lc. 7:3-5).
Lucas 7:3-5
3 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo.
4 Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;
5 porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.
La dirección del culto, el mantenimiento del orden y el cuidado de las cuestiones materiales incumbían a varias personas que eran:
(a) El principal de la sinagoga (Hch. 18:8).
Hechos 18:8
8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
Ciertas sinagogas tenían varios principales (Mr. 5:22).
Marcos 5:22
22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies,
El principal presidía sobre el servicio, autorizaba o designaba a aquellos que debían orar, leer las Escrituras, exhortar (Hch. 13:15), velaba por la observancia de las prescripciones judaicas (Lc. 13:14).
Hechos 13:15
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
Lucas 13:14
14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.
Los servicios no estaban asegurados por la presencia de ministros permanentes, sino por simples particulares calificados para ello. Jesús leyó las Escrituras en la sinagoga de Nazaret (Lc. 4:16), y enseñaba con frecuencia en estos lugares de reunión (Mt. 4:23).
Lucas 4:16
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
Mateo 4:23
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
En Antioquía de Pisidia, los principales de la sinagoga invitaron a Pablo y a Bernabé a dirigir unas palabras de exhortación a los fieles (Hch. 13:15).
Hechos 13:15
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
(b) Uno o más siervos se ocupaban de las tareas materiales. Llevaban el rollo sagrado al lector, y después lo volvían a poner en su lugar (Lc. 4:20).
Lucas 4:20
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Cuando el consejo de ancianos debía decretar un castigo corporal contra alguno de los miembros de la comunidad, los siervos lo infligían.
(c) Había también limosneros (cfr. Mt. 6:2), encargados de distribuir ayudas a los necesitados.
Mateo 6:2
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
(d) Se demandaba la presencia de diez varones, o más si era posible, que debían asistir a cada reunión de la sinagoga. Se reunían todos los sábados para el culto (Hch. 15:21), y también los días segundo y quinto de la semana, para oír la lectura de una sección de la Ley.
Hechos 15:21
21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
En el servicio del sábado, un miembro de la congregación estaba encargado de recitar las oraciones. La lectura de Dt. 6:4-9; 11:13-21; Nm. 15:37-41, y la recitación de 18 oraciones y bendiciones, o sólo de algunas de ellas, tomaba la mayor parte del servicio.
Deuteronomio 6:4-9
4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Deuteronomio 11:13-21
13 Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,
14 yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.
15 Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás.
16 Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos;
17 y se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis pronto de la buena tierra que os da Jehová.
18 Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.
19 Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,
20 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;
21 para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.
Números 15:37-41
Franjas en los vestidos
37 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
38 Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul.
39 Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis.
40 Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios.
41 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.
Mientras se ofrecía la oración, los asistentes se ponían en pie (Mt. 6:5; Mr. 11:25), y se unían finalmente a ella con un «amén» colectivo.
Mateo 6:5
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Marcos 11:25
25 Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
Varios miembros de la congregación leían a turnos un corto pasaje de la Ley (Hch. 15:21).
Hechos 15:21
21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
Esta lectura era precedida y seguida por acciones de gracias. A continuación, el mismo que al inicio del servicio había ofrecido oración leía ahora una sección de los profetas. Esta misma persona, u otra, desarrollaba el pasaje acabado de leer, y daba exhortaciones en base a lo leído (Lc. 4:16-22; Hch. 13:15).
Lucas 4:16-22
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Hechos 13:15
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
El servicio concluía con la bendición, que era pronunciada por un sacerdote, si lo había entre los asistentes. La congregación pronunciaba el amén final. Los judíos daban a las sinagogas el nombre de «casa de reunión».
Todavía existen ruinas de estos edificios en Galilea: en Tell Hum, que pudiera ser el emplazamiento de Capernaum; en Irbid, en Kefr Bîr’im, en Nebartein, y en algunos otros lugares. Estos edificios, de forma rectangular, estaban orientados de sur a norte. La fachada meridional presentaba una gran puerta, flanqueada por dos puertas más pequeñas; cuatro hileras de columnas dividían el interior en cinco naves.
En Tell Hum hay capiteles corintios. En Irbid las columnas son de estilo mixto, entre corintio y jónico. Los dinteles de los pórticos están frecuentemente adornados con hojas de vid y con racimos de uvas. En Nabartein hay un motivo esculpido que representa el candelabro de siete brazos, acompañado de una inscripción.
En Kefr Bîr’im se adivina el cordero y la vasija de maná. En 1934, en el curso de unas excavaciones, se descubrió la sinagoga de Dura-Europus, en la ribera derecha del Éufrates, junto a la carretera de Alepo a Bagdad. Una inscripción indica una fecha del año 245 d.C. Esta sinagoga presenta unos frescos notables que ilustran escenas bíblicas; allí se puede ver una de las fuentes de inspiración del arte cristiano primitivo. Mobiliario de las sinagogas:
El púlpito del lector; un cofre o armario para los rollos sagrados; asientos, al menos para los ancianos y los ricos (Mt. 23:6; Stg. 2:2, 3).
Mateo 23:6
6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas,
Santiago 2:2, 3
2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,
3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
Los lugares de honor se encontraban cerca del armario que contenía los rollos de las Escrituras, frente a la asamblea, donde los hombres estaban a un lado, y las mujeres a otro. Las sanciones decretadas por los principales de la sinagoga eran infligidas en el interior del edificio, posiblemente en una estancia separada (Mt. 10:17; Hch. 22:19).
Mateo 10:17
17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
Hechos 22:19
19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti;
Recibe el nombre de «Gran Sinagoga» un consejo de 120 miembros, organizado, según se dice, por Nehemías, hacia el año 410 a.C. (Megilloth 17, 18). Esdras dirigió este consejo. Los profetas transmitieron la Ley de Moisés a esta Gran Sinagoga (Pirke Aboth 1:1).
Simón el Justo, que murió alrededor del año 275 a.C., fue uno de sus últimos miembros. El sanedrín tomó el lugar de este consejo (Aboth 10:1). Después del retorno del cautiverio, el sanedrín reorganizó el culto, y reunió los libros canónicos.
Esto es lo que afirma la tradición judía. Ni los apócrifos, ni Josefo, ni Filón mencionan la Gran Sinagoga. Tampoco las Escrituras. Por esta razón se ha objetado su existencia. Pero esta tradición no debe ser rechazada enteramente.
Es bien posible que la Gran Sinagoga fuera una asamblea de escribas que decidiera tocante a cuestiones teológicas. Durante su existencia, que duró poco más de siglo y medio, el número total de sus miembros más eminentes llegó probablemente a 120. Los principales escribas, desde Esdras a Simón el Justo, formaron parte de este consejo.
Jeremías 36:6, 10, 12-15
6 Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.
10 Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del pueblo.
12 descendió a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes.
13 Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.
14 Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos.
15 Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc.
Estas reuniones no eran para ofrecer sacrificios, sino para el estudio de las Escrituras y la oración comunitaria. El término «sinagoga» no se encuentra en el AT. No obstante, en el Sal. 74:8 se menciona la destrucción del santuario y de «todos los lugares santos» o, más lit., «todos los lugares asignados (para el servicio) de Dios».
Salmos 74:8
8 Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.
En la Reina-Valera se traduce injustificadamente por «sinagogas». En el siglo I de la era cristiana se encuentran sinagogas en todos los lugares donde se hallaban los judíos. Incluso las comunidades israelitas de ciudades poco importantes fuera de Israel las tenían. Por ejemplo, Salamina, en Chipre (Hch. 13:5), Antioquía de Pisidia (Hch. 13:14), Iconio (Hch. 14:1), Berea (Hch. 17:10).
Hechos 13:5
5 Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. Tenían también a Juan de ayudante.
Hechos 13:14
14 Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron.
Hechos 14:1
1 Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos.
Hechos 17:10
10 Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos.
Las sinagogas eran frecuentemente numerosas en las grandes ciudades, como Jerusalén (Hch. 6:9) y Alejandría.
Hechos 6:9
9 Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban.
Estas comunidades vivían con independencia del Estado, y administraban sus asuntos religiosos y civiles por sí mismas, sometiéndose sin embargo a la legislación del país (Ant. 19:5, 3). Un consejo de ancianos dirigía la sinagoga y la asociación religiosa que ella representaba (Lc. 7:3-5).
Lucas 7:3-5
3 Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo.
4 Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto;
5 porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga.
La dirección del culto, el mantenimiento del orden y el cuidado de las cuestiones materiales incumbían a varias personas que eran:
(a) El principal de la sinagoga (Hch. 18:8).
Hechos 18:8
8 Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.
Ciertas sinagogas tenían varios principales (Mr. 5:22).
Marcos 5:22
22 Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies,
El principal presidía sobre el servicio, autorizaba o designaba a aquellos que debían orar, leer las Escrituras, exhortar (Hch. 13:15), velaba por la observancia de las prescripciones judaicas (Lc. 13:14).
Hechos 13:15
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
Lucas 13:14
14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.
Los servicios no estaban asegurados por la presencia de ministros permanentes, sino por simples particulares calificados para ello. Jesús leyó las Escrituras en la sinagoga de Nazaret (Lc. 4:16), y enseñaba con frecuencia en estos lugares de reunión (Mt. 4:23).
Lucas 4:16
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
Mateo 4:23
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
En Antioquía de Pisidia, los principales de la sinagoga invitaron a Pablo y a Bernabé a dirigir unas palabras de exhortación a los fieles (Hch. 13:15).
Hechos 13:15
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
(b) Uno o más siervos se ocupaban de las tareas materiales. Llevaban el rollo sagrado al lector, y después lo volvían a poner en su lugar (Lc. 4:20).
Lucas 4:20
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Cuando el consejo de ancianos debía decretar un castigo corporal contra alguno de los miembros de la comunidad, los siervos lo infligían.
(c) Había también limosneros (cfr. Mt. 6:2), encargados de distribuir ayudas a los necesitados.
Mateo 6:2
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
(d) Se demandaba la presencia de diez varones, o más si era posible, que debían asistir a cada reunión de la sinagoga. Se reunían todos los sábados para el culto (Hch. 15:21), y también los días segundo y quinto de la semana, para oír la lectura de una sección de la Ley.
Hechos 15:21
21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
En el servicio del sábado, un miembro de la congregación estaba encargado de recitar las oraciones. La lectura de Dt. 6:4-9; 11:13-21; Nm. 15:37-41, y la recitación de 18 oraciones y bendiciones, o sólo de algunas de ellas, tomaba la mayor parte del servicio.
Deuteronomio 6:4-9
4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.
8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos;
9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Deuteronomio 11:13-21
13 Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,
14 yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.
15 Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás.
16 Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos;
17 y se encienda el furor de Jehová sobre vosotros, y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé su fruto, y perezcáis pronto de la buena tierra que os da Jehová.
18 Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.
19 Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes,
20 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas;
21 para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra.
Números 15:37-41
Franjas en los vestidos
37 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
38 Habla a los hijos de Israel, y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones; y pongan en cada franja de los bordes un cordón de azul.
39 Y os servirá de franja, para que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra; y no miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis.
40 Para que os acordéis, y hagáis todos mis mandamientos, y seáis santos a vuestro Dios.
41 Yo Jehová vuestro Dios, que os saqué de la tierra de Egipto, para ser vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.
Mientras se ofrecía la oración, los asistentes se ponían en pie (Mt. 6:5; Mr. 11:25), y se unían finalmente a ella con un «amén» colectivo.
Mateo 6:5
5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
Marcos 11:25
25 Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.
Varios miembros de la congregación leían a turnos un corto pasaje de la Ley (Hch. 15:21).
Hechos 15:21
21 Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo.
Esta lectura era precedida y seguida por acciones de gracias. A continuación, el mismo que al inicio del servicio había ofrecido oración leía ahora una sección de los profetas. Esta misma persona, u otra, desarrollaba el pasaje acabado de leer, y daba exhortaciones en base a lo leído (Lc. 4:16-22; Hch. 13:15).
Lucas 4:16-22
16 Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.
17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos;
19 A predicar el año agradable del Señor.
20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.
22 Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?
Hechos 13:15
15 Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
El servicio concluía con la bendición, que era pronunciada por un sacerdote, si lo había entre los asistentes. La congregación pronunciaba el amén final. Los judíos daban a las sinagogas el nombre de «casa de reunión».
Todavía existen ruinas de estos edificios en Galilea: en Tell Hum, que pudiera ser el emplazamiento de Capernaum; en Irbid, en Kefr Bîr’im, en Nebartein, y en algunos otros lugares. Estos edificios, de forma rectangular, estaban orientados de sur a norte. La fachada meridional presentaba una gran puerta, flanqueada por dos puertas más pequeñas; cuatro hileras de columnas dividían el interior en cinco naves.
En Tell Hum hay capiteles corintios. En Irbid las columnas son de estilo mixto, entre corintio y jónico. Los dinteles de los pórticos están frecuentemente adornados con hojas de vid y con racimos de uvas. En Nabartein hay un motivo esculpido que representa el candelabro de siete brazos, acompañado de una inscripción.
En Kefr Bîr’im se adivina el cordero y la vasija de maná. En 1934, en el curso de unas excavaciones, se descubrió la sinagoga de Dura-Europus, en la ribera derecha del Éufrates, junto a la carretera de Alepo a Bagdad. Una inscripción indica una fecha del año 245 d.C. Esta sinagoga presenta unos frescos notables que ilustran escenas bíblicas; allí se puede ver una de las fuentes de inspiración del arte cristiano primitivo. Mobiliario de las sinagogas:
El púlpito del lector; un cofre o armario para los rollos sagrados; asientos, al menos para los ancianos y los ricos (Mt. 23:6; Stg. 2:2, 3).
Mateo 23:6
6 y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas,
Santiago 2:2, 3
2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso,
3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado;
Los lugares de honor se encontraban cerca del armario que contenía los rollos de las Escrituras, frente a la asamblea, donde los hombres estaban a un lado, y las mujeres a otro. Las sanciones decretadas por los principales de la sinagoga eran infligidas en el interior del edificio, posiblemente en una estancia separada (Mt. 10:17; Hch. 22:19).
Mateo 10:17
17 Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
Hechos 22:19
19 Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti;
Recibe el nombre de «Gran Sinagoga» un consejo de 120 miembros, organizado, según se dice, por Nehemías, hacia el año 410 a.C. (Megilloth 17, 18). Esdras dirigió este consejo. Los profetas transmitieron la Ley de Moisés a esta Gran Sinagoga (Pirke Aboth 1:1).
Simón el Justo, que murió alrededor del año 275 a.C., fue uno de sus últimos miembros. El sanedrín tomó el lugar de este consejo (Aboth 10:1). Después del retorno del cautiverio, el sanedrín reorganizó el culto, y reunió los libros canónicos.
Esto es lo que afirma la tradición judía. Ni los apócrifos, ni Josefo, ni Filón mencionan la Gran Sinagoga. Tampoco las Escrituras. Por esta razón se ha objetado su existencia. Pero esta tradición no debe ser rechazada enteramente.
Es bien posible que la Gran Sinagoga fuera una asamblea de escribas que decidiera tocante a cuestiones teológicas. Durante su existencia, que duró poco más de siglo y medio, el número total de sus miembros más eminentes llegó probablemente a 120. Los principales escribas, desde Esdras a Simón el Justo, formaron parte de este consejo.