Diccionario
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  • Números (Libro)
    Cuarto libro del Pentateuco. Su designación heb. es: «En el desierto» (cfr. Nm. 1:1). 

    Números 1:1

    Censo de Israel en Sinaí

    1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo:

    El título moderno proviene de la trad. gr., que dio este título a causa de los dos censos: 

    (a) en el Sinaí, en el año segundo después del éxodo; 

    (b) ante el Jordán, en el año cuarenta. 

    (a) División. El libro se puede dividir en tres secciones esenciales: 

    (A) En el desierto del Sinaí (Nm. 1:1-10:11). 

    Censo del pueblo, a excepción de los levitas. Orden del campamento de las tribus (Nm. 1; 2). 

    Censo particular de los levitas; su lugar en el campamento; su servicio particular (Nm. 3; 4). 

    Exclusión de los impuros (Nm. 5:1-4). 

    Números 5:1-4

    Todo inmundo es echado fuera del campamento

    1 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    2 Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto.

    3 Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito.

    4 Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

    Ley de la restitución (Nm. 5:5-10). 

    Números 5:5-10

    Ley sobre la restitución

    5 Además habló Jehová a Moisés, diciendo:

    6 Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen,

    7 aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.

    8 Y si aquel hombre no tuviere pariente al cual sea resarcido el daño, se dará la indemnización del agravio a Jehová entregándola al sacerdote, además del carnero de las expiaciones, con el cual hará expiación por él.

    9 Toda ofrenda de todas las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será.

    10 Y lo santificado de cualquiera será suyo; asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será.

    Leyes acerca de los celos, del nazareato; fórmula de bendición sacerdotal (Nm. 5:11-6:27). 

    Números 5:11-31

    Ley sobre los celos

    11 También Jehová habló a Moisés, diciendo:

    12 Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel,

    13 y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto;

    14 si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado;

    15 entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado.

    16 Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová.

    17 Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.

    18 Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.

    19 Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición;

    20 mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido

    21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche;

    22 y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén.

    23 El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas;

    24 y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar.

    25 Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar.

    26 Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer.

    27 Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo.

    28 Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda.

    29 Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare;

    30 o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.

    31 El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado.

    Números 6:1-27

    El voto de los nazareos

    1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

    2 Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová,

    3 se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas.

    4 Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá.

    5 Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello.

    6 Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta.

    7 Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza.

    8 Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová.

    9 Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá.

    10 Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión.

    11 Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día.

    12 Y consagrará para Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato.

    13 Esta es, pues, la ley del nazareo el día que se cumpliere el tiempo de su nazareato: Vendrá a la puerta del tabernáculo de reunión,

    14 y ofrecerá su ofrenda a Jehová, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año sin defecto en expiación, y un carnero sin defecto por ofrenda de paz.

    15 Además un canastillo de tortas sin levadura, de flor de harina amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus libaciones.

    16 Y el sacerdote lo ofrecerá delante de Jehová, y hará su expiación y su holocausto;

    17 y ofrecerá el carnero en ofrenda de paz a Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura; ofrecerá asimismo el sacerdote su ofrenda y sus libaciones.

    18 Entonces el nazareo raerá a la puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz.

    19 Después tomará el sacerdote la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldre sin levadura, y las pondrá sobre las manos del nazareo, después que fuere raída su cabeza consagrada;

    20 y el sacerdote mecerá aquello como ofrenda mecida delante de Jehová, lo cual será cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y de la espaldilla separada; después el nazareo podrá beber vino.

    21 Esta es la ley del nazareo que hiciere voto de su ofrenda a Jehová por su nazareato, además de lo que sus recursos le permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a la ley de su nazareato.

    La bendición sacerdotal

    22 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:

    24 Jehová te bendiga, y te guarde;

    25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;

    26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

    27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

    Ofrendas de los príncipes durante la dedicación del Tabernáculo (Nm. 7). 

    Ordenanza tocante a la disposición de las siete lámparas del candelero (Nm. 8:1-4). 

    Números 8:1-4

    Aarón enciende las lámparas

    1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

    2 Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero.

    3 Y Aarón lo hizo así; encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo mandó a Moisés.

    4 Y esta era la hechura del candelero, de oro labrado a martillo; desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo; conforme al modelo que Jehová mostró a Moisés, así hizo el candelero.

    Consagración de los levitas (Nm. 8:5-22), edad de su entrada en funciones (Nm. 8:23-26; (véase LEVITAS). 

    Números 8:5-22

    Consagración de los levitas

    5 También Jehová habló a Moisés, diciendo:

    6 Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y haz expiación por ellos.

    7 Así harás para expiación por ellos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su cuerpo, y lavarán sus vestidos, y serán purificados.

    8 Luego tomarán un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y tomarás otro novillo para expiación.

    9 Y harás que los levitas se acerquen delante del tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación de los hijos de Israel.

    10 Y cuando hayas acercado a los levitas delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas;

    11 y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová.

    12 Y los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por expiación, y el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los levitas.

    13 Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová.

    14 Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas.

    15 Después de eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán purificados, y los ofrecerás en ofrenda.

    16 Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel.

    17 Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí.

    18 Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel.

    19 Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario.

    20 Y Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con ellos los hijos de Israel.

    21 Y los levitas se purificaron, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de Jehová, e hizo Aarón expiación por ellos para purificarlos.

    22 Así vinieron después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos.

    Números 8:23-26

    23 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo:

    24 Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión.

    25 Pero desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán.

    26 Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio.

    Ley acerca de la celebración de la Pascua y de la Pascua suplementaria del segundo mes (Nm. 9:1-14). 

    Números 9:1-14

    Celebración de la pascua

    1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, en el mes primero, diciendo:

    2 Los hijos de Israel celebrarán la pascua a su tiempo.

    3 El decimocuarto día de este mes, entre las dos tardes, la celebraréis a su tiempo; conforme a todos sus ritos y conforme a todas sus leyes la celebraréis.

    4 Y habló Moisés a los hijos de Israel para que celebrasen la pascua.

    5 Celebraron la pascua en el mes primero, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, en el desierto de Sinaí; conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés, así hicieron los hijos de Israel.

    6 Pero hubo algunos que estaban inmundos a causa de muerto, y no pudieron celebrar la pascua aquel día; y vinieron delante de Moisés y delante de Aarón aquel día,

    7 y le dijeron aquellos hombres: Nosotros estamos inmundos por causa de muerto; ¿por qué seremos impedidos de ofrecer ofrenda a Jehová a su tiempo entre los hijos de Israel?

    8 Y Moisés les respondió: Esperad, y oiré lo que ordena Jehová acerca de vosotros.

    9 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:

    10 Habla a los hijos de Israel, diciendo: Cualquiera de vosotros o de vuestros descendientes, que estuviere inmundo por causa de muerto o estuviere de viaje lejos, celebrará la pascua a Jehová.

    11 En el mes segundo, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, la celebrarán; con panes sin levadura y hierbas amargas la comerán.

    12 No dejarán del animal sacrificado para la mañana, ni quebrarán hueso de él; conforme a todos los ritos de la pascua la celebrarán.

    13 Mas el que estuviere limpio, y no estuviere de viaje, si dejare de celebrar la pascua, la tal persona será cortada de entre su pueblo; por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda de Jehová, el tal hombre llevará su pecado.

    14 Y si morare con vosotros extranjero, y celebrare la pascua a Jehová, conforme al rito de la pascua y conforme a sus leyes la celebrará; un mismo rito tendréis, tanto el extranjero como el natural de la tierra.

    La dirección dada por la columna de nube (Nm. 9:15, 23); empleo de las trompetas de plata (Nm. 10:1-10). 

    Números 9:15, 23

    La nube sobre el tabernáculo

    15 El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana.

    23 Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

    Números 10:1-10

    Las trompetas de plata

    1 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    2 Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar la congregación, y para hacer mover los campamentos.

    3 Y cuando las tocaren, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión.

    4 Mas cuando tocaren sólo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de los millares de Israel.

    5 Y cuando tocareis alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente.

    6 Y cuando tocareis alarma la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; alarma tocarán para sus partidas.

    7 Pero para reunir la congregación tocaréis, mas no con sonido de alarma.

    8 Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por vuestras generaciones.

    9 Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.

    10 Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.

    (B) El itinerario del Sinaí al Jordán (Nm. 10:11-21:35). 

    Orden de marcha (Nm. 10:11-28). 

    Números 10:11-28

    Los israelitas salen de Sinaí

    11 En el año segundo, en el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del testimonio.

    12 Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en el desierto de Parán.

    13 Partieron la primera vez al mandato de Jehová por medio de Moisés.

    14 La bandera del campamento de los hijos de Judá comenzó a marchar primero, por sus ejércitos; y Naasón hijo de Aminadab estaba sobre su cuerpo de ejército.

    15 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar.

    16 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón.

    17 Después que estaba ya desarmado el tabernáculo, se movieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari, que lo llevaban.

    18 Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de Rubén por sus ejércitos; y Elisur hijo de Sedeur estaba sobre su cuerpo de ejército.

    19 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai.

    20 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Deuel.

    21 Luego comenzaron a marchar los coatitas llevando el santuario; y entretanto que ellos llegaban, los otros acondicionaron el tabernáculo.

    22 Después comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Efraín por sus ejércitos; y Elisama hijo de Amiud estaba sobre su cuerpo de ejército.

    23 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.

    24 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.

    25 Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Dan por sus ejércitos, a retaguardia de todos los campamentos; y Ahiezer hijo de Amisadai estaba sobre su cuerpo de ejército.

    26 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán.

    27 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán.

    28 Este era el orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían.

    Moisés invita a Hobab a que acompañe a los israelitas (Nm. 10:29-32). 

    Números 10:29-32

    29 Entonces dijo Moisés a Hobab, hijo de Ragüel madianita, su suegro: Nosotros partimos para el lugar del cual Jehová ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros, y te haremos bien; porque Jehová ha prometido el bien a Israel.

    30 Y él le respondió: Yo no iré, sino que me marcharé a mi tierra y a mi parentela.

    31 Y él le dijo: Te ruego que no nos dejes; porque tú conoces los lugares donde hemos de acampar en el desierto, y nos serás en lugar de ojos.

    32 Y si vienes con nosotros, cuando tengamos el bien que Jehová nos ha de hacer, nosotros te haremos bien.

    Una etapa de viaje (Nm. 10:33, 34). 

    Números 10:33, 34

    33 Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.

    34 Y la nube de Jehová iba sobre ellos de día, desde que salieron del campamento.

    Palabras de Moisés a Jehová cuando partía el arca, y cuando se detenía (Nm. 10:35, 36). 

    Números 10:35, 36

    35 Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen.

    36 Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Jehová, a los millares de millares de Israel.

    Murmuraciones del pueblo contra el maná; setenta ancianos ayudan a Moisés; Jehová envía las codornices (Nm. 11). 

    María (Miriam) contrae lepra por hablar contra su hermano Moisés, y es sanada (Nm. 12). 

    Llegada a Cades, localidad del desierto de Parán. Los espías y su retorno de Canaán. Incredulidad del pueblo; castigo: la muerte en el desierto (Nm. 13; 14). 

    Ordenanzas legales suplementarias (Nm. 15). 

    Revuelta de Coré, Datán y Abiram; acontecimientos consecutivos (Nm. 16; 17). 

    Los deberes de sostenimiento de los sacerdotes y de los levitas (Nm. 18). 

    Ritual de purificación de la contaminación contraída al tocar un muerto (Nm. 19). 

    Vuelta a Cades: muerte de María; pecado de Moisés y Aarón sobre el monte Hor. Israel rodea el país de Edom; episodio de las serpientes ardientes. 

    Llegada a los campos de Moab; conquista del país situado al este del Jordán (Nm. 20:22-21:35). 

    Números 20:22-29

    Aarón muere en el Monte Hor

    22 Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor.

    23 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo:

    24 Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.

    25 Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor,

    26 y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá.

    27 Y Moisés hizo como Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación.

    28 Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte.

    29 Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas la familias de Israel.

    Números 21:1-35

    El rey de Arad ataca a Israel

    1 Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros.

    2 Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.

    3 Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.

    La serpiente de bronce

    4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.

    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

    6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.

    7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

    8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.

    9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

    Los israelitas rodean la tierra de Moab

    10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot.

    11 Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol.

    12 Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered.

    13 De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo.

    14 Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo, Y en los arroyos de Arnón;

    15 Y a la corriente de los arroyos Que va a parar en Ar, Y descansa en el límite de Moab.

    16 De allí vinieron a Beer: este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua.

    17 Entonces, cantó Israel este cántico: Sube, oh pozo; a él cantad;

    18 Pozo, el cual cavaron los señores. Lo cavaron los príncipes del pueblo, Y el legislador, con sus báculos. Del desierto vinieron a Matana,

    19 y de Matana a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot;

    20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.

    Israel derrota a Sehón

    21 Entonces envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, diciendo:

    22 Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio.

    23 Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra Israel.

    24 Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte.

    25 Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas.

    26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón.

    27 Por tanto dicen los proverbistas: Venid a Hesbón, Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.

    28 Porque fuego salió de Hesbón, Y llama de la ciudad de Sehón, Y consumió a Ar de Moab, A los señores de las alturas de Arnón.

    29 ¡Ay de ti, Moab! Pereciste, pueblo de Quemos. Fueron puestos sus hijos en huida, Y sus hijas en cautividad, Por Sehón rey de los amorreos.

    30 Mas devastamos el reino de ellos; Pereció Hesbón hasta Dibón, Y destruimos hasta Nofa y Medeba.

    Israel derrota a Og de Basán

    31 Así habitó Israel en la tierra del amorreo.

    32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí.

    33 Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei.

    34 Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.

    35 E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.

    (C) Campamento en Sitim (Abel-sitim), frente a Jericó (Nm. 22:1-36:13). 

    Balaam (Nm. 22-24). 

    Israel, cayendo en la idolatría, rinde culto a Baal-peor (Nm. 25). 

    Censo de la nueva generación (Nm. 26). 

    Leyes concernientes a los derechos de sucesión de las hijas (Nm. 27:1-11). 

    Números 27:1-11

    Petición de las hijas de Zelofehad

    1 Vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa;

    2 y se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron:

    3 Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos.

    4 ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre.

    5 Y Moisés llevó su causa delante de Jehová.

    6 Y Jehová respondió a Moisés, diciendo:

    7 Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas.

    8 Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija.

    9 Si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos;

    10 y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre.

    11 Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como Jehová mandó a Moisés.

    Josué es proclamado caudillo del pueblo por Moisés (Nm. 27:12-23). 

    Números 27:12-23

    Josué es designado como sucesor de Moisés

    12 Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel.

    13 Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón.

    14 Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla de Cades en el desierto de Zin.

    15 Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo:

    16 Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,

    17 que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.

    18 Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él;

    19 y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos.

    20 Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca.

    21 El se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación.

    22 Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación;

    23 y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés.

    Normas acerca de los sacrificios cotidianos y de los votos (Nm. 28-30). 

    Guerra contra Madián (Nm. 31). 

    Las regiones conquistadas al este del Jordán son atribuidas a los rubenitas, gaditas y a la media tribu de Manasés (Nm. 32). 

    Enumeración de los campamentos de los israelitas, desde Egipto hasta Abel-sitim. Es difícil precisar este itinerario, por cuanto doce de los veintidós nombres de las etapas no han podido ser identificados (Nm. 33). 

    Límites del país de Canaán; príncipes designados para llevar a cabo el reparto de la tierra (Nm. 34). 

    Leyes de las ciudades de refugio (Nm. 35). 

    Leyes suplementarias acerca de las herederas (Nm. 36). 

    (b) Autor, fecha y composición. Para la mosaicidad del Pentateuco, y por consecuencia del libro de los Números, véase PENTATEUCO. 

    Al igual que el Éxodo y el Levítico, este libro incorpora a la vez relatos y leyes. Esta combinación es un argumento adicional en favor de la unidad del Pentateuco y de la contemporaneidad de sus partes. 

    La historia relatada por Números va desde el año segundo después del éxodo hasta el cuadragésimo, sin precisar las fechas intermedias. Se hace mención de personas y nombres olvidados con posterioridad; aparece un fragmento de cántico indudablemente antiguo (Nm. 21:17-18), así como leyes que concuerdan totalmente con una situación que se modificó después de Moisés. 

    Números 21:17-18

    17 Entonces, cantó Israel este cántico: Sube, oh pozo; a él cantad;

    18 Pozo, el cual cavaron los señores. Lo cavaron los príncipes del pueblo, Y el legislador, con sus báculos. Del desierto vinieron a Matana,

    El texto contiene frecuentes alusiones a Egipto y a sus ventajas materiales recientemente perdidas por el pueblo; no disimula la dificultad de encontrar los materiales precisos para el Tabernáculo, y explica bien la necesidad de los dos censos antes y después de los cuarenta años en el desierto. 

    Todo ello indica que el libro se remonta verdaderamente a la época de la que habla. Se ha querido ver un problema en la cantidad de israelitas de más de veinte años que salieron de Egipto: 603.550 (Nm. 1:46; Éx. 12:37-38), que se correspondería con una población total de alrededor de dos millones. 

    Números 1:46 

    46 fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

    Éxodo 12:37-38

    Los israelitas salen de Egipto

    37 Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.

    38 También subió con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado.

    Se plantea la dificultad de la supervivencia de una gran masa de gente en el desierto. Sin embargo, no se debe pensar que esta expresión denota una extensión grande de arena. 

    La península del Sinaí preserva en la actualidad oasis y ríos. Se sabe, por estudios arqueológicos y registros históricos, que en el pasado estaba provista de una vegetación más abundante que en la actualidad (cfr.. los recientes descubrimientos del Sahara). 

    El orden indicado para el campamento (Nm. 2) no impedía que grupos más o menos numerosos se separaran temporalmente en busca de pastos. (Véase PEREGRINAClÓN POR EL DESIERTO.). 

    Las cifras que se indican de 22.000 levitas (Nm. 3:39) y de 22.273 (Nm. 3:43) han sido acusadas de insostenibles. 

    Números 3:39

    39 Todos los contados de los levitas, que Moisés y Aarón conforme a la palabra de Jehová contaron por sus familias, todos los varones de un mes arriba, fueron veintidós mil.

    Números 3:43

    43 Y todos los primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.

    El profesor Flinders Petrie emitió la teoría de que el término mil o millar puede ser tomado en el sentido de familias o grupos (cfr. Jos. 22:14; Jue. 6:15; Mi. 5:1). 

    Josué 22:14 

    14 y a diez príncipes con él: un príncipe por cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de la casa de sus padres entre los millares de Israel.

    Jueces 6:15 

    15 Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.

    Miqueas 5:1

    El reinado del libertador desde Belén

    1 Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel.

    Sin embargo, esta suposición suscita más dificultades de las que resuelve. 

    Otros han propuesto que se pudiera tratar de un error de copista. Sea como sea, estas cifras no han sido inventadas, y es muy posible que haya elementos que se nos escapan. 

    Tiene que quedar muy claro que a lo largo de todo este episodio la actividad sobrenatural y especial de Dios juega un papel determinante. Sea cual fuere la interpretación de los detalles, el milagro de la subsistencia del pueblo en el desierto sigue estando ahí, y se debe tener presente que la Palabra de Dios lo afirma sin ambages (cfr. Dt. 8:2-5). 

    Deuteronomio 8:2-5

    2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

    3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

    4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.

    5 Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.

    (c) Mensaje espiritual. Se deben destacar dos elementos esenciales: 

    (A) Números es por excelencia el libro de las murmuraciones. 

    (I) El pueblo se rebela y se lamenta pidiendo carne para comer (Nm. 11). 

    (II) María habla en contra de Moisés, y es castigada (Nm. 12). 

    (III) Todo el pueblo se subleva al oír el mensaje de los diez espías cobardes (Nm. 13; 14). 

    (IV) La revuelta de Coré contra Aarón y su sacerdocio (Nm. 16; 17). 

    (V) Vuelve a haber murmuraciones en Meriba, y Moisés se deja llevar por su cólera (Nm. 20). 

    (VI) El pueblo se impacienta contra Dios, que les envía serpientes ardientes (Nm. 21). 

    (VII) Idolatría y desenfreno en los campos de Moab (Nm. 25). 

    Se evidencia en todo ello la paciencia de Dios ante el carácter del pueblo, tan rebelde y desagradecido (y tan parecido en todo a nosotros como pueblo de Dios en la actualidad). 

    (B) Tipos y profecías acerca de Jesucristo. Pablo, aludiendo a varios acontecimientos de Éxodo y de Números afirma que aquellas cosas sucedieron para que nos sirvieran de ejemplos y ve en la roca golpeada un tipo de Cristo (1 Co. 10:1-12; cfr. v. 4). 

    1 Corintios 10:1-12

    Amonestaciones contra la idolatría

    1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar;

    2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,

    3 y todos comieron el mismo alimento espiritual,

    4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.

    5 Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto.

    6 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.

    7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar.

    8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.

    9 Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes.

    10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.

    11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

    12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.

    De hecho aquí se puede constatar: 

    (I) La nube (Nm. 9:15-23) imagen de Aquel que nos conduce mediante Su presencia y por Su espíritu (Jn. 10:4; 16:13). 

    Números 9:15-23

    La nube sobre el tabernáculo

    15 El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana.

    16 Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego.

    17 Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel.

    18 Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el tabernáculo, permanecían acampados.

    19 Cuando la nube se detenía sobre el tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová, y no partían.

    20 Y cuando la nube estaba sobre el tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían.

    21 Y cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, o cuando a la mañana la nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba, entonces partían.

    22 O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel seguían acampados, y no se movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían.

    23 Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

    Juan 10:4 

    4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

    Juan 16:13

    13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

    (II) El maná, figura del verdadero pan de vida (Nm. 11:4-9; Jn. 6:31 ss). 

    Números 11:4-9 

    4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

    5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;

    6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.

    7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

    8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.

    9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.

    Juan 6:31

    31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.

    (III) Moisés, que salva al pueblo por su intercesión, tipo de nuestro verdadero Mediador (Nm. 14:13-19; He. 3:1- 6). 

    Números 14:13-19 

    13 Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder;

    14 y lo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehová, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego;

    15 y que has hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo:

    16 Por cuanto no pudo Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en el desierto.

    17 Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo:

    18 Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.

    19 Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.

    Hebreos 3:1-6

    Jesús es superior a Moisés

    1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

    2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

    3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.

    4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

    5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

    6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

    (IV) La vara de Aarón que floreció, símbolo de la resurrección de Cristo probando Su divinidad y mesianismo (Nm. 17:1-11; Ro. 1:4). 

    Números 17:1-11 

    La vara de Aarón florece

    1 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo:

    2 Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara.

    3 Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara.

    4 Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros.

    5 Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros.

    6 Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos.

    7 Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio.

    8 Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras.

    9 Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara.

    10 Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran.

    11 E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.

    Romanos 1:4

    4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

    (V) La vaca alazana inmolada para hacer el agua de la purificación, imagen del sacrificio de expiación que nos limpia de pecado (Nm. 19:1-10; He. 9:13, 14). 

    Números 19:1-10 

    La purificación de los inmundos

    1 Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:

    2 Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo;

    3 y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia.

    4 Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces;

    5 y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar.

    6 Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca.

    7 El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche.

    8 Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche.

    9 Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación.

    10 Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos.

    Hebreos 9:13, 14

    13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,

    14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

    (VI) La serpiente de bronce que el mismo Señor Jesús toma como tipo de Sí mismo en Su muerte en la cruz hecho pecado por nosotros (Nm. 21:4-9; Jn. 3:14-16; cfr. 2 Co. 5:21; Gá. 3:13). 

    Números 21:4-9 

    La serpiente de bronce

    4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.

    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

    6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.

    7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

    8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.

    9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

    Juan 3:14-16

    14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

    15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

    De tal manera amó Dios al mundo

    16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

    2 Corintios 5:21 

    21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

    Gálatas 3:13

    13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),

    (VII) La estrella y el soberano que surgirán de Israel, según la profecía de Balaam (Nm. 24:17-19; Gn. 49:10; Is. 9:5). 

    Números 24:17-19 

    17 Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set.

    18 Será tomada Edom, Será también tomada Seir por sus enemigos, E Israel se portará varonilmente.

    19 De Jacob saldrá el dominador, Y destruirá lo que quedare de la ciudad.

    Génesis 49:10 

    10 No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.

    Isaías 9:5

    5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego.

    (VIII) La ciudad de refugio donde el homicida involuntario halla seguridad, así como nosotros hallamos nuestro único refugio en la salvación ofrecida por Cristo, nuestro sumo sacerdote (Nm. 35:9-28; He. 6:18). 

    Números 35:9-28 

    Ciudades de refugio

    9 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

    10 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán,

    11 os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención.

    12 Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación.

    13 De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio.

    14 Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio.

    15 Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención.

    16 Si con instrumento de hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

    17 Y si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

    18 Y si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

    19 El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará.

    20 Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere;

    21 o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare.

    22 Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas,

    23 o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal;

    24 entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes;

    25 y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.

    26 Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió,

    27 y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello;

    28 pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.

    Hebreos 6:18

    18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.

    Bibliografía: 

    Darby, J. N.: «Numbers», en Synopsis of the Books of the Bible (Bible and Publications, Montreal, reimpr. 1970, págs. 228-285); 

    Jensen, I. L.: «Números, viaje a la tierra de reposo» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980); 

    Keil, C. F. y Delitzsch, F.: «Numbers», en Commentary on the Old Testament, vol I (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); 

    Mackintosh, C. H.: «Números» (Editorial «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif. 1953); 

    Smick, E.: «Números», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz, Grand Rapids, 1993); 

    Thompson, J. A.: «Números», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); 

    Young, E. J.: «Números», en Una introducción al Antiguo Testamento (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977).

    VÉASE: Levitas , Pentateuco , Peregrinación por el desierto
  • DICCIONARIO
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  • Números (Libro)
    Cuarto libro del Pentateuco. Su designación heb. es: «En el desierto» (cfr. Nm. 1:1). 

    Números 1:1

    Censo de Israel en Sinaí

    1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el tabernáculo de reunión, en el día primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, diciendo:

    El título moderno proviene de la trad. gr., que dio este título a causa de los dos censos: 

    (a) en el Sinaí, en el año segundo después del éxodo; 

    (b) ante el Jordán, en el año cuarenta. 

    (a) División. El libro se puede dividir en tres secciones esenciales: 

    (A) En el desierto del Sinaí (Nm. 1:1-10:11). 

    Censo del pueblo, a excepción de los levitas. Orden del campamento de las tribus (Nm. 1; 2). 

    Censo particular de los levitas; su lugar en el campamento; su servicio particular (Nm. 3; 4). 

    Exclusión de los impuros (Nm. 5:1-4). 

    Números 5:1-4

    Todo inmundo es echado fuera del campamento

    1 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    2 Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto.

    3 Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito.

    4 Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel.

    Ley de la restitución (Nm. 5:5-10). 

    Números 5:5-10

    Ley sobre la restitución

    5 Además habló Jehová a Moisés, diciendo:

    6 Di a los hijos de Israel: El hombre o la mujer que cometiere alguno de todos los pecados con que los hombres prevarican contra Jehová y delinquen,

    7 aquella persona confesará el pecado que cometió, y compensará enteramente el daño, y añadirá sobre ello la quinta parte, y lo dará a aquel contra quien pecó.

    8 Y si aquel hombre no tuviere pariente al cual sea resarcido el daño, se dará la indemnización del agravio a Jehová entregándola al sacerdote, además del carnero de las expiaciones, con el cual hará expiación por él.

    9 Toda ofrenda de todas las cosas santas que los hijos de Israel presentaren al sacerdote, suya será.

    10 Y lo santificado de cualquiera será suyo; asimismo lo que cualquiera diere al sacerdote, suyo será.

    Leyes acerca de los celos, del nazareato; fórmula de bendición sacerdotal (Nm. 5:11-6:27). 

    Números 5:11-31

    Ley sobre los celos

    11 También Jehová habló a Moisés, diciendo:

    12 Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel,

    13 y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto;

    14 si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado;

    15 entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado.

    16 Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Jehová.

    17 Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua.

    18 Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.

    19 Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición;

    20 mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido

    21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Jehová te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Jehová que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche;

    22 y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén.

    23 El sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas;

    24 y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar.

    25 Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar.

    26 Y tomará el sacerdote un puñado de la ofrenda en memoria de ella, y lo quemará sobre el altar, y después dará a beber las aguas a la mujer.

    27 Le dará, pues, a beber las aguas; y si fuere inmunda y hubiere sido infiel a su marido, las aguas que obran maldición entrarán en ella para amargar, y su vientre se hinchará y caerá su muslo; y la mujer será maldición en medio de su pueblo.

    28 Mas si la mujer no fuere inmunda, sino que estuviere limpia, ella será libre, y será fecunda.

    29 Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se amancillare;

    30 o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.

    31 El hombre será libre de iniquidad, y la mujer llevará su pecado.

    Números 6:1-27

    El voto de los nazareos

    1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

    2 Habla a los hijos de Israel y diles: El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová,

    3 se abstendrá de vino y de sidra; no beberá vinagre de vino, ni vinagre de sidra, ni beberá ningún licor de uvas, ni tampoco comerá uvas frescas ni secas.

    4 Todo el tiempo de su nazareato, de todo lo que se hace de la vid, desde los granillos hasta el hollejo, no comerá.

    5 Todo el tiempo del voto de su nazareato no pasará navaja sobre su cabeza; hasta que sean cumplidos los días de su apartamiento a Jehová, será santo; dejará crecer su cabello.

    6 Todo el tiempo que se aparte para Jehová, no se acercará a persona muerta.

    7 Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza.

    8 Todo el tiempo de su nazareato, será santo para Jehová.

    9 Si alguno muriere súbitamente junto a él, su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá.

    10 Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión.

    11 Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día.

    12 Y consagrará para Jehová los días de su nazareato, y traerá un cordero de un año en expiación por la culpa; y los días primeros serán anulados, por cuanto fue contaminado su nazareato.

    13 Esta es, pues, la ley del nazareo el día que se cumpliere el tiempo de su nazareato: Vendrá a la puerta del tabernáculo de reunión,

    14 y ofrecerá su ofrenda a Jehová, un cordero de un año sin tacha en holocausto, y una cordera de un año sin defecto en expiación, y un carnero sin defecto por ofrenda de paz.

    15 Además un canastillo de tortas sin levadura, de flor de harina amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y su ofrenda y sus libaciones.

    16 Y el sacerdote lo ofrecerá delante de Jehová, y hará su expiación y su holocausto;

    17 y ofrecerá el carnero en ofrenda de paz a Jehová, con el canastillo de los panes sin levadura; ofrecerá asimismo el sacerdote su ofrenda y sus libaciones.

    18 Entonces el nazareo raerá a la puerta del tabernáculo de reunión su cabeza consagrada, y tomará los cabellos de su cabeza consagrada y los pondrá sobre el fuego que está debajo de la ofrenda de paz.

    19 Después tomará el sacerdote la espaldilla cocida del carnero, una torta sin levadura del canastillo, y una hojaldre sin levadura, y las pondrá sobre las manos del nazareo, después que fuere raída su cabeza consagrada;

    20 y el sacerdote mecerá aquello como ofrenda mecida delante de Jehová, lo cual será cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y de la espaldilla separada; después el nazareo podrá beber vino.

    21 Esta es la ley del nazareo que hiciere voto de su ofrenda a Jehová por su nazareato, además de lo que sus recursos le permitieren; según el voto que hiciere, así hará, conforme a la ley de su nazareato.

    La bendición sacerdotal

    22 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles:

    24 Jehová te bendiga, y te guarde;

    25 Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia;

    26 Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

    27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré.

    Ofrendas de los príncipes durante la dedicación del Tabernáculo (Nm. 7). 

    Ordenanza tocante a la disposición de las siete lámparas del candelero (Nm. 8:1-4). 

    Números 8:1-4

    Aarón enciende las lámparas

    1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

    2 Habla a Aarón y dile: Cuando enciendas las lámparas, las siete lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero.

    3 Y Aarón lo hizo así; encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo mandó a Moisés.

    4 Y esta era la hechura del candelero, de oro labrado a martillo; desde su pie hasta sus flores era labrado a martillo; conforme al modelo que Jehová mostró a Moisés, así hizo el candelero.

    Consagración de los levitas (Nm. 8:5-22), edad de su entrada en funciones (Nm. 8:23-26; (véase LEVITAS). 

    Números 8:5-22

    Consagración de los levitas

    5 También Jehová habló a Moisés, diciendo:

    6 Toma a los levitas de entre los hijos de Israel, y haz expiación por ellos.

    7 Así harás para expiación por ellos: Rocía sobre ellos el agua de la expiación, y haz pasar la navaja sobre todo su cuerpo, y lavarán sus vestidos, y serán purificados.

    8 Luego tomarán un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y tomarás otro novillo para expiación.

    9 Y harás que los levitas se acerquen delante del tabernáculo de reunión, y reunirás a toda la congregación de los hijos de Israel.

    10 Y cuando hayas acercado a los levitas delante de Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas;

    11 y ofrecerá Aarón los levitas delante de Jehová en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová.

    12 Y los levitas pondrán sus manos sobre las cabezas de los novillos; y ofrecerás el uno por expiación, y el otro en holocausto a Jehová, para hacer expiación por los levitas.

    13 Y presentarás a los levitas delante de Aarón, y delante de sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda a Jehová.

    14 Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel, y serán míos los levitas.

    15 Después de eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión; serán purificados, y los ofrecerás en ofrenda.

    16 Porque enteramente me son dedicados a mí los levitas de entre los hijos de Israel, en lugar de todo primer nacido; los he tomado para mí en lugar de los primogénitos de todos los hijos de Israel.

    17 Porque mío es todo primogénito de entre los hijos de Israel, así de hombres como de animales; desde el día que yo herí a todo primogénito en la tierra de Egipto, los santifiqué para mí.

    18 Y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel.

    19 Y yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de reunión, y reconcilien a los hijos de Israel; para que no haya plaga en los hijos de Israel, al acercarse los hijos de Israel al santuario.

    20 Y Moisés y Aarón y toda la congregación de los hijos de Israel hicieron con los levitas conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas; así hicieron con ellos los hijos de Israel.

    21 Y los levitas se purificaron, y lavaron sus vestidos; y Aarón los ofreció en ofrenda delante de Jehová, e hizo Aarón expiación por ellos para purificarlos.

    22 Así vinieron después los levitas para ejercer su ministerio en el tabernáculo de reunión delante de Aarón y delante de sus hijos; de la manera que mandó Jehová a Moisés acerca de los levitas, así hicieron con ellos.

    Números 8:23-26

    23 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo:

    24 Los levitas de veinticinco años arriba entrarán a ejercer su ministerio en el servicio del tabernáculo de reunión.

    25 Pero desde los cincuenta años cesarán de ejercer su ministerio, y nunca más lo ejercerán.

    26 Servirán con sus hermanos en el tabernáculo de reunión, para hacer la guardia, pero no servirán en el ministerio. Así harás con los levitas en cuanto a su ministerio.

    Ley acerca de la celebración de la Pascua y de la Pascua suplementaria del segundo mes (Nm. 9:1-14). 

    Números 9:1-14

    Celebración de la pascua

    1 Habló Jehová a Moisés en el desierto de Sinaí, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto, en el mes primero, diciendo:

    2 Los hijos de Israel celebrarán la pascua a su tiempo.

    3 El decimocuarto día de este mes, entre las dos tardes, la celebraréis a su tiempo; conforme a todos sus ritos y conforme a todas sus leyes la celebraréis.

    4 Y habló Moisés a los hijos de Israel para que celebrasen la pascua.

    5 Celebraron la pascua en el mes primero, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, en el desierto de Sinaí; conforme a todas las cosas que mandó Jehová a Moisés, así hicieron los hijos de Israel.

    6 Pero hubo algunos que estaban inmundos a causa de muerto, y no pudieron celebrar la pascua aquel día; y vinieron delante de Moisés y delante de Aarón aquel día,

    7 y le dijeron aquellos hombres: Nosotros estamos inmundos por causa de muerto; ¿por qué seremos impedidos de ofrecer ofrenda a Jehová a su tiempo entre los hijos de Israel?

    8 Y Moisés les respondió: Esperad, y oiré lo que ordena Jehová acerca de vosotros.

    9 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:

    10 Habla a los hijos de Israel, diciendo: Cualquiera de vosotros o de vuestros descendientes, que estuviere inmundo por causa de muerto o estuviere de viaje lejos, celebrará la pascua a Jehová.

    11 En el mes segundo, a los catorce días del mes, entre las dos tardes, la celebrarán; con panes sin levadura y hierbas amargas la comerán.

    12 No dejarán del animal sacrificado para la mañana, ni quebrarán hueso de él; conforme a todos los ritos de la pascua la celebrarán.

    13 Mas el que estuviere limpio, y no estuviere de viaje, si dejare de celebrar la pascua, la tal persona será cortada de entre su pueblo; por cuanto no ofreció a su tiempo la ofrenda de Jehová, el tal hombre llevará su pecado.

    14 Y si morare con vosotros extranjero, y celebrare la pascua a Jehová, conforme al rito de la pascua y conforme a sus leyes la celebrará; un mismo rito tendréis, tanto el extranjero como el natural de la tierra.

    La dirección dada por la columna de nube (Nm. 9:15, 23); empleo de las trompetas de plata (Nm. 10:1-10). 

    Números 9:15, 23

    La nube sobre el tabernáculo

    15 El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana.

    23 Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

    Números 10:1-10

    Las trompetas de plata

    1 Jehová habló a Moisés, diciendo:

    2 Hazte dos trompetas de plata; de obra de martillo las harás, las cuales te servirán para convocar la congregación, y para hacer mover los campamentos.

    3 Y cuando las tocaren, toda la congregación se reunirá ante ti a la puerta del tabernáculo de reunión.

    4 Mas cuando tocaren sólo una, entonces se congregarán ante ti los príncipes, los jefes de los millares de Israel.

    5 Y cuando tocareis alarma, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al oriente.

    6 Y cuando tocareis alarma la segunda vez, entonces moverán los campamentos de los que están acampados al sur; alarma tocarán para sus partidas.

    7 Pero para reunir la congregación tocaréis, mas no con sonido de alarma.

    8 Y los hijos de Aarón, los sacerdotes, tocarán las trompetas; y las tendréis por estatuto perpetuo por vuestras generaciones.

    9 Y cuando saliereis a la guerra en vuestra tierra contra el enemigo que os molestare, tocaréis alarma con las trompetas; y seréis recordados por Jehová vuestro Dios, y seréis salvos de vuestros enemigos.

    10 Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.

    (B) El itinerario del Sinaí al Jordán (Nm. 10:11-21:35). 

    Orden de marcha (Nm. 10:11-28). 

    Números 10:11-28

    Los israelitas salen de Sinaí

    11 En el año segundo, en el mes segundo, a los veinte días del mes, la nube se alzó del tabernáculo del testimonio.

    12 Y partieron los hijos de Israel del desierto de Sinaí según el orden de marcha; y se detuvo la nube en el desierto de Parán.

    13 Partieron la primera vez al mandato de Jehová por medio de Moisés.

    14 La bandera del campamento de los hijos de Judá comenzó a marchar primero, por sus ejércitos; y Naasón hijo de Aminadab estaba sobre su cuerpo de ejército.

    15 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Isacar, Natanael hijo de Zuar.

    16 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Zabulón, Eliab hijo de Helón.

    17 Después que estaba ya desarmado el tabernáculo, se movieron los hijos de Gersón y los hijos de Merari, que lo llevaban.

    18 Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de Rubén por sus ejércitos; y Elisur hijo de Sedeur estaba sobre su cuerpo de ejército.

    19 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Simeón, Selumiel hijo de Zurisadai.

    20 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Gad, Eliasaf hijo de Deuel.

    21 Luego comenzaron a marchar los coatitas llevando el santuario; y entretanto que ellos llegaban, los otros acondicionaron el tabernáculo.

    22 Después comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Efraín por sus ejércitos; y Elisama hijo de Amiud estaba sobre su cuerpo de ejército.

    23 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Manasés, Gamaliel hijo de Pedasur.

    24 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Benjamín, Abidán hijo de Gedeoni.

    25 Luego comenzó a marchar la bandera del campamento de los hijos de Dan por sus ejércitos, a retaguardia de todos los campamentos; y Ahiezer hijo de Amisadai estaba sobre su cuerpo de ejército.

    26 Sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Aser, Pagiel hijo de Ocrán.

    27 Y sobre el cuerpo de ejército de la tribu de los hijos de Neftalí, Ahira hijo de Enán.

    28 Este era el orden de marcha de los hijos de Israel por sus ejércitos cuando partían.

    Moisés invita a Hobab a que acompañe a los israelitas (Nm. 10:29-32). 

    Números 10:29-32

    29 Entonces dijo Moisés a Hobab, hijo de Ragüel madianita, su suegro: Nosotros partimos para el lugar del cual Jehová ha dicho: Yo os lo daré. Ven con nosotros, y te haremos bien; porque Jehová ha prometido el bien a Israel.

    30 Y él le respondió: Yo no iré, sino que me marcharé a mi tierra y a mi parentela.

    31 Y él le dijo: Te ruego que no nos dejes; porque tú conoces los lugares donde hemos de acampar en el desierto, y nos serás en lugar de ojos.

    32 Y si vienes con nosotros, cuando tengamos el bien que Jehová nos ha de hacer, nosotros te haremos bien.

    Una etapa de viaje (Nm. 10:33, 34). 

    Números 10:33, 34

    33 Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.

    34 Y la nube de Jehová iba sobre ellos de día, desde que salieron del campamento.

    Palabras de Moisés a Jehová cuando partía el arca, y cuando se detenía (Nm. 10:35, 36). 

    Números 10:35, 36

    35 Cuando el arca se movía, Moisés decía: Levántate, oh Jehová, y sean dispersados tus enemigos, y huyan de tu presencia los que te aborrecen.

    36 Y cuando ella se detenía, decía: Vuelve, oh Jehová, a los millares de millares de Israel.

    Murmuraciones del pueblo contra el maná; setenta ancianos ayudan a Moisés; Jehová envía las codornices (Nm. 11). 

    María (Miriam) contrae lepra por hablar contra su hermano Moisés, y es sanada (Nm. 12). 

    Llegada a Cades, localidad del desierto de Parán. Los espías y su retorno de Canaán. Incredulidad del pueblo; castigo: la muerte en el desierto (Nm. 13; 14). 

    Ordenanzas legales suplementarias (Nm. 15). 

    Revuelta de Coré, Datán y Abiram; acontecimientos consecutivos (Nm. 16; 17). 

    Los deberes de sostenimiento de los sacerdotes y de los levitas (Nm. 18). 

    Ritual de purificación de la contaminación contraída al tocar un muerto (Nm. 19). 

    Vuelta a Cades: muerte de María; pecado de Moisés y Aarón sobre el monte Hor. Israel rodea el país de Edom; episodio de las serpientes ardientes. 

    Llegada a los campos de Moab; conquista del país situado al este del Jordán (Nm. 20:22-21:35). 

    Números 20:22-29

    Aarón muere en el Monte Hor

    22 Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor.

    23 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo:

    24 Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.

    25 Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor,

    26 y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá.

    27 Y Moisés hizo como Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación.

    28 Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte.

    29 Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas la familias de Israel.

    Números 21:1-35

    El rey de Arad ataca a Israel

    1 Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros.

    2 Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.

    3 Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.

    La serpiente de bronce

    4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.

    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

    6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.

    7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

    8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.

    9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

    Los israelitas rodean la tierra de Moab

    10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot.

    11 Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol.

    12 Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered.

    13 De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo.

    14 Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo, Y en los arroyos de Arnón;

    15 Y a la corriente de los arroyos Que va a parar en Ar, Y descansa en el límite de Moab.

    16 De allí vinieron a Beer: este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua.

    17 Entonces, cantó Israel este cántico: Sube, oh pozo; a él cantad;

    18 Pozo, el cual cavaron los señores. Lo cavaron los príncipes del pueblo, Y el legislador, con sus báculos. Del desierto vinieron a Matana,

    19 y de Matana a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot;

    20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.

    Israel derrota a Sehón

    21 Entonces envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, diciendo:

    22 Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio.

    23 Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra Israel.

    24 Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte.

    25 Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas.

    26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón.

    27 Por tanto dicen los proverbistas: Venid a Hesbón, Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.

    28 Porque fuego salió de Hesbón, Y llama de la ciudad de Sehón, Y consumió a Ar de Moab, A los señores de las alturas de Arnón.

    29 ¡Ay de ti, Moab! Pereciste, pueblo de Quemos. Fueron puestos sus hijos en huida, Y sus hijas en cautividad, Por Sehón rey de los amorreos.

    30 Mas devastamos el reino de ellos; Pereció Hesbón hasta Dibón, Y destruimos hasta Nofa y Medeba.

    Israel derrota a Og de Basán

    31 Así habitó Israel en la tierra del amorreo.

    32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí.

    33 Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei.

    34 Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.

    35 E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.

    (C) Campamento en Sitim (Abel-sitim), frente a Jericó (Nm. 22:1-36:13). 

    Balaam (Nm. 22-24). 

    Israel, cayendo en la idolatría, rinde culto a Baal-peor (Nm. 25). 

    Censo de la nueva generación (Nm. 26). 

    Leyes concernientes a los derechos de sucesión de las hijas (Nm. 27:1-11). 

    Números 27:1-11

    Petición de las hijas de Zelofehad

    1 Vinieron las hijas de Zelofehad hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa;

    2 y se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de reunión, y dijeron:

    3 Nuestro padre murió en el desierto; y él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová en el grupo de Coré, sino que en su propio pecado murió, y no tuvo hijos.

    4 ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre.

    5 Y Moisés llevó su causa delante de Jehová.

    6 Y Jehová respondió a Moisés, diciendo:

    7 Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas.

    8 Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija.

    9 Si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos;

    10 y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre.

    11 Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, y de éste será; y para los hijos de Israel esto será por estatuto de derecho, como Jehová mandó a Moisés.

    Josué es proclamado caudillo del pueblo por Moisés (Nm. 27:12-23). 

    Números 27:12-23

    Josué es designado como sucesor de Moisés

    12 Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel.

    13 Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido tu hermano Aarón.

    14 Pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, no santificándome en las aguas a ojos de ellos. Estas son las aguas de la rencilla de Cades en el desierto de Zin.

    15 Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo:

    16 Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación,

    17 que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.

    18 Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él;

    19 y lo pondrás delante del sacerdote Eleazar, y delante de toda la congregación; y le darás el cargo en presencia de ellos.

    20 Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezca.

    21 El se pondrá delante del sacerdote Eleazar, y le consultará por el juicio del Urim delante de Jehová; por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán, él y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación.

    22 Y Moisés hizo como Jehová le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación;

    23 y puso sobre él sus manos, y le dio el cargo, como Jehová había mandado por mano de Moisés.

    Normas acerca de los sacrificios cotidianos y de los votos (Nm. 28-30). 

    Guerra contra Madián (Nm. 31). 

    Las regiones conquistadas al este del Jordán son atribuidas a los rubenitas, gaditas y a la media tribu de Manasés (Nm. 32). 

    Enumeración de los campamentos de los israelitas, desde Egipto hasta Abel-sitim. Es difícil precisar este itinerario, por cuanto doce de los veintidós nombres de las etapas no han podido ser identificados (Nm. 33). 

    Límites del país de Canaán; príncipes designados para llevar a cabo el reparto de la tierra (Nm. 34). 

    Leyes de las ciudades de refugio (Nm. 35). 

    Leyes suplementarias acerca de las herederas (Nm. 36). 

    (b) Autor, fecha y composición. Para la mosaicidad del Pentateuco, y por consecuencia del libro de los Números, véase PENTATEUCO. 

    Al igual que el Éxodo y el Levítico, este libro incorpora a la vez relatos y leyes. Esta combinación es un argumento adicional en favor de la unidad del Pentateuco y de la contemporaneidad de sus partes. 

    La historia relatada por Números va desde el año segundo después del éxodo hasta el cuadragésimo, sin precisar las fechas intermedias. Se hace mención de personas y nombres olvidados con posterioridad; aparece un fragmento de cántico indudablemente antiguo (Nm. 21:17-18), así como leyes que concuerdan totalmente con una situación que se modificó después de Moisés. 

    Números 21:17-18

    17 Entonces, cantó Israel este cántico: Sube, oh pozo; a él cantad;

    18 Pozo, el cual cavaron los señores. Lo cavaron los príncipes del pueblo, Y el legislador, con sus báculos. Del desierto vinieron a Matana,

    El texto contiene frecuentes alusiones a Egipto y a sus ventajas materiales recientemente perdidas por el pueblo; no disimula la dificultad de encontrar los materiales precisos para el Tabernáculo, y explica bien la necesidad de los dos censos antes y después de los cuarenta años en el desierto. 

    Todo ello indica que el libro se remonta verdaderamente a la época de la que habla. Se ha querido ver un problema en la cantidad de israelitas de más de veinte años que salieron de Egipto: 603.550 (Nm. 1:46; Éx. 12:37-38), que se correspondería con una población total de alrededor de dos millones. 

    Números 1:46 

    46 fueron todos los contados seiscientos tres mil quinientos cincuenta.

    Éxodo 12:37-38

    Los israelitas salen de Egipto

    37 Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.

    38 También subió con ellos grande multitud de toda clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado.

    Se plantea la dificultad de la supervivencia de una gran masa de gente en el desierto. Sin embargo, no se debe pensar que esta expresión denota una extensión grande de arena. 

    La península del Sinaí preserva en la actualidad oasis y ríos. Se sabe, por estudios arqueológicos y registros históricos, que en el pasado estaba provista de una vegetación más abundante que en la actualidad (cfr.. los recientes descubrimientos del Sahara). 

    El orden indicado para el campamento (Nm. 2) no impedía que grupos más o menos numerosos se separaran temporalmente en busca de pastos. (Véase PEREGRINAClÓN POR EL DESIERTO.). 

    Las cifras que se indican de 22.000 levitas (Nm. 3:39) y de 22.273 (Nm. 3:43) han sido acusadas de insostenibles. 

    Números 3:39

    39 Todos los contados de los levitas, que Moisés y Aarón conforme a la palabra de Jehová contaron por sus familias, todos los varones de un mes arriba, fueron veintidós mil.

    Números 3:43

    43 Y todos los primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.

    El profesor Flinders Petrie emitió la teoría de que el término mil o millar puede ser tomado en el sentido de familias o grupos (cfr. Jos. 22:14; Jue. 6:15; Mi. 5:1). 

    Josué 22:14 

    14 y a diez príncipes con él: un príncipe por cada casa paterna de todas las tribus de Israel, cada uno de los cuales era jefe de la casa de sus padres entre los millares de Israel.

    Jueces 6:15 

    15 Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre.

    Miqueas 5:1

    El reinado del libertador desde Belén

    1 Rodéate ahora de muros, hija de guerreros; nos han sitiado; con vara herirán en la mejilla al juez de Israel.

    Sin embargo, esta suposición suscita más dificultades de las que resuelve. 

    Otros han propuesto que se pudiera tratar de un error de copista. Sea como sea, estas cifras no han sido inventadas, y es muy posible que haya elementos que se nos escapan. 

    Tiene que quedar muy claro que a lo largo de todo este episodio la actividad sobrenatural y especial de Dios juega un papel determinante. Sea cual fuere la interpretación de los detalles, el milagro de la subsistencia del pueblo en el desierto sigue estando ahí, y se debe tener presente que la Palabra de Dios lo afirma sin ambages (cfr. Dt. 8:2-5). 

    Deuteronomio 8:2-5

    2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

    3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

    4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.

    5 Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.

    (c) Mensaje espiritual. Se deben destacar dos elementos esenciales: 

    (A) Números es por excelencia el libro de las murmuraciones. 

    (I) El pueblo se rebela y se lamenta pidiendo carne para comer (Nm. 11). 

    (II) María habla en contra de Moisés, y es castigada (Nm. 12). 

    (III) Todo el pueblo se subleva al oír el mensaje de los diez espías cobardes (Nm. 13; 14). 

    (IV) La revuelta de Coré contra Aarón y su sacerdocio (Nm. 16; 17). 

    (V) Vuelve a haber murmuraciones en Meriba, y Moisés se deja llevar por su cólera (Nm. 20). 

    (VI) El pueblo se impacienta contra Dios, que les envía serpientes ardientes (Nm. 21). 

    (VII) Idolatría y desenfreno en los campos de Moab (Nm. 25). 

    Se evidencia en todo ello la paciencia de Dios ante el carácter del pueblo, tan rebelde y desagradecido (y tan parecido en todo a nosotros como pueblo de Dios en la actualidad). 

    (B) Tipos y profecías acerca de Jesucristo. Pablo, aludiendo a varios acontecimientos de Éxodo y de Números afirma que aquellas cosas sucedieron para que nos sirvieran de ejemplos y ve en la roca golpeada un tipo de Cristo (1 Co. 10:1-12; cfr. v. 4). 

    1 Corintios 10:1-12

    Amonestaciones contra la idolatría

    1 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar;

    2 y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar,

    3 y todos comieron el mismo alimento espiritual,

    4 y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo.

    5 Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto.

    6 Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.

    7 Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar.

    8 Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.

    9 Ni tentemos al Señor, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes.

    10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.

    11 Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

    12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.

    De hecho aquí se puede constatar: 

    (I) La nube (Nm. 9:15-23) imagen de Aquel que nos conduce mediante Su presencia y por Su espíritu (Jn. 10:4; 16:13). 

    Números 9:15-23

    La nube sobre el tabernáculo

    15 El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana.

    16 Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego.

    17 Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel.

    18 Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el tabernáculo, permanecían acampados.

    19 Cuando la nube se detenía sobre el tabernáculo muchos días, entonces los hijos de Israel guardaban la ordenanza de Jehová, y no partían.

    20 Y cuando la nube estaba sobre el tabernáculo pocos días, al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían.

    21 Y cuando la nube se detenía desde la tarde hasta la mañana, o cuando a la mañana la nube se levantaba, ellos partían; o si había estado un día, y a la noche la nube se levantaba, entonces partían.

    22 O si dos días, o un mes, o un año, mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel seguían acampados, y no se movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían.

    23 Al mandato de Jehová acampaban, y al mandato de Jehová partían, guardando la ordenanza de Jehová como Jehová lo había dicho por medio de Moisés.

    Juan 10:4 

    4 Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

    Juan 16:13

    13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.

    (II) El maná, figura del verdadero pan de vida (Nm. 11:4-9; Jn. 6:31 ss). 

    Números 11:4-9 

    4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

    5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos;

    6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.

    7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio.

    8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo.

    9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.

    Juan 6:31

    31 Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer.

    (III) Moisés, que salva al pueblo por su intercesión, tipo de nuestro verdadero Mediador (Nm. 14:13-19; He. 3:1- 6). 

    Números 14:13-19 

    13 Pero Moisés respondió a Jehová: Lo oirán luego los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder;

    14 y lo dirán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehová, estabas en medio de este pueblo, que cara a cara aparecías tú, oh Jehová, y que tu nube estaba sobre ellos, y que de día ibas delante de ellos en columna de nube, y de noche en columna de fuego;

    15 y que has hecho morir a este pueblo como a un solo hombre; y las gentes que hubieren oído tu fama hablarán, diciendo:

    16 Por cuanto no pudo Jehová meter este pueblo en la tierra de la cual les había jurado, los mató en el desierto.

    17 Ahora, pues, yo te ruego que sea magnificado el poder del Señor, como lo hablaste, diciendo:

    18 Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.

    19 Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí.

    Hebreos 3:1-6

    Jesús es superior a Moisés

    1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

    2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

    3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.

    4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

    5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

    6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

    (IV) La vara de Aarón que floreció, símbolo de la resurrección de Cristo probando Su divinidad y mesianismo (Nm. 17:1-11; Ro. 1:4). 

    Números 17:1-11 

    La vara de Aarón florece

    1 Luego habló Jehová a Moisés, diciendo:

    2 Habla a los hijos de Israel, y toma de ellos una vara por cada casa de los padres, de todos los príncipes de ellos, doce varas conforme a las casas de sus padres; y escribirás el nombre de cada uno sobre su vara.

    3 Y escribirás el nombre de Aarón sobre la vara de Leví; porque cada jefe de familia de sus padres tendrá una vara.

    4 Y las pondrás en el tabernáculo de reunión delante del testimonio, donde yo me manifestaré a vosotros.

    5 Y florecerá la vara del varón que yo escoja, y haré cesar de delante de mí las quejas de los hijos de Israel con que murmuran contra vosotros.

    6 Y Moisés habló a los hijos de Israel, y todos los príncipes de ellos le dieron varas; cada príncipe por las casas de sus padres una vara, en total doce varas; y la vara de Aarón estaba entre las varas de ellos.

    7 Y Moisés puso las varas delante de Jehová en el tabernáculo del testimonio.

    8 Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y arrojado renuevos, y producido almendras.

    9 Entonces sacó Moisés todas las varas de delante de Jehová a todos los hijos de Israel; y ellos lo vieron, y tomaron cada uno su vara.

    10 Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes; y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran.

    11 E hizo Moisés como le mandó Jehová, así lo hizo.

    Romanos 1:4

    4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

    (V) La vaca alazana inmolada para hacer el agua de la purificación, imagen del sacrificio de expiación que nos limpia de pecado (Nm. 19:1-10; He. 9:13, 14). 

    Números 19:1-10 

    La purificación de los inmundos

    1 Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:

    2 Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo;

    3 y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia.

    4 Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces;

    5 y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar.

    6 Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca.

    7 El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche.

    8 Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche.

    9 Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación.

    10 Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos.

    Hebreos 9:13, 14

    13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne,

    14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

    (VI) La serpiente de bronce que el mismo Señor Jesús toma como tipo de Sí mismo en Su muerte en la cruz hecho pecado por nosotros (Nm. 21:4-9; Jn. 3:14-16; cfr. 2 Co. 5:21; Gá. 3:13). 

    Números 21:4-9 

    La serpiente de bronce

    4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.

    5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.

    6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.

    7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.

    8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.

    9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

    Juan 3:14-16

    14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,

    15 para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

    De tal manera amó Dios al mundo

    16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

    2 Corintios 5:21 

    21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

    Gálatas 3:13

    13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),

    (VII) La estrella y el soberano que surgirán de Israel, según la profecía de Balaam (Nm. 24:17-19; Gn. 49:10; Is. 9:5). 

    Números 24:17-19 

    17 Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set.

    18 Será tomada Edom, Será también tomada Seir por sus enemigos, E Israel se portará varonilmente.

    19 De Jacob saldrá el dominador, Y destruirá lo que quedare de la ciudad.

    Génesis 49:10 

    10 No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, Hasta que venga Siloh; Y a él se congregarán los pueblos.

    Isaías 9:5

    5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego.

    (VIII) La ciudad de refugio donde el homicida involuntario halla seguridad, así como nosotros hallamos nuestro único refugio en la salvación ofrecida por Cristo, nuestro sumo sacerdote (Nm. 35:9-28; He. 6:18). 

    Números 35:9-28 

    Ciudades de refugio

    9 Habló Jehová a Moisés, diciendo:

    10 Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando hayáis pasado al otro lado del Jordán a la tierra de Canaán,

    11 os señalaréis ciudades, ciudades de refugio tendréis, donde huya el homicida que hiriere a alguno de muerte sin intención.

    12 Y os serán aquellas ciudades para refugiarse del vengador, y no morirá el homicida hasta que entre en juicio delante de la congregación.

    13 De las ciudades, pues, que daréis, tendréis seis ciudades de refugio.

    14 Tres ciudades daréis a este lado del Jordán, y tres ciudades daréis en la tierra de Canaán, las cuales serán ciudades de refugio.

    15 Estas seis ciudades serán de refugio para los hijos de Israel, y para el extranjero y el que more entre ellos, para que huya allá cualquiera que hiriere de muerte a otro sin intención.

    16 Si con instrumento de hierro lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

    17 Y si con piedra en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

    18 Y si con instrumento de palo en la mano, que pueda dar muerte, lo hiriere y muriere, homicida es; el homicida morirá.

    19 El vengador de la sangre, él dará muerte al homicida; cuando lo encontrare, él lo matará.

    20 Y si por odio lo empujó, o echó sobre él alguna cosa por asechanzas, y muere;

    21 o por enemistad lo hirió con su mano, y murió, el heridor morirá; es homicida; el vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encontrare.

    22 Mas si casualmente lo empujó sin enemistades, o echó sobre él cualquier instrumento sin asechanzas,

    23 o bien, sin verlo hizo caer sobre él alguna piedra que pudo matarlo, y muriere, y él no era su enemigo, ni procuraba su mal;

    24 entonces la congregación juzgará entre el que causó la muerte y el vengador de la sangre conforme a estas leyes;

    25 y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.

    26 Mas si el homicida saliere fuera de los límites de su ciudad de refugio, en la cual se refugió,

    27 y el vengador de la sangre le hallare fuera del límite de la ciudad de su refugio, y el vengador de la sangre matare al homicida, no se le culpará por ello;

    28 pues en su ciudad de refugio deberá aquél habitar hasta que muera el sumo sacerdote; y después que haya muerto el sumo sacerdote, el homicida volverá a la tierra de su posesión.

    Hebreos 6:18

    18 para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros.

    Bibliografía: 

    Darby, J. N.: «Numbers», en Synopsis of the Books of the Bible (Bible and Publications, Montreal, reimpr. 1970, págs. 228-285); 

    Jensen, I. L.: «Números, viaje a la tierra de reposo» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980); 

    Keil, C. F. y Delitzsch, F.: «Numbers», en Commentary on the Old Testament, vol I (Wm. Eerdmans, Grand Rapids, reimpr. 1981); 

    Mackintosh, C. H.: «Números» (Editorial «Las Buenas Nuevas», Montebello, Calif. 1953); 

    Smick, E.: «Números», en Comentario Moody del Antiguo Testamento (Ed. Portavoz, Grand Rapids, 1993); 

    Thompson, J. A.: «Números», en Nuevo Comentario Bíblico (Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1977); 

    Young, E. J.: «Números», en Una introducción al Antiguo Testamento (T.E.L.L., Grand Rapids, 1977).

    VÉASE:
    Levitas , Pentateuco , Peregrinación por el desierto
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