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  • Creación
    El verbo crear es en el AT casi siempre traducción del verbo heb. «bara». 

    La Biblia comienza con la sencilla y sublime declaración de que «en el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gn. 1:1). 

    Génesis 1:1

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    A lo largo de Génesis 1 y 2 tenemos el relato de cómo Dios dio origen a todo lo existente, a lo largo de seis días de actividad creadora. Todo esto es resumido lapidariamente en Éx. 20:11: «Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día...» 

    Éxodo 20:11

    11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

    Ha habido multitud de intentos de comentaristas, así como algunas traducciones de la Biblia, que han intentado torcer el sentido de la frase original, que habla de una creación original, «de la nada», dando la traducción alternativa «cuando Dios empezó la creación de los cielos y de la tierra, la tierra era el principio...», implicando así que Dios meramente actuó sobre una materia preexistente. 

    Entre las versiones que adoptan esta postura se halla la denominada «Biblia al día». 

    Esta postura es gramaticalmente insostenible en base a un análisis riguroso del texto, como lo han demostrado Cassuto, Delitzsch, Keil, Leupold y Young entre otros (véase Bibliografía al final de este artículo), y la correcta traducción es la ya dada por Reina-Valera y multitud de otras versiones. 

    Este primer versículo de la Biblia está cargado de significado. Afirma que todo lo existente recibió su ser por la acción de Dios. Que hubo un principio en el tiempo. Que la creación del universo incluye la del tiempo, por lo que antes de la creación no se puede hablar de tiempo. 

    Tenemos, pues, que el tiempo tiene un comienzo absoluto, que es el del universo material. Dios trasciende tanto el tiempo como el espacio. No forma parte de Su creación, aunque ésta sí depende de Él como el Señor soberano. 

    Esta sección de la Biblia ha sido una de las más sometidas a la controversia. ¿Cómo creó Dios? ¿Podemos llegar a conocer la manera en que Dios creó? Son muchas las voces que se han levantado aseverando que en Génesis tenemos solamente el hecho de que Dios creó, pero que no tenemos un relato históricamente exacto de los orígenes del universo y de todo lo que hay en él. 

    Y especialmente desde 1859, año en que Darwin publicó su obra «El origen de las especies», han sido muchos los expositores que han aceptado que el método usado por Dios para su obra de la creación ha sido el de la evolución orgánica, que Él hubiera dirigido según Su voluntad para que desembocara en el hombre. 

    Sin embargo, esta postura se enfrenta a graves dificultades, tanto desde el punto de vista exegético como desde el punto de vista científico. 

    (a) La cuestión exegética. Todo el contexto bíblico demanda una creación por «fiat». Esto es, Dios ordenó por Su palabra, y ésta produjo conforme a Su voluntad. 

    De esto tenemos un paralelo en los milagros del Señor Jesús que se nos relatan en los Evangelios, como la resurrección de Lázaro, la multiplicación de los panes y los peces, y muchas otras señales que no involucraron ningún proceso en el tiempo. 

    El cuidadoso examen de Génesis 1 y 2 no lleva a otra conclusión que la de la creación por «fiat», así como multitud de otros pasajes tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento que tratan de la creación (Jb. 33:4; 38:4; Sal. 8:3, 5, 6; 94:9; 95:5; 96:6; 100:3; 104:24; 136:5, 6, 7; 139:14, 15; 146:6; 148:5; Is. 45:12; 64:8; Jer. 10:12; Am. 4:13; 5:8; Jon. 1:9; Zac. 12:1; Mt. 19:4; Jn. 1:3; Hch. 17:26; 2 Co. 4:6; Ef. 3:9; Col. 1:16; 1 Ti. 2:13; He. 1:2; 11:3; 2 P. 3:5; Ap. 10:6, y muchos otros). 

    Job 33:4 

    4 El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.

    Job 38:4 

    4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia.

    Salmos 8:3, 5, 6 

    3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,

    5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.

    6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:

    Salmos 94:9 

    9 El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?

    Salmos 95:5 

    5 Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.

    Salmos 96:6 

    6 Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y gloria en su santuario.

    Salmos 100:3 

    3 Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

    Salmos 104:24 

    24 ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios.

    Salmos 136:5, 6, 7 

    5 Al que hizo los cielos con entendimiento, Porque para siempre es su misericordia.

    6 Al que extendió la tierra sobre las aguas, Porque para siempre es su misericordia.

    7 Al que hizo las grandes lumbreras, Porque para siempre es su misericordia.

    Salmos 139:14, 15 

    14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.

    15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

    Salmos 146:6 

    6 El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre,

    Salmos 148:5 

    5 Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados.

    Isaías 45:12 

    12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.

    Isaías 64:8 

    8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.

    Jeremías 10:12 

    12 El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría;

    Amós 4:13 

    13 Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre.

    Amós 5:8 

    8 buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre;

    Jonás 1:9 

    9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.

    Zacarías 12:1 

    Liberación futura de Jerusalén

    1 Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:

    Mateo 19:4 

    4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,

    Juan 1:3 

    3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

    Hechos 17:26 

    26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;

    2 Corintios 4:6 

    6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

    Efesios 3:9 

    9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;

    Colosenses 1:16 

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    1 Timoteo 2:13 

    13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;

    Hebreos 1:2 

    2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

    Hebreos 11:3 

    3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

    2 Pedro 3:5 

    5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,

    Apocalipsis 10:6

    6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,

    Pero hay otra importante consideración que hacer de orden teológico, es la contradicción frontal entre el método de la evolución y el orden creación/caída que se halla en la Biblia. 

    El evolucionismo exige la operación de la muerte de los individuos que no pueden afrontar las demandas de su medio, y la propagación de los individuos más fuertes y adecuados, con lo que el grupo como tal va mejorando a lo largo del tiempo. 

    Este proceso recibe comúnmente el nombre de «Selección Natural». Frente a los que proponen que Dios actuó mediante la evolución queda el hecho de que, con un riguroso tratamiento exegético, las Escrituras sitúan la entrada de la muerte en el mundo después de la maldición debido a la caída del hombre, la cabeza federal de la creación (Gn. 2:17; 3:17- 19; cp. Ro. 5:12, nótese el término «kosmos» en el original; Ro. 8:20-23, etc.). 

    Génesis 2:17 

    17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

    Génesis 3:17-19 

    17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

    18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.

    19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

    Romanos 5:12

    Adán y Cristo

    12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

    Romanos 8:20-23

    20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;

    21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

    22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;

    23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

    Es evidente que esto, como multitud de otros detalles, hace exegéticamente imposible la conciliación de la filosofía evolucionista, con su demanda lógica de la actuación de la muerte durante la creación, y la revelación bíblica, con su determinación exegética de la entrada de la muerte en el «kosmos» después de la caída. 

    (b) Consideraciones biológicas y paleontológicas. Aunque es imposible en el corto espacio disponible hacer un tratamiento adecuado de todos estos temas, sí se pueden dar unas breves indicaciones, remitiendo al lector interesado a la bibliografía del pie de artículo para una información profunda de estos temas. 

    (A) Como reconocen muchos biólogos modernos, el examen de los seres vivientes «no impone» la idea de la evolución (Grassé: «La evolución de lo viviente»). 

    Este autor funda su postura evolucionista «en los documentos suministrados por la paleontología» (p. 18, op. cit.). 

    (B) Sin embargo, la historia que nos revelan los fósiles no es la de transición de unos tipos básicos a otros. Meléndez reconoce, como Simpson, Romer, y muchos otros paleontólogos modernos, las discontinuidades sistemáticas que separan entre sí todos los grupos de vida que existieron en el pasado. 

    En realidad, el fenómeno ha sido reconocido en la actualidad hasta tal punto, tanto en el campo del estudio de los seres vivos como en el de los extintos, que genetistas y paleontólogos evolucionistas modernos, afrontando estos hechos, han venido a postular que «un reptil puso un huevo, y ¡salió un ave!». 

    Representantes actuales de esta postura son Gould, paleontólogo de la universidad de Harvard, y Eldredge, del Museo Americano de Historia Natural; entre los genetistas que han asumido esta postura se halla Francisco J. Ayala, de la Universidad de California. 

    Que fervientes evolucionistas como los tres acabados de mencionar lleguen a adoptar estas posturas habla muy elocuentemente acerca del verdadero estado de la evidencia que nos ofrecen los grupos de organismos, tanto vivientes como fosilizados, totalmente definidos, y sin cadenas de transición entre sí, en concordancia total con el texto bíblico, que afirma que Dios creó todos los distintos grupos «según su naturaleza» (Reina; heb.: «min»), como grupos discretos y con naturalezas definidas y separadas entre sí, sin más origen común que el hecho de ser producto de la misma mente poderosa y sabia, la de su Creador (Gn. 1:11, 12, 21, 24, 25). 

    Génesis 1:11, 12, 21, 24, 25

    11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

    12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.

    21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.

    24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.

    25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

    (c) Consideraciones geológicas y geocronológicas. Hay grandes divergencias con respecto al significado de la palabra «día» en Génesis 1. 

    Existen cinco posturas básicas acerca de este tema: 

    1. Que Génesis 1-2, y en realidad toda la Biblia en todo lo que toca a aspectos sobrenaturales, es un mito. Dentro de esta postura hay matices diversos, pero constituye una abierta negación de la revelación divina, y está teñida de presuposiciones antisobrenaturalistas basadas en un evolucionismo materialista carente de fundamento. 

    2. Muchos expositores, aceptando como demostrado el marco filosófico de la geología histórica, aseverando una gran antigüedad de la tierra, han intentado hacer concordar la estructura aceptada de la historia de la tierra con los días de Génesis 1. 

    Esto es lo que se conoce como teoría «día-época». Sin embargo, un examen riguroso demuestra que no hay una verdadera concordancia entre los días de la creación y las eras que asevera la Geología Histórica; hay un cúmulo de importantes contradicciones entre ambos sistemas. 

    Además, como lo han demostrado eminentes exegetas, se comete una verdadera violencia al texto al forzarle esta interpretación. Berkhof, Cassuto, Custance, Darby, Delitzsch, Keil, Kelly, Leupold, Whitcomb, Young, y otros, demuestran que la intención del texto es que «yom» (Día) se entienda en su significado llano y natural. 

    El reconocimiento de este hecho ha llevado a varios a mantener las posturas C y D. 

    3. Chalmers expuso, a principios del siglo XIX, la idea de una catástrofe entre Gn. 1:1 y 1:2

    Génesis 1:1 

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    Génesis 1:2

    2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

    Con esta teoría intentaba armonizar la teoría de Cuvier de las revoluciones sobre el globo terrestre, y las largas épocas necesarias para ello, con la estructura creacional en seis días en Génesis 1. 

    Esta interpretación fue seguida por numerosos expositores, entre los que se puede mencionar a Darby, Kelly, Mackintosh, Scofield, y, actualmente, Custance y Sauer. 

    Todos estos expositores, conscientes del sentido propio de «yom» (día) en el contexto de Génesis 1, quisieron introducir todas las eras geológicas en una pretendida discontinuidad cataclísmica entre los dos primeros versículos de la Biblia. 

    No obstante, esta concepción no puede basarse exegéticamente sobre el lenguaje hebreo, como ha quedado evidenciado por el riguroso análisis de la relación gramatical entre los dos primeros versículos. 

    Como lo han señalado Cassuto, Delitzsch, Fields, Leupold, Ramm, Whitcomb y Young, el versículo 2 se refiere de inmediato a la condición de la tierra originalmente creada, en palabras de Fields, «informe y vacía», «tõhû wãbhõhû»); no una condición a la que la tierra había caído, sino una condición de la que la tierra emergía en la progresiva actividad conformadora de Dios, culminada en Gn. 2:1: «Quedaron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.» 

    4. 

    Génesis 2:1

    1 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.

    Uno de los intentos más extremados para «armonizar» las eras de la interpretación comúnmente aceptada de la geología histórica con el texto de Génesis ha sido la teoría de «los seis días de revelación». 

    Esta teoría, mantenida, entre otros, por Miller, Ramm y Wiseman, afirma que en Génesis 1 tenemos una revelación «dada» en seis días, no «ejecutada» en seis días. 

    Se afirma que estos días son días de revelación en cuadros. Los proponentes de esta concepción reconocen que «yom» (día) no puede, en su contexto, ser manipulada para hacer que signifique eras; reconocen también las dificultades textuales que presenta la teoría del intervalo, y buscan esquivar la dificultad planteada por las largas eras postuladas por la interpretación comúnmente aceptada de la geología histórica rechazando lo que es evidente para todo lector del texto: que en Génesis 1 se habla de períodos creativos; la interpretación «revelativa» ha sido impuesta por estos intérpretes para preservar a la vez el sentido natural del lenguaje de Génesis 1 con la actual concepción de la geología histórica, que consideran como factual. 

    5. El creacionismo bíblico acepta el relato de Génesis como factual. Reconoce las características y el contenido del relato, y lo acepta sin reservas de ningún tipo, basándose en una exégesis gramático-histórica del relato. Ésta ha sido la fe de la Iglesia cuando no han penetrado en ella ideas del paganismo o, en nuestros días, del moderno antisobrenaturalismo. 

    La postura creacionista halla la explicación de los estratos sedimentarios fosilíferos de la tierra en la gran catástrofe hidráulica del Diluvio de Noé, relatado en Génesis 6-8 y acontecimientos cataclísmicos posteriores de carácter regional (para un tratamiento más detallado de este tema, véase DILUVIO, y la bibliografía al pie de DILUVIO). 

    No hay ninguna razón de carácter exegético que pueda llevar a otra postura; en realidad, toda la corriente de interpretaciones que intenta inyectar a Génesis 1-2 un significado distinto del que llanamente posee, ha tenido lugar con posterioridad al desarrollo de concepciones naturalistas del origen y de la historia geológica de la tierra, y del surgimiento de las teorías evolucionistas. 

    Los comentarios y exposiciones anteriores al 1800 son testimonios elocuentes de la interpretación de Génesis 1 sin mediatizaciones de concepciones extrañas al texto bíblico. 

    Un buen ejemplo se halla en el Comentario de Matthew Henry, así como en el comentario a Génesis de Juan Calvino. Unas obras recomendables por su gran calidad en el estudio exegético son las de Cassuto, Keil-Delitzsch, Leupold y Young, entre otras (consultar la Bibliografía). 

    (d) Crítica liberal. La crítica «liberal» ha considerado Génesis 1-2 como un mito de carácter religioso; por lo general, los adherentes a esta escuela de pensamiento afirman que Génesis 2 es producto de una redacción más antigua, y que Génesis 1 es producto de la reflexión sacerdotal, de la época posterior al exilio babilónico. 

    Se dice, entre otras cosas, que Génesis 1 es producto de un pensamiento religioso muy «evolucionado», y que no hubiera podido ser redactado en época tan temprana como la de Moisés. Sin embargo, esta postura ha recibido un golpe decisivo con las excavaciones arqueológicas en Tell-Mardikh (las ruinas de la antigua ciudad-estado de Ebla). 

    Allí se ha hallado un poema de la creación con una concepción monoteísta y con un paralelismo sorprendente con el relato creacional de Génesis 1, muy alejado de los burdos mitos de la creación de los babilonios y otras naciones, de fecha mucho más tardía. 

    Uno de los principales participantes en las investigaciones arqueológicas, el profesor Pettinato, ha publicado una traducción del texto; éste pertenece al género hímnico, y dice así: Señor del cielo y de la tierra: la tierra no era, tú la creaste, la luz del día no era, tú la creaste, la luz de la mañana tú no habías (aún) hecho existir. Señor: palabra eficaz, Señor: prosperidad, Señor: heroísmo, Señor: ... Señor: infatigable, Señor: divinidad, Señor: quien salva, Señor: vida dichosa. 

    Este poema tiene importantes implicaciones. Por su temprana fecha (calculada alrededor del año 2500 a.C., unos 400 años antes de Abraham), destroza las previas especulaciones evolucionistas acerca del desarrollo «del genio religioso hebreo», e ilustra la persistencia de un residuo de conocedores de Dios en Canaán y el Medio Oriente, del tipo de Melquisedec, en medio de una humanidad apóstata. Así, queda bien ilustrada la insostenibilidad de la hipótesis que haría que Génesis 2 fuera 500 o más años más antiguo que Génesis 1, y que ambos capítulos fueran recopilados en una sola redacción por unos editores sacerdotales después del exilio babilónico. 

    Con los trabajos llevados a cabo por competentes hebraístas ya había quedado patente la unidad literaria del Pentateuco; estas últimas investigaciones han venido a remarcar la línea bíblica de un monoteísmo original perdido por apostasía posterior (cp. Ro. 1), en contra de la concepción evolucionista del monoteísmo como una conquista del espíritu humano a lo largo de una evolución del animismo al politeísmo, y de éste al monoteísmo, para desembocar finalmente en la «ilustración». 

    (e) Conclusión. En la Biblia, Dios se nos manifiesta como majestuoso Creador de todas las cosas; el resultado de Sus actos creativos es un universo en armonía y paz; la muerte se introduce en él como resultado de una rebelión consciente del hombre, cabeza de la creación, arrastrando a ésta a la esclavitud de corrupción por la Caída y Maldición subsiguientes. 

    Pero la creación será liberada, y Dios se gozará en Su nueva Creación, encabezada por el Segundo Adán (ver CREACIÓN [NUEVA). 

    En la Creación, Dios manifiesta su omnipotencia: Él habla, y se hace Su voluntad. Y somos llamados a adorarle con la gozosa consciencia de que Él es nuestro Hacedor, Guardador y, ciertamente, Redentor, el que por Su obra salvadora nos introduce en la nueva Creación, en libertad, justicia y santidad, para caminar a Su luz, en estrecha comunión con Él, compartiendo para siempre la presencia del Señor Jesucristo, «porque por Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, las visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él... en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento» (Col. 1:16; 2:3). 

    Colosenses 1:16 

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    Colosenses 2:3

    3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

    Bibliografía: 

    Allis, O. T.: «God Spake by Moses» (Presbyterian and Reformed Pub. Co., Philadelphia, 1951); 

    Calvin, John: «Genesis» (The Banner of Truth Trust, Edimburgo, 1554/ 1975); 

    Cameron, N. M. de S.: «The Unity and Harmony of Genesis», Biblical Creation, vol. 2, nº. 6, 1980; 

    Cassuto, U.: «From Adam to Noah» (A Commentary on the Book of Genesis) (The Magnes Press, Universidad Hebrea, Jerusalén, 1961/1972); 

    Colección Creación y Ciencia: ver por autores, bajo Gish, Morris, Slusher, Whitcomb, Whitelaw; Custance, A. C.: «Analysis of Genesis 1:1-2» (Doorway Papers, Ottawa, 1957); 

    Génesis 1:1-2

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

    Custance, A. C.: «Primitive Monotheism: and the Origin of Politheism» (Doorway Papers, Ottawa, 1968); 

    Fields, W.: «Unformed and Unfilled» (Presbyterian and Reformed Co., Nutley, New Jersey, 1976); 

    Gish, D. T.: «Creación, Evolución y el Registro Fósil» (Clíe, Terrassa, 1979): 

    Gish, D. T.: «Teorías sobre el origen de la vida» (Clíe, Terrassa, 1980); 

    Gould, S. J.: «Is a new and general theory of evolution emerging?», Paleobiology, vol. 6, nº 1, 1980; 

    Grassé, P. P.: «La evolución de lo viviente» (H. Blume Ediciones, Madrid, 1977); 

    Hales, R. L.: «Archaeology, the Bible and the Post-Flood Origins of Chinese History», Creation Social Science and Humanities Quarterly, vol. 6, nº. 2, 1983; 

    Keil, C. F., y Delitzsch, F.: «Commentary on the Old Testament» (Eerdmans, Grand Rapids, 1981); 

    Kelly, W.: «La Creación» (Depósito de Literatura Cristiana, Valence, 1979); 

    Kelly, W.: «In the Beginning» (Bible Truth Publishers, 1970); 

    Leupold, H. C.: «Exposition of Genesis» (Baker Book H., Grand Rapids, 1981); 

    Meléndez, B.: «Paleontología» (Paraninfo, Madrid, 1977); 

    Merrill, E. H.: «Ebla and Biblical Historical Inerrancy», Bibliotheca Sacra (Dallas Theological Seminary, vol. 140, nº. 560, 1983); 

    Morris, H. M.: «Geología: ¿Actualismo o Diluvialismo?» (Clíe, Terrassa, 1980); Ramm, B.: «The Christian View of Science and Scripture» (Paternoster Press, Exeter, 1971); 

    Schaeffer, F. A.: «Génesis en el tiempo y en el espacio» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1974); 

    Slusher, H. S. y Whitelaw, R. L.: «Las dataciones radiométricas: Crítica» (Clíe, Terrassa, 1980); Whitcomb, L. C.: «El origen del sistema solar» (Clíe, Terrassa, 1980); 

    Whitcomb, L. C.: «The Early Earth» (Evangelical Press, Londres, 1972); 

    Wilson, C.: «Ebla Tablets: Secret of a Forfotten City» (Master Books: San Diego, 1977); 

    Young, E. J.: «Studies in Genesis One» (Presbyterian and Reformed, Nutley, New Jersey, 1975).

    VÉASE: Diluvio , Creación (Nueva)
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    El verbo crear es en el AT casi siempre traducción del verbo heb. «bara». 

    La Biblia comienza con la sencilla y sublime declaración de que «en el principio creó Dios los cielos y la tierra» (Gn. 1:1). 

    Génesis 1:1

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    A lo largo de Génesis 1 y 2 tenemos el relato de cómo Dios dio origen a todo lo existente, a lo largo de seis días de actividad creadora. Todo esto es resumido lapidariamente en Éx. 20:11: «Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día...» 

    Éxodo 20:11

    11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.

    Ha habido multitud de intentos de comentaristas, así como algunas traducciones de la Biblia, que han intentado torcer el sentido de la frase original, que habla de una creación original, «de la nada», dando la traducción alternativa «cuando Dios empezó la creación de los cielos y de la tierra, la tierra era el principio...», implicando así que Dios meramente actuó sobre una materia preexistente. 

    Entre las versiones que adoptan esta postura se halla la denominada «Biblia al día». 

    Esta postura es gramaticalmente insostenible en base a un análisis riguroso del texto, como lo han demostrado Cassuto, Delitzsch, Keil, Leupold y Young entre otros (véase Bibliografía al final de este artículo), y la correcta traducción es la ya dada por Reina-Valera y multitud de otras versiones. 

    Este primer versículo de la Biblia está cargado de significado. Afirma que todo lo existente recibió su ser por la acción de Dios. Que hubo un principio en el tiempo. Que la creación del universo incluye la del tiempo, por lo que antes de la creación no se puede hablar de tiempo. 

    Tenemos, pues, que el tiempo tiene un comienzo absoluto, que es el del universo material. Dios trasciende tanto el tiempo como el espacio. No forma parte de Su creación, aunque ésta sí depende de Él como el Señor soberano. 

    Esta sección de la Biblia ha sido una de las más sometidas a la controversia. ¿Cómo creó Dios? ¿Podemos llegar a conocer la manera en que Dios creó? Son muchas las voces que se han levantado aseverando que en Génesis tenemos solamente el hecho de que Dios creó, pero que no tenemos un relato históricamente exacto de los orígenes del universo y de todo lo que hay en él. 

    Y especialmente desde 1859, año en que Darwin publicó su obra «El origen de las especies», han sido muchos los expositores que han aceptado que el método usado por Dios para su obra de la creación ha sido el de la evolución orgánica, que Él hubiera dirigido según Su voluntad para que desembocara en el hombre. 

    Sin embargo, esta postura se enfrenta a graves dificultades, tanto desde el punto de vista exegético como desde el punto de vista científico. 

    (a) La cuestión exegética. Todo el contexto bíblico demanda una creación por «fiat». Esto es, Dios ordenó por Su palabra, y ésta produjo conforme a Su voluntad. 

    De esto tenemos un paralelo en los milagros del Señor Jesús que se nos relatan en los Evangelios, como la resurrección de Lázaro, la multiplicación de los panes y los peces, y muchas otras señales que no involucraron ningún proceso en el tiempo. 

    El cuidadoso examen de Génesis 1 y 2 no lleva a otra conclusión que la de la creación por «fiat», así como multitud de otros pasajes tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento que tratan de la creación (Jb. 33:4; 38:4; Sal. 8:3, 5, 6; 94:9; 95:5; 96:6; 100:3; 104:24; 136:5, 6, 7; 139:14, 15; 146:6; 148:5; Is. 45:12; 64:8; Jer. 10:12; Am. 4:13; 5:8; Jon. 1:9; Zac. 12:1; Mt. 19:4; Jn. 1:3; Hch. 17:26; 2 Co. 4:6; Ef. 3:9; Col. 1:16; 1 Ti. 2:13; He. 1:2; 11:3; 2 P. 3:5; Ap. 10:6, y muchos otros). 

    Job 33:4 

    4 El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.

    Job 38:4 

    4 ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia.

    Salmos 8:3, 5, 6 

    3 Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú formaste,

    5 Le has hecho poco menor que los ángeles, Y lo coronaste de gloria y de honra.

    6 Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; Todo lo pusiste debajo de sus pies:

    Salmos 94:9 

    9 El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?

    Salmos 95:5 

    5 Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.

    Salmos 96:6 

    6 Alabanza y magnificencia delante de él; Poder y gloria en su santuario.

    Salmos 100:3 

    3 Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.

    Salmos 104:24 

    24 ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios.

    Salmos 136:5, 6, 7 

    5 Al que hizo los cielos con entendimiento, Porque para siempre es su misericordia.

    6 Al que extendió la tierra sobre las aguas, Porque para siempre es su misericordia.

    7 Al que hizo las grandes lumbreras, Porque para siempre es su misericordia.

    Salmos 139:14, 15 

    14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.

    15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

    Salmos 146:6 

    6 El cual hizo los cielos y la tierra, El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre,

    Salmos 148:5 

    5 Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados.

    Isaías 45:12 

    12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé.

    Isaías 64:8 

    8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.

    Jeremías 10:12 

    12 El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría;

    Amós 4:13 

    13 Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace de las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; Jehová Dios de los ejércitos es su nombre.

    Amós 5:8 

    8 buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre;

    Jonás 1:9 

    9 Y él les respondió: Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra.

    Zacarías 12:1 

    Liberación futura de Jerusalén

    1 Profecía de la palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho:

    Mateo 19:4 

    4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,

    Juan 1:3 

    3 Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.

    Hechos 17:26 

    26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;

    2 Corintios 4:6 

    6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

    Efesios 3:9 

    9 y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;

    Colosenses 1:16 

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    1 Timoteo 2:13 

    13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;

    Hebreos 1:2 

    2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

    Hebreos 11:3 

    3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.

    2 Pedro 3:5 

    5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste,

    Apocalipsis 10:6

    6 y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más,

    Pero hay otra importante consideración que hacer de orden teológico, es la contradicción frontal entre el método de la evolución y el orden creación/caída que se halla en la Biblia. 

    El evolucionismo exige la operación de la muerte de los individuos que no pueden afrontar las demandas de su medio, y la propagación de los individuos más fuertes y adecuados, con lo que el grupo como tal va mejorando a lo largo del tiempo. 

    Este proceso recibe comúnmente el nombre de «Selección Natural». Frente a los que proponen que Dios actuó mediante la evolución queda el hecho de que, con un riguroso tratamiento exegético, las Escrituras sitúan la entrada de la muerte en el mundo después de la maldición debido a la caída del hombre, la cabeza federal de la creación (Gn. 2:17; 3:17- 19; cp. Ro. 5:12, nótese el término «kosmos» en el original; Ro. 8:20-23, etc.). 

    Génesis 2:17 

    17 mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.

    Génesis 3:17-19 

    17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

    18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.

    19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

    Romanos 5:12

    Adán y Cristo

    12 Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.

    Romanos 8:20-23

    20 Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza;

    21 porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

    22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;

    23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.

    Es evidente que esto, como multitud de otros detalles, hace exegéticamente imposible la conciliación de la filosofía evolucionista, con su demanda lógica de la actuación de la muerte durante la creación, y la revelación bíblica, con su determinación exegética de la entrada de la muerte en el «kosmos» después de la caída. 

    (b) Consideraciones biológicas y paleontológicas. Aunque es imposible en el corto espacio disponible hacer un tratamiento adecuado de todos estos temas, sí se pueden dar unas breves indicaciones, remitiendo al lector interesado a la bibliografía del pie de artículo para una información profunda de estos temas. 

    (A) Como reconocen muchos biólogos modernos, el examen de los seres vivientes «no impone» la idea de la evolución (Grassé: «La evolución de lo viviente»). 

    Este autor funda su postura evolucionista «en los documentos suministrados por la paleontología» (p. 18, op. cit.). 

    (B) Sin embargo, la historia que nos revelan los fósiles no es la de transición de unos tipos básicos a otros. Meléndez reconoce, como Simpson, Romer, y muchos otros paleontólogos modernos, las discontinuidades sistemáticas que separan entre sí todos los grupos de vida que existieron en el pasado. 

    En realidad, el fenómeno ha sido reconocido en la actualidad hasta tal punto, tanto en el campo del estudio de los seres vivos como en el de los extintos, que genetistas y paleontólogos evolucionistas modernos, afrontando estos hechos, han venido a postular que «un reptil puso un huevo, y ¡salió un ave!». 

    Representantes actuales de esta postura son Gould, paleontólogo de la universidad de Harvard, y Eldredge, del Museo Americano de Historia Natural; entre los genetistas que han asumido esta postura se halla Francisco J. Ayala, de la Universidad de California. 

    Que fervientes evolucionistas como los tres acabados de mencionar lleguen a adoptar estas posturas habla muy elocuentemente acerca del verdadero estado de la evidencia que nos ofrecen los grupos de organismos, tanto vivientes como fosilizados, totalmente definidos, y sin cadenas de transición entre sí, en concordancia total con el texto bíblico, que afirma que Dios creó todos los distintos grupos «según su naturaleza» (Reina; heb.: «min»), como grupos discretos y con naturalezas definidas y separadas entre sí, sin más origen común que el hecho de ser producto de la misma mente poderosa y sabia, la de su Creador (Gn. 1:11, 12, 21, 24, 25). 

    Génesis 1:11, 12, 21, 24, 25

    11 Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así.

    12 Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.

    21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno.

    24 Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.

    25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.

    (c) Consideraciones geológicas y geocronológicas. Hay grandes divergencias con respecto al significado de la palabra «día» en Génesis 1. 

    Existen cinco posturas básicas acerca de este tema: 

    1. Que Génesis 1-2, y en realidad toda la Biblia en todo lo que toca a aspectos sobrenaturales, es un mito. Dentro de esta postura hay matices diversos, pero constituye una abierta negación de la revelación divina, y está teñida de presuposiciones antisobrenaturalistas basadas en un evolucionismo materialista carente de fundamento. 

    2. Muchos expositores, aceptando como demostrado el marco filosófico de la geología histórica, aseverando una gran antigüedad de la tierra, han intentado hacer concordar la estructura aceptada de la historia de la tierra con los días de Génesis 1. 

    Esto es lo que se conoce como teoría «día-época». Sin embargo, un examen riguroso demuestra que no hay una verdadera concordancia entre los días de la creación y las eras que asevera la Geología Histórica; hay un cúmulo de importantes contradicciones entre ambos sistemas. 

    Además, como lo han demostrado eminentes exegetas, se comete una verdadera violencia al texto al forzarle esta interpretación. Berkhof, Cassuto, Custance, Darby, Delitzsch, Keil, Kelly, Leupold, Whitcomb, Young, y otros, demuestran que la intención del texto es que «yom» (Día) se entienda en su significado llano y natural. 

    El reconocimiento de este hecho ha llevado a varios a mantener las posturas C y D. 

    3. Chalmers expuso, a principios del siglo XIX, la idea de una catástrofe entre Gn. 1:1 y 1:2

    Génesis 1:1 

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    Génesis 1:2

    2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

    Con esta teoría intentaba armonizar la teoría de Cuvier de las revoluciones sobre el globo terrestre, y las largas épocas necesarias para ello, con la estructura creacional en seis días en Génesis 1. 

    Esta interpretación fue seguida por numerosos expositores, entre los que se puede mencionar a Darby, Kelly, Mackintosh, Scofield, y, actualmente, Custance y Sauer. 

    Todos estos expositores, conscientes del sentido propio de «yom» (día) en el contexto de Génesis 1, quisieron introducir todas las eras geológicas en una pretendida discontinuidad cataclísmica entre los dos primeros versículos de la Biblia. 

    No obstante, esta concepción no puede basarse exegéticamente sobre el lenguaje hebreo, como ha quedado evidenciado por el riguroso análisis de la relación gramatical entre los dos primeros versículos. 

    Como lo han señalado Cassuto, Delitzsch, Fields, Leupold, Ramm, Whitcomb y Young, el versículo 2 se refiere de inmediato a la condición de la tierra originalmente creada, en palabras de Fields, «informe y vacía», «tõhû wãbhõhû»); no una condición a la que la tierra había caído, sino una condición de la que la tierra emergía en la progresiva actividad conformadora de Dios, culminada en Gn. 2:1: «Quedaron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.» 

    4. 

    Génesis 2:1

    1 Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.

    Uno de los intentos más extremados para «armonizar» las eras de la interpretación comúnmente aceptada de la geología histórica con el texto de Génesis ha sido la teoría de «los seis días de revelación». 

    Esta teoría, mantenida, entre otros, por Miller, Ramm y Wiseman, afirma que en Génesis 1 tenemos una revelación «dada» en seis días, no «ejecutada» en seis días. 

    Se afirma que estos días son días de revelación en cuadros. Los proponentes de esta concepción reconocen que «yom» (día) no puede, en su contexto, ser manipulada para hacer que signifique eras; reconocen también las dificultades textuales que presenta la teoría del intervalo, y buscan esquivar la dificultad planteada por las largas eras postuladas por la interpretación comúnmente aceptada de la geología histórica rechazando lo que es evidente para todo lector del texto: que en Génesis 1 se habla de períodos creativos; la interpretación «revelativa» ha sido impuesta por estos intérpretes para preservar a la vez el sentido natural del lenguaje de Génesis 1 con la actual concepción de la geología histórica, que consideran como factual. 

    5. El creacionismo bíblico acepta el relato de Génesis como factual. Reconoce las características y el contenido del relato, y lo acepta sin reservas de ningún tipo, basándose en una exégesis gramático-histórica del relato. Ésta ha sido la fe de la Iglesia cuando no han penetrado en ella ideas del paganismo o, en nuestros días, del moderno antisobrenaturalismo. 

    La postura creacionista halla la explicación de los estratos sedimentarios fosilíferos de la tierra en la gran catástrofe hidráulica del Diluvio de Noé, relatado en Génesis 6-8 y acontecimientos cataclísmicos posteriores de carácter regional (para un tratamiento más detallado de este tema, véase DILUVIO, y la bibliografía al pie de DILUVIO). 

    No hay ninguna razón de carácter exegético que pueda llevar a otra postura; en realidad, toda la corriente de interpretaciones que intenta inyectar a Génesis 1-2 un significado distinto del que llanamente posee, ha tenido lugar con posterioridad al desarrollo de concepciones naturalistas del origen y de la historia geológica de la tierra, y del surgimiento de las teorías evolucionistas. 

    Los comentarios y exposiciones anteriores al 1800 son testimonios elocuentes de la interpretación de Génesis 1 sin mediatizaciones de concepciones extrañas al texto bíblico. 

    Un buen ejemplo se halla en el Comentario de Matthew Henry, así como en el comentario a Génesis de Juan Calvino. Unas obras recomendables por su gran calidad en el estudio exegético son las de Cassuto, Keil-Delitzsch, Leupold y Young, entre otras (consultar la Bibliografía). 

    (d) Crítica liberal. La crítica «liberal» ha considerado Génesis 1-2 como un mito de carácter religioso; por lo general, los adherentes a esta escuela de pensamiento afirman que Génesis 2 es producto de una redacción más antigua, y que Génesis 1 es producto de la reflexión sacerdotal, de la época posterior al exilio babilónico. 

    Se dice, entre otras cosas, que Génesis 1 es producto de un pensamiento religioso muy «evolucionado», y que no hubiera podido ser redactado en época tan temprana como la de Moisés. Sin embargo, esta postura ha recibido un golpe decisivo con las excavaciones arqueológicas en Tell-Mardikh (las ruinas de la antigua ciudad-estado de Ebla). 

    Allí se ha hallado un poema de la creación con una concepción monoteísta y con un paralelismo sorprendente con el relato creacional de Génesis 1, muy alejado de los burdos mitos de la creación de los babilonios y otras naciones, de fecha mucho más tardía. 

    Uno de los principales participantes en las investigaciones arqueológicas, el profesor Pettinato, ha publicado una traducción del texto; éste pertenece al género hímnico, y dice así: Señor del cielo y de la tierra: la tierra no era, tú la creaste, la luz del día no era, tú la creaste, la luz de la mañana tú no habías (aún) hecho existir. Señor: palabra eficaz, Señor: prosperidad, Señor: heroísmo, Señor: ... Señor: infatigable, Señor: divinidad, Señor: quien salva, Señor: vida dichosa. 

    Este poema tiene importantes implicaciones. Por su temprana fecha (calculada alrededor del año 2500 a.C., unos 400 años antes de Abraham), destroza las previas especulaciones evolucionistas acerca del desarrollo «del genio religioso hebreo», e ilustra la persistencia de un residuo de conocedores de Dios en Canaán y el Medio Oriente, del tipo de Melquisedec, en medio de una humanidad apóstata. Así, queda bien ilustrada la insostenibilidad de la hipótesis que haría que Génesis 2 fuera 500 o más años más antiguo que Génesis 1, y que ambos capítulos fueran recopilados en una sola redacción por unos editores sacerdotales después del exilio babilónico. 

    Con los trabajos llevados a cabo por competentes hebraístas ya había quedado patente la unidad literaria del Pentateuco; estas últimas investigaciones han venido a remarcar la línea bíblica de un monoteísmo original perdido por apostasía posterior (cp. Ro. 1), en contra de la concepción evolucionista del monoteísmo como una conquista del espíritu humano a lo largo de una evolución del animismo al politeísmo, y de éste al monoteísmo, para desembocar finalmente en la «ilustración». 

    (e) Conclusión. En la Biblia, Dios se nos manifiesta como majestuoso Creador de todas las cosas; el resultado de Sus actos creativos es un universo en armonía y paz; la muerte se introduce en él como resultado de una rebelión consciente del hombre, cabeza de la creación, arrastrando a ésta a la esclavitud de corrupción por la Caída y Maldición subsiguientes. 

    Pero la creación será liberada, y Dios se gozará en Su nueva Creación, encabezada por el Segundo Adán (ver CREACIÓN [NUEVA). 

    En la Creación, Dios manifiesta su omnipotencia: Él habla, y se hace Su voluntad. Y somos llamados a adorarle con la gozosa consciencia de que Él es nuestro Hacedor, Guardador y, ciertamente, Redentor, el que por Su obra salvadora nos introduce en la nueva Creación, en libertad, justicia y santidad, para caminar a Su luz, en estrecha comunión con Él, compartiendo para siempre la presencia del Señor Jesucristo, «porque por Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, las visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él... en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento» (Col. 1:16; 2:3). 

    Colosenses 1:16 

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    Colosenses 2:3

    3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

    Bibliografía: 

    Allis, O. T.: «God Spake by Moses» (Presbyterian and Reformed Pub. Co., Philadelphia, 1951); 

    Calvin, John: «Genesis» (The Banner of Truth Trust, Edimburgo, 1554/ 1975); 

    Cameron, N. M. de S.: «The Unity and Harmony of Genesis», Biblical Creation, vol. 2, nº. 6, 1980; 

    Cassuto, U.: «From Adam to Noah» (A Commentary on the Book of Genesis) (The Magnes Press, Universidad Hebrea, Jerusalén, 1961/1972); 

    Colección Creación y Ciencia: ver por autores, bajo Gish, Morris, Slusher, Whitcomb, Whitelaw; Custance, A. C.: «Analysis of Genesis 1:1-2» (Doorway Papers, Ottawa, 1957); 

    Génesis 1:1-2

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

    Custance, A. C.: «Primitive Monotheism: and the Origin of Politheism» (Doorway Papers, Ottawa, 1968); 

    Fields, W.: «Unformed and Unfilled» (Presbyterian and Reformed Co., Nutley, New Jersey, 1976); 

    Gish, D. T.: «Creación, Evolución y el Registro Fósil» (Clíe, Terrassa, 1979): 

    Gish, D. T.: «Teorías sobre el origen de la vida» (Clíe, Terrassa, 1980); 

    Gould, S. J.: «Is a new and general theory of evolution emerging?», Paleobiology, vol. 6, nº 1, 1980; 

    Grassé, P. P.: «La evolución de lo viviente» (H. Blume Ediciones, Madrid, 1977); 

    Hales, R. L.: «Archaeology, the Bible and the Post-Flood Origins of Chinese History», Creation Social Science and Humanities Quarterly, vol. 6, nº. 2, 1983; 

    Keil, C. F., y Delitzsch, F.: «Commentary on the Old Testament» (Eerdmans, Grand Rapids, 1981); 

    Kelly, W.: «La Creación» (Depósito de Literatura Cristiana, Valence, 1979); 

    Kelly, W.: «In the Beginning» (Bible Truth Publishers, 1970); 

    Leupold, H. C.: «Exposition of Genesis» (Baker Book H., Grand Rapids, 1981); 

    Meléndez, B.: «Paleontología» (Paraninfo, Madrid, 1977); 

    Merrill, E. H.: «Ebla and Biblical Historical Inerrancy», Bibliotheca Sacra (Dallas Theological Seminary, vol. 140, nº. 560, 1983); 

    Morris, H. M.: «Geología: ¿Actualismo o Diluvialismo?» (Clíe, Terrassa, 1980); Ramm, B.: «The Christian View of Science and Scripture» (Paternoster Press, Exeter, 1971); 

    Schaeffer, F. A.: «Génesis en el tiempo y en el espacio» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1974); 

    Slusher, H. S. y Whitelaw, R. L.: «Las dataciones radiométricas: Crítica» (Clíe, Terrassa, 1980); Whitcomb, L. C.: «El origen del sistema solar» (Clíe, Terrassa, 1980); 

    Whitcomb, L. C.: «The Early Earth» (Evangelical Press, Londres, 1972); 

    Wilson, C.: «Ebla Tablets: Secret of a Forfotten City» (Master Books: San Diego, 1977); 

    Young, E. J.: «Studies in Genesis One» (Presbyterian and Reformed, Nutley, New Jersey, 1975).

    VÉASE:
    Diluvio , Creación (Nueva)
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