Diccionario
Diccionario
  • Iglesia

    vet, (gr. «Ekklesia», del verbo «ek kaleõ», «llamar fuera de»). 

    (a) Uso del término. En los estados griegos recibía este nombre la asamblea de los ciudadanos, convocada por un heraldo para tratar y decidir los asuntos públicos (cfr. la asamblea alborotada de Éfeso, Hch. 19:32, 41). 

    Hechos 19:32, 41

    32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido.

    41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.

    La LXX traduce como «ekklesia» el término hebreo «kãhãl», que designa a la asamblea o congregación de Israel. Es en este sentido que Esteban habla de «la congregación» («ekklesia») que estuvo con Moisés en el desierto (Hch. 7:38). 

    Hechos 7:38

    38 Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;

    El Señor Jesús emplea por primera vez en el NT el término iglesia, que va a recibir un tratamiento tan corriente en el NT. Señalemos ya aquí que este término no designa jamás un edificio ni un lugar de culto, como sucede en la actualidad. 

    (b) Definición. En esencia, la Iglesia es la comunidad de todos los creyentes del Nuevo Testamento que han sido unidos por el lazo de la fe y de la acción regeneradora del Espíritu Santo, de una manera vital, a Jesucristo. Esta Iglesia «espiritual» es el cuerpo místico del Señor, del que se llega a ser miembro por el bautismo del Espíritu, y en este sentido sólo es discernida por los ojos de la fe (1 Co. 12:13). 

    1 Corintios 12:13

    13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

    Es «universal» por cuanto todos los hijos de Dios de todos los países y procedencias forman parte de ella (Hch. 2:47; 9:31), comprendiendo también a todos los rescatados ya recogidos en el Señor (He. 12:22-23). 

    Hechos 2:47

    47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

    Hechos 9:31

    31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.

    Hebreos 12:22-23

    22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

    23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

    Si bien en cierto sentido es «invisible», es al mismo tiempo «visible», pues se halla en la tierra manifestada por medio de miembros vivos y activos, para que el mundo pueda ver su amor fraternal, constatar sus buenas obras, y comprender su fiel testimonio del Señor (Jn. 17:21; 1 P. 2:12; Fil. 2:15-16). 

    Juan 17:21 

    21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

    1 Pedro 2:12 

    12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.

    Filipenses 2:15-16

    15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

    16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

    Asimismo, es también «local», ya que en el NT la comunidad cristiana de cada localidad era considerada como una iglesia, lo que permite emplear asimismo el término «iglesias» (Hch. 8:1; 11:26; 13:1; 14:23, 27; 15:41; Ro. 16:4-5; 1 Co. 7:17; 1 Ts. 2:14). 

    Hechos 8:1 

    1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

    Hechos 11:26 

    26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.

    Hechos 13:1 

    1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.

    Hechos 14:23, 27 

    23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

    27 Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.

    Hechos 15:41 

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    Romanos 16:4-5 

    4 que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.

    5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.

    1 Corintios 7:17 

    17 Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias.

    1 Tesalonicenses 2:14

    14 Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos,

    (c) Relación entre Cristo y la Iglesia. La relación entre Cristo y la Iglesia queda maravillosamente ilustrada en el NT. Cristo es la Cabeza, el Jefe del Cuerpo de la Iglesia (1 Co. 12:12-13, 27; Ef. 5:23, 30); es el Esposo celestial, que se ha unido tan íntimamente a ella que los dos ya no son más que una sola carne (2 Co. 11:2; Ef. 5:31-32). 

    1 Corintios 12:12-13, 27 

    12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

    13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

    27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

    Efesios 5:23, 30

    23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

    30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

    2 Corintios 11:2 

    2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.

    Efesios 5:31-32

    31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.

    32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

    Es la piedra cabecera del ángulo del templo del Señor, cuyas piedras vivas son los creyentes individuales edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (Ef. 2:19-22; 1 P. 2:4-5; es así como se debe interpretar Mt. 16:18, siendo que Pedro fue el primero en confesar claramente el nombre del Salvador, siendo en este sentido la primera piedra individual puesta sobre el fundamento. Cfr. Hch. 4:11-12). 

    Efesios 2:19-22 

    19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

    20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

    21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;

    22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

    1 Pedro 2:4-5

    La piedra viva

    4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

    5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

    Mateo 16:18

    18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

    Hechos 4:11-12

    11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.

    12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

    Cristo es asimismo el sumo sacerdote que encabeza el regio sacerdocio constituido por todos los miembros de la Iglesia (1 P. 2:5, 9-10; He. 9:11, 14; Ap. 1:6). 

    1 Pedro 2:5, 9-10 

    5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

    El pueblo de Dios

    9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

    10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

    Hebreos 9:11, 14 

    11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,

    14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

    Apocalipsis 1:6

    6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

    (d) Unidad. La unidad de la Iglesia es un don de Dios y un milagro conseguido por la obra de la Cruz y de Pentecostés, reuniendo en uno solo a los hijos de Dios que estaban esparcidos (Jn. 11:52; Ef. 2:13-16; 1 Co. 12:13). 

    Juan 11:52 

    52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

    Efesios 2:13-16 

    13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

    14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,

    15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,

    16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

    1 Corintios 12:13

    13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

    Así se cumple la oración intercesora de Cristo, pidiendo para los suyos una perfecta unidad de naturaleza, semejante a la del Padre y el Hijo (Jn. 17:11, 20-23). 

    Juan 17:11, 20-23

    11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.

    20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

    21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

    22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

    23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

    La base séptuple de esta unidad queda indicada en Ef. 4:4-6; esta unidad existe entre aquellos que adoran y sirven al Dios uno y trino, que han venido a ser miembros del cuerpo de Cristo, la Iglesia, por el bautismo del Espíritu, teniendo la sola fe que salva y la esperanza viva del retorno de Cristo. 

    Efesios 4:4-6

    4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

    5 un Señor, una fe, un bautismo,

    6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

    Fuera de esta base, es ilusoria toda búsqueda de unidad. De todas maneras, no tenemos que hacer, ni organizar la unidad, que es espiritual, mediante nuestros esfuerzos, sino guardarla en el vínculo de la paz (Ef. 4:1-3). 

    Efesios 4:1-3

    La unidad del Espíritu

    1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,

    2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

    3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

    Esto demanda un constante esfuerzo de los creyentes, y debe llevarnos a la confesión de que todos hemos pecado gravemente a este respecto. ¡Se debería prestar más atención a la severa advertencia de 1 Co. 3:16-17

    1 Corintios 3:16-17

    16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

    17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

    (e) Dones y ministerios en el seno de la iglesia. En el Cuerpo de Cristo cada miembro recibe uno o varios dones del Espíritu, para capacitarle a actuar en bien del resto de los miembros. Una enumeración de los dones y ministerios posibles se halla en 1 Co. 12:7-11, 28- 30; Ro. 12:4-8; Ef. 4:11 (véase CARISMAS). 

    1 Corintios 12:7-11, 28-30 

    7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

    8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;

    9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

    10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

    11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

    28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

    29 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?

    30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?

    Romanos 12:4-8 

    4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,

    5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

    6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;

    7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;

    8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

    Efesios 4:11

    11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

    Por cuanto todos los miembros del cuerpo de Cristo son así dotados y llamados al sacerdocio, no existe jerarquía en la Iglesia, ni división entre clero y laicos. Lo que sí existe es una armónica distribución de los dones y ministerios, ejercidos en mutuo amor y sumisión los unos a los otros (1 P. 4:10-11). 

    1 Pedro 4:10-11

    10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

    11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

    En la Iglesia del NT los apóstoles ejercieron un papel que era, en un sentido, irrepetible (Hch. 1:21-22; Ef. 2:20); los obispos (gr. «supervisores»), llamados también ancianos (Hch. 14:23; 15:22; 20:17, 18), estaban encargados de velar sobre el rebaño y de asegurar la predicación y la enseñanza (1 Ti. 3:1-7; 5:17); los diáconos ejercían un ministerio de servicio (Hch. 3:8-13; 6:2-6; cfr. Ro. 16:1-2: Febe, diaconisa de la iglesia de Cencrea). 

    Hechos 1:21-22 

    21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,

    22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

    Efesios 2:20

    20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

    Hechos 14:23 

    23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

    Hechos 15:22 

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    Hechos 20:17, 18

    Discurso de despedida de Pablo en Mileto

    17 Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.

    18 Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,

    1 Timoteo 3:1-7 

    Requisitos de los obispos

    1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

    2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;

    3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;

    4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

    5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

    6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.

    7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

    1 Timoteo 5:17

    17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.

    Hechos 3:8-13 

    8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

    9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

    10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.

    Discurso de Pedro en el pórtico de Salomón

    11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.

    12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?

    13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.

    Hechos 6:2-6

    2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.

    3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.

    4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

    5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;

    6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.

    Romanos 16:1-2

    Saludos personales

    1 Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea;

    2 que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo.

    Éstos eran cargos siempre establecidos por la irreemplazable autoridad de los apóstoles bien personal, bien delegada expresamente (1 Ti. 3:1-7, 8-13, 14-15; Tit. 1:5), lo cual es evidencia de que no eran establecidos por las iglesias mismas. 

    1 Timoteo 3:1-7, 8-13, 14-15 

    Requisitos de los obispos

    1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

    2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;

    3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;

    4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

    5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

    6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.

    7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

    Requisitos de los diáconos

    8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;

    9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.

    10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.

    11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.

    12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.

    13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

    El misterio de la piedad

    14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,

    15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

    Tito 1:5

    5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;

    Había también profetas, evangelistas, pastores y maestros (Ef. 4:11). 

    Efesios 4:11

    11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

    Éstos son constituidos por la autoridad directa del mismo Señor, cabeza de la Iglesia (cfr. Hch. 13:1-3), ejerciendo sus ministerios en comunión con toda la Iglesia pero no, ciertamente, comisionados por ella, sino por el mismo Señor para edificación mutua. 

    Hechos 13:1-3

    Bernabé y Saulo comienzan su primer viaje misionero

    1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.

    2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

    3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

    Es además un ministerio plural, y no reducido a un solo hombre, como sucede tan frecuentemente hoy en día. Las actividades y la autoridad quedan así en el seno de la Iglesia, de manera que en el Concilio de Jerusalén las decisiones son tomadas en nombre de los apóstoles, ancianos, hermanos y, finalmente, de toda la Iglesia, bajo la dirección del Espíritu Santo (Hch. 15:22-23, 28). (Véase CONCILIO DE JERUSALÉN.) 

    Hechos 15:22-23, 28

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    (f) El destino eterno de la iglesia. En esta tierra, la Iglesia es aún imperfecta, incompleta y menospreciada; no es del mundo y marcha, como su Señor, por el camino de la cruz (Lc. 12:32; Jn. 15:18, 20; 17:14-18). 

    Lucas 12:32 

    32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.

    Juan 15:18, 20 

    18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.

    20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.

    Juan 17:14-18

    14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

    16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

    18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.

    Su tarea es dar testimonio de Jesucristo y ganar almas para Su nombre (1 P. 2:9-10; Fil. 2:15-16). 

    1 Pedro 2:9-10 

    El pueblo de Dios

    9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

    10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

    Filipenses 2:15-16

    15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

    16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

    Tiene que crecer en la santidad (Ef. 4:12-16); es inminente el momento en que se cumplirá el número de los elegidos (Ro. 11:25) y en que Cristo hará comparecer ante Sí a su esposa perfecta, gloriosa e irreprensible (Ef. 5:27). 

    Efesios 4:12-16

    12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

    13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

    14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

    15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

    16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

    Romanos 11:25

    25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;

    Efesios 5:27

    27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

    Para ello, su esposa habrá sido arrebatada al cielo al encuentro de su Señor (1 Ts. 4:14-17; cfr. Mt. 25:1-13), purificada y unida a Él en las Bodas del Cordero (Ap. 19:7-9). 

    1 Tesalonicenses 4:14-17 

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    Mateo 25:1-13

    Parábola de las diez vírgenes

    1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

    2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.

    3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

    4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

    5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

    6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

    7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

    8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

    9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

    10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

    11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

    12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

    13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

    Apocalipsis 19:7-9

    7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

    8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

    La cena de las bodas del Cordero

    9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

    Sentada con Cristo en su trono, reinará con Él por los siglos de los siglos (Ap. 3:21; 22:3-5). 

    Apocalipsis 3:21 

    21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

    Apocalipsis 22:3-5

    3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

    4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

    5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

    Entonces aquellos que han sido salvos por la fe del Evangelio, gozarán de su felicidad sin adversidad alguna, en la presencia del mismo Dios, en aquella ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios, gozando de una comunión entrañable con Cristo y con el Padre en una unión eterna por el Espíritu (He. 11:10; Jn. 14:1-3; Ap. 21:9-22:5). 

    Hebreos 11:10 

    10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

    Juan 14:1-3 

    Jesús, el camino al Padre

    1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

    2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

    3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

    Apocalipsis 21:9-22:5

    La nueva Jerusalén

    9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

    10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,

    11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

    12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;

    13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.

    14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.

    15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.

    16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.

    17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel.

    18 El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio;

    19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda;

    20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.

    21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.

    22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

    23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

    24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

    25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.

    26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.

    27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

    Apocalipsis 22:1-5

    1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

    2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

    3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

    4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

    5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

    Las últimas palabras de la Biblia retumban con la esperanza de la Iglesia alimentada por el Espíritu: «Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven... El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén, sí, ven, Señor Jesús» (Ap. 22:17, 20

    Apocalipsis 22:17, 20

    17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

    20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

    Bibliografía: 

    Chafer L. S.: «Teología Sistemática», tomo II vol. IV. «Eclesiología» (Publicaciones Españolas, Dalton, Ga., 1974 PP 3-256). Darby J N.:«Considerations on the Nature and Unity of the Church of Christ»; 

    «The Character of Office in the Present Dispensation»; 

    «On the Formation of Churches»; «On Ministry, its Nature, Source, Power, and Responsiblity»;

     «On Discipline»; «Separation from Evil God’s Principle of Unity»; 

    «Grace, the Power of Unity and of Gathering»; 

    «On Gifts and Offices in the Church»; 

    «The House of God; the Body of Christ; and the Baptism of the Holy Ghost»; 

    «The Church - the House arid the Body», en The Collected Writings of J. N. Darby (Ed.: W. Kelly, vols. 1 y 14; Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-on-Thames, Surrey, reimp. 1972); 

    Kelly, W.: «Lectures on the Church of God» (C. E. Hammond Trust Bible Depot, Londres s/f); Lacueva, F.: «La Iglesia cuerpo de Cristo» (Clíe, Terrassa, 1973); 

    MacDonald, W.: «Cristo amó a la Iglesia» (Páginas Orientadoras, Tehuacán, 1961); Morgan, G. C.: «Pedro y la Iglesia» (Clíe, 1984); Nee, W.: «La iglesia normal» (Clíe, Terrassa, 1983); 

    Nee, W.: «La iglesia gloriosa (Clíe, Terrassa, 1983); Patterson, F. G.: «Paul’s Doctrine and other papers» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1944); Regard, P. F.: «Los ministerios y los dones» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Los Ángeles s/f); 

    Shaeffer, F. A.: «La Iglesia al final del siglo XX» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1973), Shaeffer, F. A.: «The Church Before the Watching World» (Inter-Varsity Press, Londres, 1972).

    VÉASE: Carismas , Concilio
  • DICCIONARIO
Comparte este sitio
  • Iglesia

    vet, (gr. «Ekklesia», del verbo «ek kaleõ», «llamar fuera de»). 

    (a) Uso del término. En los estados griegos recibía este nombre la asamblea de los ciudadanos, convocada por un heraldo para tratar y decidir los asuntos públicos (cfr. la asamblea alborotada de Éfeso, Hch. 19:32, 41). 

    Hechos 19:32, 41

    32 Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido.

    41 Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea.

    La LXX traduce como «ekklesia» el término hebreo «kãhãl», que designa a la asamblea o congregación de Israel. Es en este sentido que Esteban habla de «la congregación» («ekklesia») que estuvo con Moisés en el desierto (Hch. 7:38). 

    Hechos 7:38

    38 Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras de vida que darnos;

    El Señor Jesús emplea por primera vez en el NT el término iglesia, que va a recibir un tratamiento tan corriente en el NT. Señalemos ya aquí que este término no designa jamás un edificio ni un lugar de culto, como sucede en la actualidad. 

    (b) Definición. En esencia, la Iglesia es la comunidad de todos los creyentes del Nuevo Testamento que han sido unidos por el lazo de la fe y de la acción regeneradora del Espíritu Santo, de una manera vital, a Jesucristo. Esta Iglesia «espiritual» es el cuerpo místico del Señor, del que se llega a ser miembro por el bautismo del Espíritu, y en este sentido sólo es discernida por los ojos de la fe (1 Co. 12:13). 

    1 Corintios 12:13

    13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

    Es «universal» por cuanto todos los hijos de Dios de todos los países y procedencias forman parte de ella (Hch. 2:47; 9:31), comprendiendo también a todos los rescatados ya recogidos en el Señor (He. 12:22-23). 

    Hechos 2:47

    47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

    Hechos 9:31

    31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.

    Hebreos 12:22-23

    22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

    23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

    Si bien en cierto sentido es «invisible», es al mismo tiempo «visible», pues se halla en la tierra manifestada por medio de miembros vivos y activos, para que el mundo pueda ver su amor fraternal, constatar sus buenas obras, y comprender su fiel testimonio del Señor (Jn. 17:21; 1 P. 2:12; Fil. 2:15-16). 

    Juan 17:21 

    21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

    1 Pedro 2:12 

    12 manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.

    Filipenses 2:15-16

    15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

    16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

    Asimismo, es también «local», ya que en el NT la comunidad cristiana de cada localidad era considerada como una iglesia, lo que permite emplear asimismo el término «iglesias» (Hch. 8:1; 11:26; 13:1; 14:23, 27; 15:41; Ro. 16:4-5; 1 Co. 7:17; 1 Ts. 2:14). 

    Hechos 8:1 

    1 Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.

    Hechos 11:26 

    26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.

    Hechos 13:1 

    1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.

    Hechos 14:23, 27 

    23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

    27 Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles.

    Hechos 15:41 

    41 y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias.

    Romanos 16:4-5 

    4 que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.

    5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo.

    1 Corintios 7:17 

    17 Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias.

    1 Tesalonicenses 2:14

    14 Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos,

    (c) Relación entre Cristo y la Iglesia. La relación entre Cristo y la Iglesia queda maravillosamente ilustrada en el NT. Cristo es la Cabeza, el Jefe del Cuerpo de la Iglesia (1 Co. 12:12-13, 27; Ef. 5:23, 30); es el Esposo celestial, que se ha unido tan íntimamente a ella que los dos ya no son más que una sola carne (2 Co. 11:2; Ef. 5:31-32). 

    1 Corintios 12:12-13, 27 

    12 Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

    13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

    27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.

    Efesios 5:23, 30

    23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.

    30 porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos.

    2 Corintios 11:2 

    2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.

    Efesios 5:31-32

    31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.

    32 Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.

    Es la piedra cabecera del ángulo del templo del Señor, cuyas piedras vivas son los creyentes individuales edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (Ef. 2:19-22; 1 P. 2:4-5; es así como se debe interpretar Mt. 16:18, siendo que Pedro fue el primero en confesar claramente el nombre del Salvador, siendo en este sentido la primera piedra individual puesta sobre el fundamento. Cfr. Hch. 4:11-12). 

    Efesios 2:19-22 

    19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios,

    20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

    21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor;

    22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.

    1 Pedro 2:4-5

    La piedra viva

    4 Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa,

    5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

    Mateo 16:18

    18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

    Hechos 4:11-12

    11 Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.

    12 Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.

    Cristo es asimismo el sumo sacerdote que encabeza el regio sacerdocio constituido por todos los miembros de la Iglesia (1 P. 2:5, 9-10; He. 9:11, 14; Ap. 1:6). 

    1 Pedro 2:5, 9-10 

    5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.

    El pueblo de Dios

    9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

    10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

    Hebreos 9:11, 14 

    11 Pero estando ya presente Cristo, sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación,

    14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?

    Apocalipsis 1:6

    6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

    (d) Unidad. La unidad de la Iglesia es un don de Dios y un milagro conseguido por la obra de la Cruz y de Pentecostés, reuniendo en uno solo a los hijos de Dios que estaban esparcidos (Jn. 11:52; Ef. 2:13-16; 1 Co. 12:13). 

    Juan 11:52 

    52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos.

    Efesios 2:13-16 

    13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.

    14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación,

    15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,

    16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades.

    1 Corintios 12:13

    13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

    Así se cumple la oración intercesora de Cristo, pidiendo para los suyos una perfecta unidad de naturaleza, semejante a la del Padre y el Hijo (Jn. 17:11, 20-23). 

    Juan 17:11, 20-23

    11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.

    20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos,

    21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.

    22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno.

    23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado.

    La base séptuple de esta unidad queda indicada en Ef. 4:4-6; esta unidad existe entre aquellos que adoran y sirven al Dios uno y trino, que han venido a ser miembros del cuerpo de Cristo, la Iglesia, por el bautismo del Espíritu, teniendo la sola fe que salva y la esperanza viva del retorno de Cristo. 

    Efesios 4:4-6

    4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación;

    5 un Señor, una fe, un bautismo,

    6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.

    Fuera de esta base, es ilusoria toda búsqueda de unidad. De todas maneras, no tenemos que hacer, ni organizar la unidad, que es espiritual, mediante nuestros esfuerzos, sino guardarla en el vínculo de la paz (Ef. 4:1-3). 

    Efesios 4:1-3

    La unidad del Espíritu

    1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,

    2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

    3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

    Esto demanda un constante esfuerzo de los creyentes, y debe llevarnos a la confesión de que todos hemos pecado gravemente a este respecto. ¡Se debería prestar más atención a la severa advertencia de 1 Co. 3:16-17

    1 Corintios 3:16-17

    16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?

    17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

    (e) Dones y ministerios en el seno de la iglesia. En el Cuerpo de Cristo cada miembro recibe uno o varios dones del Espíritu, para capacitarle a actuar en bien del resto de los miembros. Una enumeración de los dones y ministerios posibles se halla en 1 Co. 12:7-11, 28- 30; Ro. 12:4-8; Ef. 4:11 (véase CARISMAS). 

    1 Corintios 12:7-11, 28-30 

    7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

    8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;

    9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

    10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

    11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

    28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.

    29 ¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros?

    30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?

    Romanos 12:4-8 

    4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,

    5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.

    6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;

    7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;

    8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

    Efesios 4:11

    11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

    Por cuanto todos los miembros del cuerpo de Cristo son así dotados y llamados al sacerdocio, no existe jerarquía en la Iglesia, ni división entre clero y laicos. Lo que sí existe es una armónica distribución de los dones y ministerios, ejercidos en mutuo amor y sumisión los unos a los otros (1 P. 4:10-11). 

    1 Pedro 4:10-11

    10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

    11 Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

    En la Iglesia del NT los apóstoles ejercieron un papel que era, en un sentido, irrepetible (Hch. 1:21-22; Ef. 2:20); los obispos (gr. «supervisores»), llamados también ancianos (Hch. 14:23; 15:22; 20:17, 18), estaban encargados de velar sobre el rebaño y de asegurar la predicación y la enseñanza (1 Ti. 3:1-7; 5:17); los diáconos ejercían un ministerio de servicio (Hch. 3:8-13; 6:2-6; cfr. Ro. 16:1-2: Febe, diaconisa de la iglesia de Cencrea). 

    Hechos 1:21-22 

    21 Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,

    22 comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

    Efesios 2:20

    20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,

    Hechos 14:23 

    23 Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

    Hechos 15:22 

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    Hechos 20:17, 18

    Discurso de despedida de Pablo en Mileto

    17 Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia.

    18 Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia,

    1 Timoteo 3:1-7 

    Requisitos de los obispos

    1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

    2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;

    3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;

    4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

    5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

    6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.

    7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

    1 Timoteo 5:17

    17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.

    Hechos 3:8-13 

    8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

    9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

    10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.

    Discurso de Pedro en el pórtico de Salomón

    11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.

    12 Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿o por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a éste?

    13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad.

    Hechos 6:2-6

    2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.

    3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.

    4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

    5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía;

    6 a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.

    Romanos 16:1-2

    Saludos personales

    1 Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea;

    2 que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo.

    Éstos eran cargos siempre establecidos por la irreemplazable autoridad de los apóstoles bien personal, bien delegada expresamente (1 Ti. 3:1-7, 8-13, 14-15; Tit. 1:5), lo cual es evidencia de que no eran establecidos por las iglesias mismas. 

    1 Timoteo 3:1-7, 8-13, 14-15 

    Requisitos de los obispos

    1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

    2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;

    3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;

    4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

    5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

    6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.

    7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

    Requisitos de los diáconos

    8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;

    9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.

    10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles.

    11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.

    12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas.

    13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

    El misterio de la piedad

    14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,

    15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

    Tito 1:5

    5 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé;

    Había también profetas, evangelistas, pastores y maestros (Ef. 4:11). 

    Efesios 4:11

    11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

    Éstos son constituidos por la autoridad directa del mismo Señor, cabeza de la Iglesia (cfr. Hch. 13:1-3), ejerciendo sus ministerios en comunión con toda la Iglesia pero no, ciertamente, comisionados por ella, sino por el mismo Señor para edificación mutua. 

    Hechos 13:1-3

    Bernabé y Saulo comienzan su primer viaje misionero

    1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.

    2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.

    3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.

    Es además un ministerio plural, y no reducido a un solo hombre, como sucede tan frecuentemente hoy en día. Las actividades y la autoridad quedan así en el seno de la Iglesia, de manera que en el Concilio de Jerusalén las decisiones son tomadas en nombre de los apóstoles, ancianos, hermanos y, finalmente, de toda la Iglesia, bajo la dirección del Espíritu Santo (Hch. 15:22-23, 28). (Véase CONCILIO DE JERUSALÉN.) 

    Hechos 15:22-23, 28

    22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos;

    23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud.

    28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

    (f) El destino eterno de la iglesia. En esta tierra, la Iglesia es aún imperfecta, incompleta y menospreciada; no es del mundo y marcha, como su Señor, por el camino de la cruz (Lc. 12:32; Jn. 15:18, 20; 17:14-18). 

    Lucas 12:32 

    32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.

    Juan 15:18, 20 

    18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros.

    20 Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.

    Juan 17:14-18

    14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.

    16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

    17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

    18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.

    Su tarea es dar testimonio de Jesucristo y ganar almas para Su nombre (1 P. 2:9-10; Fil. 2:15-16). 

    1 Pedro 2:9-10 

    El pueblo de Dios

    9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

    10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

    Filipenses 2:15-16

    15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

    16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.

    Tiene que crecer en la santidad (Ef. 4:12-16); es inminente el momento en que se cumplirá el número de los elegidos (Ro. 11:25) y en que Cristo hará comparecer ante Sí a su esposa perfecta, gloriosa e irreprensible (Ef. 5:27). 

    Efesios 4:12-16

    12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

    13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

    14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

    15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

    16 de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

    Romanos 11:25

    25 Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles;

    Efesios 5:27

    27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

    Para ello, su esposa habrá sido arrebatada al cielo al encuentro de su Señor (1 Ts. 4:14-17; cfr. Mt. 25:1-13), purificada y unida a Él en las Bodas del Cordero (Ap. 19:7-9). 

    1 Tesalonicenses 4:14-17 

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    Mateo 25:1-13

    Parábola de las diez vírgenes

    1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.

    2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas.

    3 Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

    4 mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

    5 Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron.

    6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!

    7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas.

    8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.

    9 Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.

    10 Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta.

    11 Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos!

    12 Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.

    13 Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir.

    Apocalipsis 19:7-9

    7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado.

    8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos.

    La cena de las bodas del Cordero

    9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

    Sentada con Cristo en su trono, reinará con Él por los siglos de los siglos (Ap. 3:21; 22:3-5). 

    Apocalipsis 3:21 

    21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

    Apocalipsis 22:3-5

    3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

    4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

    5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

    Entonces aquellos que han sido salvos por la fe del Evangelio, gozarán de su felicidad sin adversidad alguna, en la presencia del mismo Dios, en aquella ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios, gozando de una comunión entrañable con Cristo y con el Padre en una unión eterna por el Espíritu (He. 11:10; Jn. 14:1-3; Ap. 21:9-22:5). 

    Hebreos 11:10 

    10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.

    Juan 14:1-3 

    Jesús, el camino al Padre

    1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.

    2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

    3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

    Apocalipsis 21:9-22:5

    La nueva Jerusalén

    9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero.

    10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios,

    11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal.

    12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel;

    13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas.

    14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.

    15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro.

    16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.

    17 Y midió su muro, ciento cuarenta y cuatro codos, de medida de hombre, la cual es de ángel.

    18 El material de su muro era de jaspe; pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio;

    19 y los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda piedra preciosa. El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda;

    20 el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.

    21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.

    22 Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero.

    23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.

    24 Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella.

    25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche.

    26 Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella.

    27 No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.

    Apocalipsis 22:1-5

    1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

    2 En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

    3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,

    4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.

    5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.

    Las últimas palabras de la Biblia retumban con la esperanza de la Iglesia alimentada por el Espíritu: «Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven... El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén, sí, ven, Señor Jesús» (Ap. 22:17, 20

    Apocalipsis 22:17, 20

    17 Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.

    20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.

    Bibliografía: 

    Chafer L. S.: «Teología Sistemática», tomo II vol. IV. «Eclesiología» (Publicaciones Españolas, Dalton, Ga., 1974 PP 3-256). Darby J N.:«Considerations on the Nature and Unity of the Church of Christ»; 

    «The Character of Office in the Present Dispensation»; 

    «On the Formation of Churches»; «On Ministry, its Nature, Source, Power, and Responsiblity»;

     «On Discipline»; «Separation from Evil God’s Principle of Unity»; 

    «Grace, the Power of Unity and of Gathering»; 

    «On Gifts and Offices in the Church»; 

    «The House of God; the Body of Christ; and the Baptism of the Holy Ghost»; 

    «The Church - the House arid the Body», en The Collected Writings of J. N. Darby (Ed.: W. Kelly, vols. 1 y 14; Stow Hill Bible and Tract Depot, Kingston-on-Thames, Surrey, reimp. 1972); 

    Kelly, W.: «Lectures on the Church of God» (C. E. Hammond Trust Bible Depot, Londres s/f); Lacueva, F.: «La Iglesia cuerpo de Cristo» (Clíe, Terrassa, 1973); 

    MacDonald, W.: «Cristo amó a la Iglesia» (Páginas Orientadoras, Tehuacán, 1961); Morgan, G. C.: «Pedro y la Iglesia» (Clíe, 1984); Nee, W.: «La iglesia normal» (Clíe, Terrassa, 1983); 

    Nee, W.: «La iglesia gloriosa (Clíe, Terrassa, 1983); Patterson, F. G.: «Paul’s Doctrine and other papers» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, 1944); Regard, P. F.: «Los ministerios y los dones» (Ed. «Las Buenas Nuevas», Los Ángeles s/f); 

    Shaeffer, F. A.: «La Iglesia al final del siglo XX» (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1973), Shaeffer, F. A.: «The Church Before the Watching World» (Inter-Varsity Press, Londres, 1972).

    VÉASE:
    Carismas , Concilio
Comparte este sitio
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información y limitar el uso de cookies en nuestra política de cookies.