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  • Ezequiel (Libro)
    En nuestras Biblias castellanas, Ezequiel figura entre el libro de Lamentaciones y el de Daniel. 

    En el canon hebreo, estos dos libros se hallaban entre los Hagiógrafos, hallándose Ezequiel justo a continuación de Jeremías. 

    Casi todas las profecías se hallan en orden cronológico y fechadas según los años de cautiverio del rey Joaquín. 

    (a) SECCIONES DEL LIBRO se divide en tres: 

    (A) Profecías proclamadas antes de la toma de Jerusalén, anunciando su destrucción como consecuencia de sus transgresiones. En el año 5º, el sacerdote es llamado a ser profeta, para lo que le prepara una visión (Ez. 1:1-3:21). 

    A continuación, Ezequiel recibe la orden de predecir la destrucción de la ciudad y de interpretar unas actuaciones simbólicas (Ez. 3:22-7:27). 

    En el 6º año denuncia la idolatría de Judá (Ez. 8) y comunica la visión simbólica de la partida de la gloria de Jehová, que abandona el templo profanado (Ez. 9:1-11:13). 

    Ezequiel alienta a los deportados: siguen siendo el pueblo del Señor, que será para ellos un santuario (Ez. 11:16), los devolverá a la tierra de Israel (Ez. 11:17) y les dará un nuevo corazón a los que rectifiquen sus caminos (Ez. 11:18-21). 

    Ezequiel 11:16

    16 Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen.

    Ezequiel 11:17

    17 Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel.

    Ezequiel 11:18-21

    18 Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones.

    19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,

    20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

    21 Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor.

    Jehová abandona su ciudad por cuanto ella se ha entregado a la incredulidad y a los falsos profetas (Ez. 12-24). 

    Se abatirán los juicios sobre la ciudad (Ez. 15-17), pero Dios otorgará su gracia a los que se arrepienten (Ez. 18). 

    El capítulo 19 es una lamentación sobre los príncipes de Israel. En el 7º año del cautiverio de Joaquín, Ezequiel predice el juicio sobre Israel, que ha profanado el nombre de Jehová ante los gentiles. 

    Hay sin embargo promesas para el futuro; Dios volverá a aceptarlos a causa de Su nombre (Ez. 20:1-44). 

    Ezequiel 20:1-44

    Modo de proceder de Dios con Israel

    1 Aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.

    2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor.

    4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres,

    5 y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios;

    6 aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;

    7 entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.

    8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.

    9 Con todo, a causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto.

    10 Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,

    11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá.

    12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.

    13 Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá; y mis días de reposo profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos.

    14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

    15 También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;

    16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis días de reposo profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón.

    17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el desierto;

    18 antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos.

    19 Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra;

    20 y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.

    21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto.

    22 Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

    23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras,

    24 porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos.

    25 Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir.

    26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.

    27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando cometieron rebelión contra mí.

    28 Porque yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, y miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron también su incienso agradable, y allí derramaron sus libaciones.

    29 Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bama hasta el día de hoy.

    30 Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones?

    31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé.

    32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.

    33 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros;

    34 y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado;

    35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.

    36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor.

    37 Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto;

    38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.

    39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.

    40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.

    41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.

    42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.

    43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.

    44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.

    Sin embargo, se acuerda de sus rebeliones, cuyo castigo se avecina (Ez. 20:44-23:49). 

    En el 9º año representa la parábola de la olla hirviente simbolizando el cerco de Jerusalén (24). 

    (B) Profecía sobre el juicio de las naciones. En el 9º año del exilio, se dan profecías contra Amón, Moab, Edom y el país de los filisteos (Ez. 25); el año 11º, contra Tiro y Sidón (Ez. 26-28); los años 10º, 27º. 11º y 12º, profecías contra Egipto (Ez. 29-32). 

    (C) Profecías acerca de la restauración de Israel y de su glorioso futuro. Son proclamadas después de la toma de Jerusalén y de su destrucción por Nabucodonosor. 

    El año 12º del cautiverio de Joaquín, la tarde antes de que llegaran las nuevas de la caída de Jerusalén a Ezequiel, recibió un segundo llamamiento de parte de Dios. La mano del Señor vino sobre él; el momento en que supo la caída de la ciudad coincidió con el inicio de una nueva etapa de su misión (Ez. 33:1-22). 

    Ezequiel 33:1-22

    El deber del atalaya

    1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya,

    3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo,

    4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.

    5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida.

    6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

    7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

    8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

    9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.

    El camino de Dios es justo

    10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?

    11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

    12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.

    13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.

    14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,

    15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.

    16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.

    17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.

    18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.

    19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.

    20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

    Nuevas de la caída de Jerusalén

    21 Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.

    22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no más estuve callado.

    Se le revela que los israelitas reconocerían, después del juicio, que Jehová es Dios, y que un verdadero profeta había estado en medio de ellos (Ez. 33:23-33). 

    Ezequiel 33:23-33

    23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión.

    25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Comeréis con sangre, y a vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y derramaréis sangre, y poseeréis vosotros la tierra?

    26 Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual a la mujer de su prójimo; ¿y habréis de poseer la tierra?

    27 Les dirás así: Así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que los que están en aquellos lugares asolados caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán.

    28 Y convertiré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase.

    29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han hecho.

    30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová.

    31 Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.

    32 Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra.

    33 Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos.

    Jehová les dará un buen pastor, prefigurado por David (Ez. 34); sus enemigos serán castigados (Ez. 35); el pueblo será santificado y será restaurado a su tierra (Ez. 36). 

    Será como una resurrección; las doce tribus serán reunificadas (Ez. 37), y sus adversarios serán destruidos (Ez. 38-39). 

    En el año 25º de la cautividad de Joaquín, Ezequiel tiene una visión de la restauración del pueblo de Dios: el templo será reconstruido, más grande y totalmente santo. El pueblo, purificado, es aceptado por Jehová (Ez. 40- 43). 

    El culto será renovado (Ez. 44-46), saliendo el río de la vida del mismo templo, dando feracidad a los lugares desiertos (Ez. 47); finalmente, habrá el reparto del país entre las tribus y la ciudad santa, que recibe el nombre de Jehová-Sama (Jehová está allí). 

    Se establecerá la Teocracia, en la que la realidad se ajustará al ideal divino. 

    (b) AUTENTICIDAD. 

    Autenticidad y contribución particular de Ezequiel. Los críticos de la Escuela de Wehausen consideran a este profeta como el padre del judaísmo postexílico. 

    Pretenden ellos que la descripción de la nueva Jerusalén (Ez. 40- 48) contiene todo un programa que suscita las prescripciones sacerdotales características de Levítico y de Números. 

    Pero los teólogos que siguen el punto de vista bíblico repudian tal especulación. Bien al contrario, constatan que la legislación levítica es bien anterior a la época de Ezequiel, y que Israel conoció los sacrificios, el culto del santuario, con el ministerio de los sacerdotes y de los levitas, desde la época de Moisés. 

    El punto de vista que hace del Pentateuco una creación postexílica se encuentra con tremendas dificultades, como lo es la existencia del pentateuco samaritano (véase PENTATEUCO). Además, Ezequiel, en su visión profética de los caps. 40 - 48, no tenía ni la intención ni la necesidad de crear un origen falso. 

    La crítica más reciente no se contenta con atribuir estas intenciones al autor. La novedad de su enfoque consiste en poner en duda la autenticidad del libro mismo. 

    Así, para G. Hoelscher solamente 1/10 del libro habría estado escrito por el mismo Ezequiel. W. A. Irwin dejaba totalmente a un lado los capítulos 40-48, y del resto solamente conservaba 250 vers.. C.C. Torrey rechazó el libro como un todo, considerándolo un pseudoepigráfico palestino de alrededor del año 230 a.C. 

    Esta lista, que podría alargarse, es suficiente para mostrar la total incertidumbre sobre la que opera la crítica negativa, basada exclusivamente en la incredulidad en el mundo de lo sobrenatural. No es de sorprender que este ataque lo tenga que sufrir una obra que contiene, lo mismo que Daniel, tantas visiones e imágenes retomadas después por el Apocalipsis. 

    El estudioso de Ezequiel que lo examine a conciencia y con respeto, se ve, al contrario, sorprendido por sus numerosas pruebas de autenticidad, que los mismos críticos primeros admitían (p. ej., Cornill, «Einleitung», p. 76). 

    La disposición y el plan del libro, la cronología precisa, el uso de la primera persona, y el claro mensaje profético, todo ello confirma que Ezequiel es verdaderamente el autor. (c) APORTE DE EZEQUIEL. 

    El rico aporte de Ezequiel al pensamiento israelita y bíblico reside en su enseñanza espiritual. Se pueden destacar, entre otros puntos: 

    (A) Su concepción acerca de Dios, sumamente alejada del antropomorfismo (cp. «la imagen de la gloria de Jehová», Ez. 1:28). 

    Ezequiel 1:28

    28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.

    En tanto que otros escritores sagrados representan a Jehová como el pastor del pueblo (Gn. 48:15; Sal. 23; 28:9), reuniendo al rebaño disperso de Israel (Jer. 23:3; 31:10), pastoreándolo con ternura (Is. 40:11), 

    Génesis 48:15 

    15 Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,

    Salmos 23 

    Jehová es mi pastor

    1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.

    2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.

    3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

    4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

    5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

    6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

    Salmos 28:9

    9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; Y pastoréales y susténtales para siempre.

    Jeremías 23:3 

    3 Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán.

    Jeremías 31:10

    10 Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.

    Isaías 40:11

    11 Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

    Ezequiel muestra, de manera particular, a Dios buscando a sus ovejas extraviadas, librándolas de sus enemigos, restableciéndolas en su país (Ez. 34:11-31; cp. Mt. 18:12-14; Lc. 19:10). 

    Ezequiel 34:11-31

    11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.

    12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.

    13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país.

    14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.

    15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.

    16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.

    17 Mas en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.

    18 ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que bebiendo las aguas claras, enturbiáis además con vuestros pies las que quedan?

    19 Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.

    20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca,

    21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis.

    22 Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.

    23 Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.

    24 Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.

    25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.

    26 Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.

    27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos.

    28 No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante.

    29 Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las naciones.

    30 Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

    31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor.

    Mateo 18:12-14 

    12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?

    13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.

    14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

    Lucas 19:10

    10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

    (B) Su visión de la nueva Jerusalén: el alto monte (Ez. 40:2; Ap. 2:10), la ciudad santa, tabernáculo de Dios en medio de los hombres (Ez. 37:27; Ap. 21:3), la gloria de Dios que reside en ella (Ez. 43:2-5; Ap. 21:11); la ciudad cuadrada (Ez. 48:16, 30; Ap. 21:16), que tiene doce puertas (Ez. 48:30-34; Ap. 21:12, 13), el río de la vida (Ez. 47:1; Ap. 22:1), orillado por árboles cuyas hojas dan sanidad (Ez. 47:7, 12; Ap. 22:2). 

    Ezequiel 40:2 

    2 En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una gran ciudad, hacia la parte sur.

    Apocalipsis 2:10

    10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

    Ezequiel 37:27 

    27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

    Apocalipsis 21:3

    3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

    Ezequiel 43:2-5 

    2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.

    3 Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.

    4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.

    5 Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.

    Apocalipsis 21:11

    11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

    Ezequiel 48:16, 30 

    16 Estas serán sus medidas: al lado del norte cuatro mil quinientas cañas, al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente cuatro mil quinientas, y al lado del occidente cuatro mil quinientas.

    30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas por medida.

    Apocalipsis 21:16

    16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.

    Ezequiel 48:30-34 

    30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas por medida.

    31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra.

    32 Al lado oriental cuatro mil quinientas cañas, y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra.

    33 Al lado del sur, cuatro mil quinientas cañas por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra.

    34 Y al lado occidental cuatro mil quinientas cañas, y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra.

    Apocalipsis 21:12, 13

    12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;

    13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.

    Ezequiel 47:1 

    Las aguas salutíferas

    1 Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar.

    Apocalipsis 22:1

    1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

    Ezequiel 47:7, 12 

    7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.

    12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.

    Apocalipsis 22:2

    2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

    (C) Ezequiel contribuye sobre todo a dar una idea de la teocracia que ha de ser establecida en el futuro. Retomando un pensamiento que Jeremías había ya presentado en su enseñanza, Ezequiel insiste en la responsabilidad individual (Ez. 18; 33:1-20), en la regeneración del pueblo y en la santidad del reino, que tendrá su glorioso cumplimiento en tiempos futuros (Ez. 11:19, 20; 36:24-29). 

    Ezequiel 33:1-20

    El deber del atalaya

    1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya,

    3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo,

    4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.

    5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida.

    6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

    7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

    8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

    9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.

    El camino de Dios es justo - Ezequiel 33

    10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?

    11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

    12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.

    13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.

    14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,

    15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.

    16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.

    17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.

    18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.

    19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.

    20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

    Ezequiel 11:19, 20 

    19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,

    20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

    Ezequiel 36:24-29

    24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.

    25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

    26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

    27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

    28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.

    29 Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre.

    La visión de Sión, restablecida y espiritualmente regenerada, queda en adelante de manera perpetua delante de la mirada del pueblo de Dios, como inspiración y poderosa esperanza. 

    Bibliografía: 

    R. Alexander: «Ezequiel» (Publicaciones Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979); 

    G. R. Beasley-Murray: «Ezequiel», en Nuevo Comentario Bíblico (Ed. D. Guthrie, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1977); A. T. Pearson: «Ezequiel», en Wycliffe Bible Commentary (Moody Press, Chicago, 1963).

    VÉASE: Pentateuco
  • DICCIONARIO
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  • Ezequiel (Libro)
    En nuestras Biblias castellanas, Ezequiel figura entre el libro de Lamentaciones y el de Daniel. 

    En el canon hebreo, estos dos libros se hallaban entre los Hagiógrafos, hallándose Ezequiel justo a continuación de Jeremías. 

    Casi todas las profecías se hallan en orden cronológico y fechadas según los años de cautiverio del rey Joaquín. 

    (a) SECCIONES DEL LIBRO se divide en tres: 

    (A) Profecías proclamadas antes de la toma de Jerusalén, anunciando su destrucción como consecuencia de sus transgresiones. En el año 5º, el sacerdote es llamado a ser profeta, para lo que le prepara una visión (Ez. 1:1-3:21). 

    A continuación, Ezequiel recibe la orden de predecir la destrucción de la ciudad y de interpretar unas actuaciones simbólicas (Ez. 3:22-7:27). 

    En el 6º año denuncia la idolatría de Judá (Ez. 8) y comunica la visión simbólica de la partida de la gloria de Jehová, que abandona el templo profanado (Ez. 9:1-11:13). 

    Ezequiel alienta a los deportados: siguen siendo el pueblo del Señor, que será para ellos un santuario (Ez. 11:16), los devolverá a la tierra de Israel (Ez. 11:17) y les dará un nuevo corazón a los que rectifiquen sus caminos (Ez. 11:18-21). 

    Ezequiel 11:16

    16 Por tanto, di: Así ha dicho Jehová el Señor: Aunque les he arrojado lejos entre las naciones, y les he esparcido por las tierras, con todo eso les seré por un pequeño santuario en las tierras adonde lleguen.

    Ezequiel 11:17

    17 Di, por tanto: Así ha dicho Jehová el Señor: Yo os recogeré de los pueblos, y os congregaré de las tierras en las cuales estáis esparcidos, y os daré la tierra de Israel.

    Ezequiel 11:18-21

    18 Y volverán allá, y quitarán de ella todas sus idolatrías y todas sus abominaciones.

    19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,

    20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

    21 Mas a aquellos cuyo corazón anda tras el deseo de sus idolatrías y de sus abominaciones, yo traigo su camino sobre sus propias cabezas, dice Jehová el Señor.

    Jehová abandona su ciudad por cuanto ella se ha entregado a la incredulidad y a los falsos profetas (Ez. 12-24). 

    Se abatirán los juicios sobre la ciudad (Ez. 15-17), pero Dios otorgará su gracia a los que se arrepienten (Ez. 18). 

    El capítulo 19 es una lamentación sobre los príncipes de Israel. En el 7º año del cautiverio de Joaquín, Ezequiel predice el juicio sobre Israel, que ha profanado el nombre de Jehová ante los gentiles. 

    Hay sin embargo promesas para el futuro; Dios volverá a aceptarlos a causa de Su nombre (Ez. 20:1-44). 

    Ezequiel 20:1-44

    Modo de proceder de Dios con Israel

    1 Aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez días del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.

    2 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que no os responderé, dice Jehová el Señor.

    4 ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles conocer las abominaciones de sus padres,

    5 y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: El día que escogí a Israel, y que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios;

    6 aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;

    7 entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.

    8 Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de delante de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.

    9 Con todo, a causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos fui conocido, actué para sacarlos de la tierra de Egipto.

    10 Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto,

    11 y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá.

    12 Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.

    13 Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere, vivirá; y mis días de reposo profanaron en gran manera; dije, por tanto, que derramaría sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos.

    14 Pero actué a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

    15 También yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;

    16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis días de reposo profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón.

    17 Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los maté, ni los exterminé en el desierto;

    18 antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos.

    19 Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra;

    20 y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.

    21 Mas los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá; profanaron mis días de reposo. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en el desierto.

    22 Mas retraje mi mano a causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado.

    23 También les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los esparciría entre las naciones, y que los dispersaría por las tierras,

    24 porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos.

    25 Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir.

    26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos y hacerles saber que yo soy Jehová.

    27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando cometieron rebelión contra mí.

    28 Porque yo los traje a la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, y miraron a todo collado alto y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron ofrendas que me irritan, allí pusieron también su incienso agradable, y allí derramaron sus libaciones.

    29 Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bama hasta el día de hoy.

    30 Di, pues, a la casa de Israel: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones?

    31 Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de responderos yo, casa de Israel? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé.

    32 Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las demás familias de la tierra, que sirven al palo y a la piedra.

    33 Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros;

    34 y os sacaré de entre los pueblos, y os reuniré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte y brazo extendido, y enojo derramado;

    35 y os traeré al desierto de los pueblos, y allí litigaré con vosotros cara a cara.

    36 Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová el Señor.

    37 Os haré pasar bajo la vara, y os haré entrar en los vínculos del pacto;

    38 y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán; y sabréis que yo soy Jehová.

    39 Y a vosotros, oh casa de Israel, así ha dicho Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, si es que a mí no me obedecéis; pero no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos.

    40 Pero en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.

    41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.

    42 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os haya traído a la tierra de Israel, la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.

    43 Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis.

    44 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.

    Sin embargo, se acuerda de sus rebeliones, cuyo castigo se avecina (Ez. 20:44-23:49). 

    En el 9º año representa la parábola de la olla hirviente simbolizando el cerco de Jerusalén (24). 

    (B) Profecía sobre el juicio de las naciones. En el 9º año del exilio, se dan profecías contra Amón, Moab, Edom y el país de los filisteos (Ez. 25); el año 11º, contra Tiro y Sidón (Ez. 26-28); los años 10º, 27º. 11º y 12º, profecías contra Egipto (Ez. 29-32). 

    (C) Profecías acerca de la restauración de Israel y de su glorioso futuro. Son proclamadas después de la toma de Jerusalén y de su destrucción por Nabucodonosor. 

    El año 12º del cautiverio de Joaquín, la tarde antes de que llegaran las nuevas de la caída de Jerusalén a Ezequiel, recibió un segundo llamamiento de parte de Dios. La mano del Señor vino sobre él; el momento en que supo la caída de la ciudad coincidió con el inicio de una nueva etapa de su misión (Ez. 33:1-22). 

    Ezequiel 33:1-22

    El deber del atalaya

    1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya,

    3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo,

    4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.

    5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida.

    6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

    7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

    8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

    9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.

    El camino de Dios es justo

    10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?

    11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

    12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.

    13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.

    14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,

    15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.

    16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.

    17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.

    18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.

    19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.

    20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

    Nuevas de la caída de Jerusalén

    21 Aconteció en el año duodécimo de nuestro cautiverio, en el mes décimo, a los cinco días del mes, que vino a mí un fugitivo de Jerusalén, diciendo: La ciudad ha sido conquistada.

    22 Y la mano de Jehová había sido sobre mí la tarde antes de llegar el fugitivo, y había abierto mi boca, hasta que vino a mí por la mañana; y abrió mi boca, y ya no más estuve callado.

    Se le revela que los israelitas reconocerían, después del juicio, que Jehová es Dios, y que un verdadero profeta había estado en medio de ellos (Ez. 33:23-33). 

    Ezequiel 33:23-33

    23 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    24 Hijo de hombre, los que habitan aquellos lugares asolados en la tierra de Israel hablan diciendo: Abraham era uno, y poseyó la tierra; pues nosotros somos muchos; a nosotros nos es dada la tierra en posesión.

    25 Por tanto, diles: Así ha dicho Jehová el Señor: ¿Comeréis con sangre, y a vuestros ídolos alzaréis vuestros ojos, y derramaréis sangre, y poseeréis vosotros la tierra?

    26 Estuvisteis sobre vuestras espadas, hicisteis abominación, y contaminasteis cada cual a la mujer de su prójimo; ¿y habréis de poseer la tierra?

    27 Les dirás así: Así ha dicho Jehová el Señor: Vivo yo, que los que están en aquellos lugares asolados caerán a espada, y al que está sobre la faz del campo entregaré a las fieras para que lo devoren; y los que están en las fortalezas y en las cuevas, de pestilencia morirán.

    28 Y convertiré la tierra en desierto y en soledad, y cesará la soberbia de su poderío; y los montes de Israel serán asolados hasta que no haya quien pase.

    29 Y sabrán que yo soy Jehová, cuando convierta la tierra en soledad y desierto, por todas las abominaciones que han hecho.

    30 Y tú, hijo de hombre, los hijos de tu pueblo se mofan de ti junto a las paredes y a las puertas de las casas, y habla el uno con el otro, cada uno con su hermano, diciendo: Venid ahora, y oíd qué palabra viene de Jehová.

    31 Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia.

    32 Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra.

    33 Pero cuando ello viniere (y viene ya), sabrán que hubo profeta entre ellos.

    Jehová les dará un buen pastor, prefigurado por David (Ez. 34); sus enemigos serán castigados (Ez. 35); el pueblo será santificado y será restaurado a su tierra (Ez. 36). 

    Será como una resurrección; las doce tribus serán reunificadas (Ez. 37), y sus adversarios serán destruidos (Ez. 38-39). 

    En el año 25º de la cautividad de Joaquín, Ezequiel tiene una visión de la restauración del pueblo de Dios: el templo será reconstruido, más grande y totalmente santo. El pueblo, purificado, es aceptado por Jehová (Ez. 40- 43). 

    El culto será renovado (Ez. 44-46), saliendo el río de la vida del mismo templo, dando feracidad a los lugares desiertos (Ez. 47); finalmente, habrá el reparto del país entre las tribus y la ciudad santa, que recibe el nombre de Jehová-Sama (Jehová está allí). 

    Se establecerá la Teocracia, en la que la realidad se ajustará al ideal divino. 

    (b) AUTENTICIDAD. 

    Autenticidad y contribución particular de Ezequiel. Los críticos de la Escuela de Wehausen consideran a este profeta como el padre del judaísmo postexílico. 

    Pretenden ellos que la descripción de la nueva Jerusalén (Ez. 40- 48) contiene todo un programa que suscita las prescripciones sacerdotales características de Levítico y de Números. 

    Pero los teólogos que siguen el punto de vista bíblico repudian tal especulación. Bien al contrario, constatan que la legislación levítica es bien anterior a la época de Ezequiel, y que Israel conoció los sacrificios, el culto del santuario, con el ministerio de los sacerdotes y de los levitas, desde la época de Moisés. 

    El punto de vista que hace del Pentateuco una creación postexílica se encuentra con tremendas dificultades, como lo es la existencia del pentateuco samaritano (véase PENTATEUCO). Además, Ezequiel, en su visión profética de los caps. 40 - 48, no tenía ni la intención ni la necesidad de crear un origen falso. 

    La crítica más reciente no se contenta con atribuir estas intenciones al autor. La novedad de su enfoque consiste en poner en duda la autenticidad del libro mismo. 

    Así, para G. Hoelscher solamente 1/10 del libro habría estado escrito por el mismo Ezequiel. W. A. Irwin dejaba totalmente a un lado los capítulos 40-48, y del resto solamente conservaba 250 vers.. C.C. Torrey rechazó el libro como un todo, considerándolo un pseudoepigráfico palestino de alrededor del año 230 a.C. 

    Esta lista, que podría alargarse, es suficiente para mostrar la total incertidumbre sobre la que opera la crítica negativa, basada exclusivamente en la incredulidad en el mundo de lo sobrenatural. No es de sorprender que este ataque lo tenga que sufrir una obra que contiene, lo mismo que Daniel, tantas visiones e imágenes retomadas después por el Apocalipsis. 

    El estudioso de Ezequiel que lo examine a conciencia y con respeto, se ve, al contrario, sorprendido por sus numerosas pruebas de autenticidad, que los mismos críticos primeros admitían (p. ej., Cornill, «Einleitung», p. 76). 

    La disposición y el plan del libro, la cronología precisa, el uso de la primera persona, y el claro mensaje profético, todo ello confirma que Ezequiel es verdaderamente el autor. (c) APORTE DE EZEQUIEL. 

    El rico aporte de Ezequiel al pensamiento israelita y bíblico reside en su enseñanza espiritual. Se pueden destacar, entre otros puntos: 

    (A) Su concepción acerca de Dios, sumamente alejada del antropomorfismo (cp. «la imagen de la gloria de Jehová», Ez. 1:28). 

    Ezequiel 1:28

    28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová. Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.

    En tanto que otros escritores sagrados representan a Jehová como el pastor del pueblo (Gn. 48:15; Sal. 23; 28:9), reuniendo al rebaño disperso de Israel (Jer. 23:3; 31:10), pastoreándolo con ternura (Is. 40:11), 

    Génesis 48:15 

    15 Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día,

    Salmos 23 

    Jehová es mi pastor

    1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.

    2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará.

    3 Confortará mi alma; Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

    4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

    5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

    6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

    Salmos 28:9

    9 Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; Y pastoréales y susténtales para siempre.

    Jeremías 23:3 

    3 Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus moradas; y crecerán y se multiplicarán.

    Jeremías 31:10

    10 Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su rebaño.

    Isaías 40:11

    11 Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

    Ezequiel muestra, de manera particular, a Dios buscando a sus ovejas extraviadas, librándolas de sus enemigos, restableciéndolas en su país (Ez. 34:11-31; cp. Mt. 18:12-14; Lc. 19:10). 

    Ezequiel 34:11-31

    11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.

    12 Como reconoce su rebaño el pastor el día que está en medio de sus ovejas esparcidas, así reconoceré mis ovejas, y las libraré de todos los lugares en que fueron esparcidas el día del nublado y de la oscuridad.

    13 Y yo las sacaré de los pueblos, y las juntaré de las tierras; las traeré a su propia tierra, y las apacentaré en los montes de Israel, por las riberas, y en todos los lugares habitados del país.

    14 En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.

    15 Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.

    16 Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.

    17 Mas en cuanto a vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja, entre carneros y machos cabríos.

    18 ¿Os es poco que comáis los buenos pastos, sino que también holláis con vuestros pies lo que de vuestros pastos queda; y que bebiendo las aguas claras, enturbiáis además con vuestros pies las que quedan?

    19 Y mis ovejas comen lo hollado de vuestros pies, y beben lo que con vuestros pies habéis enturbiado.

    20 Por tanto, así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo juzgaré entre la oveja engordada y la oveja flaca,

    21 por cuanto empujasteis con el costado y con el hombro, y acorneasteis con vuestros cuernos a todas las débiles, hasta que las echasteis y las dispersasteis.

    22 Yo salvaré a mis ovejas, y nunca más serán para rapiña; y juzgaré entre oveja y oveja.

    23 Y levantaré sobre ellas a un pastor, y él las apacentará; a mi siervo David, él las apacentará, y él les será por pastor.

    24 Yo Jehová les seré por Dios, y mi siervo David príncipe en medio de ellos. Yo Jehová he hablado.

    25 Y estableceré con ellos pacto de paz, y quitaré de la tierra las fieras; y habitarán en el desierto con seguridad, y dormirán en los bosques.

    26 Y daré bendición a ellas y a los alrededores de mi collado, y haré descender la lluvia en su tiempo; lluvias de bendición serán.

    27 Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las coyundas de su yugo, y los libre de mano de los que se sirven de ellos.

    28 No serán más por despojo de las naciones, ni las fieras de la tierra las devorarán; sino que habitarán con seguridad, y no habrá quien las espante.

    29 Y levantaré para ellos una planta de renombre, y no serán ya más consumidos de hambre en la tierra, ni ya más serán avergonzados por las naciones.

    30 Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.

    31 Y vosotras, ovejas mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice Jehová el Señor.

    Mateo 18:12-14 

    12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?

    13 Y si acontece que la encuentra, de cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no se descarriaron.

    14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños.

    Lucas 19:10

    10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

    (B) Su visión de la nueva Jerusalén: el alto monte (Ez. 40:2; Ap. 2:10), la ciudad santa, tabernáculo de Dios en medio de los hombres (Ez. 37:27; Ap. 21:3), la gloria de Dios que reside en ella (Ez. 43:2-5; Ap. 21:11); la ciudad cuadrada (Ez. 48:16, 30; Ap. 21:16), que tiene doce puertas (Ez. 48:30-34; Ap. 21:12, 13), el río de la vida (Ez. 47:1; Ap. 22:1), orillado por árboles cuyas hojas dan sanidad (Ez. 47:7, 12; Ap. 22:2). 

    Ezequiel 40:2 

    2 En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una gran ciudad, hacia la parte sur.

    Apocalipsis 2:10

    10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

    Ezequiel 37:27 

    27 Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

    Apocalipsis 21:3

    3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

    Ezequiel 43:2-5 

    2 y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria.

    3 Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro.

    4 Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente.

    5 Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.

    Apocalipsis 21:11

    11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

    Ezequiel 48:16, 30 

    16 Estas serán sus medidas: al lado del norte cuatro mil quinientas cañas, al lado del sur cuatro mil quinientas, al lado del oriente cuatro mil quinientas, y al lado del occidente cuatro mil quinientas.

    30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas por medida.

    Apocalipsis 21:16

    16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.

    Ezequiel 48:30-34 

    30 Y estas son las salidas de la ciudad: al lado del norte, cuatro mil quinientas cañas por medida.

    31 Y las puertas de la ciudad serán según los nombres de las tribus de Israel: tres puertas al norte: la puerta de Rubén, una; la puerta de Judá, otra; la puerta de Leví, otra.

    32 Al lado oriental cuatro mil quinientas cañas, y tres puertas: la puerta de José, una; la puerta de Benjamín, otra; la puerta de Dan, otra.

    33 Al lado del sur, cuatro mil quinientas cañas por medida, y tres puertas: la puerta de Simeón, una; la puerta de Isacar, otra; la puerta de Zabulón, otra.

    34 Y al lado occidental cuatro mil quinientas cañas, y sus tres puertas: la puerta de Gad, una; la puerta de Aser, otra; la puerta de Neftalí, otra.

    Apocalipsis 21:12, 13

    12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;

    13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.

    Ezequiel 47:1 

    Las aguas salutíferas

    1 Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar.

    Apocalipsis 22:1

    1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

    Ezequiel 47:7, 12 

    7 Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado.

    12 Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina.

    Apocalipsis 22:2

    2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

    (C) Ezequiel contribuye sobre todo a dar una idea de la teocracia que ha de ser establecida en el futuro. Retomando un pensamiento que Jeremías había ya presentado en su enseñanza, Ezequiel insiste en la responsabilidad individual (Ez. 18; 33:1-20), en la regeneración del pueblo y en la santidad del reino, que tendrá su glorioso cumplimiento en tiempos futuros (Ez. 11:19, 20; 36:24-29). 

    Ezequiel 33:1-20

    El deber del atalaya

    1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

    2 Hijo de hombre, habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya,

    3 y él viere venir la espada sobre la tierra, y tocare trompeta y avisare al pueblo,

    4 cualquiera que oyere el sonido de la trompeta y no se apercibiere, y viniendo la espada lo hiriere, su sangre será sobre su cabeza.

    5 El sonido de la trompeta oyó, y no se apercibió; su sangre será sobre él; mas el que se apercibiere librará su vida.

    6 Pero si el atalaya viere venir la espada y no tocare la trompeta, y el pueblo no se apercibiere, y viniendo la espada, hiriere de él a alguno, éste fue tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del atalaya.

    7 A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte.

    8 Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano.

    9 Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida.

    El camino de Dios es justo - Ezequiel 33

    10 Tú, pues, hijo de hombre, di a la casa de Israel: Vosotros habéis hablado así, diciendo: Nuestras rebeliones y nuestros pecados están sobre nosotros, y a causa de ellos somos consumidos; ¿cómo, pues, viviremos?

    11 Diles: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por qué moriréis, oh casa de Israel?

    12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare.

    13 Cuando yo dijere al justo: De cierto vivirás, y él confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no serán recordadas, sino que morirá por su iniquidad que hizo.

    14 Y cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; si él se convirtiere de su pecado, e hiciere según el derecho y la justicia,

    15 si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá.

    16 No se le recordará ninguno de sus pecados que había cometido; hizo según el derecho y la justicia; vivirá ciertamente.

    17 Luego dirán los hijos de tu pueblo: No es recto el camino del Señor; el camino de ellos es el que no es recto.

    18 Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, morirá por ello.

    19 Y cuando el impío se apartare de su impiedad, e hiciere según el derecho y la justicia, vivirá por ello.

    20 Y dijisteis: No es recto el camino del Señor. Yo os juzgaré, oh casa de Israel, a cada uno conforme a sus caminos.

    Ezequiel 11:19, 20 

    19 Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne,

    20 para que anden en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo, y yo sea a ellos por Dios.

    Ezequiel 36:24-29

    24 Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.

    25 Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.

    26 Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

    27 Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.

    28 Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.

    29 Y os guardaré de todas vuestras inmundicias; y llamaré al trigo, y lo multiplicaré, y no os daré hambre.

    La visión de Sión, restablecida y espiritualmente regenerada, queda en adelante de manera perpetua delante de la mirada del pueblo de Dios, como inspiración y poderosa esperanza. 

    Bibliografía: 

    R. Alexander: «Ezequiel» (Publicaciones Portavoz Evangélico, Barcelona, 1979); 

    G. R. Beasley-Murray: «Ezequiel», en Nuevo Comentario Bíblico (Ed. D. Guthrie, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1977); A. T. Pearson: «Ezequiel», en Wycliffe Bible Commentary (Moody Press, Chicago, 1963).

    VÉASE:
    Pentateuco
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