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  • Tribulación (Gran)

    Breve período de terribles juicios, y que precederá inmediatamente a la gloriosa venida del Señor y coincidirá con el reinado del Anticristo. 

    La expresión «gran tribulación» proviene de Ap. 7:14, pero las profecías hablan frecuentemente de la época de inusitada angustia por la que pasará el mundo al final de los tiempos (Dn. 12:1; Is. 26:20), el día terrible de Jehová (Is. 2:12, 17-19; 13:6, 9-13; Ez. 30:2-3; Jl. 1:15; 2:1-2, 11; Am. 5:18, 20; Sof. 1:14-18). 

    Apocalipsis 7:14

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    Daniel 12:1 

    El tiempo del fin

    1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

    Isaías 26:20

    20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

    Isaías 2:12, 17-19 

    12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

    17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día.

    18 Y quitará totalmente los ídolos.

    19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

    Isaías 13:6, 9-13 

    6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.

    9 He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores.

    10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.

    11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.

    12 Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre.

    13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira.

    Ezequiel 30:2-3 

    2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Lamentad: ¡Ay de aquel día!

    3 Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado, día de castigo de las naciones será.

    Joel 1:15 

    15 ¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso.

    Joel 2:1-2, 11 

    1 Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.

    2 Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.

    11 Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?

    Amós 5:18, 20 

    18 ¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz;

    20 ¿No será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?

    Sofonías 1:14-18

    14 Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente.

    15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento,

    16 día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres.

    17 Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.

    18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.

    Jesús, hablando no sólo de los sufrimientos de Jerusalén en el año 70, sino especialmente en el tiempo que precederá a Su retomo, dijo: «Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá» (Mt. 24:21). 

    Mateo 24:21

    21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

    Daniel y el Señor Jesús relacionan el Anticristo y la abominación desoladora con la gran tribulación (Dn. 7:25; 9:27; 12:1, 7; Mt. 24:15, 21). 

    Daniel 7:25 

    25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

    Daniel 9:27 

    27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

    Daniel 12:1, 7 

    El tiempo del fin

    1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

    7 Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.

    Mateo 24:15, 21

    15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),

    21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

    El Apocalipsis precisa que el reinado de este personaje estará caracterizado por terribles persecuciones (Ap. 13:7, 15-17) y por castigos de una terrible gravedad. 

    Apocalipsis 13:7, 15-17

    7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

    15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.

    16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;

    17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

    La Gran Tribulación será, por una parte, «tiempo de angustia para Jacob» (Jer. 30:7); por otra, tribulación para la cristiandad apóstata (Ap. 2:22) y sobre toda la tierra (Ap. 16, etc.). 

    Jeremías 30:7

    7 ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.

    Apocalipsis 2:22

    22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.

    Apocalipsis 16

    Las copas de ira

    1 Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.

    2 Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.

    3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.

    4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre.

    5 Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.

    6 Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.

    7 También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.

    8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego.

    9 Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

    10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas,

    11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.

    12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.

    13 Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas;

    14 pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.

    15 He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

    16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

    17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.

    18 Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.

    19 Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.

    20 Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.

    21 Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.

    La tribulación provendrá de la ira de Dios contra una humanidad rebelde y apóstata (Ef. 5:6; Ap. 6:15-17; 8:6-13; 9; 15; 16, etc.), y de la gran ira del diablo, arrojado del cielo, perseguidor de los testigos de Dios (Ap. 12:12-17) y enemigo y destructor de la humanidad. 

    Efesios 5:6 

    6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.

    Apocalipsis 6:15-17 

    15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;

    16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;

    17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?

    Apocalipsis 8:6-13 

    Las trompetas

    6 Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.

    7 El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.

    8 El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.

    9 Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.

    10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas.

    11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.

    12 El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche.

    13 Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!

    Apocalipsis 9 

    1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo.

    2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.

    3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.

    4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.

    5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.

    6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

    7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas;

    8 tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;

    9 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla;

    10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.

    11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.

    12 El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.

    13 El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios,

    14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates.

    15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres.

    16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número.

    17 Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.

    18 Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca.

    19 Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.

    20 Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar;

    21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.

    Apocalipsis 15 

    Los ángeles con las siete postreras plagas

    1 Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.

    2 Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

    3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

    4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.

    5 Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;

    6 y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.

    7 Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.

    8 Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.

    Apocalipsis 16

    Las copas de ira

    1 Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.

    2 Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.

    3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.

    4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre.

    5 Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.

    6 Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.

    7 También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.

    8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego.

    9 Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

    10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas,

    11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.

    12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.

    13 Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas;

    14 pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.

    15 He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

    16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

    17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.

    18 Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.

    19 Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.

    20 Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.

    21 Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.

    Apocalipsis 12:12-17

    12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

    13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

    14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

    15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.

    16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

    17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

    En su carácter de dragón, Satanás se hará adorar de los hombres (Ap. 13:4) y, junto con la Bestia y el falso profeta, ejercerá dominio sobre toda la humanidad (Ap. 13:7), dando muerte a los fieles testigos de Dios (Ap. 13:7; cfr. 7:14). 

    Apocalipsis 13:4

    4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?

    Apocalipsis 13:7

    7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

    Apocalipsis 13:7 

    7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

    Apocalipsis 7:14

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    Ocho veces, y usando cuatro expresiones diferentes, Daniel (Dn. 7:25; 9:27; 12:7) y Juan (Ap. 11:2, 3; 12:6, 14; 13:5) anuncian que este sombrío período durará tres años y medio. 

    Daniel 7:25 

    25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

    Daniel 9:27 

    27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

    Daniel 12:7

    7 Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.

    Apocalipsis 11:2, 3 

    2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

    3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

    Apocalipsis 12:6, 14 

    6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

    14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

    Apocalipsis 13:5

    5 También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.

    Dios no quedará sin testimonio; en medio de esta turbulencia se reservará un número señalado de israelitas (Ap. 7:3-8; cfr. Ez. 9:4-6) y salvará a través de ellos a una multitud que sufrirá el martirio por la fe (Ap. 7:9-14); suscitará además a dos testigos poderosos, con cuyo ministerio azotará a los habitantes de Jerusalén, donde el Señor fue crucificado (Ap. 11:1-12). 

    Apocalipsis 7:3-8

    3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

    4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.

    5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.

    6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.

    7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.

    8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

    Ezequiel 9:4-6

    4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

    5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.

    6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.

    Apocalipsis 7:9-14

    La multitud vestida de ropas blancas

    9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

    10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

    11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

    12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

    13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    Apocalipsis 11:1-12

    Los dos testigos

    1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

    2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

    3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

    4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.

    5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.

    6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

    7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.

    8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.

    9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.

    10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.

    11 Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.

    12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.

    La Gran Tribulación alcanzará su clímax de violencia en la batalla de Armagedón (véase ARMAGEDÓN), que tendrá su fin con la gloriosa aparición del mismo Señor Jesucristo (véase VENIDA [SEGUNDA]). 

    La iglesia y la tribulación. Entre los expositores de convicción premilenial, esto es, los que sostienen que la Segunda Venida del Señor será anterior al Milenio (véase MILENIO), hay cuatro posturas principales: 

    (1) Postribulacionismo. En este punto de vista, la Iglesia pasa a través de la tribulación. 

    Sus defensores proclaman que es la fe histórica de la Iglesia cristiana. Se afirma además que el mismo hecho de que a la Iglesia le fue prometida tribulación sostiene esta postura. 

    Por otra parte, identifican la resurrección de los justos de Israel, evidentemente al final de la Gran Tribulación, y seguramente coincidente con la de los santos muertos durante ella (cfr. Dn. 12:1-3, 13; Ap. 20:4) con el arrebatamiento de la Iglesia (1 Ts. 4:13-18). 

    Daniel 12:1-3, 13 

    El tiempo del fin

    1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

    2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.

    3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.

    13 Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.

    Apocalipsis 20:4

    4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

    1 Tesalonicenses 4:13-18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    Es evidente que esta postura destruye la doctrina de la inminencia de la venida de Cristo en relación con los creyentes y que aparece en pasajes como Jn. 14:2-3; 1 Co. 1:7; Fil. 3:20-21; 1 Ts. 1:9-10; 4:16-17; 5:5-9; Tit. 2:13; Stg. 5:8-9; Ap. 3:10; 22:17-21). 

    Juan 14:2-3 

    2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

    3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

    1 Corintios 1:7 

    7 de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuesto Señor Jesucristo;

    Filipenses 3:20-21 

    20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

    21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

    1 Tesalonicenses 1:9-10 

    9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Tesalonicenses 4:16-17 

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    1 Tesalonicenses 5:5-9 

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    Tito 2:13 

    13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

    Santiago 5:8-9 

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

    Apocalipsis 3:10 

    10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

    Apocalipsis 22:17-21

    17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

    18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.

    19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

    20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

    21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

    Además, a pesar de la pretensión de «historicidad» de los postribulacionistas, en la iglesia primitiva sí se sostenía la inminencia de la vuelta del Señor a recoger a Su iglesia. 

    Entre los que la sustentan se hallan Clemente de Roma, Cipriano, y la misma Didaché. 

    (2) Mid-tribulacionismo. 

    En esta postura, la Iglesia es arrebatada a la mitad de la tribulación. Se asumen varios de los supuestos del postribulacionismo, pero se considera que el arrebatamiento está marcado en Ap. 11:12, 15, identificando a los dos testigos como un símbolo de los dos grupos de cristianos, los vivos y los muertos. 

    Apocalipsis 11:12, 15

    12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.

    La séptima trompeta

    15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

    Se asume también que la «última trompeta» de 1 Co. 15:52 es la misma que la séptima trompeta de Ap. 11:15, que suena en medio de la tribulación. 

    1 Corintios 15:52

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    Apocalipsis 11:15

    La séptima trompeta

    15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

    (3) Arrebatamiento parcial. 

    Los proponentes de esta postura defienden que sólo los creyentes que estén velando serán arrebatados antes de la tribulación, mientras que los creyentes tibios serán dejados para pasar por la tribulación. Sin embargo, la promesa del arrebatamiento es para todos los creyentes, con independencia de su estado (1 Co. 15:51-54; 1 Ts. 1:9-10; 2:19; 4:13-18; 5:4-11; Ap. 22:12). 

    1 Corintios 15:51-54 

    51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

    54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

    1 Tesalonicenses 1:9-10 

    9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Tesalonicenses 2:19 

    19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?

    1 Tesalonicenses 4:13-18 

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    1 Tesalonicenses 5:4-11 

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    Apocalipsis 22:12

    12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

    El estado del cristiano sí que tendrá que ver con las recompensas ante el tribunal de Cristo (véase JUICIO). 

    (4) Pretribulacionismo. 

    La postura de que la Iglesia será arrebatada antes de la Gran Tribulación se basa en los siguientes puntos: 

    (A) La doctrina de la inminencia. 

    Antes de la venida del Señor en gloria a la tierra se darán muchas señales; sin embargo, la Iglesia es llamada a vivir en la espera del inminente retomo de Cristo a recogerla a Sí mismo (Jn. 14:2-3; 1 Co. 15:51-52; Fil. 3:20; Col. 3:4; 1 Ts. 1:10; 1 Ti. 6:14; Tit. 2:13; Stg. 5:8; 1 P. 3:3-4; Ap. 3:3). 

    Juan 14:2-3 

    2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

    3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

    1 Corintios 15:51-52 

    51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    Filipenses 3:20 

    20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

    Colosenses 3:4 

    4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

    1 Tesalonicenses 1:10 

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Timoteo 6:14 

    14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,

    Tito 2:13 

    13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

    Santiago 5:8 

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    1 Pedro 3:3-4 

    3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,

    4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

    Apocalipsis 3:3

    3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

    (B) Las promesas dadas a la Iglesia. 

    En Ap. 3:10 se afirma: «Yo te guardaré de la hora de la prueba» No se dice «durante» o «en me dio de», sino que se usa la preposición gr. «ek», «fuera de»; por otra parte, en 1 Ts. 1:9-10 se afirma que estamos para «esperar de los cielos a su Hijo, ... a Jesús, quien nos libra de la ira venidera»; en 1 Ts. 5:9 se insiste: «Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo». 

    Apocalipsis 3:10

    10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

    1 Tesalonicenses 1:9-10

    9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Tesalonicenses 5:9

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    En 1 Ts. 5:10 se da una intimación de que la realidad de esta salvación de la ira no es condicional al estado de vela del creyente; reposa enteramente en los méritos de Cristo. 

    1 Tesalonicenses 5:10

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    Siendo la Gran Tribulación el desencadenamiento de la ira de Dios sobre un mundo culpable, y para los «moradores de la tierra» (Ap. 11:10; 12:12, etc.), y siendo que la Iglesia no es moradora, sino peregrina y extranjera en este mundo (cfr. Fil. 2:10), es evidente que todas estas indicaciones acumulativas pueden dar seguridad al creyente de que la Iglesia no estará en la tierra durante la Gran Tribulación. 

    Apocalipsis 11:10 

    10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.

    Apocalipsis 12:12

    12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

    Filipenses 2:10

    10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

    Cierto es que le han sido prometidas tribulaciones, pero no las que se desprenden de los juicios que el Dios vengador arrojará sobre la tierra antes del establecimiento del reinado milenial, sino las que resultan de vivir en un medio hostil, blanco de las persecuciones del Enemigo. 

    Para una consideración adicional, véase TESALONICENSES (EPÍSTOLAS A LOS). 

    Por otra parte, es evidente que los 144.000 señalados son el remanente israelita, que Dios suscitará previamente al establecimiento del reinado mesiánico sobre la tierra (Ap. 7). 

    Apocalipsis 7

    Los 144 mil sellados

    1 Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.

    2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,

    3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

    4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.

    5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.

    6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.

    7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.

    8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

    La multitud vestida de ropas blancas

    9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

    10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

    11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

    12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

    13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

    16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

    17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

    La multitud procedente de la Gran Tribulación es un fruto evidente de las labores del testimonio de los 144.000 (Ap. 7:9-17). 

    Apocalipsis 7:9-17

    La multitud vestida de ropas blancas

    9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

    10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

    11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

    12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

    13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

    16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

    17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

    Éste será el núcleo del remanente de Israel que recibirá la gracia del arrepentimiento nacional ante la manifestación de Aquel «a quien traspasaron» (Zac. 12:10 ss.). (Véanse APOCALIPSIS, ARREBATAMIENTO, DANIEL [LIBRO DE], ESCATOLOGÍA, IGLESIA, ISRAEL, RESURRECCIÓN, VENIDA [SEGUNDA].) 

    Zacarías 12:10

    10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

    Bibliografía: 

    Este tema, apenas bosquejado aquí, puede ser estudiado a fondo en la excelente y extensa obra «Eventos del Porvenir» (Libertador, Maracaibo, 1977). 

    Obras adicionales: Beechick, A.: «The Pretribulation Rapture» (Accent Books, Denver 1980); Darby, J. N.: «The Hopes of the Church of God», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 2, PP. 278-383 (Kingston Bible Trust, Lancing, Sussex, reimpr. 1974); 

    Darby, J. N.: «What saints will be in the Tribulation?», en The Bible Treasury, ago. 1857 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda, reimpr. 1969); 

    Hamilton, G.: «El discurso del monte Olivete» (Clíe, Terrassa, 1974); 

    Lacueva, F.: «Escatología II» (Clíe, Terrassa, 1983); Lindsell, H.: «The Gathering Storm» (Tyndale, Wheaton, 1980); 

    Ryrie, C. C.: «Las Bases de la Fe Premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Barna., 1984); 

    Ryrie, C. C.: «What You Should Know About the Rapture» (Moody Press, Chicago, 1981); 

    Trotter, W.: «Plain Papers on Prophetic and Other Subjects» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr., s/f); Walvoord, J. F.: «The Rapture Question» (Zondervan, Grand Rapids, 1979).

    VÉASE: Armagedón , Venida (Segunda) , Milenio , Juicio , Tesalonicenses (1ª Epístola) , Apocalipsis (Libro) , Arrebatamiento , Daniel (Libro) , Escatología , Iglesia
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  • Tribulación (Gran)

    Breve período de terribles juicios, y que precederá inmediatamente a la gloriosa venida del Señor y coincidirá con el reinado del Anticristo. 

    La expresión «gran tribulación» proviene de Ap. 7:14, pero las profecías hablan frecuentemente de la época de inusitada angustia por la que pasará el mundo al final de los tiempos (Dn. 12:1; Is. 26:20), el día terrible de Jehová (Is. 2:12, 17-19; 13:6, 9-13; Ez. 30:2-3; Jl. 1:15; 2:1-2, 11; Am. 5:18, 20; Sof. 1:14-18). 

    Apocalipsis 7:14

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    Daniel 12:1 

    El tiempo del fin

    1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

    Isaías 26:20

    20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación.

    Isaías 2:12, 17-19 

    12 Porque día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido;

    17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y solo Jehová será exaltado en aquel día.

    18 Y quitará totalmente los ídolos.

    19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante para castigar la tierra.

    Isaías 13:6, 9-13 

    6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.

    9 He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores.

    10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor.

    11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los fuertes.

    12 Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre.

    13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira.

    Ezequiel 30:2-3 

    2 Hijo de hombre, profetiza, y di: Así ha dicho Jehová el Señor: Lamentad: ¡Ay de aquel día!

    3 Porque cerca está el día, cerca está el día de Jehová; día de nublado, día de castigo de las naciones será.

    Joel 1:15 

    15 ¡Ay del día! porque cercano está el día de Jehová, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso.

    Joel 2:1-2, 11 

    1 Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la tierra, porque viene el día de Jehová, porque está cercano.

    2 Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones.

    11 Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?

    Amós 5:18, 20 

    18 ¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz;

    20 ¿No será el día de Jehová tinieblas, y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?

    Sofonías 1:14-18

    14 Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente.

    15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento,

    16 día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres.

    17 Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol.

    18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.

    Jesús, hablando no sólo de los sufrimientos de Jerusalén en el año 70, sino especialmente en el tiempo que precederá a Su retomo, dijo: «Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá» (Mt. 24:21). 

    Mateo 24:21

    21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

    Daniel y el Señor Jesús relacionan el Anticristo y la abominación desoladora con la gran tribulación (Dn. 7:25; 9:27; 12:1, 7; Mt. 24:15, 21). 

    Daniel 7:25 

    25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

    Daniel 9:27 

    27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

    Daniel 12:1, 7 

    El tiempo del fin

    1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

    7 Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.

    Mateo 24:15, 21

    15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),

    21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

    El Apocalipsis precisa que el reinado de este personaje estará caracterizado por terribles persecuciones (Ap. 13:7, 15-17) y por castigos de una terrible gravedad. 

    Apocalipsis 13:7, 15-17

    7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

    15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.

    16 Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente;

    17 y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.

    La Gran Tribulación será, por una parte, «tiempo de angustia para Jacob» (Jer. 30:7); por otra, tribulación para la cristiandad apóstata (Ap. 2:22) y sobre toda la tierra (Ap. 16, etc.). 

    Jeremías 30:7

    7 ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.

    Apocalipsis 2:22

    22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.

    Apocalipsis 16

    Las copas de ira

    1 Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.

    2 Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.

    3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.

    4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre.

    5 Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.

    6 Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.

    7 También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.

    8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego.

    9 Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

    10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas,

    11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.

    12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.

    13 Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas;

    14 pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.

    15 He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

    16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

    17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.

    18 Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.

    19 Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.

    20 Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.

    21 Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.

    La tribulación provendrá de la ira de Dios contra una humanidad rebelde y apóstata (Ef. 5:6; Ap. 6:15-17; 8:6-13; 9; 15; 16, etc.), y de la gran ira del diablo, arrojado del cielo, perseguidor de los testigos de Dios (Ap. 12:12-17) y enemigo y destructor de la humanidad. 

    Efesios 5:6 

    6 Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.

    Apocalipsis 6:15-17 

    15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes;

    16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero;

    17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?

    Apocalipsis 8:6-13 

    Las trompetas

    6 Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.

    7 El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde.

    8 El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre.

    9 Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida.

    10 El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas.

    11 Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas.

    12 El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche.

    13 Y miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!

    Apocalipsis 9 

    1 El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo.

    2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo.

    3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.

    4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.

    5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.

    6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

    7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas;

    8 tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones;

    9 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla;

    10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses.

    11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.

    12 El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.

    13 El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios,

    14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates.

    15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres.

    16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número.

    17 Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre.

    18 Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca.

    19 Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.

    20 Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar;

    21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.

    Apocalipsis 15 

    Los ángeles con las siete postreras plagas

    1 Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios.

    2 Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios.

    3 Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos.

    4 ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado.

    5 Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;

    6 y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro.

    7 Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos.

    8 Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.

    Apocalipsis 16

    Las copas de ira

    1 Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.

    2 Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.

    3 El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.

    4 El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre.

    5 Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras, el Santo, porque has juzgado estas cosas.

    6 Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has dado a beber sangre; pues lo merecen.

    7 También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos.

    8 El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego.

    9 Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.

    10 El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas,

    11 y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras.

    12 El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente.

    13 Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas;

    14 pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso.

    15 He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza.

    16 Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón.

    17 El séptimo ángel derramó su copa por el aire; y salió una gran voz del templo del cielo, del trono, diciendo: Hecho está.

    18 Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra.

    19 Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira.

    20 Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados.

    21 Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande.

    Apocalipsis 12:12-17

    12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

    13 Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón.

    14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

    15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río.

    16 Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca.

    17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

    En su carácter de dragón, Satanás se hará adorar de los hombres (Ap. 13:4) y, junto con la Bestia y el falso profeta, ejercerá dominio sobre toda la humanidad (Ap. 13:7), dando muerte a los fieles testigos de Dios (Ap. 13:7; cfr. 7:14). 

    Apocalipsis 13:4

    4 y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?

    Apocalipsis 13:7

    7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

    Apocalipsis 13:7 

    7 Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.

    Apocalipsis 7:14

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    Ocho veces, y usando cuatro expresiones diferentes, Daniel (Dn. 7:25; 9:27; 12:7) y Juan (Ap. 11:2, 3; 12:6, 14; 13:5) anuncian que este sombrío período durará tres años y medio. 

    Daniel 7:25 

    25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

    Daniel 9:27 

    27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.

    Daniel 12:7

    7 Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.

    Apocalipsis 11:2, 3 

    2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

    3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

    Apocalipsis 12:6, 14 

    6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

    14 Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo.

    Apocalipsis 13:5

    5 También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.

    Dios no quedará sin testimonio; en medio de esta turbulencia se reservará un número señalado de israelitas (Ap. 7:3-8; cfr. Ez. 9:4-6) y salvará a través de ellos a una multitud que sufrirá el martirio por la fe (Ap. 7:9-14); suscitará además a dos testigos poderosos, con cuyo ministerio azotará a los habitantes de Jerusalén, donde el Señor fue crucificado (Ap. 11:1-12). 

    Apocalipsis 7:3-8

    3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

    4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.

    5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.

    6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.

    7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.

    8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

    Ezequiel 9:4-6

    4 y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.

    5 Y a los otros dijo, oyéndolo yo: Pasad por la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.

    6 Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo.

    Apocalipsis 7:9-14

    La multitud vestida de ropas blancas

    9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

    10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

    11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

    12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

    13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    Apocalipsis 11:1-12

    Los dos testigos

    1 Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él.

    2 Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

    3 Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.

    4 Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra.

    5 Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera.

    6 Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran.

    7 Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará.

    8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.

    9 Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados.

    10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.

    11 Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron.

    12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.

    La Gran Tribulación alcanzará su clímax de violencia en la batalla de Armagedón (véase ARMAGEDÓN), que tendrá su fin con la gloriosa aparición del mismo Señor Jesucristo (véase VENIDA [SEGUNDA]). 

    La iglesia y la tribulación. Entre los expositores de convicción premilenial, esto es, los que sostienen que la Segunda Venida del Señor será anterior al Milenio (véase MILENIO), hay cuatro posturas principales: 

    (1) Postribulacionismo. En este punto de vista, la Iglesia pasa a través de la tribulación. 

    Sus defensores proclaman que es la fe histórica de la Iglesia cristiana. Se afirma además que el mismo hecho de que a la Iglesia le fue prometida tribulación sostiene esta postura. 

    Por otra parte, identifican la resurrección de los justos de Israel, evidentemente al final de la Gran Tribulación, y seguramente coincidente con la de los santos muertos durante ella (cfr. Dn. 12:1-3, 13; Ap. 20:4) con el arrebatamiento de la Iglesia (1 Ts. 4:13-18). 

    Daniel 12:1-3, 13 

    El tiempo del fin

    1 En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro.

    2 Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.

    3 Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.

    13 Y tú irás hasta el fin, y reposarás, y te levantarás para recibir tu heredad al fin de los días.

    Apocalipsis 20:4

    4 Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.

    1 Tesalonicenses 4:13-18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    Es evidente que esta postura destruye la doctrina de la inminencia de la venida de Cristo en relación con los creyentes y que aparece en pasajes como Jn. 14:2-3; 1 Co. 1:7; Fil. 3:20-21; 1 Ts. 1:9-10; 4:16-17; 5:5-9; Tit. 2:13; Stg. 5:8-9; Ap. 3:10; 22:17-21). 

    Juan 14:2-3 

    2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

    3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

    1 Corintios 1:7 

    7 de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuesto Señor Jesucristo;

    Filipenses 3:20-21 

    20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

    21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

    1 Tesalonicenses 1:9-10 

    9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Tesalonicenses 4:16-17 

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    1 Tesalonicenses 5:5-9 

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    Tito 2:13 

    13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

    Santiago 5:8-9 

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    9 Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta.

    Apocalipsis 3:10 

    10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

    Apocalipsis 22:17-21

    17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

    18 Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.

    19 Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

    20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

    21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

    Además, a pesar de la pretensión de «historicidad» de los postribulacionistas, en la iglesia primitiva sí se sostenía la inminencia de la vuelta del Señor a recoger a Su iglesia. 

    Entre los que la sustentan se hallan Clemente de Roma, Cipriano, y la misma Didaché. 

    (2) Mid-tribulacionismo. 

    En esta postura, la Iglesia es arrebatada a la mitad de la tribulación. Se asumen varios de los supuestos del postribulacionismo, pero se considera que el arrebatamiento está marcado en Ap. 11:12, 15, identificando a los dos testigos como un símbolo de los dos grupos de cristianos, los vivos y los muertos. 

    Apocalipsis 11:12, 15

    12 Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.

    La séptima trompeta

    15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

    Se asume también que la «última trompeta» de 1 Co. 15:52 es la misma que la séptima trompeta de Ap. 11:15, que suena en medio de la tribulación. 

    1 Corintios 15:52

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    Apocalipsis 11:15

    La séptima trompeta

    15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos.

    (3) Arrebatamiento parcial. 

    Los proponentes de esta postura defienden que sólo los creyentes que estén velando serán arrebatados antes de la tribulación, mientras que los creyentes tibios serán dejados para pasar por la tribulación. Sin embargo, la promesa del arrebatamiento es para todos los creyentes, con independencia de su estado (1 Co. 15:51-54; 1 Ts. 1:9-10; 2:19; 4:13-18; 5:4-11; Ap. 22:12). 

    1 Corintios 15:51-54 

    51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

    54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.

    1 Tesalonicenses 1:9-10 

    9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Tesalonicenses 2:19 

    19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?

    1 Tesalonicenses 4:13-18 

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    1 Tesalonicenses 5:4-11 

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    Apocalipsis 22:12

    12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.

    El estado del cristiano sí que tendrá que ver con las recompensas ante el tribunal de Cristo (véase JUICIO). 

    (4) Pretribulacionismo. 

    La postura de que la Iglesia será arrebatada antes de la Gran Tribulación se basa en los siguientes puntos: 

    (A) La doctrina de la inminencia. 

    Antes de la venida del Señor en gloria a la tierra se darán muchas señales; sin embargo, la Iglesia es llamada a vivir en la espera del inminente retomo de Cristo a recogerla a Sí mismo (Jn. 14:2-3; 1 Co. 15:51-52; Fil. 3:20; Col. 3:4; 1 Ts. 1:10; 1 Ti. 6:14; Tit. 2:13; Stg. 5:8; 1 P. 3:3-4; Ap. 3:3). 

    Juan 14:2-3 

    2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

    3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

    1 Corintios 15:51-52 

    51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    Filipenses 3:20 

    20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

    Colosenses 3:4 

    4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

    1 Tesalonicenses 1:10 

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Timoteo 6:14 

    14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo,

    Tito 2:13 

    13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

    Santiago 5:8 

    8 Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se acerca.

    1 Pedro 3:3-4 

    3 Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos,

    4 sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios.

    Apocalipsis 3:3

    3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

    (B) Las promesas dadas a la Iglesia. 

    En Ap. 3:10 se afirma: «Yo te guardaré de la hora de la prueba» No se dice «durante» o «en me dio de», sino que se usa la preposición gr. «ek», «fuera de»; por otra parte, en 1 Ts. 1:9-10 se afirma que estamos para «esperar de los cielos a su Hijo, ... a Jesús, quien nos libra de la ira venidera»; en 1 Ts. 5:9 se insiste: «Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo». 

    Apocalipsis 3:10

    10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.

    1 Tesalonicenses 1:9-10

    9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,

    10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

    1 Tesalonicenses 5:9

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    En 1 Ts. 5:10 se da una intimación de que la realidad de esta salvación de la ira no es condicional al estado de vela del creyente; reposa enteramente en los méritos de Cristo. 

    1 Tesalonicenses 5:10

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    Siendo la Gran Tribulación el desencadenamiento de la ira de Dios sobre un mundo culpable, y para los «moradores de la tierra» (Ap. 11:10; 12:12, etc.), y siendo que la Iglesia no es moradora, sino peregrina y extranjera en este mundo (cfr. Fil. 2:10), es evidente que todas estas indicaciones acumulativas pueden dar seguridad al creyente de que la Iglesia no estará en la tierra durante la Gran Tribulación. 

    Apocalipsis 11:10 

    10 Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.

    Apocalipsis 12:12

    12 Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.

    Filipenses 2:10

    10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

    Cierto es que le han sido prometidas tribulaciones, pero no las que se desprenden de los juicios que el Dios vengador arrojará sobre la tierra antes del establecimiento del reinado milenial, sino las que resultan de vivir en un medio hostil, blanco de las persecuciones del Enemigo. 

    Para una consideración adicional, véase TESALONICENSES (EPÍSTOLAS A LOS). 

    Por otra parte, es evidente que los 144.000 señalados son el remanente israelita, que Dios suscitará previamente al establecimiento del reinado mesiánico sobre la tierra (Ap. 7). 

    Apocalipsis 7

    Los 144 mil sellados

    1 Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol.

    2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar,

    3 diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

    4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.

    5 De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados.

    6 De la tribu de Aser, doce mil sellados. De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce mil sellados.

    7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados. De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil sellados.

    8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

    La multitud vestida de ropas blancas

    9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

    10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

    11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

    12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

    13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

    16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

    17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

    La multitud procedente de la Gran Tribulación es un fruto evidente de las labores del testimonio de los 144.000 (Ap. 7:9-17). 

    Apocalipsis 7:9-17

    La multitud vestida de ropas blancas

    9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

    10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

    11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

    12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

    13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

    14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

    15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.

    16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno;

    17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

    Éste será el núcleo del remanente de Israel que recibirá la gracia del arrepentimiento nacional ante la manifestación de Aquel «a quien traspasaron» (Zac. 12:10 ss.). (Véanse APOCALIPSIS, ARREBATAMIENTO, DANIEL [LIBRO DE], ESCATOLOGÍA, IGLESIA, ISRAEL, RESURRECCIÓN, VENIDA [SEGUNDA].) 

    Zacarías 12:10

    10 Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.

    Bibliografía: 

    Este tema, apenas bosquejado aquí, puede ser estudiado a fondo en la excelente y extensa obra «Eventos del Porvenir» (Libertador, Maracaibo, 1977). 

    Obras adicionales: Beechick, A.: «The Pretribulation Rapture» (Accent Books, Denver 1980); Darby, J. N.: «The Hopes of the Church of God», en The Collected Writings of J. N. Darby, vol. 2, PP. 278-383 (Kingston Bible Trust, Lancing, Sussex, reimpr. 1974); 

    Darby, J. N.: «What saints will be in the Tribulation?», en The Bible Treasury, ago. 1857 (H. L. Heijkoop, Winschoten, Holanda, reimpr. 1969); 

    Hamilton, G.: «El discurso del monte Olivete» (Clíe, Terrassa, 1974); 

    Lacueva, F.: «Escatología II» (Clíe, Terrassa, 1983); Lindsell, H.: «The Gathering Storm» (Tyndale, Wheaton, 1980); 

    Ryrie, C. C.: «Las Bases de la Fe Premilenial» (Pub. Portavoz Evangélico, Barna., 1984); 

    Ryrie, C. C.: «What You Should Know About the Rapture» (Moody Press, Chicago, 1981); 

    Trotter, W.: «Plain Papers on Prophetic and Other Subjects» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr., s/f); Walvoord, J. F.: «The Rapture Question» (Zondervan, Grand Rapids, 1979).

    VÉASE:
    Armagedón , Venida (Segunda) , Milenio , Juicio , Tesalonicenses (1ª Epístola) , Apocalipsis (Libro) , Arrebatamiento , Daniel (Libro) , Escatología , Iglesia
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