Dice la Escritura que «la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y... todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal... Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia... toda carne había corrompido su camino sobre la tierra» (Gn. 6:5, 11, 12).
Génesis 6:5, 11, 12
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
Es por ello que Dios ordenó el juicio por medio de las aguas destructoras, declarando: «los destruiré con la tierra» (Gn. 6:13).
Génesis 6:13
13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
Todo este hecho se narra en los capítulos 6, 7 y 8 del libro de Génesis.
El relato bíblico nos presenta el Diluvio como una catástrofe de carácter universal, empleando la palabra hebrea «mabbul», que la versión griega LXX traduce como «cataclysmos» (Gn. 6-8; Sal. 29:10); el NT usa el mismo término griego, denotando asimismo una destrucción universal (Mt. 29:38, 39; Lc. 17:27; 2 P. 2:5).
Génesis 6
La maldad de los hombres
1 Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
3 Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.
4 Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
8 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.
Noé construye el arca
9 Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.
10 Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
14 Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.
15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.
16 Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.
17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.
19 Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.
20 De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.
21 Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos.
22 Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.
Génesis 7
El diluvio
1 Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.
2 De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.
3 También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra.
4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.
5 E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
6 Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.
7 Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos.
8 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra,
9 de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé.
10 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,
12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
13 En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca;
14 ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie.
15 Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
17 Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra.
18 Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas.
19 Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos.
20 Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes.
21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió.
23 Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
24 Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.
Génesis 8
1 Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas.
2 Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida.
3 Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días.
4 Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat.
5 Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes.
6 Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho,
7 y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra.
8 Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra.
9 Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca.
10 Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca.
11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra.
12 Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.
13 Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba seca.
14 Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra.
15 Entonces habló Dios a Noé, diciendo:
16 Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.
17 Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra.
18 Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él.
19 Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.
20 Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.
21 Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
22 Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.
Salmos 29:10
10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Mateo 24:38, 39
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Lucas 17:27
27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
2 Pedro 2:5
5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
Todo el lenguaje de Génesis 6-8 señala insistentemente al hecho de una destrucción de carácter universal. «Todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos» (Gn. 7:19).
Génesis 7:19
19 Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos.
No se puede dar la vuelta a esta afirmación ni a las múltiples afirmaciones que se dan acerca del Diluvio en éste y en tantos otros pasajes sin hacer grave violencia al mismo texto, y sin caer en la práctica de introducir en el texto conceptos contrarios a lo que allí se enseña.
(a) Naturaleza del Diluvio. El cataclismo del Diluvio fue un complejo de eventos en el que «fueron rotas todas las fuentes del gran abismo y las cataratas de los cielos fueron abiertas y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches» (Gn. 7:11, 12) «Toda carne» (término que incluye a todos los seres terrestres incluyendo al hombre Gn. 7:21-23) fue destruida.
Génesis 7:11, 12
11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,
12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
Génesis 7:21-23
21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió.
23 Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
La tierra misma «el mundo de entonces» pereció (cp. 2 P. 3:5).
2 Pedro 3:5
5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,
La frase «fueron rotas las fuentes del gran abismo» tiene claras implicaciones de colapsamiento de secciones vitales de la corteza terrestre, con lo que aguas marinas y/o subterráneas se lanzaron sobre los continentes, en tanto que se precipitaron sobre la tierra, con una fuerza devastadora, las «aguas que estaban sobre la expansión» (cp. Gn. 1:7) existentes en el mundo en su orden antediluviano.
Génesis 1:7
7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
En este gran complejo de eventos se indican lluvias universales de un régimen torrencial indescriptible, tremenda erosión, convulsiones volcánicas y tectónicas, violentos huracanes dando origen a olas de aguaje; la universal destrucción de las formas de vida dio necesariamente lugar, junto con la intensa erosión y denudación de la tierra antediluviana, a inmensos sepultamientos de grupos y nichos ecológicos, más o menos entremezclados, en formaciones estratificadas debido al poder clasificador del agua.
Muchas de estas formaciones se endurecerían posteriormente por agentes cementantes que las aguas llevaran consigo en algunas localidades. Así quedó totalmente sepultado el mundo antiguo.
(b) El arca y sus ocupantes. El gran tamaño del arca, en base a las dimensiones dadas en la Biblia (300 codos, o unos 137 metros de longitud), le daba una capacidad de transporte de más de 500 vagones de carga de ganado como los que se utilizan actualmente en los ferrocarriles.
Con respecto a los animales que entraron en el arca, se debe tener en cuenta que los animales grandes son relativamente pocos.
Se ha calculado que el tamaño medio de los animales era el de un gato. Dos de ellos precisarían bien poco espacio, menos de medio metro cuadrado. No todos los numerosos grupos y subgrupos que ahora conocemos tuvieron que entrar en el arca.
Una buena cantidad de ellos se ha originado con posterioridad al Diluvio, diversificándose de un número menor de antecesores comunes por mecanismos de reducción genética y aislamiento geográfico.
Se debe observar que ello no tiene nada que ver con el concepto evolución, que demanda una emergencia de nuevas estructuras, no una mera deriva de unos caracteres genéticos ya existentes que, cuando el fondo genético posee una gran riqueza, pueden dar lugar a una enorme variedad dentro del tipo básico (para una consideración de todos estos temas y otros, recomendamos el examen de la bibliografía al final de este artículo).
Se ha planteado con frecuencia la cuestión de cómo se pudieron alimentar los animales del arca durante el año entero en que estuvieron dentro.
Aparte de que la capacidad del arca daba lugar para el transporte de grandes cantidades de provisiones, se debe tener en cuenta el mecanismo de hibernación al que recurren muchos animales en situaciones límite, y otros normalmente en invierno, y que Dios pudo bien haber acentuado.
Con respecto a los carnívoros, éstos se alimentan de vegetación cuando les es preciso, como está sobradamente comprobado.
(c) Arqueología y el Diluvio. Subestimando la verdadera magnitud del Diluvio, ha habido los que han identificado el cataclismo universal con una capa de lodo que se halló en Ur, y que pertenece a una de las numerosas inundaciones de extensión regional que se han dado en aquel lugar.
No es en una pequeña y poca extensa capa de lodo que debe contemplarse el gran cataclismo del Diluvio, sino en grandes masas sedimentarias repletas de fósiles de un mundo que pereció, y que cubren toda la tierra como vasto cementerio.
Noé salió del arca a un mundo nuevo, en el que la orografía, estructura climatológica, y muchos otros factores, habían cambiado radicalmente (cp. Sal. 104:5-9 ss).
Salmos 104:5-9
5 El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida.
6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
8 Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste.
9 Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.
Por otra parte, numerosas culturas y tribus alrededor de todo el mundo han conservado relatos de un diluvio universal.
Los relatos babilónicos (sumerios y acádicos), evidencian su proveniencia de una tradición anterior, de la que descienden también numerosos relatos chinos, nipones, amerindios, y muchos otros esparcidos por todo el globo.
La divergencia de estos relatos entre sí refuta la idea de que Moisés se hubiera basado en ninguno de ellos para escribir la narración, aunque sí es prueba de que en la memoria de las naciones descendientes de Noé, persistió el recuerdo del cataclismo. Cuando cesó el Diluvio el arca reposó en los montes de Ararat, en la región de Armenia (Gn. 8:4).
Génesis 8:4
4 Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat.
Allí existen relatos populares acerca de la presencia de un gran navío sobre el monte, que está cubierto por nieves y hielos perpetuos.
Ha habido exploradores, como el arcediano anglicano de Jerusalén, doctor Nouri, que visitó la región en 1882, que afirman haberla visto en los ventisqueros del sur del monte.
Después de esta fecha se tienen relatos de personas de muy diversas procedencias, incluyendo aviadores, que afirman haberla visto.
En la actualidad hay varios grupos que efectúan expediciones anualmente, entre ellos el «Institute for Creation Research» de San Diego, con equipos cualificados en los que se integran arqueólogos, geólogos y otros especialistas.
(d) El Diluvio en su perspectiva teológica. El Diluvio es una exhibición de la soberanía de Dios en juicio (Sal. 29:10).
Salmos 29:10
10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
El Diluvio del pasado se muestra como ejemplo de aquel día futuro en el que tampoco nadie podrá escapar a la acción de Dios, cuando todos los que han rechazado el conocimiento salvador de Dios se verán enfrentados con Su justa ira en retribución (Mt. 24:37; Lc. 17:26; 2 P. 2:5-9).
Mateo 24:37
37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Lucas 17:26
26 Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.
2 Pedro 2:5-9
5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,
7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados
8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos),
9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;
Fue un suceso sin paralelo alguno con toda la historia anterior del hombre, y hay la promesa expresa, que constituye una adicional demostración de que no fue un fenómeno local o regional, de que Dios no va a volver a traerlo sobre la tierra (Gn. 9:11).
Génesis 9:11
11 Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.
Como señal de esta promesa se establece, en las nuevas condiciones climáticas de la tierra, el arco iris (Gn. 9:12, 13), que es desde entonces señal de gracia, que aparece incluso en medio de los juicios de Apocalipsis (Ap. 4:3; 10:1).
Génesis 9:12, 13
12 Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:
13 Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.
Apocalipsis 4:3
3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.
Apocalipsis 10:1
El ángel con el librito
1 Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Es por fe que Noé preparó el arca (He. 11:7).
Hebreos 11:7
7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
Todo lo concerniente al Diluvio fue dispuesto por Dios; Noé simplemente tuvo que seguir las instrucciones recibidas.
La misma fe cree que todo ello se cumplió tal como ha sido descrito; no hay dificultad en todo ello, excepto si se deja a Dios a un lado, lo cual no debiera hacerse bajo ningún concepto, por cuanto fue una especial intervención de Dios en la historia en juicio de una manera muy directa.
Fue Dios quien advirtió a Noé; fue Dios quien le envió los animales (Gn. 7:15, 16); fue Dios quien cerró la puerta del arca (Gn. 7:16); fue Dios que hizo pasar un viento sobre la tierra (Gn. 8:11); en resumen, la Escritura afirma que Jehová presidió sobre el Diluvio (Sal. 29:10).
Génesis 7:15, 16
15 Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
Génesis 7:16
16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
Génesis 8:11
11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra.
Salmos 29:10
10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Sin embargo, los rastros del Diluvio son tan elocuentes que el apóstol Pedro afirma que los que lo niegan lo hacen ignorándolo voluntariamente (2 P. 3:5).
2 Pedro 3:5
5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,
Las rocas sedimentarias, que dan elocuente testimonio de su contenido de grandes cantidades de restos animales y vegetales de un mundo pasado, han sido «reinterpretadas» en términos de grandes épocas de producción de depósitos con gran lentitud.
El último siglo vio la manipulación y supresión de numerosos datos que son evidencia de cataclismo, dando lugar a la actual concepción de la «geología histórica». Sin embargo, se mantiene en excelentes obras la evidencia de la interpretación diluvial de los depósitos geológicos, impuesta por su propia naturaleza.
(e) Objeciones. Se han presentado varias objeciones como demostración incontestable de que los depósitos geológicos tienen que haberse depositado a lo largo de grandes períodos de tiempo.
Una de ellas es la existencia de formaciones de «anhidritas» o «evaporitas», un tipo de acumulaciones de diversas sales que comúnmente se interpretan como los restos de la evaporación de mares antiguos.
Sin embargo, la evidencia interna de estos depósitos, por su pureza y ausencia de fósiles u otros restos indicativos de origen marino, y por otros factores, demanda su explicación por precipitación de mezclas de salmueras de origen tectónico.
En todos los casos en que se ofrecen objeciones de este tipo, no hay verdaderas razones para adoptar una interpretación de largas épocas de deposición, sino que un estrecho examen de la evidencia muestra que estas formaciones, tanto de «evaporitas» como de «arrecifes fósiles», como depósitos de diatomeas, y muchas otras, han sido objeto de una interpretación precipitada en el pasado; la moderna investigación crítica revela condiciones cataclísmicas en la formación de todos estos depósitos.
Bibliografía:
Balsiger, D. y Charles E. Sellier: «In Search of Noah’s Ark» (Sun Classic Books, Los Ángeles 1976;
hay edición castellana de Javier Vergara, Barcelona);
Montgomery, J. W.: «The Quest for Noah’s Ark» (Dimension Books, Minneapolis, 1974);
Morris, H. M.: «Geología: ¿Actualismo o Diluvialismo?», con una desveladora introducción histórica del profesor G. Grinnell: «Los orígenes de la moderna teoría geológica» (Clíe, Terrassa, 1980);
«El Diluvio del Génesis» (con John C. Whitcomb. Clíe, Terrassa, 1982);
Navarra, F.: «Yo he tocado el arca de Noé» (Clíe, Terrassa, 1978); Nelson, B. C.: «The Deluge Story in Stone» (Bethany, Minneapolis, 1931/1968);
Rehwinkel, A.: «The Flood» (Concordia, Saint Louis, Missouri, 1951/1978);
Schaeffer, F.: «Génesis en el tiempo y en el espacio» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1974);
Sedin: Simposios de varios autores, selección de S. Escuain: «Los Fósiles y el Diluvio»; «Anegado en Agua», tomos I y II;
«Cronometría: Consideraciones Críticas»;
«Biología y Orígenes» (Sedin, Servicio Evangélico de Documentación e Información, Apdo. 2.002, Sabadell, España);
Slusher, H. S. y R. Whitelaw: «Las dataciones radiométricas: Crítica» (Clíe, Terrassa, 1980);
Watson, D.C. C.: «Mitos y Milagros» (Clíe, Terrassa, 1980); Whitcomb, J.C.: «El mundo que pereció» (Grand Rapids, Ed. Portavoz, 1981).
Respecto a la envolvente de agua sobre la atmósfera antes del Diluvio, cfr. Dillow, J. C.: «The Waters Above» (Moody Press, Chicago, 1981).
Dice la Escritura que «la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y... todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal... Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia... toda carne había corrompido su camino sobre la tierra» (Gn. 6:5, 11, 12).
Génesis 6:5, 11, 12
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
Es por ello que Dios ordenó el juicio por medio de las aguas destructoras, declarando: «los destruiré con la tierra» (Gn. 6:13).
Génesis 6:13
13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
Todo este hecho se narra en los capítulos 6, 7 y 8 del libro de Génesis.
El relato bíblico nos presenta el Diluvio como una catástrofe de carácter universal, empleando la palabra hebrea «mabbul», que la versión griega LXX traduce como «cataclysmos» (Gn. 6-8; Sal. 29:10); el NT usa el mismo término griego, denotando asimismo una destrucción universal (Mt. 29:38, 39; Lc. 17:27; 2 P. 2:5).
Génesis 6
La maldad de los hombres
1 Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
2 que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.
3 Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.
4 Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres, y les engendraron hijos. Estos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre.
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
6 Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.
7 Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
8 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.
Noé construye el arca
9 Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.
10 Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.
11 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.
12 Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
13 Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.
14 Hazte un arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.
15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.
16 Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.
17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
18 Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo.
19 Y de todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie meterás en el arca, para que tengan vida contigo; macho y hembra serán.
20 De las aves según su especie, y de las bestias según su especie, de todo reptil de la tierra según su especie, dos de cada especie entrarán contigo, para que tengan vida.
21 Y toma contigo de todo alimento que se come, y almacénalo, y servirá de sustento para ti y para ellos.
22 Y lo hizo así Noé; hizo conforme a todo lo que Dios le mandó.
Génesis 7
El diluvio
1 Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación.
2 De todo animal limpio tomarás siete parejas, macho y su hembra; mas de los animales que no son limpios, una pareja, el macho y su hembra.
3 También de las aves de los cielos, siete parejas, macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra.
4 Porque pasados aún siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice.
5 E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová.
6 Era Noé de seiscientos años cuando el diluvio de las aguas vino sobre la tierra.
7 Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos.
8 De los animales limpios, y de los animales que no eran limpios, y de las aves, y de todo lo que se arrastra sobre la tierra,
9 de dos en dos entraron con Noé en el arca; macho y hembra, como mandó Dios a Noé.
10 Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra.
11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,
12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
13 En este mismo día entraron Noé, y Sem, Cam y Jafet hijos de Noé, la mujer de Noé, y las tres mujeres de sus hijos, con él en el arca;
14 ellos, y todos los animales silvestres según sus especies, y todos los animales domesticados según sus especies, y todo reptil que se arrastra sobre la tierra según su especie, y toda ave según su especie, y todo pájaro de toda especie.
15 Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
17 Y fue el diluvio cuarenta días sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevó sobre la tierra.
18 Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra; y flotaba el arca sobre la superficie de las aguas.
19 Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos.
20 Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes.
21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió.
23 Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
24 Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento cincuenta días.
Génesis 8
1 Y se acordó Dios de Noé, y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca; e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas.
2 Y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos; y la lluvia de los cielos fue detenida.
3 Y las aguas decrecían gradualmente de sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días.
4 Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat.
5 Y las aguas fueron decreciendo hasta el mes décimo; en el décimo, al primero del mes, se descubrieron las cimas de los montes.
6 Sucedió que al cabo de cuarenta días abrió Noé la ventana del arca que había hecho,
7 y envió un cuervo, el cual salió, y estuvo yendo y volviendo hasta que las aguas se secaron sobre la tierra.
8 Envió también de sí una paloma, para ver si las aguas se habían retirado de sobre la faz de la tierra.
9 Y no halló la paloma donde sentar la planta de su pie, y volvió a él al arca, porque las aguas estaban aún sobre la faz de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, y tomándola, la hizo entrar consigo en el arca.
10 Esperó aún otros siete días, y volvió a enviar la paloma fuera del arca.
11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra.
12 Y esperó aún otros siete días, y envió la paloma, la cual no volvió ya más a él.
13 Y sucedió que en el año seiscientos uno de Noé, en el mes primero, el día primero del mes, las aguas se secaron sobre la tierra; y quitó Noé la cubierta del arca, y miró, y he aquí que la faz de la tierra estaba seca.
14 Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra.
15 Entonces habló Dios a Noé, diciendo:
16 Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.
17 Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra.
18 Entonces salió Noé, y sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos con él.
19 Todos los animales, y todo reptil y toda ave, todo lo que se mueve sobre la tierra según sus especies, salieron del arca.
20 Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.
21 Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.
22 Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.
Salmos 29:10
10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Mateo 24:38, 39
38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca,
39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre.
Lucas 17:27
27 Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.
2 Pedro 2:5
5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
Todo el lenguaje de Génesis 6-8 señala insistentemente al hecho de una destrucción de carácter universal. «Todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos» (Gn. 7:19).
Génesis 7:19
19 Y las aguas subieron mucho sobre la tierra; y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos.
No se puede dar la vuelta a esta afirmación ni a las múltiples afirmaciones que se dan acerca del Diluvio en éste y en tantos otros pasajes sin hacer grave violencia al mismo texto, y sin caer en la práctica de introducir en el texto conceptos contrarios a lo que allí se enseña.
(a) Naturaleza del Diluvio. El cataclismo del Diluvio fue un complejo de eventos en el que «fueron rotas todas las fuentes del gran abismo y las cataratas de los cielos fueron abiertas y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches» (Gn. 7:11, 12) «Toda carne» (término que incluye a todos los seres terrestres incluyendo al hombre Gn. 7:21-23) fue destruida.
Génesis 7:11, 12
11 El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas,
12 y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.
Génesis 7:21-23
21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
22 Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la tierra, murió.
23 Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca.
La tierra misma «el mundo de entonces» pereció (cp. 2 P. 3:5).
2 Pedro 3:5
5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,
La frase «fueron rotas las fuentes del gran abismo» tiene claras implicaciones de colapsamiento de secciones vitales de la corteza terrestre, con lo que aguas marinas y/o subterráneas se lanzaron sobre los continentes, en tanto que se precipitaron sobre la tierra, con una fuerza devastadora, las «aguas que estaban sobre la expansión» (cp. Gn. 1:7) existentes en el mundo en su orden antediluviano.
Génesis 1:7
7 E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
En este gran complejo de eventos se indican lluvias universales de un régimen torrencial indescriptible, tremenda erosión, convulsiones volcánicas y tectónicas, violentos huracanes dando origen a olas de aguaje; la universal destrucción de las formas de vida dio necesariamente lugar, junto con la intensa erosión y denudación de la tierra antediluviana, a inmensos sepultamientos de grupos y nichos ecológicos, más o menos entremezclados, en formaciones estratificadas debido al poder clasificador del agua.
Muchas de estas formaciones se endurecerían posteriormente por agentes cementantes que las aguas llevaran consigo en algunas localidades. Así quedó totalmente sepultado el mundo antiguo.
(b) El arca y sus ocupantes. El gran tamaño del arca, en base a las dimensiones dadas en la Biblia (300 codos, o unos 137 metros de longitud), le daba una capacidad de transporte de más de 500 vagones de carga de ganado como los que se utilizan actualmente en los ferrocarriles.
Con respecto a los animales que entraron en el arca, se debe tener en cuenta que los animales grandes son relativamente pocos.
Se ha calculado que el tamaño medio de los animales era el de un gato. Dos de ellos precisarían bien poco espacio, menos de medio metro cuadrado. No todos los numerosos grupos y subgrupos que ahora conocemos tuvieron que entrar en el arca.
Una buena cantidad de ellos se ha originado con posterioridad al Diluvio, diversificándose de un número menor de antecesores comunes por mecanismos de reducción genética y aislamiento geográfico.
Se debe observar que ello no tiene nada que ver con el concepto evolución, que demanda una emergencia de nuevas estructuras, no una mera deriva de unos caracteres genéticos ya existentes que, cuando el fondo genético posee una gran riqueza, pueden dar lugar a una enorme variedad dentro del tipo básico (para una consideración de todos estos temas y otros, recomendamos el examen de la bibliografía al final de este artículo).
Se ha planteado con frecuencia la cuestión de cómo se pudieron alimentar los animales del arca durante el año entero en que estuvieron dentro.
Aparte de que la capacidad del arca daba lugar para el transporte de grandes cantidades de provisiones, se debe tener en cuenta el mecanismo de hibernación al que recurren muchos animales en situaciones límite, y otros normalmente en invierno, y que Dios pudo bien haber acentuado.
Con respecto a los carnívoros, éstos se alimentan de vegetación cuando les es preciso, como está sobradamente comprobado.
(c) Arqueología y el Diluvio. Subestimando la verdadera magnitud del Diluvio, ha habido los que han identificado el cataclismo universal con una capa de lodo que se halló en Ur, y que pertenece a una de las numerosas inundaciones de extensión regional que se han dado en aquel lugar.
No es en una pequeña y poca extensa capa de lodo que debe contemplarse el gran cataclismo del Diluvio, sino en grandes masas sedimentarias repletas de fósiles de un mundo que pereció, y que cubren toda la tierra como vasto cementerio.
Noé salió del arca a un mundo nuevo, en el que la orografía, estructura climatológica, y muchos otros factores, habían cambiado radicalmente (cp. Sal. 104:5-9 ss).
Salmos 104:5-9
5 El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida.
6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas.
7 A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
8 Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste.
9 Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.
Por otra parte, numerosas culturas y tribus alrededor de todo el mundo han conservado relatos de un diluvio universal.
Los relatos babilónicos (sumerios y acádicos), evidencian su proveniencia de una tradición anterior, de la que descienden también numerosos relatos chinos, nipones, amerindios, y muchos otros esparcidos por todo el globo.
La divergencia de estos relatos entre sí refuta la idea de que Moisés se hubiera basado en ninguno de ellos para escribir la narración, aunque sí es prueba de que en la memoria de las naciones descendientes de Noé, persistió el recuerdo del cataclismo. Cuando cesó el Diluvio el arca reposó en los montes de Ararat, en la región de Armenia (Gn. 8:4).
Génesis 8:4
4 Y reposó el arca en el mes séptimo, a los diecisiete días del mes, sobre los montes de Ararat.
Allí existen relatos populares acerca de la presencia de un gran navío sobre el monte, que está cubierto por nieves y hielos perpetuos.
Ha habido exploradores, como el arcediano anglicano de Jerusalén, doctor Nouri, que visitó la región en 1882, que afirman haberla visto en los ventisqueros del sur del monte.
Después de esta fecha se tienen relatos de personas de muy diversas procedencias, incluyendo aviadores, que afirman haberla visto.
En la actualidad hay varios grupos que efectúan expediciones anualmente, entre ellos el «Institute for Creation Research» de San Diego, con equipos cualificados en los que se integran arqueólogos, geólogos y otros especialistas.
(d) El Diluvio en su perspectiva teológica. El Diluvio es una exhibición de la soberanía de Dios en juicio (Sal. 29:10).
Salmos 29:10
10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
El Diluvio del pasado se muestra como ejemplo de aquel día futuro en el que tampoco nadie podrá escapar a la acción de Dios, cuando todos los que han rechazado el conocimiento salvador de Dios se verán enfrentados con Su justa ira en retribución (Mt. 24:37; Lc. 17:26; 2 P. 2:5-9).
Mateo 24:37
37 Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Lucas 17:26
26 Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre.
2 Pedro 2:5-9
5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;
6 y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente,
7 y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados
8 (porque este justo, que moraba entre ellos, afligía cada día su alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos),
9 sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio;
Fue un suceso sin paralelo alguno con toda la historia anterior del hombre, y hay la promesa expresa, que constituye una adicional demostración de que no fue un fenómeno local o regional, de que Dios no va a volver a traerlo sobre la tierra (Gn. 9:11).
Génesis 9:11
11 Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.
Como señal de esta promesa se establece, en las nuevas condiciones climáticas de la tierra, el arco iris (Gn. 9:12, 13), que es desde entonces señal de gracia, que aparece incluso en medio de los juicios de Apocalipsis (Ap. 4:3; 10:1).
Génesis 9:12, 13
12 Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:
13 Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.
Apocalipsis 4:3
3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.
Apocalipsis 10:1
El ángel con el librito
1 Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.
Es por fe que Noé preparó el arca (He. 11:7).
Hebreos 11:7
7 Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.
Todo lo concerniente al Diluvio fue dispuesto por Dios; Noé simplemente tuvo que seguir las instrucciones recibidas.
La misma fe cree que todo ello se cumplió tal como ha sido descrito; no hay dificultad en todo ello, excepto si se deja a Dios a un lado, lo cual no debiera hacerse bajo ningún concepto, por cuanto fue una especial intervención de Dios en la historia en juicio de una manera muy directa.
Fue Dios quien advirtió a Noé; fue Dios quien le envió los animales (Gn. 7:15, 16); fue Dios quien cerró la puerta del arca (Gn. 7:16); fue Dios que hizo pasar un viento sobre la tierra (Gn. 8:11); en resumen, la Escritura afirma que Jehová presidió sobre el Diluvio (Sal. 29:10).
Génesis 7:15, 16
15 Vinieron, pues, con Noé al arca, de dos en dos de toda carne en que había espíritu de vida.
16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
Génesis 7:16
16 Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le había mandado Dios; y Jehová le cerró la puerta.
Génesis 8:11
11 Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra.
Salmos 29:10
10 Jehová preside en el diluvio, Y se sienta Jehová como rey para siempre.
Sin embargo, los rastros del Diluvio son tan elocuentes que el apóstol Pedro afirma que los que lo niegan lo hacen ignorándolo voluntariamente (2 P. 3:5).
2 Pedro 3:5
5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,
Las rocas sedimentarias, que dan elocuente testimonio de su contenido de grandes cantidades de restos animales y vegetales de un mundo pasado, han sido «reinterpretadas» en términos de grandes épocas de producción de depósitos con gran lentitud.
El último siglo vio la manipulación y supresión de numerosos datos que son evidencia de cataclismo, dando lugar a la actual concepción de la «geología histórica». Sin embargo, se mantiene en excelentes obras la evidencia de la interpretación diluvial de los depósitos geológicos, impuesta por su propia naturaleza.
(e) Objeciones. Se han presentado varias objeciones como demostración incontestable de que los depósitos geológicos tienen que haberse depositado a lo largo de grandes períodos de tiempo.
Una de ellas es la existencia de formaciones de «anhidritas» o «evaporitas», un tipo de acumulaciones de diversas sales que comúnmente se interpretan como los restos de la evaporación de mares antiguos.
Sin embargo, la evidencia interna de estos depósitos, por su pureza y ausencia de fósiles u otros restos indicativos de origen marino, y por otros factores, demanda su explicación por precipitación de mezclas de salmueras de origen tectónico.
En todos los casos en que se ofrecen objeciones de este tipo, no hay verdaderas razones para adoptar una interpretación de largas épocas de deposición, sino que un estrecho examen de la evidencia muestra que estas formaciones, tanto de «evaporitas» como de «arrecifes fósiles», como depósitos de diatomeas, y muchas otras, han sido objeto de una interpretación precipitada en el pasado; la moderna investigación crítica revela condiciones cataclísmicas en la formación de todos estos depósitos.
Bibliografía:
Balsiger, D. y Charles E. Sellier: «In Search of Noah’s Ark» (Sun Classic Books, Los Ángeles 1976;
hay edición castellana de Javier Vergara, Barcelona);
Montgomery, J. W.: «The Quest for Noah’s Ark» (Dimension Books, Minneapolis, 1974);
Morris, H. M.: «Geología: ¿Actualismo o Diluvialismo?», con una desveladora introducción histórica del profesor G. Grinnell: «Los orígenes de la moderna teoría geológica» (Clíe, Terrassa, 1980);
«El Diluvio del Génesis» (con John C. Whitcomb. Clíe, Terrassa, 1982);
Navarra, F.: «Yo he tocado el arca de Noé» (Clíe, Terrassa, 1978); Nelson, B. C.: «The Deluge Story in Stone» (Bethany, Minneapolis, 1931/1968);
Rehwinkel, A.: «The Flood» (Concordia, Saint Louis, Missouri, 1951/1978);
Schaeffer, F.: «Génesis en el tiempo y en el espacio» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1974);
Sedin: Simposios de varios autores, selección de S. Escuain: «Los Fósiles y el Diluvio»; «Anegado en Agua», tomos I y II;
«Cronometría: Consideraciones Críticas»;
«Biología y Orígenes» (Sedin, Servicio Evangélico de Documentación e Información, Apdo. 2.002, Sabadell, España);
Slusher, H. S. y R. Whitelaw: «Las dataciones radiométricas: Crítica» (Clíe, Terrassa, 1980);
Watson, D.C. C.: «Mitos y Milagros» (Clíe, Terrassa, 1980); Whitcomb, J.C.: «El mundo que pereció» (Grand Rapids, Ed. Portavoz, 1981).
Respecto a la envolvente de agua sobre la atmósfera antes del Diluvio, cfr. Dillow, J. C.: «The Waters Above» (Moody Press, Chicago, 1981).