Diccionario
Diccionario
  • Plagas
    Las plagas son castigos que Dios inflige al hombre. 

    La mayor parte de las plagas mencionadas en la Biblia son epidemias o enfermedades, pero el castigo es, en ocasiones, de otro orden. 

    No es necesario que una enfermedad tenga un carácter prodigioso para que constituya una plaga. Una infracción de la ley divina con respecto al uso del cuerpo en general, y de la sexualidad en particular, e incluso un comportamiento inconscientemente antihigiénico sin relación patente con la moral, puede comportar una plaga contra los que así atentan contra la santidad del cuerpo. 

    Dios es quien determina el lugar y el momento de su aparición. Ciertas epidemias de peste (tifus, p. ej.) han sido, en ocasiones, juicios patentes de Dios. La primera plaga que se menciona en la Biblia cayó sobre un faraón contemporáneo de Abraham: Dios quiso proteger a Sara (Gn. 12:17). 

    Génesis 12:17

    17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.

    Con respecto a las diez plagas de Egipto, véase el artículo PLAGAS DE EGIPTO (LAS DIEZ). 

    Más tarde, Dios castigó a los israelitas que se habían hecho y adorado un becerro de oro (Éx. 32:35). 

    Éxodo 32:35

    35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.

    Castigó asimismo a los que habían murmurado en contra del maná (Nm. 11:33, 34). (Véase MANÁ.) 

    Números 11:33, 34

    33 Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande.

    34 Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso.

    Hizo morir a los diez espías que hablaron mal de la Tierra Prometida (Nm. 14:37). 

    Números 14:37

    37 aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová.

    En otra ocasión, 14.700 israelitas murieron por protestar contra el castigo que había caído sobre los rebeldes Coré, Datán y Abiram (Nm. 16:46-50). 

    Números 16:46-50

    46 Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.

    47 Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo,

    48 y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.

    49 Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré.

    50 Después volvió Aarón a Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado.

    El pueblo que se entregó a la idolatría y a la inmoralidad consiguiente en el culto a Baal-peor fue azotado por una plaga mortal; perecieron 24.000 israelitas (Nm. 25:9; Jos. 22:17; Sal. 106:28-30). 

    Números 25:9 

    9 Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.

    Josué 22:17 

    17 ¿No ha sido bastante la maldad de Peor, de la que no estamos aún limpios hasta este día, por la cual vino la mortandad en la congregación de Jehová,

    Salmos 106:28-30

    28 Se unieron asimismo a Baal-peor, Y comieron los sacrificios de los muertos.

    29 Provocaron la ira de Dios con sus obras, Y se desarrolló la mortandad entre ellos.

    30 Entonces se levantó Finees e hizo juicio, Y se detuvo la plaga;

    Los tumores de los filisteos fueron asimismo un castigo (1 S. 6:4). 

    1 Samuel 6:4

    4 Y ellos dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Ellos respondieron: Conforme al número de los príncipes de los filisteos, cinco tumores de oro, y cinco ratones de oro, porque una misma plaga ha afligido a todos vosotros y a vuestros príncipes.

    El censo ordenado por David hizo que se desencadenara una peste, y sucumbieron 70.000 personas (2 S. 24:13-25; 1 Cr. 21:12-30). 

    2 Samuel 24:13-25 

    13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.

    14 Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.

    15 Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.

    16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.

    17 Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.

    18 Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.

    19 Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová;

    20 y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra.

    21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo.

    22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña.

    23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.

    24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.

    25 Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.

    1 Crónicas 21:12-30

    12 Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado.

    13 Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.

    14 Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres.

    15 Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo.

    16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.

    17 Y dijo David a Dios: ¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mi, y contra la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo.

    18 Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo.

    19 Entonces David subió, conforme a la palabra que Gad le había dicho en nombre de Jehová.

    20 Y volviéndose Ornán, vio al ángel, por lo que se escondieron cuatro hijos suyos que con él estaban. Y Ornán trillaba el trigo.

    21 Y viniendo David a Ornán, miró Ornán, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David.

    22 Entonces dijo David a Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo.

    23 Y Ornán respondió a David: Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo.

    24 Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.

    25 Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.

    26 Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto.

    27 Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.

    El lugar para el templo

    28 Viendo David que Jehová le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios allí.

    29 Y el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón;

    30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.

    Una gran plaga cayó sobre Joram, rey de Judá, y sobre su pueblo (2 Cr. 21:14, 15). 

    2 Crónicas 21:14, 15

    14 he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo cuanto tienes;

    15 Y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa de tu persistente enfermedad.

    El término traducido «azote» en Mr. 5:29, y que en algunas versiones se traduce como «plaga», no designa una enfermedad epidémica. 

    Marcos 5:29

    29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.

    En Lv. 14:34-54 se usa el término «plaga» de la lepra y la tiña, que son casos individuales y no epidémicos.

    Levítico 14:34-54

    34 Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, la cual yo os doy en posesión, si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión,

    35 vendrá aquel de quien fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa.

    36 Entonces el sacerdote mandará desocupar la casa antes que entre a mirar la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y después el sacerdote entrará a examinarla.

    37 Y examinará la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren más profundas que la superficie de la pared,

    38 el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días.

    39 Y al séptimo día volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa,

    40 entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo.

    41 Y hará raspar la casa por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el barro que rasparen.

    42 Y tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y recubrirán la casa.

    43 Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras y raspar la casa, y después que fue recubierta,

    44 entonces el sacerdote entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es.

    45 Derribará, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán todo fuera de la ciudad a lugar inmundo.

    46 Y cualquiera que entrare en aquella casa durante los días en que la mandó cerrar, será inmundo hasta la noche.

    47 Y el que durmiere en aquella casa, lavará sus vestidos; también el que comiere en la casa lavará sus vestidos.

    48 Mas si entrare el sacerdote y la examinare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa después que fue recubierta, el sacerdote declarará limpia la casa, porque la plaga ha desaparecido.

    49 Entonces tomará para limpiar la casa dos avecillas, y madera de cedro, grana e hisopo;

    50 y degollará una avecilla en una vasija de barro sobre aguas corrientes.

    51 Y tomará el cedro, el hisopo, la grana y la avecilla viva, y los mojará en la sangre de la avecilla muerta y en las aguas corrientes, y rociará la casa siete veces.

    52 Y purificará la casa con la sangre de la avecilla, con las aguas corrientes, con la avecilla viva, la madera de cedro, el hisopo y la grana.

    53 Luego soltará la avecilla viva fuera de la ciudad sobre la faz del campo. Así hará expiación por la casa, y será limpia.

    54 Esta es la ley acerca de toda plaga de lepra y de tiña,

  • DICCIONARIO
Comparte este sitio
  • Plagas
    Las plagas son castigos que Dios inflige al hombre. 

    La mayor parte de las plagas mencionadas en la Biblia son epidemias o enfermedades, pero el castigo es, en ocasiones, de otro orden. 

    No es necesario que una enfermedad tenga un carácter prodigioso para que constituya una plaga. Una infracción de la ley divina con respecto al uso del cuerpo en general, y de la sexualidad en particular, e incluso un comportamiento inconscientemente antihigiénico sin relación patente con la moral, puede comportar una plaga contra los que así atentan contra la santidad del cuerpo. 

    Dios es quien determina el lugar y el momento de su aparición. Ciertas epidemias de peste (tifus, p. ej.) han sido, en ocasiones, juicios patentes de Dios. La primera plaga que se menciona en la Biblia cayó sobre un faraón contemporáneo de Abraham: Dios quiso proteger a Sara (Gn. 12:17). 

    Génesis 12:17

    17 Mas Jehová hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.

    Con respecto a las diez plagas de Egipto, véase el artículo PLAGAS DE EGIPTO (LAS DIEZ). 

    Más tarde, Dios castigó a los israelitas que se habían hecho y adorado un becerro de oro (Éx. 32:35). 

    Éxodo 32:35

    35 Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón.

    Castigó asimismo a los que habían murmurado en contra del maná (Nm. 11:33, 34). (Véase MANÁ.) 

    Números 11:33, 34

    33 Aún estaba la carne entre los dientes de ellos, antes que fuese masticada, cuando la ira de Jehová se encendió en el pueblo, e hirió Jehová al pueblo con una plaga muy grande.

    34 Y llamó el nombre de aquel lugar Kibrot-hataava, por cuanto allí sepultaron al pueblo codicioso.

    Hizo morir a los diez espías que hablaron mal de la Tierra Prometida (Nm. 14:37). 

    Números 14:37

    37 aquellos varones que habían hablado mal de la tierra, murieron de plaga delante de Jehová.

    En otra ocasión, 14.700 israelitas murieron por protestar contra el castigo que había caído sobre los rebeldes Coré, Datán y Abiram (Nm. 16:46-50). 

    Números 16:46-50

    46 Y dijo Moisés a Aarón: Toma el incensario, y pon en él fuego del altar, y sobre él pon incienso, y ve pronto a la congregación, y haz expiación por ellos, porque el furor ha salido de la presencia de Jehová; la mortandad ha comenzado.

    47 Entonces tomó Aarón el incensario, como Moisés dijo, y corrió en medio de la congregación; y he aquí que la mortandad había comenzado en el pueblo; y él puso incienso, e hizo expiación por el pueblo,

    48 y se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad.

    49 Y los que murieron en aquella mortandad fueron catorce mil setecientos, sin los muertos por la rebelión de Coré.

    50 Después volvió Aarón a Moisés a la puerta del tabernáculo de reunión, cuando la mortandad había cesado.

    El pueblo que se entregó a la idolatría y a la inmoralidad consiguiente en el culto a Baal-peor fue azotado por una plaga mortal; perecieron 24.000 israelitas (Nm. 25:9; Jos. 22:17; Sal. 106:28-30). 

    Números 25:9 

    9 Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.

    Josué 22:17 

    17 ¿No ha sido bastante la maldad de Peor, de la que no estamos aún limpios hasta este día, por la cual vino la mortandad en la congregación de Jehová,

    Salmos 106:28-30

    28 Se unieron asimismo a Baal-peor, Y comieron los sacrificios de los muertos.

    29 Provocaron la ira de Dios con sus obras, Y se desarrolló la mortandad entre ellos.

    30 Entonces se levantó Finees e hizo juicio, Y se detuvo la plaga;

    Los tumores de los filisteos fueron asimismo un castigo (1 S. 6:4). 

    1 Samuel 6:4

    4 Y ellos dijeron: ¿Y qué será la expiación que le pagaremos? Ellos respondieron: Conforme al número de los príncipes de los filisteos, cinco tumores de oro, y cinco ratones de oro, porque una misma plaga ha afligido a todos vosotros y a vuestros príncipes.

    El censo ordenado por David hizo que se desencadenara una peste, y sucumbieron 70.000 personas (2 S. 24:13-25; 1 Cr. 21:12-30). 

    2 Samuel 24:13-25 

    13 Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿o que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿o que tres días haya peste en tu tierra? Piensa ahora, y mira qué responderé al que me ha enviado.

    14 Entonces David dijo a Gad: En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas, mas no caiga yo en manos de hombres.

    15 Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.

    16 Y cuando el ángel extendió su mano sobre Jerusalén para destruirla, Jehová se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía al pueblo: Basta ahora; detén tu mano. Y el ángel de Jehová estaba junto a la era de Arauna jebuseo.

    17 Y David dijo a Jehová, cuando vio al ángel que destruía al pueblo: Yo pequé, yo hice la maldad; ¿qué hicieron estas ovejas? Te ruego que tu mano se vuelva contra mí, y contra la casa de mi padre.

    18 Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo.

    19 Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová;

    20 y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra.

    21 Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la mortandad del pueblo.

    22 Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña.

    23 Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio.

    24 Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.

    25 Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel.

    1 Crónicas 21:12-30

    12 Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová, esto es, la peste en la tierra, y que el ángel de Jehová haga destrucción en todos los términos de Israel. Mira, pues, qué responderé al que me ha enviado.

    13 Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres.

    14 Así Jehová envió una peste en Israel, y murieron de Israel setenta mil hombres.

    15 Y envió Jehová el ángel a Jerusalén para destruirla; pero cuando él estaba destruyendo, miró Jehová y se arrepintió de aquel mal, y dijo al ángel que destruía: Basta ya; detén tu mano. El ángel de Jehová estaba junto a la era de Ornán jebuseo.

    16 Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio.

    17 Y dijo David a Dios: ¿No soy yo el que hizo contar el pueblo? Yo mismo soy el que pequé, y ciertamente he hecho mal; pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mi, y contra la casa de mi padre, y no venga la peste sobre tu pueblo.

    18 Y el ángel de Jehová ordenó a Gad que dijese a David que subiese y construyese un altar a Jehová en la era de Ornán jebuseo.

    19 Entonces David subió, conforme a la palabra que Gad le había dicho en nombre de Jehová.

    20 Y volviéndose Ornán, vio al ángel, por lo que se escondieron cuatro hijos suyos que con él estaban. Y Ornán trillaba el trigo.

    21 Y viniendo David a Ornán, miró Ornán, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David.

    22 Entonces dijo David a Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo.

    23 Y Ornán respondió a David: Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo.

    24 Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste.

    25 Y dio David a Ornán por aquel lugar el peso de seiscientos siclos de oro.

    26 Y edificó allí David un altar a Jehová, en el que ofreció holocaustos y ofrendas de paz, e invocó a Jehová, quien le respondió por fuego desde los cielos en el altar del holocausto.

    27 Entonces Jehová habló al ángel, y éste volvió su espada a la vaina.

    El lugar para el templo

    28 Viendo David que Jehová le había oído en la era de Ornán jebuseo, ofreció sacrificios allí.

    29 Y el tabernáculo de Jehová que Moisés había hecho en el desierto, y el altar del holocausto, estaban entonces en el lugar alto de Gabaón;

    30 pero David no pudo ir allá a consultar a Dios, porque estaba atemorizado a causa de la espada del ángel de Jehová.

    Una gran plaga cayó sobre Joram, rey de Judá, y sobre su pueblo (2 Cr. 21:14, 15). 

    2 Crónicas 21:14, 15

    14 he aquí Jehová herirá a tu pueblo de una gran plaga, y a tus hijos y a tus mujeres, y a todo cuanto tienes;

    15 Y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa de tu persistente enfermedad.

    El término traducido «azote» en Mr. 5:29, y que en algunas versiones se traduce como «plaga», no designa una enfermedad epidémica. 

    Marcos 5:29

    29 Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote.

    En Lv. 14:34-54 se usa el término «plaga» de la lepra y la tiña, que son casos individuales y no epidémicos.

    Levítico 14:34-54

    34 Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán, la cual yo os doy en posesión, si pusiere yo plaga de lepra en alguna casa de la tierra de vuestra posesión,

    35 vendrá aquel de quien fuere la casa y dará aviso al sacerdote, diciendo: Algo como plaga ha aparecido en mi casa.

    36 Entonces el sacerdote mandará desocupar la casa antes que entre a mirar la plaga, para que no sea contaminado todo lo que estuviere en la casa; y después el sacerdote entrará a examinarla.

    37 Y examinará la plaga; y si se vieren manchas en las paredes de la casa, manchas verdosas o rojizas, las cuales parecieren más profundas que la superficie de la pared,

    38 el sacerdote saldrá de la casa a la puerta de ella, y cerrará la casa por siete días.

    39 Y al séptimo día volverá el sacerdote, y la examinará; y si la plaga se hubiere extendido en las paredes de la casa,

    40 entonces mandará el sacerdote, y arrancarán las piedras en que estuviere la plaga, y las echarán fuera de la ciudad en lugar inmundo.

    41 Y hará raspar la casa por dentro alrededor, y derramarán fuera de la ciudad, en lugar inmundo, el barro que rasparen.

    42 Y tomarán otras piedras y las pondrán en lugar de las piedras quitadas; y tomarán otro barro y recubrirán la casa.

    43 Y si la plaga volviere a brotar en aquella casa, después que hizo arrancar las piedras y raspar la casa, y después que fue recubierta,

    44 entonces el sacerdote entrará y la examinará; y si pareciere haberse extendido la plaga en la casa, es lepra maligna en la casa; inmunda es.

    45 Derribará, por tanto, la tal casa, sus piedras, sus maderos y toda la mezcla de la casa; y sacarán todo fuera de la ciudad a lugar inmundo.

    46 Y cualquiera que entrare en aquella casa durante los días en que la mandó cerrar, será inmundo hasta la noche.

    47 Y el que durmiere en aquella casa, lavará sus vestidos; también el que comiere en la casa lavará sus vestidos.

    48 Mas si entrare el sacerdote y la examinare, y viere que la plaga no se ha extendido en la casa después que fue recubierta, el sacerdote declarará limpia la casa, porque la plaga ha desaparecido.

    49 Entonces tomará para limpiar la casa dos avecillas, y madera de cedro, grana e hisopo;

    50 y degollará una avecilla en una vasija de barro sobre aguas corrientes.

    51 Y tomará el cedro, el hisopo, la grana y la avecilla viva, y los mojará en la sangre de la avecilla muerta y en las aguas corrientes, y rociará la casa siete veces.

    52 Y purificará la casa con la sangre de la avecilla, con las aguas corrientes, con la avecilla viva, la madera de cedro, el hisopo y la grana.

    53 Luego soltará la avecilla viva fuera de la ciudad sobre la faz del campo. Así hará expiación por la casa, y será limpia.

    54 Esta es la ley acerca de toda plaga de lepra y de tiña,

Comparte este sitio
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información y limitar el uso de cookies en nuestra política de cookies.