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  • Tesalonicenses (1ª Epístola)

    Es la más antigua de las epístolas del apóstol Pablo, que estaba con Silvano (Silas) y Timoteo cuando la dirigió a la iglesia en Tesalónica. 

    Pablo había fundado esta iglesia en el curso de su viaje misionero. Los judíos, irritados, echaron al apóstol de Tesalónica; entonces, él se dirigió desde allí a Berea, y a continuación a Atenas (véase PABLO). 

    La epístola contiene alusiones a los incidentes en Tesalónica (1 Ts. 2). 

    Afirma también que Timoteo fue enviado por Pablo desde Atenas a Tesalónica para alentar a los cristianos perseguidos (1 Ts. 3:13). 

    1 Tesalonicenses 3:13

    13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

    Timoteo dio noticias a Pablo de la firmeza que tenían. En Hch. 18:5 se nos dice que Silas y Timoteo se reunieron con el apóstol en Corinto, desde donde escribió la primera a los Tesalonicenses, probablemente en el año 50 ó 51 d.C. 

    Hechos 18:5

    5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

    Las alusiones de la epístola a las experiencias de Pablo en Tesalónica, la preocupación de los tesalonicenses acerca de sus hermanos que habían muerto, así como el carácter práctico de la epístola, confirman esta fecha. 

    (A) Circunstancias motivadoras de la epístola: 

    (1) Tendencia de los tesalonicenses a descuidar el trabajo cotidiano, posiblemente con el argumento de que, si el Señor iba a venir pronto, no valía la pena llevar a cabo los deberes habituales para la subsistencia. Debilidad en el plano moral. 

    (2) Perplejidad acerca de los que habían muerto. Los tesalonicenses temían que éstos no tuvieran parte ya en el glorioso reinado que Cristo iba a establecer en Su venida. 

    (3) Problemas en el ejercicio de los dones espirituales, particularmente la profecía. 

    (B) Análisis de la epístola. 

    (1) El apóstol rinde homenaje al fervor, paciencia e influencia de los cristianos en Tesalónica (1 Ts. 1). 

    (2) Les recuerda que él ha actuado con perfecta rectitud con respecto a ellos y que no ha sido carga para nadie. Alaba la valentía de ellos en medio de las persecuciones (1 Ts. 2). 

    (3) Gozo de Pablo al saber las buenas nuevas que Timoteo le trae de Tesalónica (1 Ts. 3). 

    (4) Instrucciones particulares (1 Ts. 4:1-5:24): 

    1 Tesalonicenses 4:1-18

    La vida que agrada a Dios

    1 Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.

    2 Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús;

    3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;

    4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;

    5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;

    6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.

    7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.

    8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

    9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;

    10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;

    11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,

    12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    1 Tesalonicenses 5:1-24

    1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

    2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

    3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    Pablo exhorta a los hermanos

    12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan;

    13 y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.

    14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.

    15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.

    16 Estad siempre gozosos.

    17 Orad sin cesar.

    18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

    19 No apaguéis al Espíritu.

    20 No menospreciéis las profecías.

    21 Examinadlo todo; retened lo bueno.

    22 Absteneos de toda especie de mal.

    23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

    24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

    (a) Necesidad de la pureza (1 Ts. 4:3-8). 

    1 Tesalonicenses 4:3-8

    3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;

    4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;

    5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;

    6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.

    7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.

    8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

    (b) Exhortación al amor fraternal y al trabajo (1 Ts. 4:9-12). 

    1 Tesalonicenses 4:9-12

    9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;

    10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;

    11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,

    12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.

    (c) Cuando el Señor venga, los creyentes ya muertos resucitarán en primer lugar; los creyentes vivientes serán luego transformados, y todos juntos serán arrebatados al encuentro del Señor en el aire (1 Ts. 4:13, 18; cfr. 1 Co. 15:51-53). 

    1 Tesalonicenses 4:13, 18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    1 Corintios 15:51-53

    51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

    (d) Necesidad de velar y ser sobrios (1 Ts. 5:1-11). 

    1 Tesalonicenses 5:1-11

    1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

    2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

    3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    (e) El apóstol recomienda el respeto hacia los hermanos conductores de la grey, el bien hacer, el ejercicio de los dones espirituales, la práctica de todas las virtudes cristianas (1 Ts. 5:12-24). 

    1 Tesalonicenses 5:12-24

    Pablo exhorta a los hermanos

    12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan;

    13 y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.

    14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.

    15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.

    16 Estad siempre gozosos.

    17 Orad sin cesar.

    18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

    19 No apaguéis al Espíritu.

    20 No menospreciéis las profecías.

    21 Examinadlo todo; retened lo bueno.

    22 Absteneos de toda especie de mal.

    23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

    24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

    (5) Despedida (1 Ts. 5:25-28). 

    1 Tesalonicenses 5:25-28

    25 Hermanos, orad por nosotros.

    26 Saludad a todos los hermanos con ósculo santo.

    27 Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos.

    28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.

    Esta epístola revela de una manera notable los problemas afrontados por una iglesia formada de recientes conversos, surgidos, en su mayor parte, del paganismo; muestra asimismo la grandeza y sabiduría del apóstol. (Véase ARREBATAMIENTO.) 

    2 ª Epístola 

    (B) Origen. Pablo la escribió en Corinto, al igual que la primera, y pocos meses después de ella, probablemente en el año 51. El apóstol estaba nuevamente acompañado por Silvano (Silas) y Timoteo (2 Ts. 1:1). 

    2 Tesalonicenses 1:1

    Salutación

    1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:

    Esta carta es, especialmente, una advertencia en contra de ideas erróneas en cuanto a la Segunda Venida del Señor (2 Ts. 2). 

    Nuevamente, Pablo les recomienda reprender y señalar a los holgazanes (2 Ts. 3:6-12). 

    2 Tesalonicenses 3:6-12

    El deber de trabajar

    6 Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.

    7 Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros,

    8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros;

    9 no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis.

    10 Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.

    11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.

    12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.

    En la primera epístola se expone la relación de la Segunda Venida con los creyentes; la segunda revela lo que les sucederá a los pecadores (2 Ts. 1:5-10). 

    2 Tesalonicenses 1:5-10

    5 Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.

    6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan,

    7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,

    8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;

    9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

    10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

    Después Pablo ruega a los tesalonicenses que no se dejen llevar por el pensamiento de que «el día del Señor ha llegado» (2 Ts. 2:2). 

    2 Tesalonicenses 2:2

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    A este respecto, se debe señalar la desafortunada y errónea traducción que ha exhibido la Reina-Valera en este pasaje, incluyendo la revisión 1960, y que ha sido felizmente corregida en la revisión 1977. 

    En efecto, la errónea traducción, «no os dejéis mover fácilmente... en el sentido de que el día del Señor está cerca»: 

    (A) hace injusticia al texto gr., por cuanto lo que se intima aquí es a resistir las erróneas enseñanzas de que «el día del Señor ha llegado». Tales enseñanzas angustiaban a los cristianos, que pensaban por ello que estaban viviendo los días de la retribución divina sobre la tierra (véase TRIBULACIÓN [GRAN]). 

    (B) Hace injusticia a la enseñanza del NT de la inminencia de la venida del Señor, que debe ser la esperanza real y constante de cada generación de cristianos. (cfr. W. E. Vine: «Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento», Clíe, Terrassa, 1984, vol. 1, p. 32, bajo artículo ACERCAR, CERCA, CERCANO, b, 3, nota [21). 

    Se debe recordar, y Pablo lo recuerda a los tesalonicenses, que la Parusía debe ir precedida por la apostasía, predicha por el mismo Señor (cfr. Mt. 24:9-12) y por Pablo (Hch. 20:29, 30; Ro. 16:17-20; 2 Co. 11:13- 45; 1 Ti. 4:1), y por la manifestación del Inicuo (2 Ts. 2:3, 4; Dn. 7:25; 11:36; 1 Jn. 2:18). (Véase ANTICRISTO.) 

    Mateo 24:9-12

    9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.

    10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.

    11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;

    12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

    Hechos 20:29, 30 

    29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.

    30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

    Romanos 16:17-20 

    17 Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.

    18 Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.

    19 Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.

    20 Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

    2 Corintios 11:13-33 

    13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.

    14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.

    15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

    Sufrimientos de Pablo como apóstol

    16 Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito.

    17 Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme.

    18 Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré;

    19 porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos.

    20 Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas.

    21 Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.

    22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo.

    23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.

    24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.

    25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;

    26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

    27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;

    28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

    29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?

    30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.

    31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.

    32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;

    33 y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.

    1 Timoteo 4:1

    Predicción de la apostasía

    1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;

    2 Tesalonicenses 2:3, 4 

    3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,

    4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

    Daniel 7:25 

    25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

    Daniel 11:36 

    36 Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá.

    1 Juan 2:18

    El anticristo

    18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.

    El Señor lo destruirá cuando vuelva en gloria. Pablo recuerda a los tesalonicenses que él ya les decía todas estas cosas cuando estaba con ellos (2 Ts. 2:5). 

    2 Tesalonicenses 2:5

    5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

    La posición de que la visión escatológica de Segunda Tesalonicenses es incompatible con la Primera Epístola carece de base. Se asume para ello que, así como en la primera el creyente es exhortado a esperar la venida del Señor velando, porque el día del Señor vendrá de improviso, en la segunda se afirma una secuencia de eventos (cfr. 2 Ts. 2:12 con 1 Ts. 5:1-11). 

    2 Tesalonicenses 2:12

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    1 Tesalonicenses 5:1-11

    1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

    2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

    3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    Pero no hay contradicción alguna. Es evidente que el arrebatamiento de los creyentes (1 Ts. 4:17) es anterior a la venida del Señor (véase discusión de los diversos puntos de vista en TRIBULACIÓN [GRAN].) 

    1 Tesalonicenses 4:17

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    El encuentro de los creyentes con el Señor tiene lugar en el aire (1 Ts. 4:17). 

    1 Tesalonicenses 4:17

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    Cuando el Señor viene para juzgar, lo hace acompañado de Sus santos (1 Ts. 3:13). 

    1 Tesalonicenses 3:13

    13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

    Entre el arrebatamiento de los santos en 1 Ts. 4:13-18 para encontrarse con el Señor en el aire hasta la Segunda Venida del Señor a la tierra hay el intervalo en el que se manifiestan la apostasía y el hombre de pecado (2 Ts. 2:1-12). 

    1 Tesalonicenses 4:13-18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    2 Tesalonicenses 2:1-12

    Manifestación del hombre de pecado

    1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,

    4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

    5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

    6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

    11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    Es por ello que los cristianos no debían pensar que el día del Señor había llegado ya. Este día no tomará a los cristianos de improviso (1 Ts. 4:8), sino que estarán con Cristo en el día de Su glorificación (1 Ts. 4:9-10; 2 Ts. 1:10; 2:13-17). 

    1 Tesalonicenses 4:8

    8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

    1 Tesalonicenses 4:9-10 

    9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;

    10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;

    2 Tesalonicenses 1:10 

    10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

    2 Tesalonicenses 2:13-17

    Escogidos para salvación

    13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

    14 a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

    15 Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.

    16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,

    17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.

    (b) Plan de Segunda Tesalonicenses. 

    (1) Acción de gracias por la entereza de la fe de estos nuevos convertidos. El Señor, en Su Segunda Venida, dará a todos una justa retribución (2 Ts. 1:1-12). 

    2 Tesalonicenses 1:1-12

    Salutación

    1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:

    2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

    Dios juzgará a los pecadores en la venida de Cristo

    3 Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás;

    4 tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.

    5 Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.

    6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan,

    7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,

    8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;

    9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

    10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

    11 Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder,

    12 para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

    (2) Exhortación a no dejarse inducir a error en cuanto a la fecha de la venida del Señor a la tierra. 

    Descripción de la apostasía y del hombre de pecado que precederán la venida del Señor (2 Ts. 2:1-12). 

    2 Tesalonicenses 2:1-12

    Manifestación del hombre de pecado

    1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,

    4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

    5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

    6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

    11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    (3) Pablo se regocija de la elección y de la fidelidad de los tesalonicenses (2 Ts. 2:13-17). 

    2 Tesalonicenses 2:13-17

    Escogidos para salvación

    13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

    14 a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

    15 Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.

    16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,

    17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.

    (4) Últimas exhortaciones: la intercesión; necesidad de alejarse de aquellos que viven desordenadamente; el trabajo cotidiano; la autoridad del apóstol (2 Ts. 3). 

    El apóstol había puesto a los tesalonicenses en guardia (2 Ts. 2:2) contra una carta pretendidamente suya; añade, al concluir, que todas sus cartas van provistas de su firma personal (2 Ts. 3:17). 

    2 Tesalonicenses 2:2

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    2 Tesalonicenses 3:17

    17 La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo.

    Se puede constatar que desde el origen de la Iglesia, las cartas de Pablo y sus enseñanzas orales tenían la misma autoridad. Sus declaraciones en cuanto a la apostasía y al hombre de pecado han suscitado diversas interpretaciones. 

    Sin embargo, de la misma naturaleza del concepto apostasía es evidente que tendrá lugar en el seno de la cristiandad profesante; su punto culminante será la aparición de un Anticristo personal, el hombre de pecado. «Quien al presente lo detiene» (2 Ts. 2:7) en masculino se refiere a una agencia personal; en el v. 6, en cambio, el artículo es neutro, lo que por tanto es una agencia impersonal. 

    2 Tesalonicenses 2:7

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    Sin embargo es evidente que ambos versículos 6 y 7 tienen una estrecha relación. Se ha sugerido que esta agencia retenedora impersonal es el poder civil, el gobierno humano, pero es una solución que dista mucho de ser satisfactoria. 

    En realidad muchos gobiernos humanos, más que impedir este estado de cosas, lo han prefigurado (cfr. Nabucodonosor, Dn. 3; Darío, Dn. 6; los honores divinos dados a los emperadores romanos, etc.). 

    Daniel 3

    Rescatados del horno de fuego

    1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.

    2 Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado.

    3 Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.

    4 Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas,

    5 que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado;

    6 y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.

    7 Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.

    8 Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos.

    9 Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.

    10 Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro;

    11 y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.

    12 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.

    13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey.

    14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?

    15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?

    16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto.

    17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.

    18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

    19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.

    20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.

    21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.

    22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.

    23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.

    24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

    25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.

    26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego.

    27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.

    28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.

    29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste.

    30 Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.

    Daniel 6

    Daniel en el foso de los leones

    1 Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino.

    2 Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.

    3 Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.

    4 Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.

    5 Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.

    6 Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ¡Rey Darío, para siempre vive!

    7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.

    8 Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.

    9 Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.

    10 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.

    11 Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios.

    12 Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.

    13 Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.

    14 Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.

    15 Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado.

    16 Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.

    17 Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase.

    18 Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño.

    19 El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones.

    20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?

    21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre.

    22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.

    23 Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios.

    24 Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.

    25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.

    26 De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin.

    27 El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones.

    28 Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.

    Es evidente que se trata: 

    (a) de la acción anticorruptora del conjunto de los creyentes en la tierra, que, mientras están aquí, actúan como sal, impidiendo que la corrupción se manifieste plenamente (cfr. Mt. 5:13); 

    Mateo 5:13

    La sal de la tierra

    13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

    (b) por la residencia del Espíritu Santo en ellos (cfr. Jn. 14:16-17, etc.). 

    Juan 14:16-17

    16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:

    17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

    Así se explica esta doble mención, impersonal (2 Ts. 2:6) y personal (2 Ts. 2:7); la acción retenedora es: 

    2 Tesalonicenses 2:6

    6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

    2 Tesalonicenses 2:7

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    (i) la de la Iglesia creyente, 

    (ii) energizada y dirigida en su testimonio por el Espíritu Santo. Cuando la Iglesia sea arrebatada (1 Ts. 4:13-18) será «quitado de en medio» (2 Ts. 2:8) aquello y Aquel que impide la manifestación del Inicuo (v.8). 

    1 Tesalonicenses 4:13-18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    2 Tesalonicenses 2:8

    8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;

    (C) Autenticidad. Las pruebas externas e internas son muy fuertes. La Primera Epístola está incluida en la Vetus Latina. Figura en el fragmento de Muratori. Ireneo la cita, atribuyéndola a Pablo y designándola como la primera epístola dirigida a la iglesia en Tesalónica. 

    Clemente de Alejandría la cita igualmente y la atribuye a Pablo. Tertuliano la llama Epístola a los Tesalonicenses. «Las pruebas internas son igualmente convincentes. Las menciones personales son inexplicables si no son de Pablo. 

    Las diferencias con el relato de Hechos indican la dualidad de autores, pero no pueden llevar a dudar de la autenticidad de la epístola. Por ella y por los testimonios de primera mano podemos llegar a conocer qué clase de hombre era Pablo y qué género de cartas escribía» (Manley: «Nouveau Manuel de la Bible», p. 377). 

    Con respecto a la Segunda Epístola, es mencionada por Marción, el fragmento de Muratori e Ireneo; además, parece que había sido conocida por Policarpo, Ignacio y Justino. 

    Estaba ya universalmente aceptada en el año 200. 

    Bibliografía: 

    Hubbard, D.: «1 y 2 Tesalonicenses», en Comentario Bíblico Moody-Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1965); 

    Kelly, W.: «Lectures introductory to the study of the Epistles of Paul the Apostle» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970); 

    Morris, L.: «Las cartas a los Tesalonicenses» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1976); 

    Ryrie, C. C.: «Primera y Segunda Tesalonicenses» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980).

    VÉASE: Pablo , Arrebatamiento , Tribulación (Gran) , Anticristo
  • DICCIONARIO
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  • Tesalonicenses (1ª Epístola)

    Es la más antigua de las epístolas del apóstol Pablo, que estaba con Silvano (Silas) y Timoteo cuando la dirigió a la iglesia en Tesalónica. 

    Pablo había fundado esta iglesia en el curso de su viaje misionero. Los judíos, irritados, echaron al apóstol de Tesalónica; entonces, él se dirigió desde allí a Berea, y a continuación a Atenas (véase PABLO). 

    La epístola contiene alusiones a los incidentes en Tesalónica (1 Ts. 2). 

    Afirma también que Timoteo fue enviado por Pablo desde Atenas a Tesalónica para alentar a los cristianos perseguidos (1 Ts. 3:13). 

    1 Tesalonicenses 3:13

    13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

    Timoteo dio noticias a Pablo de la firmeza que tenían. En Hch. 18:5 se nos dice que Silas y Timoteo se reunieron con el apóstol en Corinto, desde donde escribió la primera a los Tesalonicenses, probablemente en el año 50 ó 51 d.C. 

    Hechos 18:5

    5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

    Las alusiones de la epístola a las experiencias de Pablo en Tesalónica, la preocupación de los tesalonicenses acerca de sus hermanos que habían muerto, así como el carácter práctico de la epístola, confirman esta fecha. 

    (A) Circunstancias motivadoras de la epístola: 

    (1) Tendencia de los tesalonicenses a descuidar el trabajo cotidiano, posiblemente con el argumento de que, si el Señor iba a venir pronto, no valía la pena llevar a cabo los deberes habituales para la subsistencia. Debilidad en el plano moral. 

    (2) Perplejidad acerca de los que habían muerto. Los tesalonicenses temían que éstos no tuvieran parte ya en el glorioso reinado que Cristo iba a establecer en Su venida. 

    (3) Problemas en el ejercicio de los dones espirituales, particularmente la profecía. 

    (B) Análisis de la epístola. 

    (1) El apóstol rinde homenaje al fervor, paciencia e influencia de los cristianos en Tesalónica (1 Ts. 1). 

    (2) Les recuerda que él ha actuado con perfecta rectitud con respecto a ellos y que no ha sido carga para nadie. Alaba la valentía de ellos en medio de las persecuciones (1 Ts. 2). 

    (3) Gozo de Pablo al saber las buenas nuevas que Timoteo le trae de Tesalónica (1 Ts. 3). 

    (4) Instrucciones particulares (1 Ts. 4:1-5:24): 

    1 Tesalonicenses 4:1-18

    La vida que agrada a Dios

    1 Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.

    2 Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por el Señor Jesús;

    3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;

    4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;

    5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;

    6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.

    7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.

    8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

    9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;

    10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;

    11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,

    12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    1 Tesalonicenses 5:1-24

    1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

    2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

    3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    Pablo exhorta a los hermanos

    12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan;

    13 y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.

    14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.

    15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.

    16 Estad siempre gozosos.

    17 Orad sin cesar.

    18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

    19 No apaguéis al Espíritu.

    20 No menospreciéis las profecías.

    21 Examinadlo todo; retened lo bueno.

    22 Absteneos de toda especie de mal.

    23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

    24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

    (a) Necesidad de la pureza (1 Ts. 4:3-8). 

    1 Tesalonicenses 4:3-8

    3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación;

    4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor;

    5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;

    6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y testificado.

    7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.

    8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

    (b) Exhortación al amor fraternal y al trabajo (1 Ts. 4:9-12). 

    1 Tesalonicenses 4:9-12

    9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;

    10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;

    11 y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado,

    12 a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada.

    (c) Cuando el Señor venga, los creyentes ya muertos resucitarán en primer lugar; los creyentes vivientes serán luego transformados, y todos juntos serán arrebatados al encuentro del Señor en el aire (1 Ts. 4:13, 18; cfr. 1 Co. 15:51-53). 

    1 Tesalonicenses 4:13, 18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    1 Corintios 15:51-53

    51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,

    52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

    53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

    (d) Necesidad de velar y ser sobrios (1 Ts. 5:1-11). 

    1 Tesalonicenses 5:1-11

    1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

    2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

    3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    (e) El apóstol recomienda el respeto hacia los hermanos conductores de la grey, el bien hacer, el ejercicio de los dones espirituales, la práctica de todas las virtudes cristianas (1 Ts. 5:12-24). 

    1 Tesalonicenses 5:12-24

    Pablo exhorta a los hermanos

    12 Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan;

    13 y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.

    14 También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.

    15 Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos.

    16 Estad siempre gozosos.

    17 Orad sin cesar.

    18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.

    19 No apaguéis al Espíritu.

    20 No menospreciéis las profecías.

    21 Examinadlo todo; retened lo bueno.

    22 Absteneos de toda especie de mal.

    23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

    24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.

    (5) Despedida (1 Ts. 5:25-28). 

    1 Tesalonicenses 5:25-28

    25 Hermanos, orad por nosotros.

    26 Saludad a todos los hermanos con ósculo santo.

    27 Os conjuro por el Señor, que esta carta se lea a todos los santos hermanos.

    28 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. Amén.

    Esta epístola revela de una manera notable los problemas afrontados por una iglesia formada de recientes conversos, surgidos, en su mayor parte, del paganismo; muestra asimismo la grandeza y sabiduría del apóstol. (Véase ARREBATAMIENTO.) 

    2 ª Epístola 

    (B) Origen. Pablo la escribió en Corinto, al igual que la primera, y pocos meses después de ella, probablemente en el año 51. El apóstol estaba nuevamente acompañado por Silvano (Silas) y Timoteo (2 Ts. 1:1). 

    2 Tesalonicenses 1:1

    Salutación

    1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:

    Esta carta es, especialmente, una advertencia en contra de ideas erróneas en cuanto a la Segunda Venida del Señor (2 Ts. 2). 

    Nuevamente, Pablo les recomienda reprender y señalar a los holgazanes (2 Ts. 3:6-12). 

    2 Tesalonicenses 3:6-12

    El deber de trabajar

    6 Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros.

    7 Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros,

    8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros;

    9 no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis.

    10 Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.

    11 Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.

    12 A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.

    En la primera epístola se expone la relación de la Segunda Venida con los creyentes; la segunda revela lo que les sucederá a los pecadores (2 Ts. 1:5-10). 

    2 Tesalonicenses 1:5-10

    5 Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.

    6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan,

    7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,

    8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;

    9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

    10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

    Después Pablo ruega a los tesalonicenses que no se dejen llevar por el pensamiento de que «el día del Señor ha llegado» (2 Ts. 2:2). 

    2 Tesalonicenses 2:2

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    A este respecto, se debe señalar la desafortunada y errónea traducción que ha exhibido la Reina-Valera en este pasaje, incluyendo la revisión 1960, y que ha sido felizmente corregida en la revisión 1977. 

    En efecto, la errónea traducción, «no os dejéis mover fácilmente... en el sentido de que el día del Señor está cerca»: 

    (A) hace injusticia al texto gr., por cuanto lo que se intima aquí es a resistir las erróneas enseñanzas de que «el día del Señor ha llegado». Tales enseñanzas angustiaban a los cristianos, que pensaban por ello que estaban viviendo los días de la retribución divina sobre la tierra (véase TRIBULACIÓN [GRAN]). 

    (B) Hace injusticia a la enseñanza del NT de la inminencia de la venida del Señor, que debe ser la esperanza real y constante de cada generación de cristianos. (cfr. W. E. Vine: «Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento», Clíe, Terrassa, 1984, vol. 1, p. 32, bajo artículo ACERCAR, CERCA, CERCANO, b, 3, nota [21). 

    Se debe recordar, y Pablo lo recuerda a los tesalonicenses, que la Parusía debe ir precedida por la apostasía, predicha por el mismo Señor (cfr. Mt. 24:9-12) y por Pablo (Hch. 20:29, 30; Ro. 16:17-20; 2 Co. 11:13- 45; 1 Ti. 4:1), y por la manifestación del Inicuo (2 Ts. 2:3, 4; Dn. 7:25; 11:36; 1 Jn. 2:18). (Véase ANTICRISTO.) 

    Mateo 24:9-12

    9 Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.

    10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.

    11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos;

    12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará.

    Hechos 20:29, 30 

    29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño.

    30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.

    Romanos 16:17-20 

    17 Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.

    18 Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos.

    19 Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal.

    20 Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

    2 Corintios 11:13-33 

    13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.

    14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.

    15 Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

    Sufrimientos de Pablo como apóstol

    16 Otra vez digo: Que nadie me tenga por loco; o de otra manera, recibidme como a loco, para que yo también me gloríe un poquito.

    17 Lo que hablo, no lo hablo según el Señor, sino como en locura, con esta confianza de gloriarme.

    18 Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré;

    19 porque de buena gana toleráis a los necios, siendo vosotros cuerdos.

    20 Pues toleráis si alguno os esclaviza, si alguno os devora, si alguno toma lo vuestro, si alguno se enaltece, si alguno os da de bofetadas.

    21 Para vergüenza mía lo digo, para eso fuimos demasiado débiles. Pero en lo que otro tenga osadía (hablo con locura), también yo tengo osadía.

    22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? También yo.

    23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.

    24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.

    25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;

    26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;

    27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;

    28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.

    29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?

    30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.

    31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.

    32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;

    33 y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.

    1 Timoteo 4:1

    Predicción de la apostasía

    1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios;

    2 Tesalonicenses 2:3, 4 

    3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,

    4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

    Daniel 7:25 

    25 Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.

    Daniel 11:36 

    36 Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá.

    1 Juan 2:18

    El anticristo

    18 Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.

    El Señor lo destruirá cuando vuelva en gloria. Pablo recuerda a los tesalonicenses que él ya les decía todas estas cosas cuando estaba con ellos (2 Ts. 2:5). 

    2 Tesalonicenses 2:5

    5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

    La posición de que la visión escatológica de Segunda Tesalonicenses es incompatible con la Primera Epístola carece de base. Se asume para ello que, así como en la primera el creyente es exhortado a esperar la venida del Señor velando, porque el día del Señor vendrá de improviso, en la segunda se afirma una secuencia de eventos (cfr. 2 Ts. 2:12 con 1 Ts. 5:1-11). 

    2 Tesalonicenses 2:12

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    1 Tesalonicenses 5:1-11

    1 Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

    2 Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche;

    3 que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.

    4 Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón.

    5 Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

    6 Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.

    7 Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan.

    8 Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo.

    9 Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,

    10 quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él.

    11 Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.

    Pero no hay contradicción alguna. Es evidente que el arrebatamiento de los creyentes (1 Ts. 4:17) es anterior a la venida del Señor (véase discusión de los diversos puntos de vista en TRIBULACIÓN [GRAN].) 

    1 Tesalonicenses 4:17

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    El encuentro de los creyentes con el Señor tiene lugar en el aire (1 Ts. 4:17). 

    1 Tesalonicenses 4:17

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    Cuando el Señor viene para juzgar, lo hace acompañado de Sus santos (1 Ts. 3:13). 

    1 Tesalonicenses 3:13

    13 para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.

    Entre el arrebatamiento de los santos en 1 Ts. 4:13-18 para encontrarse con el Señor en el aire hasta la Segunda Venida del Señor a la tierra hay el intervalo en el que se manifiestan la apostasía y el hombre de pecado (2 Ts. 2:1-12). 

    1 Tesalonicenses 4:13-18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    2 Tesalonicenses 2:1-12

    Manifestación del hombre de pecado

    1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,

    4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

    5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

    6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

    11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    Es por ello que los cristianos no debían pensar que el día del Señor había llegado ya. Este día no tomará a los cristianos de improviso (1 Ts. 4:8), sino que estarán con Cristo en el día de Su glorificación (1 Ts. 4:9-10; 2 Ts. 1:10; 2:13-17). 

    1 Tesalonicenses 4:8

    8 Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo.

    1 Tesalonicenses 4:9-10 

    9 Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros;

    10 y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más;

    2 Tesalonicenses 1:10 

    10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

    2 Tesalonicenses 2:13-17

    Escogidos para salvación

    13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

    14 a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

    15 Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.

    16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,

    17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.

    (b) Plan de Segunda Tesalonicenses. 

    (1) Acción de gracias por la entereza de la fe de estos nuevos convertidos. El Señor, en Su Segunda Venida, dará a todos una justa retribución (2 Ts. 1:1-12). 

    2 Tesalonicenses 1:1-12

    Salutación

    1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios nuestro Padre y en el Señor Jesucristo:

    2 Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

    Dios juzgará a los pecadores en la venida de Cristo

    3 Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás;

    4 tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis.

    5 Esto es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis.

    6 Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan,

    7 y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder,

    8 en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo;

    9 los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder,

    10 cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

    11 Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder,

    12 para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

    (2) Exhortación a no dejarse inducir a error en cuanto a la fecha de la venida del Señor a la tierra. 

    Descripción de la apostasía y del hombre de pecado que precederán la venida del Señor (2 Ts. 2:1-12). 

    2 Tesalonicenses 2:1-12

    Manifestación del hombre de pecado

    1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos,

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    3 Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición,

    4 el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios.

    5 ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?

    6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;

    9 inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos,

    10 y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.

    11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira,

    12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.

    (3) Pablo se regocija de la elección y de la fidelidad de los tesalonicenses (2 Ts. 2:13-17). 

    2 Tesalonicenses 2:13-17

    Escogidos para salvación

    13 Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad,

    14 a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

    15 Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra.

    16 Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia,

    17 conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra.

    (4) Últimas exhortaciones: la intercesión; necesidad de alejarse de aquellos que viven desordenadamente; el trabajo cotidiano; la autoridad del apóstol (2 Ts. 3). 

    El apóstol había puesto a los tesalonicenses en guardia (2 Ts. 2:2) contra una carta pretendidamente suya; añade, al concluir, que todas sus cartas van provistas de su firma personal (2 Ts. 3:17). 

    2 Tesalonicenses 2:2

    2 que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca.

    2 Tesalonicenses 3:17

    17 La salutación es de mi propia mano, de Pablo, que es el signo en toda carta mía; así escribo.

    Se puede constatar que desde el origen de la Iglesia, las cartas de Pablo y sus enseñanzas orales tenían la misma autoridad. Sus declaraciones en cuanto a la apostasía y al hombre de pecado han suscitado diversas interpretaciones. 

    Sin embargo, de la misma naturaleza del concepto apostasía es evidente que tendrá lugar en el seno de la cristiandad profesante; su punto culminante será la aparición de un Anticristo personal, el hombre de pecado. «Quien al presente lo detiene» (2 Ts. 2:7) en masculino se refiere a una agencia personal; en el v. 6, en cambio, el artículo es neutro, lo que por tanto es una agencia impersonal. 

    2 Tesalonicenses 2:7

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    Sin embargo es evidente que ambos versículos 6 y 7 tienen una estrecha relación. Se ha sugerido que esta agencia retenedora impersonal es el poder civil, el gobierno humano, pero es una solución que dista mucho de ser satisfactoria. 

    En realidad muchos gobiernos humanos, más que impedir este estado de cosas, lo han prefigurado (cfr. Nabucodonosor, Dn. 3; Darío, Dn. 6; los honores divinos dados a los emperadores romanos, etc.). 

    Daniel 3

    Rescatados del horno de fuego

    1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.

    2 Y envió el rey Nabucodonosor a que se reuniesen los sátrapas, los magistrados y capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, para que viniesen a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado.

    3 Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor.

    4 Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas,

    5 que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado;

    6 y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.

    7 Por lo cual, al oír todos los pueblos el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y adoraron la estatua de oro que el rey Nabucodonosor había levantado.

    8 Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos.

    9 Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive.

    10 Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro;

    11 y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.

    12 Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado.

    13 Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey.

    14 Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado?

    15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?

    16 Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto.

    17 He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.

    18 Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

    19 Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.

    20 Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo.

    21 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.

    22 Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego.

    23 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.

    24 Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

    25 Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.

    26 Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid. Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego.

    27 Y se juntaron los sátrapas, los gobernadores, los capitanes y los consejeros del rey, para mirar a estos varones, cómo el fuego no había tenido poder alguno sobre sus cuerpos, ni aun el cabello de sus cabezas se había quemado; sus ropas estaban intactas, y ni siquiera olor de fuego tenían.

    28 Entonces Nabucodonosor dijo: Bendito sea el Dios de ellos, de Sadrac, Mesac y Abed-nego, que envió su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él, y que no cumplieron el edicto del rey, y entregaron sus cuerpos antes que servir y adorar a otro dios que su Dios.

    29 Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste.

    30 Entonces el rey engrandeció a Sadrac, Mesac y Abed-nego en la provincia de Babilonia.

    Daniel 6

    Daniel en el foso de los leones

    1 Pareció bien a Darío constituir sobre el reino ciento veinte sátrapas, que gobernasen en todo el reino.

    2 Y sobre ellos tres gobernadores, de los cuales Daniel era uno, a quienes estos sátrapas diesen cuenta, para que el rey no fuese perjudicado.

    3 Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó en ponerlo sobre todo el reino.

    4 Entonces los gobernadores y sátrapas buscaban ocasión para acusar a Daniel en lo relacionado al reino; mas no podían hallar ocasión alguna o falta, porque él era fiel, y ningún vicio ni falta fue hallado en él.

    5 Entonces dijeron aquellos hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios.

    6 Entonces estos gobernadores y sátrapas se juntaron delante del rey, y le dijeron así: ¡Rey Darío, para siempre vive!

    7 Todos los gobernadores del reino, magistrados, sátrapas, príncipes y capitanes han acordado por consejo que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio de treinta días demande petición de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones.

    8 Ahora, oh rey, confirma el edicto y fírmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.

    9 Firmó, pues, el rey Darío el edicto y la prohibición.

    10 Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.

    11 Entonces se juntaron aquellos hombres, y hallaron a Daniel orando y rogando en presencia de su Dios.

    12 Fueron luego ante el rey y le hablaron del edicto real: ¿No has confirmado edicto que cualquiera que en el espacio de treinta días pida a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, sea echado en el foso de los leones? Respondió el rey diciendo: Verdad es, conforme a la ley de Media y de Persia, la cual no puede ser abrogada.

    13 Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel, que es de los hijos de los cautivos de Judá, no te respeta a ti, oh rey, ni acata el edicto que confirmaste, sino que tres veces al día hace su petición.

    14 Cuando el rey oyó el asunto, le pesó en gran manera, y resolvió librar a Daniel; y hasta la puesta del sol trabajó para librarle.

    15 Pero aquellos hombres rodearon al rey y le dijeron: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado.

    16 Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.

    17 Y fue traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso, la cual selló el rey con su anillo y con el anillo de sus príncipes, para que el acuerdo acerca de Daniel no se alterase.

    18 Luego el rey se fue a su palacio, y se acostó ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fue el sueño.

    19 El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones.

    20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?

    21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre.

    22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.

    23 Entonces se alegró el rey en gran manera a causa de él, y mandó sacar a Daniel del foso; y fue Daniel sacado del foso, y ninguna lesión se halló en él, porque había confiado en su Dios.

    24 Y dio orden el rey, y fueron traídos aquellos hombres que habían acusado a Daniel, y fueron echados en el foso de los leones ellos, sus hijos y sus mujeres; y aún no habían llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de ellos y quebraron todos sus huesos.

    25 Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.

    26 De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará hasta el fin.

    27 El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha librado a Daniel del poder de los leones.

    28 Y este Daniel prosperó durante el reinado de Darío y durante el reinado de Ciro el persa.

    Es evidente que se trata: 

    (a) de la acción anticorruptora del conjunto de los creyentes en la tierra, que, mientras están aquí, actúan como sal, impidiendo que la corrupción se manifieste plenamente (cfr. Mt. 5:13); 

    Mateo 5:13

    La sal de la tierra

    13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

    (b) por la residencia del Espíritu Santo en ellos (cfr. Jn. 14:16-17, etc.). 

    Juan 14:16-17

    16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:

    17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.

    Así se explica esta doble mención, impersonal (2 Ts. 2:6) y personal (2 Ts. 2:7); la acción retenedora es: 

    2 Tesalonicenses 2:6

    6 Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste.

    2 Tesalonicenses 2:7

    7 Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

    (i) la de la Iglesia creyente, 

    (ii) energizada y dirigida en su testimonio por el Espíritu Santo. Cuando la Iglesia sea arrebatada (1 Ts. 4:13-18) será «quitado de en medio» (2 Ts. 2:8) aquello y Aquel que impide la manifestación del Inicuo (v.8). 

    1 Tesalonicenses 4:13-18

    La venida del Señor

    13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

    14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.

    15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

    16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

    17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

    18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

    2 Tesalonicenses 2:8

    8 Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;

    (C) Autenticidad. Las pruebas externas e internas son muy fuertes. La Primera Epístola está incluida en la Vetus Latina. Figura en el fragmento de Muratori. Ireneo la cita, atribuyéndola a Pablo y designándola como la primera epístola dirigida a la iglesia en Tesalónica. 

    Clemente de Alejandría la cita igualmente y la atribuye a Pablo. Tertuliano la llama Epístola a los Tesalonicenses. «Las pruebas internas son igualmente convincentes. Las menciones personales son inexplicables si no son de Pablo. 

    Las diferencias con el relato de Hechos indican la dualidad de autores, pero no pueden llevar a dudar de la autenticidad de la epístola. Por ella y por los testimonios de primera mano podemos llegar a conocer qué clase de hombre era Pablo y qué género de cartas escribía» (Manley: «Nouveau Manuel de la Bible», p. 377). 

    Con respecto a la Segunda Epístola, es mencionada por Marción, el fragmento de Muratori e Ireneo; además, parece que había sido conocida por Policarpo, Ignacio y Justino. 

    Estaba ya universalmente aceptada en el año 200. 

    Bibliografía: 

    Hubbard, D.: «1 y 2 Tesalonicenses», en Comentario Bíblico Moody-Nuevo Testamento (Ed. Moody, Chicago, 1965); 

    Kelly, W.: «Lectures introductory to the study of the Epistles of Paul the Apostle» (Bible Truth Publishers, Oak Park, Illinois, reimpr. 1970); 

    Morris, L.: «Las cartas a los Tesalonicenses» (Ed. Certeza, Buenos Aires, 1976); 

    Ryrie, C. C.: «Primera y Segunda Tesalonicenses» (Pub. Portavoz Evangélico, Barcelona, 1980).

    VÉASE:
    Pablo , Arrebatamiento , Tribulación (Gran) , Anticristo
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