Diccionario
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  • Lenguaje
    (a) LENGUAJE FIGURADO. 

    En la Biblia, como en el lenguaje ordinario, se usan metáforas y figuras de lenguaje para expresar conceptos abstractos que escapan a los sentidos. 

    Un ejemplo en el lenguaje ordinario es cuando hablamos de «sentimientos elevados» o de «pensamientos bajos». 

    Estas expresiones posicionales tomadas del mundo de lo físico sirven para calificar algo que no tiene posiciones, pero con lo que expresamos sus cualidades de una manera comprensible. Es de señalar que estos usos del lenguaje son para clarificar y no para oscurecer. 

    Son numerosas las figuras de lenguaje usadas en la Biblia, procedentes de la vida diaria y de la naturaleza. El Señor usó intensamente el lenguaje figurado en sus parábolas. Pablo también lo usa en diversas ocasiones, como en el famoso pasaje de la armadura cristiana (Ef. 6:11-17). 

    Efesios 6:11-17

    11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

    12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

    13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

    14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

    15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

    16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

    17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

    En el Sermón del Monte, el Señor Jesús, usa una serie de vívidas imágenes de lenguaje figurado: «hambre y sed de justicia»; «limpio corazón»; «sois la sal de la tierra»; «sois la luz del mundo», etc. (Mt. 5). 

    Mateo 5

    El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

    1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

    2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

    3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

    4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

    5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

    6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

    7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

    8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

    9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

    10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

    11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

    12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

    La sal de la tierra

    13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

    La luz del mundo

    14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

    15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

    16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

    Jesús y la ley

    17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

    18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

    19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

    20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

    Jesús y la ira

    21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.

    22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

    23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,

    24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

    25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.

    26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

    Jesús y el adulterio

    27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.

    28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

    29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

    30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

    Jesús y el divorcio

    31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.

    32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

    Jesús y los juramentos

    33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.

    34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

    35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

    36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

    37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

    El amor hacia los enemigos

    38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.

    39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;

    40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;

    41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

    42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

    43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

    44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

    45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

    46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

    47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

    48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

    (b) LENGUAJE 

    Lengua en sentido propio (Éx. 11:7; Stg. 3:6; Jb. 29:10, etc.). 

    Éxodo 11:7 

    7 Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas.

    Santiago 3:6 

    6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

    Job 29:10

    10 La voz de los principales se apagaba, Y su lengua se pegaba a su paladar.

    La lengua es asimismo un modo de expresión, el lenguaje (Gn. 10:5; Hch. 2:8). 

    Génesis 10:5 

    5 De éstos se poblaron las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones.

    Hechos 2:8

    8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?

    Durante mucho tiempo después del Diluvio, los descendientes de Noé hablaban todos en el mismo lenguaje (Gn. 11:1). 

    Génesis 11:1

    La torre de Babel

    1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.

    El juicio que cayó sobre los hombres en Babel llevó a la confusión de su lenguaje y a su dispersión sobre toda la tierra (vv. 2-9). (Véase BABEL.) 

    Los descendientes de Noé empezaron a hablar distintas lenguas y dialectos. Los pueblos surgidos de Jafet dieron origen al grupo de lenguas indoeuropeas (Gn. 10:25), que entre otras comprenden: el sánscrito, el pracrit, y las lenguas neohindúes; los lenguajes de Irán; el griego antiguo y sus derivados modernos; las lenguas itálicas y románicas, celtas, germánicas, leto-eslávicas; armenio, albanés. Los semitas iniciaron los distintos dialectos semíticos (vv. 21-31), entre otros el acádico, incluyendo el babilonio y asirio, el arameo (v. 22), el hebreo, el etiópico (véase SEMITA). 

    Génesis 10:25

    25 Y a Heber nacieron dos hijos: el nombre del uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán.

    Los descendientes de Cam dieron origen a todo el grupo de lenguas camitas. (Véase Bibliografía en BABEL, especialmente el trabajo de A. C. Custance.)

    VÉASE: Semitas , Babel
  • DICCIONARIO
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  • Lenguaje
    (a) LENGUAJE FIGURADO. 

    En la Biblia, como en el lenguaje ordinario, se usan metáforas y figuras de lenguaje para expresar conceptos abstractos que escapan a los sentidos. 

    Un ejemplo en el lenguaje ordinario es cuando hablamos de «sentimientos elevados» o de «pensamientos bajos». 

    Estas expresiones posicionales tomadas del mundo de lo físico sirven para calificar algo que no tiene posiciones, pero con lo que expresamos sus cualidades de una manera comprensible. Es de señalar que estos usos del lenguaje son para clarificar y no para oscurecer. 

    Son numerosas las figuras de lenguaje usadas en la Biblia, procedentes de la vida diaria y de la naturaleza. El Señor usó intensamente el lenguaje figurado en sus parábolas. Pablo también lo usa en diversas ocasiones, como en el famoso pasaje de la armadura cristiana (Ef. 6:11-17). 

    Efesios 6:11-17

    11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.

    12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

    13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

    14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,

    15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

    16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

    17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;

    En el Sermón del Monte, el Señor Jesús, usa una serie de vívidas imágenes de lenguaje figurado: «hambre y sed de justicia»; «limpio corazón»; «sois la sal de la tierra»; «sois la luz del mundo», etc. (Mt. 5). 

    Mateo 5

    El Sermón del monte: Las bienaventuranzas

    1 Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.

    2 Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:

    3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

    4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

    5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.

    6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

    7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

    8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

    9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

    10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

    11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

    12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.

    La sal de la tierra

    13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

    La luz del mundo

    14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

    15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

    16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

    Jesús y la ley

    17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

    18 Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

    19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.

    20 Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

    Jesús y la ira

    21 Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.

    22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

    23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,

    24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.

    25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.

    26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.

    Jesús y el adulterio

    27 Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio.

    28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

    29 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

    30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

    Jesús y el divorcio

    31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio.

    32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.

    Jesús y los juramentos

    33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos.

    34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;

    35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.

    36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

    37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

    El amor hacia los enemigos

    38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.

    39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;

    40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;

    41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

    42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.

    43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.

    44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;

    45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

    46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?

    47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

    48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

    (b) LENGUAJE 

    Lengua en sentido propio (Éx. 11:7; Stg. 3:6; Jb. 29:10, etc.). 

    Éxodo 11:7 

    7 Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas.

    Santiago 3:6 

    6 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.

    Job 29:10

    10 La voz de los principales se apagaba, Y su lengua se pegaba a su paladar.

    La lengua es asimismo un modo de expresión, el lenguaje (Gn. 10:5; Hch. 2:8). 

    Génesis 10:5 

    5 De éstos se poblaron las costas, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones.

    Hechos 2:8

    8 ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?

    Durante mucho tiempo después del Diluvio, los descendientes de Noé hablaban todos en el mismo lenguaje (Gn. 11:1). 

    Génesis 11:1

    La torre de Babel

    1 Tenía entonces toda la tierra una sola lengua y unas mismas palabras.

    El juicio que cayó sobre los hombres en Babel llevó a la confusión de su lenguaje y a su dispersión sobre toda la tierra (vv. 2-9). (Véase BABEL.) 

    Los descendientes de Noé empezaron a hablar distintas lenguas y dialectos. Los pueblos surgidos de Jafet dieron origen al grupo de lenguas indoeuropeas (Gn. 10:25), que entre otras comprenden: el sánscrito, el pracrit, y las lenguas neohindúes; los lenguajes de Irán; el griego antiguo y sus derivados modernos; las lenguas itálicas y románicas, celtas, germánicas, leto-eslávicas; armenio, albanés. Los semitas iniciaron los distintos dialectos semíticos (vv. 21-31), entre otros el acádico, incluyendo el babilonio y asirio, el arameo (v. 22), el hebreo, el etiópico (véase SEMITA). 

    Génesis 10:25

    25 Y a Heber nacieron dos hijos: el nombre del uno fue Peleg, porque en sus días fue repartida la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán.

    Los descendientes de Cam dieron origen a todo el grupo de lenguas camitas. (Véase Bibliografía en BABEL, especialmente el trabajo de A. C. Custance.)

    VÉASE:
    Semitas , Babel
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