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  • Pentateuco

    (gr. «pentateuchos», «que consiste de cinco rollos»). 

    Nombre dado al conjunto de los cinco primeros libros del AT: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio. 

    El término Pentateuco no se halla en las Escrituras, Los israelitas daban a este conjunto de cinco libros el nombre de: Ley (Torah) (Jos. 1:7; Mt. 5:17); le daban también el nombre de Ley de Moisés (1 R. 2:3; Esd. 7:6; Lc. 2:22); Ley de Jehová (2 Cr. 25:3, 4); libro de la Ley de Moisés (Jos. . 8:31); libro de la Ley de Dios (Jos. 24:26); libro de la Ley de Jehová (2 Cr. 17:9). 

    Josué 1:7 

    7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

    Mateo 5:17

    17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

    1 Reyes 2:3 

    3 Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;

    Esdras 7:6 

    6 este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.

    Lucas 2:22

    22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor

    2 Crónicas 25:3, 4

    3 Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre;

    4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.

    Josué . 8:31

    31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

    Josué 24:26

    26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

    2 Crónicas 17:9

    9 Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.

    Estas expresiones permiten pensar que, de hecho, estos cinco libros formaban uno solo. Se siguen presentando bajo esta forma en los mss. heb., aunque se cite cada libro por separado dando como título sus primeras palabras. Josefo habla de cinco libros (Contra Apión, 1:8). 

    Es posible que esta división en cinco fuera una innovación introducida por la traducción griega, o que la hubiera precedido un corto espacio de tiempo. En todo caso, es de la LXX que se han recibido los nombres de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. El contenido del primer libro del Pentateuco fue plasmado por Moisés en base a la tradición oral y escrita anterior, todo ello conducido por la inspiración del Espíritu Santo (véase INSPIRACIÓN). 

    Moisés fue testigo ocular de los hechos consignados en los cuatro libros siguientes. La escritura era conocida ya mucho tiempo antes de Moisés. En base a la cronología convencional, en el cuarto milenio a.C. los sumerios y Babilonia se servían de caracteres cuneiformes, y los egipcios empleaban jeroglíficos. Las ruinas de Ebla han dado miles de tablillas cuneiformes anteriores a la época de Abraham (véase MARDIKH [TELL]). 

    Las más antiguas inscripciones del Sinaí pueden situarse, probablemente, en el siglo XIX a.C. Nuzu (véase NUZU), Sumer (véase SUMER), y otras muchas localidades dan testimonio adicional de este hecho. En vista de los resultados de las investigaciones hechas a lo largo de este siglo, no puede aducirse ya más que Moisés no hubiera podido ser capaz de escribir, como se había llegado a decir por parte de ciertos autores. 

    La arqueología nos muestra un mundo antiguo estructurado, civilizado, con archivos, memorias, cartas, textos médicos, mágicos, religiosos, diccionarios entre diversas lenguas, listas comerciales, textos legales, tratados, etc. Así, el arte de la escritura era ya muy bien conocido y difundido siglos antes del nacimiento de Moisés (véase MOISÉS). Aunque ningún versículo concreto afirma que todo el conjunto sea de Moisés, el Pentateuco afirma expresamente que él es el autor. Dos pasajes de la sección narrativa mencionan el libro en el que Moisés consignaba lo que sucedía, particularmente la victoria sobre Amalec (Éx. 17:14) y el itinerario de los israelitas, desde Egipto hasta los campos de Moab, frente a Jericó (Nm. 33:2). 

    Éxodo 17:14

    14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

    Números 33:2

    2 Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas.

    Un cántico didáctico que muestra la actitud del Altísimo hacia Israel declara que fue escrito, cantado y enseñado por Moisés (Dt. 31:19, 22, 30; 32:44). 

    Deuteronomio 31:19, 22, 30 

    19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

    22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

    30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.

    Deuteronomio 32:44

    44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.

    Se afirma que Moisés cantó un cántico de alabanzas inmediatamente después del paso del mar Rojo (Éx. 15:1-19; cfr. v. 21). 

    Éxodo 15:1-19

    Cántico de Moisés y de María

    1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

    2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.

    3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.

    4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.

    5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra.

    6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

    7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca.

    8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.

    9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

    10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

    11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

    12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó.

    13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.

    14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos.

    15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

    16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

    17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.

    18 Jehová reinará eternamente y para siempre.

    19 Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar.

    La parte legal del Pentateuco se compone de tres secciones distintas. La primera, llamada «libro del pacto», incluye el Decálogo, la ley fundamental de la nación, con algunas prescripciones complementarias (Éx. 20-23). 

    Éxodo 20

    Los Diez Mandamientos

    1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:

    2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

    3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.

    4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

    5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

    6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

    7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

    8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

    9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;

    10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.

    11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

    12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

    13 No matarás.

    14 No cometerás adulterio.

    15 No hurtarás.

    16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

    17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

    El terror del pueblo

    18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.

    19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.

    20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.

    21 Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.

    22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.

    23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.

    24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

    25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás.

    26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

    Éxodo 21

    Leyes sobre los esclavos

    1 Estas son las leyes que les propondrás.

    2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.

    3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

    4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

    5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre;

    6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

    7 Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.

    8 Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.

    9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

    10 Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

    11 Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.

    Leyes sobre actos de violencia

    12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

    13 Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

    14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

    15 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.

    16 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.

    17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.

    18 Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama;

    19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

    20 Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;

    21 mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

    22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces.

    23 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

    24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

    25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

    Leyes sobre responsabilidades de amos y dueños

    26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.

    27 Y si hiciere saltar un diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.

    28 Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto.

    29 Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño.

    30 Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto.

    31 Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él.

    32 Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.

    33 Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,

    34 el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.

    35 Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto.

    36 Mas si era notorio que el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.

    Éxodo 22

    Leyes sobre la restitución

    1 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.

    2 Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.

    3 Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.

    4 Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.

    5 Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

    6 Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.

    7 Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble.

    8 Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.

    9 En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.

    10 Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie;

    11 juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.

    12 Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño.

    13 Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

    14 Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla.

    15 Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.

    Leyes humanitarias

    16 Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer.

    17 Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.

    18 A la hechicera no dejarás que viva.

    19 Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.

    20 El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.

    21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

    22 A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.

    23 Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;

    24 y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

    25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

    26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás.

    27 Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

    28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

    29 No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

    30 Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

    31 Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

    Éxodo 23

    1 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

    2 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;

    3 ni al pobre distinguirás en su causa.

    4 Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.

    5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.

    6 No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.

    7 De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.

    8 No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.

    9 Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

    10 Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha;

    11 mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.

    12 Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.

    13 Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.

    Las tres fiestas anuales

    14 Tres veces en el año me celebraréis fiesta.

    15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.

    16 También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo.

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    18 No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana.

    19 Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.

    El Ángel de Jehová enviado para guiar a Israel

    20 He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

    21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

    22 Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

    23 Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.

    24 No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.

    25 Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.

    26 No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.

    27 Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.

    28 Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti.

    29 No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras del campo.

    30 Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra.

    31 Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti.

    32 No harás alianza con ellos, ni con sus dioses.

    33 En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo.

    En Éx. 24:4 se afirma, de manera expresa, que fue Moisés quien escribió este código. 

    Éxodo 24:4

    4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.

    La segunda sección de leyes trata del santuario y de su servicio (Éx. 25-31 y 35-40); contiene asimismo el Levítico y la mayor parte de Números. 

    Se afirma, de manera insistente, que Jehová dio estas leyes a Moisés (Éx. 25:1; Lv. 1-2 y más de cincuenta veces en este mismo libro, etc.). 

    Éxodo 25:1 

    1 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    Levítico 1

    Los holocaustos

    1 Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo:

    2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda.

    3 Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová.

    4 Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.

    5 Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión.

    6 Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas.

    7 Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el fuego.

    8 Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar;

    9 y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

    10 Si su ofrenda para holocausto fuere del rebaño, de las ovejas o de las cabras, macho sin defecto lo ofrecerá.

    11 Y lo degollará al lado norte del altar delante de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.

    12 Lo dividirá en sus piezas, con su cabeza y la grosura de los intestinos; y el sacerdote las acomodará sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar;

    13 y lavará las entrañas y las piernas con agua; y el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo hará arder sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

    14 Si la ofrenda para Jehová fuere holocausto de aves, presentará su ofrenda de tórtolas, o de palominos.

    15 Y el sacerdote la ofrecerá sobre el altar, y le quitará la cabeza, y hará que arda en el altar; y su sangre será exprimida sobre la pared del altar.

    16 Y le quitará el buche y las plumas, lo cual echará junto al altar, hacia el oriente, en el lugar de las cenizas.

    17 Y la henderá por sus alas, pero no la dividirá en dos; y el sacerdote la hará arder sobre el altar, sobre la leña que estará en el fuego; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

    Levítico 2

    Las ofrendas

    1 Cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite, y pondrá sobre ella incienso,

    2 y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová.

    3 Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.

    4 Cuando ofrecieres ofrenda cocida en horno, será de tortas de flor de harina sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite.

    5 Mas si ofrecieres ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite,

    6 la cual partirás en piezas, y echarás sobre ella aceite; es ofrenda.

    7 Si ofrecieres ofrenda cocida en cazuela, se hará de flor de harina con aceite.

    8 Y traerás a Jehová la ofrenda que se hará de estas cosas, y la presentarás al sacerdote, el cual la llevará al altar.

    9 Y tomará el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo hará arder sobre el altar; ofrenda encendida de olor grato a Jehová.

    10 Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.

    11 Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.

    12 Como ofrenda de primicias las ofreceréis a Jehová; mas no subirán sobre el altar en olor grato.

    13 Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.

    14 Si ofrecieres a Jehová ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas verdes, y el grano desmenuzado ofrecerás como ofrenda de tus primicias.

    15 Y pondrás sobre ella aceite, y pondrás sobre ella incienso; es ofrenda.

    16 Y el sacerdote hará arder el memorial de él, parte del grano desmenuzado y del aceite, con todo el incienso; es ofrenda encendida para Jehová.

    La tercera sección especifica los discursos de Moisés a la nueva generación que iba a entrar en Canaán. Este tercer código recapitula brevemente los caminos de Dios con respecto a Israel, y presenta la Ley al pueblo destacando su espiritualidad y llamándolo a la fidelidad a Dios. 

    Este libro, el de Deuteronomio, insiste en aquellos puntos que iban a ser de vital importancia en las nuevas circunstancias en las que se hallará el pueblo en Canaán. Se modifican ciertos detalles con el fin de adecuar las primeras ordenanzas a la vida sedentaria de Canaán, donde además las tribus se verían dispersadas en un territorio que involucraría ciertas distancias, en lugar de estar todos ellos concentrados en un campamento, como en el curso de la peregrinación por el desierto (véase PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO). Moisés escribió todo esto, confiándolo a los levitas (Dt. 31:9, 24-26). 

    Deuteronomio 31:9, 24-26

    9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.

    Orden de guardar la ley junto al arca

    24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,

    25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo:

    26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

    Todas estas declaraciones, diseminadas por el Pentateuco, constituyen un reconocimiento explícito de que Moisés fue su autor. El resto del AT confirma la paternidad mosaica de la Ley (Jos. 1:7, 8; Esd. 6:18; Neh. 8:1, 18). 

    Josué 1:7, 8 

    7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

    8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

    Esdras 6:18 

    18 Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.

    Nehemías 8:1, 18

    1 Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades; y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

    18 Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito.

    Hay abundantes referencias a la Ley de Moisés (Jos. 1:7, 8; 8:31-35; Jue. 3:4; 1 R. 2:3; 2 R. 18:6, 12; cfr. Dt. 24:16; 2 R. 21:7, 8; Dn. 9:11, 13; Esd. 3:2; 6:18; 7:6; Neh. 8:1, 18; Mal. 4:4). 

    Josué 1:7, 8 

    7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

    8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

    Josué 8:31-35 

    31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

    32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

    33 Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel.

    34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley.

    35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.

    Jueces 3:4 

    4 Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés.

    1 Reyes 2:3 

    3 Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;

    2 Reyes 18:6, 12 

    6 Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.

    12 por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.

    Deuteronomio 24:16 

    16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.

    2 Reyes 21:7, 8 

    7 Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel;

    8 y no volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal que guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó.

    Daniel 9:11, 13 

    11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.

    12 Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén.

    13 Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.

    Esdras 3:2 

    2 Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.

    Esdras 6:18 

    18 Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.

    Esdras 7:6 

    6 este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.

    Nehemías 8:1, 18 

    1 Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades; y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

    18 Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito.

    Malaquías 4:4

    4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.

    La ley del santuario único, que era una ordenanza característica, quedó suspendida cuando el arca fue tomada y guardada en territorio enemigo, cuando el Señor abandonó Silo (1 S. 4:11, 21, 22; 6:1; 7:2; Sal. 78:60; Jer. 7:12-15; 26:6). 

    1 Samuel 4:11, 21, 22 

    11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.

    21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido.

    22 Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.

    1 Samuel 6:1 

    1 Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses.

    1 Samuel 7:2 

    2 Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová.

    Salmos 78:60 

    60 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres,

    Jeremías 7:12-15 

    12 Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.

    13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis;

    14 haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo.

    15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín.

    Jeremías 26:6

    6 yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra.

    El pueblo, dirigido por Samuel, sacrificaba en lugares altos (1 R. 3:2-4), como lo habían hecho sus antecesores antes de la celebración del Pacto, testimoniado por la Ley y el arca. 

    1 Reyes 3:2-4

    2 Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos; porque no había casa edificada al nombre de Jehová hasta aquellos tiempos.

    Salomón pide sabiduría

    3 Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

    4 E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.

    Después del cisma nacional fue desobedecida la ley del santuario único. Se impedía a los israelitas piadosos pertenecientes al reino de Israel que acudieran a adorar al Templo en Jerusalén, donde estaba el arca. Debido a ello hubo fuertes tensiones en diversas épocas, y movimientos de norte a sur por parte de los que deseaban obedecer la voz de los profetas (2 Cr. 30:1-31:3; cfr. 2 R.23:4-23). 

    2 Crónicas 30:1-31:3 

    Ezequías celebra la pascua

    1 Envió después Ezequías por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová para celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel.

    2 Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en Jerusalén , para celebrar la pascua en el mes segundo:

    3 Porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no había suficientes sacerdotes santificados, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén.

    4 Esto agradó al rey y a toda la multitud.

    5 Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén : porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito.

    6 Fueron pues correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.

    7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis.

    8 No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros.

    9 Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra: porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él.

    10 Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón: mas se reían y burlaban de ellos.

    11 Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés, y de Zabulón, se humillaron, y vinieron a Jerusalén.

    12 En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.

    13 Y se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta solemne de los panes sin levadura en el mes segundo, una vasta reunión.

    14 Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalén ; quitaron también todos los altares de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón.

    15 Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo; y los sacerdotes y los levitas llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron los holocaustos a la casa de Jehová.

    16 Y tomaron su lugar en los turnos de costumbre, conforme a la ley de Moisés varón de Dios; y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los levitas:

    17 Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían purificado, para santificarlos a Jehová.

    18 Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios,

    19 a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario.

    20 Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.

    21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo: y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.

    22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres.

    23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros siete días con alegría.

    24 Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas: y muchos sacerdotes ya se habían santificado.

    25 Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.

    26 Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.

    27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo: y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.

    2 Crónicas 31:1-3 

    1 Hechas todas estas cosas, todos los de Israel que habían estado allí, salieron por las ciudades de Judá, y quebraron las estatuas y destruyeron las imágenes de Asera, y derribaron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabarlo todo. Después se volvieron todos los hijos de Israel a sus ciudades, cada uno a su posesión.

    Ezequías reorganiza el servicio de los sacerdotes y levitas

    2 Y arregló Ezequías la distribución de los sacerdotes y de los levitas conforme a sus turnos, cada uno según su oficio, los sacerdotes y los levitas para ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, para que ministrasen, para que diesen gracias y alabasen dentro de las puertas de los atrios de Jehová.

    3 el rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas, y fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehová.

    2 Reyes 23:4-23

    Reformas de Josías

    4 Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.

    5 Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.

    6 Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.

    7 Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.

    8 E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.

    9 Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos.

    10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.

    11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.

    12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón.

    13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón.

    14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.

    15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.

    16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto.

    17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el.

    18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria.

    19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el.

    20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.

    Josías celebra la pascua - II Reyes

    21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto.

    22 No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá.

    23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén.

    Sin embargo, en casos muy especiales, como en la implacable guerra entre el culto a Baal o a Jehová en el reino del norte, se ofrecieron sacrificios excepcionales como el de Elías en el monte Carmelo, que fue consumido por una especial manifestación de Dios (1 R. 18:20-40; cfr. Éx. 20:24; véase Jue. 2:1, 5; 6:19-24; 13:15-22). (Véase ALTAR.) 

    1 Reyes 18:20-40 

    Elías y los profetas de Baal

    20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.

    21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.

    22 Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

    23 Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.

    24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.

    25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.

    26 Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho.

    27 Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.

    28 Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos.

    29 Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.

    30 Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.

    31 Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre,

    32 edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.

    33 Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.

    34 Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez,

    35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.

    36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

    37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.

    38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.

    39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!

    40 Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.

    Éxodo 20:24 

    24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

    Jueces 2:1, 5 

    1 El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros,

    5 Y llamaron el nombre de aquel lugar Boquim, y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.

    Jueces 6:19-24 

    19 Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina.

    20 Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así.

    21 Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista.

    22 Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara.

    23 Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.

    24 Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.

    Jueces 13:15-22

    15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito.

    16 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.

    17 Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?

    18 Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?

    19 Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.

    20 Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.

    21 Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.

    22 Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.

    El reino del norte, sin embargo, reconocía formalmente la autoridad de la Ley de Moisés. Oseas y Amós, profetas para las diez tribus, no mencionan a Moisés de manera expresa, pero se refieren sin cesar a las leyes del Pentateuco. 

    Más tarde, y especialmente durante el reinado de Manasés, el libro de la Ley, depositado en el Templo, fue desdeñado. Durante la restauración del edificio y de la reorganización del culto a Jehová, bajo el reinado del rey Josías, el libro fue redescubierto (2 R. 22:8; 23:21, 24, 25). 

    2 Reyes 22:8 

    8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.

    2 Reyes 23:21, 24, 25

    21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto.

    Persiste la ira de Jehová contra Judá

    24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová.

    25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.

    Los hay que se preguntan si se trataba específicamente del libro de Deuteronomio, pero se hace alusión a toda la Ley de Moisés (v. 25). 

    También se ha supuesto, pero sin prueba alguna en concreto, que el ejemplar de la Ley descubierto por el sumo sacerdote había sido depositado dentro del muro del Templo cuando éste fue construido. Daniel, Esdras y Nehemías hacen alusión a la redacción de la Ley de Moisés. En la época de Cristo, los judíos atribuían el Pentateuco a Moisés (Mr. 12:19; Jn. 8:5; Ant. pref. 4; Contra Apión 1:8). 

    Marcos 12:19 

    19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano.

    Juan 8:5

    5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.

    El mismo Señor Jesucristo, así como los evangelistas, atribuyen el Pentateuco a Moisés y lo denominan «libro de Moisés» (Mr. 12:26; Lc. 16:29; 24:27, 44). 

    Marcos 12:26 

    26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?

    Lucas 16:29 

    29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.

    Lucas 24:27, 44

    27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

    44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.

    Afirman que Moisés promulgó la Ley y escribió todo el Pentateuco (Mr. 10:3-5; 12:19; Jn. 1:17; 5:46, 47; 7:19). 

    Marcos 10:3-5 

    3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?

    4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.

    5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;

    Marcos 12:19 

    19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano.

    Juan 1:17 

    17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

    Juan 5:46, 47 

    46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.

    47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

    Juan 7:19

    19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?

    La denominada «Alta Crítica» niega que Moisés sea el autor del Pentateuco. Para apoyar esta hipótesis, se citan algunos versículos, mediante los cuales se pretende justificar que se hace alusión a una época posterior a Moisés: 

    (a) Gn. 12:6: «Y pasó Abraham por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el valle de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra» (cfr. Gn. 13:7). 

    Génesis 12:6

    6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

    Génesis 13:7

    7 Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.

    Se quiere hacerle decir a este versículo que los cananeos ya no estaban en estos lugares en la época en que vivía el autor de Génesis; pero esta frase significa tan sólo que los cananeos se hallaban ya en tiempos de Abraham en el país que le había sido prometido. 

    (b) En Gn. 14:14 se afirma que Abraham persiguió a los reyes aliados hasta Dan. 

    Génesis 14:14

    14 Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan.

    Se objeta que en la época de los patriarcas aquel lugar se llamaba Lais, y que el nombre de Dan no le fue dado hasta en la época de los Jueces (Jue. 18:29). 

    Jueces 18:29

    29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais.

    Refutación: No es seguro que el Dan de Génesis sea el mismo lugar que el Dan de Jueces. Aun cuando fuera así, no hay problema alguno en admitir que los copistas posteriores pudieran sustituir el nombre de Dan en lugar del de Lais por mor de la claridad. El texto hebreo presenta en ocasiones algunas alteraciones. 

    (c) En Gn. 36:31 se afirma: «Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel. » Se afirma que Saúl ya reinaba sobre Israel cuando fue escrito este pasaje. 

    Génesis 36:31

    31 Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel, fueron estos:

    Pero los reyes de Edom (Gn. 36:32-43) reinaron antes que el mismo Moisés; este versículo señala este hecho en un momento en que los israelitas, a los que les había sido prometido un rey, no lo tenían aún (Gn. 17:6, 16; 35:11). 

    Génesis 36:32-43

    32 Bela hijo de Beor reinó en Edom; y el nombre de su ciudad fue Dinaba.

    33 Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab hijo de Zera, de Bosra.

    34 Murió Jobab, y en su lugar reinó Husam, de tierra de Temán.

    35 Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad fue Avit.

    36 Murió Hadad, y en su lugar reinó Samla de Masreca.

    37 Murió Samla, y reinó en su lugar Saúl de Rehobot junto al Eufrates.

    38 Murió Saúl, y en lugar suyo reinó Baal-hanán hijo de Acbor.

    39 Y murió Baal-hanán hijo de Acbor, y reinó Hadar en lugar suyo; y el nombre de su ciudad fue Pau; y el nombre de su mujer, Mehetabel hija de Matred, hija de Mezaab.

    40 Estos, pues, son los nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, por sus lugares, y sus nombres: Timna, Alva, Jetet,

    41 Aholibama, Ela, Pinón,

    42 Cenaz, Temán, Mibzar,

    43 Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom según sus moradas en la tierra de su posesión. Edom es el mismo Esaú, padre de los edomitas.

    Génesis 17:6, 16 

    6 Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.

    16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.

    Génesis 35:11

    11 También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.

    (d) Se alega que el término «al otro lado del Jordán» (heb., indicando al este del río) muestra que el escritor estaba en Canaán (Dt. 1:1). 

    Deuteronomio 1:1

    1 Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab.

    Sin embargo, esta expresión no demanda tal conclusión. Canaán había sido el hogar de Abraham, Isaac y Jacob, y los israelitas consideraban aquel territorio como la Tierra Prometida. Fuese el que fuere el lado del que ellos se hallaran del río, daban el nombre de Abarim («que son del otro lado») a los montes que se elevaban al este del mar Muerto. Más tarde, dieron el nombre de Perea (región más allá) al territorio situado entre el Jaboc y el Arnón. 

    (e) Se admite universalmente que Dt. 35:5-12 (que relata la muerte de Moisés y lo compara con profetas posteriores) no pudo ser escrito por él mismo; pero la presencia de este apéndice inspirado no constituye ningún argumento en contra de la mosaicidad del Pentateuco. 

    Deuteronomio 34:5-12

    5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.

    6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.

    7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

    8 Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días del lloro y del luto de Moisés.

    9 Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés.

    10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;

    11 nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra,

    12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.

    En 1707, un teólogo llamado Vitringa, convencido de la autenticidad de Génesis, emitió la opinión de que Moisés debía haber utilizado, en parte, documentos transmitidos por los patriarcas y conservados en el seno del pueblo hebreo. En 1753, el francés Jean Astruc, médico capaz, pero de carácter inmoral, atribuyó el Génesis a dos autores principales, cuyos escritos habría utilizado Moisés. 

    Astruc pretendía distinguir estos dos autores por la utilización de los términos Elohim y Yahweh para nombrar a Dios. Por otra parte, afirmó que podía distinguir otros diez documentos secundarios que no contenían el nombre de Dios, relacionados con pueblos paganos. Johann Eichhorn (1783) asumió esta hipótesis, y la desarrolló, afirmando que Génesis es una recopilación de Moisés, al que, por tanto, atribuía la paternidad del resto del Pentateuco. 

    Pero pronto se llegó a la consciencia de que los principios que habían llevado al desmembramiento de Génesis podrían extrapolarse al resto del Pentateuco. Habiendo admitido este procedimiento, se vino a declarar que los documentos relativos a la época de Moisés provenían asimismo de estas fuentes más antiguas, y que no habían podido ser reunidos por él para redactar el Pentateuco tal y como lo tenemos. 

    Con ello, se hizo un salto, de la razonable hipótesis de que Moisés hubiera, quizá, podido servirse en parte de documentos patriarcales, a una especulación documentaria de una recopilación muy posterior a Moisés, y en la cual los documentos se distinguirían por el nombre usado para Dios. Veamos a continuación los principales argumentos en favor de esta hipótesis, que lleva el nombre de Wellhausen, erudito alemán de la segunda mitad del siglo XIX. 

    (a) Alternancia de los nombres Elohim y Yahweh para designar a Dios en sucesivas secciones. 

    (b) Continuidad de cada pretendido documento examinado aisladamente. 

    (c) Diversidad de estilo, de vocabulario y de ideas en los diferentes documentos. 

    (d) Dobletes, o pretendidos relatos contradictorios, indicadores de documentos distintos. La hipótesis en cuestión, nacida de una simple suposición, ha sufrido, de parte de los críticos mismos, numerosas modificaciones que tratan de resolver los problemas que ella misma ha suscitado. 

    En la actualidad se pretende poder discernir los principales documentos que se mencionarán, y que hubieran sido utilizados para redactar el Pentateuco (aunque los críticos están bien lejos de concordar entre sí sobre una gran cantidad de puntos). 

    (a) El autor que recibe el nombre de J (Jehovista o Yahwista, por dar a Dios el nombre de Yahweh) habría vivido en Judá alrededor del año 950-850 a.C. Hay críticos que dividen aún más esta «fuente», dando J’ y J,. 

    (b) El autor E (Elohísta, por dar a Dios el nombre de Elohim), se situaría hacia el año 750 a.C.

    (c) Después de la caída de Samaria, un «redactor» JE habría combinado J y E añadiendo de su cosecha. 

    (d) El documento D comprendería la mayor parte de Deuteronomio. Éste sería el libro de la Ley «redescubierto» en el Templo, bajo Josías, el año 621 a.C. (2 R. 22:23). 

    2 Reyes 22:3

    Hallazgo del libro de la ley

    3 A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo:

    (e) U (de Holiness, inglés para santidad), es el nombre del «Código de Santidad» (Lv. 17-26), que trata de la pureza ceremonial; los críticos debaten si debe ser situado antes o después de Ezequiel. 

    2 Reyes 17:28

    28 Y vino uno de los sacerdotes que habían llevado cautivo de Samaria, y habitó en Bet-el, y les enseñó cómo habían de temer a Jehová.

    (f) P (de Priestly, inglés para sacerdotal), el llamado código sacerdotal, que habría sido redactado por los sacerdotes después del exilio, y que habría sido leído a la muchedumbre por Esdras (atribuyéndolo a Moisés) hacia el año 398 a.C. 

    (g) Finalmente, uno o varios recopiladores habrían amalgamado todos estos heterogéneos componentes para producir el actual Pentateuco. Así, en palabras de los exponentes de esta postura: «al inicio del siglo II a.C., la ley formaba un todo completo, no suponiendo nadie, de una manera verosímil, su carácter compuesto. 

    No nos arriesgamos si fijamos la fecha de su finalización en alrededor del s. 300 a.C.» (<£sterley y Robinson, Introduction to the Books of the Old Testament, p. 63; cfr. asimismo L. Gautier, Introduction a l’Ancien Testament; contrastar con los descubrimientos de Qumrán, cfr. QUMRÁN [MANUSCRITOS DEI, sección V, «cueva 1, ZQ», en el apartado Literatura bíblica, y sección VIII, Literatura bíblica, AT). Refutación. 

    No faltan argumentos para mostrar la carencia de base e inverosimilitud de esta torre de hipótesis montada sobre hipótesis y lo alejado que está este esquema de los hechos. 

    (a) Esta hipótesis implica la negación de la veracidad del AT en su práctica totalidad. No afecta solamente a detalles ocasionales o a ínfimas inexactitudes. El mismo Wellhausen lo reconoció así. 

    (b) Se pretende que la Ley no llegó a constituir un todo completo hasta el inicio del siglo II a.C.; sin embargo, la versión LXX es la traducción griega del AT desde mediados del siglo III a.C., comenzando, desde luego, por el Pentateuco. Es insostenible la pretensión de que la redacción del Pentateuco hubiera estado apenas acabada sin que sus ilustres traductores conocieran este hecho. 

    (c) El descubrimiento por parte de los «críticos» de tal multitud de «fuentes» para nuestro texto actual se remonta a 100 o 200 años como máximo (y vale la pena hacer constar que estos «descubrimientos» se han basado en un escepticismo previo de los «investigadores», y no al revés). 

    Estos «críticos» deberían dar respuesta satisfactoria al hecho de que los judíos, tan estrictamente conservadores y tan leales a la persona y obra de Moisés, no se hubieran dado cuenta de que se le atribuía la paternidad de tantos documentos falsos, y de cómo llegaron a aceptar, sin protestar vehementemente, la imposición de todos estos diferentes cuerpos legislativos, con todas sus múltiples exigencias, y ello apelando falsamente al nombre de Moisés. 

    En este contexto se pueden citar unos extractos del ya citado Eichhorn, que fue un célebre erudito racionalista alemán, no creyente en absoluto en la inspiración, pero que escribió lo siguiente acerca del tema de la pretendida falsificación de la historia bíblica: 

    (A) «No surgen de la inventiva de un falsificador individual. Todo aquel que esté dotado de un conocimiento adecuado y que investigue con imparcialidad la cuestión de si los escritos del AT son genuinos tendrá que dar forzosamente una respuesta afirmativa. 

    Ningún engañador hubiera podido falsificarlos todos. Esto es lo que proclama cada página del AT. ¡Qué variedad de lenguaje y de expresión! Isaías no escribe como Moisés, ni Jeremías como Ezequiel; y entre éstos y cada uno de los profetas menores hay puesta una gran sima que no se puede pasar. 

    El edificio gramatical del lenguaje de Moisés presenta mucho que es singular; en el libro de los Jueces aparecen provincialismos y barbarismos. Isaías se expresa en palabras ya formadas en una nueva forma; Jeremías y Ezequiel están repletos de arameismos. 

    Recapitulando, cuando se pasa de escritores asignados a una época temprana a escritores de una época posterior, se halla en el lenguaje un declinar gradual, hasta que finalmente degenera en una mera forma de expresión aramea. »Vienen a continuación las discrepancias en el círculo de las ideas y de las imágenes. 

    Los instrumentos de cuerda suenan fuerte cuando son tañidos por Moisés e Isaías; el tono es suave cuando es David quien los toca. La musa de Salomón brilla con todo el esplendor de una corte de gran lujo; pero su hermana, en hábitos sencillos, va vagando, como David, entre los arroyos y las riberas, en los campos y entre los rebaños. Hay poetas originales, como Isaías, Joel, Habacuc; otro copia, como Ezequiel. 

    Uno se lanza al camino solitario del genio; otro se desliza por el camino que sus predecesores han dejado marcado. De uno destellan rayos de erudición, en tanto que su compañero no da evidencias de haber sido influenciado por una sola chispa de literatura. En los escritores más antiguos se transparenta claramente el colorido egipcio; en sus sucesores se van haciendo más y más pálidos, hasta que desaparecen. »Finalmente, se da, en maneras y costumbres, la más fina de las gradaciones. 

    Al principio, todo es sencillo y natural, como lo que se puede apreciar en Homero, y entre los árabes beduinos hasta el día de hoy; pero esta noble simplicidad va perdiéndose gradualmente hacia el lujo y afeminamiento, desapareciendo al final en la espléndida corte de Salomón. »No se da en lugar alguno un salto repentino; en todo lugar el progreso es gradual. Nadie sino los ignorantes y los escépticos inconscientes pueden imaginar que el AT haya sido falsificado por un engañador. 

    (B) »No son (los escritos del AT) el invento de muchos engañadores. »Pero alguien podría replicar: ’Quizá muchos falsificadores hicieron causa común y, en una misma época, en algún período posterior, prepararon los libros en cuestión.’ Pero ¿cómo hubieran podido de una manera tan totalmente acorde con el progreso del entendimiento humano? Y, ¿cómo hubiera sido posible, en tiempos posteriores, recrear el lenguaje de Moisés? 

    Esto va más allá de la capacidad humana. Finalmente, un escritor presupone la existencia de otro. No hubieran podido haber surgido al mismo tiempo; tienen que haber existido en sucesión. »Entonces se podrá aún objetar: ’Es posible que tales falsarios surgieran en tiempos distintos, y que fueran prosiguiendo hacia adelante en la introducción de libros supuestamente antiguos, desde allí donde se habían detenido sus engañosos predecesores. 

    Es de esta manera que se podrían explicar todas las referencias a anteriores escritores; de esta manera podemos explicar la notable gradación existente en todas sus partes.’ »Pero, en primer lugar, ¿cómo es posible que nadie hubiera descubierto el fraude, denunciándolo, y poniendo una marca de infamia sobre el falsificador, a fin de que la posteridad quedara libre de todo daño? ¿Cómo podía ser una nación engañada con frecuencia y en diferentes períodos? 

    En segundo lugar, ¿qué propósito podía tener un tal engañador? ¿Acaso el de hacer una eulogias de la nación hebrea? En tal caso sus eulogias son las más duras de las sátiras porque, en base al AT, la nación hebrea ha actuado de una manera degradante. ¿Acaso quería degradarlos? 

    En tal caso, ¿cómo consiguió imponer sus falsos libros sobre la misma nación a la que difamaba, y cuya historia de derrota y humillación bajo poderes extranjeros es relatada en palabras claras y duras?» (Johann O. Eichhorn, Introduction to the Old Testament, traducción al inglés de Stuart, citado en J. N. Darby: «The Irrationalism of Infidelity», PP. 202-203, en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 6, APOLOGETIC). A esto se debe añadir el capital reconocimiento que hacen todos los autores del AT y del NT, así como el mismo Señor Jesús, de la mosaicidad de los primeros libros de la Biblia. 

    En base a las pretensiones de la llamada crítica moderna, todos estaban equivocados y sometidos a una serie de prejuicios que sólo el escepticismo moderno ha podido superar. 

    (d) El Pentateuco Samaritano (véase PENTATEUCO SAMARITANO) representa un texto que, según se cree, fue llevado a Samaria después de la deportación de las diez tribus (722 a.C.), en la época de la construcción del templo del monte Gerizim (2 R. 17:28). 

    Génesis 3:15

    15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

    Otra antigua tradición afirma incluso que se trata de una copia conservada en el reino del norte a partir del reino de Roboam. Sin embargo, el Pentateuco Samaritano (aparte de algunas diferencias textuales de muy pequeña extensión) es el mismo que el de la LXX y de los Masoretas; fue redactado mucho antes de lo que aceptan los críticos, derrumbándose con ello todas sus teorías acerca de las fechas de redacción. 

    Sería muy inverosímil pretender que los samaritanos, violentamente hostiles a los judíos, hubieran aceptado más adelante en su historia todo el código de leyes de manos de sus enemigos declarados. 

    (e) Un argumento que presenta el erudito conservador Alfred Edersheim sosteniendo la antigüedad del Pentateuco es como sigue: «Los más superficialmente familiarizados con la moderna controversia teológica, son conscientes de que ciertos opositores de la Biblia han dirigido, de manera especial, sus ataques contra la antigüedad del Pentateuco, aunque no han llegado aún a un acuerdo entre ellos mismos acerca de qué partes del Pentateuco fueron escritas por diferentes autores, ni por cuántos, ni por quiénes, ni en qué épocas, ni cuándo, ni por quién fueron finalmente recogidas en un solo libro. 

    Ahora bien, lo que nosotros alegamos en relación con ello es: que la legislación del Pentateuco presenta evidencias de su redacción antes de que el pueblo estuviera establecido en Palestina. Llegamos a esta conclusión de la siguiente manera: Supongamos que un código de leyes e instituciones sea preparado por un legislador práctico (porque es indudable que estaban en vigor en Israel): mantenemos que ningún legislador humano hubiera podido ordenar un sistema para una nación ya establecida tal y como el que hallamos en el Pentateuco. 

    El mundo ha visto muchas constituciones especulativas de la sociedad preparadas por filósofos y teóricos, de Platón a Rousseau y Owen. Ninguna de ellas hubiera podido haberse adecuado a un estado de una sociedad ya establecida. 

    Además, ningún filósofo hubiera jamás imaginado ni pensado leyes tales como las dadas en el Pentateuco. Seleccionando sólo unas pocas, casi al azar, hagamos que el lector piense en aplicar (a Inglaterra por ejemplo) disposiciones tales como la de que todos los varones tenían que comparecer tres veces al año en el lugar que el Señor eligiera, o las relacionadas con los años sabáticos o del Jubileo, o las que tratan de las esquinas de los campos, o las que prohiben la toma de usura, o las relacionadas con las ciudades levíticas. 

    Entonces que cada uno medite con seriedad si tales instrucciones hubieran podido ser propuestas por vez primera en la época de David, de Ezequías o de Esdras. Cuanto más se piensa en el espíritu y en los detalles de la legislación mosaica, más crece nuestra convicción de que estas leyes e instituciones sólo hubieran podido ser introducidas antes de que el pueblo se estableciera realmente en la tierra. 

    Hasta allí donde se sepa, esta línea argumental no ha sido propuesta; sin embargo, parece necesario que nuestros oponentes confronten esta dificultad preliminar y, pensamos, insuperable, que se enfrenta a su teoría, antes que se nos pida que demos respuesta a sus objeciones críticas» (A. Edersheim, «Sketches of Jewish Social Life» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr., 1984). 

    Por su parte, Darby apostilla: «Raras veces se ha propuesto algo tan absurdo como que Josías o Hulda no sólo persuadieran a toda una nación a la aceptación de un sistema nuevo, como ya ha sucedido a lo largo de la Historia, sino que además les hicieran creer que ellos y sus antepasados siempre habían vivido bajo este sistema desde los tiempos inmemoriales de Moisés.» (Colleted Writings, vol. 6, APOLOGETIC, p. 204.) 

    (f) Otro problema irresuelto por la tesis de Wellhausen es el del libro de Josué. Los críticos pretenden hallar en él, como en el Pentateuco, las «fuentes» J. E. D. P., y creen que tiene que formar parte del mismo conjunto. En tal caso, se suscita la pregunta de por qué los samaritanos no lo adoptaron con el Pentateuco. Además, las alusiones de Josué al libro de la Ley (Jos. 1:8; 8:31-32; 23:6) muestran con claridad que siempre ha formado una entidad separada. 

    Es así que los judíos lo han considerado siempre, habiéndole dado en su canon un lugar bien diferenciado del de la «Ley». El término Pentateuco es equivalente a la expresión por la cual los judíos designaban «los cinco quintos de la Ley». 

    (g) El profesor R. Dick Wilson presenta sólidos argumentos lingüísticos en favor de la mosaicidad del Pentateuco («Is High Criticism Scientific?» y «Scientific Investigation of the Old Testament»). En tanto que se hallan términos de origen persa en Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester y Daniel, no se halla ninguno en el Pentateuco (a pesar de que el pretendido «Código Sacerdotal» sea atribuido a Esdras). Por otra parte, el profesor A. S. Yahuda ha señalado numerosas pruebas de la influencia egipcia en el lenguaje y forma de pensar del Pentateuco, lo que sólo se explica si el autor es Moisés. 

    Está claro que hay en estos cinco libros diferencias de expresión, que son fácilmente explicables por los temas tratados y por los documentos utilizados. «No es científico rebuscar entre pasajes especiales, como las genealogías, los contratos solemnes, o las ordenanzas rituales, y agruparlos postulando un autor diferente, bajo el pretexto ¡de que el vocabulario utilizado es diferente!» (Manley, «Nouveau Manuel de la Bible», p. 131).

     (h) A lo largo de la Biblia, la revelación es progresiva. Es cierto que los salmistas y los profetas recibieron datos más precisos acerca de la salvación, del Mesías, del porvenir y del más allá. Pero se debe observar que en el llamado «protoevangelio» de Gn. 3:15 ya había implícito todo un contenido que después se desarrolla en las siguientes revelaciones de Dios al hombre: 

    (A) la destrucción del poder de la serpiente, 

    (B) por la simiente de la mujer. En realidad, este pasaje es una síntesis maestra de la obra maestra de salvación que iba a llevar a cabo Dios hecho hombre y nacido de una virgen sin intervención de padre alguno. Este hecho evidente de explicitación de las doctrinas es contradictorio con la atribución de una fecha tan tardía a los pretendidos «documentos». 

    (i) La existencia de las leyes e instituciones del Pentateuco en época temprana queda testificada por las numerosas alusiones que se hallan en los profetas más antiguos. Para no verse obligados a admitir que estas leyes e instituciones existían ya bien antes del siglo VIII a.C., se alega que estos pasajes han sido introducidos tardíamente, por interpolación en las obras proféticas auténticas; pero no se tiene ni una sola prueba genuina en favor de esta afirmación. 

    Además, el examen de los libros de los profetas da evidencia de que estas alusiones al Pentateuco están ligadas de una manera indisoluble con su contexto, constituyendo una parte esencial del discurso de estos siervos de Dios. 

    (j) La hipótesis del origen tardío de las instituciones judías forma parte de una falsa concepción de la civilización antigua en la época de Moisés. La teoría de la evolución, que hoy en día es muy combatida, estaba en boga hace 125 años, e influenció una gran parte de la teología. 

    Se creía que Moisés ignoraba el arte de la escritura, y que no tuvo a su disposición nada con lo que mantener registros escritos por sí mismo; sin embargo, se ha demostrado ya que la escritura estaba bien extendida en el mundo antiguo desde muchos siglos no sólo antes de Moisés, sino antes del mismo Abraham. 

    Se pensaba que era imposible dar a tribus semisalvajes un código de leyes y un ritual tan elaborado como el del Pentateuco; por ello, se pretendía que todo lo que estuviera desarrollado desde el punto de vista social, legal, religioso y espiritual tenía que ser forzosamente tardío. Desde entonces, las modernas investigaciones históricas y arqueológicas han demostrado que tanto los babilonios como los egipcios, y otros reinos locales o de carácter regional, poseían una civilización, legislación y ritual sumamente detallados antes del surgimiento de Moisés. 

    Es innegable que los israelitas tenían una plena capacidad para recibir en Sinaí las leyes y normas dadas por Dios por medio de Moisés. Vino a recibir también una nueva revelación de un Dios que es Espíritu, santo, misericordioso, único, con el que la nación entró en una nueva relación por medio del Pacto. Así Moisés vino a ser el mediador del Pacto y el expositor de las grandes verdades de las que vino a ser depositario Israel para ser testigo de ellas a toda la humanidad. (Véanse MOISÉS, HAMMURABI, ALTAR, SACERDOTE, TABERNÁCULO, TEOCRACIA.)

  • DICCIONARIO
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  • Pentateuco

    (gr. «pentateuchos», «que consiste de cinco rollos»). 

    Nombre dado al conjunto de los cinco primeros libros del AT: Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio. 

    El término Pentateuco no se halla en las Escrituras, Los israelitas daban a este conjunto de cinco libros el nombre de: Ley (Torah) (Jos. 1:7; Mt. 5:17); le daban también el nombre de Ley de Moisés (1 R. 2:3; Esd. 7:6; Lc. 2:22); Ley de Jehová (2 Cr. 25:3, 4); libro de la Ley de Moisés (Jos. . 8:31); libro de la Ley de Dios (Jos. 24:26); libro de la Ley de Jehová (2 Cr. 17:9). 

    Josué 1:7 

    7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

    Mateo 5:17

    17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

    1 Reyes 2:3 

    3 Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;

    Esdras 7:6 

    6 este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.

    Lucas 2:22

    22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor

    2 Crónicas 25:3, 4

    3 Y luego que fue confirmado en el reino, mató a los siervos que habían matado al rey su padre;

    4 Pero no mató a los hijos de ellos, según lo que está escrito en la ley en el libro de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No morirán los padres por los hijos, ni los hijos por los padres; mas cada uno morirá por su pecado.

    Josué . 8:31

    31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

    Josué 24:26

    26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

    2 Crónicas 17:9

    9 Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo.

    Estas expresiones permiten pensar que, de hecho, estos cinco libros formaban uno solo. Se siguen presentando bajo esta forma en los mss. heb., aunque se cite cada libro por separado dando como título sus primeras palabras. Josefo habla de cinco libros (Contra Apión, 1:8). 

    Es posible que esta división en cinco fuera una innovación introducida por la traducción griega, o que la hubiera precedido un corto espacio de tiempo. En todo caso, es de la LXX que se han recibido los nombres de Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. El contenido del primer libro del Pentateuco fue plasmado por Moisés en base a la tradición oral y escrita anterior, todo ello conducido por la inspiración del Espíritu Santo (véase INSPIRACIÓN). 

    Moisés fue testigo ocular de los hechos consignados en los cuatro libros siguientes. La escritura era conocida ya mucho tiempo antes de Moisés. En base a la cronología convencional, en el cuarto milenio a.C. los sumerios y Babilonia se servían de caracteres cuneiformes, y los egipcios empleaban jeroglíficos. Las ruinas de Ebla han dado miles de tablillas cuneiformes anteriores a la época de Abraham (véase MARDIKH [TELL]). 

    Las más antiguas inscripciones del Sinaí pueden situarse, probablemente, en el siglo XIX a.C. Nuzu (véase NUZU), Sumer (véase SUMER), y otras muchas localidades dan testimonio adicional de este hecho. En vista de los resultados de las investigaciones hechas a lo largo de este siglo, no puede aducirse ya más que Moisés no hubiera podido ser capaz de escribir, como se había llegado a decir por parte de ciertos autores. 

    La arqueología nos muestra un mundo antiguo estructurado, civilizado, con archivos, memorias, cartas, textos médicos, mágicos, religiosos, diccionarios entre diversas lenguas, listas comerciales, textos legales, tratados, etc. Así, el arte de la escritura era ya muy bien conocido y difundido siglos antes del nacimiento de Moisés (véase MOISÉS). Aunque ningún versículo concreto afirma que todo el conjunto sea de Moisés, el Pentateuco afirma expresamente que él es el autor. Dos pasajes de la sección narrativa mencionan el libro en el que Moisés consignaba lo que sucedía, particularmente la victoria sobre Amalec (Éx. 17:14) y el itinerario de los israelitas, desde Egipto hasta los campos de Moab, frente a Jericó (Nm. 33:2). 

    Éxodo 17:14

    14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

    Números 33:2

    2 Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato de Jehová. Estas, pues, son sus jornadas con arreglo a sus salidas.

    Un cántico didáctico que muestra la actitud del Altísimo hacia Israel declara que fue escrito, cantado y enseñado por Moisés (Dt. 31:19, 22, 30; 32:44). 

    Deuteronomio 31:19, 22, 30 

    19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico me sea por testigo contra los hijos de Israel.

    22 Y Moisés escribió este cántico aquel día, y lo enseñó a los hijos de Israel.

    30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.

    Deuteronomio 32:44

    44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este cántico a oídos del pueblo, él y Josué hijo de Nun.

    Se afirma que Moisés cantó un cántico de alabanzas inmediatamente después del paso del mar Rojo (Éx. 15:1-19; cfr. v. 21). 

    Éxodo 15:1-19

    Cántico de Moisés y de María

    1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete.

    2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.

    3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre.

    4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.

    5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra.

    6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.

    7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca.

    8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.

    9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

    10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.

    11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?

    12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó.

    13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.

    14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos.

    15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

    16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.

    17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado.

    18 Jehová reinará eternamente y para siempre.

    19 Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar.

    La parte legal del Pentateuco se compone de tres secciones distintas. La primera, llamada «libro del pacto», incluye el Decálogo, la ley fundamental de la nación, con algunas prescripciones complementarias (Éx. 20-23). 

    Éxodo 20

    Los Diez Mandamientos

    1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:

    2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

    3 No tendrás dioses ajenos delante de mí.

    4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

    5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

    6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

    7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

    8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo.

    9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;

    10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.

    11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

    12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.

    13 No matarás.

    14 No cometerás adulterio.

    15 No hurtarás.

    16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.

    17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.

    El terror del pueblo

    18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.

    19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.

    20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.

    21 Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.

    22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.

    23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.

    24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

    25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás.

    26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

    Éxodo 21

    Leyes sobre los esclavos

    1 Estas son las leyes que les propondrás.

    2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.

    3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

    4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

    5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre;

    6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

    7 Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.

    8 Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.

    9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

    10 Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

    11 Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.

    Leyes sobre actos de violencia

    12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

    13 Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

    14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

    15 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.

    16 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.

    17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.

    18 Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama;

    19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

    20 Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;

    21 mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

    22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces.

    23 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

    24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

    25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

    Leyes sobre responsabilidades de amos y dueños

    26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.

    27 Y si hiciere saltar un diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.

    28 Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto.

    29 Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño.

    30 Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto.

    31 Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él.

    32 Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.

    33 Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,

    34 el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.

    35 Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto.

    36 Mas si era notorio que el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.

    Éxodo 22

    Leyes sobre la restitución

    1 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.

    2 Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.

    3 Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.

    4 Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.

    5 Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

    6 Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.

    7 Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble.

    8 Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.

    9 En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.

    10 Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie;

    11 juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.

    12 Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño.

    13 Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

    14 Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla.

    15 Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.

    Leyes humanitarias

    16 Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer.

    17 Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.

    18 A la hechicera no dejarás que viva.

    19 Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.

    20 El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.

    21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

    22 A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.

    23 Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;

    24 y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

    25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

    26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás.

    27 Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

    28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

    29 No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

    30 Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

    31 Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

    Éxodo 23

    1 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

    2 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;

    3 ni al pobre distinguirás en su causa.

    4 Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.

    5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.

    6 No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.

    7 De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.

    8 No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.

    9 Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

    10 Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha;

    11 mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.

    12 Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.

    13 Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.

    Las tres fiestas anuales

    14 Tres veces en el año me celebraréis fiesta.

    15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.

    16 También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo.

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    18 No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana.

    19 Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.

    El Ángel de Jehová enviado para guiar a Israel

    20 He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

    21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

    22 Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

    23 Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.

    24 No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.

    25 Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.

    26 No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.

    27 Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.

    28 Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti.

    29 No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras del campo.

    30 Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra.

    31 Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti.

    32 No harás alianza con ellos, ni con sus dioses.

    33 En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo.

    En Éx. 24:4 se afirma, de manera expresa, que fue Moisés quien escribió este código. 

    Éxodo 24:4

    4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.

    La segunda sección de leyes trata del santuario y de su servicio (Éx. 25-31 y 35-40); contiene asimismo el Levítico y la mayor parte de Números. 

    Se afirma, de manera insistente, que Jehová dio estas leyes a Moisés (Éx. 25:1; Lv. 1-2 y más de cincuenta veces en este mismo libro, etc.). 

    Éxodo 25:1 

    1 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    Levítico 1

    Los holocaustos

    1 Llamó Jehová a Moisés, y habló con él desde el tabernáculo de reunión, diciendo:

    2 Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguno de entre vosotros ofrece ofrenda a Jehová, de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda.

    3 Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová.

    4 Y pondrá su mano sobre la cabeza del holocausto, y será aceptado para expiación suya.

    5 Entonces degollará el becerro en la presencia de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón ofrecerán la sangre, y la rociarán alrededor sobre el altar, el cual está a la puerta del tabernáculo de reunión.

    6 Y desollará el holocausto, y lo dividirá en sus piezas.

    7 Y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el altar, y compondrán la leña sobre el fuego.

    8 Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas, la cabeza y la grosura de los intestinos, sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar;

    9 y lavará con agua los intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

    10 Si su ofrenda para holocausto fuere del rebaño, de las ovejas o de las cabras, macho sin defecto lo ofrecerá.

    11 Y lo degollará al lado norte del altar delante de Jehová; y los sacerdotes hijos de Aarón rociarán su sangre sobre el altar alrededor.

    12 Lo dividirá en sus piezas, con su cabeza y la grosura de los intestinos; y el sacerdote las acomodará sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar;

    13 y lavará las entrañas y las piernas con agua; y el sacerdote lo ofrecerá todo, y lo hará arder sobre el altar; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

    14 Si la ofrenda para Jehová fuere holocausto de aves, presentará su ofrenda de tórtolas, o de palominos.

    15 Y el sacerdote la ofrecerá sobre el altar, y le quitará la cabeza, y hará que arda en el altar; y su sangre será exprimida sobre la pared del altar.

    16 Y le quitará el buche y las plumas, lo cual echará junto al altar, hacia el oriente, en el lugar de las cenizas.

    17 Y la henderá por sus alas, pero no la dividirá en dos; y el sacerdote la hará arder sobre el altar, sobre la leña que estará en el fuego; holocausto es, ofrenda encendida de olor grato para Jehová.

    Levítico 2

    Las ofrendas

    1 Cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite, y pondrá sobre ella incienso,

    2 y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón; y de ello tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial; ofrenda encendida es, de olor grato a Jehová.

    3 Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.

    4 Cuando ofrecieres ofrenda cocida en horno, será de tortas de flor de harina sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite.

    5 Mas si ofrecieres ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite,

    6 la cual partirás en piezas, y echarás sobre ella aceite; es ofrenda.

    7 Si ofrecieres ofrenda cocida en cazuela, se hará de flor de harina con aceite.

    8 Y traerás a Jehová la ofrenda que se hará de estas cosas, y la presentarás al sacerdote, el cual la llevará al altar.

    9 Y tomará el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial, y lo hará arder sobre el altar; ofrenda encendida de olor grato a Jehová.

    10 Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová.

    11 Ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con levadura; porque de ninguna cosa leuda, ni de ninguna miel, se ha de quemar ofrenda para Jehová.

    12 Como ofrenda de primicias las ofreceréis a Jehová; mas no subirán sobre el altar en olor grato.

    13 Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.

    14 Si ofrecieres a Jehová ofrenda de primicias, tostarás al fuego las espigas verdes, y el grano desmenuzado ofrecerás como ofrenda de tus primicias.

    15 Y pondrás sobre ella aceite, y pondrás sobre ella incienso; es ofrenda.

    16 Y el sacerdote hará arder el memorial de él, parte del grano desmenuzado y del aceite, con todo el incienso; es ofrenda encendida para Jehová.

    La tercera sección especifica los discursos de Moisés a la nueva generación que iba a entrar en Canaán. Este tercer código recapitula brevemente los caminos de Dios con respecto a Israel, y presenta la Ley al pueblo destacando su espiritualidad y llamándolo a la fidelidad a Dios. 

    Este libro, el de Deuteronomio, insiste en aquellos puntos que iban a ser de vital importancia en las nuevas circunstancias en las que se hallará el pueblo en Canaán. Se modifican ciertos detalles con el fin de adecuar las primeras ordenanzas a la vida sedentaria de Canaán, donde además las tribus se verían dispersadas en un territorio que involucraría ciertas distancias, en lugar de estar todos ellos concentrados en un campamento, como en el curso de la peregrinación por el desierto (véase PEREGRINACIÓN POR EL DESIERTO). Moisés escribió todo esto, confiándolo a los levitas (Dt. 31:9, 24-26). 

    Deuteronomio 31:9, 24-26

    9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.

    Orden de guardar la ley junto al arca

    24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro hasta concluirse,

    25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, diciendo:

    26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

    Todas estas declaraciones, diseminadas por el Pentateuco, constituyen un reconocimiento explícito de que Moisés fue su autor. El resto del AT confirma la paternidad mosaica de la Ley (Jos. 1:7, 8; Esd. 6:18; Neh. 8:1, 18). 

    Josué 1:7, 8 

    7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

    8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

    Esdras 6:18 

    18 Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.

    Nehemías 8:1, 18

    1 Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades; y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

    18 Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito.

    Hay abundantes referencias a la Ley de Moisés (Jos. 1:7, 8; 8:31-35; Jue. 3:4; 1 R. 2:3; 2 R. 18:6, 12; cfr. Dt. 24:16; 2 R. 21:7, 8; Dn. 9:11, 13; Esd. 3:2; 6:18; 7:6; Neh. 8:1, 18; Mal. 4:4). 

    Josué 1:7, 8 

    7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

    8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

    Josué 8:31-35 

    31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

    32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

    33 Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel.

    34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley.

    35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.

    Jueces 3:4 

    4 Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés.

    1 Reyes 2:3 

    3 Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas;

    2 Reyes 18:6, 12 

    6 Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.

    12 por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.

    Deuteronomio 24:16 

    16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.

    2 Reyes 21:7, 8 

    7 Y puso una imagen de Asera que él había hecho, en la casa de la cual Jehová había dicho a David y a Salomón su hijo: Yo pondré mi nombre para siempre en esta casa, y en Jerusalén, a la cual escogí de todas las tribus de Israel;

    8 y no volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal que guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó.

    Daniel 9:11, 13 

    11 Todo Israel traspasó tu ley apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra él pecamos.

    12 Y él ha cumplido la palabra que habló contra nosotros y contra nuestros jefes que nos gobernaron, trayendo sobre nosotros tan grande mal; pues nunca fue hecho debajo del cielo nada semejante a lo que se ha hecho contra Jerusalén.

    13 Conforme está escrito en la ley de Moisés, todo este mal vino sobre nosotros; y no hemos implorado el favor de Jehová nuestro Dios, para convertirnos de nuestras maldades y entender tu verdad.

    Esdras 3:2 

    2 Entonces se levantaron Jesúa hijo de Josadac y sus hermanos los sacerdotes, y Zorobabel hijo de Salatiel y sus hermanos, y edificaron el altar del Dios de Israel, para ofrecer sobre él holocaustos, como está escrito en la ley de Moisés varón de Dios.

    Esdras 6:18 

    18 Y pusieron a los sacerdotes en sus turnos, y a los levitas en sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, conforme a lo escrito en el libro de Moisés.

    Esdras 7:6 

    6 este Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que Jehová Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de Jehová su Dios estaba sobre Esdras.

    Nehemías 8:1, 18 

    1 Venido el mes séptimo, los hijos de Israel estaban en sus ciudades; y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

    18 Y leyó Esdras en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primer día hasta el último; e hicieron la fiesta solemne por siete días, y el octavo día fue de solemne asamblea, según el rito.

    Malaquías 4:4

    4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.

    La ley del santuario único, que era una ordenanza característica, quedó suspendida cuando el arca fue tomada y guardada en territorio enemigo, cuando el Señor abandonó Silo (1 S. 4:11, 21, 22; 6:1; 7:2; Sal. 78:60; Jer. 7:12-15; 26:6). 

    1 Samuel 4:11, 21, 22 

    11 Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.

    21 Y llamó al niño Icabod, diciendo: ¡Traspasada es la gloria de Israel! por haber sido tomada el arca de Dios, y por la muerte de su suegro y de su marido.

    22 Dijo, pues: Traspasada es la gloria de Israel; porque ha sido tomada el arca de Dios.

    1 Samuel 6:1 

    1 Estuvo el arca de Jehová en la tierra de los filisteos siete meses.

    1 Samuel 7:2 

    2 Desde el día que llegó el arca a Quiriat-jearim pasaron muchos días, veinte años; y toda la casa de Israel lamentaba en pos de Jehová.

    Salmos 78:60 

    60 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los hombres,

    Jeremías 7:12-15 

    12 Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.

    13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis;

    14 haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo.

    15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín.

    Jeremías 26:6

    6 yo pondré esta casa como Silo, y esta ciudad la pondré por maldición a todas las naciones de la tierra.

    El pueblo, dirigido por Samuel, sacrificaba en lugares altos (1 R. 3:2-4), como lo habían hecho sus antecesores antes de la celebración del Pacto, testimoniado por la Ley y el arca. 

    1 Reyes 3:2-4

    2 Hasta entonces el pueblo sacrificaba en los lugares altos; porque no había casa edificada al nombre de Jehová hasta aquellos tiempos.

    Salomón pide sabiduría

    3 Mas Salomón amó a Jehová, andando en los estatutos de su padre David; solamente sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.

    4 E iba el rey a Gabaón, porque aquél era el lugar alto principal, y sacrificaba allí; mil holocaustos sacrificaba Salomón sobre aquel altar.

    Después del cisma nacional fue desobedecida la ley del santuario único. Se impedía a los israelitas piadosos pertenecientes al reino de Israel que acudieran a adorar al Templo en Jerusalén, donde estaba el arca. Debido a ello hubo fuertes tensiones en diversas épocas, y movimientos de norte a sur por parte de los que deseaban obedecer la voz de los profetas (2 Cr. 30:1-31:3; cfr. 2 R.23:4-23). 

    2 Crónicas 30:1-31:3 

    Ezequías celebra la pascua

    1 Envió después Ezequías por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y a Manasés, para que viniesen a Jerusalén a la casa de Jehová para celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel.

    2 Y el rey había tomado consejo con sus príncipes, y con toda la congregación en Jerusalén , para celebrar la pascua en el mes segundo:

    3 Porque entonces no la podían celebrar, por cuanto no había suficientes sacerdotes santificados, ni el pueblo se había reunido en Jerusalén.

    4 Esto agradó al rey y a toda la multitud.

    5 Y determinaron hacer pasar pregón por todo Israel, desde Beerseba hasta Dan, para que viniesen a celebrar la pascua a Jehová Dios de Israel, en Jerusalén : porque en mucho tiempo no la habían celebrado al modo que está escrito.

    6 Fueron pues correos con cartas de mano del rey y de sus príncipes por todo Israel y Judá, como el rey lo había mandado, y decían: Hijos de Israel, volveos a Jehová el Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, y él se volverá al remanente que ha quedado de la mano de los reyes de Asiria.

    7 No seáis como vuestros padres y como vuestros hermanos, que se rebelaron contra Jehová el Dios de sus padres, y él los entregó a desolación, como vosotros veis.

    8 No endurezcáis, pues, ahora vuestra cerviz como vuestros padres; someteos a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha santificado para siempre; y servid a Jehová vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de vosotros.

    9 Porque si os volviereis a Jehová, vuestros hermanos y vuestros hijos hallarán misericordia delante de los que los tienen cautivos, y volverán a esta tierra: porque Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él.

    10 Pasaron, pues, los correos de ciudad en ciudad por la tierra de Efraín y Manasés, hasta Zabulón: mas se reían y burlaban de ellos.

    11 Con todo eso, algunos hombres de Aser, de Manasés, y de Zabulón, se humillaron, y vinieron a Jerusalén.

    12 En Judá también estuvo la mano de Dios para darles un solo corazón para cumplir el mensaje del rey y de los príncipes, conforme a la palabra de Jehová.

    13 Y se reunió en Jerusalén mucha gente para celebrar la fiesta solemne de los panes sin levadura en el mes segundo, una vasta reunión.

    14 Y levantándose, quitaron los altares que había en Jerusalén ; quitaron también todos los altares de incienso, y los echaron al torrente de Cedrón.

    15 Entonces sacrificaron la pascua, a los catorce días del mes segundo; y los sacerdotes y los levitas llenos de vergüenza se santificaron, y trajeron los holocaustos a la casa de Jehová.

    16 Y tomaron su lugar en los turnos de costumbre, conforme a la ley de Moisés varón de Dios; y los sacerdotes esparcían la sangre que recibían de manos de los levitas:

    17 Porque había muchos en la congregación que no estaban santificados, y por eso los levitas sacrificaban la pascua por todos los que no se habían purificado, para santificarlos a Jehová.

    18 Porque una gran multitud del pueblo de Efraín y Manasés, y de Isacar y Zabulón, no se habían purificado, y comieron la pascua no conforme a lo que está escrito. Mas Ezequías oró por ellos, diciendo: Jehová, que es bueno, sea propicio a todo aquel que ha preparado su corazón para buscar a Dios,

    19 a Jehová el Dios de sus padres, aunque no esté purificado según los ritos de purificación del santuario.

    20 Y oyó Jehová a Ezequías, y sanó al pueblo.

    21 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo: y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová.

    22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres.

    23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros siete días con alegría.

    24 Porque Ezequías rey de Judá había dado a la asamblea mil novillos y siete mil ovejas; y también los príncipes dieron al pueblo mil novillos y diez mil ovejas: y muchos sacerdotes ya se habían santificado.

    25 Se alegró, pues, toda la congregación de Judá, como también los sacerdotes y levitas, y toda la multitud que había venido de Israel; asimismo los forasteros que habían venido de la tierra de Israel, y los que habitaban en Judá.

    26 Hubo entonces gran regocijo en Jerusalén; porque desde los días de Salomón hijo de David rey de Israel, no había habido cosa semejante en Jerusalén.

    27 Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo: y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.

    2 Crónicas 31:1-3 

    1 Hechas todas estas cosas, todos los de Israel que habían estado allí, salieron por las ciudades de Judá, y quebraron las estatuas y destruyeron las imágenes de Asera, y derribaron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manasés, hasta acabarlo todo. Después se volvieron todos los hijos de Israel a sus ciudades, cada uno a su posesión.

    Ezequías reorganiza el servicio de los sacerdotes y levitas

    2 Y arregló Ezequías la distribución de los sacerdotes y de los levitas conforme a sus turnos, cada uno según su oficio, los sacerdotes y los levitas para ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, para que ministrasen, para que diesen gracias y alabasen dentro de las puertas de los atrios de Jehová.

    3 el rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos a mañana y tarde, y para los holocaustos de los días de reposo, nuevas lunas, y fiestas solemnes, como está escrito en la ley de Jehová.

    2 Reyes 23:4-23

    Reformas de Josías

    4 Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, a los sacerdotes de segundo orden, y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, para Asera y para todo el ejército de los cielos; y los quemó fuera de Jerusalén en el campo del Cedrón, e hizo llevar las cenizas de ellos a Bet-el.

    5 Y quitó a los sacerdotes idólatras que habían puesto los reyes de Judá para que quemasen incienso en los lugares altos en las ciudades de Judá, y en los alrededores de Jerusalén; y asimismo a los que quemaban incienso a Baal, al sol y a la luna, y a los signos del zodíaco, y a todo el ejército de los cielos.

    6 Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová, fuera de Jerusalén, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los sepulcros de los hijos del pueblo.

    7 Además derribó los lugares de prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los cuales tejían las mujeres tiendas para Asera.

    8 E hizo venir todos los sacerdotes de las ciudades de Judá, y profanó los lugares altos donde los sacerdotes quemaban incienso, desde Geba hasta Beerseba; y derribó los altares de las puertas que estaban a la entrada de la puerta de Josué, gobernador de la ciudad, que estaban a la mano izquierda, a la puerta de la ciudad.

    9 Pero los sacerdotes de los lugares altos no subían al altar de Jehová en Jerusalén, sino que comían panes sin levadura entre sus hermanos.

    10 Asimismo profanó a Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para que ninguno pasase su hijo o su hija por fuego a Moloc.

    11 Quitó también los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol a la entrada del templo de Jehová, junto a la cámara de Natán-melec eunuco, el cual tenía a su cargo los ejidos; y quemó al fuego los carros del sol.

    12 Derribó además el rey los altares que estaban sobre la azotea de la sala de Acaz, que los reyes de Judá habían hecho, y los altares que había hecho Manasés en los dos atrios de la casa de Jehová; y de allí corrió y arrojó el polvo al arroyo del Cedrón.

    13 Asimismo profanó el rey los lugares altos que estaban delante de Jerusalén, a la mano derecha del monte de la destrucción, los cuales Salomón rey de Israel había edificado a Astoret ídolo abominable de los sidonios, a Quemos ídolo abominable de Moab, y a Milcom ídolo abominable de los hijos de Amón.

    14 Y quebró las estatuas, y derribó las imágenes de Asera, y llenó el lugar de ellos de huesos de hombres.

    15 Igualmente el altar que estaba en Bet-el, y el lugar alto que había hecho Jeroboam hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel; aquel altar y el lugar alto destruyó, y lo quemó, y lo hizo polvo, y puso fuego a la imagen de Asera.

    16 Y se volvió Josías, y viendo los sepulcros que estaban allí en el monte, envió y sacó los huesos de los sepulcros, y los quemó sobre el altar para contaminarlo, conforme a la palabra de Jehová que había profetizado el varón de Dios, el cual había anunciado esto.

    17 Después dijo: ¿Qué monumento es este que veo? Y los de la ciudad le respondieron: Este es el sepulcro del varón de Dios que vino de Judá, y profetizó estas cosas que tú has hecho sobre el altar de Bet-el.

    18 Y él dijo: Dejadlo; ninguno mueva sus huesos; y así fueron preservados sus huesos, y los huesos del profeta que había venido de Samaria.

    19 Y todas las casas de los lugares altos que estaban en las ciudades de Samaria, las cuales habían hecho los reyes de Israel para provocar a ira, las quitó también Josías, e hizo de ellas como había hecho en Bet-el.

    20 Mató además sobre los altares a todos los sacerdotes de los lugares altos que allí estaban, y quemó sobre ellos huesos de hombres, y volvió a Jerusalén.

    Josías celebra la pascua - II Reyes

    21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto.

    22 No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá.

    23 A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén.

    Sin embargo, en casos muy especiales, como en la implacable guerra entre el culto a Baal o a Jehová en el reino del norte, se ofrecieron sacrificios excepcionales como el de Elías en el monte Carmelo, que fue consumido por una especial manifestación de Dios (1 R. 18:20-40; cfr. Éx. 20:24; véase Jue. 2:1, 5; 6:19-24; 13:15-22). (Véase ALTAR.) 

    1 Reyes 18:20-40 

    Elías y los profetas de Baal

    20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.

    21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.

    22 Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

    23 Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.

    24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.

    25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.

    26 Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho.

    27 Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.

    28 Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos.

    29 Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.

    30 Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.

    31 Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre,

    32 edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.

    33 Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.

    34 Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez,

    35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.

    36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.

    37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.

    38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.

    39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!

    40 Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.

    Éxodo 20:24 

    24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

    Jueces 2:1, 5 

    1 El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros,

    5 Y llamaron el nombre de aquel lugar Boquim, y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.

    Jueces 6:19-24 

    19 Y entrando Gedeón, preparó un cabrito, y panes sin levadura de un efa de harina; y puso la carne en un canastillo, y el caldo en una olla, y sacándolo se lo presentó debajo de aquella encina.

    20 Entonces el ángel de Dios le dijo: Toma la carne y los panes sin levadura, y ponlos sobre esta peña, y vierte el caldo. Y él lo hizo así.

    21 Y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en su mano, tocó con la punta la carne y los panes sin levadura; y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehová desapareció de su vista.

    22 Viendo entonces Gedeón que era el ángel de Jehová, dijo: Ah, Señor Jehová, que he visto al ángel de Jehová cara a cara.

    23 Pero Jehová le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirás.

    24 Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.

    Jueces 13:15-22

    15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito.

    16 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová.

    17 Entonces dijo Manoa al ángel de Jehová: ¿Cuál es tu nombre, para que cuando se cumpla tu palabra te honremos?

    18 Y el ángel de Jehová respondió: ¿Por qué preguntas por mi nombre, que es admirable?

    19 Y Manoa tomó un cabrito y una ofrenda, y los ofreció sobre una peña a Jehová; y el ángel hizo milagro ante los ojos de Manoa y de su mujer.

    20 Porque aconteció que cuando la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehová subió en la llama del altar ante los ojos de Manoa y de su mujer, los cuales se postraron en tierra.

    21 Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová.

    22 Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto.

    El reino del norte, sin embargo, reconocía formalmente la autoridad de la Ley de Moisés. Oseas y Amós, profetas para las diez tribus, no mencionan a Moisés de manera expresa, pero se refieren sin cesar a las leyes del Pentateuco. 

    Más tarde, y especialmente durante el reinado de Manasés, el libro de la Ley, depositado en el Templo, fue desdeñado. Durante la restauración del edificio y de la reorganización del culto a Jehová, bajo el reinado del rey Josías, el libro fue redescubierto (2 R. 22:8; 23:21, 24, 25). 

    2 Reyes 22:8 

    8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.

    2 Reyes 23:21, 24, 25

    21 Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto.

    Persiste la ira de Jehová contra Judá

    24 Asimismo barrió Josías a los encantadores, adivinos y terafines, y todas las abominaciones que se veían en la tierra de Judá y en Jerusalén, para cumplir las palabras de la ley que estaban escritas en el libro que el sacerdote Hilcías había hallado en la casa de Jehová.

    25 No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.

    Los hay que se preguntan si se trataba específicamente del libro de Deuteronomio, pero se hace alusión a toda la Ley de Moisés (v. 25). 

    También se ha supuesto, pero sin prueba alguna en concreto, que el ejemplar de la Ley descubierto por el sumo sacerdote había sido depositado dentro del muro del Templo cuando éste fue construido. Daniel, Esdras y Nehemías hacen alusión a la redacción de la Ley de Moisés. En la época de Cristo, los judíos atribuían el Pentateuco a Moisés (Mr. 12:19; Jn. 8:5; Ant. pref. 4; Contra Apión 1:8). 

    Marcos 12:19 

    19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano.

    Juan 8:5

    5 Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.

    El mismo Señor Jesucristo, así como los evangelistas, atribuyen el Pentateuco a Moisés y lo denominan «libro de Moisés» (Mr. 12:26; Lc. 16:29; 24:27, 44). 

    Marcos 12:26 

    26 Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?

    Lucas 16:29 

    29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.

    Lucas 24:27, 44

    27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían.

    44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.

    Afirman que Moisés promulgó la Ley y escribió todo el Pentateuco (Mr. 10:3-5; 12:19; Jn. 1:17; 5:46, 47; 7:19). 

    Marcos 10:3-5 

    3 El, respondiendo, les dijo: ¿Qué os mandó Moisés?

    4 Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla.

    5 Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento;

    Marcos 12:19 

    19 Maestro, Moisés nos escribió que si el hermano de alguno muriere y dejare esposa, pero no dejare hijos, que su hermano se case con ella, y levante descendencia a su hermano.

    Juan 1:17 

    17 Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

    Juan 5:46, 47 

    46 Porque si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.

    47 Pero si no creéis a sus escritos, ¿cómo creeréis a mis palabras?

    Juan 7:19

    19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme?

    La denominada «Alta Crítica» niega que Moisés sea el autor del Pentateuco. Para apoyar esta hipótesis, se citan algunos versículos, mediante los cuales se pretende justificar que se hace alusión a una época posterior a Moisés: 

    (a) Gn. 12:6: «Y pasó Abraham por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el valle de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra» (cfr. Gn. 13:7). 

    Génesis 12:6

    6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

    Génesis 13:7

    7 Y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot; y el cananeo y el ferezeo habitaban entonces en la tierra.

    Se quiere hacerle decir a este versículo que los cananeos ya no estaban en estos lugares en la época en que vivía el autor de Génesis; pero esta frase significa tan sólo que los cananeos se hallaban ya en tiempos de Abraham en el país que le había sido prometido. 

    (b) En Gn. 14:14 se afirma que Abraham persiguió a los reyes aliados hasta Dan. 

    Génesis 14:14

    14 Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan.

    Se objeta que en la época de los patriarcas aquel lugar se llamaba Lais, y que el nombre de Dan no le fue dado hasta en la época de los Jueces (Jue. 18:29). 

    Jueces 18:29

    29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre, hijo de Israel, bien que antes se llamaba la ciudad Lais.

    Refutación: No es seguro que el Dan de Génesis sea el mismo lugar que el Dan de Jueces. Aun cuando fuera así, no hay problema alguno en admitir que los copistas posteriores pudieran sustituir el nombre de Dan en lugar del de Lais por mor de la claridad. El texto hebreo presenta en ocasiones algunas alteraciones. 

    (c) En Gn. 36:31 se afirma: «Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel. » Se afirma que Saúl ya reinaba sobre Israel cuando fue escrito este pasaje. 

    Génesis 36:31

    31 Y los reyes que reinaron en la tierra de Edom, antes que reinase rey sobre los hijos de Israel, fueron estos:

    Pero los reyes de Edom (Gn. 36:32-43) reinaron antes que el mismo Moisés; este versículo señala este hecho en un momento en que los israelitas, a los que les había sido prometido un rey, no lo tenían aún (Gn. 17:6, 16; 35:11). 

    Génesis 36:32-43

    32 Bela hijo de Beor reinó en Edom; y el nombre de su ciudad fue Dinaba.

    33 Murió Bela, y reinó en su lugar Jobab hijo de Zera, de Bosra.

    34 Murió Jobab, y en su lugar reinó Husam, de tierra de Temán.

    35 Murió Husam, y reinó en su lugar Hadad hijo de Bedad, el que derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad fue Avit.

    36 Murió Hadad, y en su lugar reinó Samla de Masreca.

    37 Murió Samla, y reinó en su lugar Saúl de Rehobot junto al Eufrates.

    38 Murió Saúl, y en lugar suyo reinó Baal-hanán hijo de Acbor.

    39 Y murió Baal-hanán hijo de Acbor, y reinó Hadar en lugar suyo; y el nombre de su ciudad fue Pau; y el nombre de su mujer, Mehetabel hija de Matred, hija de Mezaab.

    40 Estos, pues, son los nombres de los jefes de Esaú por sus linajes, por sus lugares, y sus nombres: Timna, Alva, Jetet,

    41 Aholibama, Ela, Pinón,

    42 Cenaz, Temán, Mibzar,

    43 Magdiel e Iram. Estos fueron los jefes de Edom según sus moradas en la tierra de su posesión. Edom es el mismo Esaú, padre de los edomitas.

    Génesis 17:6, 16 

    6 Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti.

    16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.

    Génesis 35:11

    11 También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente: crece y multiplícate; una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.

    (d) Se alega que el término «al otro lado del Jordán» (heb., indicando al este del río) muestra que el escritor estaba en Canaán (Dt. 1:1). 

    Deuteronomio 1:1

    1 Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab.

    Sin embargo, esta expresión no demanda tal conclusión. Canaán había sido el hogar de Abraham, Isaac y Jacob, y los israelitas consideraban aquel territorio como la Tierra Prometida. Fuese el que fuere el lado del que ellos se hallaran del río, daban el nombre de Abarim («que son del otro lado») a los montes que se elevaban al este del mar Muerto. Más tarde, dieron el nombre de Perea (región más allá) al territorio situado entre el Jaboc y el Arnón. 

    (e) Se admite universalmente que Dt. 35:5-12 (que relata la muerte de Moisés y lo compara con profetas posteriores) no pudo ser escrito por él mismo; pero la presencia de este apéndice inspirado no constituye ningún argumento en contra de la mosaicidad del Pentateuco. 

    Deuteronomio 34:5-12

    5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.

    6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.

    7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su vigor.

    8 Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos de Moab treinta días; y así se cumplieron los días del lloro y del luto de Moisés.

    9 Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron como Jehová mandó a Moisés.

    10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;

    11 nadie como él en todas las señales y prodigios que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra,

    12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.

    En 1707, un teólogo llamado Vitringa, convencido de la autenticidad de Génesis, emitió la opinión de que Moisés debía haber utilizado, en parte, documentos transmitidos por los patriarcas y conservados en el seno del pueblo hebreo. En 1753, el francés Jean Astruc, médico capaz, pero de carácter inmoral, atribuyó el Génesis a dos autores principales, cuyos escritos habría utilizado Moisés. 

    Astruc pretendía distinguir estos dos autores por la utilización de los términos Elohim y Yahweh para nombrar a Dios. Por otra parte, afirmó que podía distinguir otros diez documentos secundarios que no contenían el nombre de Dios, relacionados con pueblos paganos. Johann Eichhorn (1783) asumió esta hipótesis, y la desarrolló, afirmando que Génesis es una recopilación de Moisés, al que, por tanto, atribuía la paternidad del resto del Pentateuco. 

    Pero pronto se llegó a la consciencia de que los principios que habían llevado al desmembramiento de Génesis podrían extrapolarse al resto del Pentateuco. Habiendo admitido este procedimiento, se vino a declarar que los documentos relativos a la época de Moisés provenían asimismo de estas fuentes más antiguas, y que no habían podido ser reunidos por él para redactar el Pentateuco tal y como lo tenemos. 

    Con ello, se hizo un salto, de la razonable hipótesis de que Moisés hubiera, quizá, podido servirse en parte de documentos patriarcales, a una especulación documentaria de una recopilación muy posterior a Moisés, y en la cual los documentos se distinguirían por el nombre usado para Dios. Veamos a continuación los principales argumentos en favor de esta hipótesis, que lleva el nombre de Wellhausen, erudito alemán de la segunda mitad del siglo XIX. 

    (a) Alternancia de los nombres Elohim y Yahweh para designar a Dios en sucesivas secciones. 

    (b) Continuidad de cada pretendido documento examinado aisladamente. 

    (c) Diversidad de estilo, de vocabulario y de ideas en los diferentes documentos. 

    (d) Dobletes, o pretendidos relatos contradictorios, indicadores de documentos distintos. La hipótesis en cuestión, nacida de una simple suposición, ha sufrido, de parte de los críticos mismos, numerosas modificaciones que tratan de resolver los problemas que ella misma ha suscitado. 

    En la actualidad se pretende poder discernir los principales documentos que se mencionarán, y que hubieran sido utilizados para redactar el Pentateuco (aunque los críticos están bien lejos de concordar entre sí sobre una gran cantidad de puntos). 

    (a) El autor que recibe el nombre de J (Jehovista o Yahwista, por dar a Dios el nombre de Yahweh) habría vivido en Judá alrededor del año 950-850 a.C. Hay críticos que dividen aún más esta «fuente», dando J’ y J,. 

    (b) El autor E (Elohísta, por dar a Dios el nombre de Elohim), se situaría hacia el año 750 a.C.

    (c) Después de la caída de Samaria, un «redactor» JE habría combinado J y E añadiendo de su cosecha. 

    (d) El documento D comprendería la mayor parte de Deuteronomio. Éste sería el libro de la Ley «redescubierto» en el Templo, bajo Josías, el año 621 a.C. (2 R. 22:23). 

    2 Reyes 22:3

    Hallazgo del libro de la ley

    3 A los dieciocho años del rey Josías, envió el rey a Safán hijo de Azalía, hijo de Mesulam, escriba, a la casa de Jehová, diciendo:

    (e) U (de Holiness, inglés para santidad), es el nombre del «Código de Santidad» (Lv. 17-26), que trata de la pureza ceremonial; los críticos debaten si debe ser situado antes o después de Ezequiel. 

    2 Reyes 17:28

    28 Y vino uno de los sacerdotes que habían llevado cautivo de Samaria, y habitó en Bet-el, y les enseñó cómo habían de temer a Jehová.

    (f) P (de Priestly, inglés para sacerdotal), el llamado código sacerdotal, que habría sido redactado por los sacerdotes después del exilio, y que habría sido leído a la muchedumbre por Esdras (atribuyéndolo a Moisés) hacia el año 398 a.C. 

    (g) Finalmente, uno o varios recopiladores habrían amalgamado todos estos heterogéneos componentes para producir el actual Pentateuco. Así, en palabras de los exponentes de esta postura: «al inicio del siglo II a.C., la ley formaba un todo completo, no suponiendo nadie, de una manera verosímil, su carácter compuesto. 

    No nos arriesgamos si fijamos la fecha de su finalización en alrededor del s. 300 a.C.» (<£sterley y Robinson, Introduction to the Books of the Old Testament, p. 63; cfr. asimismo L. Gautier, Introduction a l’Ancien Testament; contrastar con los descubrimientos de Qumrán, cfr. QUMRÁN [MANUSCRITOS DEI, sección V, «cueva 1, ZQ», en el apartado Literatura bíblica, y sección VIII, Literatura bíblica, AT). Refutación. 

    No faltan argumentos para mostrar la carencia de base e inverosimilitud de esta torre de hipótesis montada sobre hipótesis y lo alejado que está este esquema de los hechos. 

    (a) Esta hipótesis implica la negación de la veracidad del AT en su práctica totalidad. No afecta solamente a detalles ocasionales o a ínfimas inexactitudes. El mismo Wellhausen lo reconoció así. 

    (b) Se pretende que la Ley no llegó a constituir un todo completo hasta el inicio del siglo II a.C.; sin embargo, la versión LXX es la traducción griega del AT desde mediados del siglo III a.C., comenzando, desde luego, por el Pentateuco. Es insostenible la pretensión de que la redacción del Pentateuco hubiera estado apenas acabada sin que sus ilustres traductores conocieran este hecho. 

    (c) El descubrimiento por parte de los «críticos» de tal multitud de «fuentes» para nuestro texto actual se remonta a 100 o 200 años como máximo (y vale la pena hacer constar que estos «descubrimientos» se han basado en un escepticismo previo de los «investigadores», y no al revés). 

    Estos «críticos» deberían dar respuesta satisfactoria al hecho de que los judíos, tan estrictamente conservadores y tan leales a la persona y obra de Moisés, no se hubieran dado cuenta de que se le atribuía la paternidad de tantos documentos falsos, y de cómo llegaron a aceptar, sin protestar vehementemente, la imposición de todos estos diferentes cuerpos legislativos, con todas sus múltiples exigencias, y ello apelando falsamente al nombre de Moisés. 

    En este contexto se pueden citar unos extractos del ya citado Eichhorn, que fue un célebre erudito racionalista alemán, no creyente en absoluto en la inspiración, pero que escribió lo siguiente acerca del tema de la pretendida falsificación de la historia bíblica: 

    (A) «No surgen de la inventiva de un falsificador individual. Todo aquel que esté dotado de un conocimiento adecuado y que investigue con imparcialidad la cuestión de si los escritos del AT son genuinos tendrá que dar forzosamente una respuesta afirmativa. 

    Ningún engañador hubiera podido falsificarlos todos. Esto es lo que proclama cada página del AT. ¡Qué variedad de lenguaje y de expresión! Isaías no escribe como Moisés, ni Jeremías como Ezequiel; y entre éstos y cada uno de los profetas menores hay puesta una gran sima que no se puede pasar. 

    El edificio gramatical del lenguaje de Moisés presenta mucho que es singular; en el libro de los Jueces aparecen provincialismos y barbarismos. Isaías se expresa en palabras ya formadas en una nueva forma; Jeremías y Ezequiel están repletos de arameismos. 

    Recapitulando, cuando se pasa de escritores asignados a una época temprana a escritores de una época posterior, se halla en el lenguaje un declinar gradual, hasta que finalmente degenera en una mera forma de expresión aramea. »Vienen a continuación las discrepancias en el círculo de las ideas y de las imágenes. 

    Los instrumentos de cuerda suenan fuerte cuando son tañidos por Moisés e Isaías; el tono es suave cuando es David quien los toca. La musa de Salomón brilla con todo el esplendor de una corte de gran lujo; pero su hermana, en hábitos sencillos, va vagando, como David, entre los arroyos y las riberas, en los campos y entre los rebaños. Hay poetas originales, como Isaías, Joel, Habacuc; otro copia, como Ezequiel. 

    Uno se lanza al camino solitario del genio; otro se desliza por el camino que sus predecesores han dejado marcado. De uno destellan rayos de erudición, en tanto que su compañero no da evidencias de haber sido influenciado por una sola chispa de literatura. En los escritores más antiguos se transparenta claramente el colorido egipcio; en sus sucesores se van haciendo más y más pálidos, hasta que desaparecen. »Finalmente, se da, en maneras y costumbres, la más fina de las gradaciones. 

    Al principio, todo es sencillo y natural, como lo que se puede apreciar en Homero, y entre los árabes beduinos hasta el día de hoy; pero esta noble simplicidad va perdiéndose gradualmente hacia el lujo y afeminamiento, desapareciendo al final en la espléndida corte de Salomón. »No se da en lugar alguno un salto repentino; en todo lugar el progreso es gradual. Nadie sino los ignorantes y los escépticos inconscientes pueden imaginar que el AT haya sido falsificado por un engañador. 

    (B) »No son (los escritos del AT) el invento de muchos engañadores. »Pero alguien podría replicar: ’Quizá muchos falsificadores hicieron causa común y, en una misma época, en algún período posterior, prepararon los libros en cuestión.’ Pero ¿cómo hubieran podido de una manera tan totalmente acorde con el progreso del entendimiento humano? Y, ¿cómo hubiera sido posible, en tiempos posteriores, recrear el lenguaje de Moisés? 

    Esto va más allá de la capacidad humana. Finalmente, un escritor presupone la existencia de otro. No hubieran podido haber surgido al mismo tiempo; tienen que haber existido en sucesión. »Entonces se podrá aún objetar: ’Es posible que tales falsarios surgieran en tiempos distintos, y que fueran prosiguiendo hacia adelante en la introducción de libros supuestamente antiguos, desde allí donde se habían detenido sus engañosos predecesores. 

    Es de esta manera que se podrían explicar todas las referencias a anteriores escritores; de esta manera podemos explicar la notable gradación existente en todas sus partes.’ »Pero, en primer lugar, ¿cómo es posible que nadie hubiera descubierto el fraude, denunciándolo, y poniendo una marca de infamia sobre el falsificador, a fin de que la posteridad quedara libre de todo daño? ¿Cómo podía ser una nación engañada con frecuencia y en diferentes períodos? 

    En segundo lugar, ¿qué propósito podía tener un tal engañador? ¿Acaso el de hacer una eulogias de la nación hebrea? En tal caso sus eulogias son las más duras de las sátiras porque, en base al AT, la nación hebrea ha actuado de una manera degradante. ¿Acaso quería degradarlos? 

    En tal caso, ¿cómo consiguió imponer sus falsos libros sobre la misma nación a la que difamaba, y cuya historia de derrota y humillación bajo poderes extranjeros es relatada en palabras claras y duras?» (Johann O. Eichhorn, Introduction to the Old Testament, traducción al inglés de Stuart, citado en J. N. Darby: «The Irrationalism of Infidelity», PP. 202-203, en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 6, APOLOGETIC). A esto se debe añadir el capital reconocimiento que hacen todos los autores del AT y del NT, así como el mismo Señor Jesús, de la mosaicidad de los primeros libros de la Biblia. 

    En base a las pretensiones de la llamada crítica moderna, todos estaban equivocados y sometidos a una serie de prejuicios que sólo el escepticismo moderno ha podido superar. 

    (d) El Pentateuco Samaritano (véase PENTATEUCO SAMARITANO) representa un texto que, según se cree, fue llevado a Samaria después de la deportación de las diez tribus (722 a.C.), en la época de la construcción del templo del monte Gerizim (2 R. 17:28). 

    Génesis 3:15

    15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

    Otra antigua tradición afirma incluso que se trata de una copia conservada en el reino del norte a partir del reino de Roboam. Sin embargo, el Pentateuco Samaritano (aparte de algunas diferencias textuales de muy pequeña extensión) es el mismo que el de la LXX y de los Masoretas; fue redactado mucho antes de lo que aceptan los críticos, derrumbándose con ello todas sus teorías acerca de las fechas de redacción. 

    Sería muy inverosímil pretender que los samaritanos, violentamente hostiles a los judíos, hubieran aceptado más adelante en su historia todo el código de leyes de manos de sus enemigos declarados. 

    (e) Un argumento que presenta el erudito conservador Alfred Edersheim sosteniendo la antigüedad del Pentateuco es como sigue: «Los más superficialmente familiarizados con la moderna controversia teológica, son conscientes de que ciertos opositores de la Biblia han dirigido, de manera especial, sus ataques contra la antigüedad del Pentateuco, aunque no han llegado aún a un acuerdo entre ellos mismos acerca de qué partes del Pentateuco fueron escritas por diferentes autores, ni por cuántos, ni por quiénes, ni en qué épocas, ni cuándo, ni por quién fueron finalmente recogidas en un solo libro. 

    Ahora bien, lo que nosotros alegamos en relación con ello es: que la legislación del Pentateuco presenta evidencias de su redacción antes de que el pueblo estuviera establecido en Palestina. Llegamos a esta conclusión de la siguiente manera: Supongamos que un código de leyes e instituciones sea preparado por un legislador práctico (porque es indudable que estaban en vigor en Israel): mantenemos que ningún legislador humano hubiera podido ordenar un sistema para una nación ya establecida tal y como el que hallamos en el Pentateuco. 

    El mundo ha visto muchas constituciones especulativas de la sociedad preparadas por filósofos y teóricos, de Platón a Rousseau y Owen. Ninguna de ellas hubiera podido haberse adecuado a un estado de una sociedad ya establecida. 

    Además, ningún filósofo hubiera jamás imaginado ni pensado leyes tales como las dadas en el Pentateuco. Seleccionando sólo unas pocas, casi al azar, hagamos que el lector piense en aplicar (a Inglaterra por ejemplo) disposiciones tales como la de que todos los varones tenían que comparecer tres veces al año en el lugar que el Señor eligiera, o las relacionadas con los años sabáticos o del Jubileo, o las que tratan de las esquinas de los campos, o las que prohiben la toma de usura, o las relacionadas con las ciudades levíticas. 

    Entonces que cada uno medite con seriedad si tales instrucciones hubieran podido ser propuestas por vez primera en la época de David, de Ezequías o de Esdras. Cuanto más se piensa en el espíritu y en los detalles de la legislación mosaica, más crece nuestra convicción de que estas leyes e instituciones sólo hubieran podido ser introducidas antes de que el pueblo se estableciera realmente en la tierra. 

    Hasta allí donde se sepa, esta línea argumental no ha sido propuesta; sin embargo, parece necesario que nuestros oponentes confronten esta dificultad preliminar y, pensamos, insuperable, que se enfrenta a su teoría, antes que se nos pida que demos respuesta a sus objeciones críticas» (A. Edersheim, «Sketches of Jewish Social Life» (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr., 1984). 

    Por su parte, Darby apostilla: «Raras veces se ha propuesto algo tan absurdo como que Josías o Hulda no sólo persuadieran a toda una nación a la aceptación de un sistema nuevo, como ya ha sucedido a lo largo de la Historia, sino que además les hicieran creer que ellos y sus antepasados siempre habían vivido bajo este sistema desde los tiempos inmemoriales de Moisés.» (Colleted Writings, vol. 6, APOLOGETIC, p. 204.) 

    (f) Otro problema irresuelto por la tesis de Wellhausen es el del libro de Josué. Los críticos pretenden hallar en él, como en el Pentateuco, las «fuentes» J. E. D. P., y creen que tiene que formar parte del mismo conjunto. En tal caso, se suscita la pregunta de por qué los samaritanos no lo adoptaron con el Pentateuco. Además, las alusiones de Josué al libro de la Ley (Jos. 1:8; 8:31-32; 23:6) muestran con claridad que siempre ha formado una entidad separada. 

    Es así que los judíos lo han considerado siempre, habiéndole dado en su canon un lugar bien diferenciado del de la «Ley». El término Pentateuco es equivalente a la expresión por la cual los judíos designaban «los cinco quintos de la Ley». 

    (g) El profesor R. Dick Wilson presenta sólidos argumentos lingüísticos en favor de la mosaicidad del Pentateuco («Is High Criticism Scientific?» y «Scientific Investigation of the Old Testament»). En tanto que se hallan términos de origen persa en Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester y Daniel, no se halla ninguno en el Pentateuco (a pesar de que el pretendido «Código Sacerdotal» sea atribuido a Esdras). Por otra parte, el profesor A. S. Yahuda ha señalado numerosas pruebas de la influencia egipcia en el lenguaje y forma de pensar del Pentateuco, lo que sólo se explica si el autor es Moisés. 

    Está claro que hay en estos cinco libros diferencias de expresión, que son fácilmente explicables por los temas tratados y por los documentos utilizados. «No es científico rebuscar entre pasajes especiales, como las genealogías, los contratos solemnes, o las ordenanzas rituales, y agruparlos postulando un autor diferente, bajo el pretexto ¡de que el vocabulario utilizado es diferente!» (Manley, «Nouveau Manuel de la Bible», p. 131).

     (h) A lo largo de la Biblia, la revelación es progresiva. Es cierto que los salmistas y los profetas recibieron datos más precisos acerca de la salvación, del Mesías, del porvenir y del más allá. Pero se debe observar que en el llamado «protoevangelio» de Gn. 3:15 ya había implícito todo un contenido que después se desarrolla en las siguientes revelaciones de Dios al hombre: 

    (A) la destrucción del poder de la serpiente, 

    (B) por la simiente de la mujer. En realidad, este pasaje es una síntesis maestra de la obra maestra de salvación que iba a llevar a cabo Dios hecho hombre y nacido de una virgen sin intervención de padre alguno. Este hecho evidente de explicitación de las doctrinas es contradictorio con la atribución de una fecha tan tardía a los pretendidos «documentos». 

    (i) La existencia de las leyes e instituciones del Pentateuco en época temprana queda testificada por las numerosas alusiones que se hallan en los profetas más antiguos. Para no verse obligados a admitir que estas leyes e instituciones existían ya bien antes del siglo VIII a.C., se alega que estos pasajes han sido introducidos tardíamente, por interpolación en las obras proféticas auténticas; pero no se tiene ni una sola prueba genuina en favor de esta afirmación. 

    Además, el examen de los libros de los profetas da evidencia de que estas alusiones al Pentateuco están ligadas de una manera indisoluble con su contexto, constituyendo una parte esencial del discurso de estos siervos de Dios. 

    (j) La hipótesis del origen tardío de las instituciones judías forma parte de una falsa concepción de la civilización antigua en la época de Moisés. La teoría de la evolución, que hoy en día es muy combatida, estaba en boga hace 125 años, e influenció una gran parte de la teología. 

    Se creía que Moisés ignoraba el arte de la escritura, y que no tuvo a su disposición nada con lo que mantener registros escritos por sí mismo; sin embargo, se ha demostrado ya que la escritura estaba bien extendida en el mundo antiguo desde muchos siglos no sólo antes de Moisés, sino antes del mismo Abraham. 

    Se pensaba que era imposible dar a tribus semisalvajes un código de leyes y un ritual tan elaborado como el del Pentateuco; por ello, se pretendía que todo lo que estuviera desarrollado desde el punto de vista social, legal, religioso y espiritual tenía que ser forzosamente tardío. Desde entonces, las modernas investigaciones históricas y arqueológicas han demostrado que tanto los babilonios como los egipcios, y otros reinos locales o de carácter regional, poseían una civilización, legislación y ritual sumamente detallados antes del surgimiento de Moisés. 

    Es innegable que los israelitas tenían una plena capacidad para recibir en Sinaí las leyes y normas dadas por Dios por medio de Moisés. Vino a recibir también una nueva revelación de un Dios que es Espíritu, santo, misericordioso, único, con el que la nación entró en una nueva relación por medio del Pacto. Así Moisés vino a ser el mediador del Pacto y el expositor de las grandes verdades de las que vino a ser depositario Israel para ser testigo de ellas a toda la humanidad. (Véanse MOISÉS, HAMMURABI, ALTAR, SACERDOTE, TABERNÁCULO, TEOCRACIA.)

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