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  • Hicsos

    vet, o HIKSOS. Según la reconstrucción convencional de la historia de Egipto, los hicsos fueron el grupo dominante de Egipto, constituyendo las dinastías XV y XVI, en una fecha que varía con los autores (1650-1542, Gran Enciclopedia Rialp). 

    El término hicsos proviene de Maneto, y su traducción del egipcio es «soberanos de países extranjeros» («hk,. w,sw.t» = Hekayesut). Por lo general se acepta que Jacob y sus hijos se establecieron en Egipto durante la dominación de los hicsos. 

    Sin embargo, la cronología convencional de Egipto está sujeta a grandes problemas, uno de los cuales lo ha constituido el de la identificación de los hicsos. Autores como Velikovsky y Courville han llegado, tras un cuidadoso análisis de fuentes literarias, históricas y monumentales, a identificar a los hicsos con los amalecitas. 

    Hay varios elementos que permiten llegar a esta identificación: 

    (a) Por una parte hay el registro de Maneto, sacerdote egipcio, que afirma que los hicsos, «una raza innoble de oriente», conquistaron Egipto sin dificultad alguna, sin tan siquiera haber librado una batalla. (Citado en Josefo, Contra Apión 1:14.) Esto puede comprenderse dentro del marco del éxodo israelita. En Refidim, los israelitas fueron atacados por Amalec, quedando victoriosos sólo gracias a la intervención divina por la intercesión de Moisés (Éx. 17:8-16). 

    Éxodo 17:8-16

    Guerra con Amalec

    8 Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.

    9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.

    10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.

    11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.

    12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.

    13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.

    14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

    15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi;

    16 y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

    (b) Hay todo un conjunto de tradiciones esparcidas por Arabia acerca del tema de la conquista de Egipto por parte de los amalecitas, como resultado de una migración que emprendieron, empujados por un cataclismo de gran magnitud, hacia Egipto. 

    Así, autores de la temprana Edad Media, como Al-Shamhudi, Masudi, Albufeda, y otros, relatan esta migración de los amalecitas y, también, el «paseo militar» en el que Egipto cayó en manos de los amalecitas como una fruta madura. 

    (c) Hatsepsut, reina de una dinastía posterior a la de los hicsos, dejó una inscripción referente a sus obras de reconstrucción de la tierra expoliada con la rapaz dominación de los hicsos. Ella les da el sugerente nombre de «amu», afirmando que la capital de ellos fue Hauar (Auaris), y que no habían dado culto al dios Ra. Esto identifica a los amu con los hicsos. En base a la cronología revisada, Hatsepsut fue contemporánea de Salomón. 

    (d) En sellos oficiales de las dinastías de los hicsos se han hallado nombres como Apop I, Apop II. Fue Apop I el que, al cabo de unas pocas décadas después de la invasión de los amu, fundó la ciudad de Tebas. 

    En la tradición griega, hubo en Egipto un rey llamado Ogyges que fue el fundador de Tebas. Ahora bien, Apop es una transcripción provisional de los egiptólogos para una inscripción cuyas consonantes admiten la equivalencia «Agog», que entonces concuerda con el registro bíblico acerca del nombre de los reyes amalecitas. 

    Esto explica las menciones a Agag y a Amalec en los exaltados términos con que se hallan en el libro de los Números, mientras el pueblo de Israel se hallaba en el desierto: «Enaltecerá su rey más que Agag» (Nm. 24:7); «Amalec, cabeza de naciones» (Nm. 24:20). 

    Números 24:7

    7 De sus manos destilarán aguas, Y su descendencia será en muchas aguas; Enaltecerá su rey más que Agag, Y su reino será engrandecido.

    Números 24:20

    20 Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo: Amalec, cabeza de naciones; Mas al fin perecerá para siempre.

    Según las tradiciones rabínicas, Amalec se dispuso a conquistar todo el mundo. Se han hallado sellos de los reyes hicsos en Creta, Palestina, Mesopotamia y en otros lugares alejados de Egipto. Así, la fama del rey Ogyges fundador de Tebas, que había llegado a oídos de los griegos, concuerda con el nombre Agag, que se identifica con la línea de faraones Apop. 

    Ello concuerda con la ecuación hicsos = amu = amalecitas. 

    (e) La destrucción de los amalecitas por parte del rey Saúl, y la muerte del último rey Agag a manos de Samuel (1 S. 15) marca en la Biblia el punto de la reaparición de Egipto como potencia. 

    1 Samuel 15

    Saúl desobedece y es desechado

    1 Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.

    2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.

    3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

    4 Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá.

    5 Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.

    6 Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.

    7 Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto.

    8 Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada.

    9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.

    10 Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:

    11 Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.

    12 Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal.

    13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.

    14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos?

    15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

    16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.

    17 Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?

    18 Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.

    19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?

    20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.

    21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.

    22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

    23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

    24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,

    25 y vuelve conmigo para que adore a Jehová.

    26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.

    27 Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó.

    28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.

    29 Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.

    30 Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.

    31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.

    32 Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.

    33 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.

    34 Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.

    35 Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

    La campaña de Saúl contra los amalecitas fue hacia el sur, lo cual concuerda con el hecho de que las hordas de hicsos que fueron expulsadas por el primer faraón de la restauración egipcia, Ahmose I, no dejaron rastro histórico. 

    Saúl terminó con el poderío amalecita, aunque quedaron todavía partidas amalecitas que se dedicaron a merodear. Un caso interesante es el de un esclavo egipcio de un señor amalecita, lo cual concuerda con esta etapa de transición (1 S. 30:13 ss). 

    1 Samuel 30:13

    13 Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo;

    La identidad de los hicsos parece ya definitivamente desvelada con los valiosos estudios de Velikovsky, Courville y otros investigadores de fuentes antiguas. 

    Los hicsos-amalecitas entraron en un Egipto indefenso, sin ejército ni organización militar ni política, devastado por las diez plagas y por la mortandad en el mar Rojo, sin Faraón ni recursos de ninguna clase, y cayó fácilmente en manos de la nación amalecita en su búsqueda de nuevos dominios. 

    Esta conquista tuvo lugar en la época del Éxodo, alrededor del año 1.441 a.C. La liberación de Egipto de los hicsos-amalecitas tuvo lugar durante el reinado de Saúl en Israel, y la ascensión de Ahmose I al trono de Egipto como primer faraón de la primera dinastía autóctona después de los hicsos, la XVIII, alrededor del año 1020 a.C, se debió a la victoriosa campaña de Saúl, que quebrantó el yugo hicso que mantenía sometido a Egipto. 

    Todos los registros coinciden en la extrema rapacidad de los «reyes-pastores», los faraones hicsos. Su capital estuvo mayormente situada en Avaris, cerca de el-Arish actual. 

    (Véanse AMALECITA, EGIPTO, ÉXODO, FARAÓN.) 

    Bibliografía: 

    (Véase la Bibliografía en el artículo EGIPTO.)

    VÉASE: Amalecitas , Egipto , Faraón
  • DICCIONARIO
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  • Hicsos

    vet, o HIKSOS. Según la reconstrucción convencional de la historia de Egipto, los hicsos fueron el grupo dominante de Egipto, constituyendo las dinastías XV y XVI, en una fecha que varía con los autores (1650-1542, Gran Enciclopedia Rialp). 

    El término hicsos proviene de Maneto, y su traducción del egipcio es «soberanos de países extranjeros» («hk,. w,sw.t» = Hekayesut). Por lo general se acepta que Jacob y sus hijos se establecieron en Egipto durante la dominación de los hicsos. 

    Sin embargo, la cronología convencional de Egipto está sujeta a grandes problemas, uno de los cuales lo ha constituido el de la identificación de los hicsos. Autores como Velikovsky y Courville han llegado, tras un cuidadoso análisis de fuentes literarias, históricas y monumentales, a identificar a los hicsos con los amalecitas. 

    Hay varios elementos que permiten llegar a esta identificación: 

    (a) Por una parte hay el registro de Maneto, sacerdote egipcio, que afirma que los hicsos, «una raza innoble de oriente», conquistaron Egipto sin dificultad alguna, sin tan siquiera haber librado una batalla. (Citado en Josefo, Contra Apión 1:14.) Esto puede comprenderse dentro del marco del éxodo israelita. En Refidim, los israelitas fueron atacados por Amalec, quedando victoriosos sólo gracias a la intervención divina por la intercesión de Moisés (Éx. 17:8-16). 

    Éxodo 17:8-16

    Guerra con Amalec

    8 Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim.

    9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.

    10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.

    11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.

    12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.

    13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.

    14 Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo.

    15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi;

    16 y dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó contra el trono de Jehová, Jehová tendrá guerra con Amalec de generación en generación.

    (b) Hay todo un conjunto de tradiciones esparcidas por Arabia acerca del tema de la conquista de Egipto por parte de los amalecitas, como resultado de una migración que emprendieron, empujados por un cataclismo de gran magnitud, hacia Egipto. 

    Así, autores de la temprana Edad Media, como Al-Shamhudi, Masudi, Albufeda, y otros, relatan esta migración de los amalecitas y, también, el «paseo militar» en el que Egipto cayó en manos de los amalecitas como una fruta madura. 

    (c) Hatsepsut, reina de una dinastía posterior a la de los hicsos, dejó una inscripción referente a sus obras de reconstrucción de la tierra expoliada con la rapaz dominación de los hicsos. Ella les da el sugerente nombre de «amu», afirmando que la capital de ellos fue Hauar (Auaris), y que no habían dado culto al dios Ra. Esto identifica a los amu con los hicsos. En base a la cronología revisada, Hatsepsut fue contemporánea de Salomón. 

    (d) En sellos oficiales de las dinastías de los hicsos se han hallado nombres como Apop I, Apop II. Fue Apop I el que, al cabo de unas pocas décadas después de la invasión de los amu, fundó la ciudad de Tebas. 

    En la tradición griega, hubo en Egipto un rey llamado Ogyges que fue el fundador de Tebas. Ahora bien, Apop es una transcripción provisional de los egiptólogos para una inscripción cuyas consonantes admiten la equivalencia «Agog», que entonces concuerda con el registro bíblico acerca del nombre de los reyes amalecitas. 

    Esto explica las menciones a Agag y a Amalec en los exaltados términos con que se hallan en el libro de los Números, mientras el pueblo de Israel se hallaba en el desierto: «Enaltecerá su rey más que Agag» (Nm. 24:7); «Amalec, cabeza de naciones» (Nm. 24:20). 

    Números 24:7

    7 De sus manos destilarán aguas, Y su descendencia será en muchas aguas; Enaltecerá su rey más que Agag, Y su reino será engrandecido.

    Números 24:20

    20 Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo: Amalec, cabeza de naciones; Mas al fin perecerá para siempre.

    Según las tradiciones rabínicas, Amalec se dispuso a conquistar todo el mundo. Se han hallado sellos de los reyes hicsos en Creta, Palestina, Mesopotamia y en otros lugares alejados de Egipto. Así, la fama del rey Ogyges fundador de Tebas, que había llegado a oídos de los griegos, concuerda con el nombre Agag, que se identifica con la línea de faraones Apop. 

    Ello concuerda con la ecuación hicsos = amu = amalecitas. 

    (e) La destrucción de los amalecitas por parte del rey Saúl, y la muerte del último rey Agag a manos de Samuel (1 S. 15) marca en la Biblia el punto de la reaparición de Egipto como potencia. 

    1 Samuel 15

    Saúl desobedece y es desechado

    1 Después Samuel dijo a Saúl: Jehová me envió a que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, está atento a las palabras de Jehová.

    2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.

    3 Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos.

    4 Saúl, pues, convocó al pueblo y les pasó revista en Telaim, doscientos mil de a pie, y diez mil hombres de Judá.

    5 Y viniendo Saúl a la ciudad de Amalec, puso emboscada en el valle.

    6 Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Y se apartaron los ceneos de entre los hijos de Amalec.

    7 Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havila hasta llegar a Shur, que está al oriente de Egipto.

    8 Y tomó vivo a Agag rey de Amalec, pero a todo el pueblo mató a filo de espada.

    9 Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron.

    10 Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo:

    11 Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová toda aquella noche.

    12 Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal.

    13 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová.

    14 Samuel entonces dijo: ¿Pues qué balido de ovejas y bramido de vacas es este que yo oigo con mis oídos?

    15 Y Saúl respondió: De Amalec los han traído; porque el pueblo perdonó lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a Jehová tu Dios, pero lo demás lo destruimos.

    16 Entonces dijo Samuel a Saúl: Déjame declararte lo que Jehová me ha dicho esta noche. Y él le respondió: Di.

    17 Y dijo Samuel: Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido por rey sobre Israel?

    18 Y Jehová te envió en misión y dijo: Ve, destruye a los pecadores de Amalec, y hazles guerra hasta que los acabes.

    19 ¿Por qué, pues, no has oído la voz de Jehová, sino que vuelto al botín has hecho lo malo ante los ojos de Jehová?

    20 Y Saúl respondió a Samuel: Antes bien he obedecido la voz de Jehová, y fui a la misión que Jehová me envió, y he traído a Agag rey de Amalec, y he destruido a los amalecitas.

    21 Mas el pueblo tomó del botín ovejas y vacas, las primicias del anatema, para ofrecer sacrificios a Jehová tu Dios en Gilgal.

    22 Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros.

    23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey.

    24 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado,

    25 y vuelve conmigo para que adore a Jehová.

    26 Y Samuel respondió a Saúl: No volveré contigo; porque desechaste la palabra de Jehová, y Jehová te ha desechado para que no seas rey sobre Israel.

    27 Y volviéndose Samuel para irse, él se asió de la punta de su manto, y éste se rasgó.

    28 Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.

    29 Además, el que es la Gloria de Israel no mentirá, ni se arrepentirá, porque no es hombre para que se arrepienta.

    30 Y él dijo: Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel, y vuelvas conmigo para que adore a Jehová tu Dios.

    31 Y volvió Samuel tras Saúl, y adoró Saúl a Jehová.

    32 Después dijo Samuel: Traedme a Agag rey de Amalec. Y Agag vino a él alegremente. Y dijo Agag: Ciertamente ya pasó la amargura de la muerte.

    33 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal.

    34 Se fue luego Samuel a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl.

    35 Y nunca después vio Samuel a Saúl en toda su vida; y Samuel lloraba a Saúl; y Jehová se arrepentía de haber puesto a Saúl por rey sobre Israel.

    La campaña de Saúl contra los amalecitas fue hacia el sur, lo cual concuerda con el hecho de que las hordas de hicsos que fueron expulsadas por el primer faraón de la restauración egipcia, Ahmose I, no dejaron rastro histórico. 

    Saúl terminó con el poderío amalecita, aunque quedaron todavía partidas amalecitas que se dedicaron a merodear. Un caso interesante es el de un esclavo egipcio de un señor amalecita, lo cual concuerda con esta etapa de transición (1 S. 30:13 ss). 

    1 Samuel 30:13

    13 Y le dijo David: ¿De quién eres tú, y de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un amalecita, y me dejó mi amo hoy hace tres días, porque estaba yo enfermo;

    La identidad de los hicsos parece ya definitivamente desvelada con los valiosos estudios de Velikovsky, Courville y otros investigadores de fuentes antiguas. 

    Los hicsos-amalecitas entraron en un Egipto indefenso, sin ejército ni organización militar ni política, devastado por las diez plagas y por la mortandad en el mar Rojo, sin Faraón ni recursos de ninguna clase, y cayó fácilmente en manos de la nación amalecita en su búsqueda de nuevos dominios. 

    Esta conquista tuvo lugar en la época del Éxodo, alrededor del año 1.441 a.C. La liberación de Egipto de los hicsos-amalecitas tuvo lugar durante el reinado de Saúl en Israel, y la ascensión de Ahmose I al trono de Egipto como primer faraón de la primera dinastía autóctona después de los hicsos, la XVIII, alrededor del año 1020 a.C, se debió a la victoriosa campaña de Saúl, que quebrantó el yugo hicso que mantenía sometido a Egipto. 

    Todos los registros coinciden en la extrema rapacidad de los «reyes-pastores», los faraones hicsos. Su capital estuvo mayormente situada en Avaris, cerca de el-Arish actual. 

    (Véanse AMALECITA, EGIPTO, ÉXODO, FARAÓN.) 

    Bibliografía: 

    (Véase la Bibliografía en el artículo EGIPTO.)

    VÉASE:
    Amalecitas , Egipto , Faraón
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