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  • Enfermedad - Sanidad
    El origen primero de la enfermedad y de la muerte debe ser buscado, evidentemente, en el pecado y en la caída. 

    El hombre, hecho a imagen de Dios por una creación perfecta, estaba destinado a una vida venturosa y eterna, y no a los sufrimientos físicos y morales a los que se halla sometido (Gn. 1:27, 31; 2:7; 3:22). 

    Génesis 1:27, 31 

    27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

    31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

    Génesis 2:7 

    7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

    Génesis 3:22

    22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.

    Por el pecado, la muerte hizo su aparición, con las enfermedades y dolencias que llevan a ella (Ro. 5:12). 

    Romanos 5:12

    Adán y Cristo

    12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

    Está claro asimismo que la violación de las leyes físicas y morales conduce, con mucha frecuencia, a la enfermedad y al desequilibrio psíquico (p. ej., el alcoholismo y la licencia sexual, Pr. 2:16-19; 23:29-32). 

    Proverbios 2:16-19 

    16 Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras,

    17 La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios.

    18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos;

    19 Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.

    Proverbios 23:29-32

    29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

    30 Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.

    31 No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;

    32 Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.

    En cambio, el respeto a los mandatos divinos tiene con gran frecuencia el efecto de mantener la salud» (Pr. 3:8; 4:20-22). 

    Proverbios 3:8 

    8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.

    Proverbios 4:20-22

    20 Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.

    21 No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón;

    22 Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo.

    La enfermedad puede ser asimismo el castigo de un pecado concreto (Dt. 28:58-61: 2 S. 24:15; 2 R. 5:27), o puede provenir de las faltas de los padres (Éx. 20:5),y puede también alcanzar a los cristianos que no se juzgan a sí mismos abandonando sus desobediencias (1 Co. 11:30-32). 

    Deuteronomio 28:58-61 

    58 Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS,

    59 entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;

    60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.

    61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.

    2 Samuel 24:15 

    15 Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.

    2 Reyes 5:27

    27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.

    Éxodo 20:5

    5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

    1 Corintios 11:30-32

    30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

    31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;

    32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

    Sin embargo, la Biblia destaca que no toda enfermedad es necesariamente el resultado de un pecado personal. Job era íntegro, recto, temeroso de Dios, apartado del mal, hasta el punto de que no había ninguno como él en toda la tierra. 

    Con todo, Dios tuvo a bien mandarle una prueba, para su crecimiento espiritual (Jb. 1:8; 2:5-7). 

    Job 1:8 

    8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?

    Job 2:5-7

    5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.

    6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.

    7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

    Ni el ciego de nacimiento ni sus padres habían provocado por sus pecados esta ceguera, que hizo manifestar la gloria de Dios (Jn. 9:2-3). 

    Juan 9:2-3

    2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?

    3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

    A Pablo le fue puesto un aguijón en la carne, no porque hubiera pecado, sino para guardarle del orgullo debido a las revelaciones inauditas del Señor (2 Co. 12:7). 

    2 Corintios 12:7

    7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;

    La Biblia revela que, en ocasiones, Satanás puede ser el agente que provoca ciertas enfermedades (Jb. 2:6-7; Lc. 13:16; Hch. 10:38; en cuanto a las posesiones demoníacas, véanse DEMONIOS. ENDEMONIADO). 

    Job 2:6-7 

    6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.

    7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

    Lucas 13:16 

    16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?

    Hechos 10:38

    38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

    Pero no puede ir más allá de lo que le permita el Señor, siempre poderoso para socorrer a los que a Él se allegan. 

    (a) La obra de Cristo. Según Is. 53:4-5, el Mesías llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores, y por sus llagas fuimos nosotros curados. 

    Isaías 53:4-5

    4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

    5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

    Un primer cumplimiento de esta profecía estuvo en el ministerio de sanidad del Señor en Palestina (Mt. 8:16-17). 

    Mateo 8:16-17

    16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

    17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

    Sus milagros de todo tipo fueron la señal de su victoria sobre el mal y sobre la muerte, además de la prueba deslumbrante de su propia divinidad. 

    Pero fue sobre la cruz que llevó nuestro pecado, con todas sus consecuencias físicas y morales; es allí que consiguió para nosotros la redención total del alma y cuerpo. 

    Por ello, cuidémonos de no caer en confusiones acerca de estos extremos. Habiendo quedado expiado el pecado, 

    Dios da a todos los que creen el perdón y el nuevo nacimiento espiritual. Pero la «redención del cuerpo», su transformación gloriosa en resurrección para los muertos en Cristo, o en vida para los que vivan a su venida, es todavía futura (Ro. 8:23). 

    Romanos 8:23

    23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

    Al esperar esto, «gemimos dentro de nosotros mismos», ya que, aunque «el [hombre] interior se renueva de día en día», «éste nuestro hombre exterior se va desgastando». 

    Nuestro cuerpo es un tabernáculo perecedero dentro del cual «gemimos con angustia», ya que está para ser destruido (2 Co. 4:16; 5:1-4). 

    2 Corintios 4:16 

    16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.

    2 Corintios 5:1-4

    1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.

    2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;

    3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.

    4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

    Así, no es correcto decir, como algunos lo afirman, que «por la expiación de la cruz quedó de inmediato conseguida la sanidad de todas nuestras enfermedades desde hoy; que no se puede estar enfermo si se anda cerca de Dios; que el Señor no tiene otra voluntad que la de sanar, y que es ofenderle el decirle: Señor, sáname si Tú quieres». 

    Por cuanto nuestro cuerpo envejece y que un día tendremos que abandonarlo, no nos sorprende ver en 2 R. 13:14: «Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió.» 

    2 Reyes 13:14

    Profecía final y muerte de Eliseo

    14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!

    Además de Job, las Escrituras nos muestran a otros creyentes que andaban muy cerca de Dios, y no obstante padeciendo enfermedades: Pablo, que no fue liberado de su aguijón en la carne (2 Co. 12:7-9); Timoteo, que sufría constantemente del estómago (1 Ti. 5:23); Trófimo, que fue dejado enfermo por Pablo en Mileto (2 Ti. 4:20). 

    2 Corintios 12:7-9

    7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;

    8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.

    9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

    1 Timoteo 5:23

    23 Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

    2 Timoteo 4:20

    20 Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo.

    (b) La sanidad en la Iglesia primitiva. Cristo, evidentemente, tenía el poder de sanar al enfermo que fuera, y los Evangelios informan de 26 casos de curaciones individuales, y da 10 ejemplos de curaciones colectivas; en 7 ocasiones, se da la precisión de que Jesús sanó a todos los enfermos (Mt. 8:16; 9:35; 12:15; 14:36; Lc. 4:40; 6:18-19; 9:11). 

    Mateo 8:16 

    16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

    Mateo 9:35 

    La mies es mucha

    35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

    Mateo 12:15 

    El siervo escogido

    15 Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,

    Mateo 14:36 

    36 y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.

    Lucas 4:40 

    Muchos sanados al ponerse el sol

    40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.

    Lucas 6:18-19 

    18 y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados.

    19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.

    Lucas 9:11

    11 Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.

    A los apóstoles, les dio el poder de sanar toda enfermedad y toda dolencia, ordenándoles también resucitar a los muertos, y limpiar a los leprosos (Mt. 10:1, 8). 

    Mateo 10:1, 8

    Elección de los doce apóstoles

    1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

    8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

    Los apóstoles, así, también llevaron a cabo milagros señalados (cp. Hch. 5:15; 9:40; 19:11-12; 20:9-12), que eran indispensables para acreditar el Evangelio y la naciente Iglesia; por su ministerio, a semejanza del de Cristo, todos eran sanados (Hch. 5:16). 

    Hechos 5:15 

    15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.

    Hechos 9:40 

    40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.

    Hechos 19:11-12 

    11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,

    12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

    Hechos 20:9-12

    9 y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.

    10 Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo.

    11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió.

    12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

    Hechos 5:16

    16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

    Aquí podemos constatar que este don absoluto de sanidad manifestado en los Evangelios y en Hechos no tiene lugar en la actualidad. 

    No hemos visto ni conocido a nadie en nuestro tiempo que dé sanidad a «todos» los enfermos que vayan a él (sin hablar de resurrecciones y de curaciones de leprosos). 

    Señalemos también que todas las curaciones bíblicas son instantáneas (incluyendo la de Mr. 8:22-25, que tuvo lugar en dos etapas bien definidas), en tanto que en la actualidad muchos de los enfermos se hacen imponer las manos durante mucho tiempo, o periódicamente, con la esperanza de una mejora de su caso. 

    Marcos 8:22-25

    Un ciego sanado en Betsaida

    22 Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.

    23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.

    24 El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.

    25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.

    Mucho se habla de los milagros de Lourdes; sin embargo, las estadísticas indican que de 1939 a 1950 ha habido solamente 15 curaciones, o sea alrededor de 1 por año y por millón de peregrinos. 

    (c) La sanidad en la actualidad. Ningún cristiano duda que Dios pueda sanar hoy como en el pasado. 

    La cuestión es saber en base al NT si es su voluntad, y cómo. ¿Qué debe hacer el cristiano en caso de enfermedad? Santiago da una clara respuesta acerca de este tema (Stg. 5:14-16). 

    Santiago 5:14-16

    14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.

    15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    El enfermo es llamado a que se examine a sí mismo para discernir el sentido de la prueba, y a confesar todo pecado que le muestre el Espíritu Santo (cp. 1 Co. 11:30-31); tiene que llamar a los ancianos de la iglesia, ya que su sufrimiento es el sufrimiento de toda la comunidad (1 Co. 12:26), y se dan promesas especiales a la intercesión en común (Tit. 18:19; cp. Gá. 6:3). 

    1 Corintios 11:30-31

    30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

    31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;

    1 Corintios 12:26

    26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.

    Gálatas 6:3

    3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

    Los antiguos practicaban la unción con aceite, bien que esto no sea una ley, y que Dios pueda sanar sin ella. 

    Es «la oración de fe» la que sanará al enfermo. ¿En qué consiste esta última? Nos parece, en base a 1 Jn. 5:14-15, que se basa en la búsqueda y certidumbre de la voluntad precisa de Dios acerca del caso en cuestión. 

    1 Juan 5:14-15

    14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

    15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

    Está claro que antes de la resurrección los enfermos no serán siempre sanados, y que deberán pasar por la muerte, a no ser que vivan en la época del arrebatamiento. 

    Por tanto, Dios nos ha prometido revelar su voluntad, y nosotros podemos buscar saberla con plena confianza (Ro. 12:2; Is. 30:21). 

    Romanos 12:2 

    2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

    Isaías 30:21

    21 Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.

    Esta voluntad se puede manifestar de tres maneras: 

    (A) Dios puede dar la certidumbre de la curación (cp. Jn. 4:50; Mt. 8:13); la oración viene a ser de fe, que no duda de la voluntad divina (Mr. 1:40-41). 

    Juan 4:50 

    50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.

    Mateo 8:13

    13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

    Marcos 1:40-41

    Jesús sana a un leproso

    40 Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.

    41 Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio.

    (B) El Señor permite que la prueba persista, como sucedió con Pablo (2 Co. 12:7-10); pero entonces da un auxilio sobrenatural para soportarla y para transformarla en una victoria espiritual. 

    2 Corintios 12:7-10

    7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;

    8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.

    9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

    10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

    (C) Dios hace comprender que ha llegado la hora de la partida (Gn. 48:1, 21; Jos. 23:2, 14; 2 R. 13:14; 20:1). 

    Génesis 48:1, 21 

    Jacob bendice a Efraín y a Manasés

    1 Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.

    21 Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres.

    Josué 23:2, 14 

    2 llamó a todo Israel, a sus ancianos, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales, y les dijo: Yo ya soy viejo y avanzado en años.

    14 Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas.

    2 Reyes 13:14 

    Profecía final y muerte de Eliseo

    14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!

    2 Reyes 20:1

    Enfermedad de Ezequías

    1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.

    Es cierto que Ezequías consiguió un aplazamiento de 15 años, pero fue en el curso de este período que cayó en la soberbia y que engendró al impío Manasés (2 Cr. 32:24-25; 2 R. 21:1, 9; 24:3-4). 

    2 Crónicas 32:24-25 

    Enfermedad de Ezequías

    24 En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le respondió, y le dio una señal.

    25 Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho: sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.

    2 Reyes 21:1, 9 

    Reinado de Manasés

    1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre fue Hepsiba.

    9 Mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.

    2 Reyes 24:3-4

    3 Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo;

    4 asimismo por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, no quiso perdonar.

    Esta partida del enfermo creyente y sumiso es para él, en realidad, una «ganancia» y una liberación (Fil. 1:20-23; 2 Co. 5:6-8). 

    Filipenses 1:20-23 

    20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.

    21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

    22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.

    23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;

    2 Corintios 5:6-8

    6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor

    7 (porque por fe andamos, no por vista);

    8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

    En una palabra, la voluntad de Dios no puede ser otra cosa que buena, agradable y perfecta. Dispongámonos, como creyentes, a discernirla y a aceptarla con la fe entera que permite el milagro necesario en cada uno de los tres casos tratados. 

    El don de sanidad figura entre los que el Señor ha dado a la Iglesia (1 Co. 12:9, 28). 

    1 Corintios 12:9, 28

    9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

    28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

    Tiene que ser ejercido para la utilidad común, y en total sumisión al Espíritu y a las Escrituras. Se puede aplicar con la imposición de manos (Mr. 6:5; Hch. 28:8), lo cual no puede hacerse a la ligera (1 Ti. 5:22). 

    Marcos 6:5 

    5 Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.

    Hechos 28:8

    8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

    1 Timoteo 5:22

    22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.

    Finalmente, no olvidemos las advertencias en la Biblia acerca de los milagros engañosos que el enemigo puede perfectamente llevar a cabo (Mt. 24:24; 2 Ts. 2:9). 

    Mateo 24:24 

    24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

    2 Tesalonicenses 2:9

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    Hay movimientos muy alejados del evangelio que pretenden producir curaciones: La Ciencia «Cristiana», los ocultistas, hechiceros paganos, etc.; incluso falsos cristianos pueden llevarlos a cabo (Mt. 7:22-23); en la actualidad abundan las pretensiones falsas acerca de este campo. 

    Mateo 7:22-23

    22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

    23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

    Sólo la obediencia a los principios escriturísticos nos puede preservar de caer en un engaño. (Véase MILAGRO). 

    (d) Entre las principales enfermedades mencionadas en la Biblia figuran: la fiebre (Dt. 28:22; Mt. 8:14; Jn. 4:52); la lepra y las enfermedades de la piel (Lv. 13:6-8, 30, 39); la disentería (2 Cr. 21:15, 18, 19; Hch. 28:8); las úlceras (Éx. 9:9; Jb. 2:7); los hemorroides (Dt. 28:27; 1 S. 5:6); la oftalmía (Ap. 3:18; cp. Tob. 2:10); la ceguera (Dt. 28:28; aparece más de 60 veces); la parálisis (Mt. 8:6; 9:2; Hch. 9:33); la sordera (Mr. 7:32); la mudez (Mt. 15:30-31).

    Deuteronomio 28:22 

    22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.

    Mateo 8:14 

    Jesús sana a la suegra de Pedro

    14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.

    Juan 4:52

    52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.

    Levítico 13:6-8, 30, 39

    6 Y al séptimo día el sacerdote le reconocerá de nuevo; y si parece haberse oscurecido la llaga, y que no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio: era erupción; y lavará sus vestidos, y será limpio.

    7 Pero si se extendiere la erupción en la piel después que él se mostró al sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote.

    8 Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo: es lepra.

    30 el sacerdote mirará la llaga; y si pareciere ser más profunda que la piel, y el pelo de ella fuere amarillento y delgado, entonces el sacerdote le declarará inmundo; es tiña, es lepra de la cabeza o de la barba.

    39 el sacerdote mirará, y si en la piel de su cuerpo aparecieren manchas blancas algo oscurecidas, es empeine que brotó en la piel; está limpia la persona.

    2 Crónicas 21:15, 18, 19 

    15 Y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa de tu persistente enfermedad.

    18 Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos.

    19 Y aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los intestinos se le salieron por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no encendieron fuego en su honor, como las habían hecho con sus padres.

    Hechos 28:8

    8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

    Éxodo 9:9 

    9 y vendrá a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, y producirá sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias, por todo el país de Egipto.

    Job 2:7

    7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

    Deuteronomio 28:27 

    27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.

    1 Samuel 5:6

    6 Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio.

    Apocalipsis 3:18

    18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

    Deuteronomio 28:28

    28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;

    Mateo 8:6 

    6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.

    Mateo 9:2 

    2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

    Hechos 9:33

    33 Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.

    Marcos 7:32

    32 Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima.

    Mateo 15:30-31

    30 Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;

    31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

    VÉASE: Demonio , Endemoniado , Milagro
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  • Enfermedad - Sanidad
    El origen primero de la enfermedad y de la muerte debe ser buscado, evidentemente, en el pecado y en la caída. 

    El hombre, hecho a imagen de Dios por una creación perfecta, estaba destinado a una vida venturosa y eterna, y no a los sufrimientos físicos y morales a los que se halla sometido (Gn. 1:27, 31; 2:7; 3:22). 

    Génesis 1:27, 31 

    27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

    31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

    Génesis 2:7 

    7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

    Génesis 3:22

    22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.

    Por el pecado, la muerte hizo su aparición, con las enfermedades y dolencias que llevan a ella (Ro. 5:12). 

    Romanos 5:12

    Adán y Cristo

    12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

    Está claro asimismo que la violación de las leyes físicas y morales conduce, con mucha frecuencia, a la enfermedad y al desequilibrio psíquico (p. ej., el alcoholismo y la licencia sexual, Pr. 2:16-19; 23:29-32). 

    Proverbios 2:16-19 

    16 Serás librado de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras,

    17 La cual abandona al compañero de su juventud, Y se olvida del pacto de su Dios.

    18 Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos;

    19 Todos los que a ella se lleguen, no volverán, Ni seguirán otra vez los senderos de la vida.

    Proverbios 23:29-32

    29 ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?

    30 Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.

    31 No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente;

    32 Mas al fin como serpiente morderá, Y como áspid dará dolor.

    En cambio, el respeto a los mandatos divinos tiene con gran frecuencia el efecto de mantener la salud» (Pr. 3:8; 4:20-22). 

    Proverbios 3:8 

    8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.

    Proverbios 4:20-22

    20 Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones.

    21 No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón;

    22 Porque son vida a los que las hallan, Y medicina a todo su cuerpo.

    La enfermedad puede ser asimismo el castigo de un pecado concreto (Dt. 28:58-61: 2 S. 24:15; 2 R. 5:27), o puede provenir de las faltas de los padres (Éx. 20:5),y puede también alcanzar a los cristianos que no se juzgan a sí mismos abandonando sus desobediencias (1 Co. 11:30-32). 

    Deuteronomio 28:58-61 

    58 Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS,

    59 entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;

    60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.

    61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.

    2 Samuel 24:15 

    15 Y Jehová envió la peste sobre Israel desde la mañana hasta el tiempo señalado; y murieron del pueblo, desde Dan hasta Beerseba, setenta mil hombres.

    2 Reyes 5:27

    27 Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve.

    Éxodo 20:5

    5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

    1 Corintios 11:30-32

    30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

    31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;

    32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

    Sin embargo, la Biblia destaca que no toda enfermedad es necesariamente el resultado de un pecado personal. Job era íntegro, recto, temeroso de Dios, apartado del mal, hasta el punto de que no había ninguno como él en toda la tierra. 

    Con todo, Dios tuvo a bien mandarle una prueba, para su crecimiento espiritual (Jb. 1:8; 2:5-7). 

    Job 1:8 

    8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?

    Job 2:5-7

    5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.

    6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.

    7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

    Ni el ciego de nacimiento ni sus padres habían provocado por sus pecados esta ceguera, que hizo manifestar la gloria de Dios (Jn. 9:2-3). 

    Juan 9:2-3

    2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?

    3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

    A Pablo le fue puesto un aguijón en la carne, no porque hubiera pecado, sino para guardarle del orgullo debido a las revelaciones inauditas del Señor (2 Co. 12:7). 

    2 Corintios 12:7

    7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;

    La Biblia revela que, en ocasiones, Satanás puede ser el agente que provoca ciertas enfermedades (Jb. 2:6-7; Lc. 13:16; Hch. 10:38; en cuanto a las posesiones demoníacas, véanse DEMONIOS. ENDEMONIADO). 

    Job 2:6-7 

    6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.

    7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

    Lucas 13:16 

    16 Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?

    Hechos 10:38

    38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.

    Pero no puede ir más allá de lo que le permita el Señor, siempre poderoso para socorrer a los que a Él se allegan. 

    (a) La obra de Cristo. Según Is. 53:4-5, el Mesías llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores, y por sus llagas fuimos nosotros curados. 

    Isaías 53:4-5

    4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

    5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

    Un primer cumplimiento de esta profecía estuvo en el ministerio de sanidad del Señor en Palestina (Mt. 8:16-17). 

    Mateo 8:16-17

    16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

    17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

    Sus milagros de todo tipo fueron la señal de su victoria sobre el mal y sobre la muerte, además de la prueba deslumbrante de su propia divinidad. 

    Pero fue sobre la cruz que llevó nuestro pecado, con todas sus consecuencias físicas y morales; es allí que consiguió para nosotros la redención total del alma y cuerpo. 

    Por ello, cuidémonos de no caer en confusiones acerca de estos extremos. Habiendo quedado expiado el pecado, 

    Dios da a todos los que creen el perdón y el nuevo nacimiento espiritual. Pero la «redención del cuerpo», su transformación gloriosa en resurrección para los muertos en Cristo, o en vida para los que vivan a su venida, es todavía futura (Ro. 8:23). 

    Romanos 8:23

    23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

    Al esperar esto, «gemimos dentro de nosotros mismos», ya que, aunque «el [hombre] interior se renueva de día en día», «éste nuestro hombre exterior se va desgastando». 

    Nuestro cuerpo es un tabernáculo perecedero dentro del cual «gemimos con angustia», ya que está para ser destruido (2 Co. 4:16; 5:1-4). 

    2 Corintios 4:16 

    16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.

    2 Corintios 5:1-4

    1 Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.

    2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;

    3 pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.

    4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.

    Así, no es correcto decir, como algunos lo afirman, que «por la expiación de la cruz quedó de inmediato conseguida la sanidad de todas nuestras enfermedades desde hoy; que no se puede estar enfermo si se anda cerca de Dios; que el Señor no tiene otra voluntad que la de sanar, y que es ofenderle el decirle: Señor, sáname si Tú quieres». 

    Por cuanto nuestro cuerpo envejece y que un día tendremos que abandonarlo, no nos sorprende ver en 2 R. 13:14: «Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió.» 

    2 Reyes 13:14

    Profecía final y muerte de Eliseo

    14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!

    Además de Job, las Escrituras nos muestran a otros creyentes que andaban muy cerca de Dios, y no obstante padeciendo enfermedades: Pablo, que no fue liberado de su aguijón en la carne (2 Co. 12:7-9); Timoteo, que sufría constantemente del estómago (1 Ti. 5:23); Trófimo, que fue dejado enfermo por Pablo en Mileto (2 Ti. 4:20). 

    2 Corintios 12:7-9

    7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;

    8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.

    9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

    1 Timoteo 5:23

    23 Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

    2 Timoteo 4:20

    20 Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo.

    (b) La sanidad en la Iglesia primitiva. Cristo, evidentemente, tenía el poder de sanar al enfermo que fuera, y los Evangelios informan de 26 casos de curaciones individuales, y da 10 ejemplos de curaciones colectivas; en 7 ocasiones, se da la precisión de que Jesús sanó a todos los enfermos (Mt. 8:16; 9:35; 12:15; 14:36; Lc. 4:40; 6:18-19; 9:11). 

    Mateo 8:16 

    16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;

    Mateo 9:35 

    La mies es mucha

    35 Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

    Mateo 12:15 

    El siervo escogido

    15 Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,

    Mateo 14:36 

    36 y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.

    Lucas 4:40 

    Muchos sanados al ponerse el sol

    40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.

    Lucas 6:18-19 

    18 y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados.

    19 Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.

    Lucas 9:11

    11 Y cuando la gente lo supo, le siguió; y él les recibió, y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados.

    A los apóstoles, les dio el poder de sanar toda enfermedad y toda dolencia, ordenándoles también resucitar a los muertos, y limpiar a los leprosos (Mt. 10:1, 8). 

    Mateo 10:1, 8

    Elección de los doce apóstoles

    1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.

    8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

    Los apóstoles, así, también llevaron a cabo milagros señalados (cp. Hch. 5:15; 9:40; 19:11-12; 20:9-12), que eran indispensables para acreditar el Evangelio y la naciente Iglesia; por su ministerio, a semejanza del de Cristo, todos eran sanados (Hch. 5:16). 

    Hechos 5:15 

    15 tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.

    Hechos 9:40 

    40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.

    Hechos 19:11-12 

    11 Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,

    12 de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

    Hechos 20:9-12

    9 y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.

    10 Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo.

    11 Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió.

    12 Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

    Hechos 5:16

    16 Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

    Aquí podemos constatar que este don absoluto de sanidad manifestado en los Evangelios y en Hechos no tiene lugar en la actualidad. 

    No hemos visto ni conocido a nadie en nuestro tiempo que dé sanidad a «todos» los enfermos que vayan a él (sin hablar de resurrecciones y de curaciones de leprosos). 

    Señalemos también que todas las curaciones bíblicas son instantáneas (incluyendo la de Mr. 8:22-25, que tuvo lugar en dos etapas bien definidas), en tanto que en la actualidad muchos de los enfermos se hacen imponer las manos durante mucho tiempo, o periódicamente, con la esperanza de una mejora de su caso. 

    Marcos 8:22-25

    Un ciego sanado en Betsaida

    22 Vino luego a Betsaida; y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase.

    23 Entonces, tomando la mano del ciego, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo.

    24 El, mirando, dijo: Veo los hombres como árboles, pero los veo que andan.

    25 Luego le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.

    Mucho se habla de los milagros de Lourdes; sin embargo, las estadísticas indican que de 1939 a 1950 ha habido solamente 15 curaciones, o sea alrededor de 1 por año y por millón de peregrinos. 

    (c) La sanidad en la actualidad. Ningún cristiano duda que Dios pueda sanar hoy como en el pasado. 

    La cuestión es saber en base al NT si es su voluntad, y cómo. ¿Qué debe hacer el cristiano en caso de enfermedad? Santiago da una clara respuesta acerca de este tema (Stg. 5:14-16). 

    Santiago 5:14-16

    14 ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.

    15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.

    16 Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.

    El enfermo es llamado a que se examine a sí mismo para discernir el sentido de la prueba, y a confesar todo pecado que le muestre el Espíritu Santo (cp. 1 Co. 11:30-31); tiene que llamar a los ancianos de la iglesia, ya que su sufrimiento es el sufrimiento de toda la comunidad (1 Co. 12:26), y se dan promesas especiales a la intercesión en común (Tit. 18:19; cp. Gá. 6:3). 

    1 Corintios 11:30-31

    30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

    31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;

    1 Corintios 12:26

    26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.

    Gálatas 6:3

    3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

    Los antiguos practicaban la unción con aceite, bien que esto no sea una ley, y que Dios pueda sanar sin ella. 

    Es «la oración de fe» la que sanará al enfermo. ¿En qué consiste esta última? Nos parece, en base a 1 Jn. 5:14-15, que se basa en la búsqueda y certidumbre de la voluntad precisa de Dios acerca del caso en cuestión. 

    1 Juan 5:14-15

    14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

    15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

    Está claro que antes de la resurrección los enfermos no serán siempre sanados, y que deberán pasar por la muerte, a no ser que vivan en la época del arrebatamiento. 

    Por tanto, Dios nos ha prometido revelar su voluntad, y nosotros podemos buscar saberla con plena confianza (Ro. 12:2; Is. 30:21). 

    Romanos 12:2 

    2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

    Isaías 30:21

    21 Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.

    Esta voluntad se puede manifestar de tres maneras: 

    (A) Dios puede dar la certidumbre de la curación (cp. Jn. 4:50; Mt. 8:13); la oración viene a ser de fe, que no duda de la voluntad divina (Mr. 1:40-41). 

    Juan 4:50 

    50 Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue.

    Mateo 8:13

    13 Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.

    Marcos 1:40-41

    Jesús sana a un leproso

    40 Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.

    41 Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio.

    (B) El Señor permite que la prueba persista, como sucedió con Pablo (2 Co. 12:7-10); pero entonces da un auxilio sobrenatural para soportarla y para transformarla en una victoria espiritual. 

    2 Corintios 12:7-10

    7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;

    8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.

    9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.

    10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

    (C) Dios hace comprender que ha llegado la hora de la partida (Gn. 48:1, 21; Jos. 23:2, 14; 2 R. 13:14; 20:1). 

    Génesis 48:1, 21 

    Jacob bendice a Efraín y a Manasés

    1 Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.

    21 Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la tierra de vuestros padres.

    Josué 23:2, 14 

    2 llamó a todo Israel, a sus ancianos, sus príncipes, sus jueces y sus oficiales, y les dijo: Yo ya soy viejo y avanzado en años.

    14 Y he aquí que yo estoy para entrar hoy por el camino de toda la tierra; reconoced, pues, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, que no ha faltado una palabra de todas las buenas palabras que Jehová vuestro Dios había dicho de vosotros; todas os han acontecido, no ha faltado ninguna de ellas.

    2 Reyes 13:14 

    Profecía final y muerte de Eliseo

    14 Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad de que murió. Y descendió a él Joás rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo!

    2 Reyes 20:1

    Enfermedad de Ezequías

    1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás.

    Es cierto que Ezequías consiguió un aplazamiento de 15 años, pero fue en el curso de este período que cayó en la soberbia y que engendró al impío Manasés (2 Cr. 32:24-25; 2 R. 21:1, 9; 24:3-4). 

    2 Crónicas 32:24-25 

    Enfermedad de Ezequías

    24 En aquel tiempo Ezequías enfermó de muerte; y oró a Jehová, quien le respondió, y le dio una señal.

    25 Mas Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho: sino que se enalteció su corazón, y vino la ira contra él, y contra Judá y Jerusalén.

    2 Reyes 21:1, 9 

    Reinado de Manasés

    1 De doce años era Manasés cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y cinco años; el nombre de su madre fue Hepsiba.

    9 Mas ellos no escucharon; y Manasés los indujo a que hiciesen más mal que las naciones que Jehová destruyó delante de los hijos de Israel.

    2 Reyes 24:3-4

    3 Ciertamente vino esto contra Judá por mandato de Jehová, para quitarla de su presencia, por los pecados de Manasés, y por todo lo que él hizo;

    4 asimismo por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, no quiso perdonar.

    Esta partida del enfermo creyente y sumiso es para él, en realidad, una «ganancia» y una liberación (Fil. 1:20-23; 2 Co. 5:6-8). 

    Filipenses 1:20-23 

    20 conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.

    21 Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

    22 Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger.

    23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;

    2 Corintios 5:6-8

    6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor

    7 (porque por fe andamos, no por vista);

    8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

    En una palabra, la voluntad de Dios no puede ser otra cosa que buena, agradable y perfecta. Dispongámonos, como creyentes, a discernirla y a aceptarla con la fe entera que permite el milagro necesario en cada uno de los tres casos tratados. 

    El don de sanidad figura entre los que el Señor ha dado a la Iglesia (1 Co. 12:9, 28). 

    1 Corintios 12:9, 28

    9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

    28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

    Tiene que ser ejercido para la utilidad común, y en total sumisión al Espíritu y a las Escrituras. Se puede aplicar con la imposición de manos (Mr. 6:5; Hch. 28:8), lo cual no puede hacerse a la ligera (1 Ti. 5:22). 

    Marcos 6:5 

    5 Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.

    Hechos 28:8

    8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

    1 Timoteo 5:22

    22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.

    Finalmente, no olvidemos las advertencias en la Biblia acerca de los milagros engañosos que el enemigo puede perfectamente llevar a cabo (Mt. 24:24; 2 Ts. 2:9). 

    Mateo 24:24 

    24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

    2 Tesalonicenses 2:9

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    Hay movimientos muy alejados del evangelio que pretenden producir curaciones: La Ciencia «Cristiana», los ocultistas, hechiceros paganos, etc.; incluso falsos cristianos pueden llevarlos a cabo (Mt. 7:22-23); en la actualidad abundan las pretensiones falsas acerca de este campo. 

    Mateo 7:22-23

    22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

    23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

    Sólo la obediencia a los principios escriturísticos nos puede preservar de caer en un engaño. (Véase MILAGRO). 

    (d) Entre las principales enfermedades mencionadas en la Biblia figuran: la fiebre (Dt. 28:22; Mt. 8:14; Jn. 4:52); la lepra y las enfermedades de la piel (Lv. 13:6-8, 30, 39); la disentería (2 Cr. 21:15, 18, 19; Hch. 28:8); las úlceras (Éx. 9:9; Jb. 2:7); los hemorroides (Dt. 28:27; 1 S. 5:6); la oftalmía (Ap. 3:18; cp. Tob. 2:10); la ceguera (Dt. 28:28; aparece más de 60 veces); la parálisis (Mt. 8:6; 9:2; Hch. 9:33); la sordera (Mr. 7:32); la mudez (Mt. 15:30-31).

    Deuteronomio 28:22 

    22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.

    Mateo 8:14 

    Jesús sana a la suegra de Pedro

    14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.

    Juan 4:52

    52 Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor. Y le dijeron: Ayer a las siete le dejó la fiebre.

    Levítico 13:6-8, 30, 39

    6 Y al séptimo día el sacerdote le reconocerá de nuevo; y si parece haberse oscurecido la llaga, y que no ha cundido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio: era erupción; y lavará sus vestidos, y será limpio.

    7 Pero si se extendiere la erupción en la piel después que él se mostró al sacerdote para ser limpio, deberá mostrarse otra vez al sacerdote.

    8 Y si reconociéndolo el sacerdote ve que la erupción se ha extendido en la piel, lo declarará inmundo: es lepra.

    30 el sacerdote mirará la llaga; y si pareciere ser más profunda que la piel, y el pelo de ella fuere amarillento y delgado, entonces el sacerdote le declarará inmundo; es tiña, es lepra de la cabeza o de la barba.

    39 el sacerdote mirará, y si en la piel de su cuerpo aparecieren manchas blancas algo oscurecidas, es empeine que brotó en la piel; está limpia la persona.

    2 Crónicas 21:15, 18, 19 

    15 Y a ti con muchas enfermedades, con enfermedad de tus intestinos, hasta que se te salgan a causa de tu persistente enfermedad.

    18 Después de todo esto, Jehová lo hirió con una enfermedad incurable en los intestinos.

    19 Y aconteció que al pasar muchos días, al fin, al cabo de dos años, los intestinos se le salieron por la enfermedad, muriendo así de enfermedad muy penosa. Y no encendieron fuego en su honor, como las habían hecho con sus padres.

    Hechos 28:8

    8 Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó.

    Éxodo 9:9 

    9 y vendrá a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, y producirá sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias, por todo el país de Egipto.

    Job 2:7

    7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza.

    Deuteronomio 28:27 

    27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.

    1 Samuel 5:6

    6 Y se agravó la mano de Jehová sobre los de Asdod, y los destruyó y los hirió con tumores en Asdod y en todo su territorio.

    Apocalipsis 3:18

    18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

    Deuteronomio 28:28

    28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;

    Mateo 8:6 

    6 y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado.

    Mateo 9:2 

    2 Y sucedió que le trajeron un paralítico, tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados.

    Hechos 9:33

    33 Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.

    Marcos 7:32

    32 Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima.

    Mateo 15:30-31

    30 Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó;

    31 de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel.

    VÉASE:
    Demonio , Endemoniado , Milagro
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