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  • Milagro
    (a) Definición. El milagro es una intervención sobrenatural en el mundo externo, que aporta una revelación singular de la presencia y del poder de Dios. «Se trata, dentro de la acción ordinaria de las fuerzas de la naturaleza, de una interferencia del Autor de la naturaleza. 

    Se trata de un acontecimiento que no resulta de una simple combinación de las fuerzas físicas, sino que proviene de un acto directo de la voluntad divina» (doctor Barnard, «Hastings Bible Dictionary», III, p. 384). 

    En un sentido estricto, no se da el nombre de «milagro» a cualquier hecho o acontecimiento debido a causas sobrenaturales ni a coincidencias extraordinarias (calificadas en ocasiones de «providenciales»). Para la Biblia, toda la naturaleza depende totalmente del Creador; no se trata de un universo puramente material gobernado por «leyes inmutables». 

    Bien al contrario, «todo acontecimiento natural es considerado sencillamente como un acto de la libre voluntad de Dios, sea la lluvia o el sol, los temblores de tierra o cualquier otra cosa. Así, la esencia del milagro no es que sea 'sobrenatural', sino que constituye una prueba clara y singularmente notable del poder de Dios y de la libertad que usa para cumplir sus propósitos» (Schultz, «Old Testament Theology», II, PP. 192-193). 

    (b) Posibilidad de los milagros. Para el que cree en un Dios personal, la posibilidad de los milagros no le causa problema alguno. 

    Se podría comparar la intervención milagrosa del Señor en el mundo físico a la de la voluntad y al hombre utilizando su fuerza muscular para controlar y neutralizar la «ley de la gravedad», sosteniendo un objeto, o contrarrestando cualquier otra «ley de la naturaleza». 

    En realidad, lo que debería de ser explicado es la ausencia de milagros por parte de Aquel que lo sostiene, controla y dirige todo; Cristo se proclama la fuente de vida y salvación, y Él lo sustenta todo por la palabra de su potencia (cfr. Col. 1:16, 17; He. 1:2, 3). 

    Colosenses 1:16, 17 

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

    Hebreos 1:2, 3

    2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

    3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

    La negación de la posibilidad misma de los milagros proviene, en el fondo, de una postura atea (Dios no existe, no puede por tanto manifestarse), y del panteísmo (no es un Ser personal y no sabría intervenir inteligentemente). 

    Todo creyente que ha sentido en su fuero interno la experiencia de la verdad del Evangelio y de la acción regeneradora del Espíritu Santo sabe personalmente algo del poder de Dios y de la realidad de su revelación; no le cuesta nada admitir las otras intervenciones divinas, tan íntimamente ligadas a la historia de la salvación. 

    Junto con el que había sido ciego de nacimiento, puede decir: «Una cosa sé, que yo era ciego, y ahora veo» (Jn. 9:25). 

    Juan 9:25

    25 Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

    Sabe que es una nueva criatura, por cuanto se ha operado en él el milagro del nuevo nacimiento (2 Co. 5:17; Jn. 3:3-8). 

    2 Corintios 5:17 

    17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

    Juan 3:3-8

    3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

    4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

    5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

    6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

    7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

    8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

    Puede dar crédito, no sólo al Autor de todos los milagros posibles, sino también a los relatos inspirados que Él ha tenido a bien darnos. 

    (c) Actos de potencia, prodigios y señales. Véase SEÑALES. 

    (d) Efecto e insuficiencia de los milagros. Los milagros, manifestación del poder y de la intervención de Dios, se dan para impresionar al hombre y para ayudarle a creer. 

    Después de haber dado señales patentes de su naturaleza y misión divinas, Jesús afirma a sus interlocutores que debían creer a causa de las obras mismas (Jn. 10:25, 37-38). 

    Juan 10:25, 37-38

    25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

    37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

    38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

    Afirma que ellas dan suficiente testimonio de su autoridad, y lanza reproches contra aquellos que no aceptan el testimonio (Mt. 11:3-5, 20-21; 12:28; Jn. 5:36; 14:11; 15:24; 20:30-31). 

    Mateo 11:3-5, 20-21 

    3 para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

    4 Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.

    5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;

    Ayes sobre las ciudades impenitentes

    20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:

    21 Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

    Mateo 12:28 

    28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

    Juan 5:36 

    36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.

    Juan 14:11 

    11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

    Juan 15:24 

    24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.

    Juan 20:30-31

    El propósito del libro

    30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.

    31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

    Sin embargo, los milagros no pueden sustituir a la fe en modo alguno. Faraón, que había exigido un milagro para creer, rehusó dejarse convencer a pesar de todas las evidencias (Éx. 7:9, 13, 22-23; 11:9-10, etc.). 

    Éxodo 7:9, 13, 22-23 

    9 Si Faraón os respondiere diciendo: Mostrad milagro; dirás a Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se haga culebra.

    13 Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.

    22 Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.

    23 Y Faraón se volvió y fue a su casa, y no dio atención tampoco a esto.

    Éxodo 11:9-10

    9 Y Jehová dijo a Moisés: Faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.

    10 Y Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante de Faraón; pues Jehová había endurecido el corazón de Faraón, y no envió a los hijos de Israel fuera de su país.

    Los contemporáneos de Cristo que habían visto, y demandado, tantas señales sobrenaturales, endurecieron sus oídos y cerraron sus ojos a fin de no ser ganados (Jn. 12:37-40; Mt. 13:13-15). 

    Juan 12:37-40 

    37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;

    38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?

    39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:

    40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan y yo los sane.

    Mateo 13:13-15

    13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

    14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis.

    15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.

    Hay una búsqueda de milagros que procede de la carne y no de la fe, la de los judíos anteriormente citados (Mr. 8:11, 12; Jn. 2:18; cfr. 1 Co. 1:22) y la de Herodes por ejemplo (Lc. 23:8). 

    Marcos 8:11, 12 

    La demanda de una señal

    11 Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle.

    12 Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.

    Juan 2:18

    18 Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?

    1 Corintios 1:22

    22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;

    Lucas 23:8

    8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal.

    A Estos les dice Jesús, en tono de reproche, «Si no viereis señales y prodigios no creeréis» (Jn. 4:48). 

    Juan 4:48

    48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.

    En realidad, es el creyente (o el que esté dispuesto a creer) el que ve el milagro, y saca de él un beneficio espiritual: «Si crees, verás la gloria de Dios» (Jn. 11:40; Mt. 9:29). 

    Juan 11:40 

    40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

    Mateo 9:29

    29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.

    Por otra parte, el Señor no llevó a cabo ningún milagro en medio de la incredulidad (Mt. 13:54, 58). 

    Mateo 13:54, 58

    54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?

    58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

    (e) Épocas de manifestaciones milagrosas. Es notable observar que en la Biblia los milagros aparecen de una manera casi exclusiva en los siguientes períodos: 

    (A) En la época de Moisés y de Josué, para confirmar la liberación del pueblo elegido, la promulgación de la Ley y del Pacto, el establecimiento del culto al Dios único y verdadero y la conquista de la Tierra Prometida. 

    (B) Durante el ministerio de Elías y Eliseo, para sostener a los creyentes en una lucha implacable contra el triunfante paganismo. 

    (C) Durante el exilio, salvaguardando Dios la fe de los deportados, al manifestar su poderío y superioridad sobre los dioses paganos, mediante la ayuda prestada a Daniel y a sus amigos. 

    (D) Al comienzo del cristianismo, para acreditar la persona del Hijo de Dios y su obra de salvación; para confirmar el fundamento de la Iglesia y la misión de los apóstoles; para apoyar el paso desde el Antiguo al Nuevo Pacto, y para demostrar la excelencia del Evangelio en medio del mundo antiguo, idólatra y corrompido (He. 2:3- 4; Ro. 15:18-19; 2 Co. 12:12). 

    Hebreos 2:3-4 

    3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,

    4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

    Romanos 15:18-19 

    18 Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras,

    19 con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.

    2 Corintios 12:12

    12 Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.

    Fuera de estos períodos, vivieron notables siervos de Dios sin que llevaran a cabo milagros concretos; a propósito de esto se puede citar a Abraham, David y muchos eminentes. Del mismo Juan el Bautista se llega a decir a la vez que él fue el más grande de los hombres del Antiguo Pacto, y que sin embargo no había llevado a cabo milagro alguno (Mt. 11:11; Jn. 10:41). 

    Mateo 11:11 

    11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

    Juan 10:41

    41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.

    (f) Los milagros y nuestra época. Es cierto que Dios es siempre capaz de llevar a cabo milagros, y que el Espíritu puede otorgar a ciertos hombres el don de llevar a cabo milagros y curaciones (1 Co. 12:9-10, 28-30). 

    1 Corintios 12:9-10, 28-30

    9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

    10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

    28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

    29 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?

    30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?

    Sin embargo, es menester que no nos olvidemos de que tales manifestaciones tienen que estar en pleno acuerdo con la Palabra de Dios, y que, por otra parte, se han hallado ausentes en ciertas épocas, incluso de avivamiento, y del ministerio de muy eminentes servidores de Dios (los reformadores Hudson Taylor, Spurgeon, Moody, por citar sólo unos pocos). 

    Además, sería erróneo aplicar el término «milagroso» sólo a los dones de curación, de milagros y de lenguas. 

    Cada manifestación del Espíritu, por serlo, es sobrenatural, y por ello el ejercicio poderoso de un don de sabiduría, de conocimiento, de fe, de discernimiento, de enseñanza, etc., es asimismo milagroso. 

    (g) Milagros falsos. El poder de Satanás está en actividad sin cesar, y la Biblia nos pone constantemente en guardia contra él. Los magos de Egipto se mostraron capaces de imitar hasta cierto nivel algunos de los milagros llevados a cabo por Moisés (Éx. 7:11, 22; 8:3; cfr. v. 14). 

    Éxodo 7:11, 22 

    11 Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos;

    22 Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.

    Éxodo 8:3

    3 Y el río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.

    Simón el Mago tenía atónita a toda Samaria por sus actos de magia (Hch. 8:9-11), y Lucas cita a otro mago llamado Elimas (Hch. 13:6-12). 

    Hechos 8:9-11

    9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande.

    10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios.

    11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo.

    Hechos 13:6-12

    6 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús,

    7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.

    8 Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul.

    9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos,

    10 dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?

    11 Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano.

    12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

    Menciona también los libros usados para el ejercicio de las artes mágicas (Hch. 19:19). 

    Hechos 19:19

    19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.

    Es evidente que entonces, como ahora, se daba una buena parte de superchería en estas prácticas mágicas. 

    Pero Cristo y sus apóstoles hablan abiertamente acerca de los grandes prodigios y de los milagros llevados a cabo por los falsos profetas, con el objetivo de seducir incluso, si fuera posible, a los mismos elegidos (Mt. 24:24). 

    Mateo 24:24

    24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

    Estas señales engañosas serán una característica clara de la carrera del Anticristo y del fin de los tiempos; ahora, como entonces, son suscitados por el poder de Satanás (2 Ts. 2:9- 12; 1 Ti. 4:1-2; Ap. 13:13-15). 

    2 Tesalonicenses 2:9-12 

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

    11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    1 Timoteo 4:1-2 

    Predicción de la apostasía

    1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;

    2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,

    Apocalipsis 13:13-15

    13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.

    14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.

    15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.

    Sistema para discernir los milagros verdaderos de los falsos. Se debe utilizar la piedra de toque de la palabra de Dios. Si una señal contradice los mandamientos divinos, tiene que ser rechazada resueltamente (Dt. 13:1-5). 

    Deuteronomio 13:1-5

    1 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios,

    2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles;

    3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.

    4 En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.

    5 Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.

    Si con ello se busca la gloria y la ventaja personal del hombre, no ha sido dado en el espíritu de Cristo, que nunca efectuó un solo milagro para Sí mismo (cfr. asimismo 1 Co. 12:6). 

    1 Corintios 12:6

    6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

    Los milagros auténticos manifiestan la grandeza y la santidad de Dios, por lo que de Él no pueden venir prodigios absurdos y pueriles (p. ej., los de los Evangelios Apócrifos y los de la «leyenda de los santos» de la Edad Media). 

    También deben ser rechazados aquellos que pretendan apoyar dogmas antibíblicos, como la transubstanciación, la inmaculada concepción de María, o la doctrina del purgatorio. 

    En nuestra época cercana al fin abundan los prodigios engañosos en el mundo religioso y ocultista. 

    El cristiano se debe armar decididamente de la fe que recibe el verdadero milagro, y del discernimiento que rechaza las tretas del enemigo. 

    El Señor, en un día venidero, echará de su presencia a muchos que pretenderán haber llevado a cabo milagros en su nombre (Mt. 7:22-23). 

    Mateo 7:22-23

    22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

    23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

    Bibliografía: 

    Anderson, Sir R.: «El Silencio de Dios» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1983); 

    Darby, J. N.: «Miracles and Infidelity», en The Collected Writings of J. N. Darby (Ed. W. Kelly, Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-upon-Thames, 1966, PP. 163-217); 

    Habershon, A. R.: «The Study of the Miracles» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1957); 

    Lewis, C. S.: «Miracles» (Collins-Fount Paperbacks, Glasgow, 1978); 

    Trench, arzobispo R. C.: «Notes on the Miracles of our Lord» (Kegan, Londres, 1902).

    VÉASE: Señales
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  • Milagro
    (a) Definición. El milagro es una intervención sobrenatural en el mundo externo, que aporta una revelación singular de la presencia y del poder de Dios. «Se trata, dentro de la acción ordinaria de las fuerzas de la naturaleza, de una interferencia del Autor de la naturaleza. 

    Se trata de un acontecimiento que no resulta de una simple combinación de las fuerzas físicas, sino que proviene de un acto directo de la voluntad divina» (doctor Barnard, «Hastings Bible Dictionary», III, p. 384). 

    En un sentido estricto, no se da el nombre de «milagro» a cualquier hecho o acontecimiento debido a causas sobrenaturales ni a coincidencias extraordinarias (calificadas en ocasiones de «providenciales»). Para la Biblia, toda la naturaleza depende totalmente del Creador; no se trata de un universo puramente material gobernado por «leyes inmutables». 

    Bien al contrario, «todo acontecimiento natural es considerado sencillamente como un acto de la libre voluntad de Dios, sea la lluvia o el sol, los temblores de tierra o cualquier otra cosa. Así, la esencia del milagro no es que sea 'sobrenatural', sino que constituye una prueba clara y singularmente notable del poder de Dios y de la libertad que usa para cumplir sus propósitos» (Schultz, «Old Testament Theology», II, PP. 192-193). 

    (b) Posibilidad de los milagros. Para el que cree en un Dios personal, la posibilidad de los milagros no le causa problema alguno. 

    Se podría comparar la intervención milagrosa del Señor en el mundo físico a la de la voluntad y al hombre utilizando su fuerza muscular para controlar y neutralizar la «ley de la gravedad», sosteniendo un objeto, o contrarrestando cualquier otra «ley de la naturaleza». 

    En realidad, lo que debería de ser explicado es la ausencia de milagros por parte de Aquel que lo sostiene, controla y dirige todo; Cristo se proclama la fuente de vida y salvación, y Él lo sustenta todo por la palabra de su potencia (cfr. Col. 1:16, 17; He. 1:2, 3). 

    Colosenses 1:16, 17 

    16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.

    17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten;

    Hebreos 1:2, 3

    2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

    3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas,

    La negación de la posibilidad misma de los milagros proviene, en el fondo, de una postura atea (Dios no existe, no puede por tanto manifestarse), y del panteísmo (no es un Ser personal y no sabría intervenir inteligentemente). 

    Todo creyente que ha sentido en su fuero interno la experiencia de la verdad del Evangelio y de la acción regeneradora del Espíritu Santo sabe personalmente algo del poder de Dios y de la realidad de su revelación; no le cuesta nada admitir las otras intervenciones divinas, tan íntimamente ligadas a la historia de la salvación. 

    Junto con el que había sido ciego de nacimiento, puede decir: «Una cosa sé, que yo era ciego, y ahora veo» (Jn. 9:25). 

    Juan 9:25

    25 Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo.

    Sabe que es una nueva criatura, por cuanto se ha operado en él el milagro del nuevo nacimiento (2 Co. 5:17; Jn. 3:3-8). 

    2 Corintios 5:17 

    17 De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

    Juan 3:3-8

    3 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

    4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

    5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.

    6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.

    7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

    8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.

    Puede dar crédito, no sólo al Autor de todos los milagros posibles, sino también a los relatos inspirados que Él ha tenido a bien darnos. 

    (c) Actos de potencia, prodigios y señales. Véase SEÑALES. 

    (d) Efecto e insuficiencia de los milagros. Los milagros, manifestación del poder y de la intervención de Dios, se dan para impresionar al hombre y para ayudarle a creer. 

    Después de haber dado señales patentes de su naturaleza y misión divinas, Jesús afirma a sus interlocutores que debían creer a causa de las obras mismas (Jn. 10:25, 37-38). 

    Juan 10:25, 37-38

    25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí;

    37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis.

    38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.

    Afirma que ellas dan suficiente testimonio de su autoridad, y lanza reproches contra aquellos que no aceptan el testimonio (Mt. 11:3-5, 20-21; 12:28; Jn. 5:36; 14:11; 15:24; 20:30-31). 

    Mateo 11:3-5, 20-21 

    3 para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro?

    4 Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.

    5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;

    Ayes sobre las ciudades impenitentes

    20 Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo:

    21 Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.

    Mateo 12:28 

    28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.

    Juan 5:36 

    36 Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado.

    Juan 14:11 

    11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.

    Juan 15:24 

    24 Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.

    Juan 20:30-31

    El propósito del libro

    30 Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro.

    31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

    Sin embargo, los milagros no pueden sustituir a la fe en modo alguno. Faraón, que había exigido un milagro para creer, rehusó dejarse convencer a pesar de todas las evidencias (Éx. 7:9, 13, 22-23; 11:9-10, etc.). 

    Éxodo 7:9, 13, 22-23 

    9 Si Faraón os respondiere diciendo: Mostrad milagro; dirás a Aarón: Toma tu vara, y échala delante de Faraón, para que se haga culebra.

    13 Y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho.

    22 Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.

    23 Y Faraón se volvió y fue a su casa, y no dio atención tampoco a esto.

    Éxodo 11:9-10

    9 Y Jehová dijo a Moisés: Faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto.

    10 Y Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante de Faraón; pues Jehová había endurecido el corazón de Faraón, y no envió a los hijos de Israel fuera de su país.

    Los contemporáneos de Cristo que habían visto, y demandado, tantas señales sobrenaturales, endurecieron sus oídos y cerraron sus ojos a fin de no ser ganados (Jn. 12:37-40; Mt. 13:13-15). 

    Juan 12:37-40 

    37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;

    38 para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?

    39 Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías:

    40 Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan y yo los sane.

    Mateo 13:13-15

    13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

    14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis.

    15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.

    Hay una búsqueda de milagros que procede de la carne y no de la fe, la de los judíos anteriormente citados (Mr. 8:11, 12; Jn. 2:18; cfr. 1 Co. 1:22) y la de Herodes por ejemplo (Lc. 23:8). 

    Marcos 8:11, 12 

    La demanda de una señal

    11 Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole señal del cielo, para tentarle.

    12 Y gimiendo en su espíritu, dijo: ¿Por qué pide señal esta generación? De cierto os digo que no se dará señal a esta generación.

    Juan 2:18

    18 Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Qué señal nos muestras, ya que haces esto?

    1 Corintios 1:22

    22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría;

    Lucas 23:8

    8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal.

    A Estos les dice Jesús, en tono de reproche, «Si no viereis señales y prodigios no creeréis» (Jn. 4:48). 

    Juan 4:48

    48 Entonces Jesús le dijo: Si no viereis señales y prodigios, no creeréis.

    En realidad, es el creyente (o el que esté dispuesto a creer) el que ve el milagro, y saca de él un beneficio espiritual: «Si crees, verás la gloria de Dios» (Jn. 11:40; Mt. 9:29). 

    Juan 11:40 

    40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?

    Mateo 9:29

    29 Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho.

    Por otra parte, el Señor no llevó a cabo ningún milagro en medio de la incredulidad (Mt. 13:54, 58). 

    Mateo 13:54, 58

    54 Y venido a su tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría y estos milagros?

    58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

    (e) Épocas de manifestaciones milagrosas. Es notable observar que en la Biblia los milagros aparecen de una manera casi exclusiva en los siguientes períodos: 

    (A) En la época de Moisés y de Josué, para confirmar la liberación del pueblo elegido, la promulgación de la Ley y del Pacto, el establecimiento del culto al Dios único y verdadero y la conquista de la Tierra Prometida. 

    (B) Durante el ministerio de Elías y Eliseo, para sostener a los creyentes en una lucha implacable contra el triunfante paganismo. 

    (C) Durante el exilio, salvaguardando Dios la fe de los deportados, al manifestar su poderío y superioridad sobre los dioses paganos, mediante la ayuda prestada a Daniel y a sus amigos. 

    (D) Al comienzo del cristianismo, para acreditar la persona del Hijo de Dios y su obra de salvación; para confirmar el fundamento de la Iglesia y la misión de los apóstoles; para apoyar el paso desde el Antiguo al Nuevo Pacto, y para demostrar la excelencia del Evangelio en medio del mundo antiguo, idólatra y corrompido (He. 2:3- 4; Ro. 15:18-19; 2 Co. 12:12). 

    Hebreos 2:3-4 

    3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,

    4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

    Romanos 15:18-19 

    18 Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras,

    19 con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo.

    2 Corintios 12:12

    12 Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.

    Fuera de estos períodos, vivieron notables siervos de Dios sin que llevaran a cabo milagros concretos; a propósito de esto se puede citar a Abraham, David y muchos eminentes. Del mismo Juan el Bautista se llega a decir a la vez que él fue el más grande de los hombres del Antiguo Pacto, y que sin embargo no había llevado a cabo milagro alguno (Mt. 11:11; Jn. 10:41). 

    Mateo 11:11 

    11 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él.

    Juan 10:41

    41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.

    (f) Los milagros y nuestra época. Es cierto que Dios es siempre capaz de llevar a cabo milagros, y que el Espíritu puede otorgar a ciertos hombres el don de llevar a cabo milagros y curaciones (1 Co. 12:9-10, 28-30). 

    1 Corintios 12:9-10, 28-30

    9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

    10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

    28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

    29 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?

    30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?

    Sin embargo, es menester que no nos olvidemos de que tales manifestaciones tienen que estar en pleno acuerdo con la Palabra de Dios, y que, por otra parte, se han hallado ausentes en ciertas épocas, incluso de avivamiento, y del ministerio de muy eminentes servidores de Dios (los reformadores Hudson Taylor, Spurgeon, Moody, por citar sólo unos pocos). 

    Además, sería erróneo aplicar el término «milagroso» sólo a los dones de curación, de milagros y de lenguas. 

    Cada manifestación del Espíritu, por serlo, es sobrenatural, y por ello el ejercicio poderoso de un don de sabiduría, de conocimiento, de fe, de discernimiento, de enseñanza, etc., es asimismo milagroso. 

    (g) Milagros falsos. El poder de Satanás está en actividad sin cesar, y la Biblia nos pone constantemente en guardia contra él. Los magos de Egipto se mostraron capaces de imitar hasta cierto nivel algunos de los milagros llevados a cabo por Moisés (Éx. 7:11, 22; 8:3; cfr. v. 14). 

    Éxodo 7:11, 22 

    11 Entonces llamó también Faraón sabios y hechiceros, e hicieron también lo mismo los hechiceros de Egipto con sus encantamientos;

    22 Y los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos; y el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó; como Jehová lo había dicho.

    Éxodo 8:3

    3 Y el río criará ranas, las cuales subirán y entrarán en tu casa, en la cámara donde duermes, y sobre tu cama, y en las casas de tus siervos, en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas.

    Simón el Mago tenía atónita a toda Samaria por sus actos de magia (Hch. 8:9-11), y Lucas cita a otro mago llamado Elimas (Hch. 13:6-12). 

    Hechos 8:9-11

    9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande.

    10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios.

    11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho tiempo.

    Hechos 13:6-12

    6 Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús,

    7 que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.

    8 Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul.

    9 Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos,

    10 dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?

    11 Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano.

    12 Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

    Menciona también los libros usados para el ejercicio de las artes mágicas (Hch. 19:19). 

    Hechos 19:19

    19 Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata.

    Es evidente que entonces, como ahora, se daba una buena parte de superchería en estas prácticas mágicas. 

    Pero Cristo y sus apóstoles hablan abiertamente acerca de los grandes prodigios y de los milagros llevados a cabo por los falsos profetas, con el objetivo de seducir incluso, si fuera posible, a los mismos elegidos (Mt. 24:24). 

    Mateo 24:24

    24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

    Estas señales engañosas serán una característica clara de la carrera del Anticristo y del fin de los tiempos; ahora, como entonces, son suscitados por el poder de Satanás (2 Ts. 2:9- 12; 1 Ti. 4:1-2; Ap. 13:13-15). 

    2 Tesalonicenses 2:9-12 

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

    11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    1 Timoteo 4:1-2 

    Predicción de la apostasía

    1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;

    2 por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia,

    Apocalipsis 13:13-15

    13 También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.

    14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.

    15 Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.

    Sistema para discernir los milagros verdaderos de los falsos. Se debe utilizar la piedra de toque de la palabra de Dios. Si una señal contradice los mandamientos divinos, tiene que ser rechazada resueltamente (Dt. 13:1-5). 

    Deuteronomio 13:1-5

    1 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios,

    2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles;

    3 no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.

    4 En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.

    5 Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.

    Si con ello se busca la gloria y la ventaja personal del hombre, no ha sido dado en el espíritu de Cristo, que nunca efectuó un solo milagro para Sí mismo (cfr. asimismo 1 Co. 12:6). 

    1 Corintios 12:6

    6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.

    Los milagros auténticos manifiestan la grandeza y la santidad de Dios, por lo que de Él no pueden venir prodigios absurdos y pueriles (p. ej., los de los Evangelios Apócrifos y los de la «leyenda de los santos» de la Edad Media). 

    También deben ser rechazados aquellos que pretendan apoyar dogmas antibíblicos, como la transubstanciación, la inmaculada concepción de María, o la doctrina del purgatorio. 

    En nuestra época cercana al fin abundan los prodigios engañosos en el mundo religioso y ocultista. 

    El cristiano se debe armar decididamente de la fe que recibe el verdadero milagro, y del discernimiento que rechaza las tretas del enemigo. 

    El Señor, en un día venidero, echará de su presencia a muchos que pretenderán haber llevado a cabo milagros en su nombre (Mt. 7:22-23). 

    Mateo 7:22-23

    22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

    23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

    Bibliografía: 

    Anderson, Sir R.: «El Silencio de Dios» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1983); 

    Darby, J. N.: «Miracles and Infidelity», en The Collected Writings of J. N. Darby (Ed. W. Kelly, Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-upon-Thames, 1966, PP. 163-217); 

    Habershon, A. R.: «The Study of the Miracles» (Kregel Pub., Grand Rapids, 1957); 

    Lewis, C. S.: «Miracles» (Collins-Fount Paperbacks, Glasgow, 1978); 

    Trench, arzobispo R. C.: «Notes on the Miracles of our Lord» (Kegan, Londres, 1902).

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