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  • Pacto

    vet, (heb. «berit», gr. «diatheke»; estos términos son comúnmente traducidos como «pacto», aunque también en algunas ocasiones por: «alianza» o «testamento»). 

    Hay dos clases de ellos contemplados en las Escrituras: 

    (a) el pacto de un hombre con su igual, o de nación con nación, en la que los términos del pacto, o alianza, son mutuamente considerados y consentidos, o bien impuestos. 

    A continuación, es ratificado mediante juramento, o por alguna prenda, ante testigos. 

    Es a este tipo de pacto al que se alude en Gá. 3:15: un pacto entre hombres, si está confirmado, no puede ser posteriormente manipulado mediante adiciones, ni abrogado. 

    Gálatas 3:15

    15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

    Cuando Abraham compró el campo del heteo Efrón en Macpela, pagó el dinero «en presencia de los hijos de Het» como testigos, y así quedó firmemente en su poder (Gn. 23:16). 

    Génesis 23:16

    16 Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.

    En el pacto llevado a cabo entre Jacob y Labán, hicieron ambos un montón de piedras como testimonio del pacto, y «comieron allí sobre aquel majano» (Gn. 31:46). 

    Génesis 31:46

    46 Y dijo Jacob a sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano.

    Cuando los gabaonitas engañaron a Josué y a los príncipes de Israel, «los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová, y... lo juraron» (Jos. 9:14, 15). 

    Josué 9:14, 15

    14 Y los hombres de Israel tomaron de la provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová.

    15 Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los príncipes de la congregación.

    Comer juntos era y sigue siendo considerado en Oriente como un pacto por el que los comensales se obligan mutuamente. 

    El «pacto de sal» mencionado en 2 Cr. 13:5 sigue estando en uso en Oriente; comer sal juntamente es el sello de un pacto. 

    2 Crónicas 13:5

    5 ¿No sabéis vosotros, que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos bajo pacto de sal?

    (b) Los pactos hechos por Dios son de un orden diferente. Los pactos que Él propone son propuestos soberanamente a los hombres. Dios hizo un pacto con Noé por el que no volvería a destruir el mundo con un diluvio; como prenda de este pacto, Él puso su arco en las nubes (Gn. 9:8-17). 

    Génesis 9:8-17

    8 Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo:

    9 He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros;

    10 y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra.

    11 Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.

    12 Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:

    13 Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.

    14 Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes.

    15 Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne.

    16 Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra.

    17 Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra.

    Este pacto tenía la forma de promesa incondicional. Este mismo carácter tenía también el pacto de Dios con Abraham, primero con respecto a su posteridad natural (Gn. 15:4-6), y después con respecto a su simiente, Cristo (Gn. 22:15-18). 

    Génesis 15:4-6

    4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.

    5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

    6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

    Génesis 22:15-18

    15 Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,

    16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;

    17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.

    18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.

    También le dio el «pacto de la circuncisión» (Gn. 17:10-14; Hch. 7:8), señal de la justicia de la fe (cfr. Ro. 4:11). 

    Génesis 17:10-14 

    10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros.

    11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.

    12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.

    13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo.

    14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.

    Hechos 7:8

    8 Y le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

    Romanos 4:11

    11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia;

    Por otra parte, el pacto con los hijos de Israel en el Sinaí, era condicional. Dios afirmó a Israel que Él sería el Dios de ellos bajo la condición de que ellos observaran Sus leyes (Dt. 14:13, 23). 

    Deuteronomio 14:13, 23

    13 el gallinazo, el milano según su especie,

    23 Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.

    Este pacto, del que el sábado iba a ser la señal (Éx. 31:16), fue celebrado en Oreb (Dt. 5:2; 29:1) y renovado después con la generación siguiente en los campos de Moab (Dt. 29:1). 

    Éxodo 31:16

    16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo.

    Deuteronomio 5:2 

    2 Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb.

    Deuteronomio 29:1

    Pacto de Jehová con Israel en Moab

    1 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

    En caso de que fueran desobedientes, recibirían maldición (Dt. 27; 28). 

    Deuteronomio 27

    Orden de escribir la ley en piedras sobre el Monte Ebal

    1 Ordenó Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy.

    2 Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal;

    3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho.

    4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal;

    5 y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro.

    6 De piedras enteras edificarás el altar de Jehová tu Dios, y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová tu Dios;

    7 y sacrificarás ofrendas de paz, y comerás allí, y te alegrarás delante de Jehová tu Dios.

    8 Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.

    9 Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel; hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios.

    10 Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy.

    Las maldiciones en el monte Ebal

    11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo:

    12 Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.

    13 Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.

    14 Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz:

    15 Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.

    16 Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    17 Maldito el que redujere el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    18 Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    19 Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda.Y dirá todo el pueblo: Amén.

    20 Maldito el que se acostare con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    21 Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    22 Maldito el que se acostare con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    23 Maldito el que se acostare con su suegra. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    24 Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    25 Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    Deuteronomio 28

    Bendiciones de la obediencia

    1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

    2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

    3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.

    4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.

    5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.

    6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.

    7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.

    8 Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.

    9 Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.

    10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.

    11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.

    12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.

    13 Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,

    14 y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.

    Consecuencias de la desobediencia

    15 Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.

    16 Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo.

    17 Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar.

    18 Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.

    19 Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir.

    20 Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado.

    21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

    22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.

    23 Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.

    24 Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.

    25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.

    26 Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante.

    27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.

    28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;

    29 y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.

    30 Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás.

    31 Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.

    32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.

    33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días.

    34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos.

    35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.

    36 Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra.

    37 Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.

    38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá.

    39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá.

    40 Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.

    41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio.

    42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta.

    43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.

    44 El te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola.

    45 Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó;

    46 y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre.

    47 Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas,

    48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.

    49 Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas;

    50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño;

    51 y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.

    52 Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado.

    53 Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.

    54 El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren;

    55 para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.

    56 La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija,

    57 al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.

    58 Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS,

    59 entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;

    60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.

    61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.

    62 Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová tu Dios.

    63 Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella.

    64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.

    65 Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;

    66 y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida.

    67 Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.

    68 Y Jehová te hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.

    Hay también otro pacto que Dios hizo con los levitas (Mal. 2:4, 8), y especialmente con Finees, para darle a él y a sus descendientes un sacerdocio perpetuo (Nm. 25:12, 13). 

    Malaquías 2:4, 8

    4 Y sabréis que yo os envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho Jehová de los ejércitos.

    8 Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos.

    Números 25:12, 13

    12 Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él;

    13 y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.

    En el pacto de Jehová con David se promete un trono eterno a su posteridad (Sal. 89:20-30, 34-38; cfr. 2 S. 7:1- 29 y 1 Cr. 17:1-27; 2 Cr. 7:18; Jer. 33:21). 

    Salmos 89:20-30, 34-38 

    20 Hallé a David mi siervo; Lo ungí con mi santa unción.

    21 Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá.

    22 No lo sorprenderá el enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará;

    23 Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos, Y heriré a los que le aborrecen.

    24 Mi verdad y mi misericordia estarán con él, Y en mi nombre será exaltado su poder.

    25 Asimismo pondré su mano sobre el mar, Y sobre los ríos su diestra.

    26 El me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación.

    27 Yo también le pondré por primogénito, El más excelso de los reyes de la tierra.

    28 Para siempre le conservaré mi misericordia, Y mi pacto será firme con él.

    29 Pondré su descendencia para siempre, Y su trono como los días de los cielos.

    30 Si dejaren sus hijos mi ley, Y no anduvieren en mis juicios,

    34 No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.

    35 Una vez he jurado por mi santidad, Y no mentiré a David.

    36 Su descendencia será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí.

    37 Como la luna será firme para siempre, Y como un testigo fiel en el cielo. Selah

    38 Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido, Y te has airado con él.

    2 Samuel 7:1-29

    Pacto de Dios con David

    1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,

    2 dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.

    3 Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.

    4 Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:

    5 Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?

    6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo.

    7 Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro?

    8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;

    9 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.

    10 Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio,

    11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa.

    12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.

    13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.

    14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;

    15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.

    16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.

    17 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

    18 Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?

    19 Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?

    20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.

    21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.

    22 Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

    23 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses.

    24 Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios.

    25 Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho.

    26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.

    27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica.

    28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo.

    29 Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.

    1 Crónicas 17:1-27 

    Pacto de Dios con David

    1 Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas.

    2 Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.

    3 En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo:

    4 Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite.

    5 Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.

    6 Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles: ¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?

    7 Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel;

    8 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra.

    9 Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes,

    10 y desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa.

    11 Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino.

    12 El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente.

    13 Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti;

    14 sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre.

    15 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

    16 Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar?

    17 Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios.

    18 ¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo.

    19 Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas.

    20 Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.

    21 ¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?

    22 Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.

    23 Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.

    24 Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.

    25 Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti.

    26 Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien;

    27 y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.

    2 Crónicas 7:18 

    18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel.

    Jeremías 33:21

    21 podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros.

    Los profetas anuncian un nuevo pacto de regeneración, que contrasta con el del Sinaí. Este nuevo pacto tiene carácter nacional para Israel (Jer. 31:31-34; He. 8:8-11), aunque también está destinado a todas las naciones (Mt. 28:19, 20; Hch. 10:44-47). 

    Jeremías 31:31-34 

    31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.

    32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

    33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

    34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

    Hebreos 8:8-11

    8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;

    9 No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

    10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;

    11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

    Mateo 28:19, 20 

    19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

    20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

    Hechos 10:44-47

    44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.

    45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.

    46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.

    47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?

    Su dispensador es el Espíritu Santo (Jn. 7:39; Hch. 2:32, 33; 2 Co. 3:6-9) y se entra en él por medio de la fe (Gá. 4:21-31). 

    Juan 7:39 

    39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

    Hechos 2:32, 33 

    32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

    33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

    2 Corintios 3:6-9

    6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

    7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

    8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

    9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

    Gálatas 4:21-31

    Alegoría de Sara y Agar

    21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?

    22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.

    23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.

    24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.

    25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.

    26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.

    27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de las desolada, que de la que tiene marido.

    28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

    29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.

    30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.

    31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

    Cristo es el Mediador de este nuevo pacto (He. 8:6-13; 9:1; 10:15- 17; 12:24). 

    Hebreos 8:6-13 

    6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

    7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

    8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;

    9 No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

    10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;

    11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

    12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

    13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

    Hebreos 9:1 

    1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.

    Hebreos 10:15-17 

    15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:

    16 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,

    17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

    Hebreos 12:24

    24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

    Es posible que fuera preferible llamar al Antiguo y Nuevo Testamento el Antiguo y Nuevo Pacto, respectivamente. Las dos tablas de piedra en las que se grabaron los Diez Mandamientos, leyes fundamentales del pacto entre Dios e Israel, fueron llamadas «tablas del pacto» (Dt. 9:11), y el arca que contenía estas tablas recibió el nombre de «arca del pacto» (Nm. 10:33). 

    Deuteronomio 9:11

    11 Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto.

    Números 10:33

    33 Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.

    El libro del pacto, posiblemente introducido por los Diez Mandamientos, se componía de las ordenanzas de Éx. 20:22-23:33

    Éxodo 20:22-26

    22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.

    23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.

    24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

    25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás.

    26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

    Éxodo 21

    Leyes sobre los esclavos

    1 Estas son las leyes que les propondrás.

    2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.

    3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

    4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

    5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre;

    6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

    7 Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.

    8 Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.

    9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

    10 Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

    11 Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.

    Leyes sobre actos de violencia

    12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

    13 Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

    14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

    15 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.

    16 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.

    17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.

    18 Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama;

    19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

    20 Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;

    21 mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

    22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces.

    23 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

    24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

    25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

    Leyes sobre responsabilidades de amos y dueños

    26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.

    27 Y si hiciere saltar un diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.

    28 Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto.

    29 Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño.

    30 Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto.

    31 Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él.

    32 Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.

    33 Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,

    34 el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.

    35 Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto.

    36 Mas si era notorio que el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.

    Éxodo 22

    Leyes sobre la restitución

    1 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.

    2 Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.

    3 Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.

    4 Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.

    5 Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

    6 Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.

    7 Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble.

    8 Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.

    9 En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.

    10 Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie;

    11 juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.

    12 Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño.

    13 Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

    14 Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla.

    15 Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.

    Leyes humanitarias

    16 Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer.

    17 Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.

    18 A la hechicera no dejarás que viva.

    19 Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.

    20 El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.

    21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

    22 A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.

    23 Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;

    24 y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

    25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

    26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás.

    27 Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

    28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

    29 No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

    30 Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

    31 Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

    Éxodo 23:1-33

    1 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

    2 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;

    3 ni al pobre distinguirás en su causa.

    4 Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.

    5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.

    6 No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.

    7 De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.

    8 No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.

    9 Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

    10 Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha;

    11 mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.

    12 Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.

    13 Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.

    Las tres fiestas anuales

    14 Tres veces en el año me celebraréis fiesta.

    15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.

    16 También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo.

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    18 No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana.

    19 Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.

    El Ángel de Jehová enviado para guiar a Israel

    20 He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

    21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

    22 Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

    23 Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.

    24 No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.

    25 Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.

    26 No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.

    27 Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.

    28 Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti.

    29 No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras del campo.

    30 Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra.

    31 Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti.

    32 No harás alianza con ellos, ni con sus dioses.

    33 En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo.

    Moisés las consignó en un libro; los israelitas las aceptaron formalmente, y el pacto entre Jehová y Su pueblo quedó ratificado (Éx. 24:3-8). (Véase TEOCRACIA.) 

    Éxodo 24:3-8

    3 Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.

    4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.

    5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.

    6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.

    7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.

    8 Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.

    La expresión «libro del pacto» vino a expresar más tarde el «libro de la ley» (2 R. 22:8, 11; 23:2), el cual comprendía Deuteronomio (Dt. 31:9, 26; 2 R. 14:6; cfr. Dt. 24:16). 

    2 Reyes 22:8, 11 

    8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.

    11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.

    2 Reyes 23:2

    2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.

    Deuteronomio 31:9, 26 

    9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.

    26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

    2 Reyes 14:6

    6 Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.

    Deuteronomio 24:16

    16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.

    Con respecto al pacto con Abraham, el apóstol Pablo argumenta, en la Epístola a los Gálatas, que la promesa hecha por Dios, «el pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa» (Gá. 3:16, 17). 

    Gálatas 3:16, 17

    16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

    17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

    Así, Israel no será restaurado en base al pacto mosaico, violado por ellos, pero sí lo será en base a la promesa de Dios a Abraham (cfr. Ro. 11:29 y su contexto). 

    Romanos 11:29

    29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.

    En cuanto a los creyentes procedentes de la gentilidad, siendo que la promesa había sido dada a través de Cristo, el apóstol puede añadir: «Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa» (Gá. 3:29). 

    Gálatas 3:29

    29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

    La relación entre la Iglesia y el Nuevo Pacto requiere una atención más especial. 

    El Nuevo Pacto es un pacto incondicional que Dios prometió hacer con las casas de Judá y de Israel: Él pondrá sus leyes en sus mentes y las escribirá en sus corazones; Él será el Dios de ellos, y perdonará la maldad de ellos, y no se acordará más de sus pecados (Jer. 31:31-34 ss.). 

    Jeremías 31:31-34

    31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.

    32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

    33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

    34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

    El fundamento para esto fue establecido en la Cruz. En la institución de la Cena del Señor, Él habló de Su sangre como «la sangre del nuevo pacto» (Mt. 26:28; 1 Co. 11:25). 

    Mateo 26:28 

    28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

    1 Corintios 11:25

    25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.

    Él es «el Mediador del nuevo pacto» (He 9:15; 12:24). 

    Hebreos 9:15 

    15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

    Hebreos 12:24

    24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

    Así, es evidente que la concertación del nuevo pacto con Judá e Israel es aún futura. 

    El principio del nuevo pacto, esto es, el de la gracia soberana, ya está actualmente en vigor, y Dios actúa en conformidad con esta gracia soberana al establecer las condiciones en base a las cuales Él mora en medio de Su pueblo, siendo el Señor Jesús el Mediador, por medio de quien se obtiene toda bendición.

    Ver, entre otros, los pasajes de Ro. 1:1-10 y de 2 Co. 3, donde Pablo se refiere a sí mismo y a aquellos con él como «ministros competentes de un nuevo pacto», no de la letra que mata, sino del espíritu, que vivifica (2 Co. 3:6).

    Romanos 1:1-10

    Salutación

    1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,

    2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,

    3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,

    4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

    5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;

    6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo;

    7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

    Deseo de Pablo de visitar Roma

    8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.

    9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,

    10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.

    2 Corintios 3

    Ministros del nuevo pacto

    1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?

    2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;

    3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

    4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;

    5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,

    6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

    7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

    8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

    9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

    10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.

    11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

    12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;

    13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

    14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

    15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.

    16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

    17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

    18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

    2 Corintios 3:6

    6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

    VÉASE: Teocracía
  • DICCIONARIO
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  • Pacto

    vet, (heb. «berit», gr. «diatheke»; estos términos son comúnmente traducidos como «pacto», aunque también en algunas ocasiones por: «alianza» o «testamento»). 

    Hay dos clases de ellos contemplados en las Escrituras: 

    (a) el pacto de un hombre con su igual, o de nación con nación, en la que los términos del pacto, o alianza, son mutuamente considerados y consentidos, o bien impuestos. 

    A continuación, es ratificado mediante juramento, o por alguna prenda, ante testigos. 

    Es a este tipo de pacto al que se alude en Gá. 3:15: un pacto entre hombres, si está confirmado, no puede ser posteriormente manipulado mediante adiciones, ni abrogado. 

    Gálatas 3:15

    15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade.

    Cuando Abraham compró el campo del heteo Efrón en Macpela, pagó el dinero «en presencia de los hijos de Het» como testigos, y así quedó firmemente en su poder (Gn. 23:16). 

    Génesis 23:16

    16 Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes.

    En el pacto llevado a cabo entre Jacob y Labán, hicieron ambos un montón de piedras como testimonio del pacto, y «comieron allí sobre aquel majano» (Gn. 31:46). 

    Génesis 31:46

    46 Y dijo Jacob a sus hermanos: Recoged piedras. Y tomaron piedras e hicieron un majano, y comieron allí sobre aquel majano.

    Cuando los gabaonitas engañaron a Josué y a los príncipes de Israel, «los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová, y... lo juraron» (Jos. 9:14, 15). 

    Josué 9:14, 15

    14 Y los hombres de Israel tomaron de la provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová.

    15 Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los príncipes de la congregación.

    Comer juntos era y sigue siendo considerado en Oriente como un pacto por el que los comensales se obligan mutuamente. 

    El «pacto de sal» mencionado en 2 Cr. 13:5 sigue estando en uso en Oriente; comer sal juntamente es el sello de un pacto. 

    2 Crónicas 13:5

    5 ¿No sabéis vosotros, que Jehová Dios de Israel dio el reino a David sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos bajo pacto de sal?

    (b) Los pactos hechos por Dios son de un orden diferente. Los pactos que Él propone son propuestos soberanamente a los hombres. Dios hizo un pacto con Noé por el que no volvería a destruir el mundo con un diluvio; como prenda de este pacto, Él puso su arco en las nubes (Gn. 9:8-17). 

    Génesis 9:8-17

    8 Y habló Dios a Noé y a sus hijos con él, diciendo:

    9 He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, y con vuestros descendientes después de vosotros;

    10 y con todo ser viviente que está con vosotros; aves, animales y toda bestia de la tierra que está con vosotros, desde todos los que salieron del arca hasta todo animal de la tierra.

    11 Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra.

    12 Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:

    13 Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra.

    14 Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes.

    15 Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne.

    16 Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra.

    17 Dijo, pues, Dios a Noé: Esta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne que está sobre la tierra.

    Este pacto tenía la forma de promesa incondicional. Este mismo carácter tenía también el pacto de Dios con Abraham, primero con respecto a su posteridad natural (Gn. 15:4-6), y después con respecto a su simiente, Cristo (Gn. 22:15-18). 

    Génesis 15:4-6

    4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará.

    5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia.

    6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

    Génesis 22:15-18

    15 Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,

    16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;

    17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.

    18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.

    También le dio el «pacto de la circuncisión» (Gn. 17:10-14; Hch. 7:8), señal de la justicia de la fe (cfr. Ro. 4:11). 

    Génesis 17:10-14 

    10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros.

    11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.

    12 Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje.

    13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo.

    14 Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.

    Hechos 7:8

    8 Y le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

    Romanos 4:11

    11 Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia;

    Por otra parte, el pacto con los hijos de Israel en el Sinaí, era condicional. Dios afirmó a Israel que Él sería el Dios de ellos bajo la condición de que ellos observaran Sus leyes (Dt. 14:13, 23). 

    Deuteronomio 14:13, 23

    13 el gallinazo, el milano según su especie,

    23 Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días.

    Este pacto, del que el sábado iba a ser la señal (Éx. 31:16), fue celebrado en Oreb (Dt. 5:2; 29:1) y renovado después con la generación siguiente en los campos de Moab (Dt. 29:1). 

    Éxodo 31:16

    16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo.

    Deuteronomio 5:2 

    2 Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb.

    Deuteronomio 29:1

    Pacto de Jehová con Israel en Moab

    1 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra de Moab, además del pacto que concertó con ellos en Horeb.

    En caso de que fueran desobedientes, recibirían maldición (Dt. 27; 28). 

    Deuteronomio 27

    Orden de escribir la ley en piedras sobre el Monte Ebal

    1 Ordenó Moisés, con los ancianos de Israel, al pueblo, diciendo: Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy.

    2 Y el día que pases el Jordán a la tierra que Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes, y las revocarás con cal;

    3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley, cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho.

    4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás con cal;

    5 y edificarás allí un altar a Jehová tu Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento de hierro.

    6 De piedras enteras edificarás el altar de Jehová tu Dios, y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová tu Dios;

    7 y sacrificarás ofrendas de paz, y comerás allí, y te alegrarás delante de Jehová tu Dios.

    8 Y escribirás muy claramente en las piedras todas las palabras de esta ley.

    9 Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel; hoy has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios.

    10 Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy.

    Las maldiciones en el monte Ebal

    11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día, diciendo:

    12 Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán sobre el monte Gerizim para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín.

    13 Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.

    14 Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón de Israel en alta voz:

    15 Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.

    16 Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    17 Maldito el que redujere el límite de su prójimo. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    18 Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    19 Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda.Y dirá todo el pueblo: Amén.

    20 Maldito el que se acostare con la mujer de su padre, por cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    21 Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    22 Maldito el que se acostare con su hermana, hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    23 Maldito el que se acostare con su suegra. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    24 Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    25 Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén.

    Deuteronomio 28

    Bendiciones de la obediencia

    1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

    2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.

    3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo.

    4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.

    5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.

    6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.

    7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.

    8 Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da.

    9 Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.

    10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.

    11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.

    12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.

    13 Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,

    14 y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.

    Consecuencias de la desobediencia

    15 Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán.

    16 Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo.

    17 Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar.

    18 Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.

    19 Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir.

    20 Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado.

    21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella.

    22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas.

    23 Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.

    24 Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.

    25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.

    26 Y tus cadáveres servirán de comida a toda ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las espante.

    27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto, con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas ser curado.

    28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación de espíritu;

    29 y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos; y no serás sino oprimido y robado todos los días, y no habrá quien te salve.

    30 Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella; plantarás viña, y no la disfrutarás.

    31 Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú no comerás de él; tu asno será arrebatado de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.

    32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo, y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo el día; y no habrá fuerza en tu mano.

    33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado todos los días.

    34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con tus ojos.

    35 Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado.

    36 Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos, al palo y a la piedra.

    37 Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.

    38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás poco, porque la langosta lo consumirá.

    39 Plantarás viñas y labrarás, pero no beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano se las comerá.

    40 Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás con el aceite, porque tu aceituna se caerá.

    41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para ti, porque irán en cautiverio.

    42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos por la langosta.

    43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.

    44 El te prestará a ti, y tú no le prestarás a él; él será por cabeza, y tú serás por cola.

    45 Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas; por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él te mandó;

    46 y serán en ti por señal y por maravilla, y en tu descendencia para siempre.

    47 Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas,

    48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre tu cuello, hasta destruirte.

    49 Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas;

    50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará al niño;

    51 y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños de tus ovejas, hasta destruirte.

    52 Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan tus muros altos y fortificados en que tú confías, en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y toda la tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado.

    53 Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.

    54 El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su seno, y al resto de sus hijos que le quedaren;

    55 para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos, que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus ciudades.

    56 La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno, a su hijo, a su hija,

    57 al recién nacido que sale de entre sus pies, y a sus hijos que diere a luz; pues los comerá ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.

    58 Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS,

    59 entonces Jehová aumentará maravillosamente tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes, y enfermedades malignas y duraderas;

    60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante de los cuales temiste, y no te dejarán.

    61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará sobre ti, hasta que seas destruido.

    62 Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis a la voz de Jehová tu Dios.

    63 Así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozará Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de sobre la tierra a la cual entráis para tomar posesión de ella.

    64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.

    65 Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos, y tristeza de alma;

    66 y tendrás tu vida como algo que pende delante de ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás seguridad de tu vida.

    67 Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus ojos.

    68 Y Jehová te hará volver a Egipto en naves, por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volverás; y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.

    Hay también otro pacto que Dios hizo con los levitas (Mal. 2:4, 8), y especialmente con Finees, para darle a él y a sus descendientes un sacerdocio perpetuo (Nm. 25:12, 13). 

    Malaquías 2:4, 8

    4 Y sabréis que yo os envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho Jehová de los ejércitos.

    8 Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos.

    Números 25:12, 13

    12 Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él;

    13 y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel.

    En el pacto de Jehová con David se promete un trono eterno a su posteridad (Sal. 89:20-30, 34-38; cfr. 2 S. 7:1- 29 y 1 Cr. 17:1-27; 2 Cr. 7:18; Jer. 33:21). 

    Salmos 89:20-30, 34-38 

    20 Hallé a David mi siervo; Lo ungí con mi santa unción.

    21 Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá.

    22 No lo sorprenderá el enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará;

    23 Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos, Y heriré a los que le aborrecen.

    24 Mi verdad y mi misericordia estarán con él, Y en mi nombre será exaltado su poder.

    25 Asimismo pondré su mano sobre el mar, Y sobre los ríos su diestra.

    26 El me clamará: Mi padre eres tú, Mi Dios, y la roca de mi salvación.

    27 Yo también le pondré por primogénito, El más excelso de los reyes de la tierra.

    28 Para siempre le conservaré mi misericordia, Y mi pacto será firme con él.

    29 Pondré su descendencia para siempre, Y su trono como los días de los cielos.

    30 Si dejaren sus hijos mi ley, Y no anduvieren en mis juicios,

    34 No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios.

    35 Una vez he jurado por mi santidad, Y no mentiré a David.

    36 Su descendencia será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí.

    37 Como la luna será firme para siempre, Y como un testigo fiel en el cielo. Selah

    38 Mas tú desechaste y menospreciaste a tu ungido, Y te has airado con él.

    2 Samuel 7:1-29

    Pacto de Dios con David

    1 Aconteció que cuando ya el rey habitaba en su casa, después que Jehová le había dado reposo de todos sus enemigos en derredor,

    2 dijo el rey al profeta Natán: Mira ahora, yo habito en casa de cedro, y el arca de Dios está entre cortinas.

    3 Y Natán dijo al rey: Anda, y haz todo lo que está en tu corazón, porque Jehová está contigo.

    4 Aconteció aquella noche, que vino palabra de Jehová a Natán, diciendo:

    5 Ve y di a mi siervo David: Así ha dicho Jehová: ¿Tú me has de edificar casa en que yo more?

    6 Ciertamente no he habitado en casas desde el día en que saqué a los hijos de Israel de Egipto hasta hoy, sino que he andado en tienda y en tabernáculo.

    7 Y en todo cuanto he andado con todos los hijos de Israel, ¿he hablado yo palabra a alguna de las tribus de Israel, a quien haya mandado apacentar a mi pueblo de Israel, diciendo: ¿Por qué no me habéis edificado casa de cedro?

    8 Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel;

    9 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y delante de ti he destruido a todos tus enemigos, y te he dado nombre grande, como el nombre de los grandes que hay en la tierra.

    10 Además, yo fijaré lugar a mi pueblo Israel y lo plantaré, para que habite en su lugar y nunca más sea removido, ni los inicuos le aflijan más, como al principio,

    11 desde el día en que puse jueces sobre mi pueblo Israel; y a ti te daré descanso de todos tus enemigos. Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa.

    12 Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino.

    13 El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.

    14 Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres;

    15 pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti.

    16 Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.

    17 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

    18 Y entró el rey David y se puso delante de Jehová, y dijo: Señor Jehová, ¿quién soy yo, y qué es mi casa, para que tú me hayas traído hasta aquí?

    19 Y aun te ha parecido poco esto, Señor Jehová, pues también has hablado de la casa de tu siervo en lo por venir. ¿Es así como procede el hombre, Señor Jehová?

    20 ¿Y qué más puede añadir David hablando contigo? Pues tú conoces a tu siervo, Señor Jehová.

    21 Todas estas grandezas has hecho por tu palabra y conforme a tu corazón, haciéndolas saber a tu siervo.

    22 Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.

    23 ¿Y quién como tu pueblo, como Israel, nación singular en la tierra? Porque fue Dios para rescatarlo por pueblo suyo, y para ponerle nombre, y para hacer grandezas a su favor, y obras terribles a tu tierra, por amor de tu pueblo que rescataste para ti de Egipto, de las naciones y de sus dioses.

    24 Porque tú estableciste a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, oh Jehová, fuiste a ellos por Dios.

    25 Ahora pues, Jehová Dios, confirma para siempre la palabra que has hablado sobre tu siervo y sobre su casa, y haz conforme a lo que has dicho.

    26 Que sea engrandecido tu nombre para siempre, y se diga: Jehová de los ejércitos es Dios sobre Israel; y que la casa de tu siervo David sea firme delante de ti.

    27 Porque tú, Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, revelaste al oído de tu siervo, diciendo: Yo te edificaré casa. Por esto tu siervo ha hallado en su corazón valor para hacer delante de ti esta súplica.

    28 Ahora pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad, y tú has prometido este bien a tu siervo.

    29 Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti, porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre.

    1 Crónicas 17:1-27 

    Pacto de Dios con David

    1 Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas.

    2 Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo.

    3 En aquella misma noche vino palabra de Dios a Natán, diciendo:

    4 Ve y di a David mi siervo: Así ha dicho Jehová: Tú no me edificarás casa en que habite.

    5 Porque no he habitado en casa alguna desde el día que saqué a los hijos de Israel hasta hoy; antes estuve de tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.

    6 Por dondequiera que anduve con todo Israel, ¿hablé una palabra a alguno de los jueces de Israel, a los cuales mandé que apacentasen a mi pueblo, para decirles: ¿Por qué no me edificáis una casa de cedro?

    7 Por tanto, ahora dirás a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo Israel;

    8 y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra.

    9 Asimismo he dispuesto lugar para mi pueblo Israel, y lo he plantado para que habite en él y no sea más removido; ni los hijos de iniquidad lo consumirán más, como antes,

    10 y desde el tiempo que puse los jueces sobre mi pueblo Israel; mas humillaré a todos tus enemigos. Te hago saber, además, que Jehová te edificará casa.

    11 Y cuando tus días sean cumplidos para irte con tus padres, levantaré descendencia después de ti, a uno de entre tus hijos, y afirmaré su reino.

    12 El me edificará casa, y yo confirmaré su trono eternamente.

    13 Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti;

    14 sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre.

    15 Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, así habló Natán a David.

    16 Y entró el rey David y estuvo delante de Jehová, y dijo: Jehová Dios, ¿quién soy yo, y cuál es mi casa, para que me hayas traído hasta este lugar?

    17 Y aun esto, oh Dios, te ha parecido poco, pues que has hablado de la casa de tu siervo para tiempo más lejano, y me has mirado como a un hombre excelente, oh Jehová Dios.

    18 ¿Qué más puede añadir David pidiendo de ti para glorificar a tu siervo? Mas tú conoces a tu siervo.

    19 Oh Jehová, por amor de tu siervo y según tu corazón, has hecho toda esta grandeza, para hacer notorias todas tus grandezas.

    20 Jehová, no hay semejante a ti, ni hay Dios sino tú, según todas las cosas que hemos oído con nuestros oídos.

    21 ¿Y qué pueblo hay en la tierra como tu pueblo Israel, cuyo Dios fuese y se redimiese un pueblo, para hacerte nombre con grandezas y maravillas, echando a las naciones de delante de tu pueblo, que tú rescataste de Egipto?

    22 Tú has constituido a tu pueblo Israel por pueblo tuyo para siempre; y tú, Jehová, has venido a ser su Dios.

    23 Ahora pues, Jehová, la palabra que has hablado acerca de tu siervo y de su casa, sea firme para siempre, y haz como has dicho.

    24 Permanezca, pues, y sea engrandecido tu nombre para siempre, a fin de que se diga: Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, es Dios para Israel. Y sea la casa de tu siervo David firme delante de ti.

    25 Porque tú, Dios mío, revelaste al oído a tu siervo que le has de edificar casa; por eso ha hallado tu siervo motivo para orar delante de ti.

    26 Ahora pues, Jehová, tú eres el Dios que has hablado de tu siervo este bien;

    27 y ahora has querido bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca perpetuamente delante de ti; porque tú, Jehová, la has bendecido, y será bendita para siempre.

    2 Crónicas 7:18 

    18 yo confirmaré el trono de tu reino, como pacté con David tu padre, diciendo: No te faltará varón que gobierne en Israel.

    Jeremías 33:21

    21 podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros.

    Los profetas anuncian un nuevo pacto de regeneración, que contrasta con el del Sinaí. Este nuevo pacto tiene carácter nacional para Israel (Jer. 31:31-34; He. 8:8-11), aunque también está destinado a todas las naciones (Mt. 28:19, 20; Hch. 10:44-47). 

    Jeremías 31:31-34 

    31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.

    32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

    33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

    34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

    Hebreos 8:8-11

    8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;

    9 No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

    10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;

    11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

    Mateo 28:19, 20 

    19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;

    20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

    Hechos 10:44-47

    44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso.

    45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.

    46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.

    47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?

    Su dispensador es el Espíritu Santo (Jn. 7:39; Hch. 2:32, 33; 2 Co. 3:6-9) y se entra en él por medio de la fe (Gá. 4:21-31). 

    Juan 7:39 

    39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

    Hechos 2:32, 33 

    32 A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.

    33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.

    2 Corintios 3:6-9

    6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

    7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

    8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

    9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

    Gálatas 4:21-31

    Alegoría de Sara y Agar

    21 Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la ley?

    22 Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, el otro de la libre.

    23 Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa.

    24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar.

    25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.

    26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.

    27 Porque está escrito: Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos de las desolada, que de la que tiene marido.

    28 Así que, hermanos, nosotros, como Isaac, somos hijos de la promesa.

    29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.

    30 Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre.

    31 De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

    Cristo es el Mediador de este nuevo pacto (He. 8:6-13; 9:1; 10:15- 17; 12:24). 

    Hebreos 8:6-13 

    6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

    7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

    8 Porque reprendiéndolos dice: He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto;

    9 No como el pacto que hice con sus padres El día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, Y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

    10 Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, Y sobre su corazón las escribiré; Y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo;

    11 Y ninguno enseñará a su prójimo, Ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, Desde el menor hasta el mayor de ellos.

    12 Porque seré propicio a sus injusticias, Y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades.

    13 Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.

    Hebreos 9:1 

    1 Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.

    Hebreos 10:15-17 

    15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:

    16 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré,

    17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.

    Hebreos 12:24

    24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

    Es posible que fuera preferible llamar al Antiguo y Nuevo Testamento el Antiguo y Nuevo Pacto, respectivamente. Las dos tablas de piedra en las que se grabaron los Diez Mandamientos, leyes fundamentales del pacto entre Dios e Israel, fueron llamadas «tablas del pacto» (Dt. 9:11), y el arca que contenía estas tablas recibió el nombre de «arca del pacto» (Nm. 10:33). 

    Deuteronomio 9:11

    11 Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto.

    Números 10:33

    33 Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso.

    El libro del pacto, posiblemente introducido por los Diez Mandamientos, se componía de las ordenanzas de Éx. 20:22-23:33

    Éxodo 20:22-26

    22 Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.

    23 No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.

    24 Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.

    25 Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás.

    26 No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.

    Éxodo 21

    Leyes sobre los esclavos

    1 Estas son las leyes que les propondrás.

    2 Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre, de balde.

    3 Si entró solo, solo saldrá; si tenía mujer, saldrá él y su mujer con él.

    4 Si su amo le hubiere dado mujer, y ella le diere hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.

    5 Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos, no saldré libre;

    6 entonces su amo lo llevará ante los jueces, y le hará estar junto a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.

    7 Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.

    8 Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, se le permitirá que se rescate, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.

    9 Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.

    10 Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.

    11 Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia, sin dinero.

    Leyes sobre actos de violencia

    12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

    13 Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

    14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

    15 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.

    16 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.

    17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.

    18 Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama;

    19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

    20 Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;

    21 mas si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

    22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces.

    23 Mas si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

    24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

    25 quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

    Leyes sobre responsabilidades de amos y dueños

    26 Si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.

    27 Y si hiciere saltar un diente de su siervo, o un diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.

    28 Si un buey acorneare a hombre o a mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no será comida su carne; mas el dueño del buey será absuelto.

    29 Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño.

    30 Si le fuere impuesto precio de rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto.

    31 Haya acorneado a hijo, o haya acorneado a hija, conforme a este juicio se hará con él.

    32 Si el buey acorneare a un siervo o a una sierva, pagará su dueño treinta siclos de plata, y el buey será apedreado.

    33 Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,

    34 el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.

    35 Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo de modo que muriere, entonces venderán el buey vivo y partirán el dinero de él, y también partirán el buey muerto.

    36 Mas si era notorio que el buey era acorneador desde tiempo atrás, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el buey muerto será suyo.

    Éxodo 22

    Leyes sobre la restitución

    1 Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja cuatro ovejas.

    2 Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte.

    3 Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.

    4 Si fuere hallado con el hurto en la mano, vivo, sea buey o asno u oveja, pagará el doble.

    5 Si alguno hiciere pastar en campo o viña, y metiere su bestia en campo de otro, de lo mejor de su campo y de lo mejor de su viña pagará.

    6 Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.

    7 Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón fuere hallado, pagará el doble.

    8 Si el ladrón no fuere hallado, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para que se vea si ha metido su mano en los bienes de su prójimo.

    9 En toda clase de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando alguno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.

    10 Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y éste muriere o fuere estropeado, o fuere llevado sin verlo nadie;

    11 juramento de Jehová habrá entre ambos, de que no metió su mano a los bienes de su prójimo; y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.

    12 Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño.

    13 Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.

    14 Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, estando ausente su dueño, deberá pagarla.

    15 Si el dueño estaba presente no la pagará. Si era alquilada, reciba el dueño el alquiler.

    Leyes humanitarias

    16 Si alguno engañare a una doncella que no fuere desposada, y durmiere con ella, deberá dotarla y tomarla por mujer.

    17 Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme a la dote de las vírgenes.

    18 A la hechicera no dejarás que viva.

    19 Cualquiera que cohabitare con bestia, morirá.

    20 El que ofreciere sacrificio a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto.

    21 Y al extranjero no engañarás ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.

    22 A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.

    23 Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor;

    24 y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.

    25 Cuando prestares dinero a uno de mi pueblo, al pobre que está contigo, no te portarás con él como logrero, ni le impondrás usura.

    26 Si tomares en prenda el vestido de tu prójimo, a la puesta del sol se lo devolverás.

    27 Porque sólo eso es su cubierta, es su vestido para cubrir su cuerpo. ¿En qué dormirá? Y cuando él clamare a mí, yo le oiré, porque soy misericordioso.

    28 No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.

    29 No demorarás la primicia de tu cosecha ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.

    30 Lo mismo harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.

    31 Y me seréis varones santos. No comeréis carne destrozada por las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

    Éxodo 23:1-33

    1 No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.

    2 No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;

    3 ni al pobre distinguirás en su causa.

    4 Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.

    5 Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás sin ayuda? Antes bien le ayudarás a levantarlo.

    6 No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.

    7 De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.

    8 No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras de los justos.

    9 Y no angustiarás al extranjero; porque vosotros sabéis cómo es el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.

    10 Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha;

    11 mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.

    12 Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.

    13 Y todo lo que os he dicho, guardadlo. Y nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca.

    Las tres fiestas anuales

    14 Tres veces en el año me celebraréis fiesta.

    15 La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías.

    16 También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo.

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    18 No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi víctima quedará de la noche hasta la mañana.

    19 Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.

    El Ángel de Jehová enviado para guiar a Israel

    20 He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

    21 Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre está en él.

    22 Pero si en verdad oyeres su voz e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo de tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.

    23 Porque mi Angel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir.

    24 No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás totalmente sus estatuas.

    25 Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.

    26 No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días.

    27 Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde entres, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.

    28 Enviaré delante de ti la avispa, que eche fuera al heveo, al cananeo y al heteo, de delante de ti.

    29 No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las fieras del campo.

    30 Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes posesión de la tierra.

    31 Y fijaré tus límites desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el Eufrates; porque pondré en tus manos a los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti.

    32 No harás alianza con ellos, ni con sus dioses.

    33 En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses, porque te será tropiezo.

    Moisés las consignó en un libro; los israelitas las aceptaron formalmente, y el pacto entre Jehová y Su pueblo quedó ratificado (Éx. 24:3-8). (Véase TEOCRACIA.) 

    Éxodo 24:3-8

    3 Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todas las leyes; y todo el pueblo respondió a una voz, y dijo: Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho.

    4 Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.

    5 Y envió jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.

    6 Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.

    7 Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.

    8 Entonces Moisés tomó la sangre y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.

    La expresión «libro del pacto» vino a expresar más tarde el «libro de la ley» (2 R. 22:8, 11; 23:2), el cual comprendía Deuteronomio (Dt. 31:9, 26; 2 R. 14:6; cfr. Dt. 24:16). 

    2 Reyes 22:8, 11 

    8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías al escriba Safán: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.

    11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.

    2 Reyes 23:2

    2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los varones de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más chico hasta el más grande; y leyó, oyéndolo ellos, todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehová.

    Deuteronomio 31:9, 26 

    9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de Israel.

    26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti.

    2 Reyes 14:6

    6 Pero no mató a los hijos de los que le dieron muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, donde Jehová mandó diciendo: No matarán a los padres por los hijos, ni a los hijos por los padres, sino que cada uno morirá por su propio pecado.

    Deuteronomio 24:16

    16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado.

    Con respecto al pacto con Abraham, el apóstol Pablo argumenta, en la Epístola a los Gálatas, que la promesa hecha por Dios, «el pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa» (Gá. 3:16, 17). 

    Gálatas 3:16, 17

    16 Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo.

    17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

    Así, Israel no será restaurado en base al pacto mosaico, violado por ellos, pero sí lo será en base a la promesa de Dios a Abraham (cfr. Ro. 11:29 y su contexto). 

    Romanos 11:29

    29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.

    En cuanto a los creyentes procedentes de la gentilidad, siendo que la promesa había sido dada a través de Cristo, el apóstol puede añadir: «Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa» (Gá. 3:29). 

    Gálatas 3:29

    29 Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.

    La relación entre la Iglesia y el Nuevo Pacto requiere una atención más especial. 

    El Nuevo Pacto es un pacto incondicional que Dios prometió hacer con las casas de Judá y de Israel: Él pondrá sus leyes en sus mentes y las escribirá en sus corazones; Él será el Dios de ellos, y perdonará la maldad de ellos, y no se acordará más de sus pecados (Jer. 31:31-34 ss.). 

    Jeremías 31:31-34

    31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.

    32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.

    33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.

    34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.

    El fundamento para esto fue establecido en la Cruz. En la institución de la Cena del Señor, Él habló de Su sangre como «la sangre del nuevo pacto» (Mt. 26:28; 1 Co. 11:25). 

    Mateo 26:28 

    28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

    1 Corintios 11:25

    25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.

    Él es «el Mediador del nuevo pacto» (He 9:15; 12:24). 

    Hebreos 9:15 

    15 Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

    Hebreos 12:24

    24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

    Así, es evidente que la concertación del nuevo pacto con Judá e Israel es aún futura. 

    El principio del nuevo pacto, esto es, el de la gracia soberana, ya está actualmente en vigor, y Dios actúa en conformidad con esta gracia soberana al establecer las condiciones en base a las cuales Él mora en medio de Su pueblo, siendo el Señor Jesús el Mediador, por medio de quien se obtiene toda bendición.

    Ver, entre otros, los pasajes de Ro. 1:1-10 y de 2 Co. 3, donde Pablo se refiere a sí mismo y a aquellos con él como «ministros competentes de un nuevo pacto», no de la letra que mata, sino del espíritu, que vivifica (2 Co. 3:6).

    Romanos 1:1-10

    Salutación

    1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,

    2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,

    3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,

    4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,

    5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;

    6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo;

    7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

    Deseo de Pablo de visitar Roma

    8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.

    9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,

    10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.

    2 Corintios 3

    Ministros del nuevo pacto

    1 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros?

    2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres;

    3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

    4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios;

    5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,

    6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

    7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

    8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

    9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

    10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.

    11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.

    12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;

    13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.

    14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

    15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.

    16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.

    17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

    18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

    2 Corintios 3:6

    6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

    VÉASE:
    Teocracía
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