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  • Dios (nombres)

    Se rendía una veneración muy particular al «nombre de Dios» en Israel (Éx. 20:7; Dt. 5:11). 

    Éxodo 20:7 

    7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

    Deuteronomio 5:11

    11 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano.

    Ello se debe a que este nombre, objeto del mayor de los respetos por parte de todos los creyentes, era para los israelitas como la misma persona del Señor. En Éx. 23:20, se dice del ángel que manifestaba Su presencia que el nombre de Jehová estaba en él, lo que significa que Dios estaba en él. En Dt. 12:11 leemos que en el país de Canaán Dios se reservará un lugar donde morará Su nombre. 

    Éxodo 23:20

    El Ángel de Jehová enviado para guiar a Israel

    20 He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

    Deuteronomio 12:11

    11 Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.

    En otros pasajes, el nombre de Dios viene a ser sinónimo de Su presencia, p. ej., Sal. 20:2: «Jehová te oiga en el día de la angustia; el nombre del Dios de Jacob te defienda.» Así se explica el hecho de que entre los principales pecados condenados en el Decálogo figure aquel que consiste en «tomar el nombre de Dios en vano». 

    Salmos 20:2

    2 Te envíe ayuda desde el santuario, Y desde Sion te sostenga.

    Esta veneración del nombre inefable de Dios (Jehová) llega entre los judíos hasta extremos rayanos en la superstición. Se llegó a ni osar pronunciar este nombre, y a prohibir su utilización, e incluso a castigar con la muerte a los mismos rabinos que, por error, lo llegaban a pronunciar públicamente. 

    Se excluyó la lectura del nombre, ya que no el nombre mismo, del texto sagrado. Sobre las cuatro consonantes del nombre, o tetragramatón, se colocaron vocales (las del vocablo «Adonai», Señor), de manera que en todas las ocasiones que al leer la Torá se hallaba el nombre de Jehová, se pronunciaba «Adonai». 

    En el NT se halla el nombre empleado en el sentido particular que se ha estado señalando. Es evidente que «creer en el nombre» de Jesús (1 Jn. 5:13) es creer en Jesús mismo. 

    1 Juan 5:13

    El conocimiento de la vida eterna

    13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

    El pedir a Dios que Su nombre «sea santificado» es orar para que se reconozca y respete la santidad del mismo Dios (cp. el lugar que toma el «nombre» en Hechos 3:16; 4:10, 12, 17, 30; 5:28, 40; 8:12, 16; 9:15-16, 28; 10:43; 19:17; 21:13; 26:9). 

    Hechos 3:16 

    16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.

    Hechos 4:10, 12, 17, 30 

    10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

    12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

    17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.

    30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.

    Hechos 5:28, 40 

    28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.

    40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.

    Hechos 8:12, 16 

    12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

    16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.

    Hechos 9:15-16, 28 

    15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;

    16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

    28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía,

    Hechos 10:43 

    43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

    Hechos 19:17 

    17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.

    Hechos 21:13 

    13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.

    Hechos 26:9

    Pablo el perseguidor

    9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;

    Los nombres dados a Dios en la Biblia dicen cómo es Dios. Y lo dicen indudablemente mucho mejor que todos los comentarios que puedan hacerse de Su persona. 

    (a) ELOHIM. Elohim es ciertamente una de las designaciones más antiguas del Dios de la Revelación. Se halla en los relatos bíblicos de la creación y de la época patriarcal. Sólo la Biblia conoce este término. 

    Es cierto que tenía un origen semítico: en las lenguas cananea y caldea Dios se llamaba El. Indudablemente, se había preservado el antiguo nombre de Dios dado en la revelación original, conocida por Noé, pero que quedó posteriormente rodeado de conceptos paganos. 

    Así, Abraham y sus descendientes retomaron el nombre de El en su sentido originario, desvinculado de connotaciones paganas, para designar a Dios. En Israel, este nombre asume un carácter más particular, viniendo a ser el nombre propio del Dios único e incomparable. 

    Es así que se acompaña siempre con un adjetivo que destaca un aspecto una virtud del mismo Dios 

    El Shaddai (Dios Todopoderoso Gn. 17:1), 

    Génesis 17:1

    La circuncisión, señal del pacto

    1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.

    El Elión (Dios Altísimo Gn. 14:18), 

    Génesis 14:18

    18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;

    El Olam (Dios eterno Gn. 21:33), 

    Génesis 21:33

    33 Y plantó Abraham un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno.

    El Ganna (Dios celoso Éx. 20:5), 

    Éxodo 20:5

    5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

    El Hai (Dios viviente Jos. 3:10). 

    Josué 3:10

    10 Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo.

    De todas maneras se usa preferentemente la forma plural Elohim. 

    Ciertos críticos han sostenido que al ser Elohim un plural ello constituye prueba del politeísmo de los antiguos hebreos. Sin embargo, la prueba de que esto es una falsa acusación la tenemos en los adjetivos que acompañan al término Elohim de la Biblia, y que se hallan siempre en forma singular. 

    Así, en Gn. 1:1 se dice, no que Elohim (los dioses) crearon, sino: Elohim creó (bórá). 

    Génesis 1:1

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    En realidad la forma plural de Dios en la Biblia evoca un sentimiento de reverencia. Es un plural mayestático, el nombre que sintetiza todas las perfecciones divinas. 

    Al mismo tiempo, insinúa la presencia de una pluralidad de personas en el seno de la deidad. Cp. igualmente los consejos en el seno de Dios: «Hagamos al hombre...» (Gn. 1:26) y «He aquí el hombre es como uno de nosotros» (Gn. 3:22). 

    Génesis 1:26

    26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

    Génesis 3:22

    22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.

    Elohim se deriva de una raíz que significa «ser fuerte, poderoso». Este nombre del Dios poderoso conviene particularmente al Creador de Génesis 1, donde se emplea constantemente. Aparece 2.312 veces en el AT. 

    (b) JEHOVÁ. Éste es el nombre más empleado en el AT (6.499 veces). En castellano se transcribe en esta forma. No se trata de un sustantivo, sino de un calificativo que, en hebreo, se presenta en forma de un tetragrama: YHVH. 

    Éste es el nombre inefable, que los judíos no tenían derecho alguno a pronunciar, y que debían sustituir en la lectura del texto sagrado por Señor (mi Señor, Adonai). Es por esta lectura que los masoretas tuvieron la idea de añadir a las cuatro consonantes YHVH las vocales que pertenecían al sustantivo Señor (Adonai). 

    El lector judío, así, no se equivocaba; sabía que tenía allí dos nombres en uno, uno todo en vocales, el otro todo en consonantes. Más tarde, los cristianos transcribieron erróneamente como «Jehová», dando así en una sola palabra las dos juntas. La verdadera transcripción debiera darse como YªHV’H, o Yahveh. YHVH significa «Aquel que es». 

    En este nombre encontramos a la vez la afirmación metafísica del Ser eternamente presente (Yo soy), que está en el origen y al final de toda existencia, Dios único, incomparable, sin limitaciones, y la afirmación moral y espiritual de la fidelidad divina. 

    Yahveh, éste es el Dios que se relaciona con el hombre, y que le quiere dar Su propia vida (la raíz de Yahveh es a la vez ser y vivir). La inmortalidad, la verdad y la fidelidad quedan reunidas en Yahveh. Si «Elohim» destaca un atributo de Dios, el poder, «Yahveh» revela con mayor fuerza Su propia esencia. 

    El uso de este último nombre muestra que se relaciona con el Dios de la redención y del pacto que se revela al hombre para salvarle. Es Elohim, el Creador, quien dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen» (Gn. 1:26); pero es como Yahveh-Elohim que entra en relación con el hombre a partir de que éste toma su lugar en la escena, advirtiéndole, juzgándole, prometiéndole salvación, revistiéndole de pieles de animales sacrificados (Gn. 2:7, 16; 3:9, 15, 21). 

    Génesis 1:26

    26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

    Génesis 2:7, 16 

    7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

    16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;

    Génesis 3:9, 15, 21

    9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?

    15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

    21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

    Otras expresiones compuestas con el mismo nombre completan esta revelación de la providencia y de la salvación divinas: 

    (A) «Yahveh-Jireh», Jehová proveerá (Gn. 22:13-14); 

    Génesis 22:13-14

    13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

    14 Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.

    (B) «Yahveh-Rafah», Jehová que te sana (Éx. 15:26); 

    Éxodo 15:26

    26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.

    (C) «Yahveh-Nissi», Jehová mi bandera (Éx. 17:15); 

    Éxodo 17:15

    15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi;

    (D) «Yahveh-Shalom», Jehová Paz (Jue. 6:24); 

    Jueces 6:24

    24 Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.

    (E) «Yahveh-Raah», Jehová mi Pastor (Sal. 23:1); 

    Salmos 23:1

    Jehová es mi pastor

    1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.

    (F) «Yahveh-Tsidkenu», Jehová nuestra justicia (Jer. 23:6). 

    Jeremías 23:6

    6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.

    En verdad, Jehová, el Dios salvador, responde a todas las necesidades de nuestro ser. La teología crítica ha pretendido que el empleo de los dos nombres Elohim y Yahveh denota en el texto bíblico dos autores diferentes, el Elohísta y el Yahvista (sin hablar de otras «fuentes» constantemente puestas al día; véase PENTATEUCO), que hubieran escrito mucho tiempo después de Moisés, y con mucho tiempo entre sí. 

    Pero el argumento basado sobre los nombres divinos no demuestra nada en absoluto: Sólo en Génesis, Elohim aparece 164 veces, y Yahveh 146 veces. ¿Acaso se puede recortar el texto en otros tantos fragmentos? ¿Y qué se va a hacer del nombre Yahveh-Elohim (Jehová Dios), que aparece desde el capítulo 2? ¿Se va a decir también que los otros nombres (Adonai, etc.) revelan cada uno de ellos a un nuevo autor, distinto de los otros? Según los críticos, el nombre de Jehová no hubiera sido revelado más que a partir de Moisés ante la zarza ardiente, puesto que Dios le afirma: «Así dirás a los hijos de Israel: El YO SOY me ha enviado a vosotros» (Yo soy, «Eheieh», ésta es la transcripción de la 1ª persona de Yahveh; «Él» es, tal es el sentido verdadero de Su Persona). 

    El Señor añade, al enviar a Moisés: «Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos» (Éx. 3:15; 6:3). 

    Éxodo 3:15 

    15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.

    Éxodo 6:3

    3 Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.

    ¿Qué significa esta declaración, frente a todo lo que hemos afirmado acerca de la presencia de Jehová en todas las páginas del Génesis? Una explicación que se ajusta a la mentalidad oriental acerca de la naturaleza de los hombres es como sigue: El Éxodo es por excelencia el libro del pacto y de la redención. 

    Dios se revela en el Éxodo como nunca lo había hecho a los patriarcas, y ello no solamente a Su pueblo, sino también a los egipcios y a Faraón. El rey exclamó: «¿Quién es Jehová?... Yo no conozco a Jehová» (Éx. 5:2), y la respuesta del Señor vuelve como un proverbio: .... y vosotros sabréis que yo soy Jehová» (Ez. 6:7; 7:5, 17, etc., cp. 

    Éxodo 5:2

    2 Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.

    Ezequiel 6:7 

    7 Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.

    Ezequiel 7:5, 17

    5 Así ha dicho Jehová el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal.

    17 Toda mano se debilitará, y toda rodilla será débil como el agua.

    Ezequiel, donde esta expresión aparece más de 50 veces, p. ej., Ez. 5:13; 6:14, etc.). 

    Ezequiel 5:13 

    13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.

    Ezequiel 6:14

    14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.

    Así, conocer a Jehová es reconocer Su naturaleza, Su carácter, Su soberanía, Su obra en juicio y salvación. 

    (c) JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS. Jehová de los ejércitos. Expresión frecuentemente empleada en el AT (Is. 54:5; Os. 12:6, etc.), más particularmente en los libros preexílicos (Samuel, Reyes, Salmos, Isaías, Amós). 

    Isaías 54:5 

    5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.

    Oseas 12:6

    6 Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.

    Este nombre compuesto viene a ser sinónimo de Creador todopoderoso, de dominador supremo, de Dueño de todo el cosmos. 

    (d) ADONAI. Adonai, Señor, Dueño. Este nombre fue también aplicado ya desde el principio al Dios de Israel (Gn. 15:2, 8; 18:3, 27, 30; Éx. 23:17; 34:23); se utiliza 427 veces en el AT, expresando la soberanía de Dios, y por ello el sentimiento de dependencia de la creación, la noción de que el hombre está al servicio de su Creador, a quien pertenece, y a quien debe su existencia como el vasallo a su soberano. 

    Génesis 15:2, 8 

    2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

    8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?

    Génesis 18:3, 27, 30 

    3 y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo.

    27 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.

    30 Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.

    Éxodo 23:17 

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    Éxodo 34:23

    23 Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Jehová el Señor, Dios de Israel.

    (Notemos que el término «adonai» se emplea también para un hombre; p. ej., Abraham es el «Señor» de Sara y de su siervo (Gn. 18:12; 24:9, 10, 12). 

    Génesis 18:12 

    12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?

    Génesis 24:9, 10, 12

    9 Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.

    10 Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.

    12 Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham.

    Moisés, amedrentado ante el servicio al que ha sido llamado, emplea el nombre divino apropiado al decir: «¡Ay, Señor [Adonai]!, nunca he sido hombre de fácil palabra. . . » Y es Jehová [Yahveh] quien le promete Su presencia y ayuda eficaz (Éx. 4:10-17). 

    Éxodo 4:10-17

    10 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.

    11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?

    12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

    13 Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar.

    14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón.

    15 Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

    16 Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.

    17 Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.

    El término Señor («Kurios») en el NT es el equivalente de «Adonai». 

    (e) EL SANTO DE ISRAEL. El Santo de Israel. En el libro de Isaías, Dios es frecuentemente llamado el Santo de Israel, o solamente el Santo, para denotar el Dios de Israel, o el Verdadero Dios (Is. 1:4; 5:19, 24; 6; 40:25, etc.). 

    Isaías 1:4 

    4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.

    Isaías 5:19, 24 

    19 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!

    24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

    Isaías 6 

    Visión y llamamiento de Isaías

    1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.

    2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.

    3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

    4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

    5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

    6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;

    7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

    8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

    9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.

    10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

    11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;

    12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.

    13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.

    Isaías 40:25

    25 ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.

    En Ezequiel, Dios se hace conocer como Jehová, como el Dios poderoso y verdadero, al manifestar Su santidad (Ez. 20:41 ss; 28:22; 36:2 etc

    Ezequiel 20:41

    41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.

    Ezequiel 28:22 

    22 y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga en ella juicios, y en ella me santifique.

    Ezequiel 36:2

    2 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de vosotros: ¡Ea! también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad;

    Es preciso señalar que Dios jura por Su santidad, como jura por Sí mismo (Am. 4:2; Sal. 89:36; Gn. 22:16; Éx. 32:13; Jer. 22:5; Is. 45:23). 

    Amós 4:2 

    2 Jehová el Señor juró por su santidad: He aquí, vienen sobre vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador;

    Salmos 89:36 

    36 Su descendencia será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí.

    Génesis 22:16 

    16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;

    Éxodo 32:13 

    13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.

    Jeremías 22:5 

    5 Mas si no oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Jehová, que esta casa será desierta.

    Isaías 45:23

    23 Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.

    La santidad parece ser sinónima con la divinidad. La lectura de un libro como Levítico deja al lector convencido de ello. La santidad, considerada en Dios, no resulta ser tanto uno de Sus atributos como Su mismo carácter. 

    A través del AT, los textos en los que se trata la santidad divina expresan a la vez Su inefable pureza, Su horror al mal, su aborrecimiento contra el pecado, al igual que Su gloria, majestad, elevación y Su grandeza supremas. La santidad de Dios está en estrecha relación con Sus celos, Su ira y Su venganza. 

    Su naturaleza celosa (Éx. 20:15) no es nada más que Su santidad en acción (Oehler). 

    Éxodo 20:15

    15 No hurtarás.

    En Ez. 38:18, 23 leemos que en Sus celos e ira Jehová ejercerá Sus juicios sobre Israel y que así Él se glorificará y santificará. 

    Ezequiel 38:18, 23

    18 En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová el Señor, subirá mi ira y mi enojo.

    23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.

    La venganza de Dios es una consecuencia de Sus celos y de Su ira (Nah. 1:2; Ez. 25:14, 17). 

    Nahum 1:2 

    2 Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.

    Ezequiel 25:14, 17

    14 Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice Jehová el Señor.

    17 Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi venganza en ellos.

    Los celos, la ira, y la venganza estallan cada vez que la voluntad de Dios se enfrenta a la oposición de los hombres, cada vez que es menospreciada y desobedecida. Al revelarse como santo, Dios intimaba a Israel que ellos debían ser también santos (Lv. 11:44; 19:2; 20:7, 27; cp. 1 P. 1:16). 

    Levítico 11:44 

    44 Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.

    Levítico 19:2 

    2 Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.

    Levítico 20:7, 27

    7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.

    27 Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos.

    1 Pedro 1:16

    16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

    Esta orden queda, como vemos en la cita de 1 Pedro, reafirmada para los creyentes del Nuevo Pacto. 

    (f) PADRE. El NT nos dice que Dios es luz, y que es amor (1 Jn. 1:5; 4:8), pero aquí se trata de Su naturaleza y atributos y no de nombres divinos. 

    1 Juan 1:5 

    Dios es luz

    5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

    1 Juan 4:8

    8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

    La revelación más sublime le da el título que resume para el creyente todos los demás títulos y atributos: el de «Padre». 

    El contenido y sentido de este nombre nos ha sido revelado claramente por Jesucristo, por Sí mismo, por la parábola del hijo pródigo (Lc. 15), el Padrenuestro (Lc. 11); por Su oración sacerdotal (Jn. 17). 

    Lucas 15

    Parábola de la oveja perdida

    1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle,

    2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.

    3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:

    4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?

    5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;

    6 y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.

    7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

    Parábola de la moneda perdida

    8 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?

    9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.

    10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

    Parábola del hijo pródigo

    11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos;

    12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.

    13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.

    14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.

    15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.

    16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.

    17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

    18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

    19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.

    20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

    21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.

    22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.

    23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;

    24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

    25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;

    26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

    27 El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.

    28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.

    29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.

    30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.

    31 El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.

    32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

    Lucas 11

    Jesús y la oración

    1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

    2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

    3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

    4 Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.

    5 Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes,

    6 porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante;

    7 y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?

    8 Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.

    9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

    10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

    11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?

    12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

    13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

    Una casa dividida contra sí misma

    14 Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló.

    15 Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.

    16 Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo.

    17 Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae.

    18 Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios.

    19 Pues si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

    20 Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.

    21 Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.

    22 Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.

    23 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

    El espíritu inmundo que vuelve

    24 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí.

    25 Y cuando llega, la halla barrida y adornada.

    26 Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.

    Los que en verdad son bienaventurados

    27 Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.

    28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

    La generación perversa demanda señal

    29 Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás.

    30 Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación.

    31 La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón,y he aquí más que Salomón en este lugar.

    32 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar.

    La lámpara del cuerpo

    33 Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.

    34 La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas.

    35 Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.

    36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.

    Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la ley

    37 Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.

    38 El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer.

    39 Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.

    40 Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?

    41 Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.

    42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

    43 ¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.

    44 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.

    45 Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros.

    46 Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.

    47 ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres!

    48 De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros.

    49 Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán,

    50 para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo,

    51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación.

    52 ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.

    53 Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas;

    54 acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.

    Juan 17

    Jesús ora por sus discípulos

    1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;

    2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.

    3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

    4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.

    5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

    6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.

    7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;

    8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

    9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,

    10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

    11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.

    12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

    13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.

    14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

    16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

    18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.

    19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

    20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

    21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

    22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

    23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

    24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

    25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

    26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

    Y esta revelación nos la ha dado en Su calidad de «Hijo», y con el don total que consumó en el Calvario, donde Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo (2 Co. 5:19). 

    2 Corintios 5:19

    19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

    Pero Jehová estaba ya considerado como «Padre» en un sentido nacional, e invocado como tal, desde el mismo AT. 

    Recordemos las incomparables estrofas del profeta Isaías: «Pues tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos reconoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre...» (Is. 63:16; 64:7). 

    Isaías 63:16 

    16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.

    Isaías 64:7

    7 Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

    Sin embargo, hay más que la idea del Dios que da la existencia a la nación, que la nutre, la protege, y la salva en su territorio (Os. 11:1). 

    Oseas 11:1

    Dios se compadece de su pueblo obstinado

    1 Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.

    Al releer los pasajes en los que los escritores sagrados hablan de las relaciones entre Dios y el hombre, de la indignidad de los pecadores al título de hijos de Dios (Is. 1:2; 30:1-9; Sal. 73:15); y los que atribuyen a Dios el título de «Salvador» (Sal. 106:21; Is. 43:3, 11; 49:26; 60:16; 63:8; Jer. 14:8; Sof. 3:17, etc.). 

    Isaías 1:2 

    2 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

    Isaías 30:1-9 

    La futilidad de confiar en Egipto

    1 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!

    2 Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.

    3 Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

    4 Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes,

    5 todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para oprobio.

    6 Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho.

    7 Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos.

    8 Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre.

    9 Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

    Salmos 73:15

    15 Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.

    Salmos 106:21 

    21 Olvidaron al Dios de su salvación, Que había hecho grandezas en Egipto,

    Isaías 43:3, 11 

    3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.

    11 Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.

    Isaías 49:26 

    26 Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

    Isaías 60:16 

    16 Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

    Isaías 63:8 

    8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador.

    Jeremías 14:8 

    8 Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?

    Sofonías 3:17

    17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.

    La paternidad divina se revela también en esta noción del Dios-Salvador, que da por segunda vez la vida a Sus hijos. Así, a través de los nombres de Dios, constatamos que la revelación bíblica se mantiene de una manera coherente consigo misma desde sus orígenes, y que a través de las diversas formas de Su Nombre se expresan a la vez el carácter, la identidad, la voluntad, y los actos de Dios.

    VÉASE: Divinidades paganas , Pentateuco , Ejército
  • DICCIONARIO
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  • Dios (nombres)

    Se rendía una veneración muy particular al «nombre de Dios» en Israel (Éx. 20:7; Dt. 5:11). 

    Éxodo 20:7 

    7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

    Deuteronomio 5:11

    11 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano.

    Ello se debe a que este nombre, objeto del mayor de los respetos por parte de todos los creyentes, era para los israelitas como la misma persona del Señor. En Éx. 23:20, se dice del ángel que manifestaba Su presencia que el nombre de Jehová estaba en él, lo que significa que Dios estaba en él. En Dt. 12:11 leemos que en el país de Canaán Dios se reservará un lugar donde morará Su nombre. 

    Éxodo 23:20

    El Ángel de Jehová enviado para guiar a Israel

    20 He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.

    Deuteronomio 12:11

    11 Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová.

    En otros pasajes, el nombre de Dios viene a ser sinónimo de Su presencia, p. ej., Sal. 20:2: «Jehová te oiga en el día de la angustia; el nombre del Dios de Jacob te defienda.» Así se explica el hecho de que entre los principales pecados condenados en el Decálogo figure aquel que consiste en «tomar el nombre de Dios en vano». 

    Salmos 20:2

    2 Te envíe ayuda desde el santuario, Y desde Sion te sostenga.

    Esta veneración del nombre inefable de Dios (Jehová) llega entre los judíos hasta extremos rayanos en la superstición. Se llegó a ni osar pronunciar este nombre, y a prohibir su utilización, e incluso a castigar con la muerte a los mismos rabinos que, por error, lo llegaban a pronunciar públicamente. 

    Se excluyó la lectura del nombre, ya que no el nombre mismo, del texto sagrado. Sobre las cuatro consonantes del nombre, o tetragramatón, se colocaron vocales (las del vocablo «Adonai», Señor), de manera que en todas las ocasiones que al leer la Torá se hallaba el nombre de Jehová, se pronunciaba «Adonai». 

    En el NT se halla el nombre empleado en el sentido particular que se ha estado señalando. Es evidente que «creer en el nombre» de Jesús (1 Jn. 5:13) es creer en Jesús mismo. 

    1 Juan 5:13

    El conocimiento de la vida eterna

    13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

    El pedir a Dios que Su nombre «sea santificado» es orar para que se reconozca y respete la santidad del mismo Dios (cp. el lugar que toma el «nombre» en Hechos 3:16; 4:10, 12, 17, 30; 5:28, 40; 8:12, 16; 9:15-16, 28; 10:43; 19:17; 21:13; 26:9). 

    Hechos 3:16 

    16 Y por la fe en su nombre, a éste, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a éste esta completa sanidad en presencia de todos vosotros.

    Hechos 4:10, 12, 17, 30 

    10 sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.

    12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

    17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.

    30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús.

    Hechos 5:28, 40 

    28 diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.

    40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.

    Hechos 8:12, 16 

    12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.

    16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.

    Hechos 9:15-16, 28 

    15 El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;

    16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

    28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía,

    Hechos 10:43 

    43 De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.

    Hechos 19:17 

    17 Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús.

    Hechos 21:13 

    13 Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.

    Hechos 26:9

    Pablo el perseguidor

    9 Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret;

    Los nombres dados a Dios en la Biblia dicen cómo es Dios. Y lo dicen indudablemente mucho mejor que todos los comentarios que puedan hacerse de Su persona. 

    (a) ELOHIM. Elohim es ciertamente una de las designaciones más antiguas del Dios de la Revelación. Se halla en los relatos bíblicos de la creación y de la época patriarcal. Sólo la Biblia conoce este término. 

    Es cierto que tenía un origen semítico: en las lenguas cananea y caldea Dios se llamaba El. Indudablemente, se había preservado el antiguo nombre de Dios dado en la revelación original, conocida por Noé, pero que quedó posteriormente rodeado de conceptos paganos. 

    Así, Abraham y sus descendientes retomaron el nombre de El en su sentido originario, desvinculado de connotaciones paganas, para designar a Dios. En Israel, este nombre asume un carácter más particular, viniendo a ser el nombre propio del Dios único e incomparable. 

    Es así que se acompaña siempre con un adjetivo que destaca un aspecto una virtud del mismo Dios 

    El Shaddai (Dios Todopoderoso Gn. 17:1), 

    Génesis 17:1

    La circuncisión, señal del pacto

    1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.

    El Elión (Dios Altísimo Gn. 14:18), 

    Génesis 14:18

    18 Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino;

    El Olam (Dios eterno Gn. 21:33), 

    Génesis 21:33

    33 Y plantó Abraham un árbol tamarisco en Beerseba, e invocó allí el nombre de Jehová Dios eterno.

    El Ganna (Dios celoso Éx. 20:5), 

    Éxodo 20:5

    5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen,

    El Hai (Dios viviente Jos. 3:10). 

    Josué 3:10

    10 Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo.

    De todas maneras se usa preferentemente la forma plural Elohim. 

    Ciertos críticos han sostenido que al ser Elohim un plural ello constituye prueba del politeísmo de los antiguos hebreos. Sin embargo, la prueba de que esto es una falsa acusación la tenemos en los adjetivos que acompañan al término Elohim de la Biblia, y que se hallan siempre en forma singular. 

    Así, en Gn. 1:1 se dice, no que Elohim (los dioses) crearon, sino: Elohim creó (bórá). 

    Génesis 1:1

    La creación

    1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

    En realidad la forma plural de Dios en la Biblia evoca un sentimiento de reverencia. Es un plural mayestático, el nombre que sintetiza todas las perfecciones divinas. 

    Al mismo tiempo, insinúa la presencia de una pluralidad de personas en el seno de la deidad. Cp. igualmente los consejos en el seno de Dios: «Hagamos al hombre...» (Gn. 1:26) y «He aquí el hombre es como uno de nosotros» (Gn. 3:22). 

    Génesis 1:26

    26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

    Génesis 3:22

    22 Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.

    Elohim se deriva de una raíz que significa «ser fuerte, poderoso». Este nombre del Dios poderoso conviene particularmente al Creador de Génesis 1, donde se emplea constantemente. Aparece 2.312 veces en el AT. 

    (b) JEHOVÁ. Éste es el nombre más empleado en el AT (6.499 veces). En castellano se transcribe en esta forma. No se trata de un sustantivo, sino de un calificativo que, en hebreo, se presenta en forma de un tetragrama: YHVH. 

    Éste es el nombre inefable, que los judíos no tenían derecho alguno a pronunciar, y que debían sustituir en la lectura del texto sagrado por Señor (mi Señor, Adonai). Es por esta lectura que los masoretas tuvieron la idea de añadir a las cuatro consonantes YHVH las vocales que pertenecían al sustantivo Señor (Adonai). 

    El lector judío, así, no se equivocaba; sabía que tenía allí dos nombres en uno, uno todo en vocales, el otro todo en consonantes. Más tarde, los cristianos transcribieron erróneamente como «Jehová», dando así en una sola palabra las dos juntas. La verdadera transcripción debiera darse como YªHV’H, o Yahveh. YHVH significa «Aquel que es». 

    En este nombre encontramos a la vez la afirmación metafísica del Ser eternamente presente (Yo soy), que está en el origen y al final de toda existencia, Dios único, incomparable, sin limitaciones, y la afirmación moral y espiritual de la fidelidad divina. 

    Yahveh, éste es el Dios que se relaciona con el hombre, y que le quiere dar Su propia vida (la raíz de Yahveh es a la vez ser y vivir). La inmortalidad, la verdad y la fidelidad quedan reunidas en Yahveh. Si «Elohim» destaca un atributo de Dios, el poder, «Yahveh» revela con mayor fuerza Su propia esencia. 

    El uso de este último nombre muestra que se relaciona con el Dios de la redención y del pacto que se revela al hombre para salvarle. Es Elohim, el Creador, quien dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen» (Gn. 1:26); pero es como Yahveh-Elohim que entra en relación con el hombre a partir de que éste toma su lugar en la escena, advirtiéndole, juzgándole, prometiéndole salvación, revistiéndole de pieles de animales sacrificados (Gn. 2:7, 16; 3:9, 15, 21). 

    Génesis 1:26

    26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

    Génesis 2:7, 16 

    7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

    16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer;

    Génesis 3:9, 15, 21

    9 Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?

    15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

    21 Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.

    Otras expresiones compuestas con el mismo nombre completan esta revelación de la providencia y de la salvación divinas: 

    (A) «Yahveh-Jireh», Jehová proveerá (Gn. 22:13-14); 

    Génesis 22:13-14

    13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

    14 Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.

    (B) «Yahveh-Rafah», Jehová que te sana (Éx. 15:26); 

    Éxodo 15:26

    26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador.

    (C) «Yahveh-Nissi», Jehová mi bandera (Éx. 17:15); 

    Éxodo 17:15

    15 Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová- nisi;

    (D) «Yahveh-Shalom», Jehová Paz (Jue. 6:24); 

    Jueces 6:24

    24 Y edificó allí Gedeón altar a Jehová, y lo llamó Jehová-salom; el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas.

    (E) «Yahveh-Raah», Jehová mi Pastor (Sal. 23:1); 

    Salmos 23:1

    Jehová es mi pastor

    1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.

    (F) «Yahveh-Tsidkenu», Jehová nuestra justicia (Jer. 23:6). 

    Jeremías 23:6

    6 En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.

    En verdad, Jehová, el Dios salvador, responde a todas las necesidades de nuestro ser. La teología crítica ha pretendido que el empleo de los dos nombres Elohim y Yahveh denota en el texto bíblico dos autores diferentes, el Elohísta y el Yahvista (sin hablar de otras «fuentes» constantemente puestas al día; véase PENTATEUCO), que hubieran escrito mucho tiempo después de Moisés, y con mucho tiempo entre sí. 

    Pero el argumento basado sobre los nombres divinos no demuestra nada en absoluto: Sólo en Génesis, Elohim aparece 164 veces, y Yahveh 146 veces. ¿Acaso se puede recortar el texto en otros tantos fragmentos? ¿Y qué se va a hacer del nombre Yahveh-Elohim (Jehová Dios), que aparece desde el capítulo 2? ¿Se va a decir también que los otros nombres (Adonai, etc.) revelan cada uno de ellos a un nuevo autor, distinto de los otros? Según los críticos, el nombre de Jehová no hubiera sido revelado más que a partir de Moisés ante la zarza ardiente, puesto que Dios le afirma: «Así dirás a los hijos de Israel: El YO SOY me ha enviado a vosotros» (Yo soy, «Eheieh», ésta es la transcripción de la 1ª persona de Yahveh; «Él» es, tal es el sentido verdadero de Su Persona). 

    El Señor añade, al enviar a Moisés: «Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos» (Éx. 3:15; 6:3). 

    Éxodo 3:15 

    15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.

    Éxodo 6:3

    3 Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.

    ¿Qué significa esta declaración, frente a todo lo que hemos afirmado acerca de la presencia de Jehová en todas las páginas del Génesis? Una explicación que se ajusta a la mentalidad oriental acerca de la naturaleza de los hombres es como sigue: El Éxodo es por excelencia el libro del pacto y de la redención. 

    Dios se revela en el Éxodo como nunca lo había hecho a los patriarcas, y ello no solamente a Su pueblo, sino también a los egipcios y a Faraón. El rey exclamó: «¿Quién es Jehová?... Yo no conozco a Jehová» (Éx. 5:2), y la respuesta del Señor vuelve como un proverbio: .... y vosotros sabréis que yo soy Jehová» (Ez. 6:7; 7:5, 17, etc., cp. 

    Éxodo 5:2

    2 Y Faraón respondió: ¿Quién es Jehová, para que yo oiga su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco a Jehová, ni tampoco dejaré ir a Israel.

    Ezequiel 6:7 

    7 Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.

    Ezequiel 7:5, 17

    5 Así ha dicho Jehová el Señor: Un mal, he aquí que viene un mal.

    17 Toda mano se debilitará, y toda rodilla será débil como el agua.

    Ezequiel, donde esta expresión aparece más de 50 veces, p. ej., Ez. 5:13; 6:14, etc.). 

    Ezequiel 5:13 

    13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo.

    Ezequiel 6:14

    14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra más asolada y devastada que el desierto hacia Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.

    Así, conocer a Jehová es reconocer Su naturaleza, Su carácter, Su soberanía, Su obra en juicio y salvación. 

    (c) JEHOVÁ DE LOS EJÉRCITOS. Jehová de los ejércitos. Expresión frecuentemente empleada en el AT (Is. 54:5; Os. 12:6, etc.), más particularmente en los libros preexílicos (Samuel, Reyes, Salmos, Isaías, Amós). 

    Isaías 54:5 

    5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.

    Oseas 12:6

    6 Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.

    Este nombre compuesto viene a ser sinónimo de Creador todopoderoso, de dominador supremo, de Dueño de todo el cosmos. 

    (d) ADONAI. Adonai, Señor, Dueño. Este nombre fue también aplicado ya desde el principio al Dios de Israel (Gn. 15:2, 8; 18:3, 27, 30; Éx. 23:17; 34:23); se utiliza 427 veces en el AT, expresando la soberanía de Dios, y por ello el sentimiento de dependencia de la creación, la noción de que el hombre está al servicio de su Creador, a quien pertenece, y a quien debe su existencia como el vasallo a su soberano. 

    Génesis 15:2, 8 

    2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?

    8 Y él respondió: Señor Jehová, ¿en qué conoceré que la he de heredar?

    Génesis 18:3, 27, 30 

    3 y dijo: Señor, si ahora he hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo.

    27 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.

    30 Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.

    Éxodo 23:17 

    17 Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor.

    Éxodo 34:23

    23 Tres veces en el año se presentará todo varón tuyo delante de Jehová el Señor, Dios de Israel.

    (Notemos que el término «adonai» se emplea también para un hombre; p. ej., Abraham es el «Señor» de Sara y de su siervo (Gn. 18:12; 24:9, 10, 12). 

    Génesis 18:12 

    12 Se rió, pues, Sara entre sí, diciendo: ¿Después que he envejecido tendré deleite, siendo también mi señor ya viejo?

    Génesis 24:9, 10, 12

    9 Entonces el criado puso su mano debajo del muslo de Abraham su señor, y le juró sobre este negocio.

    10 Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue, tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.

    12 Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham.

    Moisés, amedrentado ante el servicio al que ha sido llamado, emplea el nombre divino apropiado al decir: «¡Ay, Señor [Adonai]!, nunca he sido hombre de fácil palabra. . . » Y es Jehová [Yahveh] quien le promete Su presencia y ayuda eficaz (Éx. 4:10-17). 

    Éxodo 4:10-17

    10 Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua.

    11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?

    12 Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.

    13 Y él dijo: ¡Ay, Señor! envía, te ruego, por medio del que debes enviar.

    14 Entonces Jehová se enojó contra Moisés, y dijo: ¿No conozco yo a tu hermano Aarón, levita, y que él habla bien? Y he aquí que él saldrá a recibirte, y al verte se alegrará en su corazón.

    15 Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer.

    16 Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.

    17 Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales.

    El término Señor («Kurios») en el NT es el equivalente de «Adonai». 

    (e) EL SANTO DE ISRAEL. El Santo de Israel. En el libro de Isaías, Dios es frecuentemente llamado el Santo de Israel, o solamente el Santo, para denotar el Dios de Israel, o el Verdadero Dios (Is. 1:4; 5:19, 24; 6; 40:25, etc.). 

    Isaías 1:4 

    4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.

    Isaías 5:19, 24 

    19 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos!

    24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel.

    Isaías 6 

    Visión y llamamiento de Isaías

    1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.

    2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.

    3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.

    4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.

    5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.

    6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas;

    7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.

    8 Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.

    9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.

    10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad.

    11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;

    12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.

    13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la simiente santa.

    Isaías 40:25

    25 ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo.

    En Ezequiel, Dios se hace conocer como Jehová, como el Dios poderoso y verdadero, al manifestar Su santidad (Ez. 20:41 ss; 28:22; 36:2 etc

    Ezequiel 20:41

    41 Como incienso agradable os aceptaré, cuando os haya sacado de entre los pueblos, y os haya congregado de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.

    Ezequiel 28:22 

    22 y dirás: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh Sidón, y en medio de ti seré glorificado; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga en ella juicios, y en ella me santifique.

    Ezequiel 36:2

    2 Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto el enemigo dijo de vosotros: ¡Ea! también las alturas eternas nos han sido dadas por heredad;

    Es preciso señalar que Dios jura por Su santidad, como jura por Sí mismo (Am. 4:2; Sal. 89:36; Gn. 22:16; Éx. 32:13; Jer. 22:5; Is. 45:23). 

    Amós 4:2 

    2 Jehová el Señor juró por su santidad: He aquí, vienen sobre vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador;

    Salmos 89:36 

    36 Su descendencia será para siempre, Y su trono como el sol delante de mí.

    Génesis 22:16 

    16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;

    Éxodo 32:13 

    13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel tus siervos, a los cuales has jurado por ti mismo, y les has dicho: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; y daré a vuestra descendencia toda esta tierra de que he hablado, y la tomarán por heredad para siempre.

    Jeremías 22:5 

    5 Mas si no oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado, dice Jehová, que esta casa será desierta.

    Isaías 45:23

    23 Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.

    La santidad parece ser sinónima con la divinidad. La lectura de un libro como Levítico deja al lector convencido de ello. La santidad, considerada en Dios, no resulta ser tanto uno de Sus atributos como Su mismo carácter. 

    A través del AT, los textos en los que se trata la santidad divina expresan a la vez Su inefable pureza, Su horror al mal, su aborrecimiento contra el pecado, al igual que Su gloria, majestad, elevación y Su grandeza supremas. La santidad de Dios está en estrecha relación con Sus celos, Su ira y Su venganza. 

    Su naturaleza celosa (Éx. 20:15) no es nada más que Su santidad en acción (Oehler). 

    Éxodo 20:15

    15 No hurtarás.

    En Ez. 38:18, 23 leemos que en Sus celos e ira Jehová ejercerá Sus juicios sobre Israel y que así Él se glorificará y santificará. 

    Ezequiel 38:18, 23

    18 En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová el Señor, subirá mi ira y mi enojo.

    23 Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová.

    La venganza de Dios es una consecuencia de Sus celos y de Su ira (Nah. 1:2; Ez. 25:14, 17). 

    Nahum 1:2 

    2 Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.

    Ezequiel 25:14, 17

    14 Y pondré mi venganza contra Edom en manos de mi pueblo Israel, y harán en Edom según mi enojo y conforme a mi ira; y conocerán mi venganza, dice Jehová el Señor.

    17 Y haré en ellos grandes venganzas con reprensiones de ira; y sabrán que yo soy Jehová, cuando haga mi venganza en ellos.

    Los celos, la ira, y la venganza estallan cada vez que la voluntad de Dios se enfrenta a la oposición de los hombres, cada vez que es menospreciada y desobedecida. Al revelarse como santo, Dios intimaba a Israel que ellos debían ser también santos (Lv. 11:44; 19:2; 20:7, 27; cp. 1 P. 1:16). 

    Levítico 11:44 

    44 Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.

    Levítico 19:2 

    2 Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.

    Levítico 20:7, 27

    7 Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.

    27 Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos.

    1 Pedro 1:16

    16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

    Esta orden queda, como vemos en la cita de 1 Pedro, reafirmada para los creyentes del Nuevo Pacto. 

    (f) PADRE. El NT nos dice que Dios es luz, y que es amor (1 Jn. 1:5; 4:8), pero aquí se trata de Su naturaleza y atributos y no de nombres divinos. 

    1 Juan 1:5 

    Dios es luz

    5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

    1 Juan 4:8

    8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

    La revelación más sublime le da el título que resume para el creyente todos los demás títulos y atributos: el de «Padre». 

    El contenido y sentido de este nombre nos ha sido revelado claramente por Jesucristo, por Sí mismo, por la parábola del hijo pródigo (Lc. 15), el Padrenuestro (Lc. 11); por Su oración sacerdotal (Jn. 17). 

    Lucas 15

    Parábola de la oveja perdida

    1 Se acercaban a Jesús todos los publicanos y pecadores para oírle,

    2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come.

    3 Entonces él les refirió esta parábola, diciendo:

    4 ¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla?

    5 Y cuando la encuentra, la pone sobre sus hombros gozoso;

    6 y al llegar a casa, reúne a sus amigos y vecinos, diciéndoles: Gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja que se había perdido.

    7 Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.

    Parábola de la moneda perdida

    8 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla?

    9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, diciendo: Gozaos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido.

    10 Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.

    Parábola del hijo pródigo

    11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos;

    12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.

    13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.

    14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.

    15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.

    16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.

    17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

    18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.

    19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.

    20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

    21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.

    22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.

    23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;

    24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

    25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;

    26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.

    27 El le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano.

    28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase.

    29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.

    30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.

    31 El entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas.

    32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

    Lucas 11

    Jesús y la oración

    1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

    2 Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

    3 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.

    4 Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal.

    5 Les dijo también: ¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes,

    6 porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante;

    7 y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?

    8 Os digo, que aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin embargo por su importunidad se levantará y le dará todo lo que necesite.

    9 Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

    10 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

    11 ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?

    12 ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

    13 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

    Una casa dividida contra sí misma

    14 Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló.

    15 Pero algunos de ellos decían: Por Beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios.

    16 Otros, para tentarle, le pedían señal del cielo.

    17 Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado; y una casa dividida contra sí misma, cae.

    18 Y si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino? ya que decís que por Beelzebú echo yo fuera los demonios.

    19 Pues si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.

    20 Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.

    21 Cuando el hombre fuerte armado guarda su palacio, en paz está lo que posee.

    22 Pero cuando viene otro más fuerte que él y le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.

    23 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.

    El espíritu inmundo que vuelve

    24 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y no hallándolo, dice: Volveré a mi casa de donde salí.

    25 Y cuando llega, la halla barrida y adornada.

    26 Entonces va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.

    Los que en verdad son bienaventurados

    27 Mientras él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste.

    28 Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan.

    La generación perversa demanda señal

    29 Y apiñándose las multitudes, comenzó a decir: Esta generación es mala; demanda señal, pero señal no le será dada, sino la señal de Jonás.

    30 Porque así como Jonás fue señal a los ninivitas, también lo será el Hijo del Hombre a esta generación.

    31 La reina del Sur se levantará en el juicio con los hombres de esta generación, y los condenará; porque ella vino de los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón,y he aquí más que Salomón en este lugar.

    32 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar.

    La lámpara del cuerpo

    33 Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.

    34 La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas.

    35 Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.

    36 Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.

    Jesús acusa a fariseos y a intérpretes de la ley

    37 Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.

    38 El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado antes de comer.

    39 Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad.

    40 Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?

    41 Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.

    42 Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

    43 ¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.

    44 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres que andan encima no lo saben.

    45 Respondiendo uno de los intérpretes de la ley, le dijo: Maestro, cuando dices esto, también nos afrentas a nosotros.

    46 Y él dijo: ¡Ay de vosotros también, intérpretes de la ley! porque cargáis a los hombres con cargas que no pueden llevar, pero vosotros ni aun con un dedo las tocáis.

    47 ¡Ay de vosotros, que edificáis los sepulcros de los profetas a quienes mataron vuestros padres!

    48 De modo que sois testigos y consentidores de los hechos de vuestros padres; porque a la verdad ellos los mataron, y vosotros edificáis sus sepulcros.

    49 Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán,

    50 para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado desde la fundación del mundo,

    51 desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación.

    52 ¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis.

    53 Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas;

    54 acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle.

    Juan 17

    Jesús ora por sus discípulos

    1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti;

    2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste.

    3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.

    4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese.

    5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

    6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra.

    7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti;

    8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste.

    9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son,

    10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.

    11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.

    12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese.

    13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.

    14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

    16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

    18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.

    19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

    20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

    21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

    22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

    23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

    24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.

    25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.

    26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

    Y esta revelación nos la ha dado en Su calidad de «Hijo», y con el don total que consumó en el Calvario, donde Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo al mundo (2 Co. 5:19). 

    2 Corintios 5:19

    19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

    Pero Jehová estaba ya considerado como «Padre» en un sentido nacional, e invocado como tal, desde el mismo AT. 

    Recordemos las incomparables estrofas del profeta Isaías: «Pues tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos reconoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre...» (Is. 63:16; 64:7). 

    Isaías 63:16 

    16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.

    Isaías 64:7

    7 Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

    Sin embargo, hay más que la idea del Dios que da la existencia a la nación, que la nutre, la protege, y la salva en su territorio (Os. 11:1). 

    Oseas 11:1

    Dios se compadece de su pueblo obstinado

    1 Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo.

    Al releer los pasajes en los que los escritores sagrados hablan de las relaciones entre Dios y el hombre, de la indignidad de los pecadores al título de hijos de Dios (Is. 1:2; 30:1-9; Sal. 73:15); y los que atribuyen a Dios el título de «Salvador» (Sal. 106:21; Is. 43:3, 11; 49:26; 60:16; 63:8; Jer. 14:8; Sof. 3:17, etc.). 

    Isaías 1:2 

    2 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.

    Isaías 30:1-9 

    La futilidad de confiar en Egipto

    1 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová, para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta, y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!

    2 Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner su esperanza en la sombra de Egipto.

    3 Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza, y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.

    4 Cuando estén sus príncipes en Zoán, y sus embajadores lleguen a Hanes,

    5 todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha, ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para vergüenza y aun para oprobio.

    6 Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león, la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho.

    7 Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse quietos.

    8 Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre.

    9 Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

    Salmos 73:15

    15 Si dijera yo: Hablaré como ellos, He aquí, a la generación de tus hijos engañaría.

    Salmos 106:21 

    21 Olvidaron al Dios de su salvación, Que había hecho grandezas en Egipto,

    Isaías 43:3, 11 

    3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti.

    11 Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.

    Isaías 49:26 

    26 Y a los que te despojaron haré comer sus propias carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino; y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

    Isaías 60:16 

    16 Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

    Isaías 63:8 

    8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador.

    Jeremías 14:8 

    8 Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?

    Sofonías 3:17

    17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.

    La paternidad divina se revela también en esta noción del Dios-Salvador, que da por segunda vez la vida a Sus hijos. Así, a través de los nombres de Dios, constatamos que la revelación bíblica se mantiene de una manera coherente consigo misma desde sus orígenes, y que a través de las diversas formas de Su Nombre se expresan a la vez el carácter, la identidad, la voluntad, y los actos de Dios.

    VÉASE:
    Divinidades paganas , Pentateuco , Ejército
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