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  • Josué (Libro)

    El libro de Josué reanuda la historia de Israel a partir de la muerte de Moisés, último acontecimiento que relata Deuteronomio. 

    Este libro tiene más relación con el Pentateuco que con los siguientes escritos, por cuanto el espíritu de los tiempos mosaicos seguía impregnando la época de Josué; constituye asimismo el cumplimiento de todas las promesas hechas en los libros anteriores con respecto a la toma de posesión de la Tierra Prometida. 

    Ciertos críticos consideran que el Pentateuco y el libro de Josué forman un todo, al que llaman el Hexateuco; pero las alusiones de Josué al «libro de la Ley» (Jos. 1:8; 8:31-32; 23:6) muestran claramente que ha sido siempre un libro separado. 

    Josué 1:8 

    8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

    Josué 8:31-32 

    31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

    32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

    Josué 23:6

    6 Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra;

    En el canon hebreo, el libro de Josué es el primero de los Profetas; con él se abre la sección denominada de los profetas anteriores, la que incluye en nuestras Biblias los libros desde Josué a 2 Reyes, con excepción de Rut, que pertenece a la tercera sección del canon (véase CANON). 

    El libro de Josué se puede dividir en tres secciones: 

    (a) La conquista de Canaán (Jos. 1-12), que comprende los preparativos para la travesía del Jordán y el paso de este río (Jos. 1:1-4:18); el establecimiento del campamento y la celebración de la Pascua (Jos. 4:19-5:12); la toma de Jericó; la de Hai; el altar erigido sobre el monte Ebal; la confirmación de la alianza; el tratado con los gabaonitas (Jos. 5:13-9:27); las expediciones al sur y al norte (Jos. 10-11); la recapitulación (Jos. 12). 

    (b) La partición del país de Canaán entre las tribus (Jos. 13-22), que incluye: una descripción del país que se iba a repartir (Jos. 13); el reparto, con la designación de las ciudades de refugio y la atribución de ciudades a los levitas (Jos. 14-21); el pleito acerca del altar elevado al este del Jordán (las tribus del oeste temían que aquel altar fuera causa de desunión, Jos. 22). 

    (c) El discurso de despedida de Josué y su muerte (Jos. 23-24). 

    Se afirma formalmente que Josué «escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios» (Jos. 24:26); «estas palabras» incluían, en todo caso, el registro de la última asamblea de Siquem (Jos. 23:1-24:25). 

    Josué 24:26

    26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

    En cuanto a los últimos versículos del libro (Jos. 24:29-33), es evidente que fueron redactados después de la muerte de Josué, de Eleazar, y de los hombres de esta generación. 

    Josué 24:29-33

    Muerte de Josué

    29 Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años.

    30 Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.

    31 Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel.

    Sepultura de los huesos de José en Siquem

    32 Y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José.

    Muerte de Eleazar

    33 También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees su hijo, que le fue dado en el monte de Efraín.

    La conquista de Hebrón, de Debir y de Anab por parte de Caleb (Jos. 15:13-20), tuvo lugar después de la muerte de Josué. 

    Josué 15:13-20

    Caleb conquista Hebrón y Debir

    13 Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón.

    14 Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac.

    15 De aquí subió contra los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer.

    16 Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer.

    17 Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por mujer.

    18 Y aconteció que cuando la llevaba, él la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Ella entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?

    19 Y ella respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba, y las de abajo.

    Las ciudades de Judá

    20 Esta, pues, es la heredad de la tribu de los hijos de Judá por sus familias.

    La alusión a estas conquistas fue intercalada en este lugar del relato para completarlo (cfr. Jue. 1:10-20). (Véase HEBRÓN.) 

    Jueces 1:10-20

    10 Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.

    Otoniel conquista Debir y recibe a Acsa

    11 De allí fue a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer.

    12 Y dijo Caleb: El que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré Acsa mi hija por mujer.

    13 Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio Acsa su hija por mujer.

    14 Y cuando ella se iba con él, la persuadió que pidiese a su padre un campo. Y ella se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?

    15 Ella entonces le respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.

    Extensión de las conquistas de Judá y de Benjamín

    16 Y los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo.

    17 Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma.

    18 Tomó también Judá a Gaza con su territorio, Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio.

    19 Y Jehová estaba con Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados.

    20 Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres hijos de Anac.

    En Jos. 12:14, Sefat lleva el nombre de Horma, que le fue dado más tarde (Jue. 1:17). (Véase HORMA.). 

    Josué 12:14

    14 el rey de Horma, otro; el rey de Arad, otro;

    Jueces 1:17

    17 Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma.

    Autor y fecha de redacción. Josué es más el héroe que el autor del libro. Él mismo escribió varios de sus pasajes (Jos. 18:9; 24:26; cfr. Jos. 8:32), pero es probable que un autor inspirado acabase el relato poco después de la muerte de Josué. 

    Josué 18:9 

    9 Fueron, pues, aquellos varones y recorrieron la tierra, delineándola por ciudades en siete partes en un libro, y volvieron a Josué al campamento en Silo.

    Josué 24:26 

    26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

    Josué 8:32

    32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

    (a) La abundancia de detalles y la vivacidad de la narración sugieren un testimonio ocular (cfr. Jos. 2, 3, 5:1, 6; 6- 8; 15:6; 18:17, etc.). 

    Josué 5:1, 6

    La circuncisión y la pascua en Gilgal

    1 Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel.

    6 Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Jehová; por lo cual Jehová les juró que no les dejaría ver la tierra de la cual Jehová había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel.

    Josué 15:6 

    6 y sube este límite por Bet-hogla, y pasa al norte de Bet-arabá, y de aquí sube a la piedra de Bohán hijo de Rubén.

    Josué 18:17

    17 Luego se inclina hacia el norte y sale a En-semes, y de allí a Gelilot, que está delante de la subida de Adumín, y desciende a la piedra de Bohán hijo de Rubén,

    (b) El libro fue escrito en época temprana: Rahab vivía aún entre el pueblo (Jos. 6:25). 

    Josué 6:25

    25 Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.

    La expresión «hasta el día de hoy» aparece en catorce ocasiones (tres de estos pasajes sólo se pueden aplicar al tiempo en que Josué estaba todavía vivo: Jos. 22:3; 23:8, 9). 

    Josué 22:3 

    3 No habéis dejado a vuestros hermanos en este largo tiempo hasta el día de hoy, sino que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová vuestro Dios.

    Josué 23:8, 9

    8 Mas a Jehová vuestro Dios seguiréis, como habéis hecho hasta hoy.

    9 Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro.

    (c) La ciudad de Hai seguía en ruinas (Jos. 8:28). 

    Josué 8:28

    28 Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón de escombros, asolada para siempre hasta hoy.

    (d) Los jebuseos seguían ocupando la ciudadela de Jerusalén (Jos. 15:63), de donde David los echó más tarde (2 S. 5:5-9). 

    Josué 15:63

    63 Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy.

    2 Samuel 5:5-9

    5 En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.

    David toma la fortaleza de Sion

    6 Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos te echarán (queriendo decir: David no puede entrar acá).

    7 Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David.

    8 Y dijo David aquel día: Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en la casa.

    9 Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde Milo hacia adentro.

    (e) Los cananeos seguían viviendo en Gezer, lo que ciertamente lo sitúa antes de la época de Salomón (Jos. 16:10; cfr. 1 R. 9:16). 

    Josué 16:10 

    10 Pero no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario.

    1 Reyes 9:16

    16 Faraón el rey de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en dote a su hija la mujer de Salomón.

    (f) Los gabaonitas entregaban entonces su cuota de madera y de agua (Jos. 9:27), en tanto que fueron diezmados por la crueldad de Saúl (2 S. 21:1-9). 

    Josué 9:27

    27 Y Josué los destinó aquel día a ser leñadores y aguadores para la congregación, y para el altar de Jehová en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy.

    2 Samuel 21:1-9

    Venganza de los gabaonitas

    1 Hubo hambre en los días de David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas.

    2 Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel y de Judá.)

    3 Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová?

    4 Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis, haré.

    5 Ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de nosotros en todo el territorio de Israel,

    6 dénsenos siete varones de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré.

    7 Y perdonó el rey a Mefi-boset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que hubo entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl.

    8 Pero tomó el rey a dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había tenido de Adriel hijo de Barzilai meholatita,

    9 y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días de la siega, al comenzar la siega de la cebada.

    (g) La ausencia de toda alusión al reino de Israel y su división es igualmente significativa. Por esto Keil se apoya en sólidas razones para afirmar que el libro fue escrito por «uno de los ancianos que sobrevivió a Josué». 

    Confirmación arqueológica. Las cartas de Tell el-Amarna son generalmente consideradas como el testimonio cananeo de la conquista israelita, con peticiones al faraón de Egipto para conseguir protección, siendo situadas en el siglo XIV a.C. 

    Sin embargo, la evidencia interna en base a un minucioso reexamen de las tabletas indica, según los estudios de Velikovsky (Velikovsky, I.: «Ages in Chaos», PP. 223-340, véase Bibliografía bajo Amarna), que las cartas de Tell el-Amarna pertenecen al siglo IX a.C., a la época de Josafat. Con todo, la religión idolátrica de origen cananeo que aparece en los documentos de Ugarit (Ras-Samra) y en los de Amarna, al igual que la evidenciada por los descubrimientos arqueológicos en Palestina, presentan con exactitud los ritos abominables denunciados por Moisés y Josué (Lv. 18:21-24; véase DIVINIDADES PAGANAS), y que se perpetuaron a lo largo de la historia de Israel hasta el exilio babilónico, al adoptar los israelitas los falsos cultos de los cananeos. Los dioses principales, Il y Baal, eran monstruos de corrupción; las deidades femeninas, Asera, Anat y Astoret, patronas del sexo y de la guerra, no eran mejores. 

    Levítico 18:21-24

    21 Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.

    22 No te echarás con varón como con mujer; es abominación.

    23 Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión.

    24 En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros,

    Todos estos falsos dioses expresaban la crueldad y degeneración moral de sus adoradores. 

    Estos descubrimientos no sólo ilustran las claras afirmaciones de la Biblia, sino también los escritos de Filón de Alejandría. Dan la explicación de la orden dada a Israel de destruir a los cananeos. 

    Se trataba por una parte de un juicio divino sobre una ultrajante degradación, y por otra una medida de seguridad, mediante la eliminación de una gangrena capaz de corromper a los israelitas mismos (Éx. 23:24; Dt. 7:1-5; 12:29-31; Jos. 6:17, 18; 8:24-25; 11:12-15, 19-20). 

    Éxodo 23:24 

    24 No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.

    Deuteronomio 7:1-5 

    Advertencias contra la idolatría de Canaán

    1 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú,

    2 y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.

    3 Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.

    4 Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto.

    5 Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego.

    Deuteronomio 12:29-31 

    Advertencias contra la idolatría

    29 Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra,

    30 guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré.

    31 No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses.

    Josué 6:17, 18 

    17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.

    18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.

    Josué 8:24-25 

    24 Y cuando los israelitas acabaron de matar a todos los moradores de Hai en el campo y en el desierto a donde los habían perseguido, y todos habían caído a filo de espada hasta ser consumidos, todos los israelitas volvieron a Hai, y también la hirieron a filo de espada.

    25 Y el número de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai.

    Josué 11:12-15, 19-20

    12 Asimismo tomó Josué todas las ciudades de aquellos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada, y los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado.

    13 Pero a todas las ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó Israel; únicamente a Hazor quemó Josué.

    14 Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida.

    15 De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.

    19 No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra.

    20 Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.

    Los cananeos, además de otras espantosas prácticas rituales, inmolaban a Baal, o a otro dios, cada primogénito recién nacido (cfr. «Child Sacrifice at Carthage - and in the Bible», Biblical Archaeology Review, vol. 10, n. 1, ene.-feb. 1984, PP. 31-51) y niños pequeños, incluso de cierta edad. 

    Es imposible leer las Escrituras y familiarizarse con la Historia sin darse cuenta de que Dios castiga a los pecadores endurecidos: la generación del Diluvio, las ciudades de Sodoma y Gomorra (que en todo se asemejaban a los cananeos); Babilonia, Nínive, Jerusalén misma en dos ocasiones, y con frecuencia también en la historia moderna de las naciones. 

    El mismo Jesús y Juan, el apóstol del amor, anuncian tales juicios, sin hablar de las declaraciones que hacen acerca del castigo eterno (cfr. Tasker, R. V. G.: «La ira de Dios», Ed. Evangélicas Europeas, Barcelona, 1971, seg. ed., donde se trata el tema de las guerras del AT y del gobierno moral de Dios). 

    La prolongación del día de la batalla de Gabaón (Jos. 10:12-14) ha afrontado muchos escepticismos y suscitado un cúmulo de teorías. 

    Josué 10:12-14

    12 Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón.

    13 Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.

    14 Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel.

    En su obra «Worlds in Collision» (Mundos en Colisión), Velikovsky, que sustenta la postura de un acercamiento de un gran cometa a la tierra, que más tarde se transformaría en el planeta Venus, aporta, sin embargo, pruebas concretas de que este fenómeno fue de alcance mundial; en los Anales de Cuauhtitlán de México se relata que en el remoto pasado, durante una catástrofe cósmica, hubo una noche que tardó en terminar. Sahagún (1499-1590) relata, en su Historia general de las cosas de Nueva España, que, según las tradiciones de los aborígenes, durante un cataclismo cósmico, el sol se mantuvo una madrugada muy bajo en el horizonte, tardando mucho en subir. Velikovsky documenta otros relatos que concurren en el fenómeno de la detención del día o de la noche, con correspondencia en la situación del pueblo que da el relato. 

    Es evidente que el hecho es tal como se relata en el libro de Josué, y que la causa no fue «un fenómeno excepcional de refracción», como se ha pretendido en ocasiones, en un intento de racionalizar el texto. 

    En base a relatos independientes de otros grupos étnicos por todo el Globo, el fenómeno de Gabaón tuvo repercusiones a escala mundial («Worlds in Collision», Doubleday, Garden City, New York, 1950). Significado espiritual. Según 1 Co. 10:6, 11, los acontecimientos del Éxodo, del desierto y de la conquista de Canaán son tipos de nuestras experiencias espirituales. 

    1 Corintios 10:6, 11

    6 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.

    11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

    Josué nos relata la conquista de la Tierra Prometida, lo que no representa todavía el cielo, sino la esfera en la que nosotros conseguimos con Cristo, nuestro gran Josué, nuestras victorias espirituales. 

    En principio, todo el país fue entregado a los hijos de Israel, que lo reconocieron por medio de espías (Jos. 1:3; 2:1). 

    Josué 1:3 

    3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.

    Josué 2:1

    Josué envía espías a Jericó

    1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.

    Para entrar en él, cruzaron las aguas del Jordán, símbolo de sepultura (las doce piedras dejadas en el lecho del río, Jos. 4:9) y de resurrección espiritual (las otras doce piedras levantadas en Gilgal, vv. 8, 20). 

    Josué 4:9

    9 Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.

    El mismo Jehová les precedió en el combate (Jos. 5:14; cfr. Jn. 10:3-10; He. 12:1-2). 

    Josué 5:14 

    14 El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

    Juan 10:3-10 

    3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

    4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

    5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

    6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

    Jesús, el buen pastor

    7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

    8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

    9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

    10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

    Hebreos 12:1-2

    Puestos los ojos en Jesús

    1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

    2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

    El enemigo era terrible y astuto, pero estaba ya vencido por adelantado (Jos. 6:1-2; 9:1-4; cfr. 2:9-11). 

    Josué 6:1-2 

    La toma de Jericó

    1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.

    2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.

    Josué 9:1-4

    Astucia de los gabaonitas

    1 Cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, así en las montañas como en los llanos, y en toda la costa del Mar Grande delante del Líbano, los heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos,

    2 se concertaron para pelear contra Josué e Israel.

    3 Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai,

    4 usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados,

    Josué 2:9-11

    9 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.

    10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.

    11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

    El pueblo tenía que tomar las armas y emprender la batalla, pero no iba a triunfar más que por la fe (Jos. 6; 8; Ef. 6:12-17). 

    Efesios 6:12-17

    12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

    13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

    14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

    15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

    16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

    17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

    Cuando un pecado contaminó el campamento, contristando al Señor, Él dejó de manifestar su poder y el pueblo conoció la derrota (Jos. 7; Ef. 4:30). 

    Efesios 4:30

    30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

    Gracias al poder y fidelidad de Dios, el pueblo fue de victoria en victoria, y gozó finalmente de reposo con la posesión del país (Jos. 21:43-45; Ef. 5:18; 3:16-20). 

    Josué 21:43-45 

    Israel ocupa la tierra

    43 De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella.

    44 Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos.

    45 No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.

    Efesios 5:18 

    18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

    Efesios 3:16-20

    16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

    17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

    18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

    19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

    20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,

    No es sorprendente que el libro de Josué haya recibido el nombre de «Efesios del AT». 

    Bibliografía: 

    Blair, H. J.: «Josué», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); 

    Jensen, I. L.: «Josué, la tierra de reposo conquistada» (Pub. Portavoz Evangélico Barcelona 1980); 

    Rea J.: «Josué» en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Grand Rapids, Ed. Portavoz, 1993) 

    Rossier, H.: «Meditaciones sobre el libro de Josué» (Ed. «Las Buenas Nuevas» Montebello, California 1969).

    VÉASE: Canon , Hebrón , Horma , Divinidades paganas
  • DICCIONARIO
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  • Josué (Libro)

    El libro de Josué reanuda la historia de Israel a partir de la muerte de Moisés, último acontecimiento que relata Deuteronomio. 

    Este libro tiene más relación con el Pentateuco que con los siguientes escritos, por cuanto el espíritu de los tiempos mosaicos seguía impregnando la época de Josué; constituye asimismo el cumplimiento de todas las promesas hechas en los libros anteriores con respecto a la toma de posesión de la Tierra Prometida. 

    Ciertos críticos consideran que el Pentateuco y el libro de Josué forman un todo, al que llaman el Hexateuco; pero las alusiones de Josué al «libro de la Ley» (Jos. 1:8; 8:31-32; 23:6) muestran claramente que ha sido siempre un libro separado. 

    Josué 1:8 

    8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

    Josué 8:31-32 

    31 como Moisés siervo de Jehová lo había mandado a los hijos de Israel, como está escrito en el libro de la ley de Moisés, un altar de piedras enteras sobre las cuales nadie alzó hierro; y ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron ofrendas de paz.

    32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

    Josué 23:6

    6 Esforzaos, pues, mucho en guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin apartaros de ello ni a diestra ni a siniestra;

    En el canon hebreo, el libro de Josué es el primero de los Profetas; con él se abre la sección denominada de los profetas anteriores, la que incluye en nuestras Biblias los libros desde Josué a 2 Reyes, con excepción de Rut, que pertenece a la tercera sección del canon (véase CANON). 

    El libro de Josué se puede dividir en tres secciones: 

    (a) La conquista de Canaán (Jos. 1-12), que comprende los preparativos para la travesía del Jordán y el paso de este río (Jos. 1:1-4:18); el establecimiento del campamento y la celebración de la Pascua (Jos. 4:19-5:12); la toma de Jericó; la de Hai; el altar erigido sobre el monte Ebal; la confirmación de la alianza; el tratado con los gabaonitas (Jos. 5:13-9:27); las expediciones al sur y al norte (Jos. 10-11); la recapitulación (Jos. 12). 

    (b) La partición del país de Canaán entre las tribus (Jos. 13-22), que incluye: una descripción del país que se iba a repartir (Jos. 13); el reparto, con la designación de las ciudades de refugio y la atribución de ciudades a los levitas (Jos. 14-21); el pleito acerca del altar elevado al este del Jordán (las tribus del oeste temían que aquel altar fuera causa de desunión, Jos. 22). 

    (c) El discurso de despedida de Josué y su muerte (Jos. 23-24). 

    Se afirma formalmente que Josué «escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios» (Jos. 24:26); «estas palabras» incluían, en todo caso, el registro de la última asamblea de Siquem (Jos. 23:1-24:25). 

    Josué 24:26

    26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

    En cuanto a los últimos versículos del libro (Jos. 24:29-33), es evidente que fueron redactados después de la muerte de Josué, de Eleazar, y de los hombres de esta generación. 

    Josué 24:29-33

    Muerte de Josué

    29 Después de estas cosas murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años.

    30 Y le sepultaron en su heredad en Timnat-sera, que está en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas.

    31 Y sirvió Israel a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué y que sabían todas las obras que Jehová había hecho por Israel.

    Sepultura de los huesos de José en Siquem

    32 Y enterraron en Siquem los huesos de José, que los hijos de Israel habían traído de Egipto, en la parte del campo que Jacob compró de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien piezas de dinero; y fue posesión de los hijos de José.

    Muerte de Eleazar

    33 También murió Eleazar hijo de Aarón, y lo enterraron en el collado de Finees su hijo, que le fue dado en el monte de Efraín.

    La conquista de Hebrón, de Debir y de Anab por parte de Caleb (Jos. 15:13-20), tuvo lugar después de la muerte de Josué. 

    Josué 15:13-20

    Caleb conquista Hebrón y Debir

    13 Mas a Caleb hijo de Jefone dio su parte entre los hijos de Judá, conforme al mandamiento de Jehová a Josué; la ciudad de Quiriat-arba padre de Anac, que es Hebrón.

    14 Y Caleb echó de allí a los tres hijos de Anac, a Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac.

    15 De aquí subió contra los que moraban en Debir; y el nombre de Debir era antes Quiriat-sefer.

    16 Y dijo Caleb: Al que atacare a Quiriat-sefer, y la tomare, yo le daré mi hija Acsa por mujer.

    17 Y la tomó Otoniel, hijo de Cenaz hermano de Caleb; y él le dio su hija Acsa por mujer.

    18 Y aconteció que cuando la llevaba, él la persuadió que pidiese a su padre tierras para labrar. Ella entonces se bajó del asno. Y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?

    19 Y ella respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. El entonces le dio las fuentes de arriba, y las de abajo.

    Las ciudades de Judá

    20 Esta, pues, es la heredad de la tribu de los hijos de Judá por sus familias.

    La alusión a estas conquistas fue intercalada en este lugar del relato para completarlo (cfr. Jue. 1:10-20). (Véase HEBRÓN.) 

    Jueces 1:10-20

    10 Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai.

    Otoniel conquista Debir y recibe a Acsa

    11 De allí fue a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer.

    12 Y dijo Caleb: El que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré Acsa mi hija por mujer.

    13 Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio Acsa su hija por mujer.

    14 Y cuando ella se iba con él, la persuadió que pidiese a su padre un campo. Y ella se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes?

    15 Ella entonces le respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.

    Extensión de las conquistas de Judá y de Benjamín

    16 Y los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo.

    17 Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma.

    18 Tomó también Judá a Gaza con su territorio, Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio.

    19 Y Jehová estaba con Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados.

    20 Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres hijos de Anac.

    En Jos. 12:14, Sefat lleva el nombre de Horma, que le fue dado más tarde (Jue. 1:17). (Véase HORMA.). 

    Josué 12:14

    14 el rey de Horma, otro; el rey de Arad, otro;

    Jueces 1:17

    17 Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma.

    Autor y fecha de redacción. Josué es más el héroe que el autor del libro. Él mismo escribió varios de sus pasajes (Jos. 18:9; 24:26; cfr. Jos. 8:32), pero es probable que un autor inspirado acabase el relato poco después de la muerte de Josué. 

    Josué 18:9 

    9 Fueron, pues, aquellos varones y recorrieron la tierra, delineándola por ciudades en siete partes en un libro, y volvieron a Josué al campamento en Silo.

    Josué 24:26 

    26 Y escribió Josué estas palabras en el libro de la ley de Dios; y tomando una gran piedra, la levantó allí debajo de la encina que estaba junto al santuario de Jehová.

    Josué 8:32

    32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

    (a) La abundancia de detalles y la vivacidad de la narración sugieren un testimonio ocular (cfr. Jos. 2, 3, 5:1, 6; 6- 8; 15:6; 18:17, etc.). 

    Josué 5:1, 6

    La circuncisión y la pascua en Gilgal

    1 Cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán al occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban cerca del mar, oyeron cómo Jehová había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel hasta que hubieron pasado, desfalleció su corazón, y no hubo más aliento en ellos delante de los hijos de Israel.

    6 Porque los hijos de Israel anduvieron por el desierto cuarenta años, hasta que todos los hombres de guerra que habían salido de Egipto fueron consumidos, por cuanto no obedecieron a la voz de Jehová; por lo cual Jehová les juró que no les dejaría ver la tierra de la cual Jehová había jurado a sus padres que nos la daría, tierra que fluye leche y miel.

    Josué 15:6 

    6 y sube este límite por Bet-hogla, y pasa al norte de Bet-arabá, y de aquí sube a la piedra de Bohán hijo de Rubén.

    Josué 18:17

    17 Luego se inclina hacia el norte y sale a En-semes, y de allí a Gelilot, que está delante de la subida de Adumín, y desciende a la piedra de Bohán hijo de Rubén,

    (b) El libro fue escrito en época temprana: Rahab vivía aún entre el pueblo (Jos. 6:25). 

    Josué 6:25

    25 Mas Josué salvó la vida a Rahab la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado a reconocer a Jericó.

    La expresión «hasta el día de hoy» aparece en catorce ocasiones (tres de estos pasajes sólo se pueden aplicar al tiempo en que Josué estaba todavía vivo: Jos. 22:3; 23:8, 9). 

    Josué 22:3 

    3 No habéis dejado a vuestros hermanos en este largo tiempo hasta el día de hoy, sino que os habéis cuidado de guardar los mandamientos de Jehová vuestro Dios.

    Josué 23:8, 9

    8 Mas a Jehová vuestro Dios seguiréis, como habéis hecho hasta hoy.

    9 Pues ha arrojado Jehová delante de vosotros grandes y fuertes naciones, y hasta hoy nadie ha podido resistir delante de vuestro rostro.

    (c) La ciudad de Hai seguía en ruinas (Jos. 8:28). 

    Josué 8:28

    28 Y Josué quemó a Hai y la redujo a un montón de escombros, asolada para siempre hasta hoy.

    (d) Los jebuseos seguían ocupando la ciudadela de Jerusalén (Jos. 15:63), de donde David los echó más tarde (2 S. 5:5-9). 

    Josué 15:63

    63 Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy.

    2 Samuel 5:5-9

    5 En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá.

    David toma la fortaleza de Sion

    6 Entonces marchó el rey con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que moraban en aquella tierra; los cuales hablaron a David, diciendo: Tú no entrarás acá, pues aun los ciegos y los cojos te echarán (queriendo decir: David no puede entrar acá).

    7 Pero David tomó la fortaleza de Sion, la cual es la ciudad de David.

    8 Y dijo David aquel día: Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en la casa.

    9 Y David moró en la fortaleza, y le puso por nombre la Ciudad de David; y edificó alrededor desde Milo hacia adentro.

    (e) Los cananeos seguían viviendo en Gezer, lo que ciertamente lo sitúa antes de la época de Salomón (Jos. 16:10; cfr. 1 R. 9:16). 

    Josué 16:10 

    10 Pero no arrojaron al cananeo que habitaba en Gezer; antes quedó el cananeo en medio de Efraín, hasta hoy, y fue tributario.

    1 Reyes 9:16

    16 Faraón el rey de Egipto había subido y tomado a Gezer, y la quemó, y dio muerte a los cananeos que habitaban la ciudad, y la dio en dote a su hija la mujer de Salomón.

    (f) Los gabaonitas entregaban entonces su cuota de madera y de agua (Jos. 9:27), en tanto que fueron diezmados por la crueldad de Saúl (2 S. 21:1-9). 

    Josué 9:27

    27 Y Josué los destinó aquel día a ser leñadores y aguadores para la congregación, y para el altar de Jehová en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy.

    2 Samuel 21:1-9

    Venganza de los gabaonitas

    1 Hubo hambre en los días de David por tres años consecutivos. Y David consultó a Jehová, y Jehová le dijo: Es por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas.

    2 Entonces el rey llamó a los gabaonitas, y les habló. (Los gabaonitas no eran de los hijos de Israel, sino del resto de los amorreos, a los cuales los hijos de Israel habían hecho juramento; pero Saúl había procurado matarlos en su celo por los hijos de Israel y de Judá.)

    3 Dijo, pues, David a los gabaonitas: ¿Qué haré por vosotros, o qué satisfacción os daré, para que bendigáis la heredad de Jehová?

    4 Y los gabaonitas le respondieron: No tenemos nosotros querella sobre plata ni sobre oro con Saúl y con su casa; ni queremos que muera hombre de Israel. Y él les dijo: Lo que vosotros dijereis, haré.

    5 Ellos respondieron al rey: De aquel hombre que nos destruyó, y que maquinó contra nosotros para exterminarnos sin dejar nada de nosotros en todo el territorio de Israel,

    6 dénsenos siete varones de sus hijos, para que los ahorquemos delante de Jehová en Gabaa de Saúl, el escogido de Jehová. Y el rey dijo: Yo los daré.

    7 Y perdonó el rey a Mefi-boset hijo de Jonatán, hijo de Saúl, por el juramento de Jehová que hubo entre ellos, entre David y Jonatán hijo de Saúl.

    8 Pero tomó el rey a dos hijos de Rizpa hija de Aja, los cuales ella había tenido de Saúl, Armoni y Mefi-boset, y a cinco hijos de Mical hija de Saúl, los cuales ella había tenido de Adriel hijo de Barzilai meholatita,

    9 y los entregó en manos de los gabaonitas, y ellos los ahorcaron en el monte delante de Jehová; y así murieron juntos aquellos siete, los cuales fueron muertos en los primeros días de la siega, al comenzar la siega de la cebada.

    (g) La ausencia de toda alusión al reino de Israel y su división es igualmente significativa. Por esto Keil se apoya en sólidas razones para afirmar que el libro fue escrito por «uno de los ancianos que sobrevivió a Josué». 

    Confirmación arqueológica. Las cartas de Tell el-Amarna son generalmente consideradas como el testimonio cananeo de la conquista israelita, con peticiones al faraón de Egipto para conseguir protección, siendo situadas en el siglo XIV a.C. 

    Sin embargo, la evidencia interna en base a un minucioso reexamen de las tabletas indica, según los estudios de Velikovsky (Velikovsky, I.: «Ages in Chaos», PP. 223-340, véase Bibliografía bajo Amarna), que las cartas de Tell el-Amarna pertenecen al siglo IX a.C., a la época de Josafat. Con todo, la religión idolátrica de origen cananeo que aparece en los documentos de Ugarit (Ras-Samra) y en los de Amarna, al igual que la evidenciada por los descubrimientos arqueológicos en Palestina, presentan con exactitud los ritos abominables denunciados por Moisés y Josué (Lv. 18:21-24; véase DIVINIDADES PAGANAS), y que se perpetuaron a lo largo de la historia de Israel hasta el exilio babilónico, al adoptar los israelitas los falsos cultos de los cananeos. Los dioses principales, Il y Baal, eran monstruos de corrupción; las deidades femeninas, Asera, Anat y Astoret, patronas del sexo y de la guerra, no eran mejores. 

    Levítico 18:21-24

    21 Y no des hijo tuyo para ofrecerlo por fuego a Moloc; no contamines así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.

    22 No te echarás con varón como con mujer; es abominación.

    23 Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión.

    24 En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros,

    Todos estos falsos dioses expresaban la crueldad y degeneración moral de sus adoradores. 

    Estos descubrimientos no sólo ilustran las claras afirmaciones de la Biblia, sino también los escritos de Filón de Alejandría. Dan la explicación de la orden dada a Israel de destruir a los cananeos. 

    Se trataba por una parte de un juicio divino sobre una ultrajante degradación, y por otra una medida de seguridad, mediante la eliminación de una gangrena capaz de corromper a los israelitas mismos (Éx. 23:24; Dt. 7:1-5; 12:29-31; Jos. 6:17, 18; 8:24-25; 11:12-15, 19-20). 

    Éxodo 23:24 

    24 No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.

    Deuteronomio 7:1-5 

    Advertencias contra la idolatría de Canaán

    1 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones mayores y más poderosas que tú,

    2 y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.

    3 Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.

    4 Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá sobre vosotros, y te destruirá pronto.

    5 Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas en el fuego.

    Deuteronomio 12:29-31 

    Advertencias contra la idolatría

    29 Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra,

    30 guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré.

    31 No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses.

    Josué 6:17, 18 

    17 Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.

    18 Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis.

    Josué 8:24-25 

    24 Y cuando los israelitas acabaron de matar a todos los moradores de Hai en el campo y en el desierto a donde los habían perseguido, y todos habían caído a filo de espada hasta ser consumidos, todos los israelitas volvieron a Hai, y también la hirieron a filo de espada.

    25 Y el número de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai.

    Josué 11:12-15, 19-20

    12 Asimismo tomó Josué todas las ciudades de aquellos reyes, y a todos los reyes de ellas, y los hirió a filo de espada, y los destruyó, como Moisés siervo de Jehová lo había mandado.

    13 Pero a todas las ciudades que estaban sobre colinas, no las quemó Israel; únicamente a Hazor quemó Josué.

    14 Y los hijos de Israel tomaron para sí todo el botín y las bestias de aquellas ciudades; mas a todos los hombres hirieron a filo de espada hasta destruirlos, sin dejar alguno con vida.

    15 De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué; y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.

    19 No hubo ciudad que hiciese paz con los hijos de Israel, salvo los heveos que moraban en Gabaón; todo lo tomaron en guerra.

    20 Porque esto vino de Jehová, que endurecía el corazón de ellos para que resistiesen con guerra a Israel, para destruirlos, y que no les fuese hecha misericordia, sino que fuesen desarraigados, como Jehová lo había mandado a Moisés.

    Los cananeos, además de otras espantosas prácticas rituales, inmolaban a Baal, o a otro dios, cada primogénito recién nacido (cfr. «Child Sacrifice at Carthage - and in the Bible», Biblical Archaeology Review, vol. 10, n. 1, ene.-feb. 1984, PP. 31-51) y niños pequeños, incluso de cierta edad. 

    Es imposible leer las Escrituras y familiarizarse con la Historia sin darse cuenta de que Dios castiga a los pecadores endurecidos: la generación del Diluvio, las ciudades de Sodoma y Gomorra (que en todo se asemejaban a los cananeos); Babilonia, Nínive, Jerusalén misma en dos ocasiones, y con frecuencia también en la historia moderna de las naciones. 

    El mismo Jesús y Juan, el apóstol del amor, anuncian tales juicios, sin hablar de las declaraciones que hacen acerca del castigo eterno (cfr. Tasker, R. V. G.: «La ira de Dios», Ed. Evangélicas Europeas, Barcelona, 1971, seg. ed., donde se trata el tema de las guerras del AT y del gobierno moral de Dios). 

    La prolongación del día de la batalla de Gabaón (Jos. 10:12-14) ha afrontado muchos escepticismos y suscitado un cúmulo de teorías. 

    Josué 10:12-14

    12 Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas: Sol, detente en Gabaón; Y tú, luna, en el valle de Ajalón.

    13 Y el sol se detuvo y la luna se paró, Hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero.

    14 Y no hubo día como aquel, ni antes ni después de él, habiendo atendido Jehová a la voz de un hombre; porque Jehová peleaba por Israel.

    En su obra «Worlds in Collision» (Mundos en Colisión), Velikovsky, que sustenta la postura de un acercamiento de un gran cometa a la tierra, que más tarde se transformaría en el planeta Venus, aporta, sin embargo, pruebas concretas de que este fenómeno fue de alcance mundial; en los Anales de Cuauhtitlán de México se relata que en el remoto pasado, durante una catástrofe cósmica, hubo una noche que tardó en terminar. Sahagún (1499-1590) relata, en su Historia general de las cosas de Nueva España, que, según las tradiciones de los aborígenes, durante un cataclismo cósmico, el sol se mantuvo una madrugada muy bajo en el horizonte, tardando mucho en subir. Velikovsky documenta otros relatos que concurren en el fenómeno de la detención del día o de la noche, con correspondencia en la situación del pueblo que da el relato. 

    Es evidente que el hecho es tal como se relata en el libro de Josué, y que la causa no fue «un fenómeno excepcional de refracción», como se ha pretendido en ocasiones, en un intento de racionalizar el texto. 

    En base a relatos independientes de otros grupos étnicos por todo el Globo, el fenómeno de Gabaón tuvo repercusiones a escala mundial («Worlds in Collision», Doubleday, Garden City, New York, 1950). Significado espiritual. Según 1 Co. 10:6, 11, los acontecimientos del Éxodo, del desierto y de la conquista de Canaán son tipos de nuestras experiencias espirituales. 

    1 Corintios 10:6, 11

    6 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.

    11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

    Josué nos relata la conquista de la Tierra Prometida, lo que no representa todavía el cielo, sino la esfera en la que nosotros conseguimos con Cristo, nuestro gran Josué, nuestras victorias espirituales. 

    En principio, todo el país fue entregado a los hijos de Israel, que lo reconocieron por medio de espías (Jos. 1:3; 2:1). 

    Josué 1:3 

    3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.

    Josué 2:1

    Josué envía espías a Jericó

    1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab, y posaron allí.

    Para entrar en él, cruzaron las aguas del Jordán, símbolo de sepultura (las doce piedras dejadas en el lecho del río, Jos. 4:9) y de resurrección espiritual (las otras doce piedras levantadas en Gilgal, vv. 8, 20). 

    Josué 4:9

    9 Josué también levantó doce piedras en medio del Jordán, en el lugar donde estuvieron los pies de los sacerdotes que llevaban el arca del pacto; y han estado allí hasta hoy.

    El mismo Jehová les precedió en el combate (Jos. 5:14; cfr. Jn. 10:3-10; He. 12:1-2). 

    Josué 5:14 

    14 El respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?

    Juan 10:3-10 

    3 A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca.

    4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

    5 Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.

    6 Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía.

    Jesús, el buen pastor

    7 Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.

    8 Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas.

    9 Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.

    10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

    Hebreos 12:1-2

    Puestos los ojos en Jesús

    1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

    2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

    El enemigo era terrible y astuto, pero estaba ya vencido por adelantado (Jos. 6:1-2; 9:1-4; cfr. 2:9-11). 

    Josué 6:1-2 

    La toma de Jericó

    1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.

    2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.

    Josué 9:1-4

    Astucia de los gabaonitas

    1 Cuando oyeron estas cosas todos los reyes que estaban a este lado del Jordán, así en las montañas como en los llanos, y en toda la costa del Mar Grande delante del Líbano, los heteos, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos,

    2 se concertaron para pelear contra Josué e Israel.

    3 Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai,

    4 usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados,

    Josué 2:9-11

    9 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.

    10 Porque hemos oído que Jehová hizo secar las aguas del Mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de Egipto, y lo que habéis hecho a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a Sehón y a Og, a los cuales habéis destruido.

    11 Oyendo esto, ha desmayado nuestro corazón; ni ha quedado más aliento en hombre alguno por causa de vosotros, porque Jehová vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra.

    El pueblo tenía que tomar las armas y emprender la batalla, pero no iba a triunfar más que por la fe (Jos. 6; 8; Ef. 6:12-17). 

    Efesios 6:12-17

    12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

    13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

    14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

    15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

    16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

    17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

    Cuando un pecado contaminó el campamento, contristando al Señor, Él dejó de manifestar su poder y el pueblo conoció la derrota (Jos. 7; Ef. 4:30). 

    Efesios 4:30

    30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.

    Gracias al poder y fidelidad de Dios, el pueblo fue de victoria en victoria, y gozó finalmente de reposo con la posesión del país (Jos. 21:43-45; Ef. 5:18; 3:16-20). 

    Josué 21:43-45 

    Israel ocupa la tierra

    43 De esta manera dio Jehová a Israel toda la tierra que había jurado dar a sus padres, y la poseyeron y habitaron en ella.

    44 Y Jehová les dio reposo alrededor, conforme a todo lo que había jurado a sus padres; y ninguno de todos sus enemigos pudo hacerles frente, porque Jehová entregó en sus manos a todos sus enemigos.

    45 No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió.

    Efesios 5:18 

    18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,

    Efesios 3:16-20

    16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

    17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,

    18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

    19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

    20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros,

    No es sorprendente que el libro de Josué haya recibido el nombre de «Efesios del AT». 

    Bibliografía: 

    Blair, H. J.: «Josué», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); 

    Jensen, I. L.: «Josué, la tierra de reposo conquistada» (Pub. Portavoz Evangélico Barcelona 1980); 

    Rea J.: «Josué» en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Grand Rapids, Ed. Portavoz, 1993) 

    Rossier, H.: «Meditaciones sobre el libro de Josué» (Ed. «Las Buenas Nuevas» Montebello, California 1969).

    VÉASE:
    Canon , Hebrón , Horma , Divinidades paganas
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